Hay quienes al escuchar palabras como fraternidad o hermandad tienen la automática reacción de vincular esos términos con los ideales liberales de la Revolución Francesa, o con los seculares proyectos masónicos, o con globalistas programas actuales de la Organización de las Naciones Unidas. Privado su pensamiento de la necesaria objetividad a causa de la preeminencia que dan a ciertos prejuicios que nacen de las ideologías que defienden, ni siquiera pueden advertir la originalidad evangélica de la hermandad a la que nos ha convocado en numerosas ocasiones de su vida Nuestro Señor Jesucristo.
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
domingo, 18 de octubre de 2020
La Carta Encíclica Fratelli tutti, y los conceptos de hermandad biológica, hermandad humana y hermandad cristiana
----------La reciente carta encíclica Fratelli tutti del papa Francisco, con sus claroscuros, sus más y sus menos, sus virtudes y defectos, y las limitaciones y desequilibrios que también le vamos reconociendo, debe sin embargo significar para nosotros un instrumento que puede sernos de utilidad para dar mejor luz a la Palabra de Dios, de la cual el Romano Pontífice siempre es Maestro.
----------Tal como lo vengo haciendo en notas anteriores, seguiré comentando la reciente carta encíclica, pero sin citar de ella textos concretos, para no hacer más engorrosa la lectura. Simplemente supongo que los lectores saben de qué estamos tratando, vale decir, supongo que han leído con seriedad y dedicación este documento papal y podrán reconocer que mis referencias, aunque sean generales y sin ofrecer citas concretas, se refieren realmente a lo que expresa el Papa en esta encíclica sobre la fraternidad y la amistad social.
Nuestro Señor Jesucristo y la hermandad
----------Como bien sabemos, según la narración de los Evangelios y lo que hemos recibido por Tradición desde los tiempos apostólicos, Nuestro Señor Jesucristo ha aprovechado numerosas ocasiones de su vida para enunciar el principio de la hermandad cristiana desde el episodio en Caná de Galilea, en el que se le informa, presente Él y su grupo de discípulos en la celebración de una Boda, que afuera de la casa están su madre y sus hermanos, y que quieren hablar con Él. Entonces Jesús, "extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos; porque quienquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre" (Mt 12,46-50).
----------En esas palabras del Señor, no tenemos todavía explícitamente el anuncio formal que Él dará a Nicodemo del misterioso "renacer de arriba" (Jn 3,3) y, sin embargo, la referencia al "hacer la voluntad de mi Padre" quiere significar ya implícitamente el ser hijos del Padre según el modelo de Cristo Hijo del Padre. Pero al mismo tiempo, así lo considero, podríamos interpretar las palabras del Señor también en el sentido humanista con el cual el papa Francisco habla de la hermandad universal, común a las diversas religiones, obviamente sin excluir la hermandad específicamente cristiana, basada en el misterio trinitario.
----------De todos modos, para Nuestro Señor Jesucristo, ser sus discípulos coincide con el ser y comportarse como hermanos los unos para los otros. Y al mismo tiempo esto se identifica con la caridad fraterna: "En esto conoceréis todos que sois mis discípulos: si tenéis amor unos para con otros" (Jn 13, 35). La conclusión de esa frase (mediten los lectores todo ese capítulo del evangelio de Juan) es obvia: la Iglesia es una comunidad de hermanos que constituye el modelo de la fraternidad para toda la humanidad.
----------Por consiguiente, es de suma importancia, para promover la hermandad entre los pueblos y las naciones, que la Iglesia Católica, bajo la guía del Papa, dé un ejemplo al mundo de concordia y de armonía entre sus miembros y que en ella los más sabios y los operadores de paz empeñen para tal fin todos los medios posibles y útiles, naturales y sobrenaturales, desde la negociación, la diplomacia, la advertencia, los consejos, la corrección, hasta la oración y el ofrecimiento del sacrificio, para hacer resplandecer a la Iglesia y que ella brille en el mundo como luz de las naciones, ejemplo de esa hermandad.
El ideal de la hermandad humana según la Filosofía antigua
----------Debe reconocerse que el ideal de la hermandad humana universal no supera la comprensión de la razón práctica o de la religión natural. Por ejemplo, en el conocido Himno del estoico Cleantes de Aso [h.330-232 a.C.] ya se reconoce claramente ese ideal. Sin embargo, de hecho sólo en el Evangelio encontramos que se fundamenta la hermandad en el hecho de ser hijos de un mismo Padre celestial. De hecho, no basta ni siquiera cualquier concepto de Dios, es necesario concebirlo como Padre, sin que por ello necesariamente se deba aceptar el dogma trinitario, porque ya en el Antiguo Testamento y en el propio Corán tenemos el concepto de un Dios personal y providente, que es sentido como Padre.
