miércoles, 14 de julio de 2021

Pandemia y verdad (2/2) Los mártires de la antivacunación

Iniciamos el prometido recorrido comenzando por una postura errónea frente a la pandemia: las corrientes anti-vacunación, en las que también participan católicos. Es un modo de alejarse de la verdad en la actual pandemia. Los movimientos "no-vax" o movimientos anti-vacunación, no han nacido con el COVID, sino que tienen décadas ya haciendo su trabajo de propaganda, aunque con la pandemia se han incentivado y enfervorizado con teorías conspirativas, y hasta han generado los "mártires de la antivacunación".

La parcial ineficacia de las vacunas no tiene por qué forzarnos a convertirnos en "no-vax"
   
----------Ante todo, no piensen que de golpe me he olvidado de lo prometido ayer: tratar del significado cristiano del sufrimiento y de la actitud cristiana ante el sufrimiento en el contexto de la actual pandemia. Lo haré, pero más específicamente a partir de la próxima nota; porque antes de tratar de la actitud cristiana ante el sufrimiento, actitud basada en la verdad de fe, verdad sobrenatural, basada en la divina Revelación, trataré de algunas verdades humanas, casi al alcance del buen sentido común.
----------Es cierto que existen los casos de ineficacia o fracaso de las vacunas anti-COVID y, de hecho, se están multiplicando, incluso entre nosotros, en Mendoza. Días atrás recibí el testimonio de dos angustiados fieles católicos, ambos mayores de 60 años, ambos habiendo recibido ya vacunación completa, y ambos del todo desprotegidos, como si no hubieran sido vacunados. Y todo hace suponer como probable que existen en Mendoza (y en toda la Argentina) muchos casos como el que aquí presento, con el agravante que en su enorme mayoría los vacunados desconocen el grado de seguridad (o inseguridad) inmunológica adquirido, y que ellos podrían estar sin esa protección, tal como si jamás se hubieran vacunado.
----------El caso es que en el departamento de Las Heras, no lejos de la ciudad de Mendoza, donde vivo, se desarrolló durante el mes de junio, a cargo de la Municipalidad, un operativo de testeo de anticuerpos para conocer la inmunidad de los vecinos vacunados. El cupo de testeo gratuito fue limitado a sólo 25 personas por día, y alcanzó a unos pocos centenares de personas vacunadas con alguno de los cinco tipos de vacuna contra el SARS COV II que se aplican actualmente en Mendoza. Por supuesto, la cifra es obviamente mínima en comparación con los miles y miles de personas que se han vacunado y se siguen vacunando. Lamentablemente los medios oficiales no han informado de la tasa de ineficacia descubierta (una información que, es de suponer, será difícil conseguir, sobre todo en un año electoral como el actual, y en Argentina).
----------La angustia de los mencionados fieles que me transmitieron su experiencia es imaginable, y también la tristeza que los embargaba al expresarme que quizás se cuidarían algo más de asistir a Misa el domingo, porque ya no se sentían tan a salvo de los riesgos. Están como si no se hubieran vacunado, e imposibilitados de volverse a vacunar (lo cual actualmente se desaconseja) y librados absolutamente a sus cuidados personales de distanciamiento social e higiene sanitaria. Por supuesto, la inevitable pregunta es: ¿cuántos habrá entre los miles de vacunados, que se sentirán algo más despreocupados en sus cuidados, confiados en que su organismo ha podido generar anticuerpos contra el virus, cuando en realidad no es así?
----------Su situación se asemeja a la de quien ha ingerido un placebo, o peor aún, quizás engañados de que "la vacuna" actual es como aquellas vacunas que recibíamos en nuestra infancia, con las que quedábamos absolutamente inmunizados e íbamos dejando a nuestras espaldas las enfermedades y los peligros (yo conviví con compañeros de colegio que sufrieron la polio). De los, digamos, setecientos mendocinos que se testearon en Las Heras ¿serán sólo media docena aquellos que no lograron generar anticuerpos? ¿O más bien quizás son cuatrocientos? No lo sabemos, las autoridades municipales no han dado tal información.
----------Por supuesto, los no testeados podrían conocer rápido la verdad acerca de si para ellos la vacunación ha sido eficaz o no lo ha sido; pero me temo que tal posibilidad no es accesible para todos: un testeo de anticuerpos solicitado a cualquier laboratorio bioquímico mendocino implicaría desembolsar del propio bolsillo entre 2000 y 3000 pesos, cifra que seguramente disuadirá a muchos de hacerse el testeo.
----------Sin embargo, no debemos extraer una consecuencia errónea de lo que acabo de narrar. La aparente (y no solo aparente, sino de hecho en algún grado real) ineficacia de la vacunación anti-COVID en ciertos casos, no nos debe forzar a convertirnos en militantes anti-vax, propagandistas de la antivacunación.
----------Los movimientos antivacunación son antiguos, a decir verdad, tanto como las vacunas mismas. A veces por motivos religiosos o por motivos políticos o por creencias en teorías conspirativas o por fundamentos ecologistas o por simple escepticismo, pequeños grupos o enclaves de cada sociedad han sido detractores de las vacunas negándose a las inyecciones. En los actuales tiempos de pandemia los argumentos no-vax han ido ganando algo más de terreno, difundiéndose en sectores más amplios de la opinión pública.
----------Estos discursos no-vax indudablemente ponen en riesgo la situación sanitaria debido a que el acto de vacunarse es una decisión individual pero que incide en el entorno social. Elegir no hacerlo priva la posibilidad de lograr "la inmunidad de rebaño", como se ha dado en llamar en epidemiología, y deja expuestos a quienes por diferentes motivos no se pueden vacunar o aún no se han podido vacunar. A continuación intentaré ofrecer algunos argumentos de simple sentido común sobre lo que estoy afirmando.
   
