martes, 25 de octubre de 2022

La idea de Dios en el Corán (1/3)

La idea cristiana de Dios y la idea coránica de Dios no son conceptos totalmente diversos o contrastantes de Dios, sino que se trata siempre del verdadero y único Dios. Esto no quiere decir que el concepto islámico de Dios sea del todo correcto e idéntico al concepto cristiano de Dios o de la teología natural. Es el mismo Dios, pero conocido en grado distinto. De hecho, el tema de este artículo es precisamente el demostrar la defectuosidad y contradictoriedad de la idea o concepto islámico de Dios, no obstante algunas características positivas. [En la imagen: fragmento de una representación de Sócrates (Sughrat) en un manuscrito árabe iluminado del siglo XIII, actualmente en la Biblioteca del Palacio Topkapi, Istanbul, Turquía].

Un giro histórico del Magisterio de la Iglesia
   
----------Por primera vez en la historia del Magisterio de la Iglesia, el Concilio Vaticano II, en dos de sus documentos de gran relieve y empeño doctrinal, ha reconocido que los musulmanes adoran a un único Dios, del cual enumera algunos atributos que coinciden con los del único verdadero Dios adorado por los cristianos, aunque el conocimiento de Dios que tienen los cristianos, gracias a la Revelación cristiana, sea el más alto en posesión de la humanidad, impartido a nosotros por el mismo Hijo de Dios nuestro Señor Jesucristo, mientras que la idea de Dios del Corán presenta aspectos positivos junto a aspectos negativos, aunque el Concilio afirma que los musulmanes reconocen que "Dios ha hablado a los hombres".
----------Aclaro que he usado para el presente ensayo mi desvencijado ejemplar de El Korán, en traducción al español de Rafael Cansinos Asséns (colección de pequeños libros Crisol n.310, Editorial Aguilar, Madrid 1957, en impresión a cargo de Editorial y Gráficas Senén Martín, de Ávila). Uso esta versión al español no porque sea la mejor, cosa que no me atrevo a suponer, y tampoco porque no puedan hallarse en Internet otras versiones digitalizadas, sino porque es literal e integral y, al fin de cuentas, porque a ella me he habituado.
----------Volviendo a la novedad del Concilio, su intervención ha iniciado un proficuo diálogo entre cristianos y musulmanes, a pesar de las persistentes situaciones a veces dramáticas de cristianos perseguidos por los islámicos y con la persistencia en ciertos ambientes cristianos conservadores de viejos prejuicios contra el Islam, en base a los cuales ellos llegan incluso a rechazar el juicio del Concilio sobre el Islam.
----------Por el contrario, y siempre en referencia a lo interno de la Iglesia, la fuerte corriente modernista-buenista, habiendo perdido de vista el primado del cristianismo sobre las otras religiones y, por lo tanto, corriente para nada preocupada por la evangelización de los musulmanes, de hecho considerándola una violencia a la libertad religiosa, considera a la religión islámica simplemente como un camino como cualquier otro para conseguir la salvación, que, por otra parte, es el destino de toda la humanidad, dado que todos los hombres están en gracia de Dios, por lo que considera que no hay condenados en el infierno.