----------En la Ética de Aristóteles [384-322 a.C.] no encontramos el concepto de la hermandad humana, que él reserva sólo para los afectos familiares. En el Estagirita sólo hallamos el concepto de sociabilidad -el politikòn zoon-, concepto que de todas maneras es de fundamental importancia en la antropología y en la ética aristotélicas, porque se basa en el concepto del hombre como zoon logon echon, animal racional.
----------Lo que intento decir es que Aristóteles, al tener un concepto correcto de la naturaleza humana, en consecuencia, pone las bases de la ética natural fundada en la razón práctica, que regula la conducta humana, personal y social, sobre la base de la ley natural (nomos katà fysin), aplicando la cual en la virtud (andreia) el hombre alcanza su entelècheia, es decir, su felicidad (eudaimonìa) y su perfección moral.
----------Pero también hay que decir que lamentablemente, por ello, Aristóteles no es coherente con sus principios, cuando luego, como todos los demás filósofos de su tiempo, admite la esclavitud. Pero incluso en esta errónea concepción aristotélica de la vida social debemos saber encontrar una parte de la verdad, que se refiere a la existencia de un hecho innegable, hecho, que si en cambio negamos o ignoramos o queremos cambiar en nombre de un falso concepto de igualdad o hermandad, causaría inmensas, innumerables y gravísimas injusticias y desórdenes en toda la sociedad y la convivencia humana.
----------¿A qué me refiero? Precisamente al hecho de que los diversos individuos humanos se distinguen y se diferencian entre sí no solo por diferencias horizontales, como por ejemplo el hecho de que Tizio y Cayo, aunque diferentes, sin embargo, tienen la misma estatura, o el mismo peso, sino también por diferencias verticales, basadas en el ser más o el ser menos, como los diferentes grados o niveles de inteligencia, de voluntad, de sensibilidad, de recursos, de fuerzas, de energías, de potencialidades, de capacidades, de habilidades, de inclinaciones, de disposiciones o actitudes o dotes naturales.
----------A estas cualidades innatas siguen después normalmente, pero no de manera determinista y automática, sino de un modo imponderable e impredecible, cualidades adquiridas de varios géneros y grados mediante el uso del libre arbitrio y la fruición o aprovechamiento de comunes o especiales dones de la gracia divina, cualidades favorecidas o desfavorecidas por las circunstancias favorables o desfavorables, el ambiente, el clima histórico-social, la educación recibida, las actividades realizadas, los títulos y los méritos adquiridos, la herencia, la salud física, las condiciones económicas, la influencia de los otros, las experiencias vividas.
----------Es en este punto que surgen desigualdades o desniveles entre individuo e individuo, no necesariamente injustas, sino por el contrario fruto de los diferentes méritos de cada uno, por los cuales uno es más culto que el otro, más competente que el otro, más merecedor que el otro, más experto que el otro, más sano que el otro, más honorable que el otro, más autoritativo que el otro, más virtuoso que el otro, más espiritual que el otro, más respetable que el otro, más santo que el otro.
----------Por otra parte, hay que señalar que quien ama a su hermano da pruebas de amar a Dios, su Creador, como si yo al amar una pintura de Rafael, no puedo no amar al mismo tiempo a Rafael, aun cuando ese tal no se dé cuenta (recuérdese la parábola del juicio final en Mt 25,31-46). El amor de Dios es la razón más alta, más fuerte y más eficaz del amor al prójimo y de la hermandad universal.
Hermandad biológica, hermandad humana y hermandad cristiana
----------Quien no sepa lo que es el hombre, es decir, quien no posea el concepto exacto de la especificidad y universalidad de la naturaleza humana y de la ley moral natural, no será capaz de reconocer la naturaleza humana en todo hombre y, por tanto, no será capaz de practicar la hermandad universal, sino que tendrá siempre una visión parcial, unilateral e insuficiente, que le lleva a reconocer al hombre sólo en aquellos individuos en los que encuentra la idea equivocada de hombre que se ha hecho. Todo el mundo es llevado a reconocer al hombre en aquellos que son similares a él: si se ha hecho una idea errada de sí mismo, será llevado a equivocarse al juzgar el yo de los otros.
----------En mi opinión, el papa Francisco habría debido ser más claro al distinguir fraternidad humana y hermandad cristiana, mostrando cómo esta última funda aquella y cómo se armonizan entre sí. En cambio, insiste mucho en la primera y poco en la segunda, que en cambio es más importante y difícil de comprender. Y si el Papa no nos lo explica... ¿Quién debería explicárnoslo? También Confucio, Cicerón, Séneca, el Corán, Rousseau y Voltaire tratan de la fraternidad humana, pero sólo el Evangelio habla de la hermandad cristiana. De hecho, para apreciar la primera no es necesario ser un héroe o poseer dotes intelectuales excepcionales.
