miércoles, 19 de octubre de 2022

El principio fundamental de la síntesis tomista (3/4)

La síntesis tomista tiene un verdadero y único fundamento, y se trata de la noción analógica y participativa del ente. La noción más vasta, más ágil y más rica, para santo Tomás de Aquino, tal como para incluir a todas las demás y por lo tanto para ser el verdadero principio y fundamento de su sistema, es la noción del ente análogo. [En la imagen: detalle de "Santo Tomás de Aquino", óleo sobre tabla de 1474, obra de Justo de Gante y Pedro Berruguete, actualmente en el Museo del Louvre].

El descubrimiento del acto de ser
   
----------Santo Tomás de Aquino tiene premura de decirnos él mismo, con su acostumbrada claridad, de modo inequívoco, sin tantos tormentosos giros, como hicieron un Descartes o un Hegel, cuál es el fundamento teorético de su sistematización filosófica y, en consecuencia, de su sistematización teológica, en un famosísimo pasaje del De Veritate, en el que se apoya en ¡un filósofo musulmán del siglo XI!: "Aquello que primariamente (primo) el intelecto concibe casi como cosa conocidísima y en lo cual resuelve todos sus conceptos, es el ente, como dice Avicena al inicio de su Metafísica. Por lo cual es necesario que todos los demás conceptos vengan aceptados en añadidura al ente. Pero al ente no se puede añadir algo, como si ese algo fuera una naturaleza extraña, a la manera con la cual se añade una diferencia al género o un accidente al sujeto, porque cualquier naturaleza es esencialmente un ente; por lo cual también el Filósofo en el libro tercero de su Metafísica (com.10), dice que el ente no puede ser un género, sino que se dice que algunas cosas añaden al ente, en cuanto expresan un modo suyo, que no viene expresado con el nombre de ente" (q.1, a.1).
----------Y más brevemente dice en la Summa Theologiae: "Primeramente (primo) en la concepción del intelecto cae el ente, porque toda cosa es cognoscible en cuanto está en acto; por lo cual el ente es el objeto propio del intelecto, y por tanto es lo primero inteligible, como el sonido es lo primero audible" (I, q.5, a.2). Si el lector quiere profundizar en esta tesis del Aquinate, recomiendo consultar el comentario del padre Reginal Garrigou-Lagrange, en La Síntesis Tomista, Desclée de Brouwer, Buenos Aires 1946; y el de Jacques Maritain, en El Doctor Angélico, Desclée de Brouwer, Buenos Aires 1942, cap.II: El sabio arquitecto. 
----------Sin embargo, el objeto propio del intelecto como intelecto no es, para santo Tomás, exactamente coincidente con el objeto proporcionado a nuestro intelecto, el cual inicia su actividad a una edad muy tierna concibiendo explícitamente cosas materiales y sensibles (quidditas rei materialis), aunque la noción del ente sea ya desde entonces implícita y oculta bajo la forma de la cosa particular concebida.
----------El objeto del intelecto como intelecto es aquel ente que como objeto tenemos en común con los ángeles y con Dios, en cuanto aquí nosotros prescindimos de la referencia a los sentidos. En cambio, el ente en cuanto proporcionado a nuestro intelecto, es un ente que nosotros captamos por abstracción de los sentidos.
----------En efecto, la mente siempre sobreentiende y presupone, al menos inconscientemente, que todo lo que concibe sea alguna cosa, es decir, un ente. Sin embargo, a fin de que la mente pueda formar y considerar la noción del ente explícitamente y por sí misma, se requiere un especial proceso abstractivo, una capacidad de juicio y una educación de la mente, que sólo es asegurada por la filosofía y en particular por la metafísica.
----------Por eso, el papa san Paulo VI, en la Carta que envió al padre Vincent de Couesnongle, Maestro General de la Orden de Predicadores el 20 de noviembre de 1974, pudo decir que "se ha podido definir el pensamiento de Santo Tomás como la filosofía del ser, considerado tanto en su valor universal, como en sus condiciones existenciales; igualmente es sabido que a partir de esta filosofía, el Aquinate se remonta a la teología del Ser divino, cual subsiste en sí mismo y cual se revela en su Palabra y en los eventos de la economía de la salvación, especialmente en el misterio de la Encarnación" (n.15).