----------Para los modernistas-buenistas, nadie está obligado a hacerse católico ni a entrar a la Iglesia, sino que cada uno es libre de elegir la religión que prefiera, seguro de salvarse de todos modos, también porque, según ellos, no existe una verdad universal e inmutable, sino que la verdad es solo lo que aparece a la conciencia de cada uno y aquello que cada uno decide que sea verdad.
----------En particular, se está produciendo en la actualidad una comparación o confrontación entre el Corán y el Evangelio, entre la concepción cristiana de Dios y la islámica. Aparece mejor la diferencia, al respecto, entre la Sagrada Escritura y el Corán. Entrambos están movidos por un innegable fundamental interés teológico. Entrambos saben, como también lo reconoce el Concilio (declaración Nostra aetate, n.3), que Dios es el creador del hombre, su único y supremo Señor, fin último y sumo bien del hombre, providente y sabio legislador y remunerador, premio de los buenos y castigo de los malos, justo y misericordioso.
----------Sin embargo, también hay diferencias notables en este tema de la naturaleza divina. Mientras que la Escritura acompaña simples enunciados o sentencias o proverbios o aserciones o mandatos o exhortaciones o prescripciones a discursos articulados y razonados, motivados y argumentados, sobre todo en los Libros Sapienciales, donde se ve claramente que el hagiógrafo quiere apoyarse sobre la capacidad de razonar del lector; mientras el Dios bíblico escucha y responde a las objeciones del hombre (véase por ejemplo Job o los apóstoles con Cristo), el Corán se limita al primer aspecto de la Escritura e ignora completamente el segundo, por lo cual la actitud ejemplar y aprobada del hombre delante de Dios se limita a ser la de quien está simplemente para escuchar y para obedecer en silencioso respeto, como haría el súbdito que escucha las órdenes del soberano o el soldado que escucha atento las órdenes del capitán.
----------Naturalmente, también el fiel del Dios bíblico escucha con la máxima atención y lealtad, acoge dócilmente y cree con confianza lo que Dios le dice o le manda sin ponerlo en discusión ni dudarlo, porque esto sería señal de incredulidad, pero esto no le impide en absoluto, como hizo María con el ángel, plantear preguntas para comprender la razonabilidad del mandato o del plan divino: "¿Cómo es posible? No conozco hombre".
----------Pero en el Corán no aparecen personajes como Abraham o Moisés o Job o Jonás o David o como la Virgen o como los apóstoles, los cuales, o bien directamente o bien por interpósita persona (el profeta), mantienen un intercambio de ideas con Dios manifestando dudas o dificultades o para hacer preguntas o propuestas o para pedir luz sobre puntos oscuros o para preguntar los motivos del actuar divino. El Corán cita, sí, a algunos de los profetas o personajes bíblicos, pero no los pone en coloquio con Dios como hace la Biblia, sino que los cita solamente como ejemplo de obediencia o desobediencia a Dios.
----------Todo ello no ha impedido a lo largo de los siglos el surgimiento de una filosofía (falsifà) y de una teología islámicas (kalàm). Sin embargo, esto no ha sucedido por un deber o una solicitación del propio texto coránico, el cual en cambio favorece un fideísmo supino y fanático, sino que ha sucedido bajo la influencia de la filosofía y la teología griega y cristiana, debido a la irrefrenable necesidad que la razón humana tiene de usar la razón para darse cuenta de las razones del pensar y del actuar divino.
   
