Es necesario distinguir el concepto de Persona en sentido metafísico y el concepto de Persona en sentido trinitario. Nuestro Dios es el mismo Dios del musulmán, en cuanto Dios Uno, que es también Persona en sentido metafísico, y esto lo comprende bien el musulmán. De este común acuerdo sobre el monoteísmo, lo cual subraya el Concilio Vaticano II, es decir, sobre el común reconocimiento de que el único verdadero Dios es metafísicamente Persona, debemos partir para introducirlo en la concepción de la Persona divina como Relación subsistente. [En la imagen: "Coronación de Muhammad I Tapar", miniatura del libro Jami' al-Tawarikh o Compendio de crónicas, de Rashid al-Din Hamadani, publicado en Tabriz, Irán, 1307 d.C].
Nuestro Dios es también el de ellos
----------Pero he aquí el gran hecho que da esperanza. Hecho inédito en toda la historia del magisterio, desde el nacimiento del Islam, el Concilio Vaticano II es el primer documento oficial autorizadísimo de la Iglesia en reconocer la validez del monoteísmo islámico con las siguientes famosas palabras: "Los musulmanes adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y omnipotente, creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres" (Declaración Nostra aetate, n.3).
----------Cabe señalar que este documento es una declaración de carácter dogmático, y es doctrina infalible a doble título, por un lado porque se pronuncia sobre atributos divinos, y por otro lado en cuanto interpretación infalible de la esencia del Dios coránico. Por eso, ni el musulmán, ni mucho menos el católico pueden decir que la Iglesia se ha equivocado al interpretar la esencia del Dios coránico; de hecho, la Iglesia, con su sabiduría divina precisamente en materia teológica, puede evaluar e interpretar infaliblemente no solo la doctrina bíblica sobre Dios, sino también la de cualquier otra religión, por verdadera o falsa que fuera. El musulmán honesto, por lo tanto, no puede más que estar de acuerdo en el modo como la Iglesia ha interpretado la esencia de su Dios y estarle agradecido por ello. Este común acuerdo entre católicos y musulmanes sobre la naturaleza y sobre los atributos de Dios es la base segura y sólida y el punto de partida para entablar el diálogo sobre el tema de la Santísima Trinidad y de la Encarnación.
----------Su Dios es nuestro mismo Dios; sus atributos, a los cuales menciona el Concilio (Nostra aetate, n.3), son los mismos que los de nuestro Dios, excepto que nosotros Lo conocemos en la plenitud de la verdad revelada por el Hijo de Dios, mientras que ellos sólo parcialmente. Nosotros nos referimos al Dios de Jesucristo, del Nuevo Testamento; ellos, en cambio, están vinculados al Antiguo Testamento con infiltraciones paganas de tipo fatalista. Ellos conocen a Dios por medio de la profecía, que es participación humana en la verdad divina. Nosotros Lo conocemos por medio del Hijo, Que es la Revelación del Padre.
----------Es decir, nosotros Lo conocemos por medio de Jesús Verbo divino, que no es un simple profeta, sino que es la misma Verdad divina subsistente hecha persona, Dios-Verdad, no el Esse Ipsum, que es el Padre, sino el Esse verum, que es el Hijo, precisamente la segunda Persona de la Santísima Trinidad, mientras que el Esse bonum es el Espíritu Santo, la tercera Persona de la Santísima Trinidad. De ahí la tríada agustiniana: Esse, el Padre, Nosse, el Hijo; Velle, el Espíritu Santo.
----------El concepto delicado y difícil, en el dogma trinitario, no es el ser, no es la naturaleza, no es la sustancia, no es la esencia. El musulmán es un monoteísta que sabe muy bien que Dios es el ipsum Esse, el Necesse-Esse, como decía el filósofo, médico y científico persa Avicena [980-1037]. Sabe muy bien que es una sola Sustancia, una sola Esencia, una sola Naturaleza; lo que al musulmán le crea dificultad, y que nosotros los cristianos debemos explicarle, es en Dios la noción de Persona.
