sábado, 31 de octubre de 2020

Cantalamessa, buenismo rahneriano y Fratelli tutti

Al parecer, no son pocos los que han sido tomados por sorpresa con la nominación del franciscano capuchino Rainiero Cantalamessa [1934-....] entre los próximos Cardenales que creará el papa Francisco, pues con sus 86 años puede ser considerado tanto neo-cardenal como cardenal-emérito, y es extraña la situación: mientras el Papa sigue hablando de "reforma de la Curia Romana" en marcha, es el propio Pontífice quien mantiene la inveterada práctica de designaciones que tienen todo el aspecto de ser meramente honoríficas, y a las que cuesta advertir su funcionalidad en la estructura de oficios magisteriales y pastorales de la sede petrina.

----------Claro que de la designación de fray Cantalamessa han hecho leña los unos y los otros. Los modernistas rahnerianos han dado gozosa bienvenida y albricias por la designación del nuevo cardenal, y los pasadistas, pseudo-tradicionalistas no se han privado de inscribir la nominación del capuchino entre los signos de la "apostasía -así dicen ellos- de los líderes de la Iglesia", aludiendo a la predicación buenista que desde hace muchos años viene caracterizando la actuación de Cantalamessa.
----------Días atrás ha dicho un conocido vaticanista de tendencias fijistas: "¿Cómo podemos evitar el castigo previsto por la Virgen en Fátima, cuando nos encontramos frente a hombres de la Iglesia, como el nuevo cardenal Rainiero Cantalamessa que, durante años, se obstina en repetir que las desgracias nunca son un castigo divino?". Tiene razón el autor de este juicio en adscribir la herejía buenista o misericordista a Cantalamessa; pero no la tiene el mismo observador vaticanista cuando acusa al Papa de la misma herejía, y hace leña de la nominación del neo-cardenal para volver a acusar al Papa de tal herejía.
----------Aclaremos los términos de la polémica de esta manera: ¿Enseña fray Rainiero Cantalamessa el buenismo o misericordismo propio de la herejía neo-marcionita? Efectivamente, y lo ha hecho en repetidas ocasiones como predicador de la Casa Pontificia desde 1980: en sus obras, meditaciones y predicaciones, se advierten claramente los presupuestos y consecuencias del buenismo de perfil rahneriano. ¿Muestra el papa Francisco alguna sintonía o inclinación a ese mismo buenismo misericordista? Efectivamente sí, así al menos lo parece, a partir de muchas de sus expresiones, y de esta designación del nuevo cardenal Cantalamessa, que indica también la simpatía o cercanía del Papa hacia esas posiciones buenistas. ¿Ha enseñado el papa Francisco formalmente el buenismo rahneriano? Claramente: no, y esto surge evidentemente, por ejemplo, de su última expresión magisterial, la reciente carta encíclica Fratelli tutti.
----------Respecto a esto último, imagino que difícilmente se encontrará un rahneriano (obispo, filósofo, o teólogo) haciendo elogios de la última encíclica del papa Francisco. Quizás no todos los rahnerianos estarán de acuerdo con esta opinión mía, porque Karl Rahner [1904-1984] pasa por ser el más famoso defensor de una concepción de la misericordia y de la gracia divina, por la cual todos los hombres están en gracia de Dios y se salvan. Uno podría también decir como exclamaba mi abuela italiana: ¡troppa grazia, sant'Antonio! Se trata de la conocida doctrina rahneriana de los "cristianos anónimos", todos en gracia, todos santos. ¿Pero cómo? Quien está en gracia ejercita la caridad fraterna; y por lo tanto, nuestro mundo es un paraíso de fraternidad. Pero está ante nuestra vista: ¡otra que la fraternidad! ¡Aquí somos todos santos!
----------Sin embargo, si nos adentramos en el pensamiento de Rahner, nos daremos cuenta de que toda esta estima que el teólogo neo-modernista parece tener por la bondad del prójimo y de la amplitud de la divina misericordia hacia todos, va acompañada de un concepto relativista de la naturaleza humana, de la razón, de la ley natural y del libre albedrío; deja completamente intactas las injusticias sociales, ya que el prepotente, creyéndose perdonado y en gracia, no desiste de su prepotencia, mientras que la exaltación exagerada del individuo, cuyo pensar se identifica con el ser y cuya libertad es igual a la divina, va acompañada de una total insensibilidad por sus responsabilidades sociales y por el bien común: distorsiones todas ellas muy alejadas de ese espíritu de fraternidad que el papa Francisco se esfuerza por promover e ilustrar en las páginas de su muy extensa carta encíclica sobre la fraternidad y la amistad social.
----------Todo el pensamiento desarrollado por Karl Rahner toma su base y punto de partida de aquello que él llama el "giro al sujeto", refiriéndose a la metafísica cartesiana del cogito, es decir, la autoconciencia del yo único que sustituye al conocimiento de la realidad, o sea que sustituye al realismo racional y bíblico, que tiene su máximo representante en santo Tomás de Aquino, por el idealismo, para el cual el yo o "sujeto", como yo "existencial", o sea singular y concreto, está en la base de toda la realidad, por lo cual este yo como "espíritu" autoconsciente se entiende como yo-soy-el-ser.
