Ciertamente, cualquier cristiano piadoso y fiel tiene la posibilidad de ser elegido por Dios para ser el destinatario de una aparición mariana y convertirse así en instrumento de una gran obra de salvación. A fin de que el vidente pueda saber con certeza que se trata verdaderamente de la Santísima Virgen María, viene sobrenaturalmente iluminado por Dios, para hacer que su vista sea proporcionada a la dignidad sobrenatural del objeto a ver y su oído se vuelva capaz de escuchar las palabras de la Virgen. [En la imagen: fragmento de la imagen original de Nuestra Señora de Guadalupe en la tilma de Juan Diego, conservada y expuesta en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México].
----------La reciente publicación por parte de la Santa Sede de las nuevas normas dadas a los Obispos para el discernimiento de las apariciones marianas (del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales, documento fechado el 17 de mayo de 2024) nos da la ocasión para detenernos a preguntarnos qué es exactamente una aparición mariana. ¿En qué consiste una aparición de la Virgen en su realidad ontológica y gnoseológica, natural y sobrenatural?
----------Como punto de partida, es necesario que recordemos el dato dogmático de que la Santísima Virgen María está actualmente en el cielo en alma y cuerpo. Sin embargo, como sabemos, Nuestra Señora se digna aparecer de vez en cuando a personas elegidas por Ella para llevar a cabo mediante esta forma milagrosa su misión de colaboradora primaria del plan divino de salvación de la humanidad.
----------En estas ocasiones María comunica a los videntes mensajes que ayudan a poner en práctica el Evangelio en el momento histórico en que Ella aparece. Y para hacer creíble esta extraordinaria y misteriosa intervención suya, obtiene de Dios el realizar signos milagrosos de credibilidad, que al mismo tiempo Le permiten manifestar su materna solicitud por la salud de los cuerpos y la salvación de las almas.
----------En los lugares donde Ella aparece se suele construir un santuario dedicado a Ella, que se convierte en centro misionero y de espiritualidad, donde se realizan obras de misericordia, el lugar se vuelve faro de cultura católica, promotor de formación cristiana y meta de peregrinaciones donde los fieles rinden a María un culto especial, le abren su corazón, expresan su devoción, admiran la belleza del santuario, reciben una formación espiritual, piden gracias, agradecen por la gracia recibida dejando un signo de gratitud que invita a otros a suplicarle a su vez por sus necesidades físicas y espirituales. Además, los fieles tienen la posibilidad en el santuario de reconciliarse con Dios y con el prójimo gracias al sacramento de la penitencia.
----------Ahora bien, es evidente que cuestiones muy serias siempre se plantean con ocasión de las supuestas apariciones de la Virgen. Son naturales y comprensibles las preguntas que surgen en torno a esta cuestión. Por ejemplo, algunos de estos interrogantes son: ¿Qué es una aparición mariana? ¿Cuáles son sus características? ¿Los testigos son creíbles? ¿Cómo se reconoce la autenticidad de una aparición mariana? ¿Para esta delicada obra de discernimiento es necesaria una especial competencia?
----------Ciertamente, cualquier cristiano piadoso y fiel tiene la posibilidad de ser elegido por Dios para ser el destinatario de una aparición mariana y convertirse así en instrumento de una gran obra de salvación. A fin de que el vidente pueda saber con certeza que se trata verdaderamente de la Santísima Virgen María, viene sobrenaturalmente iluminado por Dios, para hacer que su vista sea proporcionada a la dignidad sobrenatural del objeto a ver y su oído se vuelva capaz de escuchar las palabras de la Virgen.
----------María se aparece al vidente no personalmente y físicamente en sus rasgos propios, así como Ella está en el cielo, porque esto implicaría que Ella dejara el lugar celestial donde se encuentra para descender a la tierra. Pero una eventualidad de este tipo está excluida del dogma de la Asunción que implica la permanencia definitiva en el cielo de la Virgen, la cual, al ser elevada al cielo, ha dejado definitivamente esta tierra y, en cambio, espera como todos nosotros la futura tierra de los resucitados al fin del mundo.
