miércoles, 28 de julio de 2021

Traditionis custodes (3/9) La unidad de la Iglesia

Al haber explicado la gravedad herética del movimiento cismático nacido de las ideas y de la acción de mons. Marcel Lefebvre, errores que se han ahondado en gravedad en sus continuadores lefebvrianos y filolefebvrianos, comprendemos la preocupación señalada por el Santo Padre en el motu propio Traditionis custodes y en la Carta adjunta a los Obispos, de tomar nuevas medidas a fin de procurar la paz y la armonía en la Iglesia. La unidad es la razón de ser de lo dispuesto por el papa Francisco: un solo pastor, una sola Iglesia, una sola Misa. Por ende, reflexionemos hoy sobre el fundamento de la unidad en la Iglesia.

"Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu,
así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados,
de acuerdo con la vocación recibida.
Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos,
lo penetra todo y está en todos" (Ef. 4,4-6).
   
El fundamento de la unidad y de la organicidad de la Iglesia: una sola fe
   
----------Una sola fe. Ahora bien, la verdad de fe es una porque es la misma para todos los creyentes. Ella es por lo tanto "católica", lo cual quiere decir: una, universal, una en el espacio y en el tiempo, es decir, inmutable. Debe comprenderse entonces, que toda verdadera fe religiosa es algo muy serio, pues tiene esa pretensión de verdad, de unidad, de universalidad, de obligatoriedad para todos, si quieren ser salvos.
----------Por consiguiente, hablar de "fes", como se escucha a menudo hoy en día, es un gran disparate, una necedad, pues significa no saber qué es una fe religiosa, fuera ella cristiana, judía, islámica, hinduista o budista, y confundir la fe con una opinión, así como en un Parlamento encontramos la multiplicidad de las opiniones políticas. Está claro que los contenidos de las diferentes religiones son diversos y, a menudo, se contradicen entre sí. Es obvio que algunos son verdaderos y otros son falsos.
----------Ahora bien, como católicos, miembros de la única Iglesia de Jesucristo que es la Iglesia católica, única religión plenamente verdadera, reconociendo que en las demás religiones hay, junto a sus errores, elementos de verdad, estamos llamados a la obra evangelizadora que se extiende hacia el ecumenismo y el diálogo interreligioso. Pero el verdadero constructivo ecumenismo y diálogo interreligioso no es una charla de café en la que se emiten diferentes opiniones pero se mantiene la propia opinión y se deja al otro en la propia opinión, y tampoco es una confrontación de ideas o una coalición de intereses o un acuerdo o compromiso entre diferentes "fes", sino entre creyentes de diversas religiones en la búsqueda de un solo Dios, como se desprende del acuerdo de Abu-Dhabi del Santo Padre con un alto exponente oficial del Islam, sin que ninguna voz de relieve del mundo islámico haya tenido nada que decir. Las quejas y los escándalos han venido de ciertos católicos, que se han quedado todavía en la época de las cruzadas o de la batalla de Lepanto.
----------En la Iglesia la diversidad, la variedad, el pluralismo, la multiplicidad, el dinamismo, la mutabilidad, la historia, derivan de la unidad sustancial y se fundan sobre la unidad. Por la gnoseología sabemos que de lo concreto, el intelecto recaba lo abstracto, que ilumina lo concreto. En lo abstracto captamos lo uno y lo universal. Pero en lo concreto captamos con el intelecto lo múltiple y lo diverso por medio de los sentidos.
----------Lo uno se recaba o deriva de los muchos y es el fundamento y principio de los muchos. En términos absolutos, lo uno divino puede existir sin los muchos; Dios puede existir sin el mundo; pero los muchos no pueden existir sin lo uno, ya sea divino o creado. En lo creado, no hay uno sin los muchos. Se tratan estos de simples y escuetos enunciados de la gnoseología y de la metafísica realista, que los lectores pueden recabar en nadie mejor que en santo Tomás de Aquino, o bien en uno de sus más lúcidos discípulos de nuestro tiempo, Jacques Maritain (recomiendo para quienes aún están en ayunas de estos primeros conceptos gnoseológicos, cosmológicos y metafísicos su elemental tratadito Introducción a la Filosofía).
----------Ahora bien, si hemos dicho que en lo creado, no hay uno sin los muchos, debemos ahora reconocer que la Iglesia es una realidad creada. Y, por lo tanto, ella es una y múltiple, donde lo múltiple deriva de lo uno (he aquí Pedro, la roca) y se reúne en lo uno: he aquí la comunión eclesial cum Petro et sub Petro.
----------Por lo tanto, es necesario (también en esta realidad que es la Iglesia) saber abstraer lo uni-versal (multa versus unum) de lo concreto, lo universal contenido en los muchos (unum in multis et de multis), recabando así lo uno real abstracto o extraído de los muchos para poder concebir su verdad y aplicar lo universal a lo concreto para guiar la acción, porque lo abstracto es el clima y la condición del pensamiento, mientras que la acción se refiere a la realidad concreta. La acción es la aplicación del pensamiento a lo real y el pensamiento es la razón de la acción concreta. Sin la acción, el pensamiento es estéril; sin el pensamiento la acción es necia, es tontería. La unidad de la acción surge de la unidad del pensamiento.
   
