Cumpliendo con lo prometido, en la publicación de hoy, finalizando esta serie de artículos referidos a la reciente declaración Dignitas infinita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, después de haber analizado ayer algunas reacciones filo-lefebvrianas, hoy analizaré una reacción formalmente lefebvriana: la crítica hecha pública por la Fraternidad Sacerdotal San Pío X sobre Dignitas infinita. Al final agregaré una reflexión conclusiva, resaltando los méritos del documento pontificio. [En la imagen: "Sueño de la paz", obra de Henrik Sørensen en 1939; pintura mural 8,6 m x 6,55 m, donación del Gobierno noruego a la Liga de Naciones en 1939, conservada en la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (ONUG), en el histórico Palacio de las Naciones].
Las objeciones de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
----------La Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) hizo público su análisis crítico de la declaración Dignitas infinita (reproducido al menos en sus webs española, italiana, inglesa y francesa), donde desmenuza el reciente documento pontificio y, desilusionando a quienes esperaban una postura de consenso, en cambio, y como los peores augurios hacían temer, retorna obstinadamente a su ya conocido y anacrónico rechazo cismático a las doctrinas del Concilio Vaticano II. A continuación, transcribo los varios pasajes de la declaración lefebvriana, añadiendo a cada párrafo mi correspondiente comentario.
----------1. La FSSPX titula su primer apartado "Una noción equivocada de la dignidad humana", y comienza por explicar: "La declaración retoma, y agrava, la noción trastornada o desequilibrada de la dignidad humana, que es el núcleo del Concilio Vaticano II, afirmada en la Declaración sobre la libertad religiosa (Dignitatis humanae). El Concilio habla de la dignidad que poseen 'todos los hombres por el hecho de ser personas, es decir, dotadas de razón y libre albedrío', dignidad llamada 'ontológica'.
----------El Concilio fundamenta la libertad religiosa en esta dignidad ontológica, que conduce a una relativización de la fe católica al otorgar un 'derecho al error' en materia religiosa. Derecho 'negativo', pero derecho al fin y al cabo. Este punto fue uno de los más discutidos por los fieles obispos reunidos en el Coetus internationalis patrum que detectaron en él una negación de la Realeza de Cristo".
----------Respondo: Una vez más, frente a esta conocida postura lefebvriana, hay que recordar que el derecho a la libertad religiosa, según el Concilio Vaticano II, está basado en la divina Revelación y tiene efectivamente un fundamento ontológico relativo a la antropología, que implica la noción de persona humana, dotada de intelecto y de voluntad, y de la dignidad de la conciencia personal.
----------El derecho a la libertad religiosa, derecho civil, se refiere a la obligación de la autoridad civil de no obligar, o de no prohibir, en el ámbito de la religión, las conviciones de los creyentes. Por esta razón no se trata en absoluto de un derecho al error, porque la autoridad civil, en materia religiosa, no tiene ninguna facultad para determinar la verdad, sino que desarrolla solamente la función de permitir a los ciudadanos expresar en libertad sus opiniones religiosas de modo pacífico, sin perturbar el orden público, salvo aquellas opiniones que, bajo el pretexto de la religión, presenten una amenaza frente al bien común.
----------¿Por qué motivo la Iglesia hace aquí una referencia a la divina Revelación? Porque se trata del respeto de la buena fe de los creyentes, independientemente de su religión. En particular, la referencia evangélica son las palabras de nuestro Señor Jesucristo: "Quien no está contra vosotros, está a favor de vosotros", como diciendo que si alguien en buena fe no comprende por qué debe creer en Cristo, de todos modos Cristo acoge con agrado su buena voluntad y él, sin darse cuenta, está en comunión con Él.
----------Otro punto de referencia a la divina Revelación, como base evangélica, para el derecho a la libertad religiosa, es el capítulo 25 de Mateo, donde Jesús agradece a aquellos que han realizado obras de misericordia, sin darse cuenta de que al hacerlo eran agradecidos por Él.
----------Por cuanto respecta a la realeza de Cristo, Jesús le dice a Pilato que su reino "no es de este mundo", donde existen diferentes religiones. El Concilio Vaticano II parte de estas consideraciones y pone en relieve los puntos en común entre las diversas religiones, en particular las religiones monoteístas. A primera vista se podría tener la impresión de que el Concilio, aprobando las elecciones de conciencia de los fieles de las diversas religiones, cae en una especie de indiferentismo, sincretismo y relativismo.
----------Pero para resolver esta dificultad en la cual se han empantanado los lefebvrianos desde hace sesenta años, debemos recordar que el Concilio Vaticano II enseña, con absoluta claridad, que Cristo es el Salvador de la humanidad y que todos, para salvarse, están obligados a obedecerle a Él. Por tanto, el derecho a la libertad religiosa presupone el respeto a la buena fe de todos y presupone que todos, aun cuando no conozcan a Cristo, pueden tener comunión con Él practicando las obras de la misericordia, como dice el Beato Pío IX.