----------Por ende, el vidente, como resulta de los testimonios mismos de los videntes en las diversas apariciones marianas a lo largo de los siglos y en los diversos lugares, no es que vea a la Virgen tal como Ella es en sí misma, sino mediante una imagen o ícono objetivo y ontológico preternatural formado por los ángeles, visible y sensible para el vidente gracias al hecho de que su ojo ha recibido de ellos la capacidad de ver tal imagen.
----------Esto explica el hecho de que el vidente está seguro de ver a la Virgen, pero la ve solo él y no también otras personas presentes en la aparición. Esto explica también el hecho de que los diversos videntes en los diversos lugares ven a María no en sus naturales rasgos judíos que nosotros desconocemos, y con la fisonomía corpórea bien precisa, como es la suya propia que Ella tiene en el cielo, tal como Ella ha sido creada por Dios, sino que cada vidente la ve y la describe de diferentes maneras y con diferentes vestimentas.
----------María aparece mestiza al mestizo, italiana al italiano, francesa al francés, holandesa al holandés. Es siempre bellísima, pero de acuerdo con un ideal de belleza femenina que se modifica según los tiempos y las culturas. María realiza una obra de inculturación. María es maestra de inculturación.
----------Entonces, la aparición mariana, aparición sobrenatural, consiste, desde el punto de vista de su esencia, en una relación intencional o relación gnoseológica entre aquello que aparece -la Virgen- y aquel a quien la Virgen se le aparece, de tal manera que aquel a quien la Virgen aparece, es decir, el vidente, a diferencia de lo que sucede en el saber común, donde el sujeto no tiene incidencia en el dato que es puramente objetivo, en el caso de las apariciones marianas el sujeto es necesario para constituir la aparición en su visibilidad e inteligibilidad, porque la Virgen María se le aparece a él y no a otros.
----------En la aparición, en efecto, el objeto es aprehendido verazmente tal como el objeto es en sí mismo, pero al mismo tiempo el objeto es aprehendido tal como aparece al sujeto. Pero aquí el sujeto no interviene para constituir el objeto, tal como pretende la gnoseología idealista. Sabemos que el sujeto en el acto cognoscitivo se adecua al objeto según cuanto nos enseña el realismo. Y, sin embargo, para que haya aparición se necesita también la relación del objeto al sujeto, es decir, que el objeto aparezca al sujeto.
----------Ahora bien, la aparición de la Virgen es la Santísima Virgen que aparece, aunque mediante una imagen plástica o ícono, imagen producida por los ángeles. El aparecer, por consiguiente, en general y comúnmente, no es algo distinto de lo aparente, i.e. de lo que aparece; el aparecer normalmente es siempre el aparecer de aquello que aparece. Sin embargo, en el caso de las apariciones sobrenaturales la apariencia es realmente distinta de lo aparente, o sea, de lo que aparece. Mientras que el simple ser conocido no dice aparecer de lo conocido, el aparecer dice referencia a aquel al cual el aparente aparece.
----------Prestemos atención, sin embargo, a que el hecho de que sea solo el vidente en ver a la Virgen, eso no significa en absoluto que la experiencia que hace el vidente sea solo una experiencia subjetiva y no también objetiva. De ninguna manera en absoluto. Es un conocimiento absolutamente verdadero y objetivo.
----------El vidente ve en María a una persona real externa a su mente e independiente de su conciencia, y no un producto de su imaginación o un simple dato de su conciencia. Cuidémonos bien de interpretar el fenómeno de la aparición mariana con categorías tomadas del idealismo, aunque sea cierto que no está prohibido pensar de alguna manera en el "fenómeno" kantiano como aparición de la cosa en sí, o bien en el ser como "correlato de conciencia" de Husserl, o en el ser heideggeriano como "presencia del presente".
----------Sea como fuere, es necesario notar, por otra parte, que la objetividad o sea la verdad del saber carismático y milagroso del vidente pone en juego, a través de una gracia especial divina, el yo del vidente, su vista, su oído, su tacto, su gusto, su olfato, su intelecto, y en definitiva la conciencia del vidente, de modo tal que el hecho de que esta verdad la vea y la oiga solo él no hace que ella deje de ser una verdad objetiva: el vidente ve y siente verdaderamente a la Virgen María, la escucha y habla con Ella.
