Los sectores sedicentes católicos más reaccionarios hoy al Romano Pontífice no han recibido con beneplácito algunas recientes expresiones suyas relativas a la Sagrada Eucaristía, como ciertas referencias a la actitud de Jesucristo hacia Judas en la Última Cena, y particularmente una expresión inusual: "la Eucaristía es el pan de los pecadores". Reflexionaremos, pues, en una serie de notas diarias, sobre algunas cuestiones relativas al Sacramento de la Eucaristía, ubicando estas expresiones del Santo Padre en su adecuado contexto, a fin de obtener una recta interpretación que pueda servirnos de crecimiento espiritual.
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
miércoles, 21 de julio de 2021
Eucaristía (1) Coherencia eucarística y fariseísmo
----------Nos enseñaba el papa Benedicto XVI, actual papa emérito, años atrás, acerca de la coherencia eucarística: "Es importante notar lo que ha sido denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado" (n.83 de la exhortación apostólica postsinodal Sacramentum Caritatis, del 22 de febrero de 2007).
----------En aquella ocasión, el papa Benedicto XVI, actual papa emérito, hacía referencia particular a una intervención del cardenal Alfonso López Trujillo [1935-2008] acerca de la "Coherencia eucarística de los políticos y legisladores", durante la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en 2005. El purpurado terminaba aquella intervención suya del 7 de octubre de 2005, con las siguientes palabras: "Los políticos y los legisladores deben saber que, proponiendo y difundiendo los proyectos de leyes inicuos, tienen una grave responsabilidad y deben poner remedio al mal hecho y difundido para poder acceder a la comunión con el Señor, que es Camino, Verdad y Vida".
----------Nuestro Señor Jesucristo nos habla de la necesidad, para tener la vida eterna, de nutrirnos de su carne en la forma del sacramento de la Eucaristía. Él se presenta como alimento del alma, alimento que no perece como el alimento material, sino que nos permite vivir una vida sobrenatural y divina, por la cual podremos resucitar de la muerte y vivir en cuerpo y alma por la eternidad con Dios, disfrutando de la visión de su Rostro. La Santísima Eucaristía también tiene un poder curativo, incluso vivificador: hace resucitar de la muerte (Jn 6,54). Sin embargo, es necesario que el alma esté ya purificada por la gracia.
----------Está viva hoy en la Iglesia la discusión sobre las condiciones interiores y exteriores necesarias para recibir digna y fructuosamente la Sagrada Comunión. Nos damos cuenta todos de que los pastores no deben ser demasiado fáciles en el conceder la Comunión, a fin de que el alimento divino no sea dado a quien podría profanarlo y por lo tanto no podría asimilarlo; pero por otra parte no deben pedir demasiadas condiciones, porque Cristo quiere que el alimento eucarístico sea ofrecido a todos para obtener esa vida eterna, que Él ofrece a todos. ¿Dónde está el equilibrio? Es precisamente lo que todos buscamos.
----------Sucede, en efecto, que ciertos pastores, considerando que Dios quiere salvar a todos y que todo hombre está hecho para Dios, tienden a facilitar las mencionadas condiciones hasta el punto de reducirlas al simple deseo del fiel de hacer la Comunión. Otros, que centran su atención en la necesidad de que exista una correspondencia entre las condiciones interiores del fiel y el alimento eucarístico que él desea tomar, ponen en evidencia o destacan el previo deber del fiel de ponerse en las condiciones adecuadas, en modo tal que se verifique esta correspondencia, en cuanto que, si ella faltara a causa de una indisposición de su espíritu, la recepción del alimento eucarístico no le sería fructuosa sino perjudicial, de modo similar a una persona que consume un alimento que ella no es capaz de digerir.
----------Por otra parte, una persona que, aún en los casos en que diga ser católica, muestra no obstante una conducta pública claramente contraria a los principios morales católicos, ¿puede quizás parecer creíble y redimir su conducta por el mero y simple hecho de acercarse a recibir la Sagrada Comunión? ¿O, en cambio, más bien no suscitará en los buenos fieles una reacción de disgusto y de desaprobación?