----------En efecto, para el musulmán, si Dios es un solo ser, una sola sustancia, una sola esencia, debe ser una sola persona. Es necesario decir que, desde un punto de vista metafísico, el musulmán tiene razón. En efecto, la razón natural no puede no demostrar la existencia de Dios sino como Ser personal. Si Dios es Espíritu (Jn 4,24), quiere decir que es persona, porque la persona es la sustancia espiritual.
----------Desgraciadamente, la teología escolástica tradicional no se detiene en este punto importantísimo de teología natural, quizás temerosa de que, al hablar del Dios Uno como persona, se comprometa la distinción con el Dios como Persona divina trinitaria. Y en cambio, bastaría con distinguir los dos significados del término "persona": persona en sentido metafísico, es decir, una singularis substantia spiritualis, y este es el Dios Uno, y Persona como Relación subsistente ("relationis oppositio" ), y esta es la Persona trinitaria.
----------De Dios como persona metafísica habla evidentemente el Concilio Vaticano I cuando define a Dios como "una singularis simplex omnino et incommutabilis substantia spiritualis" (cf. Denz. 3001). En tal modo podríamos hilvanar el discurso con el musulmán, el cual tiene presente sólo el concepto metafísico de persona divina, que caracteriza al Dios uno. De este común acuerdo sobre el monoteísmo, lo cual subraya el Concilio Vaticano II, es decir, sobre el común reconocimiento de que el único verdadero Dios es metafísicamente persona, debemos partir para introducirlo en la concepción de la Persona divina como Relación subsistente.
----------Es necesario que le expliquemos que "persona" en Dios quiere decir relación subsistente: ser padre, ser hijo, ser amor. La persona divina no es, como en nosotros, una sustancia que precede al ser padre, el tener relación de hijo, y el amar; y no depende de estos atributos. En cambio, en Dios el Padre es la relación de paternidad, engendrar o ser Padre; el Hijo es la relación de filiación, ser engendrado o el ser hijo; el Espíritu Santo es relación de amor, amar y ser amado. Que en Dios haya tres relaciones subsistentes no compromete la unidad de su ser, de su sustancia, de su naturaleza, de su esencia.
----------La definición dogmática de la Persona divina como relación subsistente se encuentra ya en la definición que enseña el Concilio de Florencia de 1442: "Hae tres personae sunt unus Deus et non tres dii, quia trium est una substantia, una essentia, una natura, una divinitas, una immensitas, una aeternitas, omniaque sunt unum, ubi non obviat relations oppositio" (Denz. 1330).
----------Por lo tanto, en Dios todos los atributos de la esencia divina se identifican realmente entre sí; se distinguen sólo por una distinción de razón. En cambio, el único modo de distinguir realmente en Dios es la "oposición relativa", vale decir, precisamente la distinción entre las tres relaciones existentes, que son las tres Personas divinas, que son realmente distintas entre sí.
Cómo explicar al musulmán el dogma trinitario
----------Debemos mostrar al musulmán que, para conocer verdaderamente a Dios, cómo Él quiere que Lo conozcamos y cómo Él se ha revelado a la humanidad, debemos tener una concepción de la unidad de la sustancia o naturaleza divina, que esté abierta a un ser persona, que va más allá de la idea de la sustancia y se presenta como relación subsistente. La persona, en efecto, puede ser no sólo sustancia, sino también, en Dios, relación subsistente. Lo que en nosotros es relación de la persona, que se añade a la persona, en Dios es subsistente, como si fuera persona y es llamada "persona". Veamos cómo y por qué.
----------Indudablemente, en un primer momento, nos repugna pensar en concebir a la persona con la categoría de la relación, que de por sí es un accidente, que subsiste en la sustancia, mientras que nosotros estamos habituados a concebir a la persona como una sustancia. Sin embargo, lo esencial de la persona es el subsistir. Por lo tanto, si se dá un accidente que subsiste y precisamente una relación subsistente, entonces esta relación es persona y precisamente se trata de la Persona divina.