----------María, Nuestra Señora, responde al vidente, le instruye, le da órdenes y le da consejos, lo consuela, lo advierte, lo corrige y lo conforta, como podría hacer una buena madre providente, premurosa, solícita y amorosa. María entrega al vidente mensajes que deben ser transmitidos al prójimo y a la Iglesia. Aquí se abre el problema de las revelaciones privadas, problema del que ahora prescindo.
----------Pero en cambio, reafirmo que mientras en el saber común o en el saber científico o en el saber de fe, el objeto conocido es aprehendido en sí mismo tal como es, en cuanto que el objeto es lo que es aunque no debiera aparecer a nadie, por lo cual el saber se realiza por la simple aprehensión objetiva del objeto, sin que el sujeto esté involucrado, es decir, sin que el sujeto sea necesario para constituir un término de referencia del contenido cognitivo, en cambio, en el caso de las apariciones sobrenaturales, la relación cognoscitiva con el objeto cognoscible -en este caso María- el objeto cognoscible es siempre aprehendido tal como él es, pero solo en cuanto existe ese determinado vidente que lo aprehende, y en este sentido el acto cognitivo del vidente no implica solamente una relación con el objeto como en el saber común, donde el yo desaparece delante del objeto, sino que hay también una relación del objeto con el sujeto, porque el aparecer por su esencia es aparecer a alguien y por lo tanto no existe aparecer si no existe ese alguien a quien el objeto aparezca.
----------Ahora bien, todos aquellos que asisten a la aparición no ven ni sienten nada. Por tanto, el vidente queda obligado a dar signos de credibilidad de cuanto él narra y transmite a la Iglesia, y el cielo mismo le provee para dar estos signos a fin de que los fieles y la Iglesia crean en él.
----------La autoridad eclesial, deputada por Cristo para indicar a los fieles cuáles son los caminos de la salvación, evidentemente está interesada en esto y está llamada en causa a participar en un asunto de tal género, que trata precisamente de la salvación de un modo totalmente fuera de lo común. Para ello, tiene la tarea y el deber de obtener las debidas informaciones, realizar atentas indagaciones y verificaciones, consultar a expertos, recoger datos y testimonios, a fin de expresar un juicio oficial, que no es infalible, pero siempre autorizado. Y aquí me atengo a las normas y procedimientos establecidos por el documento de la Santa Sede.
Una aparición mariana verdadera se refiere a un evento en el cual se afirma que la Virgen, la madre de Dios, se aparece a un individuo o a un grupo de personas. Las apariciones marianas están tradicionalmente asociadas con eventos místicos y espirituales dentro de la fe católica y en algunas tradiciones ortodoxas.
ResponderEliminarPara ser reconocida como verdadera por la Iglesia católica, una aparición mariana debe ser objeto de una investigación exhaustiva y aprobada por las autoridades eclesiásticas competentes. En general, se examinan todas las pruebas disponibles y se evalúa la autenticidad de la aparición, la credibilidad de los testigos y el eventual impacto espiritual de las supuestas apariciones.
Las apariciones marianas reconocidas por la Iglesia católica, como por ejemplo Lourdes y Fátima, son objeto de veneración por parte de los fieles católicos, que viajan en peregrinación a estos lugares y oran en base a las peticiones y a los mensajes que se dice han sido transmitidos durante las apariciones.
Estimado Miguel Ángel,
Eliminarestoy de acuerdo con lo que usted ha dicho.
