lunes, 19 de julio de 2021

La herejía del sacerdocio femenino. Obispos falsarios de la fe (1)

Presento a continuación la primera parte de una breve reflexión teológica acerca del gravísimo atentado al Magisterio del Romano Pontífice que significa el Sínodo Alemán, particularmente respecto al sacerdocio femenino, en base a sus propios presupuestos, extractados del documento de trabajo (los pasajes del documento de los obispos se encuentran entre comillas y en letra cursiva). Mis reflexiones se centrarán fundamentalmente en la documentación inicial del Sínodo Alemán, conocida en los primeros meses del 2020, bajo la autoridad del cardenal Reinhard Marx, por entonces presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.

Premisa doctrinal
   
----------La tarea de los Sínodos eclesiales nacionales es la de ser expresión de la colegialidad episcopal que apacienta colegialmente, en unión y obediencia al Romano Pontífice, al pueblo de Dios que reside en esa determinada nación, a fin de afrontar y resolver, con justa autonomía, a la luz del Magisterio universal de la Iglesia, cuestiones atinentes al mejor modo de vivir como Iglesia nacional, el Evangelio en esa nación dada, en comunión con la Iglesia universal y con el Sumo Pontífice, a quien pueden ser dirigidas propuestas prácticas de vida o de reforma de la Iglesia, que el Papa se reserva el derecho de evaluar y someter a su prudente juicio y puede, si así lo cree, hacer suyas para el bien de la Iglesia universal.
----------Pero esta asamblea sinodal no tiene absolutamente ninguna autoridad magisterial para abordar y decidir sobre temas doctrinales o atinentes al dogma, que sean objeto de discusiones o disputas contestatarias al Magisterio, temas que, como tales, no son y no pueden ser competencia de una sola Conferencia Episcopal Nacional, sino que, tratándose de temas de interés para la Iglesia universal, no pueden sino ser de competencia de quien ha sido constituido por Nuestro Señor Jesucristo cabeza y pastor de su Iglesia, con la tarea de apacentarla y confirmarla en la fe en nombre y con el poder, conferidos a él por Cristo, para definir infaliblemente y declarar definitivamente, si es necesario, lo que debe ser tenido por fe, a fin de poner término a las discusiones y a las incertidumbres y hacer saber a todos los fieles con seguridad cual es la verdad saludable, un poco como ahora todos, estamos a la espera de que la comunidad científica confirme una vacuna o un tratamiento que sea plenamente eficaz para hacer cesar la pandemia.
----------¿Quién sería el necio o temerario que, con el pretexto de la evolución de la ciencia, pusiera en discusión, una vez hallada la terapéutica definitiva, su validez? Sin embargo, estos obispos alemanes hacen lo mismo ante el Magisterio pontificio, el cual, a diferencia del falible saber humano, nos garantiza infaliblemente la esencia de ese sacerdocio cristiano, que es ministerio de salvación eterna.
----------La tarea magisterial de una Conferencia Episcopal nacional es muy preciosa, pero, en definitiva, es simplemente la de mediar y explicar a los fieles de la propia Iglesia local las enseñanzas de la Iglesia universal, custodiadas y proclamadas por el Sumo Pontífice, y la de hacerlas aplicar a sus fieles. Por otra parte, tiene el deber de defender el Magisterio de la Iglesia de los ataques de los incrédulos y de las estafas y adulteraciones de los herejes, refutando sus blasfemias y sus mentiras.
   
Examen de las proposiciones. ¿Cuál sería la "cultura científica"?
   
