La experiencia mística o contemplación mística, que es la forma más alta, más íntima, más profunda, más exclusiva y más perfecta en la vida de unión con Dios, está representada por la unión varón-mujer, como vemos en el libro del Cantar de los Cantares. En efecto, la pareja hijo-padre dice relación de dependencia, hace pensar en un superior y en un inferior, en Dios y en la creatura. En cambio, el modelo varón-mujer hace pensar en una unión entre dos sujetos a la par, iguales. Y de hecho Dios quiere ser amado así: como si fuera un esposo del alma. [En la imagen: fragmento de "Extasis o Transverberación de Santa Teresa", grupo escultórico esculpido en mármol entre 1645 y 1652, por Gian Lorenzo Bernini, Iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma, Italia].
El alma masculina es diferente del alma femenina
----------La psicología moderna ha descubierto que existe una diferencia específica entre el alma masculina y el alma femenina. Al respecto, es amplia ya la bibliografía recomendable, por ejemplo el libro de Edith Stein, "La mujer. Cuestiones y reflexiones"; o el ensayo "Hagámosle una ayuda semejante a él", de Jacques Maritain; también, por supuesto, la enciclica Mulieris dignitatem, de 1988, del papa san Juan Pablo II. Por otra parte, los prolegómenos de la ciencia de la feminidad se encuentran en estado esquemático y embrionario en el libro "La mujer eterna", de Gertrud von le Fort. Ahora bien, la diferencia específica entre el alma masculina y el alma femenina, implica por lo tanto, que el alma humana no es una especie atómica, como siempre se ha pensado hasta este descubrimiento, sino que el alma humana es una especie esencialmente dividida en dos especies inferiores diferentes, recíprocamente complementarias, de igual dignidad, con características específicas que distinguen la una de la otra especie: alma masculina y alma femenina.
----------Esto significa que la diferencia entre el varón y la mujer no pertenece al individuo, no es un accidente del individuo, como pueden ser el color de los ojos o la forma de la nariz, sino que es la diferencia entre dos modos esenciales de ser de la naturaleza humana; son dos esencias específicas diferentes, de modo que es posible dar la definición de ambas esencias: la masculina y la femenina.
----------Ahora bien, ciertamente, hoy se ha llegado a saber cuál es la esencia de la masculinidad y cuál es la esencia de la feminidad, por lo cual se ha podido fundar una nueva ciencia, que es la precisamente sexología racional. Entre varón y mujer existe una diferencia espiritual. Hoy hay certeza: el animal racional se divide en dos especies diferentes: el animal racional masculino y el animal racional femenino.
----------La diferencia entre la espiritualidad masculina y la espiritualidad femenina viene a ser su vez la base antropológica de la diversidad de los carismas propios del varón y de la mujer en la Iglesia, como por ejemplo la relación del sexo masculino con el sacerdocio o la feminidad de la Iglesia modelada sobre la feminidad de Nuestra Señora, ideal de la mujer (véase, por ejemplo, Jacqus Maritain, De l’Église du Christ. La personne de l’Église et son personnel, Desclée de Brouwer, Bruges 1970).
----------En el reino animal existe un sólo grado de diferencia específica por debajo del género animal y son las diferentes especies de animales, por lo cual por debajo de la especie está inmediatamente el individuo, de modo que entre individuo e individuo sólo hay una diferencia material, hay sólo diversidad y no una diferencia formal como entre especie y especie. Sin embargo, existe una tipicidad y una reciprocidad en el plano físico, que permite distinguir fácilmente los dos sexos.
----------La diversidad sexual entre individuo e individuo vale también para los individuos humanos y, sin embargo, en la especie humana la relación entre género y diferencia, así como entre especie e individuo, no es tan simple como en el reino animal. De hecho, en la naturaleza humana por debajo de la especie humana no existe inmediatamente el individuo, sino que hay un grado ulterior e inferior de especificidad, que es la pareja varón y mujer. En los animales existe una diferencia sexual meramente física, no espiritual.