Estimado Filemón,
ResponderEliminarGracias por esta hermosa reflexión. Solo una duda. Tú afirmas de manera muy asertiva que no es posible que la BVM aparezca efectivamente con su cuerpo glorioso en esta tierra, e invocas el dogma de la Asunción en el cual se declara su permanencia definitiva en el Cielo. Ahora bien, el dogma de Pío XII, en la solemne definición, se limita a decir que "Immaculatam Deiparam semper Virginem Mariam, expleto terrestris vitae cursu, fuisse corpore et anima ad caelestem gloriam assumptam". Si por definitividad se entiende que su suerte dichosa es irreversible, nada cuestiono. Pero me parece que esto de por sí no excluye que Ella pueda, por dispensación divina, aparecer también con su cuerpo glorificado. ¿Acaso no se podría asimilar esto al cuerpo de Cristo resucitado, que era un verdadero cuerpo, palpable y material, aunque glorioso? Dogmáticamente hablando, ¿qué excluye que Dios envíe a Su Santísima Madre con su verdadero cuerpo? ¿Las diferencias observadas por los diferentes videntes a lo largo de la historia no podrían atribuirse a la agilidad de los cuerpos gloriosos, que pueden aparecer de manera diferente según las circunstancias? Por otra parte, también Nuestro Señor aparece a algunos santos en los rasgos de Su santa infancia, a otros en cambio en los rasgos de la Pasión o de la Resurrección, y por tanto adulto. ¡Tengo curiosidad por tu opinión sobre todo esto!
Gracias por tu tiempo.
Tuyo en Cristo,
Berengario
Estimado Berengario,
Eliminarlas apariciones de la Virgen son una cosa distinta de las apariciones de Jesús Resucitado. En efecto, Jesús resucitado, en los cuarenta días que transcurrieron entre su resurrección y su ascensión al cielo, por una parte ya no tenía el cuerpo mortal que poseía en esta tierra, pero por otra parte no se encontraba todavía a la diestra del Padre.
Por lo tanto, es necesario admitir que Jesús en ese período de tiempo se encontró en una dimensión trascendental intermedia entre esta tierra y el paraíso, una dimensión para nosotros desconocida.
Siendo así las cosas, Jesús ha podido aparecer con su verdadero cuerpo, aunque glorioso, y con eso ha querido dar prueba dejándose tocar y comiendo del pescado.
Jesús ha cumplido todo esto a fin de que los apóstoles se convencieran de que había verdaderamente resucitado y, por tanto, para dar una base racional a su fe en él.
Por el contrario, María no tiene necesidad de dar prueba de su presencia física, porque ésta es solamente objeto de fe expresada en el dogma de la Asunción.
Por lo tanto, el hecho de que María no pueda estar presente en persona en los lugares donde Ella aparece es conexo con el hecho de que su ser corpóreo es solamente objeto de fe. La hipótesis de que María estuviera realmente y corporalmente presente en el lugar de la aparición, vendría a rebajar el misterio de la Asunción a un dato de la sensibilidad, algo del todo contrario a la fe.
Por otra parte, la misma presencia real eucarística, como bien sabemos, no quiere decir que Jesús esté presente con su Cuerpo glorioso, sino que, según cuanto nos enseña el dogma de la transustanciación, Jesús permanece en el cielo con su Cuerpo y solo está presente a modo de sustancia.
Por cuanto respecta a las apariciones de Cristo a los santos, vale en cambio la misma consideración que he hecho con respecto a las apariciones marianas.
Podríamos considerar otra cuestión. La Virgen, cuando aparece, habla. ¿Cómo explicar este hecho? Nosotros sabemos bien que la palabra es efecto de la persona que habla. En la interpretación que yo he dado de la entidad plasmada por el ángel, está claro que el ángel, si por un lado puede plasmar un cuerpo semoviente, no puede construir un cuerpo parlante, si no queremos caer en las actuales hipótesis absurdas de aquellos que creen que sea posible construir una IA parlante.
Entonces, ¿de dónde viene la palabra? Evidentemente viene de María, que se encuentra en el cielo y mediante la cual Ella se digna hablar. ¿Y el aspecto sonoro? Dado que se trata de un hecho físico, podemos dejar esta obra a la competencia del ángel. Análogas consideraciones se pueden hacer en las apariciones de Jesús que habla.
Usted dice: "todos aquellos que asisten a la aparición no ven ni sienten nada. Por tanto, el vidente queda obligado a dar signos de credibilidad de cuanto él narra y transmite a la Iglesia, y el cielo mismo le provee para dar estos signos a fin de que los fieles y la Iglesia crean en él".