Los pseudo-mártires de las vacunas
   
----------Muchos que actualmente se consideran católicos, y que de hecho se consideran a sí mismos los católicos más fieles a la tradición, incluso más que el mismísimo papa Francisco, parecen estar dispuestos a sufrir sanciones penales, a afrontar sufrimientos, humillaciones y reproches, a comprometer su carrera y a ser marginados de la sociedad. ¿Pero por qué razón o motivo están prontos a sufrir ese tipo de "martirio"? ¿Para apoyar al Papa como maestro de fe y "dulce Cristo en la tierra"? ¿Para defender al Papa de los injustos ataques y de los malentendidos? ¿Para que él se cuide de los aduladores? ¿Para que sea más comprensivo hacia los lefebvrianos y más severo con los modernistas? ¿Para que no se la tome solo contra la rigidez, sino también contra el laxismo? ¿Para que evite las frases ambiguas?...
----------No, para nada de eso. Ellos no son ni pretenden ser, en absoluto, mártires de la infalibilidad doctrinal del papa Francisco, devotos del Santo Padre que la Providencia ha querido para la Iglesia en estos años, aceptando con paciencia todas sus limitaciones humanas, bastante notorias. De hecho, estos super-católicos se consideran en cambio martirizados por el Papa tirano, hereje, pro-vacuna, y probablemente ni siquiera un verdadero Papa dicen algunos, vendido a los modernistas, a los comunistas chinos y a la masonería.
----------Estos católicos anti-vacunas, que en su mayor parte no son para nada competentes en la materia, ni virólogos, ni infectólogos, ni inmunólogos, sino a lo más periodistas, publicistas o simples y comunes fieles, teniendo la certeza como si fuera verdad de fe de que la vacuna es nociva o al menos ineficaz, y asegurando que es producida bajo la égida de la masonería y de los abortistas, que utilizaron el centro de Wu-Han para la guerra bacteriológica, con el fin de dominar la economía y la cultura mundial junto con los comunistas chinos, y que el Papa es el instrumento de este complot internacional, intentan desobedecer las disposiciones de las autoridades sanitarias argentinas, europeas y mundiales y rechazar el ejemplo dado por los Presidente, los Gobernadores, así como el ejemplo dado por el Papa y su propia exhortación a vacunarse, y están prontos, por esta su fe y dispuestos por esta noble causa a padecer sufrimientos, castigos y persecuciones.
----------No niego para nada las intenciones de la masonería y del comunismo, que desde que han nacido, procuran dominar el mundo, destruyendo la Iglesia. Sobre eso no existe ninguna duda. Pero tampoco debemos olvidar las astucias diabólicas de la masonería. La propaganda no-vax que acusa a la masonería de haber inventado una vacuna dañina, podría provenir de la propia masonería. No sería la primera vez que la masonería logra difundirse precisamente utilizando con arte una falsa polémica contra sí misma.
----------Por citar algún ejemplo, famosísimo fue el caso del francés Léo Taxil [1854-1907], quien a fines del siglo XIX, declarándose ex-masón, narró hechos horripilantes acerca de supuestas actividades masónicas, en las cuales él había declarado haber participado y luego, en cierto momento, dijo haberlo inventado todo, provocando así en la fatua opinión pública un movimiento de simpatía hacia los francmasones.
----------Más contemporáneo a nosotros, es también el curioso caso de Massimo Introvigne [n.1955], conocido sociólogo, informadísimo experto en las sectas y, por lo tanto, también en materia de masonería, públicamente enemigo de la masonería, y descubierto participando en un rito masónico secreto.
----------Ahora bien, nos podemos preguntar adónde han dejado el buen sentido común estas personas exaltadas y crédulas, los no-vax, quizás en busca de notoriedad y por gusto de asustar a la gente. De hecho, es regla de común prudencia suponer que el médico conoce su profesión. Se puede desconfiar de tal o cual médico por haber dado prueba de no ser confiable; ¿pero qué sentido tiene convencerse en base a simples sospechas o noticias de segunda mano mal digeridas y no verificables o poco comprensibles por su tecnicismo, que enteras instituciones médicas nacionales o internacionales estarían siendo manipuladas por oscuros poderes ocultos tan poderosos, como para mantener bajo control el destino de la humanidad? ¿Estas personas razonan con lucidez o creen estar viviendo en el mundo de las películas norteamericanas de ciencia ficción?
----------Estos anti-vacunas, personas irresponsables y presuntuosas, con su inconsulto y temerario alarmismo y catastrofismo, en una situación que ya está dando tímidas señales de mejoría e impulsa a una esperanza con la disminución de muertes y contagios, no hacen más que crear confusión, incertidumbre, inútiles polémicas, acrecentar la angustia, los temores y la preocupación, entorpecen las actividades sanitarias en su delicadísima, incansable, preciosísima, fatigosa, generosa y en ocasiones heroica labor.
----------El dramático problema de la pandemia, de su naturaleza, de sus causas y de su inaudito y rápido difundirse en el mundo, es una cuestión extremadamente compleja y ardua, de dificilísima valoración, una cuestión que ha puesto a prueba a los mejores científicos de todo el mundo, que se supone son bien conscientes de la importancia de su misión y de su delicadísima responsabilidad, atendiendo a la peligrosidad mortal del virus. Entonces, la pregunta que resta es: ¿de dónde sacan los opositores, por bien preparados y titulados o calificados que sean, la certeza de tener razones para su posición antivacunas?
----------¿Acaso los mismos científicos que han elaborado la vacuna no están interesados también​​ (y con frecuencia primeramente) en salvaguardar su propia salud? ¿Acaso los médics son inmunes al contagio? ¿No estamos todos en el mismo barco? ¿Es de gente razonable o es de descriteriados e imprudentes dudar de la seriedad profesional y de la fiabilidad de la profesión médica internacional?
----------¿Cómo saben estos mártires de las antivacunación que son ellos los que tienen razón en contra de las disposiciones sanitarias gubernamentales, nacionales e internacionales? ¿Cómo saben los no-vax que son ellos los que dicen la verdad? ¿Son ellos capaces de sopesar criteriosamente las razones de unos y de otros y emitir un juicio seguro? ¿Cómo es que, de hecho, donde existe la vacunación, disminuyen las muertes y los contagios? ¿Por qué los contagios y las muertes continúan en los países no vacunados?
----------Queridos amigos católicos no-vax, si ustedes tienen sed de martirio, permítanme ofrecerles razones válidas para ello, basadas sobre la verdad de fe, y no sobre el rumor o sobre lo opinable, razones que pueden hacer de ustedes verdaderos mártires, y no obstinados y temerarios imprudentes, aceptando serenamente por amor de Cristo, de la Iglesia y del Santo Padre, las incomprensiones, el desprecio, la marginación, las falsas acusaciones, las burlas, las hostilidades, las calumnias, los insultos, las difamaciones.
----------En lugar de fatigarse por escuchar esta o aquella campana, esta o aquella voz, esta o aquella alarma, esta o aquella predicción catastrófica apocalíptica sobre la cuestión de las vacunas, que no ponen para nada en juego la salvación eterna a la que todos aspiramos y ustedes también, intenten ante todo seguir al papa Francisco, más allá de sus límites y de sus defectos humanos, seguirlo en su testimonio de Vicario de Cristo y Pastor universal de la Iglesia, de promotor de la "Iglesia en salida", "hospital de campaña", de la reforma conciliar, de la alegría evangélica, de la fraternidad, del diálogo, de la misericordia, de la justicia social, de la "ecología integral", de la "alegría del amor", de la libertad, de los "valores no negociables", de la unión con Cristo, de la filiación con el Padre, de la escucha del Espíritu, y por el realismo contra el individualismo, el subjetivismo, el pelagianismo, el gnosticismo, el idealismo y el poder del demonio. Algunas pistas de cómo hacerlo, precisamente en los temas enumerados, podrán encontrarlas fácilmente en este mismo blog.
----------¿Les atrae a ustedes el sufrir a causa de Nuestro Señor Jesucristo? Pues bien, sepan que la causa de Cristo no es el rechazo de la vacuna, sino la causa de la Iglesia Católica, en concreta comunión con el Romano Pontífice, en la libertad de los hijos de Dios, que no desdeñan si es necesario corregir caritativamente al Papa, quien es nuestro padre común, cuando eso puede servirle a él y a la Iglesia, pero siempre sujetos a su guía como pastor de nuestras almas en el camino del reino de Dios.

