Dice la Sagrada Escritura: "Tú afirmaste la tierra sobre sus cimientos: ¡no se moverá jamás!" (Sal 104,5), con lo que no se afirma otra cosa que el soberano poder de Dios, que preside las leyes de la naturaleza. Sin embargo, el año pasado, el padre Raniero Cantalamessa, en la homilía del Viernes Santo del 2020, predicada en Roma ante el papa Francisco, daba a entender precisamente lo contrario...
----------El hoy cardenal de la Santa Romana Iglesia, Raniero Cantalamessa, proseguía aquel sermón diciendo: "Esto vale también para los males naturales como los terremotos y las epidemias. Él no los suscita. Él ha dado también a la naturaleza una suerte de libertad, cualitativamente diferente, sin duda, de la libertad moral del hombre, pero siempre una forma de libertad. Libertad de evolucionar según sus leyes de desarrollo. No ha creado el mundo como un reloj programado con antelación en cualquier mínimo movimiento suyo. Es lo que algunos llaman la casualidad, y que la Biblia, en cambio, llama 'sabiduría de Dios' ".
----------Debe decirse que aquí el discurso del Fr Raniero descarrila por completo. No tiene ningún sentido hablar de "libertad" de la conducta de los agentes infrahumanos, cuya acción, incluso en el curso de la evolución, está guiada por leyes químicas y físicas, objeto de las ciencias experimentales, leyes fijas e inmutables, que regulan y provocan en los agentes vivientes y no vivientes, una acción necesaria y determinista. Estas leyes, junto con los agentes físicos que ellas regulan, son ideadas y creadas por Dios, por Dios creador, ideador y gobernador de la naturaleza. La libertad es solo una facultad del agente espiritual.
----------Numerosos son los pasajes bíblicos que enuncian estas verdades: "Yo sostengo firmes las columnas de la tierra" (Sal 75,4); "el Señor vuelve sólido el mundo, no será jamás sacudido" (Sal 93,1); "has fundado la tierra sobre sus cimientos, nunca podrá vacilar" (Sal 104,5); "todos sus mandamientos son inmutables a lo largo de los siglos" (Sal 111,8); "has fundado la tierra y ella está firme" (Sal 119,90); "el Señor vuelve firmes los confines de la tierra" (Pr 15,25); "he establecido las leyes del cielo y de la tierra" (Jer 33,25). La naturaleza es un reloj enormemente más perfecto que los relojes construidos por el hombre, ya que estos mismos relojes deben ser construidos respetando las leyes que Dios ha puesto en la naturaleza.
----------Naturalmente, las anteriores citas bíblicas están apropiadamente referidas en el contexto de la presente nota, que es una reflexión teológica y que, por consiguiente, está ubicada en el ámbito sobrenatural de la Fe, que acepta humildemente los datos de la divina Revelación, tal como nos llega de la Sagrada Escritura y de la Sagrada Tradición, fuentes mediadas por el Magisterio de la Iglesia a través de los siglos hasta la actualidad. Sin embargo, tales verdades son hasta cierto punto universales, cognoscibles por todos los hombres (creyentes o no creyentes) con las solas luces de la razón natural. Me pregunto: ¿qué contenidos habrá tenido la Cosmología o Filosofía de la Naturaleza que el cardenal Cantalamessa ha estudiado en su formación sacerdotal?, o bien: ¿qué valor le estará dando, hoy, al final de su vida, a aquellos sus estudios juveniles?
----------En cuanto a la tesis según la cual la Biblia llamaría "sabiduría de Dios" al azar o casualidad, es de una falsedad tan evidente que no se necesitan muchas palabras para refutarla. Bastará, entonces, con negarla con la máxima energía, y decir que si existe un concepto con el cual la Sagrada Escritura está en radical e irreductible oposición y precisamente con sus altísimas y profundas enseñanzas sobre la sabiduría, ese es precisamente el concepto del azar. El concepto de azar o casualidad se opone contradictoriamente con el concepto de sabiduría, esto ya en filosofía. Con mayor razón en la Biblia, que es Palabra de Dios.