ResponderEliminarSi los signos y anuncios proclamados no se realizan, se deduce que no se trata de manifestaciones de la Madre de Dios. Ahora bien, este aspecto pasa casi totalmente a un segundo plano con las nuevas normas , ya no basadas en la distinción entre verdadero y falso, es decir, entre el 'constat' y el 'non constat', entre blanco y negro, sino entre seis 'escalones de gris' que van de un genérico nada obsta (?) hasta la completa declaración de no sobrenaturalidad.
El neo prefecto Card. Fernández afirma tranquilamente que "para que un buen fenómeno crezca no hace falta una declaración de sobrenaturalidad", incluso incluyendo entre los muchos casos también a Fátima.
Este enfoque , diríamos muy jesuita, parece confirmado también por algunos periodistas, como David Murgia:
"Decimos que ya no hay blanco y negro, es falso o es verdadero, sino hay diferentes tonalidades de gris. Se pasa siempre a un plano diferente, ya no interesa si el fenómeno es verdadero o falso, a la Iglesia le interesa que en ese lugar se vaya a rezar".
Me pregunto cómo todo esto puede representar la visión cristiana que se nutre del Evangelio (y no de la sociología).
Estimado Pablo,
Eliminarme parece que usted no haya comprendido que el documento de la Santa Sede está profundamente preocupado por la cuestión de encontrar la verdad sobre una materia tan importante como son las apariciones marianas.
Es precisamente en nombre de una búsqueda concienzuda y escrupulosa de la verdad que el card. Fernández propone seis grados de aproximación a la fenomenología concerniente a supuestas apariciones marianas. Estos grados tienen la finalidad de acompañar al obispo en su difícil tarea, en el momento en el cual él sigue siendo la autoridad ordinaria e inmediatamente competente.
Estos grados prevén una pluralidad de juicios, subordinados el uno al otro, que permanecen a un nivel provisorio o hipotético hasta que, con el madurar de las indagaciones, se llega a un juicio definitivo positivo o negativo por parte del Sumo Pontífice.
Una visión neokantiana de las apariciones. En vez de las intuiciones, tenemos a los ángeles creando imágenes. No lo compro.
ResponderEliminarProfesor Jira Fales
Estimado Anónimo,
Eliminarno hay nada de malo en recuperar a Kant, allí donde y cuando ello sea posible. Y le diré más, también yo recupero a Husserl y a Heidegger en el artículo que usted se ha dignado leer.
Ahora le explico.
Ante todo le aclaro que conozco a Kant desde hace unos cincuenta años, mientras que a Husserl y a Heidegger desde hace unos treinta años.
¿Qué he recuperado de ellos? El concepto de fenómeno (Erscheinung).
¿Qué es el fenómeno para estos filósofos? Es la aparición, la revelación y la manifestación de lo real o de la cosa o del ser. La cosa para Kant, lo real para Husserl y el ser para Heidegger.
Estos filósofos distinguen el aparecer de la apariencia o parecerme, en alemán Schein. Esto significa que mientras que el fenómeno da la verdad, Schein es la apariencia engañosa.
Llegados a este punto, aplicamos estas categorías al problema de la interpretación de las apariciones marianas.
¿Qué es una aparición de Nuestra Señora? Es un fenómeno en el sentido de la fenomenología de estos filósofos. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado y prestar mucha atención para evitar su enfoque idealista.
En efecto, nosotros, en estos filósofos, podemos recoger el concepto de fenómeno, pero no podemos aceptar el hecho de que ellos no reconocen una realidad más allá de nuestra conciencia o de nuestro pensamiento, porque eso nos conduciría a negar que la realidad sea creada por Dios, y se llegaría a la conclusión, muy clara en Fichte, Schelling y Hegel, de considerar el pensamiento humano como creador de la realidad.