----------Dicen los obispos alemanes en su documento inicial de trabajo para el "camino sinodal": "La evidente discrepancia entre la posición de los documentos magisteriales y la argumentación unánime de la teología científica sobre la cuestión de la vocación femenina al apostolado ministerial es un 'skandalon' que debe ser superado en aras de la credibilidad del anuncio del Evangelio de la Pascua".
----------En realidad el escándalo son estos obispos, que traicionan, nuevo Judas, y profanan vergonzosamente,  por ambición mundana disfrazada de piedad, el sagrado mandato de sucesores de los Apóstoles y colaboradores del Sucesor de Pedro para la edificación y el camino de la Iglesia hacia el reino de Dios.
----------Lo que ellos llaman pomposamente y con altivez "teología científica", que tiene la pretensión de refutar o al menos de poner en discusión el Magisterio dogmático del Romano Pontífice, yo diré qué es en realidad: es la teología neo-modernista luterano-hegeliana, gnóstica, falsa mística idealista y panteísta de Karl Rahner, falsificador de las doctrinas del Concilio Vaticano II; Rahner, cuyas herejías son peores que las de Lutero; Rahner, por quien se han dejado seducir infinidad de Obispos y sacerdotes desde hace cincuenta años, ya que es precisamente él, quien, entre otras herejías, ha osado impía y perversamente falsificar la esencia del sacerdocio, y por eso los ha inducido a insistir con reprobable y necia obstinación, casi inspirada por Satanás, en desear una práctica herética condenada desde los tiempos de san Pablo VI.
----------¿No se dan cuenta estos obispos, de que su arrogante y descarada iniciativa escandaliza al buen pueblo de Dios, hace exultar de alegría a los herejes y a los modernistas, disgusta a todos los hermanos obispos del mundo, los convierte a ellos en cismáticos, entristece e indigna al Santo Padre, que jamás cederá a las pretensiones del Sínodo alemán, mientras que en cambio se atraerán sobre sí mismos los relámpagos de la ira de Dios? Él ha permitido esta pandemia para inducirnos a hacer limpieza, ¿y estos obispos tienen la audacia de aumentar la inmundicia? ¡Deberían desistir del insano propósito que los mueve, antes de que Dios nos envíe un flagelo aún peor que el presente! ¡Deberían quiter la inmundicia herética de la Iglesia, como expresó en su momento aquel santo varón, Benedicto XVI, en el Via Crucis del 2005!
   
La exclusión de la mujer del sacerdocio ministerial
no afecta en modo alguno la igual dignidad del hombre y de la mujer
   
----------Dice el documento sinodal: "Se percibe una discrepancia entre la igual dignidad del hombre y la mujer, continuamente subrayada en las declaraciones de la Iglesia, y la participación de hecho desigual de la mujer en la vida de la Iglesia en la corresponsabilidad ministerial".
----------La igual dignidad del hombre y de la mujer, continuamente subrayada en las declaraciones de la Iglesia, consiste, como bien deberían los obispos saber por el Magisterio de la Iglesia desde la época de Pío XII, en el hecho de poseen ambos la misma naturaleza humana y dignidad de persona, creada por Dios a su imagen y en el plano sobrenatural, como don de la gracia, la misma dignidad de hijos de Dios, a imagen de Cristo, no obstante la diversidad y complementariedad recíproca física, psicológica y espiritual, ambos llamados como miembros del mismo Cuerpo místico de Cristo y bajo la moción de los variados dones del Espíritu Santo, a "ser uno en Jesucristo" (Gál 3,28), a la santidad y a la misma vida eterna.
----------En efecto, como sabemos por la fe en la divina Revelación, Dios "varón y mujer los creó" (Gén 1,27) para que fueran "una sola carne" (Gén 3,24), aquí en la tierra y en la futura resurrección, signo sacramental e imagen del esponsalicio místico de Nuestro Señor Jesucristo con la Iglesia, prefiguración de Cristo nuevo Adán y de María nueva Eva, así como sabemos que la tendencia homosexual, falsamente considerada por algunos como una simple "orientación sexual diferente", es en realidad una corrupción de la originaria dualidad sexual querida por Dios y que es, por lo tanto, una consecuencia del pecado original.
----------Esta igual dignidad, tal como la he descrito y precisado líneas arriba, no requiere en absoluto, según el dato revelado y la tradición de la Iglesia, la igual participación de la mujer en la vida de la Iglesia en corresponsabilidad ministerial, como si la organización de la Iglesia pudiera ser sic et simpliciter homologada a la de cualquier organización de la sociedad civil: y en cambio la jerarquía eclesiástica sacramental (diaconado, presbiterio y episcopado) no está basada en el derecho natural o positivo como la civil, sino que es un dato de fe, porque ha sido querida por Nuestro Señor Jesucristo por mandato del Padre, por lo cual cambiarla, quizás con el pretexto de la "evolución del dogma", es herejía.
----------Ahora bien, como desde siempre la Iglesia ha enseñado y en modo especial los Papas desde san Pablo VI hasta el papa Francisco, la masculinidad es esencial al sacramento del Orden, por lo que la adición del sexo femenino no sería para nada una promoción de la mujer, sino una adulteración herética del sacramento, que por lo tanto ya no sería válido. No es la misma cosa para un eventual sacerdocio de hombres casados. Sobre esto, la Iglesia ya ha precisado que el celibato no entra en la esencia del sacramento del Orden, por lo cual un sacerdocio uxorado es tan válido como uno celibatario.
   
