sábado, 24 de julio de 2021

Eucaristía (4) Jesús en el Tabernáculo. Frutos de la Comunión

Finalicemos estas reflexiones sobre la Santísima Eucaristía, en las que nos hemos detenido estos últimos días, para recordar otras verdades: la presencia real de Jesús en el Tabernáculo, los frutos de la Santa Comunión, y finalmente la indicación de una tarea pastoral hoy verdaderamente urgente.

Nuestro Señor Jesucristo en el Tabernáculo
   
----------Por todo lo dicho en la nota de ayer, Jesús Eucarístico está presente en todos los tabernáculos del mundo. No se trata de ubicuidad, que es un atributo divino. No es su cuerpo multiplicado, lo que es absurdo, sino que es siempre su mismísimo cuerpo glorioso el que deviene presente bajo las especies eucarísticas, presente en todas partes a modo de sustancia y, por ende, libre de referencias o condicionamientos espaciales.
----------Es necesario señalar, de todos modos, que aunque en la Santísima Eucaristía sólo quedan las especies del pan, no está prohibido hablar de Jesús eucarístico como "pan de vida". Jesús se presenta a sí mismo como el "pan del cielo" (Jn 6,32), el "pan de Dios, que desciende del cielo y da vida al mundo" (Jn 6,33), "pan de la vida" (Jn 6,35). "Yo soy el pan vivo, descendido del cielo. Quien come de este pan, vivirá eternamente y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo" (Jn 6,51).
----------Por eso la Iglesia habla de "pan eucarístico", "pan consagrado", mientras que santo Tomás de Aquino habla de "pan de los ángeles". Es claro que son sentidos metafóricos para decir que el cuerpo de Cristo nutre a semejanza del pan que nutre. Y por eso se habla de "banquete eucarístico".
----------Sabiendo claramente que la hostia consagrada ya no es pan, sino que es Jesús mismo realmente, sustancialmente y físicamente presente entre nosotros, por ejemplo en el Tabernáculo, aunque no contenido por el mismo Tabernáculo como un tarro de mermelada en el aparador, por lo tanto no encerrado en el espacio o circunscrito por el espacio, porque está privado de los accidentes, que hacen posible la colocación en el espacio, se puede hablar muy bien de pan eucarístico y de Jesús en el Tabernáculo o "expuesto" y hacerlo el objeto de adoración, hablándole confidencialmente, exactamente cómo haríamos con una persona querida por nosotros, que nos escucha y nos habla, y a la cual podemos dirigirnos con toda confianza y delante de la cual verdaderamente podemos derramar los sentimientos de nuestro corazón, presentar nuestros problemas, exponer nuestras dudas, manifestar nuestras penas y angustias, ciertos de obtener luz, confortación, guía y consuelo.
----------Esta es una preciosa lección que nos dan todos los Santos, y de la cual lamentablemente Lutero quedó privado al haber reducido el pan eucarístico a la simple función de alimento, por lo cual, una vez cesada la cena, entonces Jesús deja el pan y retorna al cielo. En este punto, sería absurdo para Lutero adorar el pan no consumido. Pues el pan, según Lutero, teniendo solo la función de ser signo de la presencia de Cristo, una vez que esta presencia ya no se produce, puede también ser desechado.
   
Los frutos de la Sagrada Comunión
   
----------De la Sagrada Comunión bien hecha el fiel obtiene alimento precioso para su vida en gracia, recibe nueva fuerza para afrontar las pruebas, para soportar los sufrimientos, para alejar las tentaciones, para curar sus defectos, para frustrar las insidias del demonio, para elevar el espíritu hacia Dios, para ser más dócil a las iniciativas del Espíritu Santo, para incrementar el amor a Dios y a los hermanos, para ser consolado en la aflicción, para pregustar la alegría de la vida futura.
----------Santo Tomás de Aquino canta admirablemente y de varios modos, con perfecta precisión dogmática, por su parte, la utilidad inmensa y la dulzura sublime e inefable de este Sacramento, así como su poder vivificante. Citamos algunos pasajes tomados del oficio divino del Corpus Domini, que recibió del Papa Urbano IV la tarea de escribir y entenderemos por qué el Aquinate tiene entre sus títulos el de Doctor Eucharisticus.
----------"O pretiosum et admirabile convivium, salutiferum et omni suavitate repletum! Quid enim hoc convivio pretiosius esse potest, in quo non carnes vitulorum et hircorum, ut olim in Lege, sed nobis sumendus proponitur Christus verus Deus? Quid hoc sacramento mirabilius? In ipso namque panis et vinum in Christi corpus et sanguinem substantialiter convertuntur. Ideoque Christus Deus et homo perfectus sub modici pani set vini specie continetur" (Oficio Divino del Corpus Domini, en Opuscula Theologica, Marietti, Turín-Roma 1954, p.277).
----------"Suavitatem denique huius sacramenti nullus exprimere sufficit, per quod spiritualis dulcedo in suo fonte gustatur et recolitur memoria eius, quam in sua passione Christus ministravit, excellentissimae caritatis" (Ibid.).
----------"O sacrum convivium, in quo Christus sumitur, recolitur memoria passionis eius, mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur!" (Ibid. p.280).
----------Quien se acerque a la Sagrada Comunión debe saber a quién va a recibir. De modo similar, el amigo que desee encontrarse con el amigo, debe conocerlo en su dignidad y en sus características y propiedades irrepetibles. Quien no sabe, por el don de la fe, que el pan eucarístico no es pan, sino cuerpo de Nuestro Señor, y cree nutrirse de simple pan, aun cuando Jesucristo esté presente en él, muestra despreciar a Cristo rebajando su dignidad infinita a la de un simple pedazo de pan. Por lo tanto, ofende a Cristo. Y por consiguiente, como dice san Pablo, "come su propia condenación" (1 Co 11,29).
   