La unidad de la liturgia nace de la unidad de la fe que hace la unidad de la Iglesia
   
----------Aplicado todo lo anterior a la liturgia de la Iglesia, quiere decir que la unidad de la acción litúrgica nace de la unidad de la fe sacramental y eclesial. El Papa, Vicario de Cristo, es el principio viviente, el custodio y el garante de la unidad de la Iglesia y de la comunión eclesial, porque es el maestro y el custodio de la verdad de fe. Él, en efecto, se esfuerza en trabajar para que la Iglesia camine en la verdad, es decir, esté fundada en una sola fe: aquella que nos ha enseñado Nuestro Señor Jesucristo.
----------Por lo tanto, todos los católicos, para llamarse católicos, deben aceptar la misma fe enseñada por el magisterio del Romano Pontífice, y poner en práctica en la liturgia como así también en toda la conducta moral, esa misma fe, de cuya enseñanza, de cuya conservación, de cuya interpretación, de cuyo siempre mejor conocimiento, de cuya defensa y de cuyo anuncio y de cuya difusión el Papa es el primer promotor, el garante, el organizador y el primer responsable ante Dios y también ante la Iglesia misma.
----------La esencia de la Misa es objeto de fe. Es un misterio de fe. Como tal es verdad inmutable, universalmente aceptada por toda la Iglesia y por todos los católicos. Ella es verdad enseñada y custodiada por el Papa, transmitida por Jesucristo, aceptada por todos los católicos que quieren ser verdaderos católicos, en comunión unos con otros en la Iglesia. La unidad de la Iglesia nace de la unidad de la fe practicada en la Misa, fons et culmen totius vitae christianae, de la cual el Papa es el supremo liturgo y sacerdote, así como moderador y regulador de su ritualidad y de su recta y legítima celebración.
----------En efecto, como es bien sabido, Cristo ha ordenado a los Apóstoles que celebraran la Misa haciendo lo que ha hecho Él en la Última Cena; y por eso el Papa no puede cambiar la esencia de la Misa, o sea aquello que ha hecho Cristo, por ejemplo no puede sustituir la transubstanciación del pan y del vino con una acción diferente, sino que la debe conservar diligentemente hasta el fin del mundo.
----------Por el contrario, Cristo ha confiado a Pedro el poder de las llaves, por el cual le corresponde supremamente al Papa ordenar el modo legítimo y concreto de celebrar la Misa según los tiempos y según los lugares. Por lo tanto, es necesario distinguir atentamente el rito de la Misa en su substancia o naturaleza esencial e inmutable, de las diferentes modalidades rituales de celebrar la Misa.
----------El rito es uno solo para toda la Iglesia: es lo que Cristo hizo en la Última Cena. Los modos rituales de la celebración, con las diversas ceremonias o usos litúrgicos que les corresponden, aprobados por la Iglesia, son diferentes, por lo cual tenemos por ejemplo el rito romano, el rito ambrosiano, el rito dominicano, el rito malabar, el copto, el bizantino. El Papa no puede cambiar el rito en el primer sentido, pero puede cambiarlo en el segundo o conceder o negar aprobaciones o reconocimientos oficiales.
   
¿Debe haber un "pensamiento único" en la Iglesia?
   