----------Por tanto, el ser macho y hembra en la naturaleza humana no se reduce a ser, como en el mundo animal, dos diferentes individuos de la misma especie, aunque con diferente tipicidad, sino que implica una diferencia específica o formal de segundo grado, que no afecta ni rompe para nada la unidad, la identidad y la igualdad y pareja dignidad de la naturaleza humana en el varón y en la mujer; no implica dos definiciones diferentes de la naturaleza humana; tanto el varón como la mujer son animales racionales, pero en modo formalmente diferente: masculino y femenino.
----------Bajo la especie hombre, por consiguiente, casi como si la especie hombre se tratara de un género, existe en realidad un grado ulterior, último e ínfimo de diferencia específica o formal: la diferencia entre varón y mujer, que permite definir la esencia del varón y la esencia de la mujer no sólo en sentido físico, sino también en sentido espiritual, lo cual sería imposible si macho y hembra estuvieran sólo en el plano del individuo, ya que el individuo, al no ser un universal, no puede ser definido.
----------En otras palabras: la racionalidad en cuanto diferencia específica por debajo del género animal, que caracteriza a la naturaleza humana como tal, por la cual la igual dignidad de los dos sexos y la misma e idéntica naturaleza humana en los dos sexos, abraza a su vez bajo sí dos especies inferiores de racionalidades específicamente diferentes entre sí: la racionalidad masculina y la racionalidad femenina.
----------En efecto, mientras el animal tiene un alma puramente sensitiva, el hombre tiene un alma espiritual y por eso en el hombre entre macho y hembra no sólo hay una diferencia física como ocurre en los animales, sino que también hay una diferencia espiritual. Y así como los dos sexos en sentido físico son recíprocamente complementarios, así también lo son en sentido espiritual.
----------De tal modo, así como existe una recíproca complementariedad espiritual entre varón y mujer en la sociedad civil, así también esa complementariedad varón-mujer existe en la Iglesia. A la luz de estas consideraciones vemos cuán aberrante no sólo desde el punto de vista sexual, sino también espiritual, es la teoría generista, que quisiera justificar y legitimar la homosexualidad.
----------Al mismo tiempo, este discurso significa que en la especie humana, entre individuo e individuo, no sólo hay una diferencia material como entre los individuos de una especie animal, aunque obviamente también allí el macho sea físicamente diferente de la hembra, sino que también hay una diferencia formal y específica de carácter espiritual, similar a la diferencia entre dos puros espíritus, los ángeles, cada uno de los cuales, como observa santo Tomás de Aquino, constituye una especie o forma por cuenta propia.
----------Por lo tanto, de modo similar al ángel, también el individuo humano, también la persona humana, puede ser individuo y especie al mismo tiempo, lo que quiere decir que puede ser inteligible, ya que para nosotros sólo la especie es inteligible. Por eso abstraemos lo universal de lo individual, objeto del sentido.
----------La doctrina escotista de la "haecceidad" es un intento de fundar y justificar la inteligibilidad de la esencia humana individual, o de la individual persona, cosa que no está asegurada por el universal abstracto de la gnoseología aristotélica, la cual se detiene en la inteligibilidad de la esencia específica, y no alcanza la inteligibilidad individual, simple objeto del sentido.
----------La animalidad (sexualidad) y la racionalidad son ciertamente dos formas reales, así como el cuerpo es realmente distinto del espíritu, pero el alma humana es una sola forma real sustancial del cuerpo y del sexo, principio al mismo tiempo de la espiritualidad y de la animalidad. Incluso el intelecto distingue realmente dos formas entre ellas, las cuales, sin embargo, en la persona concreta están virtualmente contenidas en la misma forma sustancial que es el alma.
----------Asimismo, el individuo humano y la naturaleza humana son ciertamente dos formas inteligibles realmente distintas -yo no soy la humanidad-; la masculinidad y la feminidad son ciertamente distintas de esta masculinidad y de esta feminidad. Y sin embargo, en la realidad de las personas encuentro sólo a esta persona, a este varón y a esta mujer, con su única forma sustancial y natural inteligible, sin que esto resulte de la composición de otras formas, ni siquiera ex parte rei.