Una tarea pastoral verdaderamente urgente
   
----------La tarea pastoral hoy primordial y urgente no es la de aclarar quién puede hacer la Comunión y quién no puede, sino la de retornar a la conciencia de fe acerca de lo que ocurre en el pan y en el vino en el momento en que el celebrante pronuncia las palabras de la consagración. El Concilio de Trento lo ha aclarado definitiva y dogmáticamente con el famoso concepto de transubstanciación o sea: "conversión de toda la sustancia del pan y del vino en toda la sustancia del cuerpo y de la sangre del Señor" (Denz.1642).
----------Al respecto, un teólogo como Andrea Grillo (de quien ya nos hemos referido en este blog) sostiene que la tesis de la transubstanciación es una posible interpretación de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, pero no necesariamente la única, porque esa presencia puede ser fundamentada por la tesis de la impanación o consubstanciación, enseñada por Lutero, de la cual ya he hablado líneas arriba.
----------Ahora bien, se debe observar que lo afirmado por Grillo implica la confusión entre dos tipos diferentes de comprensión intelectual: la explicación o conocimiento argumentado y objetivo, y la interpretación subjetiva.
----------El conocer o saber tiene por objeto un hecho o una realidad o un proceso ontológico, del cual es necesario comprender o definir la naturaleza y las causas; en cambio, la interpretación tiene el propósito de hacer comprender, aclarar o explicar el significado de un producto del pensamiento: el lenguaje, el mensaje oral o escrito, la doctrina de alguien, una lengua, un comportamiento moral, un hecho humano, un discurso, un texto literario, una obra de arte, un signo, un símbolo, un mito, un relato.
----------Se conocen las cosas, la naturaleza que nos circunda, la creación, las obras de Dios, quién es el hombre, cuál es la ley moral, quién es Dios, quiénes son los ángeles, qué es la Iglesia, qué son los sacramentos, cuál es el origen y el destino de la humanidad. Ahora bien, la cuestión de lo que ocurre en el momento de la consagración de las oblata no es una cuestión de interpretar, sino de saber, conocer.
----------Las interpretaciones pueden ser muchas e inciertas como las opiniones. El saber o conocer, en cambio, con sus motivaciones, tiene ese determinado objeto preciso y no otros, un objeto unívoco, cierto y fundado: o es verdadero o es errado. El conocer explica cómo son las cosas. El interpretar presenta un cierto punto de vista, compatible con otros, eventualmente revisable e incierto. Ciertamente existe la interpretación justa y correcta, que excluye otras que son contrarias a ella. Pero entonces ella imita el saber y no puede sino ser una sola y determinada. La interpretación tiene un abanico de posibilidades. El objeto del saber es solo eso y basta.
----------En base a lo dicho, está claro que a propósito de aquello que ocurre en el momento de la consagración, tratándose de un hecho objetivo, preciso, real y sobrenatural y no la mera expresión de un pensar humano o de un acto humano, no se trata de interpretar, sino de saber. No se trata de la posibilidad de diferentes interpretaciones, sino de saber, determinar, explicar, aclarar, describir, exponer o definir lo que sucede, lo que hace Dios en ese momento sirviéndose del poder del sacerdote.
----------A este respecto, el Concilio de Trento ha definido infaliblemente y unívocamente, con certeza de fe, precisamente contra Lutero, lo que sucede en el momento de la consagración. Por lo tanto, no tiene sentido la tesis de Grillo, que pretendería unir la explicación de Lutero a la del Tridentino. En cambio, es necesario decir que la explicación dada por el Concilio de Trento es la verdadera, mientras que la de Lutero es falsa.
----------El Tridentino habla de "sustancia del pan y del vino" y de "sustancia del cuerpo y de la sangre". ¿Sustancia en que sentido? No en sentido estrictamente filosófico, sino en sentido vulgar y corriente y sin embargo con referencia filosófica. Sustancia en sentido filosófico es el ente individual completo subsistente, pura forma si es espiritual; compuesto de materia y forma sustancial, si es sustancia material.