----------Con respecto a la cuestión del así llamado "pensamiento único", del que tantos en la actualidad se lamentan, es necesario aclarar cuáles pueden ser los contenidos del pensamiento único, lo que nos servirá para aclarar nuestro tema. Pues bien, ninguna sociedad o comunidad está unida y se rige sino sobre la base de un pensamiento fundamental único, una única verdad práctica para todos codificada en la carta constitucional, la cual, entre otras cosas, permite precisamente a todos la libertad de pensamiento. Esto obviamente vale también para la Iglesia. El simple pluralismo de opiniones no unificado por un principio común de justicia, como creen los liberales, crea solo el caos, la anarquía y la opresión de los prepotentes sobre los débiles.
----------Pero si el pensamiento único son los dogmas de la fe católica, ¡bienvenido el pensamiento único! y el papa Francisco hace bien en proponerlo a toda la humanidad como único camino de salvación. Pero si este pensamiento único debe ser el lefebvrismo o el rahnerismo, ¡al diablo con el pensamiento único!
----------Por lo tanto, es necesario evitar en nuestra vida, tanto la mentalidad liberal como la mentalidad fascista. La primera te dice: "Piensa y haz lo que te parece, basta que no fastidies a los demás". La segunda ordena que todos deben pensar del mismo modo bajo las órdenes del jefe y bajo sanciones penales. El actual proyecto de ley Zan en Italia sobre la homofobia, por ejemplo, al igual que las leyes contra la discriminación en Argentina, están inspirados en esta segunda mentalidad. La primera te dice: "vive y deja vivir"; la segunda: "vive con la cabeza gacha". La conducta correcta es: vive y haz vivir en obediencia a Dios.
   
El parangón del poliedro y el de la esfera, aplicados a la Iglesia
   
----------Acerca de la unidad y la diversidad en la Iglesia, está el famoso parangón que el Papa hace de la Iglesia con un poliedro. Es correcto, pero no dice toda la verdad sobre la Iglesia. Esa comparación nos hace comprender cómo la Iglesia, de modo similar a un cuerpo orgánico, está compuesta por varios carismas, órganos y diversas tendencias de pensamiento y de acción, que deben armonizar entre sí, integrarse y completarse recíprocamente con amor para formar el todo, que ordene las partes en unidad.
----------Pero la Iglesia puede y debe ser comparada también a una esfera, porque es la esfera y no el poliedro, la que da la idea de como todos los fieles, de modo similar a los rayos de la esfera, deben por igual obedecer al Papa, representado por el centro de la esfera, hacia el cual todos los radios tienden y del cual todos parten.
----------Claro que la imagen de la esfera da la idea de la unidad, de la Iglesia una y única, pero no da la idea de la variedad, de la pluralidad y de la multiplicidad. La imagen del poliedro, en cambio, sugiere todos estos aspectos, pero deja en la sombra la universalidad y la unidad de la fe y, por lo tanto, del culto divino bajo la guía del Papa. Es necesario por lo tanto poner ambas imágenes juntas, para que se integren y se expliquen entre sí. Los modernistas quisieran el poliedro sin la esfera. Los lefebvrianos quisieran la esfera sin el poliedro.
   
