viernes, 9 de octubre de 2020

La autoridad de las encíclicas y los demás documentos pontificios

Inicié en mi nota de ayer una reflexión preguntándome acerca del valor autoritativo que puede tener una Carta Encíclica del Papa. Pero no quería dejar de aprovechar la ocasión para recordar junto a los lectores la variada gama de documentos pontificios que se han emitido a lo largo de la Historia de la Iglesia, cada uno con su usual y distintiva autoridad y sus características propias; y por eso me referí también a las Constituciones Apostólicas, a las Cartas Particulares, y a las Exhortaciones Apostólicas.

----------Dado que las Exhortaciones Apostólicas se han convertido en la actualidad en un documento pontificio muy usual, casi tan habitual como las Cartas Encíclicas, me detengo por un momento en su consideración, particularmente con el objetivo de que el lector cuente con algún ejemplo concreto y práctico de como evaluar un documento del Papa, o sea, como discernir en él lo que es vinculante (al menos en algún grado) a la obediencia y respeto del fiel católico, de aquello que no goza de ese grado de vínculo.
----------El ejemplo que traigo ahora a colación es el de la exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia, que produjo tantas discusiones, precisamente acerca del modo como debía ser evaluada, es decir, acerca de la manera de discernir los aspectos que son vinculantes para el católico de aquellos que no lo son. Por supuesto, la mayoría de las discusiones que Querida Amazonia generó en los primeros meses del corriente año se produjeron a partir de consideraciones prejuiciosas, nacidas de las dos corrientes que tanto daño hacen hoy a la Iglesia, el modernismo y el ultra-tradicionalismo. Frente a tales posturas, los lectores recordarán que en este mismo blog dediqué varias notas al análisis del documento del papa Francisco y que incluso, en los primeros días de marzo, ante insistentes preguntas, ofrecí un resumen de mis conclusiones. Pues bien, repito ahora esas conclusiones, por supuesto sin pretender que el lector comparta mi punto de vista, sino simplemente para ofrecer un ejemplo del modo como debe ser considerado un documento pontificio en la tarea de discernir aquello que en él es vinculante para la fe del católico, de aquello que no lo es.
----------Pues bien, ante todo, 1°) el lector debe tener en cuenta que en la exhortación apostólica Querida Amazonia, existen referencias a verdades y valores de fe, como por ejemplo el tratamiento sobre la esencia del sacramento del Orden Sagrado, o del sacramento de la Eucaristía, con la nota adjunta de que el sujeto del sacramento del Orden es exclusivamente el varón. Se trata de verdades de fe que el papa Francisco ha hecho perfectamente bien en recordar, y que son verdades de pleno carácter vinculante para el fiel católico. Se trata de un contenido doctrinal perteneciente al primer nivel dogmático. 
----------Ahora bien, junto a esas verdades doctrinales del primer nivel, 2°) el Papa ha recordado en Querida Amazonia algunas enseñanzas magisteriales del segundo nivel. Recuerdo al lector que, al hablar de estos niveles doctrinales, me estoy refiriendo a la graduación indicada en la Carta Apostólica de san Juan Pablo II Ad tuendam fidem (y a la Nota ilustrativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe en apéndice a esa Carta). Pues bien, en Querida Amazonia, podemos dar como ejemplo de estas verdades del segundo nivel las referencias a la doctrina de las cualidades propias de la mujer, o el método de la inculturación, o el deber de la evangelización, o la función del laicado en la Iglesia, o el deber de respeto a la naturaleza, o el derecho de los pueblos a la autodeterminación, con referencia a los pueblos indígenas.
----------Pero además, 3°) en la Querida Amazonia, como en toda Exhortación Apostólica, también se contienen verdades de índole práctico, vale decir pastoral, valorables en el tercer nivel, verdades que son propuestas por el Magisterio auténtico, no necesariamente definitivas y por tanto reformables, que pueden contener directrices pastorales, para ser recibidas, siempre de acuerdo a lo indicado por la Ad tuendam fidem, con religioso obsequio de la inteligencia. Entre esta clase de enseñanzas, en la Querida Amazonia, digna de destacar es la exhortación, la recomendación, el pedido, la súplica, hecha por el papa Francisco a los Obispos de todo el mundo de enviar sacerdotes misioneros a la Amazonía.
----------Pues bien, discernir esos tres niveles de enseñanzas, esos tres niveles de Magisterio, es lo primero que debe hacer un católico al tomar en sus manos por primera vez un documento pontificio, se trate de la exhortación apostólica Querida Amazonia, como hicimos a principios de año, o se trate de la encíclica Fratelli tutti, como haremos en los próximos días. Añoro los tiempos anteriores a la actual pandemia y confinamiento, cuando me reunía con ese pequeño pero entusiasta grupo de laicos en nuestra academia, a analizar los últimos documentos pontificios, y hacíamos precisamente esta tarea de discernimiento.
----------Y hay que decirlo y repetirlo: cualquier documento de un Papa puede ser examinado en busca de estas enseñanzas, porque todo Pontífice es Maestro de la Fe, lo quiera o no lo quiera, sea que tenga él plena consciencia de los tres niveles en que pueden ubicarse sus enseñanzas, o personalmente le importe un rábano todo esto. Es el Vicario de Cristo, y está asistido indefectiblemente (lo que quiere decir infaliblemente) por el Espíritu Santo para ser Maestro de la Fe cuando enseña la Palabra de Dios, porque para esto recibe indefectiblemente lo que la teología denomina gracia pontificia magisterial.