----------¿Qué sentido tiene hacer la propia conveniencia, servir al mundo, imitar a los pecadores y luego pretender obtener, testimoniar y expresar aquella cumbre suprema y mística (fons et culmen totius vitae christianae) de la íntima unión con Dios y con la Iglesia, que es la práctica de la Eucaristía? ¿De qué les sirve a ellos la Comunión, si después en su vida cotidiana no dan ningún signo o al menos dan signos insuficientes de haber recibido fructuosamente la Comunión con una digna conversión y corrección de sus vicios?
----------¿Qué sentido tiene hacer la Comunión y después vivir de modo contrario a cuanto lógicamente se deriva del hacer la Comunión o a cuanto es requerido para hacerla dignamente? ¿En qué se convierte hacer la Comunión? Sería como recitar una comedia, hacer teatro, hacer de actor; pero no expresa ya una práctica de vida en la cual se cree seriamente como fuente indispensable de la propia vida moral y espiritual.
----------Se convierte en una simple práctica convencional como marcar la tarjeta al inicio del trabajo, vestir un determinado uniforme o hablar una determinada lengua, todas cosas que el operario acepta no por sí mismas, sino solo porque son condiciones para ser aceptado en la fábrica y poder trabajar. Lo que le interesa al operario es trabajar; a las condiciones anteriores se adapta, pero no las busca por sí mismas.
----------Así, para el católico fariseo: la Comunión no interesa por sí misma, sino solo porque considera que el hacerla le vuelve aceptable a la comunidad. Pero juzga neciamente, porque piensa que los fieles, salvo los hipócritas como él, lo acogen voluntariamente y ven en él un ejemplo de comportamiento católico.
----------A lo que acabo de decir, quizás se podría objetar: todos somos inevitablemente incoherentes; ¿quién puede pretender ser un perfecto ejecutor de todas las leyes de la moral? Por lo demás, ¿qué sabemos de la conciencia de los demás, si apenas podemos juzgar la nuestra? ¿No podrían ser excusados? ¿No podrían estar en buena fe? ¡Quien esté sin pecado, que lance la primera piedra!
----------¡Sinceramente no es nada envidiable la responsabilidad del Obispo o del Papa, que tienen la potestad, llegado el caso, de no perdonar los pecados (Jn 20,23), de procesar, de excomulgar, de interdictar, de deponer, de remover, de exiliar, y cumplir sanciones disciplinarias por el estilo! En ciertos casos la misericordia sería falsa y dañina, mientras que es benévola y sanadora la justicia, aunque haga sufrir a quien la padece y más aún a quien la debe ejercitar. En ciertos casos, no bastan los medicamentos, sino que se necesita cirugía. Sin embargo, los pastores poseen un carisma especial de discernimiento y deben utilizarlo, en la certeza de hacer el bien del rebaño, incluso cuando sea necesario ser severos.
----------Hoy, por lo tanto, se habla de coherencia eucarística para significar con esas dos palabras que el fiel debe tener una conducta moral que sea coherente con esa exigencia, es decir, con las condiciones interiores necesarias para poder acceder fructuosamente a la Sagrada Comunión.
----------Con la expresión coherencia eucarística se entiende, por lo tanto, la necesidad de que el fiel asocie su práctica eucarística o exprese su deseo de hacer la Comunión con una conducta de vida de sustancial (aunque no perfecta) observancia de los mandamientos del Señor, porque si por el contrario el fiel católico no acepta los deberes morales impuestos por el Evangelio y enseñados por la Iglesia, y no obstante esto hace la Comunión o desea hacer la Comunión, tal comportamiento suyo está en contradicción con su conducta moral, la cual no corresponde a la forma que debe tener para estar en armonía con la práctica de la Eucaristía.
----------En efecto, solo el ejemplo de una recta conducta moral puede manifestar exteriormente y puede justificar una sincera y fructuosa práctica eucarística, aún cuando, lamentablemente, queda siempre la posibilidad no aleatoria (téngase en cuenta el fenómeno del fariseísmo) de que los fieles manifiesten exteriormente y socialmente una buena conducta moral, sin que por ello sean gratos a Dios, en cuanto o bien ocultan los pecados al prójimo o bien no son sinceros en la realización de las buenas acciones.