18 comentarios:

  1. Padre Filemón: la Iglesia no tiene competencia en lo puramente científico, se ocupa de la espiritualidad, en lo que ya hay muchísimo por hacer, en lugar de ponerse a promover vacunas experimentales que no inmunizan a nadie.

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    1. Querido Rubén,
      el llamado por parte de la Iglesia a hacerse vacunar no está basado en los resultados de investigaciones de científicos católicos o en ningún caso de recursos científicos relacionados con la Pontificia Academia de las Ciencias, sino que se basa en los resultados de la ciencia internacional laica o secular, como por ejemplo la Organización Mundial de la Salud, por lo tanto, se trata de instituciones médicas y fuerzas científicas que no son necesariamente creyentes, sino que representan la máxima autoridad en la materia en el ámbito internacional.
      Por otra parte, un aspecto de la misión espiritual de la Iglesia es el de proteger la vida humana, vida humana que está creada para la inmortalidad. Al mismo tiempo, está clarísimo que en esta coyuntura de la pandemia está en juego la vida misma de la comunidad internacional.
      Por lo tanto, la Iglesia tiene todo el derecho y todo el deber de apoyar cálidamente y con gratitud los remedios, las vacunas, y los métodos terapéuticos, que son descubiertos por la medicina internacional y que, gracias a Dios, ya comienzan a dar resultados positivos o, al menos, algunos signos que alientan nuestra esperanza.
      Ciertamente pueden existir fuerzas interesadas en aprovechar esta ocasión de la pandemia, tal como durante todas las guerras siempre existen quienes saben enriquecerse en tal situación, así como puede haber entidades que, impulsadas por ideologías, utilicen la vacuna para distintos fines contrarios a la salud pública.
      Por lo demás, en esta propaganda no-vax, que atrae una curiosidad ansiosa por parte de la gente, lamentablemente es de sospechar una especie de quienes actúan como chacales intelectuales, a modo de publicistas, que al fin y al cabo no están verdaderamente interesados ​​en la salud pública, pero pretenden ganar dinero de cualquier modo, o bien puede tratarse meramente de personas vanidosas, a las que les encanta presumir y pretender poder competir con los más grandes científicos de la humanidad.