----------2. En un segundo punto, más extenso y titulado "Una distinción importante", la declaración hecha pública por la FSSPX afirma: "Desde el primer número, la Declaración habla de esta dignidad como 'infinita', y señala en el número siguiente que fue proclamada 'con autoridad' en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948. En el nº 7 el texto presenta una 'cuádruple distinción del concepto de dignidad': ontológica, moral, social y existencial. Los dos últimos elementos son bastante accidentales, los dos primeros en cambio son esenciales y es necesario explicarlos bien.
----------El alma humana, creada directamente por Dios, es unida por Él a un cuerpo: ejerce entonces una doble función. En primer lugar, otorga una naturaleza humana al individuo creado, que es, por tanto, una persona, según la célebre definición de Boecio, citada en la nota 17 del documento. El alma es, pues, la fuente de la dignidad ontológica, que, por consiguiente, es la misma para todos los seres humanos.
----------En segundo lugar, el alma es el principio de la acción humana a través de sus facultades: la inteligencia y la voluntad. Esta acción constituye el dominio moral. Cuando las acciones humanas nos permiten desarrollar nuestra humanidad orientándonos hacia nuestro fin, que es Dios, se califican de 'buenas'. Cuando, por el contrario, nos alejan de este fin, se trata de actos 'malos'.
----------La dignidad moral de una persona depende, por tanto, de sus acciones: quien hace el bien para alcanzar su fin último posee una dignidad tanto mayor cuanto más busca ese fin. Pero quien se desvía de su objetivo y hace el mal se priva de esta dignidad: se despoja de ella.
----------Este hecho se reconoce en el nivel natural de las sociedades: familiar, social o político. Así, el ciudadano que hace el bien es recompensado de diversas maneras: incluso puede servir como un ejemplo mediante distinciones: menciones, medallas, honores. Pero el que hace el mal es castigado por la ley. Estas recompensas y castigos dan al sujeto lo que merece -para bien o para mal- y permiten a la sociedad defenderse de quienes la amenazan".
----------Respondo: Por cuanto respecta a la cuádruple distinción del concepto de dignidad, los dos primeros aspectos (ontológico y moral) son ciertamente los fundamentales. Los otros dos (social y existencial) pretenden desarrollar el aspecto social, cultural y político, mientras que el aspecto existencial hace referencia a las limitaciones de la dignidad humana, debido a la pecaminosidad del hombre, observación que introduce al elenco de atentados a la dignidad humana, que siguen a esta observación.
----------En cuanto a la intención de la publicación de la FSSPX de aclarar los dos primeros elementos o aspectos (ontológico y moral), me parece que el tema ha sido bien tratado.
----------Sin embargo, considero que en la declaración Dignitas infinita, de cualquier modo, el cardenal Víctor Fernández da por descontada la antropología católica y la doctrina del Magisterio pontificio precedente, y hasta tal punto esto es verdad, que las palabras "dignidad infinita" han sido tomadas de la reflexión durante un Ángelus pronunciado por el papa san Juan Pablo II en Osnabrück, en 1980.
----------3. En su tercer punto, el análisis efectuado por la FSSPX tiene el título: "Cómo Vaticano II y Dignitas infinita trastornan la dignidad humana", y expresa lo siguiente:
----------"Evidentemente no se trata de negar la dignidad ontológica, sino todo lo contrario. Esta última corresponde a la dignidad fundamental del hombre e indica en particular la intangibilidad de la vida humana inocente. El niño en el vientre de su madre, el niño antes de la edad de razón, el hombre que carece de uso de razón; todos poseen esta dignidad que excluye cualquier perjuicio.
----------Por otra parte, para todos los demás, para todos aquellos que son capaces de actuar moralmente, es la dignidad moral la que tiene prioridad, especialmente ante los ojos de la sociedad. Porque, finalmente, ¿cómo se puede castigar a una persona dotada de una dignidad inalienable e inviolable? Esto solo puede suceder desde el ángulo de esta dignidad moral, que la Declaración reconoce en el número 7.
----------Pero la nueva doctrina, al introducir un desequilibrio entre los dos aspectos de la dignidad humana, limita la autoridad en sus prerrogativas destinadas a proteger a la sociedad y a la Iglesia. Así, la tercera parte sobre 'la dignidad, como fundamento de los derechos y deberes humanos' se centra en la dignidad ontológica, utilizando muy parcialmente la dignidad moral, sin siquiera nombrarla.
----------Esto se caracteriza por un énfasis erróneo en el plano objetivo (la dignidad ontológica), descuidando así el plano subjetivo (la dignidad moral). Esto se manifiesta en primer lugar por la doctrina de la libertad religiosa que impide a una autoridad política católica defender adecuadamente la fe.
----------Se manifiesta además en un cambio radical con respecto a la pena de muerte, que compete a la autoridad de la Ciudad (el Estado). Si bien la doctrina católica siempre ha aceptado y justificado la pena capital, ahora se afirma que ya no es así. Siempre en nombre de esta dignidad ontológica inviolable y haciendo caso omiso de la indignidad moral del culpable, que se ha convertido en un peligro para la sociedad y sus miembros".