El novus ordo es el único rito actualmente universal en la Iglesia
   
----------El papa Francisco en su motu proprio Traditionis custodes ha dicho que el novus ordo es y debe ser el único rito actual de la Misa, que todos deben seguir, sin excluir, sin embargo, la legitimidad, bajo algunas condiciones impuestas por él en el mencionado documento, de celebrar también en el vetus ordo según la modalidad establecida por el papa san Juan XXIII en 1962. Lo cual quiere decir que los devotos del vetus ordo pueden continuar en su actividad litúrgica (bajo precisas condiciones); sin embargo, deben darse cuenta de que su elección no puede pretender la universalidad, a la cual tiene derecho el novus ordo.
----------Dicho sea de paso, no está claro si los fieles arraigados en el vetus ordo pueden cumplir el precepto festivo con su vetus ordo Missae o están obligados también ellos a seguir el novus ordo. El Santo Padre no lo precisa en su motu proprio, pero supongo que, concediendo el indulto, concede también la validez del vetus ordo para el cumplimiento del precepto festivo, siempre que sea celebrado en día festivo.
----------Sin embargo, con el debido respeto al Santo Padre, me siento obligado a opinar que parece demasiado rígido en la apología del novus ordo, precisamente él, el papa Francisco, tan enemigo del exclusivismo y tan amigo de la diversidad. El vetus ordo parece simplemente tolerado por el Santo Padre, como haría aquel fulano que, teniendo en casa un viejo armario destartalado, que a nadie le interesa, se lo mantiene todavía en el sótano o en el desván, junto a un armario nuevo, que es el único que se usa.
----------El papa Benedicto XVI era en este aspecto más flexible y comprensivo, y ha tratado de obtener una serena y fraterna convivencia entre los fieles de los dos ritos. Algunos sacerdotes en perfecta obediencia al Concilio Vaticano II, pasaron fácilmente de uno a otro, como a partir de 1970 yo fui testigo en varios de los sacerdotes que fueron mis maestros y mentores.
----------Benedicto conocía muy bien la oposición lefebvriana al Concilio Vaticano II y a los Papas del postconcilio, pero con generosa actitud pastoral, con la labor de mediación del Instituto Ecclesia Dei dirigida por el excelente y equilibradísimo mons. Guido Pozzo, esperaba que los lefebvrianos se abrieran a la reconciliación, llamándolos al mismo tiempo paternalmente a una plena comunión con Roma.
----------También Francisco tuvo el bello gesto de conceder a los sacerdotes lefebvrianos el permiso para confesar a los fieles durante el Año Santo de la Misericordia. ¿Con que resultado? Ninguno, o peor aún, hasta provocó que no pocos sacerdotes lefebvrianos alardearan de que no necesitaban de este permiso del Papa, por estar (erróneamente) convencidos de celebrar válida y lícitamente los sacramentos. De esto soy testigo personal de algunos casos, y todavía seguramente se pueden encontrar sus testimonios en la red telemática. Por lo tanto, debo reconocer yo también, a una con el Romano Pontífice, partícipe a la vez de su dolor y tristeza, que los lefebvrianos no han dado un solo paso sincero hacia Roma, pertinaces en su herejía y orgullosamente obstinados en su rechazo del Concilio y de la obediencia a los Papas del postconcilio.
----------Sin embargo, en mi modesta opinión, el papa Benedicto tenía sobre este asunto otra visión, más amplia que la que tiene el papa Francisco, más comprensiva en Benedicto, al reconocer la mística belleza del rito antiguo, el mayor sentido de lo sagrado que inspiraba, el encanto de la lengua latina, la mayor claridad con la cual el vetus ordo hace comprender que la Santa Misa es un sacrificio, la función propia, insustituible y preeminente del sacerdote respecto a todos los otros servicios y ministerios litúrgicos.
----------Es necesario por otra parte observar también que es del todo inapropiada la expresión "Misa en latín" que a veces suele usarse para designar la Misa vetus ordo, ya que existe también un texto latino de la Misa novus ordo y nada impediría traducir al español o a cualquier lengua vernácula la Misa vetus ordo.
----------La cuestión de la lengua litúrgica nos muestra cómo no es nada fácil decir que sea mejor la Misa en latín o la Misa en lengua vulgar, ya sea el vetus ordo o ya sea el novus ordo. Como es bien sabido, existen argumentos tanto a favor de la lengua latina como de la vernácula. Se trata de cualidades recíprocamente complementarias, por lo cual sería bueno que pudieran estar satisfechos los unos y los otros.
----------De hecho, la casi desaparición del uso del latín ha creado inconvenientes y dificultades para los sacerdotes que tienen que celebrar en el extranjero sin conocer la lengua del lugar, mientras que antes de la nueva Misa, la lengua latina unía a sacerdotes y fieles de todo el mundo, por lo cual, como observa el cardenal Burke en su reciente comentario sobre el Motu proprio, este hecho era tangible signo de esa unidad en la liturgia, que también está justamente en el corazón del Papa. Por lo tanto, es sorprendente que el Papa no mencione en absoluto esta cuestión. Antes de la reforma de 1969, aquellos pequeños misalines para los fieles, que todos recordamos, eran de uso general, y en ellos, aparte de las lecturas que estaban en español, las oraciones de la Misa estaban en latín, pero con una traducción al español en paralelo.
----------El Papa dice estar entristecido, y tiene buenas razones para sentirse así, de que el movimiento cismático que se niega a aceptar los decretos del Concilio Vaticano II, haya instrumentalizado el motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI para convertirlo en la bandera y el símbolo del movimiento rebelde contra los Papas del postconcilio, los cuales han llevado adelante la reforma conciliar. Evidentemente, el favorecer esto era muy ajeno a las intenciones de Benedicto. Francisco hace bien en resaltarlo con claridad y firmeza.

22 comentarios:

  1. El Papa Francisco nunca podrá repudiar al ala modernista, que además hoy es mayoritaria en la Iglesia, ¿y por qué? Sencillo: porque él mismo es un modernista.
    Prefiere en cambio tomárselas con los grupos del vetus ordo, que sabe que están al borde de la extinción o a punto de pasarse a los cismáticos. En cambio, no dice nada sobre los sacerdotes alemanes que bendicen a las parejas homosexuales. No hay motu proprio para ellos, ni para condenar el proyecto de ley Zan en Italia o las leyes de homofobia en otros países. No es justo.

