Mañana, 11 de febrero, Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra la XXIX Jornada Mundial del Enfermo, que este año comporta características muy particulares, dramáticamente cercanos como estamos al misterio del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad y la muerte, en razón de la actual pandemia, que a la fecha ya ha sumado alrededor de dos millones y medio de fallecidos.
----------En una nota publicada días atrás mencioné algunas expresiones de monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza, en su Carta en ocasión de esta Jornada del Enfermo, en la que básicamente cita algunos pasajes del respectivo Mensaje del papa Francisco (que en realidad ha sido firmado tiempo atrás, el 20 de diciembre de 2020). Puede quizás considerarse como un meritorio silencio por parte del arzobispo mendocino, el hecho de haber decidido no citar en su Carta a sus diocesanos un impreciso pasaje del Mensaje pontificio que podría haber originado en los fieles algunas dudas y hasta falsas interpretaciones.
El caso de Job citado a despropósito
----------Es oportuno que el Santo Padre haga referencia, una vez más, a la cuestión del sentido del dolor humano, cuando dice: "La enfermedad impone una pregunta por el sentido, que en la fe se dirige a Dios; una pregunta que busca un nuevo significado y una nueva dirección para la existencia, y que a veces puede ser que no encuentre una respuesta inmediata". Sin embargo, buscando una respuesta, cita el famoso caso bíblico del justo Job, pero de modo desproporcionado al contexto de la actual pandemia al que se refiere el Papa: "A este respecto, la figura bíblica de Job es emblemática. Su mujer y sus amigos no son capaces de acompañarlo en su desventura, es más, lo acusan aumentando en él la soledad y el desconcierto. Job cae en un estado de abandono e incomprensión. Pero precisamente por medio de esta extrema fragilidad, rechazando toda hipocresía y eligiendo el camino de la sinceridad con Dios y con los demás, hace llegar su grito insistente a Dios, que al final responde, abriéndole un nuevo horizonte. Le confirma que su sufrimiento no es una condena o un castigo, tampoco es un estado de lejanía de Dios o un signo de su indiferencia".
----------Ciertamente, el Papa no se equivoca respecto al caso de Job: claramente dice que "su sufrimiento no es un castigo" divino. Pero la pregunta es: ¿qué tiene que ver Job y sus sufrimientos con la humanidad actual que, en su totalidad, sufre la actual pandemia? ¿Puede ser la humanidad actual comparable idénticamente a Job, a quien la Biblia presenta como hombre justo sin ninguna culpa propia? El Papa no explica el parangón, y (por divina Providencia) no llega a afirmar explícitamente (como lamentablemente hoy hacen algunos de modo erróneo) que la presente pandemia de ningún modo es un castigo a la humanidad actual; ni lo podría decir un Papa, afectando ello (como en realidad afecta) a un dato de fe.
----------El papa Francisco, en su Mensaje se pregunta por el sentido de la enfermedad. El bíblico Job es el hombre justo, que sin ninguna culpa propia es probado por innumerables sufrimientos y se hace esa misma pregunta. Job pierde sus bienes, sus hijos e hijas, y finalmente él mismo padece una grave enfermedad. "Estaba haciendo el bien, ¿por qué me ha pasado esto a mí?" es la pregunta de Job. Hoy la humanidad se hace una pregunta similar: ¿por qué cargamos con los sufrimientos de la actual pandemia?, pero con la diferencia de que Job se siente inocente, mientras que la humanidad... ¿puede en realidad sentirse y decirse inocente? ¿Podría el papa Francisco decir que hoy la humanidad es inocente de crímenes como el aborto por ejemplo? Por favor, amables lectores, tengamos presente la actual difusión del genocidio abortista, y recordemos que frases como: "el aborto y el infanticidio son crímenes abominables" o "¿es justo eliminar una vida humana para resolver un problema?; ¿es justo alquilar un sicario para resolver un problema?", han sido expresadas por el propio papa Francisco. Extraiga pues, el razonable lector, sus propias inferencias.
----------Por ahora prefiero no extenderme en la interpretación del relato bíblico de los sufrimientos de Job en relación con la cuestión del significado del sufrimiento humano (líneas adelante diré algo más). Sólo me queda ahora recomendar encarecidamente a los lectores la atenta lectura de un memorable documento del Magisterio pontificio: la Carta apostólica Salvifici doloris, escrita por el papa san Juan Pablo II, el 11 de febrero de 1984 (leer en especial los números 9-13). Simplemente señalo que aquellas palabras de Job: "Deus dedit, Deus abstulit: sit nomen Domini benedictum" (Job 1,21-22), no pueden ser interpretadas por nadie que se mantenga en rectitud de conciencia de otro modo posible que como siempre las ha interpretado el Magisterio de la Iglesia, vale decir, en el sentido de que, efectivamente, se debe aceptar de Dios también el mal.