¿Qué relación existe entre la dualidad varón-mujer y el misterio trinitario?
----------Mahoma pensaba que es imposible que Dios tuviera un hijo, porque para ello debería tener una esposa, a fin de poderlo engendrar. Nosotros los cristianos, ante una tal afirmación, tal vez a primera vista sintiéramos ganas de reír. Pero debemos darnos cuenta de que Mahoma efectivamente plantea un problema, hoy cuando más que nunca somos sensibles a la temática y problemática de la sexualidad humana y a aquella temática de la igual dignidad y de la diferencia entre varón-mujer.
----------Sería fácil responder a Mahoma diciéndole que lo que ocurre es que él no ha entendido en qué sentido Dios es Padre y genera un Hijo. Este sentido lo explica san Juan con la doctrina del Logos, que deja entender que Juan se ha dado cuenta del mismo problema de Mahoma mucho antes que Mahoma, y nos ha aclarado con la doctrina del Logos que "Hijo" implica efectivamente el uso de una categoría que remite a la masculinidad, pero que, en realidad, Dios no tiene nada que ver con el sexo, siendo puro Espíritu, aunque sea creador del sexo, y esto, Mahoma lo sabía muy bien, tanto que incluso pone al sexo también en el paraíso del cielo.
----------Recordemos por otra parte que llamar a Dios con el nombre de "Padre", por ende considerarlo varón, no sólo es propio de la Escritura, sino también del paganismo antiguo, siempre por el motivo del primado masculino, en esa época considerado obvio, primado que indica señorío y dominio, atributos evidentemente convenientes a Dios. Si eran admitidas las diosas, en todo caso debían ser sólo divinidades inferiores, pero el jefe supremo de los dioses debía ser denominado con la categoría de la paternidad, que dice masculinidad.
----------Pero en el cristianismo la metáfora de la masculinidad de Dios como Padre es relativa también a la Encarnación del Verbo. Dado el dogma de que Dios genera un Hijo que se encarna en una naturaleza humana, para lo cual es necesario la contribución de una madre, es necesario usar hacia Dios generante la metáfora de la paternidad, ya que el hijo, en nuestra visión humana, nace de la unión del varón con la mujer y por tanto de la unión del padre con la madre. De ahí la consecuencia de que Cristo es Hijo del Padre divino y de una madre humana. Se comprende así por qué la primera Persona sea llamada Padre.
----------Por consiguiente, debemos preguntarnos: ¿por qué entonces se llama Hijo a la segunda Persona? ¿Por qué esta metáfora del varón? ¿Por qué motivo? El apóstol san Juan nos explica que el Hijo es el Verbo del Padre, así como el Pensamiento se puede considerar "hijo" de la mente. Ahora está claro que decir verbo quiere decir espíritu, donde el sexo masculino no tiene nada que ver.
----------La respuesta de san Juan es importante. Sin embargo, nos podríamos preguntar: ¿por qué la metáfora del varón y no la de la mujer? ¿Por qué el Padre genera un Hijo y no una Hija? Poniendo por delante que está claro que así como el término Padre, así también el término Hijo, son inamovibles de la fórmula del dogma trinitario, sin embargo no nos está prohibido hacernos esta pregunta. Podemos entonces responder diciendo que estos términos que remiten a la masculinidad se resienten de la mentalidad en una sociedad patriarcal, por lo cual, dado que divinidad significa primado, he aquí el uso espontáneo del nombre masculino, dando por descontado que el varón es la cabeza de la mujer.
----------Por cuanto respecta al Espíritu Santo, en idioma español, el espíritu es masculino, mientras que en hebreo es femenino (rúach), profunda intuición precursora de la afirmación de la espiritualidad femenina en los tiempos modernos. Sin embargo, es evidente que el espíritu en general, siendo inmaterial, no tiene sexo. Los ángeles, puros espíritus, no son entes sexuados.