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    1. Estimado Rubén,
      1) tú dices: "El Papa Francisco nunca podrá repudiar al ala modernista, que además hoy es mayoritaria en la Iglesia, ¿y por qué? Sencillo: porque él mismo es un modernista".
      Esto es muy falso. El modernismo es herejía y un Papa no puede ser hereje.
      2) Y también dices: "Prefiere en cambio tomárselas con los grupos del vetus ordo, que sabe que están al borde de la extinción o a punto de pasarse a los cismáticos. En cambio, no dice nada sobre los sacerdotes alemanes que bendicen a las parejas homosexuales. No hay motu proprio para ellos, ni para condenar el proyecto de ley Zan en Italia o las leyes de homofobia en otros países".
      Sabemos ya desde hace años, que el papa Francisco es demasiado indulgente con los modernistas, a quienes hace rato debería haber declarado herejes e incluso materialmente cismáticos. Te invito, Rubén, a que seamos pacientes y prestemos atención a los aspectos positivos del Papa.

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  2. Si el Pontífice reinante siempre tiene razón, porque la Iglesia es una y el Papa es uno, entonces el Pontífice que reinaba cuando se me obligó a hacer el juramento antimodernista también tenía razón. Por lo tanto, ¿debo concluir que no ha sido un juramento oportuno?
    En todo caso, por mi parte, creo que Dios prefiere el órgano a la guitarra (una metáfora con la que quiero resumir mi pensamiento).

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    1. Estimado Anónimo,
      respecto a: "Si el Pontífice reinante siempre tiene razón, porque la Iglesia es una y el Papa es uno, entonces el Pontífice que reinaba cuando se me obligó a hacer el juramento antimodernista también tenía razón. Por lo tanto, ¿debo concluir que no ha sido un juramento oportuno?".
      De hecho, el juramento antimodernista vale hoy más que nunca. Y el Papa debería restaurarlo. No es cierto que en el campo pastoral el Papa siempre tenga razón. Se ha quitado el juramento justo cuando más se necesitaba.
      Mientras que respecto a tu otra afirmación: "En todo caso, por mi parte, creo que Dios prefiere el órgano a la guitarra (una metáfora con la que quiero resumir mi pensamiento)".
      Creo que comprendo la metáfora, y si tu sensibilidad es como fiel católico más por el lado de la conservación que por el de la renovación, procura aportar tu talento, sin negar la validez de los talentos de los demás. Trabaja por la conservación (si esto es lo que quiere decir tu metáfora), pero sin negar la necesidad de los que trabajan por la renovación en la Iglesia, porque ambas tareas son legítimas y necesarias, y no se oponen, sino que de hecho se complementan y enriquecen recíprocamente.
      Respecto a lo de la guitarra (literalmente hablando), yo también lo creo. La guitarra sirve para canciones de amor, mientras que el órgano está al servicio de la música sacra.

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  3. Padre Filemón,
    al principio de su artículo usted habla de "un solo pastor, una sola Iglesia, una sola Misa".
    Su expresión me suena a cosa nueva. ¿Una sola Misa?
    Siempre he creído (y sigo creyendo) que los ritos pueden ser múltiples.
    Y si se prefiere uno a otro (como hoy el Papa Francisco prefiere), pues, paciencia. Creo que es importante rezar. ¡Sea como sea!

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    1. Querido Capitán Hastings,
      entiendo que lo que le preocupa en mi frase no es lo de "un solo pastor, una sola Iglesia", porque eso es obvio para cualquier católico. En cuanto a lo que significa "una Misa", pues, esto:
      1. Que el novus ordo es el único rito oficial obligatorio para todos, en línea de principio general, o de máxima. Pero, bajo ciertas condiciones, también se permiten otros ritos, como por ejemplo el vetus ordo,
      2. que Cristo instituyó el único rito de la Misa en la Última Cena, dando a Pedro la facultad, en los siglos siguientes y hasta el fin del mundo, de regular la disciplina del rito según los tiempos y los lugares, cambiando, aboliendo y renovando a su discreción, permitiendo también la institución de ritos distintos al rito romano.

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  4. El artículo equilibrado y esclarecedor que esperaba. De hecho, como simple lector, también pensé que las prioridades, por las que se escribían este motu proprio, estaban en otra parte, y usted, padre Filemón, las ha enumerado muy bien, señalando la extraña fe de algunos sacerdotes sedicentes católicos que tenemos que escuchar a veces en misa o en privado (y a veces en el confesionario...).

