No es reciente la tendencia a adscribir al magisterio del Papa actual las ideas de tal o cual concepción filosófica o teológica, incluso sin tener en cuenta si este Papa ha tenido o no formación, estudios, títulos, especialización, y si tiene competencia y habitus filosófico o teológico. Durante el pontificado de Benedicto XVI era, por supuesto, distinto el caso, dados sus antecedentes y su competencia, e incluso el Pontífice mismo, para evitar confusiones y malos entendidos, se encargaba de aclarar cuándo hablaba simplemente como teólogo privado.
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
miércoles, 17 de febrero de 2021
La teología del pueblo, el papa Francisco, y el mito del pueblo
----------En ocasiones ha sido notoria la campaña impulsada por las corrientes modernistas rahnerianas, para presentar al papa Francisco como rahneriano. Sin embargo, y pese a las presiones para ello, el Papa jamás ni siquiera ha nombrado a Karl Rahner. Por supuesto, no habría ninguna dificultad que lo llegara a mencionar algún día, incluso en términos favorables y positivos, que fue el modo como lo mencionó a Walter Kasper, alabando alguno de sus libros de teología, pese a las desviaciones heréticas del anciano cardenal alemán. Naturalmente, en el Pueblo fiel hay madurez suficiente para advertir cuando el Papa se expide como Maestro de la Fe, y cuando habla como simple opinador, aún cuando se refiera a temas de teología.
----------En otras ocasiones se ha pretendido incluir al papa Francisco entre los sostenedores de la teología de la liberación, incluso en sus formas menos compatibles con la fe católica. En el ámbito sudamericano se mantienen incluso hasta el presente las acusaciones de quienes lo presentan como uno de los adalides de la llamada teología del pueblo, derivado hispanoamericano de la teología de la liberación. Por cierto, el propio Papa se ha referido en ocasiones a una tal "teología del pueblo". Ahora bien, que el Papa haya mencionado la teología del pueblo ¿lo convierte en un propagador de tales ideas?, del mismo modo que si alguna vez ha alabado algún libro de Kasper ¿eso lo convierte al Papa en sostenedor de las ideas teológicas del cardenal alemán? Y aún en el supuesto caso que el papa Bergoglio tuviera competencia, título y autoridad teológicos (que no los tiene), ¿eso afectaría o arrojaría alguna sombra de duda acerca de su infalibilidad como Maestro de la Fe? En cualquier caso, las opiniones teológicas del papa Francisco no tienen más valor y autoridad que, por ejemplo, sus opiniones sobre el cambio climático, la ecología, la política o la economía, y cualquier fiel católico sabe que sobre esos ámbitos no le debe la obediencia que sí le debe como Maestro de la Fe.
----------Hace algunos años atrás, en un libro-entrevista titulado "Politique et societé", editado por el sociólogo francés Dominique Wolton, publicado en 2017, el Papa hizo la siguiente declaración: "Hay un pensador que usted debería leer: Rodolfo Kusch, un alemán que vivía en el noroeste de Argentina, un excelente filósofo y antropólogo. Hizo comprender una cosa: que la palabra 'pueblo' no es una palabra lógica. Es una palabra mítica. No se puede hablar de pueblo de manera lógica, porque sería hacer únicamente una descripción. Para comprender a un pueblo, comprender cuáles son los valores de ese pueblo, es necesario entrar en el espíritu, en el corazón, en el trabajo, en la historia y en el mito de su tradición. Este punto está verdaderamente en la base de la teología denominada 'del pueblo'. Quiere decir ir con el pueblo, ver cómo se expresa. Esta distinción es importante. El pueblo no es una categoría lógica, es una categoría mítica".
----------Líneas después, en ese libro, Francisco individua en el pueblo la existencia de los "descartados por la sociedad", vale decir, los oprimidos por los poderosos, y se anima a predecir para ellos un futuro hecho de tierra, de casa, de trabajo para todos, gracias a un proceso de ascenso de los descartados de la sociedad al poder, ascenso que "trasciende los procedimientos lógicos de la democracia formal".
----------Unas páginas más adelante, el papa Francisco vuelve sobre este mismo tema para reprochar a L’Osservatore Romano haber tergiversado su pensamiento, expresado un año antes del libro, en uno de sus viajes apostólicos: "Lo digo y lo repito: la palabra ‘pueblo’ no es un concepto lógico, es un concepto mítico. No místico, sino mítico. (…) Una vez dije ‘mítico’ y en el Osservatore Romano se equivocaron involuntariamente al traducirlo y hablaron de ’pueblo místico’. ¿Y sabéis por qué? Porque no habían comprendido qué significa el pueblo mítico. Se dijeron: No, el Papa se ha equivocado, ¡escribamos ‘místico’!".