----------Otra cuestión conexa con el denominar a Dios con términos referidos a la masculinidad, es la imagen de Cristo esposo de la Iglesia. De ello se deduce que, si nosotros somos hijos de la Iglesia, resultaría que seríamos hijos de Cristo, mientras que en cambio somos hijos de Dios Padre. ¿Cómo resolver esta discrepancia?
----------Al respecto, podemos decir, en primer lugar, que propiamente hablando Cristo es nuestro hermano en cuanto nosotros, como cristianos, participamos de la Filiación divina del Hijo, por la cual nuestro Padre celestial es el Padre del Hijo de Dios, Jesucristo. Sin embargo, dado que Cristo es Dios, un solo Dios con el Padre, podemos decir que en este sentido somos hijos de Cristo, en cuanto Cristo es Dios. De tal modo salvamos la metáfora de Cristo esposo de la Iglesia. Así, somos hermanos de Cristo en cuanto que Él es hombre, e hijos de Cristo en cuanto que Él es Dios, Uno con el Padre ("el que me ve a mí, ve al Padre").
----------Ahora bien, ciertamente, la metáfora de la feminidad y de la maternidad se puede aplicar también a la Iglesia, la cual evidentemente, en cuanto comunidad espiritual hecha tanto de varones como de mujeres, no tiene estrictamente un sexo. Sin embargo, también la Iglesia se puede ver en la metáfora de la mujer según el paradigma antiguo del primado del varón, dado que la Iglesia está gobernada por Cristo. Y he aquí la Santísima Virgen María como tipo, madre e imagen de la Iglesia.
----------La pareja varón-mujer tiene su lugar también en los sacramentos, donde podemos ver que todos los sacramentos están hechos para todos y para cada uno, independientemente del hecho que sean varón o mujer, excepto el sacramento del Orden, el cual notoriamente tiene como sujeto al hombre varón. Lo que quiere decir que la gracia se distribuye de modo diferente en el varón y en la mujer, de modo de volver posibles los carismas masculinos y femeninos, y para crear una reciprocidad sobrenatural, que se agrega a la natural.
----------Otra cosa importante que nos es revelada por la Escritura acerca del uso simbólico de las imágenes sexuales, es la diferencia entre la unión varón-mujer y la unión hijo-padre. Podríamos preguntarnos ¿cuál es en el cristianismo el modelo imaginativo-simbólico de la unión con Dios? No es, como se podría pensar, el modelo hijo-padre, sino varón-mujer o esposo-esposa. Lugar aparte tiene el sacramento del matrimonio, en el cual la pareja varón-mujer tiene su realización tanto en sentido espiritual como en sentido sexual.
----------He aquí por qué motivo la experiencia mística o contemplación mística, que es la forma más alta, más íntima, más profunda, más exclusiva y más perfecta en esta vida de unión con Dios, está representada por la unión varón-mujer, como vemos en el libro del Cantar de los Cantares. En efecto, la pareja hijo-padre dice relación de dependencia, hace pensar en un superior y en un inferior, en Dios y en la creatura. En cambio, el modelo varón-mujer hace pensar en una unión entre dos sujetos a la par, iguales. Y de hecho Dios quiere ser amado así: como si fuera un esposo del alma.
----------Sin embargo, parangonar la unión con Dios con una unión entre varón y mujer, no significa en absoluto que la experiencia sexual pueda de algún modo identificarse con la experiencia mística, porque ella se asemeja a la unión con Dios por el hecho de ser una experiencia íntima, extremadamente placentera, profunda y exclusiva del uno para la otra por encima de cualquier otra experiencia humana.
----------Pero habiendo dicho eso, se hace necesario precisar con la máxima claridad que existe una diferencia inmensa entre las dos experiencias desde el punto de vista de las potencias y de las causas que permiten su actuación: la experiencia sexual es de por sí acto del instinto sexual; la experiencia mística es acto del intelecto movido por los siete dones del Espíritu Santo.
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