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  2. Buen día Padre,
    Comprendo su aprensión por ciertas tendencias de la blogosfera. Sin embargo, creo que no se puede etiquetar como "no-vax" a la comunidad católica y, en general, a aquellas personas de buena voluntad en su intento de resistir a un estado de cosas que detrás de la apariencia científica muestran muy claramente los signos de una voluntad absoluta de poder que raya en lo religioso e intenta reemplazar lo religioso. Es difícil no asociar todo esto al preciso carácter anticrístico. Algunas campanas de alarma comienzan a sonar incluso entre aquellos que no están muy familiarizados con la Iglesia y con las Escrituras. ¿Existe en esta actitud el riesgo de milenarismo? Creo que en muchos casos tal vez sí. Pero si la tendencia al "dios vacuna" con sus rituales fuera a ir más allá, el riesgo para las almas y para la estabilidad mental es quizás mucho mayor. (M. Argerami)

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    1. Estimado M. Argerami,
      no se trata del "dios vacuna". El Papa, al exhortar a la vacunación, no proclama ningún dogma, sino que apela simplemente a un expediente de buen sentido común basado en la necesaria confianza que todos debemos tener hacia la medicina internacional.
      En cuanto al problema de las personas que en esta angustiosa situación corren el riesgo de padecer una enfermedad mental, este riesgo es provocado precisamente por quienes, sin una suficiente autoridad médica, se oponen irresponsablemente a las directrices de la OMS apoyadas por el Santo Padre.
      ¿Y esto, por qué? Porque estos pobres fieles y esta gente común sacudida por las directivas oficiales y los alarmismos irresponsables de quienes pretenden sustituirse a la autoridad médica oficial, crean evidentemente estados angustiosos, que no hacen más que aumentar la angustia ya existente a causa de la misma pandemia.
      Que actualmente existan en la Iglesia fuerzas anticrísticas, soy el primero en reconocerlo, cuando, por ejemplo, polemizo contra el modernismo y la masonería, pero no tiene ningún sentido creer que detrás de la promoción de la vacunación estén actuando estas fuerzas, que quieren la perdición de la humanidad y la destrucción de la Iglesia, cuando, en cambio, está a la vista de todos la sentida apelación del Santo Padre a la vacunación para todos, a que nadie quede excluído del acceso a la vacunación.
      Oramos para que esta pandemia, si así lo dispone la divina Providencia, pronto sea derrotada por la competencia de los verdaderos científicos y de los verdaderos médicos.

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  3. Querido padre Filemón de la Trinidad,
    Creo que oponerse a una terapia de vacunación experimental cuyos efectos a mediano y largo plazo son considerados desconocidos por los propios productores, es un acto de conciencia más que de martirio, y es justo que cada uno decida por sí mismo, quien quiera someterse como conejillo de indias es libre para hacerlo, pero quien no sienta inclinación a vacunarse debe ser igualmente libre para negarse y hasta que se garantice esta libertad (libertad que está todos los días puesta en discusión y chantajeada con variados procedimientos) será necesario luchar a capa y espada contra esta experimentación en seres humanos.
    Además, ya ha sido dicho por expertos, que las personas vacunadas son contagiosas de la misma manera que las que no están vacunadas, por lo cual es correcto oponerse a cualquier obligación de vacunación que pone en riesgo el trabajo de miles de personas que no quieren verse reducidas a conejillos de indias humanos.
    Respetuosamente, le invito, querido padre, por quien tengo gran estima y confianza, para que aceptes mi invitación a orar conmigo al Señor para pedirle que los ciudadanos podamos ser libres para decidir en la serenidad de la conciencia de cada uno, sin presiones ni chantajes, aceptar o no esta terapia.
    Muchas gracias

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    1. Querido Don Benja,
      partes del presupuesto de que se trata de una vacuna solo experimental. Ahora bien, yo te pregunto ¿con qué conciencia las autoridades sanitarias, que distribuyen vacunas, y por millones de dosis, deberían distribuir productos puramente experimentales?
      Yo, en cambio, revierto el razonamiento y te digo: si estas dosis son distribuidas a millones por las autoridades sanitarias, dosis que ya están dando algunas señales que alientan la esperanza, ¿con qué respeto hacia estas autoridades nosotros sospechamos que se trate de simple experimentación?
      De hecho, la venta libre de un producto farmacéutico en vía de experimentación, como si ya fuera válido, es un delito grave, merecedor de sanción penal. ¿Qué se debe hacer entonces? ¿Llevar a juicio a la OMS?
      ¿Por qué no creer en cambio que, considerando la competencia de estas autoridades internacionales, ellas han juzgado suficiente la experimentación ya realizada?
      Además, si el propio Sumo Pontífice ha puesto el peso de su autoridad pastoral en una cuestión de este tipo, ¿acaso no significará eso, al menos para nosotros los católicos, que está en juego el bien común de la humanidad?