----------De modo que no era la primera vez que el Papa se expresaba en tales términos. Había sido el 17 de febrero de 2016, durante el viaje de regreso a Roma desde México, que Francisco había dicho a los periodistas: "No se puede explicar simplemente un pueblo, porque la palabra 'pueblo' no es una categoría lógica, es una categoría mítica" (aunque los comunicadores vaticanos transcribieron aquí "mística"). Meses después de esta conferencia de prensa, el Papa volvió sobre el tema. En una entrevista del 6 de julio de 2016, que le hace el padre Antonio Spadaro SJ, director de La Civiltà Cattolica, entrevista que forma parte del libro "En tus ojos está mi palabra. Homilías y discursos de Buenos Aires 1999-2013", libro que fue presentado en noviembre de ese año, en Roma, el Papa dice: "Hay una palabra muy maltratada: se habla mucho de populismo, de política populista, de programa populista. Pero es un error. El pueblo no es una categoría lógica, ni una categoría mística, si la entendemos en el sentido que todo lo que hace el pueblo es bueno o en el sentido que el pueblo es una categoría angelicada. ¡No! Es una categoría mítica. Repito: ’mítica’. El pueblo es una categoría histórica y mítica. El pueblo se hace en un proceso, mediante un compromiso en vista de un objetivo o proyecto común. La historia está construida por este proceso de generaciones que se suceden dentro de un pueblo. Se necesita un mito para entender al pueblo. Cuando explicas qué es un pueblo utilizas categorías lógicas porque lo tienes que explicar: son necesarias, desde luego. Pero así no explicas el sentimiento de pertenencia al pueblo. La palabra pueblo posee algo más que no puede ser explicado de manera lógica. Formar parte del pueblo es formar parte de una identidad común hecha de vínculos sociales y culturales. Y esto no es algo automático, más bien lo contrario: es un proceso lento, difícil, que va hacia un proyecto común".
----------Debemos decir con franqueza que deja perplejos este insertar el concepto de pueblo en la mitología en lugar de hacerlo en la ética política con su propia racionalidad. Ciertamente, el mito puede ser una cosa del todo inocente; puede ser una imagen creada por la fantasía o por la poesía para simbolizar un valor moral; puede ser usado en el lenguaje corriente para indicar algo grande y admirable, de contornos esfumados e imprecisos o para designar personajes de éxito, por ejemplo: "ese actor es un mito".
----------Sin embargo, a fuer de ser honestos, es necesario reconocer que el mito está originariamente y tradicionalmente conectado con el ámbito de la imaginación al servicio de la religión, por lo cual el hablar de "mito" evoca fácilmente tal marco semántico, el ámbito religioso, y, entonces el discurso se vuelve bastante delicado, porque, tratándose de religión, entra en juego el concepto de la divinidad.
----------Ahora bien, si tenemos en cuenta esta inevitable o al menos posible resonancia semántica de la palabra "mito", nos damos cuenta de que el concebir al pueblo como "palabra mítica", por mucho que el Papa se esfuerce por aclarar qué cosa él entiende decir cuando dice que "el pueblo es una categoría mítica", no suena del todo bien y da espacio a peligrosísimos equívocos, que ya hemos conocido bien sobre todo en estos últimos tres siglos con la mitificación del pueblo, y me refiero a aquella famosa mitificación propia de aquella concepción rousseauiana, que ha producido las peores dictaduras y tragedias del siglo pasado.
----------Es cierto que el papa Francisco, en la misma entrevista citada al inicio de esta nota, precisa que no debemos hacer del pueblo un ídolo y que el pueblo, siendo una realidad simplemente humana, puede tener defectos y cometer errores que deben ser corregidos. Lo que nos lleva a considerar que, en suma, podemos conceder, atendiendo a la descripción del Papa, ver el pueblo como una realidad mítica.
----------Sin embargo, aquello que no podemos aceptar es que el Papa excluya de la noción de pueblo el componente lógico y racional, porque esto proyecta una sombra siniestra y desfavorable sobre el pueblo como mito haciendo aparecer el mito en la peor luz, de la peor manera, como un espejismo irracional, un estímulo al fanatismo, ajeno a la moderación y a la sabiduría de la razón, cosa que es esencial para valorar cualidades y defectos de un pueblo y para asegurar las bases de su dignidad humana, las bases de la democracia, de los derechos humanos y las bases de la ética de un pueblo, para que el pueblo sea capaz de organizarse en sociedad política, en la coexistencia pacífica con los otros pueblos, respondiendo a su vocación de convertirse, por voluntad divina, en Pueblo de Dios, es decir, en comunidad eclesial.