Nosotros no creamos a Nuestra Señora, sino que Ella existe independientemente de nosotros. Sin embargo podemos aceptar de la gnoseología de esos filósofos su antes mencionada distinción entre el fenómeno y el noumeno, que corresponde en Husserl a la esencia (Wesen) y en Hedegger al famoso Dasein.
Usando esta distinción, desde nuestro punto de vista realista-bíblico, llegamos a la conclusión de mi artículo, según el cual la aparición mariana es el presentarse de un misterioso plasma, elaborado por el ángel, que conoce los secretos de la naturaleza, como representación ontológica de la persona de la Virgen, actualmente residente en el cielo.
Como María es Reina de los Ángeles, no abandona su sede, sino que encarga a un ángel a su elección representarla en la tierra mediante la elaboración de un plasma producido de manera preternatural por el ángel encargado.
La suya no es una explicación natural. Tampoco sobrenatural, es antinatural. El proceso cognitivo de una aparición no puede ser contrario al aparato gnoseológico humano. Y lo del plasma directamente pertenece al género de la ciencia ficción.
EliminarProfesor Jira Fales
Estimado Anónimo,
Eliminarel problema que he afrontado es el de entender cómo el vidente ve a la Virgen y oye su mensaje. La cuestión en el fondo es muy simple. ¿La ha visto en persona, en carne y hueso? ¿Ha oído su voz física? Ahora bien, ¿le parece posible algo de tal género?
Si el dogma de la Asunción dice que María está en el cielo, ¿cómo explicar que el vidente la haya visto y oído? María, ¿qué es lo que ha hecho? ¿Ha hecho un viaje espacial del cielo a la tierra? ¿Ha aumentado el volumen de su voz? Tenga presente, como ya he dicho, que entre el lugar del paraíso del cielo y los lugares de esta tierra, no existe una medida común como podría haber entre un planeta y esta tierra. ¿Se da cuenta de que esto sería algo ridículo? Por consiguiente, tenemos que hablar seriamente.
Yo enseño filosofía y teología desde hace más de cincuenta años. Por eso le invito a ser prudente en la valoración de mis juicios.
Lo que yo sostengo es perfectamente conforme a la concepción realista tomista del conocimiento humano. Le repito en palabras sencillas lo que he dicho, prescindiendo de referencias al idealismo.
El vidente no puede en absoluto haber visto a la Virgen en carne y hueso, ni haber escuchado su voz física, sino que debe haber contactado necesariamente con un cuerpo artificial, que no puede haber sido plasmado de manera preternatural sino por el ángel, el cual, según la doctrina de santo Tomás, posee exactamente este poder como ministro de Dios.
Además, tenga en cuenta, como ya he dicho, el hecho extraordinario de que solo el vidente ve y escucha a la Virgen. También aquí la única explicación posible es la intervención preternatural del ángel sobre el vidente mismo.
Por cuanto respecta a la cuestión de lo sobrenatural, este plano juega en el sentido de que la Virgen aparece por orden de Dios, ciertamente en una forma sobrenatural, en cuanto al hecho de la aparición, aunque en sí misma sea obra preternatural del ángel, es un hecho que supera las leyes comunes del mundo físico.
Por lo demás, el elemento sobrenatural e incluso profético está dado por el contenido de fe del mensaje mariano. Esto quiere decir que María habla por medio del ángel, no en el sentido de que el ángel nos comunique un mensaje de parte de María, sino en el sentido de que el ángel organiza el hecho físico de la aparición de tal manera que el oído del vidente comprende las palabras de María, que permanece en el cielo.
no veo inconvenientes en que sea la misma Virgen en cuerpo y alma quien aparezca. Un cuerpo glorioso puede ocupar un espacio físico. Que sólo los videntes vean la aparición puede derivarse de que es necesario un ¨plus¨, una gracia especial, para poder percibirla, precisamente porque el cuerpo glorioso no es simplemente físico. Tampoco Jesús era reconocido inmediatamente luego de Resucitado, como ocurrió con los discípulos de Emaús. En fin, yo creo que ni usted ni yo tenemos la verdad en esto, lo molesto son sus aserciones apodícticas de simples hipótesis indemostrables.