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    2. Padrecito: necesita un curso de lógica urgentemente. Sus razonamientos no prueban nada. Habla de la competencia de las "autoridades" sanitarias. Las mismas "autoridades" que proponen el aborto. ¿Se debe respeto a la OMS? Y supongo que queda claro que el Santo Padre no es infalible en temas meramente sanitarios.

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    3. Al Anónimo del 14 de julio de 2021, a las 23:48,
      es cierto que mi "curso de lógica" lo hice hace muchos años, en mi primer año de seminario, pero luego tuve ocasión de profundizarlo muchas veces, y terminé enseñando dos años esa materia en mis primeros dos años de docencia en filosofia. Luego fui docente de otros cursos superiores de filosofía y teología.
      Lamento que Ud. no me permita conocer la "lógica" que por su parte maneja Ud. en sus argumentos, porque no me ofrece ningún razonamiento con el que intente probar que mis "razonamientos no prueban nada". La buena educación, la esencia del diálogo, y el respeto por el interlocutor, exigen que uno sea lo suficientemente sensato como para no solo despachar dos frases al aire, sino sobre todo probarlas, argumentar, dialogar. Ud., lamentablemente, no lo hace.
      Le garantizo que la lógica no tiene nada que ver con la cuestión que Ud. plantea sobre la OMS. Si no le alcanzan mis argumentos en el presente artículo y en las respuestas a los demás lectores y comentaristas, me remito a la nota que escribiré en los próximos dias, reuniendo todas estas objeciones y algunas más que me han llegado por email, y les contestaré a todos. Si aún después de eso, tiene alguna duda, me la plantea, por favor, en el foro de aquella próxima nota que escribiré.
      Más allá de las erróneas ideas éticas que puedan sostener algunos funcionarios de la OMS actualmente, o los líderes oficialistas actuales de la Unión Europea, lo que se le pide a la OMS (médicos) es que sean competentes médicos en esa su alta misión médica. ¿O acaso Ud., si llega a accidentarse y fracturarse una pierna en un viaje de turismo por Viña del Mar o por Barcelona, y acude de urgencias a la guardia del hospital más cercano, le preguntará al médico antes de que lo opere, si es católico, protestante, abortista, ideólogo del género, o pro-eutanasia?
      Respecto al Papa, su llamado es una directiva pastoral prudencial, no una enseñanza doctrinal, como explico en mi artículo y profundizaré en el próximo.
      Sea como sea, como le dije: me remito al nuevo artículo que escribiré en los próximos días. Cualquier otra duda, me la plantea.

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  4. Padre Filemon: le paso algo que mi suegro que es católico de toda la vida le envió a mi esposa la semana pasada. Para que vea la situación de muchos católicos. No hace falta que lo publique sólo a título informativo para ulteriores reflexiones si a Ud le parece. Aclaro que no suscribo nada de lo allí vertido.
    SOBRE LA VACUNACIÓN:
    Cinco Videntes advierten sobre la Vacunación como instrumento para reducir la Población mundial.

    1. María de la Misericordia (Irlandesa): En el libro de la verdad Tomo 2 y Tomo 3, lo advierte tres veces, diciendo no se dejen vacunar porque creará un dolor en el mundo nunca antes visto,año 2012. El libro de la verdad dice; EVITEN TODA SEMEJANTE VACUNACIÓN MUNDIAL

    2. Jeane María Even (Norteamericana): En el año 2016 advierte sobre el perverso plan de las élites mundiales sobre la Vacunación que causa muerte y diversas enfermedades.

    3. Luz de María (Costarricense): Nos advierte sobre lo mismo varías veces.

    4. Jhon Leary: Profeta muy conocido en EEUU y en el mundo ve como resultado de la Vacunación miles de cadáveres arrumados en las calles, igual visión tuvo Álvaro Uribe Pinzón (Vidente Colombiano) cuando visitaba Santuarios Marianos en Europa.

    5. Stewart Orduz (Colombiano): Igualmente le fue mostrado los efectos adversos de la Vacunación.

    Y en ninguno de ellos se hace excepciones por eso recalcamos frase de María de la Misericordia: EVITEN TODA SEMEJANTE VACUNACIÓN MUNDIAL; además recomendar cualquier vacuna contra el covid es un acto criminal.

    Monseñor Atanasius Schneider (Obispo), dice: aceptar la Vacunación es pecado mortal; (esta opinión se debe a que todas las vacunas tienen restos de fetos humanos). En diversos lugares del mundo se advierte que los resultados letales empezarán a verse a partir de los seis meses a un año después de haberse aplicado la segunda dosis.
    Cordialmente:
    Dr. Rafael Arango R.