Una concepción herética del sacramento del Orden
   
----------La citada concepción herética del sacramento del Orden, parece ser precisamente la de Rahner y Schillebeeckx, para quienes la esencia del sacerdocio que ellos preferiblemente y significativamente llamaron "ministerio", no radica en el poder del sacerdote alter Christus para ofrecer (sacrum-dans) el sacrificio de Cristo, sino para actuar como "presidentes de la comunidad", dicen.
----------La operación realizada por esos dos teólogos heréticos es similar a la realizada por Lutero cinco siglos atrás: quitar del sacerdocio la referencia a la ofrenda del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo y reducirlo a una simple función de presidencia de la comunidad, con el anuncio del Evangelio. Ahora bien, quitando y relativizando la referencia a una víctima de sexo masculino, con esa reducción sociológica, por no decir política, no aparece ningún motivo por el cual el presidente de una comunidad, sobre todo hoy, deba necesariamente ser un varón. De hecho suena como insulto y humillación de la mujer.
----------Nuestro Señor Jesucristo, por lo demás, con su Sacrificio quiso estar en continuidad con los sacrificios de la Antigua Alianza, que utilizaban víctimas de animales machos. En efecto, en esa época se creía que el varón fuera más precioso y por lo tanto más digno de ofrecer a Dios que la mujer. Ahora bien, sin hacer ninguna valoración sobre una eventual superioridad del varón sobre la mujer, Jesucristo quiso adaptarse a las ideas de su tiempo y decidió instituir el sacrificio cristiano con una víctima masculina, que fue Él mismo y, en consecuencia, el sacerdote cristiano. Pero un sacramento divino, una vez instituido, nadie lo puede ya cambiar en su sustancia, como la Iglesia ha dicho y repetido muchas veces. ¿Quién, en efecto, y con qué autoridad podría cambiar lo que Dios ha establecido para siempre? Lutero lo intentó; pero la Iglesia justamente lo condenó. ¿Y los obispos alemanes hoy quieren volver a intentarlo?
----------Ciertamente, con el reciente descubrimiento de la igual dignidad esencial del hombre y de la mujer, se puede entender que haya surgido el problema: ¿pero por qué se debería mantener una idea arcaica del sacrificio, que presupone la superioridad del varón sobre la mujer? Simplemente para mantener religiosamente lo que Nuestro Señor Jesucristo ha querido, sin que ello implique en lo más mínimo un juicio menos que desfavorable o discriminatorio frente a la mujer en el ámbito de la sociedad y de la Iglesia.
----------Continúan diciendo los obispos alemanes en su documento de trabajo sinodal: "En la percepción pública y también en la interna de la Iglesia existe una notable diferencia entre estos procesos. Ellos deben ser tomados muy seriamente, como expresiones del 'sensus fidelium'. Si esto no ocurre, se puede llegar a una división desde lo externo de la Iglesia católica, que ya se vislumbra desde lo interno".
----------El sensus fidelium es una sensibilidad espiritual colectiva inspirada por el Espíritu Santo, ese mismo Espíritu, que asiste al Papa y a los pastores unidos a él; por lo cual no puede existir jamás contraste entre sensus fidelium y doctrina de la Iglesia. Esta da fundamento dogmático al sensus fdelium, mientras que el sensus fidelium, basado en el dogma, puede sugerir al Magisterio un progreso dogmático. Los obispos parecen estar recurriendo a las amenazas. Si el Papa no los satisface, surgirá un cisma. Pero, ¿de quién será la culpa, si no de los obispos? ¿Queremos repetir la experiencia de Lutero?