La cuestión del término "Alá"
   
----------En cuanto a la cuestión del término Alá, el periodista italiano Magdi Allam [n.1952], subdirector de Il Corriere della Sera (aquel que en 2013, al inicio de este pontificado, anunció públicamente su abandono de la Iglesia católica en protesta por su "postura blanda contra el islam", manifiestado que seguía siendo cristiano pero que ya no creía en la Iglesia), juega con el término "Alá", para decir que Alá no es Dios, sino un ídolo inventado por Mahoma. Pero en realidad Magdi no tiene en cuenta que se trata solo una cuestión de palabras. El término Alá deriva del hebreo El que quiere decir "Dios". Es sólo el término en lengua árabe para significar lo que en español llamamos Dios. No es una cuestión de conceptos, sino de vocabulario. Si se toma un diccionario árabe-español, se verá que la palabra Alá se traduce con el término Dios.
----------El cristiano Magdi Allam sostiene que el Alá del Corán no sería Dios, sino un ídolo construido por Mahoma con una mezcolanza de ideas paganas. Pero incluso una lectura casual del Corán hace que nos convenzamos fácilmente de que no estamos ante un ídolo, sino ante una majestuosa y compleja entidad personal, que tiene muchos atributos del verdadero Dios, como lo reconoce el mismo Concilio Vaticano II. Si Magdi Allam recién en 2013 ha decidido abandonar la Iglesia por la razón que él aduce, es porque o bien nunca leyó la declaración Nostra aetate del Concilio, o bien porque no la ha comprendido en absoluto.
----------La idea cristiana de Dios y la idea coránica de Dios no son conceptos totalmente diversos o contrastantes de Dios, sino que se trata siempre del verdadero y único Dios. Esto naturalmente no quiere decir que el concepto islámico de Dios sea del todo correcto e idéntico al concepto cristiano de Dios o de la teología natural. Sería una peligrosa ilusión buenista el creerlo. El hecho de que nosotros y los musulmanes creamos en el mismo y único Dios en su realidad ontológica y subsistente en sí, y que por lo tanto no existan dos dioses, uno para nosotros y otro para ellos, no quiere decir en absoluto que nuestro concepto o sea idéntico al de ellos. De hecho, el tema de este artículo es precisamente el demostrar la defectuosidad y contradictoriedad de la idea o concepto islámico de Dios, no obstante algunas características positivas.
----------Esto ciertamente no quiere decir que todo sea siempre claro, porque efectivamente cada tanto este Dios coránico se nos aparece con actitudes y discursos claramente anticristianos y paganizantes, por lo cual Magdi Allam no se equivoca del todo al rastrear influencias paganas en el Dios islámico, sobre todo por cuanto se refiere al aspecto irracional y despótico que estamos examinando.
----------Sin embargo Magdi Allam no tiene en cuenta que el Concilio, cuando habla del Dios de los musulmanes y constata el hecho de que su concepto de Dios presenta aspectos positivos, se refiere evidentemente a ese Dios que los musulmanes llaman Alá. El Concilio no podía usar ese término, dado que los documentos del Concilio están expresados en latín (donde Dios es Deus) y no en lengua árabe. Por otra parte, no hay duda de que la traducción en árabe del documento conciliar pondrá Alá en lugar de Deus.
----------Sin embargo, las cosas no son tan simples, como podría parecer de una lectura superficial y buenista del Concilio, el cual en efecto enumera más bien algunos atributos válidos del concepto islámico de Dios, pero no habla de los atributos erróneos. Por eso, cuando Magdi condena al Dios islámico, no está del todo equivocado. Su defecto es el de no aceptar el juicio del Concilio. Y esto para un católico no está bien. En este punto es evidente que vale más la autoridad del Concilio que la de Magdi.
----------El concepto coránico de Dios, monoteísta pero contrario a la Santísima Trinidad y a la divinidad de Cristo, ha sido preparado, antes de la aparición de Mahoma, por la difusión en Arabia de un cristianismo herético predicado por monjes nestorianos, docetistas y monofisitas. Mahoma fue ciertamente un enamorado de Dios y de su pueblo, un arrastrador de multitudes con el fervor y con la fascinación de una palabra poderosa y majestuosa, que despertaba temor y sumisión, inspirado, como él mismo aseguraba, por Dios mismo a través del Arcángel Gabriel, a quien Mahoma llama "Espíritu puro" (cf. sura 2,208; sura 4,171; sura 4,110; sura 5,110; sura 16,102; sura 19,17; sura 21,91; sura 40,15; sura 42,52; sura 66,12; sura 77,38; sura 97,4).
----------Ha sido tal y tan grande su poder de persuasión y su capacidad de dar certeza a las conciencias, atestiguado por el Corán, y convalidado por las victorias militares, que supo garantizar a sus seguidores en su tiempo y en los siglos sucesivos, que, como se sabe, todavía hoy Mahoma es el guía religioso, cultural, moral, político y militar de mil ochocientos millones de hombres en el planeta.
   