----------La síntesis tomista tiene un verdadero y único fundamento, y se trata de la noción analógica y participativa del ente. Por eso, al concebir el ente, es necesario prestar mucha atención. Es cierto que es necesario hacer una operación abstractiva, como en la formación de cualquier otro concepto, por lo cual indudablemente es necesario abstraer de lo particular para captar lo universal.
----------Pero el ente es algo especialísimo entre todos los contenidos de nuestra mente, por lo cual, así como toda cosa real individual, específica o genérica es un ente o pertenece al horizonte del ente, dado que lo universal prescinde de todo particular, si nosotros al formar la noción del ente queremos prescindir de todo particular, deberemos prescindir de todo ente. Pero esto quiere decir entonces que, completada la abstracción, en nuestra mente no queda nada, lo que es exactamente lo opuesto al ser. Por lo tanto, es absurdo confundir el ser con la nada. Maritain muestra esta falsa pista en su Sept leçons sur l’être et les premiers principes de la raison spéculative, Deuxième leçon Téqui, Paris 1933.
----------Por lo tanto, en tal caso, en nuestro procedimiento abstractivo debió haberse dado algo que no ha funcionado. Queríamos concebir lo real y no ha salido nada. Surge un concepto que no nos dice nada, absolutamente vacío, porque quitando todo, habiendo abstraído de todo, está claro que al final no queda nada. ¿Por qué esto? ¿Qué cosa ha sucedido? El hecho es que el ente debe ser concebido de un modo especial, a él sólo apropiado, diferente del modo con el cual concebimos los entes y cada especie de ente.
----------Tomás nos enseña entonces que la verdadera noción del ente sólo puede alcanzarse con una adecuada abstracción, que no prescinde totalmente de los inferiores, sino que los mantiene de algún modo implícitamente en sí misma, porque también los inferiore participan del ser. Y además, es necesario añadir al concepto (simplex aprehensio) un acto del juicio, en el cual el intelecto afirma el ser en la cópula del juicio (cf. Maritain, Court traité de l’existence et de l’existant, Paul Hartmann Editeur, Paris 1964).
----------Con el juicio, el intelecto pasa del concepto del ente (ens) al concepto del ser (esse), entendido como acto del ente. Al mismo tiempo, la mente comprende que el ente es causado, porque la esencia del ente tiene un ser limitado, es decir, limita el ser a sí mismo, al propio ser finito, a la propia finita capacidad de ser (véase las Tesis II y III de las XXIV tesi della filosofia di San Tommaso d’Aquino, de G.Mattiussi, Gregoriana, Roma 1947, o E.Hugon, Las Veinticuatro Tesis Tomistas, editorial Poblet, Buenos Aires 1946).
----------Lo que quiere decir que el ente que conocemos inmediatamente no existe por sí, por esencia; tiene el ser, pero no es el ser; su esencia no coincide con su ser. No existe necesariamente, por esencia. Existe, pero podría no existir, es decir, es contingente. Tomás distingue lo posible de lo necesario. Por lo tanto, este ente contingente no tiene el ser por sí, sino por otro. Lo que quiere decir que su ser es causado de la nada por un Ser absolutamente necesario, que existe por esencia, y este es Dios.
----------Tomás distingue así la esencia del ser y descubre la esencia como poder ser, como "potencia" y el acto de ser como cumplimiento supremo de la esencia. Barzaghi, en cambio, insiste en la noción de orden: "la noción de orden es estructural: dice algo mínimo, pero que al mismo tiempo no es precisamente lo mínimo mínimo, ya que logra condensar en sí todas las otras dicotomías. […] El orden como matriz de la síntesis tomista no sólo es tal porque el orden se condensan y encuentran la propia celebración las otras dicotomías, sino también porque en la mente de santo Tomás el filosofar es el considerar el orden" (op.cit., p.46). Por eso la noción del orden le parece a Barzaghi aún más vasta que la dicotomia esencia-ser y potencia-acto, comprendida por tanto la analogía, como para incluirlos en sí misma. Pero esto es absolutamente falso.
   