----------Está claro que en tal caso su posición en la Iglesia, canónicamente regular hacia la práctica eucarística, no les sirve para nada y de hecho se convierte en causa de perdición, como advierte san Pablo (1 Co 11,29) para quienes hacen la Comunión indignamente en cuanto conscientes de culpa mortal.
----------Cabría preguntarse cómo puede suceder esto, dado que parece imposible carecer de sinceridad en la piedad religiosa, como si Dios no se diera cuenta de nuestra hipocresía. Pero el hecho trágico es que precisamente el hipócrita, aunque sabiendo bien que está ofendiendo a Dios, se preocupa mayormente por el juicio de los hombres y por eso, para obtener el reconocimiento humano, finge una recta conducta exterior, que en realidad no es agradable a Dios y está en contra de su propia conciencia.
----------A estos fariseos no les sirve de nada dar una buena impresión delante de los hombres, si no se preocupan ante todo de ser gratos a Dios y de escuchar su propia conciencia. Hay que saber que el fracaso humano no nos hace daño, si nosotros somos fieles a Dios. Pero si queremos ser gratos a los hombres antes que a Dios, esto no puede ser para nosotros más que causa de perdición.
----------Naturalmente, para que la mencionada coherencia se verifique, no se le requiere al fiel una práctica de vida alejada de cualquier culpa moral, incluso venial -si iniquitates observaveris, Domine, Domine, quis sustinebit? (Sal 130,3)-, porque esto es verdaderamente imposible, también para los grandes Santos; pero al menos se requiere la voluntad de evitar el pecado mortal, mientras que, en el caso de que el fiel haya caído en culpa mortal, es necesario, como es bien sabido, que, para acercarse a Aquel que es la Inocencia hecha persona, el fiel proporcione, en la medida de lo posible, su propia imperfecta inocencia a la del Señor, recuperándola en el sacramento de la Penitencia, si la hubiera perdido.
----------Ciertamente, ¿quién puede pretender tener una conciencia tan limpia como para recibir dignamente el Cuerpo del Señor? Domine, non sum dignus ut intres sub tectum meum, sed tantum dic verbo et sanabitur anima mea. Es necesario, de todos modos, estar preparado, es necesario saber a Quién se va a recibir, es necesario estar arrepentido de los propios pecados y estar animado por un amor sincero por el Señor, es necesario un sincero deseo de comunión con Él y con los hermanos y una gran reverencia por su infinita Majestad, es necesaria una inmensa gratitud por Su misericordia y su deseo de querer venir a habitar en nuestro corazón.
----------Quien alza el precio para acceder a la Comunión nos recuerda que somos pecadores, que tenemos una cuenta abierta con el Señor, que debemos restituirle lo que le pertenece, que tenemos deudas que saldar, que debemos reparar nuestras malas acciones, que debemos estar reconciliados con Él. Lo impuro no se concilia con lo Puro. Es necesario ser puros para recibir el Puro.
----------Un muerto no puede nutrirse; es necesario estar vivo para alimentar la vida. Por eso la Eucaristía es llamado sacramento de los vivos, con lo que se entiende que no estamos en estado de pecado mortal. Esto no quiere decir que para acercarnos a la Sagrada Comunión sea necesario ser santos como san Francisco de Asís o santo Domingo de Guzmán, y sin embargo es necesario estar en gracia, ya que si no la tuviéramos, nuestro deseo de la Eucaristía no podría ser sincero, sino que estaría motivado por la pretensión de obtener la benevolencia de Dios sin hacer lo que Dios nos pide para obtener su benevolencia.
----------En cambio, sólo a condición de haber cumplido con las mencionadas obligaciones de justicia, podremos acercarnos a Dios y gozar de su amistad y podremos mostrarnos con Él sinceros amigos. La Sagrada Comunión es un encuentro entre amigos. Yo no puedo pretender la amistad del amigo si yo tengo con él un asunto pendiente o si yo tengo obligaciones de justicia incumplidas o él está resentido conmigo porque lo he ofendido y no le he pedido perdón. Si estoy apegado a mis pecados, ¿con qué rostro me presento delante de Aquel que desaprueba mis pecados, pretendiendo obtener su benevolencia y su amistad? ¿No debería antes quitar aquello que en mí a Él le provoca desagrado o al menos darle señales de querer quitarlo?
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