----------La relación, en efecto, es decir el "ser-hacia", no perturba la unidad de la sustancia divina, no compromete el monoteísmo. En efecto, la relación no multiplica la sustancia, sino que se le añade perfeccionándola y dejándola en su unidad. Conociendo la Santísima Trinidad, no multiplicamos la sustancia divina, sino que la conocemos mejor, de hecho al máximo. Esto es lo que los musulmanes deberían entender.
----------Ahora bien, si nosotros reflexionamos sobre lo que dice nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios, sobre todo en el evangelio de Juan, nos daremos cuenta de que Jesús, cuando habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, habla como si fueran personas, que subsisten como sujetos en sí y por sí, proceden, tienen origen, son enviados, envían, piensan, hablan, quieren, hacen, aman, actúan, se relacionan entre sí, tienen relaciones con el mundo y con nosotros.
----------Jesús nos presenta a Dios como Padre y se presenta a sí mismo como Dios Hijo del Padre. Pero por otra parte, Jesús no presenta su divinidad como otro Dios distinto de Dios Padre, porque nos enseña claramente que el Padre es el único Dios y no hay otros dioses fuera de Él. Entonces debemos deducir que cuando Jesús habla de "Padre" e "Hijo" entiende no dos naturalezas divinas, cosa imposible y absurda, y aquí el Corán tiene razón, sino que entiende dos personas, y esto es una cosa posible, siempre que comprendamos cómo Jesús entiende la Persona divina. Pues bien, la entiende como Relación subsistente.
----------¿Por qué Relación subsistente? ¿Qué quiere decir? ¿Relación de qué tipo? ¿De dónde surge esta relación? El Padre no está sólo en relación con el Hijo, sino que es Relación con el Hijo. El Hijo no está sólo en relación con el Padre, sino que es Relación con el Padre. Y lo mismo dígase del Espíritu Santo con las otras dos Personas. Por cómo se expresa Jesús, comprendemos que el Hijo y el Espíritu Santo traen origen o proceden del Padre; el Espíritu Santo trae origen o procede también del Hijo, de modo que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo o bien también del Padre por medio del Hijo.
----------Concebir la Persona divina de este modo no destruye el monoteísmo, sino que lo deja intacto, y de hecho, más aún, amplía y sublima su significado en un modo y en una medida que nuestra razón nunca hubiera podido imaginar, si Jesús no nos hubiera revelado este misterio.
----------En efecto, la categoría de relación, de por sí, es un accidente de la sustancia, la cual sustancia, aunque permanece una sola, puede tener muchas relaciones. Esta es una verdad de razón, que también el musulmán entiende perfectamente. Aquello que, en cambio, nos cuesta entender es cómo una relación pueda ser subsistente, dado que, cuando pensamos en un subsistente, siempre pensamos en una sustancia subsistente. La simple razón no hipotetiza en absoluto la posibilidad y mucho menos la realidad de una relación subsistente, si ésta no fuera sugerida y más bien garantizada y propuesta para creer por la enseñanza de Cristo al presentarse como Dios Hijo y al presentar a Dios como Padre del Dios Hijo.
----------Surge entonces una pregunta: nosotros concebimos la persona como sujeto dotado de intelecto y voluntad. Entonces ¿tiene cada una de las tres Personas divinas un intelecto y una voluntad? No, porque el concebir la persona de este modo, supone la noción metafísica de persona y hemos visto que sólo el Dios Uno es persona de este modo. En esto el musulmán no tiene ninguna dificultad. Lo que debemos recordarle es que la Persona divina o trinitaria, no es sustancia, sino Relación.