----------Cuando en un pueblo no reina la racionalidad, obtienen libre curso y rienda suelta todos los monstruos y las desgracias que de ellos se derivan: la mentira, la duplicidad, la adulación, la calumnia, la difamación, la corrupción, la violencia, la traición, la dictadura, el abuso, la prepotencia, la opresión, la conspiración, la injusticia, la avaricia, la miseria, el robo, la explotación, la desigualdad, la marginación, el crimen, la anarquía, la subversión, todos los males a los cuales el Papa dice oponerse y se opone, pero luego no es coherente cuando excluye la racionalidad del concepto y de la vida de un pueblo.
----------A menos que la polémica del Papa pretenda atacar la razón cartesiana, iluminista, kantiana, hegeliana o marxista. Pero, en tal caso, él debería distinguir con claridad 1) la sana razón, conciliable con la fe cristiana, de 2) el racionalismo arrogante y presuntuoso, fuente de infinitos males.
----------Por otra parte, sabemos cómo en la historia el pueblo ha sido una masa de maniobra, cómo se engaña si se le adula, cómo es feroz si se le incita, cómo Maquiavelo enseña a engañarlo e instrumentalizarlo, cómo un pueblo llega a ser voluble e infiel, aun cuando la Iglesia en los procesos por las causas de los Santos, hable a propósito de la fama sanctitatis, de "vox populi, vox Dei" e indudablemente el Espíritu Santo obra en el pueblo de Dios y sabemos del coraje de ciertas sublevaciones populares contra la tiranía.
----------Por lo tanto, es muy cierto que el pueblo es una colectividad humana de gran dignidad e importancia moral, comúnmente con su propia unidad étnica, aunque esto no siempre ni necesariamente. Tiene su homogeneidad social, aun cuando puede experimentar fuertes diferenciaciones internas. Y normalmente resulta de una pluralidad o agregación de diversos grupos, familias, clases o asociaciones.
----------Sin embargo, un pueblo tiene su propia identidad nacional, reconocible y distinguible de la de otros pueblos, tiene cualidades y defectos, tiene su propio territorio, su propia historia, sus tradiciones, sus epopeyas, su lengua, sus instituciones, sus creencias, sus usos y costumbres, una ética común, una religión común, mas no siempre, pudiendo acoger a fieles de diversas religiones, incluidos agnósticos, ateos e incrédulos.
----------Desde el punto de vista histórico, es fácil advertir que existen pueblos antiguos y pueblos recientes, pueblos extintos y pueblos vivientes, pueblos en formación y pueblos en decadencia. Desde el punto de vista civil existen pueblos primitivos y pueblos civilizados, pueblos atrasados y pueblos avanzados, pueblos desarrollados y pueblos subdesarrollados. Pero para evaluar el grado de humanidad o de civilización de un pueblo es necesario un modelo de humanidad y de vida social. Y ese modelo nos viene de la antropología social enriquecida por la doctrina social de la Iglesia. La ciencia y la fe nos brindan una visión objetiva y universal, aplicable a todas las culturas y a las cualidades e indoles de todos los pueblos.
----------La visión universal, racional y científicamente fundada de la naturaleza humana personal, moral, social y, por lo tanto, el concepto universal de "pueblo" ha sido dado a la humanidad por la civilización grecorromana, cuyos conceptos la Iglesia Católica ha hecho suyos, debidamente purificados de los errores, utilizándolos para la interpretación del concepto cristiano del hombre, del pueblo y del orden moral.
----------El concepto cristiano de pueblo, aunque haya utilizado el concepto griego de demos y el romano de populus, obviamente tiene raíces bíblicas. El Nuevo Testamento prefiere laòs a demos, para conectarse con el término hebreo am, "multitud", convocación sagrada (qahal) de llamados por Dios bajo el señorío de Dios, mientras que populus o demos, que podríamos definir congregatio ordinata civium sub uno regimi adunata, no tiene de por sí una referencia teológica y mucho menos monoteísta, sino sólo a la polis o a la res publica, aunque naturalmente está presente la sumisión a los dioses de la civitas o de la polis.
----------Pero en la Sagrada Escritura, con la elección divina del pueblo de Israel, emerge clara la idea de un "pueblo de Dios", es decir, del verdadero y único Dios, en contraposición a los dioses de las naciones (goyìm), cada uno de las cuales tenía su dios. Reuniendo a Israel en torno al culto de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo convocará entonces el nuevo pueblo de Dios, o sea la Iglesia. Nacen entonces en el cristianismo dos conceptos de "pueblo": 1) pueblo en el sentido humano, político y racional (ea quae sunt Caesaris), que es entonces un fundamento en el siglo XX (Pío XII) del régimen democrático; incluso si ya en el siglo XIII santo Tomás de Aquino entendía al gobernante político como vicem gerens multitudinis. Y 2) pueblo en el sentido religioso, como pueblo de Dios, que es la Iglesia (ea quae sunt Dei).