----------Pero al mismo tiempo este yo, este sujeto, para Rahner es el hombre singular y concreto, en cuanto "se auto-trasciende libremente hacia el horizonte de su trascendencia", que es Dios, como "Misterio absoluto", experimentado a-prioricamente, a-temáticamente y pre-conceptualmente en la gracia sobrenatural de todos los hombres, los cuales por ello mismo están en gracia, que es auto-comunicación divina, que no se añade a la naturaleza humana, sino que es su necesaria plenitud final.
----------Según Rahner, todos los hombres poseen la gracia de la salvación, pero no todos son de ella conscientes: solo los cristianos. A los otros Rahner los llama "cristianos anónimos". Por eso la gracia no se puede perder ni siquiera por el pecado, porque ningún pecado es castigado por Dios, sino que todo pecado es perdonado por Dios en el mismo momento en que se comete, sin necesidad por lo tanto de arrepentimiento, ni de penitencia ni de sacrificio por la remisión de pecados. Pero, según Rahner, el perdón divino no quiere decir que Dios quita o cancela el pecado como si fuera una mancha: simplemente no lo mira y no lo toma en cuenta. Por consiguiente el cristiano es a la vez iustus et peccator.
----------Cada uno de nosotros, en cuanto espíritu libre, está orientado hacia Dios en virtud de una irreversible "opción fundamental" por Dios, a-temática, en gracia, que conduce al sujeto inevitablemente a la salvación. En esta libre opción, la razón y el libre arbitrio no tienen ninguna competencia o incidencia, pero no porque, como Lutero, Rahner considere que están radicalmente corrompidos por el pecado original, ya que Rahner considera la historia del pecado original como un mero "mito etiológico", sino porque para Rahner la naturaleza humana no es una esencia fija, inmutable y definida, universal, común e igual en todos los individuos humanos partícipes de la misma naturaleza, como sería animal racional, lo que los hace a todos iguales y en cierto modo a todos hermanos, a pesar de las diferencias entre individuo e individuo. De ningún modo.
----------En el pensamiento de Rahner, la naturaleza humana asume dos significados: 1) en antropología la entiende como sujeto espiritual, que él identifica en la potencia obediencial frente a la gracia sobrenatural. Por tanto, no se trata aquí de una entidad sustancial real, sino de la mera posibilidad que el sujeto tiene de aceptar la gracia, pero posibilidad que viene siempre actuada porque para Rahner el hombre, como hemos visto, está constituido en gracia, la cual, aunque "sobrenatural", es un "existencial de la esencia humana concreta" indefinible e ilimitada. Entonces, para Rahner, el hombre no es concebible sin la gracia. Ahora bien, puesto que ella es el principio de la bondad humana, de aquí surge el buenismo rahneriano, por el cual todos son perdonados, ninguno es castigado, todos están en gracia y todos se salvan.
----------En cambio, 2) en moral, Rahner entiende por "naturaleza humana" la parte material indefinidamente plasmable del hombre, el cuerpo, que Rahner no ve como materia informada por el alma, y por lo tanto como corporeidad a guiar responsablemente en el respeto de la ley moral natural, establecida por Dios al crear al hombre; sino que ve el cuerpo según el dualismo cartesiano, como objeto externo a la persona y, por tanto, maleable, construible, "manipulable" libremente por el sujeto.
----------Por cuanto respecta a la concepción rahneriana de la sociedad, dado que Rahner rechaza la objetividad y la universalidad de la naturaleza humana y de la ley moral natural, faltan en él los conceptos de bien común, de igualdad y de fraternidad humana, por lo cual la sociedad en Rahner no está constituida por una común adhesión de los individuos al bien común natural, objetivo e inmutable, que para él no existe o al menos es un concepto relativo a los tiempos y a los lugares, sino por la simple y libre decisión de las personas singulares, que se ponen juntas no para proveer juntas a un interés común real y permanente, sino por una simple decisión libre y revocable, relativa a una conveniencia personal.
----------Rahner lleva su subjetivismo y relativismo moral hasta el punto de afirmar que en la relación con el otro la persona no puede ejercer su libertad sin hacer uso de la violencia. Esto es suficiente para imaginar el comentario que habría hecho el buenista Rahner sobre la encíclica Fratelli tutti. Y podemos también entender que el buenismo no es exactamente aquello que se podría llamar un elogio de la bondad.
----------De modo que, lejos de todo ideologismo y partidismo sectario, pongamos las cosas en su lugar, y evitemos la superficialidad y mediocridad de juzgar en base a presupuestos irreflexivos. Oremos por el padre Cantalamesa, para que el Señor lo corrija de sus errores dogmáticos y el Espíritu Santo no permita que su predicación cause más daño al cuerpo eclesial. Oremos por el papa Francisco, para que el Espíritu Santo lo conforte con su gracia de estado para que rechace -como a veces no parece rechazar como debiera- sus inclinaciones pastorales hacia el buenismo misericordista, y el mismo Espíritu no lo deje de sostener con su indefectible gracia magisterial para que pueda seguir confirmando a los fieles en la Fe.

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