EliminarProf. Jira Fales
Estimado Anónimoo,
Eliminarcomo ya le he dicho, en base al dogma de la Asunción, es de fe católica que María está en el cielo. Y cuando digo "cielo", me refiero al concepto bíblico. Por ejemplo, cuando decimos "Padre nuestro, que estás en los cielos". O cuando Jesús dice: "He descendido del cielo". ¿Qué es este cielo? ¿La bóveda estrellada, investigada por los astrónomos? ¿Dónde se encuentra la Virgen? ¿En alguna galaxia? ¿A cuántos años luz de distancia?
¿Se da cuenta usted de que así estamos arriesgando el ridículo?
El cielo es el paraíso del cielo.
Ciertamente, podemos preguntarnos dónde está el paraíso del cielo, pero usted comprende que, para no caer en una visión materialista y para estar abiertos a la comprensión de la Palabra de Dios, estamos obligados a admitir un concepto de lugar y de espacio que no es unívoco al lugar y al espacio que conocemos aquí. Sino que se trata evidentemente de alguna cosa trascendente o trascendental, que no tiene una medida común con cuanto cae bajo nuestros sentidos.
En pocas palabras, el hipotetizar un viaje espacial de Nuestra Señora hasta la tierra es una cosa que está bien para las hadas de las fábulas, pero no puede ser un discurso serio para un católico que tome en serio su condición de católico.
Así que estamos como al principio, y volvemos a empezar.
Usted debe darse cuenta de que una presencia física de la Virgen en esta tierra es una cosa imposible. Y por consiguiente no hay otra explicación que la que le he dado.
Naturalmente, el hecho de que María esté en el cielo no le impide a Ella en absoluto, de hecho, de ser informada por Dios sobre cuanto sucede en la tierra entre nosotros, sus hijos. Por eso, como sabemos, María se ocupa maternalmente de todos nosotros. Y por lo tanto no tiene ninguna dificultad en aparecer a algún vidente y comunicarnos, por medio de él, algún mensaje que nos sirve para poner en práctica el Evangelio.
Por cuanto respecta a la comparación que usted ha hecho con las apariciones de Jesús resucitado, la comparación no tiene sentido, porque en este caso se trataba efectivamente de Jesús en carne y hueso.
Por cuanto respecta al hecho de que no siempre Jesús fuera reconocido, estoy de acuerdo con usted en el considerar que quien lo ha reconocido ha podido disfrutar de una vista donada sobrenaturalmente por Dios, de modo que hacer proporcionada la capacidad visual humana a la visión de Jesús Resucitado.
Pero el caso del vidente, el cual es solo él quien ve a Nuestra Señora, es un caso que debe ser explicado de otro modo, es decir, del modo que he dicho. De hecho, es necesario admitir en este caso una intervención especial preternatural del ángel, de modo tal que haga que el ojo del vidente sea físicamente sensible a la entidad física formada por el ángel, para representar a la Virgen.
Por cuanto se refiere al tacto y al oído, vale un discurso análogo.
Estimado padre Filemón,
ResponderEliminarsumamente interesante su explicación acerca de cómo podemos comprender el hecho de las apariciones de María. Y debemos agradecer que lo tengamos a usted para brindarnos estas elucidaciones a partir del Magisterio y de las enseñanzas de santo Tomás de Aquino. Gracias, padre Filemón.
Me pregunto si respecto a esa actividad angélica presentando plasmaciones, tiene algo que ver con ello lo que se narra acerca de las sesiones parapsicológicas de espiritismo, en las que los mediums también logran la aparición de tales plasmaciones.
Estimado Gabriel,
Eliminarla conexión que usted hace entre las apariciones marianas, por una parte, y por otra, los fenómenos espiritistas y parapsicológicos, es ciertamente válida, útil e interesante. Desde hace muchos años me interesa también este misterioso orden de fenómenos.
En primer lugar debemos distinguir el espiritismo de la parapsicología. Como es sabido, las prácticas espiritistas están prohibidas por la Iglesia, pero no las prácticas parapsicológicas. ¿Por qué, esto? Porque está comprobado que en las prácticas espiritistas existe el fuerte riesgo de la presencia del demonio.