Un Dios voluntarista
   
----------Respecto al problema del voluntarismo divino, es interesante lo que dice santo Tomás de Aquino en la Suma Contra los Gentiles, obra escrita a propósito para refutar los errores de los paganos ("gentiles", del latín gentes, hebreo: gohìm) y de los no-cristianos. En cierto pasaje, de hecho, el Aquinate parece aludir a los musulmanes, cuando se refiere al "error de quienes afirman que todo procede de Dios en virtud de su simple voluntad, de tal manera que no hay otra razón que el que Dios lo quiere". Pero esto, observa santo Tomás en el Libro I, cap.87: "es también contrario con la Sagrada Escritura, que nos enseña que Dios creó todas las cosas según el orden de su sabiduría, según el Salmo 103,24: "tú hiciste todo con sabiduría" y en el Eclesiástico 1,10: "Dios ha derramado su sabiduría sobre todas sus obras".
----------En efecto, como afirmó en su momento el papa emérito Benedicto XVI, un error en el concepto coránico de Dios está dado por el hecho de que, aunque en varias ocasiones el Corán exalta la sabiduría (cf. sura 2,256; 2,260; 3,18; 4,158; 6,73; 8,67; 9,60; 15,25; 16,60; 24,18; 27,6; 42,3; 42,51; 43,84; 47,8; 48,4; 58,24; 59,24; 95,8) y la providencia de Dios, sin embargo el Dios coránico aparece efectivamente como un Dios cuya voluntad se ejerce en un arbitrio absoluto e incuestionable, según un actuar del cual no da razón, no porque tenga una razón para nosotros desconocida o porque el hombre tenga el derecho de escrutar los decretos divinos, cosas, estas, que convienen a Dios, sino porque la voluntad divina es indiferente a lo racional como a lo irracional, al sí o al no, de modo que al final tenemos un Dios desconcertante, que quiere tanto el bien como el mal, un Dios en el cual la voluntad toma el lugar de la sabiduría y de la razón, comportándose en modo humano proclive a la irracionalidad y a la violencia, como por lo demás está demostrado por catorce siglos de historia desde el nacimiento del Islam hasta nuestros días.
----------Algunos pasajes del Corán en los que se advierte un Dios desconcertante, que quiere tanto el bien como el mal, son los siguientes: "Aquel a quien quiere Alá dirigirlo, dilatará su pecho al Islam, y aquel a quien quiere extraviarlo, pondrá su pecho estrecho, encogido como si trepara al cielo; así pondrá Alá la abominación sobre los que no creen" (sura 6,125); "Y tu Señor es Aquel que se basta a sí mismo, el rico, el piadoso; si quisiere, os haría desaparecer y pondría en lugar vuestro, después, lo que quisiere, como os creó de la simiente de otros pueblos" (sura 6,133); "El [hombre] tiene [ángeles] delante y detrás, y lo guardan por orden de Alá; ciertamente Alá no cambia lo que [tiene] un pueblo, sino cuando [ellos] cambian lo que [hay] en sus almas y cuando quiere Alá el mal para un pueblo, entonces no hay alejamiento de él; y no [tienen] ellos, fuera de él, protector" (sura 13,12); "Y loa el trueno con Su loor y los ángeles por temor a Él, y envía los rayos y fulmina con ellos a quien quiere, y ellos discuten sobre Alá, y Él es fuerte de poderío" (sura 13,13); "Y no enviamos enviado sino con la lengua de su pueblo, para que les declarase. Pero extravía Alá a quien quiere, y guía a quien quiere, y Él es el poderoso, el sabio" (sura. 14,4); "O los aparea varón y hembra, y pone estéril a quien quiere; en verdad, Él es sabio, poderoso" (sura 42,49); "Y de Alá es el reino de los cielos y la tierra; perdona a quien quiere y castiga a quien quiere; y es Alá perdonador, apiadable" (sura 48,14).
----------Santo Tomás de Aquino, en las líneas citadas anteriormente, habla del Dios que motiva su acción no en la razón ni en la sabiduría, sino sólo en la voluntad, una actitud que se resume en el muy conocido lema sit pro ratione voluntas. Preguntémonos, entonces, ¿qué cosa quiere decir al fin de cuentas actuar por pura voluntad, sino actuar mal o con violencia o sin razón? ¿Qué quiere decir, en definitiva, sino cometer un pecado? Actuar por pura voluntad, por lo demás, es imposible: la llamada voluntad "ciega" no existe; nadie está tan loco como para proceder totalmente en la oscuridad, a ciegas.
   