----------Sin embargo, en todo lo demás, en todo lo que no sea cumplir con su misión de Maestro de la Fe ("confirma fratres tuos"), el Papa no goza de esa indefectibilidad. En todo lo demás que no sea la Palabra de Dios, vale decir, en el modo como la enseña, en el lenguaje que utiliza para enseñarla, o en las ocasiones en que decide hablar de teología, o de filosofía, o de sociología, o de política, o de psicología, o de ecología, o de cualquiera de las ciencias experimentales antiguas o modernas, el Papa no es indefectible, puede tener defectos, e incluso defectos morales, o sea: pecados. Por supuesto, para todo esto también recibe su gracia de estado, que es lo que la teología denomina gracia pontificia pastoral, pero a diferencia de la gracia magisterial, la gracia pastoral no actúa indefectiblemente, pues el Papa es libre de rechazarla.
----------Pues bien, y en referencia a esta defectibilidad de ciertos aspectos de la enseñanza de todo Papa, como ya lo he mencionado cuando traté más detalladamente acerca de la exhortación apostólica Querida Amazonia, también se contienen en ella enseñanzas discutibles, o bien falibles, o bien rechazables, en relación a las cuales el fiel católico está libre de todo vínculo, e incluso tiene derecho a rechazar, precisamente porque puede llegar a discernirse que son enseñanzas que han brotado no del Papa cumpliendo su rol de Maestro de la Fe, indefectible en el creer y en el enseñar, sino que han brotado de todos los aspectos pasibles de defectos y pecados de su personal y falible condición humana de hijo del Adán pecador. 
----------Para más detalles me remito a lo ya expresado en mis notas de los meses de febrero y marzo acerca de la Querida Amazonia. Ahora sólo repito un breve resumen indicativo. En aquella exhortación apostólica del papa Francisco me parece pastoralmente dañosa la ausencia de un serio análisis de los cultos idolátricos y chamanísticos tradicionalmente practicados por los indígenas, con la necesaria indicación de los caminos más oportunos a seguir para remediar esas supersticiones y para educar a los indígenas no solo en el monoteísmo, sino en el culto del Dios cristiano. Mi personal opinión es que ha sido demasiado apresurada e insuficiente la referencia que el Papa hace a la idolatría, al limitarse a señalar -por otra parte con absoluta razón- que de hecho las imágenes no deben considerarse necesariamente idolátricas, y que en cambio pueden expresar, debidamente adaptadas, el monoteísmo. Repito los tres términos que aquí utilizo para mi personal evaluación de la referencia que el papa Francisco hace de la idolatría en Querida Amazonía: referencia verdadera, pero hecha de modo apresurado e insuficiente.
----------Por lo demás, otras opiniones o valoraciones del papa Francisco en la exhortación Querida Amazonia, no me parecen atendibles y deben pasarse por alto, o al menos me parecen criticables. Entre esta clase de opiniones del Papa, menciono los juicios severamente negativos acerca de la política forestal de los gobiernos de los países amazónicos, que el Papa acompaña de un apoyo personal sistemático de las oposiciones al gobierno en relación a la conducta a tomar frente a las poblaciones indígenas y a la gestión de la cuestión ecológica, tesis que parecen dictadas por una toma de partido, privada de esa independencia y ecuanimidad de juicio, que debería caracterizar siempre la imparcialidad del Padre común. En el mismo nivel de falibilidad pueden clasificarse las referencias que hace el Papa a la debatida cuestión del calentamiento planetario: es notorio el hecho de que la cuestión de evaluar las causas del desorden climático divide a los estudiosos expertos en la materia, por lo que no parece prudente que un Pontífice, de por sí incompetente en estos temas complejos, tome posición por una parte contra la otra, con el riesgo muy probable de equivocarse.
----------Finalmente, parece exageradamente optimista en la Querida Amazonia el retrato que hace el Papa de las poblaciones indígenas, las cuales parecen estar exentas de las consecuencias del pecado original y vivir una vida feliz y virtuosa, similar a la de nuestros progenitores en el paraíso terrenal. Por supuesto, el Papa nada enseña contra el Dogma de Fe acerca de la existencia del Pecado Original y de sus consecuencias en todo el género humano y en la naturaleza, pero omite referirse a esta enseñanza, y al describir una pintura cuasi-edénica de la condición de vida de los aborígenes amazónicos, genera confusión.
----------No me malinterprete el lector: mi intención no ha sido que él comparta mis puntos de vista personales sobre la exhortación apostólica Querida Amazonía, y que comparta el modo como en ella he discernido (a mi cuenta, riesgo y responsabilidad) los aspectos que ese documento tiene vinculantes para la fe del católico, de los aspectos que no tienen ese carácter vinculante. Nada de eso: no ha sido mi pretensión que comparta mi visión particular de este documento. He querido volver a tratar algunos contenidos de la exhortación Querida Amazonía, a fin de que el lector tenga de mi parte un ejemplo de cómo puede discernirse en un documento pontificio lo que es vinculante (al menos en cierto grado) y lo que no lo es. Y del mismo modo haremos, Dios mediante, con la reciente encíclica Fratelli tutti. Aunque antes de eso, en mi nota de mañana, diré algo más sobre los documentos pontificios y su valor autoritativo.

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