----------Desde este punto de vista el pan, en cuanto artefacto o manufactura, no es una sustancia natural, sino un agregado de sustancias naturales biológicas desmenuzadas, una masa dotada de una forma accidental impuesta a la materia por el panadero, que ha hecho el pan. Aquí "sustancia del pan" significa simplemente el pan, ciertamente con sus accidentes de color, sabor, olor, peso y dimensiones. Sin embargo, el misterio eucarístico implica la separación del pan de sus accidentes: los accidentes permanecen, mientras que la sustancia del pan se ha convertido en la sustancia del cuerpo del Señor.
----------Y cuando el Concilio de Trento dice "sustancia del cuerpo del Señor", con el término "cuerpo" se refiere al cuerpo animado de Cristo, ya que el cuerpo humano viviente es una sustancia material no por cuenta suya, como creía Descartes, sino sólo en cuanto materia prima informada por el alma racional.
----------Y si el Concilio sobrentiende los accidentes de la sustancia del cuerpo, presentes en el cuerpo de Cristo en el cielo, se trata de los accidentes físicos del compuesto humano, alma y cuerpo, de Jesucristo. En la Eucaristía el alma de Jesús está presente por concomitancia, así como la forma sustancial que anima el cuerpo humano, lo acompaña para formar con él una única sustancia compuesta, la naturaleza humana de ese individuo dado, ya que el cuerpo separadamente del alma no sería ya cuerpo humano, sino cadáver.
----------De manera que los conceptos de sustancia y accidente son conceptos espontáneos, intuitivos y universales de la razón natural, conocidos por todos. Sustancia es algo que subsiste en sí y por sí; accidente es algo que inhiere en la sustancia. Sólo el intelecto capta la sustancia, que es también la esencia de la cosa. La sustancia permanece oculta a los sentidos, los cuales la captan implícitamente captando los accidentes, que son las manifestaciones sensibles de la sustancia.
----------Ahora bien, la transubstanciación es una de las tres expresiones de la acción divina que hace pasar la creatura del no-ser al ser, siendo las otras dos la creación y la transformación. En la acción de la creación, Dios hace pasar la creatura del no-ser absoluto al ser; en la acción de la transformación, hace pasar una materia del no estar sujeta a una forma dada a estar sujeta a otra forma.
----------En la transubstanciación, Dios hace pasar una entera sustancia compuesta de materia y forma del no-ser esa sustancia dada a ser otra sustancia. Cabe señalar que mientras la naturaleza puede obrar la transformación, el crear y el transubstanciar es obra exclusiva de la omnipotencia divina, porque mientras la transformación presupone para el agente la existencia de la materia a transformar y él solo tiene el poder de cambiar forma para la materia, por ejemplo producir el pan y el vino, en los otros dos casos el efecto puede ser obtenido solo por la omnipotencia divina, la cual o crea la sustancia de la nada o tiene un tal dominio sobre la sustancia, para convertirla totalmente en otra. Este es el caso de la transubstanciación.
----------Cabe señalar que este acto divino no conlleva, como podría parecer, una anulación de la sustancia del pan y del vino y su sustitución por el cuerpo y la sangre del Señor, sino que Dios cambia su sustancia en el sentido de convertirla en una sustancia totalmente diferente sin eliminar ni crear el ser, pero cambiando totalmente el ser, cosa que puede hacer evidentemente sólo Dios, Señor absoluto del ser.
----------Así, Dios produce una sustancia material sin los accidentes: el cuerpo y la sangre de Cristo, y los accidentes de un cuerpo, el pan y la sangre, sin la sustancia, pero sustentando Él mismo esos accidentes en el subsistir. ¡Oh maravilla de la omnipotencia divina! Dios que, por una parte, vuelve el cuerpo y la sangre de su Hijo encarnado pura sustancia, aunque material, a semejanza de su Ser purísima Sustancia sin accidentes. Y por otra parte, Él, sustentador del universo, de los hombres, de los ángeles, del paraíso del cielo, del purgatorio y del infierno, se digna sustentar en el subsistir los humildísimos accidentes de un cuerpo y de una sangre, que sin embargo pertenecen a la naturaleza humana de su amadísimo Hijo, a fin de nutrirnos con este cuerpo y con esta sangre para que participemos de la vida divina del Hijo Encarnado por toda la eternidad.

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