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    1. Querido juanm,
      te agradezco esta referencia.
      La publico porque viene bien para aquellos que no han tenido la experiencia de verse de este modo abrumados por los delirios de los no-vax, que recurren a todo tipo de argumentos, incluso los menos serios, los menos respetables, como los que en este mensaje que tu suegro ha recibido.
      Se entiende, entonces, de qué modo la conciencia de los fieles católicos puede a veces ser tentada por semejante irracionalidad.

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  5. Buen día Padre, estamos en una fase experimental de una vacuna, que se ha introducido como único remedio para una enfermedad que es curable. El problema no es el Papa que se ha adherido como tantos a la información que propagan los organismos oficiales. El problema es que los canales informativos omiten informaciones importantes que también ayudarían a comprender la otra cara de la moneda para tener un panorama más completo y, en este punto, permitir que las personas decidan de manera responsable si vacunarse o no vacunarse. La vacuna ha sido introducida en una fase experimental porque lo que se dice es que "no hay cura". ¿Qué debemos decir con el hecho de que el gobierno de algunos países (por ejemplo en Italia) ha rechazado la atención domiciliaria propuesta por miles de médicos, que han probado ellos mismos directamente, durante más de un año, con éxito, evitando hospitalizaciones o muertes?... Estos médicos no han sido médicos por teléfono sino en las casas de los afectados. Argumentan la posibilidad de la cura sin necesidad de la vacuna. El problema es el hecho de que el protocolo de tratamiento actualmente en boga en la mayoría de los países, sigue siendo la takipirina y la espera atendida, vigilante. Al rechazar el protocolo de atención domiciliaria, el uso experimental de vacunas sigue siendo legítimo, precisamente (se dice) "porque no hay tratamientos". Los "no-Vax", como Ud. los llama, también son muchos médicos, investigadores de fama internacional, que están alzando la voz con datos y con teorías científicas y literatura en la mano, en un mundo que parece estar anestesiado por lo que propaga la TV, como como pensamiento único. El problema es que son pocos también los que obtienen información a través de documentos oficiales. Los mismos documentos oficiales, no hablan de un remedio contra el covid, sino de una cobertura máxima de 2/4 meses, tanto que hasta los vacunados se enferman. Otros documentos oficiales hablan del porcentaje de muertes esperadas como consecuencia de la vacuna, precisamente en la fase experimental, a la primera o segunda o tercera dosis, etc. El problema es que tenemos una clase de profesionales de la salud que a pesar de haber estudiado y aprendido que vacunar en épocas de epidemias no es aconsejable, porque eso produce la mutación del virus, promueven la vacunación y luego dicen que hay variantes (como si fuera una cosa inesperada!). El problema es que los datos nos dicen que la tasa de mortalidad está por debajo del 1%, pero no se dice que en los hospitales se clasifican como muertes por covid las que no lo son (experiencia directa) ¿Y la gente se aterroriza? Pero si hubieran dicho de inmediato que la vacuna es experimental, que con la vacuna te puedes enfermar, que con la vacuna creas variantes del virus, que al firmar el consentimiento asumes todas las responsabilidades dispensando a la empresa farmacéutica y a los organismos sanitarios, que la enfermedad se puede tratar con otros medicamentos y en casa si se detecta a tiempo, que la tasa de mortalidad no es mayor que la de la gripe estacional, ¿cuántos se habrían adherido al protocolo sanitario oficial? ¿Qué posición entonces hubiera tomado el Papa o la Iglesia? ¿Y entonces ahora debemos obligar a las personas que no quieren vacunarse cuando la constitución habla de otra manera acerca de la libertad de los ciudadanos?, o peor, ¿estas personas deben ser juzgadas porque expresan un pensamiento contrario al pensamiento único y porque tal vez llegaron a esta posición luego de una personal profundización en el tema, investigando? En fin, en un estado de emergencia como el actual, es casi inevitable la confusión en la que vivimos. Pero mi disconformidad con las vacunas anticovid proviene de un estudio en profundidad sobre las posibilidades de tratamiento que tiene la enfermedad covid, cosa que no ha sido dada a conocer a la población. (Nadia Márquez)

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    1. Querida Nadia,
      gracias por mantenerte como habitual lectora de mis artículos, y gracias también por plantearme tus dudas, que nos ayudan a todos a profundizar los temas.
      Aquí me presentas una gran cantidad de datos, los cuales, efectivamente, nos hacen reflexionar, aunque sin embargo, si es que efectivamente esos datos se corresponden a la realidad, llevarían a la conclusión de que las autoridades sanitarias internacionales deberían suspender la vacunación.
      Ahora bien, la pregunta que surge de inmediato es obvia: ¿cómo juzgar el hecho de que no solo no suspenden la vacunación, sino que la incrementan y la prescriben taxativamente?
      ¿Y el Papa se da cuenta de la enorme responsabilidad que tiene al considerar la vacunación como un deber moral y transmitir esa directiva pastoral (no doctrinal, por supuesto) a todos los fieles de la Iglesia universal? Por mi parte, como católico, yo supongo que el Papa sabe lo que hace, y que no ha escuchado simplemente la opinión de algún colaborador inexperto. Es cierto que en esto no empeña su magisterio infalible, sino que se trata de una decisión suya prudencial, en la que se puede equivocar. Pero ¿es prudente suponer eso? ¿Qué argumento serio y convincente podemos manejar para concluir que aquí el Papa ha cometido una imprudencia pastoral?
      Entonces, querida Nadia, existen dos casos. O bien nos enfrentamos a una organización médica internacional criminal, que quiere destruir a la humanidad. O bien, que estamos frente a una autoridad médica en la cual podemos confiar.
      Por supuesto, como en cualquier otra situación, existen casos particulares en los que un determinado individuo, ya sea por patologías particulares o por el estado de salud momentáneo, requiere la suspensión o reprogramación de la vacuna, tal como ocurre con la vacuna antigripal, que se ha convertido en habitual.

