lunes, 10 de febrero de 2020

Breve pensamiento vocacional

Francamente, no tengo la más mínima idea acerca de la identidad de los lectores que visitan este blog. Salvo unos poquísimos, contados con los dedos de una mano, a quienes conozco personalmente, y son amigos desde hace mucho tiempo, todos los demás son por mi parte absolutamente desconocidos.

----------Sin embargo, puedo presuponer que mis habituales lectores podrían tener un puñado de características que les son comunes, dadas las características particulares que intento imprimir a este blog, al cual ellos no visitarían si sus características personales no armonizaran con las características de mis artículos. Al respecto, en primer lugar, mi intención es escribir notas de corte filosófico y teológico, en marcada búsqueda de la verdad natural o esclarecimiento de la verdad revelada. En segundo lugar, cumplir esa tarea con actitud de plena fidelidad al Magisterio de la Iglesia, que es el único mediador que nos permite conocer fielmente las dos fuentes de la Revelación: Tradición y Escritura. En tercer lugar, en esta tarea de conocer la verdad, cuidar de estar lo más libre posible de caer en la tentación de las dos corrientes ideológicas que hoy laceran la Iglesia, el modernismo y el pasadismo, procurando a la vez rescatar sus aspectos positivos y purificar los negativos. Finalmente, en cuarto lugar, y en la medida de lo posible, no medir esfuerzos para cumplir esta tarea, sin intimidarse si mis notas resultan con frecuencia algo extensas y a veces duras o complejas. De modo que puedo ubicar a mis lectores entre aquellos que comulgan más o menos con estos propósitos y estilos.
----------Dicho eso, me agrada pensar que algunos de mis lectores son adolescentes y jóvenes, que quizás aún no han definido el derrotero a seguir en sus vidas; y que tratándose de jóvenes católicos, dispuestos también en mayor o menor medida a entregarse también, de diversos modos, a la imitación de Cristo y a su seguimiento, quizás alguno de ellos puede estar pensando quizás, en la posibilidad de una vocación sacerdotal o religiosa. Y dadas las características enunciadas de este blog, no es difícil pensar que una de esas vocaciones puede ser la intelectual, la de la búsqueda de la Verdad y la de su enseñanza.
----------La vocación intelectual en una vida de entrega sacerdotal y/o religiosa a Nuestro Señor, quizás hoy haga falta aclararlo, no es nada fácil, nada sencillo, y frecuentemente imposible, en la vida de un sacerdote diocesano, cuyo sentido es servir a su Obispo y a sus directivas, en una determinada diócesis. De ahí que lo más natural, es que una vocación sacerdotal de perfil intelectual, deba orientarse, salvo excepciones, hacia la vida religiosa.
----------Entre las distintas formas de vida religiosa de perfil intelectual, entre las de mayor tradición y que más frutos han dado a la Iglesia, resalta la de la Orden Dominicana, cuyos miembros comparten todos el deseo, la aspiración y el compromiso, de dedicar toda la vida a manifestar esa verdad que es profesada por la fe católica, refutando los errores contrarios. Ése es precisamente el fin específico de la Orden Dominicana: el servicio a la verdad, que lleva a servir a las almas en el camino de la verdad.
----------Puede decirse sin lugar a dudas que el dominico es una especie de oculista del espíritu. Es alguien que debe cuidar y estar atento a su propia vista para luego poder curar la de los demás, con la diferencia de que, mientras la vista física, alcanzado un vértice, decae; en cambio, la vista del espíritu puede aumentar y afinarse siempre más y más, además de tener objetos infinitamente más importantes, como Dios mismo.
----------Santo Domingo de Guzmán [1170-1221], el Fundador de la Orden que lleva su nombre, es invocado todas las noches por cada uno de sus hijos en un hermoso himno del siglo XIII con los títulos de Lumen Ecclesiae y Doctor Veritatis. El amor por la verdad suscita el deseo de comunicarla al prójimo y de preservarla o corregirla del error, así como el buen médico se prodiga por la salud de sus pacientes y pone todo cuidado por curarlos de la enfermedad. De ahí el título oficial de los frailes dominicos: Frailes Predicadores.
----------Por eso el mismo himno se dirige al Santo con estas palabras: Aquam sapientiae propinasti gratis. El dominico es un buen médico clínico, un buen diagnosticador, que indica la presencia de males que no aparecen al lego o profano, o no aparecen a la superficie; o que, a la inversa, indica signos de esperanza y de redención en doctrinas o situaciones que simplemente parecerían un cúmulo irrecuperable de errores y de pecados.
----------La misión y, podríamos decir, la caridad dominicana consiste, por consiguiente, en difundir la luz y disipar las tinieblas, en brindar a los hombres el recto saber, y el saber que mira los objetos más útiles e importantes, como la necesidad de la verdad, el sentido de la vida, los principios de la moral, la adquisición de la virtud y de la sabiduría, el conocimiento de Dios, la liberación de la ignorancia, del error y del mal. De este modo, puede decirse que el dominico es un "iluminista" en el sentido más alto y noble del concepto; porque él ilumina ciertamente con la razón, pero para difundir la luz de la fe.

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