Erróneas interpretaciones del sufrimiento humano
----------A pesar de todas las evidencias bíblicas, y no obstante las abundantes referencias al tema por parte del Magisterio de la Iglesia, es lamentable que hayan vuelto a difundirse durante el primer año de la actual pandemia torcidas interpretaciones acerca del sufrimiento humano. Recuerdo en particular aquel documento de la Comisión doctrinal de la Conferencia Episcopal Italiana, que fuera publicado en su web el 26 de junio del pasado año 2020, conteniendo algunas consideraciones espirituales-teológicas relativas a la pandemia que por entonces castigaba dramáticamente la península. Señalo particularmente este pasaje: "En estos meses, lamentablemente, también han sido relanzadas interpretaciones teológicas engañosas sobre los orígenes de la pandemia, presentada como castigo o flagelo de Dios por los pecados de los hombres. Son interpretaciones que tienen el amargo sabor de las palabras de los amigos de Job que, presumiendo dar una explicación 'lógica', acaban por no sentir el dolor de los que sufren y por lo tanto no piensan según el Dios de la Biblia".
----------Pues bien, esas palabras son el efecto de un equívoco gravísimo: el creer que el interpretar la pandemia como castigo divino por los pecados de la humanidad esté necesariamente relacionado con la falta de piedad por quienes sufren. Esta tesis es falsísima. Por el contrario, es precisamente la piedad por los que sufren lo que induce al predicador a hacer presente a los pecadores sufrientes que la pandemia es un castigo divino por sus pecados. Misericordioso es en efecto quien, al ver a alguien en peligro, le advierte para que él pueda escapar.
----------El fiel cristiano socorre a los que sufren, tanto buenos como malos, porque les quiere liberar del sufrimiento; pero al mismo tiempo, si son buenos, les exhorta a considerar la pandemia como una prueba de su fe y de su paciencia, así como a considerar sus sufrimientos personales como ofrenda grata a Dios, en Cristo, por los pecadores. Y si son pecadores, les exhorta a tomar conciencia de sus personales pecados, y a considerar sus pésimas consecuencias, proporcionándoles los medios para liberarse de ellas, que son el aceptar el sufrimiento de las manos de Dios como justo castigo, el arrepentirse de su propios pecados, hacer penitencia, reparar e invocar la divina misericordia con serio propósito de enmendarse.
----------Sin embargo, es simplemente ridículo parangonar la humanidad pecadora de la actualidad con el pobre inocente y virtuoso Job, hombre siempre temeroso de Dios, que acepta confiadamente de Él tanto el bien como el mal, cuando sabemos bien cuántos y cuáles gravísimos pecados se cometen hoy temeraria y soberbiamente, en desprecio de las leyes del Señor, sin ningún arrepentimiento ni penitencia, eventualmente en la ilusoria certeza de que Dios no castiga, sino que aprueba sin más ni más el pecado.
----------Los amigos de Job le amargan aún más sus sufrimientos, porque quieren por fuerza hacerlo culpable, cuando en cambio él es inocente. ¿Pero quién en la humanidad de hoy se encuentra en las mismas condiciones de Job? Por supuesto, no queremos sustituirnos al juicio divino y no conocemos lo íntimo de las conciencias, pero si nos atenemos a los hechos que podemos observar, ¿cómo dejar de constatar la generalizada difusión y práctica de aberrantes pecados de todo género, actuados descaradamente, exaltados a modo de propaganda? ¿Cuántos, entonces, siguen hoy las virtudes de Job, como para que parezca inoportuno e inapropiado advertirles que la pandemia es o puede ser un castigo por sus propias culpas?
----------Es cierto que muchas personas buenas y en gran medida inocentes se ven afectadas por la pandemia, y aquí ciertamente no asumiremos la petulancia de los amigos de Job. Pero, por otro lado, ¿acaso no sigue siendo siempre útil recordar que incluso los más buenos de entre nosotros son todavía siempre hijos de Adán y, por lo tanto, sujetos, al menos, a las consecuencias del pecado original? ¡Hasta Job era hijo de Adán!
----------Job se proclama inocente y es efectivamente posible que no tuviera culpas graves en su conciencia, aunque tal vez no conociera las palabras del Salmo De profundis: "si iniquitates observaveris, Domine, Domine, quis sustinebit"? Por otra parte, sus amigos partían de una visión demasiado estrecha de la justicia divina: es cierto que si sufrimos es porque hemos pecado, pero ellos no consideraban o no sabían que los sufrimientos de esta vida, incluso en los más buenos, son al menos consecuencias del pecado original.
----------Y no consideraban o ni siquiera sabían el motivo del sufrimiento de Job, motivo que, como es narrado al comienzo del relato, está dado por el hecho de que Dios permite al diablo no castigar a Job, que no lo merecía, sino más bien poner a prueba su virtud, su fe y su paciencia. Por consiguiente, en Job aparece el sufrimiento no tanto como castigo, sino más bien como prueba de la virtud en los buenos.
----------Por otra parte, ni siquiera Job muestra conocer las terribles consecuencias universales del pecado original, aún cuando habían sido narradas también en el libro del Génesis. Pero ni siquiera Dios, cuando finalmente interviene, le revela a Job que también él, aunque fuera un hombre virtuoso, como todos los hijos de Adán ha sufrido por las consecuencias del pecado original.
----------Sobre esto me extenderé un poco más en mi nota de mañana...
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