----------De hecho, el azar dice un hecho sin causa, cosa absurda. La sabiduría bíblica es conocimiento de las causas. El azar dice irracionalidad. La sabiduría bíblica es maestra de razonabilidad. El azar dice negación de la finalidad. La sabiduría bíblica muestra los fines más altos del mundo y del hombre. El azar dice proceder a ciegas. La sabiduría bíblica es guía luminosa. El azar dice insensatez. La sabiduría bíblica revela el sentido de los discursos y de las cosas. El azar supone falta de sentido. La sabiduría bíblica enseña a ser sensatos. El azar es la negación de la Providencia. La sabiduría bíblica es regla de la Providencia. El azar dice que algo puede suceder por casualidad. La sabiduría bíblica nos dice que todo está regulado por la divina sabiduría. Dios mismo para la Biblia es Sabiduría y Dios no tiene nada que ver con el azar.
----------Con todo esto, aún así, no nos está del todo prohibido hablar del azar en nuestro lenguaje común y corriente, aunque se debe explicar el sentido. Así, puedo, por ejemplo, decir: "He encontrado por casualidad a mi hermano". Pero esto quiere decir simplemente que no conocía por qué, lo cual es seguro, porque ciertamente habrá habido un motivo por el cual yo estaba allí y él estaba allí cuando nos encontramos.
----------Así pues, de modo similar, si nosotros decimos que lanzamos los dados "al azar", en realidad el subsiguiente movimiento de los dados no ocurre, de hecho, "por azar", o "por casualidad", sino que ocurre en perfecta obediencia a muy precisas leyes de la dinámica física de los cuerpos inanimados.
----------Y asimismo la tesis de ciertos físicos, quienes quisieran convencernos que ciertos movimientos de ciertas partículas subatómicas ocurren "por casualidad", es una tesis absolutamente falsa, con la cual quisieran cubrir con la mentira del "azar" su propia ignorancia de lo que efectivamente sucede, deshonrando su título de científicos y su misión como científicos, ya que desde los tiempos de Aristóteles sabemos que la ciencia es ciencia del por qué y no del relato fantástico de lo que sucede "por casualidad".
----------Queriendo ser benévolos sobre el concepto del azar, podemos decir que el azar puede ser un efecto de lo racional, pero lo racional no puede ser efecto del azar. Yo, siendo racional, puedo actuar al azar. Pero yo no puedo ser efecto del azar, como nos advierte la misma Escritura, citando el pensamiento de los malvados: "Ellos se dicen entre sí, razonando equivocadamente (...) Hemos nacido por obra del azar..." (Sab 2,1-3).
----------Extrayendo al azar letras del alfabeto de un recipiente, no es imposible que salga un versículo de las Escrituras. ¿Entonces algo racional sale por casualidad? ¿Es causado por azar? ¿A qué es debido ese determinado ensamble de letras del alfabeto? Respondemos simplemente: "a la causalidad". Pero, ¿qué debemos entender aquí por "casualidad"? En realidad, ¿por qué y cómo salieron esas cartas con ese determinado ensamble? Porque mis movimientos intencionales, y el movimiento de los caracteres alfabéticos por mi iniciado, ocurrieron obedeciendo a muy precisas leyes físicas de mi mano y de las letras. Ese conjunto de letras que de por sí ha sido concebido o ideado por el intelecto y ejecutado por la voluntad del hagiógrafo, por lo tanto por lo racional bajo la asistencia divina, ese mismo conjunto, como hecho material y físico, es efecto de una serie de movimientos físicos desconocidos para mí, que yo llamo "azar" no porque ellos no hayan tenido una causa, sino simplemente porque no la conozco.
----------Por consiguiente, con todo lo que hemos dicho hasta aquí, la falacia del pasaje del cardenal Raniero Cantalamessa citado al inicio de esta nota, no tiene, francamente hablando, necesidad de ser demostrada. Aún así, espero que los lectores que la hayan necesitado, encuentren en mi modesta explicación, la refutación.
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