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  5. Estimado Padre Filemón:
    Su artículo es absolutamente esclarecedor, y también meritorio por el equilibrio y el respeto hacia el Santo Padre.
    La claridad con la que también distingue entre la constitución esencial del Santo Sacrificio de la Misa y el ritual contingente, histórico y cambiante, es muy lúcida y clara.
    Y hablando de esto último, una pregunta, de la que supongo que ya sé la respuesta, aunque quisiera alguna explicación de su parte: ¿se puede decir que San Pío V, en la Bula "Quo Primum", se excedió en sus atribuciones (o sea, actuó ultra vires) al expresar que había establecido su rito "a perpetuidad"?
    Son bien conocidas sus expresiones, por ejemplo: "...a éste Misal justamente ahora publicado por Nos, nada se le añada, quite o cambie en ningún momento y en ésta forma Nos lo decretamos y Nos lo ordenamos a perpetuidad, bajo pena de nuestra indignación, en virtud de nuestra constitución". "Que absolutamente nadie, por consiguiente, pueda anular esta página que expresa Nuestro permiso, Nuestra decisión, Nuestro mandamiento, Nuestro precepto, Nuestra concesión, Nuestro indulto, Nuestra declaración, Nuestro decreto y Nuestra prohibición ni ose temerariamente ir en contra de estar disposiciones. Si, sin embargo, alguien se permitiesen una tal alteración, sepa que incurre en la indignación de Dios Todopoderoso y sus bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo".
    Lamentablemente, tal es el desconocimiento entre lo dogmático y lo disciplinario (incluso entre obispos y sacerdotes) que estos textos se utilizan para idolatrar un rito que no es perpetuo, como no lo es ningún rito (en cuanto ley de la Iglesia, no de Cristo).
    ¿Me equivoco en lo que estoy diciendo?
    Gracias por adelantado.

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    1. Estimado Ignacio,
      comprendo la dificultad que surge de la lectura del texto de san Pío V en aquella Bula, cuando promulgaba su Misal.
      Tiene usted razón cuando recuerda que no se trata de materia de doctrina, sino de materia disciplinar.
      Para comprender el sentido y el alcance de las palabras de aquel Santo Pontífice del siglo XVI, es necesario insertarlas en las modalidades expresivas de su época, como siempre es necesario hacer cuando nosotros queremos interpretar bien un texto literario. Incluso el lenguaje de la Iglesia no escapa a esta relatividad a su tiempo.
      En el tiempo de san Pío V, se usaban modos expresivos demasiado categóricos, incluso en materias que de por sí pueden estar sujetas a cambio, como es la materia jurídica o disciplinar en la Iglesia. Y este texto de san Pío V es precisamente el caso.
      Es necesario por otra parte recordar que el papa san Pío V quiere subrayar su autoridad pontificia, pero lo hace con el estilo de su tiempo, el estilo por el cual en aquel tiempo la autoridad tendía a afirmarse, a imponerse, intimidando de algún cierto modo a los súbditos. De modo que está claro que el papa san Pío V quiere afirmar que solo el Romano Pontífice puede legislar respecto a la disciplina de la Liturgia y modificar los usos litúrgicos a su discreción. Y así como el papa san Pío V modificó los ritos precedentes, así también el papa san Paulo VI ha proveído a la reforma actual.

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    2. Querido padre Filemón,
      agradeciéndole su respuesta, y estando de acuerdo con sus argumentos, sin embargo, no puedo dejar de reconocer la confusión que existe hoy sobre este tema, incluso entre los altos prelados de la Iglesia, como el cardenal Burke, quien -en mi opinión- parece entender (como actualmente los lefebvrianos) que el rito tridentino es la "Misa de siempre".
      Me refiero a lo que expresa en su blog (https://www.cardinalburke.com/presentations/traditionis-custodes):
      "Pero, ¿puede el Romano Pontífice abrogar jurídicamente el Usus Antiquior? La plenitud de poder (plenitudo potestatis) del Romano Pontífice se refiere al poder necesario para defender y promover la doctrina y la disciplina de la Iglesia. No es un 'poder absoluto' que incluiría el poder de cambiar la doctrina o erradicar una disciplina litúrgica que ha estado viva en la Iglesia desde los tiempos del Papa Gregorio Magno e incluso antes. La interpretación correcta del artículo 1 no puede ser la negación de que el Usus Antiquior es una expresión siempre viva de 'la lex orandi del rito romano'. Nuestro Señor, que concedió el maravilloso don del Usus Antiquior, no permitirá que sea erradicado de la vida de la Iglesia".
      Agradecería mucho sus comentarios.