----------Si de hecho no somos egoístas irreductibles o esclavos de vicios personales o engañados por falsas ideologías individualistas, materialistas o utilitarias, es suficiente con recurrir a la propia conciencia o ser personas de buen corazón para saber que debemos ayudar a los necesitados, vale decir, que debemos obrar de modo consecuente a la fraternidad humana. Pero para apreciar la hermandad cristiana, se necesita la luz de la Fe y el calor e impulso de la Caridad, que son dones divinos, para los cuales es necesario prepararse con humildad, con severa conducta de vida y ardua búsqueda de la verdad.
----------Por otra parte, sabemos que en la cultura europea, desde el siglo XVIII, el valor del ideal de la fraternidad humana ha sido propagado y exaltado incluso por doctrinas ajenas o contrarias al cristianismo, como el iluminismo, la masonería y el marxismo, aunque sea verdad, y la historia lo prueba, que el egoísmo humano sabe mantener con vida una inmensa fauna de teorías individualistas, egocéntricas, liberales, gnósticas, idealistas, panteístas, totalitarias, utilitarias y hedonistas, siempre opuestas a aquel ideal.
----------Por eso puedo comprender perfectamente y estar de acuerdo en que al final sea siempre bueno recordar valores humanos verdaderos como lo hace el papa Francisco, sobre todo para los jóvenes, los cuales, a diferencia de nosotros los ancianos, se supone o se teme que no conocen como nosotros el pensamiento de la Iglesia, sino que se dejan seducir y ser bombardeados con las ideas del mundo.
----------Pero, por otra parte, hay que reconocer que la temática de la Ética social o política, aunque fundamentada sobre principios inmutables, más que cualquier otra ética tiene necesidad de continuas actualizaciones, considerando la sucesión casi vertiginosa de las novedades y de los cambios sociales, que obligan al teólogo moralista, y al filósofo ético, a enfrentar siempre nuevos problemas. Es obvio que la solución a los actuales problemas sociales no puede ser hallada consultando enseñanzas pastorales que han quedado anacrónicas; las actuales problemáticas sociales no pueden ser iluminadas sólo consultando la Rerum Novarum del papa León XIII, aunque esa gran encíclica enuncie -como enuncia- principios inmutables. Lo contrario sería caer en un falso fijismo fundamentalista. Por eso, el papa Francisco, con toda justicia y oportunidad, se detiene en las grandes cuestiones de actualidad, como la del neo-malthusianismo, de la inmigración, de la globalización, de la ecología, del populismo, de la crisis de la familia.
----------Quizás el Papa, para no sobrecargar el texto ya muy largo de la reciente encíclica, retomando, aunque con repeticiones, cosas que la Iglesia ya viene diciendo desde hace cincuenta años, para no llegar hasta las enseñanzas del mencionado papa León XIII, se ha limitado a abordar las cuestiones antes mencionadas, sobre las cuales, por otra parte, ya se había pronunciado en otras ocasiones.
----------El Pontífice insiste mucho en el aspecto universal de la fraternidad, signo de que aquí estamos ante un deber ser hermanos que van mucho más allá de las relaciones familiares, de las cuales sin embargo la fraternidad universal comienza a extenderse a un amor que abraza a todo hombre en cuanto hombre.
----------Esta ampliación del concepto y de la práctica de la fraternidad -explica el Papa- significa que, salvando siempre los afectos familiares, que se mantienen privilegiados, la fraternidad evangélica, superando la simple fraternidad biológica y la fraternidad natural, pide a los creyentes una superior realización en Cristo: "Después de haber santificado vuestras almas con la obediencia a la verdad, para un amor fraternal no fingido, amaos con intensidad y muy cordialmente unos a otros, como quienes han sido engendrados no de una semilla corruptible, sino incorruptible, por la Palabra viva y eterna de Dios" (1 Pt 1,22).
----------Ahora bien, un importante discurso de síntesis de fraternidad humana y fraternidad cristiana en la realización de la justicia y de la caridad es lo que el Pontífice llama "caridad política", donde encontramos una hermosa exposición de la nobleza de la actividad política como expresión de la caridad. El Papa se refiere aquí evidentemente a aquellos que son los deberes de los católicos en la política.
----------Es verdad que el Papa no toca el grave problema de la visibilidad de los católicos en la realidad de los partidos políticos, dado que los católicos ya no aparecen públicamente como una vez sucediera con la existencia de la Democracia Cristiana, sino que hoy están dispersos y escondidos en algunos partidos, quizás oficialmente laicistas o anticatólicos. El único modo de reconocerlos son las iniciativas políticas, que ellos toman en los diversos partidos en los que están presentes. Sin embargo, nos podríamos preguntar si no fuese el caso de que los católicos reanudaran la tarea de organizarse en su propio partido.
----------Pero dejemos estas cuestiones específicas para nuestra nota de mañana, Dios mediante, en la que trataremos de las luces y sombras de la idea de "pueblo" en las palabras del papa Francisco.
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Antropología filosófica,
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