----------Lo que quiere decir, pues, que aquí no es el caso de citar el intelecto y la voluntad, que son potencias de la persona como sustancia. O bien, si precisamente queremos hacer referencia a estas dos potencias del espíritu, a partir de cómo se expresa Jesús, podemos vincular el intelecto al Logos o Verbo y la voluntad, bajo forma de amor, al Espíritu Santo. ¿Y el padre? El Padre es el origen del Verbo y del Amor como Personas divinas. ¿Pero tiene un intelecto y una voluntad? Ciertamente, y Jesús nos lo hace entender bien.
----------En efecto, el Padre concibe el plan de la salvación y hace realizar el plan de la salvación por medio del Hijo. Pero el Padre concibe y quiere a la vez ya sea como Dios Uno y como Aquel que engendra el Logos y quiere expirando el Amor del Espíritu Santo. El Padre no concibe y quiere como Padre, sino que concibe como Hijo y quiere como Espíritu Santo. Como Padre es sólo Principio y origen de las otras dos Personas. Esta es la manera como debe ser concebida la Persona del Padre.
----------Pero entonces, ¿qué quiere decir nuestro Señor Jesucristo cuando nos habla de la "voluntad del Padre"? ¿Qué quiere decir Jesús cuando nos habla de su necesidad de "obedecer al Padre"? ¿Qué quiere decir Jesús cuando afirma hacer siempre "la voluntad del Padre"? ¿Qué quiere decir cuando le pide al Padre que lo escuche, si es su voluntad? Pues bien, la voluntad del Padre no es el Espíritu Santo, aunque proceda del Padre como Amor, sino que es la voluntad del Padre como Dios.
----------Está claro que Jesús, por su parte, se refiere o se dirige al Padre en cuanto a su nturaleza humana, es decir, en cuanto Jesús es hombre, dotado de una voluntad humana. Pero es igualmente claro que la voluntad divina de Jesús es la misma e idéntica a la del Padre como Dios, porque Dios es uno solo. También esto el musulmán, admitiendo que reconozca la divinidad de Cristo, debería aceptarlo.
----------Así, de modo similar, aquellas pocas veces que se escucha la voz del Padre (Mt 3,17, 17,5; Jn 12,28; 2 Pe 1,18), dado que la voz expresa el pensamiento, ese pensamiento que está detrás de la voz evidentemente no es el Verbo, Pensamiento subsistente del Padre, sino que es el pensamiento del Padre en cuanto Dios. Y así también la "voz" del Espíritu Santo expresa evidentemente el pensamiento del Espíritu Santo. Pero evidentemente, dado que el Pensamiento como Persona es el Hijo, no se trata de confundir al Espíritu Santo con el Hijo, sino que ese pensamiento es el pensamiento del Espíritu Santo en cuanto Dios.
Aclaraciones sobre la Santísima Trinidad
----------La cuestión del misterio trinitario en el diálogo con el Islam es doble: ¿cómo sabemos de su existencia? Y, admitiendo que exista la Santísima Trinidad, ¿cómo Ella es conciliable con la razón? Este misterio nos es revelado por Cristo como misterio divino, que sólo Dios puede conocer. Para acoger la revelación de este misterio, es necesario, por tanto, creer en la divinidad de Cristo, porque sólo Dios puede conocer lo que sólo Dios puede revelar. Acerca de la credibilidad humana de Cristo hablaré más adelante.
----------En cambio, digamos ahora algo sobre la razonabilidad del dogma trinitario, señalando la relación del Padre con el Hijo. Podemos decir que en esta relación interpersonal entre el Padre y el Hijo está el concepto del engendrar y del ser genitor, ciertamente; pero si prestamos atención, no hay aquí nada de biológico, lo cual sería absurdo en Dios, que es purísimo Espíritu.
----------Sin embargo, este ser "Hijo del Padre" o ser "Padre del Hijo", para poder ser comprendido y no mal entendido, debemos simplemente compararlo con el acto por el cual nuestra mente genera un concepto y el concepto es concebido y dado a luz o expresado por la mente. Un hecho, por tanto, espiritual, que se refiere al acto del pensar, del saber, del conocer y del hablar, y por lo tanto del revelar.