Los estragos del voluntarismo
   
----------El voluntarismo es la pretensión de sustituir el intelecto por la voluntad en la determinación del bien. El voluntarismo está dictado por una voluntad de dominio sobre lo real, dominio sobre la realidad que parece estar asegurado por la voluntad y no por el intelecto, el cual, por el contrario, debe adecuarse a lo real. Sin embargo, la voluntad por su misma esencia no puede dejar de tener un objeto precedentemente entendido o conocido por medio del intelecto. Y si el intelecto no ha concebido el bien, es decir, aquello de lo cual puede dar razón, quiere decir que será un mal, algo irrazonable. Pero si en el actuar falta la sabiduría, quiere decir que se actúa con necedad. No hay escapatoria.
----------La voluntad quiere, desea, ejecuta, apetece, pone en práctica, persigue lo que anteriormente el intelecto ha concebido. Una voluntad que actúe prescindiendo del intelecto es imposible, porque la voluntad se define como apetito del bien inteligible. La voluntad no puede formar por sí sola su objeto, si el intelecto no se lo proporciona. Entonces la única alternativa es que la voluntad quiera el bien o quiera el mal. Por otra parte, el bien supone lo verdadero. Y la voluntad es buena si persigue el verdadero bien. No radica en la voluntad el establecer lo verdadero, sino en el intelecto o en la sabiduría.
----------Es cierto que a Dios le compete establecer con su voluntad lo que es bueno. En efecto, es bueno lo que Dios quiere. Si Dios quiere algo, eso es ciertamente bueno, incluso si no vemos la razón. Pero podemos fiarnos. Es bueno porque Dios lo quiere. Pero es necesario también decir que Dios quiere aquello que es bueno, por lo cual si hay algún bien, podemos estar ciertos de que Dios lo quiere. Si la razón nos dice que algo es bueno, podemos estar seguros de que Dios lo quiere.
----------Pero el interrogante se mantiene: ¿basta la voluntad de Dios para que su voluntad sea buena? ¿Por qué quiere el verdadero bien? ¿Puede querer el bien sin hacer uso del intelecto o de la sabiduría? ¿Puede querer el bien sin motivar racionalmente aquello que hace? Hemos visto que no es posible. Una voluntad se actuara de ese modo no sería más que una mala voluntad; sería violencia, sería querer el mal. No basta la voluntad de Dios para establecer lo que es bueno, sino que es necesaria también su sabiduría. La voluntad no puede sustraer a la sabiduría su tarea, porque sin la sabiduría sólo existe la necedad.
----------Una visión voluntarista del pensar y del actuar divinos lleva al Corán a admitir la doble predestinación; al paraíso y al infierno; por el hecho de que decide lo que es bueno y lo que es malo sólo en base a su voluntad, Dios es libre de considerar bueno lo que es malo, por lo cual puede ser causa del pecado por el cual el condenado va al infierno. Al respecto, véanse por ejemplo los siguientes textos: "Selló Alá sobre sus corazones, y sobre sus oídos y sus ojos puso un velo; y para ellos habrá un castigo grande" (sura 2,6); "En sus corazones hay vicio, y aumentóles Alá este vicio, y para ellos habrá castigo el día que se descubrirá su mentira" (sura 2,9); "Alá les quitó su luz y los dejó en tinieblas donde no ven nada" (sura 2,16); "Si quisiere Alá, les quitaría sus oídos y su vista. En verdad Alá es poderoso sobre todas las cosas" (sura 2,19).
----------Una concepción voluntarista de Dios genera una fe voluntarista, es decir aquello que suele llamarse "fideísmo", una fe arbitraria, no fundada en razón, la cual fe, por tanto, no se propaga mediante la persuasión y la argumentación racional, sino mediante la presión, la imposición y la amenaza, que puede llegar hasta el asesinato del infiel, por ejemplo del cristiano, o a su sometimiento político.
----------El Corán habla más bien de señales, habla de los "signos de Alá" (por ejemplo, sura 4,75; y sura 3,19), pero más que pruebas o argumentos racionales o históricos de credibilidad, se trata de pruebas de sugestión psicológico-emotiva, de exaltación colectiva, de poder político y de poder militar. Mientras el cristianismo, desde los primerísimos siglos, tiene una riquísima literatura apologética de introducción y defensa de la fe y de la doctrina cristianas, el Islam ha tenido y tiene más bien filósofos y teólogos, y siempre ha impulsado la predicación a través de la mezquita, de las escuelas islámicas y la educación familiar, pero sin cuidarse de apoyarse sobre bases racionales de la fe. El filósofo razona sobre la fe presupuesta y el predicador impulsa a la gente a abrazar la fe directamente, sin necesidad de pasar por la razón.
----------El predicador islámico se pone frente a los oyentes no en la actitud del persuasor, sino en la del revelador. No propone cosas ni valores ni razones ni hechos que nos induzcan a creer, sino que propone directamente los contenidos de la fe. Supone que los oyentes saben reconocer en él al mensajero, al profeta de Dios. Si lo escuchan, bien; si no, peor para ellos.