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    3. Estimado padre Filemón,
      En cuanto a su respuesta al Sr. Ignacio Del Hoyo, comparto su razonamiento, y me es muy fácil comprender la diferencia entre la enseñanza doctrinal y la orientación disciplinaria o jurídica, en el oficio del Papa, que usted ha explicado muchas veces en tantos de sus artículos.
      Sin embargo, me sorprende que el Papa Benedicto XVI, en su carta de 2007 a los obispos que acompaña al Motu Proprio, declare que: "En cuanto al uso del Misal de 1962, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Misa, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que este Misal nunca fue abrogado jurídicamente y, en consecuencia, en principio, siempre estuvo permitido".
      ¿Se trata, por tanto, de un error "jurídico" del papa Pablo VI? ¿O ha sido su decisión pastoral consciente la de no derogar el Misal anterior, por respeto a los fieles que todavía lo usaban? En todo caso, entiendo que todavía estamos ahí: en el campo jurídico, en el campo contingente, histórico y cambiante.
      Ahora bien, entiendo que la afirmación de ciertos sectores del tradicionalismo (lefebvriano o no) de que tanto la afirmación del papa Pío V como la afirmación del Papa Benedicto implicarían que la Misa Tridentina nunca podría haber sido anulada es una exageración absoluta.
      Gracias.

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    4. Estimado Ignacio,
      en mi opinión, el cardenal Burke plantea la pregunta en términos que no se ajustan a la naturaleza de la cuestión. En efecto, él menciona dos cosas: abrogar y cambiar la doctrina. En cuanto a lo primero, si por abrogar entendemos anular, es impensable que ningún Papa pueda abrogar la Misa de un determinado rito. Si, en cambio, por abrogar entendemos "dejar de lado", en cuanto que existe otro rito más actual y que responde a las exigencias de hoy, podemos decir que el papa Francisco ha abrogado el vetus ordo, como por otra parte han hecho los Papas precedentes después de la reforma de san Paulo VI.
      Por cuanto respecta a la cuestión de la doctrina, en un caso como este de elección entre el vetus ordo y el novus ordo, la mencionada pregunta está completamente fuera de lugar, ya que es evidente que tanto el vetus ordo como el novus ordo son modalidades rituales diversas de la misma Misa o del mismo rito romano, como Misterio de fe instituido por Nuestro Señor Jesucristo.
      Por otra parte, tengamos presente que tanto el vetus ordo como el novus ordo hacen referencia al Concilio Vaticano II, en cuanto que el vetus ordo es el Misal Romano de 1962 autorizado por san Juan XXIII y el novus ordo es el Misal Romano de 1970 autorizado por san Paulo VI. Todos los Papas del postconcilio usan los términos novus ordo y vetus ordo en este sentido.

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    5. Estimado Luis De Carli,
      el Misal de 1962 no ha sido nunca abrogado e incluso el Papa Francisco confirma este estado de cosas precisamente reglamentando, aunque de manera restrictiva, la celebración según ese Misal.

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  6. Padre Filemón,
    ¡una hermosa contribución sobre el Motu proprio!
    ¿Esta es la última nota de la serie?

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    1. Hola Herminia,
      ya habrás podido ver que no es la última nota, y no sé si será la última la que he publicado hoy.

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  7. Estimado Padre Filemón:
    Gracias por su hermoso artículo, con el que estoy de acuerdo plenamente, y que me hizo comprender con serenidad y paz el Motu Proprio Traditionis Custodes, a la vez que he reconocido que esta medida disciplinar del Papa Francisco podría quizás revelar muchas limitaciones humanas, comprensibles en el Santo Padre, las cuales no nos deben hacer disminuir nuestra devoción al Papa como Maestro de la Fe y Pastor Universal de la Iglesia.
    Por otro lado, tampoco creo que me equivoque si resumo una de las ideas centrales que usted ha querido transmitir en su artículo: el problema que plantea Traditionis Custodes no es un problema litúrgico, sino un problema de Fe y de Unidad en la Iglesia (catolicidad), es decir, es un problema de herejía y cisma.
    Pero voy a lo que me interesa: teniendo en cuenta que vemos que en este pontificado no parece haber posibilidad de que el Romano Pontífice llame a las cosas por su nombre, al cisma cisma, y a la herejía herejía, para que quede claro quiénes son los auténticos católicos y cuáles no (como creo que usted lo ha pedido repetidas veces en sus artículos), mi impresión es que la divina Providencia se sirve de estas carencias del Papa actual, y de este Motu Proprio (con su probable malestar pastoral) para nos demos cuenta de lo que realmente es necesario. Es decir que en medio de tantas actitudes humanas del Papa Francisco (muchas veces criticables) y de sus disposiciones (tan rígidas para los tradicionalistas y tan laxas para los progresistas), al final se va progresivamente aclarando quienes están en la herejía y el cisma, y quienes están en la verdad católica y en la unidad de la Iglesia. ¿Sería esta una forma en que Dios obtiene el bien del mal?
    Gracias Padre Filemón y no deje de regalarnos sus reflexiones.