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  6. Querido hermano en Cristo, padre Filemón,
    Le llamo hermano después de haberlo venido siguiendo durante mucho tiempo como padre, es decir, como guía, pastor, pero ahora recurro a usted para que me guíe en el intrincado mundo de la política y, secundariamente, de la medicina.
    Le hablo como médico de casi setenta años, pero que ha vivido y visto cosas indescriptibles, en particular yo he experimentado, mientras trabajaba en un par de países del tercer mundo, además de Argentina, la fuerza y ​​la irracionalidad de la medicina oficial con demasiada frecuencia al servicio de los poderes político-económicos.
    El miedo también podría debilitar nuestra capacidad crítica o bien simplemente en este asunto hace que nos cause mayor esfuerzo y fatiga discutir contra la corriente. ¿Estaría sucediendo tal vez eso en usted en esta ocasión? Como usted bien sabe y como bien sabían los antiguos, el hecho de que la mayoría piense de cierta manera no añade nada a la verdad, la cual con frecuencia es pisoteada por la mayoría.
    Entonces, me pregunto, ¿por qué razón toma usted partido de una manera que me parece tan irracional, del lado de la corriente principal, que son las grandes compañías farmacéuticas, los fuertes poderes, en cierto modo parece como burlándose de aquellos que con pleno conocimiento de los hechos se colocan en una posición opuesta? ¿Usted cree que para un médico de larga experiencia tiene alguna relevancia saber que el papa Francisco, sabio en muchos aspectos, pero ignorante de la medicina como es, si piensa de modo diferente a como yo pienso? Vamos, padre Filemón!, mientras estemos vivos todos podemos cometer errores y también tenemos tiempo para arrepentirnos y salvarnos.
    Con el debido respeto, Silvio Romanelli

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    1. Estimado Dr. Silvio Romanelli,
      he leído con gran interés sus consideraciones, sobre todo porque me habla como médico con una larga experiencia en zonas donde, lamentablemente, la atención médica y la asistencia sanitaria no funciona bien y, en ocasiones, incluso aparecen graves deficiencias.
      Ahora bien, la cuestión actual no es la de detenerse a tomar nota de esas situaciones puntuales, particulares, dolorosas o escandalosas, de las cuales Ud. me habla. Sino que el problema es el de la conducta moral a asumir hacia esa vacunación, que es ordenada por nuestras autoridades médicas nacionales e internacionales, con el apoyo del Santo Padre.
      Ahora bien, ante un cataclismo mundial como el que estamos viviendo, en el que las muertes alcanzan cifras impresionantes y la batalla todavía no ha sido ganada, me parece obvio y razonable depositar nuestra confianza de manera disciplinada en esta vacunación, que se ofrece a multitud de poblaciones del mundo.
      Ciertamente en muchos países del mundo existe falta de organización, está ausente la ayuda necesaria, se producen injusticias en la distribución de la vacuna y de otros recursos sanitarios. Sin embargo, estos graves inconvenientes no deben llevarnos a ignorar que allí donde funciona correctamente la distribución de la vacuna, los resultados, aunque siempre con dificultad, comienzan a hacerse notar.
      En lo que respecta al Santo Padre, su intervención, al menos para nosotros los católicos, debe ser interpretada no como un dogma de fe, porque aquí la fe no entra en juego, sino que su directiva del deber moral de vacunarse debe tomarse como motivo prudencial de consuelo y serenidad moral. Es evidente que al Papa no se le puede pedir competencia en la materia médica y sanitaria, sin embargo el Papa, como Pastor Universal de la Iglesia, recibe del Espíritu Santo un don especial de prudencia en circunstancias internacionales dramáticas, como ésta, que pone en peligro la salud y la vida de cientos de millones de habitantes de la tierra.

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    2. Ah, ése era el secreto. El Papa tiene un don especial de prudencia en circunstancias internacionales dramáticas. Eso en cuál documento pontificio está declarado?
      Porque ni el mismo Papa lo invoca.

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    3. Estimado A. Magni,
      nosotros, en cuanto católicos, creemos que el Santo Padre es el Vicario de Cristo, con dos oficios fundamentales: Maestro de la Fe y Pastor universal de la Iglesia hacia el Reino de Dios. Bajo ese, su doble rol, nosotros los fieles, súbditos suyos, estamos vinculados básicamente de dos modos distintos.
      Sintéticamente le explico lo que ya he explicado in extenso en varios artículos de este blog.