Ciertamente en uno y otro caso es posible asistir a fenómenos físicos, que superan los poderes de las leyes comúnmente conocidas por la física.
En el caso de la parapsicología, desde hace unos dos siglos, se ha acumulado una enorme cantidad de documentación experimental, catalogada por los estudiosos en una tipología determinada, y en algunos países la parapsicología entra en el campo de las instituciones académicas.
La actividad parapsicológica, según los conocimientos que tenemos hoy de la psicología humana, se presenta como efecto de una superdotación psíquica, que se podría considerar como un residuo de los dones preternaturales, propios del estado de inocencia.
Es el absurdo más grande qué leído en años.
ResponderEliminarFilemón, veo que le ha dado rienda suelta a su sincretismo.
Pero no se preocupe por mi desacuerdo, ya que estoy en buen fe, que es lo único que importa.
Dios nos ama a todos por igual, nunca lo olvide.
Estimado A.,
Eliminarno pretendo ser infalible, pero me agradaría mucho conocer las razones de su desacuerdo. No tengo ninguna duda de su buena fe y precisamente por eso me gustaría escuchar sus razones.
Me doy cuenta muy bien de tocar un tema muy delicado, donde en ciertos aspectos estamos ante un terreno aún por labrar para esperarnos una profundización en el conocimiento del modo con el cual la Virgen, en circunstancias excepcionales, se manifiesta a nosotros para facilitar nuestro camino hacia el Reino de Dios y la obra de Su Hijo.
Este tema, acerca de cómo aparece María a los videntes, interesa a incontables multitudes de fieles, que desde hace siglos en el mundo tienen la gracia de poder acceder a los lugares donde María aparece y sobre todo a los grandes santuarios marianos.
Estas apariciones milagrosas son una realidad reconocida por la Iglesia. Pero de vez en cuando, cuando se difunde la noticia de una supuesta aparición de la Virgen, surge inmediatamente, sobre todo entre los Pastores celantes, la necesidad de verificar la realidad de los hechos y las pruebas que vienen alegadas para la autenticidad de las apariciones.
Por tanto, mis consideraciones tienen por objeto dar fundamento teológico a las razones que impulsan a la autoridad eclesiástica a interesarse por estos fenómenos extraordinarios.
Por eso, para arrojar luz sobre estos maravillosos dones celestiales, es útil la contribución de todos, aunque es evidente que es particularmente necesaria la obra de los expertos y sobre todo el juicio prudencial de la Iglesia.
Usted sabe que le conozco bien, por su frecuencia en acercarse a mi humilde blog, y que con usted hemos entablado diálogos que han sabido mantener la escucha y el respeto mutuo; de modo que le invito a moderar calificativos y respetar la competencia que me he ganado por capacitación y experiencia académica.
Por eso, si usted cree, tendré mucho gusto en entablar un diálogo con usted, sobre un tema tan adecuado para dar prueba de nuestra común fe católica y de la caridad que nos debe unir.
Querido padre Filemón: el documento del cardenal Fernández nos dice que:
ResponderEliminar"Esta acción del Espíritu Santo incluye también la posibilidad de llegar a nuestros corazones a través de ciertos acontecimientos sobrenaturales, como por ejemplo las apariciones o visiones de Cristo o de la Virgen Santa y otros fenómenos".
Por lo tanto, parece decirnos que las visiones o apariciones, las locuciones, son obra del Espíritu Santo.
Querido Ernesto,
Eliminartu observación es muy buena y me da la ocasión para integrarla a mi discurso.
No hay duda de que en las apariciones marianas existe la intervención especial del Espíritu Santo, según la modalidad que el Concilio Vaticano II llama "don carismático extraordinario".
¿En qué sentido podemos pensar que el Espíritu Santo sea operante en las apariciones marianas?
Podemos decir que el Espíritu Santo mueve la mente y el corazón de Nuestra Señora, con el don de la profecía y el de una ardentísima caridad, cosas que caracterizan sobremanera la misión de la Madre de Dios.