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    1. Estimado Mauro P.H.,
      yo también creo que la divina Providencia, como recaba de nuestros defectos un mayor bien, hace lo mismo con el Papa. El hecho de que el papa Francisco parezca no estar suficientemente atento a las numerosas herejías, que hoy están en circulación, estimula en nosotros los sacerdotes, o en los teólogos, o en los buenos pastores y también en el mismo pueblo de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, a desarrollar una reacción saludable, que pueda crear anticuerpos en defensa contra las insidias del error.

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  8. Estimado padre Filemón,
    reconozco, compartiendo su criterio, la distinción entre lo doctrinal y lo disciplinar en la obra de un Papa, sin embargo, noto, particularmente a partir con lo sucedido con el reciente motu proprio Traditionis custodes, y con el debido respeto, cierto sesgo autoritario en los últimos Papas, sobre todo en el Papa Francisco, que a veces parece exceder toda razonabilidad.
    Pero no creo que sea un defecto personal del Papa actual, en particular. Quizás sea como otros opinan, más bien, un sobredimensionamiento de la institución del papado, sobredimensionamiento que ha ocurrido en la Iglesia desde el Papa Pío IX, como he leído que opinan algunos.
    Hace poco leía precisamente un artículo sobre este tema, y su autor opinaba que desde hace varios pontificados "la Iglesia ha adoptado un carácter más cercano al de un movimiento que al de una institución". Y el parecer del autor era que eso ha sucedido desde el pontificado de Pío IX, considerándose al Papa como si fuera un caudillo.
    Al respecto suele recordarse una acalorada discusión entre Pío IX y el cardenal Guidi, debido a las reservas que tenía este prelado acerca de la necesidad de proclamar el dogma de la infalibilidad pontificia, argumentando que no era una verdad claramente conservada en la Tradición. Tras lo cual ciertos relatos narran que Pío IX respondió a gritos: "Yo, yo soy la Tradición, yo, yo, yo soy la Iglesia".
    Más allá de la conveniencia o inconveniencia de la proclamación del dogma de la infalibilidad y del primado universal, la impresión es que Pío IX se había convertido en un líder, que hacía y deshacía en la Iglesia según su voluntad omnipresente y trataba al resto de obispos como meros empleados de Roma.
    ¿Qué opinión le merece esto y si puede relacionarse al modo como ha actuado el papa Francisco con este motu proprio?

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    1. Queridísimo Ernesto,
      trata siempre de tener cuidado con lo que lees, sobre todo cuando se advierte que quizás uno no dispone de los necesarios recursos para discernir lo católico de lo no católico. Mira que los errores modernistas o lefebvrianos hoy circulan por todas partes libremente en blogs sedicentes "católicos", y pueden ponernos trampas e insidias.
      Respecto al tema que comentas, me permito tener algunas dudas acerca de la veracidad de los relatos referentes al beato Pío IX. En cualquier caso, lo importante es que se trata de un santo reconocido por la Iglesia.
      Por lo demás, creo que más que mirar estos episodios del pasado, que, en todo caso, son episodios a verificar, es muchísimo más necesario considerar de manera realista y respetuosa el comportamiento del Papa actual.
      Por cuanto respecta al Motu Proprio del papa Francisco, se nota ciertamente una actitud de indignación, pero creo que esa actitud está justificada por el hecho de que los filolefebvrianos se han servido del Motu Proprio de Benedicto XVI para desafiar las doctrinas del Concilio Vaticano II, para rechazar la Misa del Novus Ordo y para oponerse al Magisterio de los Papas del postconcilio, ampliando los límites del permiso concedido, más allá del Misal de 1962, es decir, hasta la Misa de san Pío V, lo cual no está permitido.

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  9. Solo siento una gran tristeza porque recientemente había descubierto la Misa tradicional y de ella he sacado grandes frutos espirituales. Ahora será difícil volver al ámbito de una misa del novus ordo, tal como hoy ha decaído a niveles bajísimos, debido a los abusos que se ven en todas partes.

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    1. Querido Silvio,
      en primer lugar le exhorto a continuar, en la medida de lo posible, participando en la Misa vetus ordo. Sin embargo, también le aconsejo participar en la Misa novus ordo, esperando que ella sea bien celebrada. Tenga presente que se trata de dos modalidades de celebración de la misma Misa Romana. También tenga cuidado de no considerar modernista el novus ordo, porque esto no es cierto en absoluto. En todo caso, pueden existir concepciones modernistas de la Misa que no tengan nada que ver con el verdadero novus ordo.

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