El valor de la noción analógica del ente
   
----------En realidad, la noción más vasta, más ágil y más rica, para santo Tomás de Aquino, tal como para incluir a todas las demás y por lo tanto para ser el verdadero principio y fundamento de su sistema, es la noción del ente análogo. La analogía supera el orden por cinco motivos.
----------Primero, el orden dice simplemente igualdad. La analogía agrega la semejanza.
----------Segundo, el orden dice dependencia de una regla fija o de una idea ejemplar. La analogía añade al ente el movimiento y la acción. El ente es intrínsecamente y totalmente análogo. En cambio, el ente está ordenado sólo bajo el aspecto de la cantidad y por el modo que el ente viene extrínsecamente de una regla. Un ente puede estar privado de orden, puede estar desordenado, pero nunca pierde su forma analógica. Un hombre puede llevar una vida desordenada; pero sigue siendo siempre persona creada a semejanza de Dios.
----------Tercero, el orden está conectado con una intención, por lo tanto con el conocimiento, con una mente. La analogía concierne a todo ente, incluso a los materiales.
----------Cuarto, el orden está ligado al horizonte de la esencia, de por sí inmutable. Así tenemos un orden lógico, matemático, físico, científico, moral, de por sí inmutables. Ahora bien, hemos visto que la regla es un algo fijo. En cambio, la analogía está ligada al ser, que no sólo es inmutable, sino que también es mutable, sobre todo en el campo de los vivientes. El orden causa el movimiento, pero no es ese mismo movimiento. En cambio, el ente análogo es también devenir. El ente debe ser movido y ordenado; pero el orden en sí mismo no es un mover o un ordenar. En cambio lo análogo es también acción y movimiento.
----------Quinto, la noción analógica del ente es la más universal de todas, porque debe abarcar todo el ser, todos los entes y cada ente; pero al mismo tiempo no es extraña en absoluto a lo concreto, porque tanto lo individual como lo universal tiene el ser. Ella ciertamente tiene un contenido objetivo inteligible intuitivo: "lo que existe o puede ser de cualquier modo"; pero nosotros no somos capaces de captar en ella todos los concretos y las diferencias que ella implícitamente contiene.
----------De ello solo es capaz la Mente divina que ha creado a los concretos entes. Sabemos que la noción de ente analógico los contiene, pero solo podemos imaginar algunos. Por eso su contenido no es absolutamente vacío ni vago, sino que es de una riqueza infinita, inimaginable, tanto como rica es la realidad. Es por lo tanto una noción imperfecta, oscura, polivalente, confusa, pero no falsa. El orden se refiere a la idea, al fin y a la forma; la analogía también toca la acción, el devenir y la materia.
----------Es cierto que la noción analógica es confusa; pero esta confusión no proviene de falsedad, sino del límite de nuestra inteligencia. Nos es posible considerar uno por uno sucesivamente los grados de una noción analógica, pero no todos juntos simultáneamente. Por ejemplo, en la noción analógica de "vida", podemos pasar con la mente desde la vida vegetativa a la sensible a la humana a la angélica a la divina; pero no ver todos estos grados simultáneamente juntos. Es necesario que con la mente nos movamos del uno al otro.
----------"La base de la analogía (dice el padre Tomas Tyn en su monumental Metafisica della sostanza, p.853) reside en la real similitud de las cosas entre sí, similitud que, si se coloca sobre el plano de las esencias, permanece unívoca; si trasciende las esencias y se sitúa en el plano de la pura relación, ofrece en cambio un fundamento de analogía verdadera y propia. También esto es indicio de que la analogía por excelencia es la del ente, en cuanto el ente se constituye a través de la relación trascendental que, partiendo de la esencia, la trasciende sin embargo relacionándola con el acto de ser".
----------"El nombre análogo (observa el padre Ramírez en De analogia, I, p.271 en Opera omnia, 4 vol.l., Madrid-Salamanca, 1970-1972) propiamente y perfectamente dicho, implica esencialmente muchos significados diferentes en la intención común del nombre, reunidos de algún modo según una unidad proporcional, de modo que directa y primariamente nombra la pluralidad y la diversidad de esos significados; indirectamente, en cambio y por connotación, y casi posteriormente, pero no sólo accidentalmente, una unidad y una identidad proporcional o bien relativa entre los mismos, que no es una unidad meramente accidental, sino una verdadera unidad de por sí, aunque menor que la únidad numérica o específica o genérica de los unívocos (cf. Santo Tomás, In III Sent. D. I.1, c.1, n.12: In Met., V, lect. VIII, nn.876-880)".
----------Por su parte, Juan de Santo Tomás, gran teólogo dominico portugués del siglo XVII, observa que "lo análogo de proporcionalidad, que conviene intrínsecamente a los analogados, se expresa en un concepto uno, inadecuado e imperfecto. En efecto, este concepto no abstrae de los analogados, en el sentido de que el contendría sólo en potencia y no en acto lo que diferencia a los analogados, sino en el sentido de que él no explicita estas diferencias, aunque las contenga actualmente" (Cursus philosophicus, Logica, q.93, a.5).
----------El conocimiento por analogía es menos perfecto que el que nos hace captar el orden; sin embargo, el conocimiento por analogía capta realidades superiores, más vastas y más diferentes entre sí en su mismo ser. Santo Tomás de Aquino se da perfecta cuenta de que es mejor captar una realidad más importante con medios imperfectos, que no alcanzar perfectamente una realidad inferior.

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