----------Por tanto, vemos que en la concepción cristiana y auténticamente democrática de pueblo no hay lugar para un "pueblo mítico fuera de la lógica". Y en cuanto a esto, viene bien recordar que, en efecto, lo que está por fuera de la razón, o bien está abajo de la razón, y entonces estamos al nivel de la animalidad, o bien está en contra de la razón, y entonces estamos en el absurdo y en el pecado, o bien está arriba de la razón, y entonces estamos en lo supra-racional o sobrenatural. Descartando las dos primeras posibilidades, restaría la tercera. Pero la tercera no es otra que la Iglesia, mientras que aquí (en las mencionadas expresiones del Papa) se trata de pueblo en el sentido humano o político. Por lo tanto, también debemos descartar lo sobrenatural. ¿Qué queda, entonces? Un mito o en contra o por debajo de la razón.
----------De modo que, y ya para ir terminando la reflexión de hoy, he intentado hacer una respetuosa y fundamentada crítica a aquellas citadas opiniones del papa Francisco, con mis siempre modestísimos recursos, y he terminado por señalar la inconveniencia e improcedencia de aquellas afirmaciones de Jorge Mario Bergoglio, en cuanto persona particular, no en cuanto Sumo Pontífice en su infalible oficio docente. Y lo hago de modo explícito, porque se trata de una sincera indagación filosófica y teológica, una búsqueda de verdades, naturales y sobrenaturales, en el presente caso, referidas al ámbito de la Ética Política. Es de lamentar que, en otros sitios, por cierto de un muy esfumado perfil católico (si es que lo conservan todavía) ni siquiera se hace referencia al Papa cuando se tratan estos mismos temas, aunque es obvia la implícita alusión y crítica hacia él, pero sin hacer la debida distinción entre el Papa como Maestro de la Fe y el Papa como doctor privado, como mero opinador, como ha sido el caso de las expresiones de las que aquí hemos partido.
----------En los casos en que el Papa habla como doctor privado o como particular, no entra en juego la obediencia del fiel católico. Obedecer al Papa, cuando nos habla como Vicario de Cristo, pone en juego nuestra obediencia a Cristo como Maestro de la Fe. Nuestra fe de católicos en Cristo nos es mediada por nuestra obediencia al Papa, por supuesto, se entiende, en cuanto nos enseña el Evangelio. Es obvio que fuera de este altísimo oficio que caracteriza al Papa en cuanto Papa, él es una persona falible y puede fungir simplemente, como suele decirse, como simple "doctor privado", como aparece claramente por ejemplo de los libros, aún cuando sean siempre hermosos e importantes, que Benedicto XVI, "Ratzinger", como dice significativamente el subtítulo, escribiera en su momento sobre Jesucristo, invitando al lector a entrar en discusión con él, cosa que evidentemente no haría si nos hablara como Maestro de la Fe y por otro lado, ¿cómo podría un teólogo tan grande como él no tener la libertad de expresar sus opiniones? Salvando las distancias, porque la altura teológica no es la misma, dígase lo mismo de cuando el papa Francisco, menos escritor, pero mucho más locuaz (a veces incontinentemente locuaz) se expresa sólo como "doctor privado", o con simples opiniones personales, muchas veces discutibles, y a veces erróneas, que no nos son vinculantes.
----------Indudablemente esta doble línea de enseñanza del Papa puede ser mal entendida por católicos no preparados, tanto en uno u otro sentido: yendo al extremo de la papolatría al aceptar todo lo que el Papa diga, o al extremo de la rebeldía, discutiéndolo todo. Por este motivo, creo, los Papas del pasado siempre se han abstenido de escribir libros en ese tono o expresarse de modo privado, aunque obviamente en otros documentos ordinarios no siempre han empeñado su infalibilidad pontificia.
----------Sin embargo, hoy podemos pensar en un Pueblo de Dios lo suficientemente maduro como para saber apreciar no solo la enseñanza oficial del Papa, sino también sus discutibles opiniones, ya sea si se trata de un teólogo de primera magnitud, como Ratzinger, durante su pontificado como Benedicto XVI, avalado incluso por sus veinte años de experiencia lograda en la Congregación para la Doctrina de la Fe, o si se trata del papa Francisco, con menos vuelo y autoridad teológica en los casos en que habla como doctor privado.
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Comentar las divagaciones semánticas (para ser amables) del papa Francisco, ¿no es una pérdida de tiempo? Con todo respeto: ¿el autor del blog no tiene nada mejor que hacer?
ResponderEliminarQuerido Anónimo,
ResponderEliminarse trata simplemente de mi modesto parecer, que pretende ofrecer al Santo Padre una alternativa pastoral, que me parece mejor.