----------Ciertamente la proposición de fe no es una tesis filosófica, que se vuelve aceptable por el hecho de ser racionalmente demostrada. De ello el islámico tiene consciencia. También san Pablo, cuando llega a Corinto a anunciar el Evangelio, advierte justamente que, habiendo venido a anunciar el misterio de Cristo, que trasciende razón y filosofía, "no llegué para anunciarles el misterio de Dios con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" (1 Cor 2,1.4).
----------Lo que no quita que Pablo fuera un habilísimo persuasor y argumentador, como lo demuestran sus sapientísimas Cartas y es atestiguado por los Hechos de los Apóstoles (Hch 18,4 y 19,8). Pablo simplemente quiere advertir que no está anunciando un descubrimiento de la sabiduría humana, sino una revelación divina, de la cual se puede estar seguros porque Dios mismo ilumina la mente que la acoge, y no podría ser de otra manera, si ha de ser Palabra de Dios. La fe, nos dice Pablo, no se funda en la razón, sino en la revelación, es decir, en la "manifestación del Espíritu y de su poder". Esto no quita que Pablo no se esfuerce para demostrar que Jesús es el Cristo. La razón conduce a la fe, mientras que el objeto de la fe es supranacional y, por tanto, se lo cree no porque sea racional, sino porque está revelado por Dios.
----------También debe señalarse una desafortunada consecuencia práctica del voluntarismo: entre las razones por las cuales el musulmán hace la guerra no existen sólo razones de justicia, sino que para él puede ser calificado como enemigo a combatir incluso quien simplemente no comparte la fe islámica, como por ejemplo el cristiano. Véase, por ejemplo, la sura 9,29: "Matad a aquellos que no creen en Alá... y no vedan lo que vedó Alá y su Enviado, y no cumplen la ley de la verdad, de aquellos que recibieron el Libro, hasta que no hayan pagado el tributo con sus manos, y ellos sean subyugados". "Matadlos dondequiera que los encontréis, y echadlos de donde ellos os echaron a vosotros: el escándalo es más grande que el homicidio. Pero no los matéis en la mezquita la vedada si no os atacan a vosotros en ella; pero si os matan, matadlos a ellos" (sura 2,187). "Y matadlos hasta que no haya discordia y se cumpla [únicamente] la ley de Alá" (sura 2,189).
----------En los Estados islámicos rigurosamente inspirados en el Corán, tienen derecho a la plena ciudadanía sólo los musulmanes, porque en la Constitución del Estado (la Sharía) entra el deber y el derecho del gobernante de exigir al ciudadano la profesión de la fe islámica como única verdadera religión. La desobediencia a la fe y a la ley coránica está considerada, por tanto, un delito contra el derecho civil y, por tanto, contra el Estado.
----------No se da una distinción, por una parte, entre la Constitución del Estado como síntesis de los derechos humanos y naturales, fundada en razón, obligatorios para todos los ciudadanos, como regla de la comunidad civil y, por otra parte, la ley de la comunidad religiosa islámica (Umma), sino que la ley de la Umma, la Sharía es la aplicación de la ley ético-religiosa coránica en la vida del Estado.
----------Lo que quiere decir entonces que la Constitución según una rigurosa aplicación del Corán no admite el derecho a la libertad religiosa, entendida como la libertad del ciudadano de seguir una religión diversa a la islámica. Si de hecho en algunos países musulmanes son toleradas las comunidades cristianas, se lo hace en virtud de la orden del Corán de tenerles sometidos y de hacerles pagar un tributo. No pueden superar un determinado número de fieles, por lo cual, en principio, no pueden convertir musulmanes al cristianismo, y a los musulmanes les está prohibido convertirse al cristianismo. De hecho, sin embargo, allí donde los musulmanes escuchan la voz del Espíritu, estos hechos en cierta medida ocurren.
----------El voluntarismo parece ser una aplicación a Dios de la voluntad del hombre para imponerse sobre los demás con la violencia y por tanto descuidando el ir al encuentro de sus necesidades y de sus exigencias, en el desprecio de la ley divina o humana, según el arbitrio de la propia voluntad, reclamando para sí el derecho a decidir sobre lo que es bueno y lo que es malo.
----------Con este expediente de aplicar a Dios aquello que hace él, el voluntarista se asegura dos ventajas: primero, el dar una apariencia de legalidad a su conducta arrogante y fuera de la ley, al presentarla como imitación de la misma conducta divina y, por lo tanto, justificada por Dios y, segundo, hacer la figura del creyente en Dios y del hombre piadoso y religioso, que adora y reza al único Dios y rechaza los ídolos. Pero este único Dios no es otro que la imagen de sí mismo y de la propia prepotencia llevada a las estrellas y divinizada.
----------Detrás de la obstinada voluntad de imponer el Corán a toda la humanidad no existe una preocupación sinceramente religiosa; no existe un verdadero amor por la salvación eterna de la humanidad en Dios, sino la tentativa y el plan arrogante, y siempre reiterado a lo largo de los siglos, de los países musulmanes por dominar sobre la humanidad con su poderío ideológico, económico, político y militar.

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