      1) Como Maestro de la Fe, el Romano Pontífice enseña de modo indefectible la Palabra de Dios ("confirma fratres tuos"), interpretando siempre cada vez mejor el depósito de la divina Revelación. Para ello cuenta con la asistencia de un carisma magisterial, gracia especial del Espíritu Santo por el cual el Papa no se engaña ni engaña en materia de fe y de moral. Al magisterio del Papa, expresado en tres grados (según lo explicita la carta Ad tuendam fidem de 1998), el fiel católico (sea del clero o del laicado) está vinculado por la obediencia de la fe teologal, de la fe eclesiástica, o del obsequioso respeto y asentimiento de voluntad. Si el fiel no obedece a las enseñanzas del Papa, en ciertos casos puede hasta llegar a pecar de herejía.
      2) Como Pastor Universal de la Iglesia, el Romano Pontífice dispone de la potestas clavium, el poder de las llaves, para guiar al rebaño ("pasce oves meas") hacia el Reino de Dios según las cambiantes situaciones de los tiempos. Aquí se ubican todas las directrices del Papa respecto a cuestiones contingentes, como las decisiones de disciplina pastoral, litúrgica, política, ecuménica, administrativa, etc. Para cumplir este rol u oficio el Romano Pontífice también goza de una gracia especial del Espíritu Santo, el carisma pastoral (lo que Ud. ha recordado como "un don especial de prudencia") para cumplir su deber de estado. Pero, a diferencia de su carisma magisterial, el Papa puede no ser dócil a la moción del carisma pastoral, y puede equivocarse o pecar en este ámbito. El fiel católico (sacerdote o laico) debe responder bien con el obsequioso respeto de su voluntad o bien (en el caso del sacerdote) con la obediencia disciplinar a un mandato pastoral, mediado por su propio Obispo (siempre a salvo el posible disenso teórico, llegado el caso, respecto a la directriz del Papa). Si el fiel se opone al Papa en este campo, peca de imprudencia.

      Pues bien, en el segundo de los dos campos explicados del oficio papal, debe ubicarse la directriz del Romano Pontífice respecto a la vacunación anti-covid como deber moral. Si tuviera que indicarle un ejemplo de directriz pastoral similar a la del actual Papa en un contexto internacional dramático como el presente, se me ocurre que podría ser parangonable la decisión pastoral prudencial del papa Pio XII de no condenar las acciones del gobierno nazi alemán durante el desarrollo de la segunda guerra mundial. Tal decisión del papa Pacelli, aún gozando de argumentos razonables en su favor, sin embargo sigue siendo aún hoy cuestionada por muchos. También él tuvo que tomar una medida prudencial, asistido por un don especial del Espíritu Santo, en un dramático momento de la historia humana, de incertidumbre y angustia similar al presente. ¿Acertó o se equivocó en su medida? Hay quienes piensan una cosa y otros la otra; pero lo cierto y seguro es que lo dramático de aquella hora le imponía al papa Pacelli el derecho-deber de actuar. De modo similar al papa Francisco respecto a la vacunación anti-covid en la presente hora de la historia.

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  7. Dulcinea mendocina15 de julio de 2021, 16:10

    Estimado padre Filemón, dos breves observaciones críticas sobre su polémico escrito:
    (1) Como ya vacunada, le digo que la Iglesia debería pedir en alta voz a los científicos y políticos católicos una investigación ética que no se sirva de las células sustraídas a pobres bebés abortados. Es sobre este terrible crimen que debería clamar con más valentía, más que en los presuntos daños infligidos por el hombre al clima. ¿Recuerda la batalla contra los radicales sobre las células madre embrionarias?
    (2) Aunque parezca fuera de tema (aunque no lo es), le digo que la dicotomía modernistas-lefebvrianos que Ud. propone en muchos de sus escritos, me parece cómoda, pero falsa. El problema de este pontificado no ha sido que los lefebvrianos han sido combatidos, sino que Wojtyla ha sido archivado. Esos errores que Ud. también reconoce a veces en este momento de la iglesia vienen exactamente de aquí. No es casualidad que esos "valores no negociables", que también cita Ud. con frecuencia, el papa Francisco dijera muy pronto, en el inicio de este pontificado, que nunca los había entendido (fue en marzo de 2014) y lo vemos muy bien después de algunos años, a fuerza de negociaciones, donde hemos terminado...

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    1. Querida Dulcinea argentina,
      1) Ya he señalado varias veces a los Lectores que recibir la vacuna no constituye culpa moral, debido al hecho de que quien se vacuna no tiene ninguna corresponsabilidad en el aborto, ocurrido el siglo pasado, y sobre esto me remito al Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe acerca de las vacunas en los casos de utilización de células de fetos abortados para crear líneas celulares para su uso en la investigación científica (Cf.: https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20201221_nota-vaccini-anticovid_sp.html).
      2. En cuanto respecta a lo que tú dices acerca de los valores no negociables, debo señalarte que el Papa ha hecho un enérgico llamamiento a esos mismos valores en la Encíclica Fratelli Tutti, nn. 211 y 214 (Cf .: https://www.vatican.va/content/francesco/it/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html).

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