----------He aquí por qué Jesús se presenta como Revelador del Padre. Sólo que en Dios el Pensamiento no es como en nosotros, un acto de nuestra persona, distinto de nuestra persona. El pensar en Dios es a la vez la misma esencia divina y una "Persona" divina, el "Hijo".
----------He aquí por qué Jesús es llamado Verbo de Dios y Palabra de Dios. Dios en efecto piensa, de hecho es por esencia Pensamiento subsistente, idéntico a su Ser, pero pensando genera un Concepto, un Verbo, que es el Hijo. El Padre, pensando en Sí mismo, engendra él Hijo. El Hijo es la Autoconciencia del Padre. Tenemos aquí, por lo tanto, dos personas divinas: el Pensante, que es el Padre, y el Pensado, que es el Hijo, el Cual, como dice la Carta a los Hebreos, es "la impronta de la sustancia del Padre" (Heb 1,3). ). O bien, como dice san Pablo, "es la Imagen del Dios invisible" (Col 1,15). Pero el Pensado es también el Pensamiento del Padre. Por consiguiente el Hijo es el Pensamiento Pensado por el Padre. Lumen de Lumine, Deum verum de Deo vero.
----------El misterio trinitario es el fundamento de la ética cristiana. En efecto, el cristiano, como hombre razonable, admite una ética natural, fundada en razón, aceptable por todos los hombres razonables, cualquiera que sea su religión. Pero por encima de ésta, el cristiano admite una ética sobrenatural, revelada por Cristo y propuesta por la Iglesia. Los deberes de esta ética descienden de la fe trinitaria: ser hijos de Dios Padre, a imagen de Cristo Hijo del Padre, hermanos de Cristo y de los que están en Cristo y por tanto en la Iglesia, movidos por el Espíritu Santo, Quien los purifica, los ilumina, los fortalece, los perfecciona y los guía a la santidad.
----------El musulmán, en cambio, no disponiendo obviamente de este principio sobrenatural, se siente en relación sólo con el Dios Uno, al que él conoce mediante su razón, como causa primera de las cosas, pero sobre todo por la revelación coránica, que le da a conocer, como a Moisés, los mandamientos de Dios.
----------El musulmán extrae la certeza de lo que está bien y de lo que está mal, de lo obligado y lo prohibido, no tanto de la razón práctica, que para él, dada la complejidad y la oscuridad de las situaciones humanas, es incierta y opinable, sino más bien y sobre todo de la obediencia absoluta a la voluntad divina, manifestada en el Corán e interpretada por la autoridad religiosa de la Umma, la comunidad musulmana de los creyentes.
----------El no-creyente o infiel, aunque sea cristiano, por lo tanto, para el musulmán, en cuanto pecador hijo de Adán, ignaro del verdadero y perfecto culto a Dios, no es capaz de saber cuál es la verdadera universalidad de la ley moral, que no es la que él deduce de su razón, y mucho menos la moral trinitaria del Evangelio, sino que es esa universalidad que depende de la ley coránica.
----------Por eso, los Estados islámicos se niegan, en principio y por regla general, a reconocer la carta de los derechos del hombre de las Naciones Unidas, en cuanto basada en la simple razón práctica y no en la ley coránica. En efecto, para el musulmán el comportamiento moral bueno y honesto no puede basarse en la simple razón práctica, sino que es sólo ése del fiel islámico, tanto que para él la misma pareja primitiva, Adán y Eva, eran islámica, por lo cual el musulmán se siente en el deber de hacer volver al Islam a toda la humanidad caída en el pecado original. Sólo que para él, la liberación del pecado y la salvación no suceden gracias a la Redención de Cristo, sino que son necesarias y suficientes la plegaria, acompañada de las prácticas ascéticas del ayuno, de la limosna, del Ramadán y del sacrificio del cordero.
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