2 comentarios:

  1. No se entiende por cuál motivo Dios quiso anclarse en el tiempo en este punto. O sea, aún sabiendo de la igual dignidad del varón y la mujer, sin embargo como cuando instituyó el sacerdocio no se sabía esto -entiendo que Jesús sí lo sabía- decidió seguir esa corriente y establecer que solamente los hombres podrían recibir ese sacramento.
    No así con otras situaciones como la del divorcio en la que contradijo la concepción de su tiempo, incluso la autoridad invocada de Moisés.

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    1. Querido anónimo/anónima,
      Jesús se ha adaptado a la mentalidad de su época, la cual planteaba la superioridad del hombre sobre la mujer, por lo cual, Nuestro Señor, aceptando esta mentalidad no ha pretendido en absoluto transformarla en una verdad de fe, sino que simplemente la toleraba para no incurrir o tropezar con otras dificultades, además de las dificultades que ya tenía.
      Por otra parte, en la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo existen ya implícitos los presupuestos que habrían de conducir a la Iglesia en los siglos siguientes a la conciencia de la igual dignidad del hombre y la mujer. Y estos presupuestos se han hecho precisamente explícitos con el actual Magisterio de la Iglesia concerniente a la igual dignidad del hombre y de la mujer.
      Esto significa que el hecho de que Jesús haya querido que el sacerdocio sea ejercido solo por el varón no depende en absoluto de que Cristo se haya adaptado a la mentalidad de su tiempo. Como muy bien ha explicado el Magisterio de la Iglesia desde la época del papa san Pablo VI, la conexión del sacerdocio con el sexo masculino es un dato de fe, ligado al hecho de que el Verbo se ha encarnado en un individuo humano del sexo masculino, misterio de fe, que hay que aceptar con serenidad sin pensar que pueda ser ofensivo de la moderna dignidad de la mujer.
      De hecho, la Iglesia en estas últimas décadas ha explicado muy bien que la mujer en la Iglesia tiene su particular carisma, diferente y complementario al masculino, de modo similar a cual padre y madre se complementan entre sí en la generación de la prole.

      Aprovecho la ocasión que me da tu oportuna pregunta, para subrayar el don inmenso que tenemos los fieles auténticamente católicos al vivir la gracia del Magisterio de la Iglesia docente, que nos guía en el entendimiento de la Escritura y la Tradición (las dos fuentes de la divina Revelación).
      En el presente articulo, por su concreta temática, insisto en los errores del progresismo (o más bien modernismo) de aquellos que, como los actuales obispos alemanes, quieren ir "más allá" del magisterio del Concilio Vaticano II y de los Papas del postconcilio, porque para ellos, los progresistas modernistas no existen los dogmas, no existen las verdades absolutas, sino que existe la evolución del dogma en el sentido herético de la evolución de una verdad cambiante, jamás inmutable.
      Por el otro lado, existen los tradicionalistas lefebvrianos o filolefebvrianos que, subrayando de modo herético la inmutabilidad de una supuesta "tradición" que ellos consideran fijada (a capricho) en 1958 o en 1962, o en el momento que sea, desconocen el progreso o evolución del dogma en el sentido católico, que es el de la profundización en el conocimiento de la misma verdad de fe, inmutable en sí misma, pero siempre mejor conocida. Lo que quiero decir es que probablemente encontrarás muchísimas dificultades en ciertas comunidades tradicionalistas para que admitan incluso la esencial igualdad en dignidad del hombre y la mujer, que es una verdad que la Iglesia ha explicitado en décadas recientes.

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