----------Respondo diciendo que, por cuanto respecta a la relación entre dignidad ontológica y dignidad moral, la primera implica la coexistencia en la persona humana de la vida espiritual y de la vida física. La segunda consiste en el respeto, por parte de la persona, de la ley moral.
----------Por cuanto respecta a la cuestión de la pena de muerte, el punto de inflexión o giro que se ha dado con el papa Francisco, es que, mientras antes el Estado, para la defensa del bien común, se consideraba en derecho de suprimir la dignidad ontológica, constituida también por la vida física del criminal, ahora el Romano Pontífice presenta la pena de muerte como una ofensa a la dignidad ontológica de la persona. En todo caso, ya he tratado este tema en otras partes de esta misma serie de artículos.
----------Debemos recordar que el Magisterio de la Iglesia católica, especialmente desde el Concilio Vaticano II, pretende ofrecer a toda la humanidad, es decir a toda la familia humana, la riqueza sapiencial de la Iglesia y por consiguiente utiliza un lenguaje que pueda efectivamente ser recibido y entendido por todos los hombres.
----------4. En cuarto lugar, la FSSPX subtitula, preguntándose: "¿Una dignidad infinita?", y explica: "Cabe señalar de paso el agravamiento de esta doctrina por el uso del término 'infinito' asociado a la dignidad ontológica. Lo cual ya no es ni siquiera una desviación, sino una aberración. Solo Dios es infinito. Ni siquiera los ángeles, espíritus puros, tienen una dignidad infinita.
----------Desde el punto de vista de la naturaleza humana, solo una posee esta dignidad infinita: la santa humanidad de Cristo unida hipostáticamente al Verbo divino. Se pueden añadir, en cierto sentido, los santos del cielo que gozan de la visión beatífica, porque están asociados a la dignidad misma de Dios".
----------Respondo: Afirmar que la expresión pontificia "dignidad infinita" constituya una "aberración", como dice la FSSPX, presupone no hacer el mínimo esfuerzo por comprender el sentido correcto (análogo) de la expresión del cardenal Víctor Fernández, fundada en la ya mencionada afirmación del papa san Juan Pablo II en Osnabrück 1980. Naturalmente, en esta puntual objeción de la FSSPX, queda manifiesta una vez más la pertinaz postura lefebvriana que no reconoce imposibilidad de herejía en la enseñanza del Papa en cuanto Maestro de la Fe. Ya he tocado en mi artículo este punto, es decir, el sentido de las palabras "dignidad infinita", pero, de todos modos, repetiré algunos conceptos, ahondando en el tema.
----------Si por infinito entendemos absolutamente perfecto, sin límites, plenitud total del ser, incausado, está claro que sólo Dios es infinito. Sin embargo, el concepto de infinito se puede usar en sentido analógico, por lo cual no está prohibido hablar de una infinitud creada, que se puede concebir como una imagen y semejanza de la naturaleza divina o incluso como una participación en la naturaleza divina, que es la gracia.
----------Por otra parte, en mi artículo también he hablado de una infinitud intencional, que se puede concebir como la inclinación del pensamiento y de la voluntad del hombre (creatura, ente finito) hacia Dios. En tal sentido, san Agustín de Hipona habla de "mens capax Dei".
----------Esta inclinación humana a lo infinito, vale decir, esta intencionalidad de la inteligencia y de la voluntad del hombre, permite pensar en Dios y amar a Dios. Para que esto pueda suceder, es necesario admitir que, al menos intencionalmente, el pensamiento humano también puede ser infinito. Sin embargo, es necesario hacer la precisión de que la naturaleza humana es finita, porque es una creatura de Dios, y por tanto en el sentido de que Dios determina sus caracteres específicos e individuales. De ahí los contenidos específicos de la ley moral, por la cual el hombre está moralmente sujeto a obligaciones morales precisas y, por tanto, a límites deontológicos, que no puede transgredir ni ir más allá, sin pecar.
----------En otras palabras, el hombre puede conocer y pensar en Dios, que es infinito. Por eso santo Tomás de Aquino afirma que "anima est quodammodo omnia". Ciertamente no podemos ser Dios, pero intencionalmente podemos conocer y amar a Dios, que es infinito. Ésta es la dignidad infinita de la que habla el cardenal Fernández y, antes que él, san Juan Pablo II.
----------5. Finalmente, la declaración de la FSSPX, titulando "Graves violaciones de la dignidad humana", expresa: "La cuarta parte aborda 'algunas de las muchas violaciones graves de la dignidad humana en el mundo contemporáneo' (n°34): pobreza, guerra, inmigrantes, trata de personas, abuso sexual, violencia contra las mujeres, aborto, gestación subrogada, eutanasia y suicidio asistido, eliminación de las personas con discapacidad, teoría de género, cambio de sexo y, finalmente, violencia digital.
----------Todos estos temas son ciertamente importantes y es bueno que se repitan una y otra vez ciertas condenas, así como leer argumentos que pueden ser utilizados por los defensores de la doctrina católica. Sin embargo, sigue siendo desalentador observar que se recurre repetidamente a la autoridad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (núms. 2, 23, 56 y 63). Y creer que solo ella puede inspirar a los hombres un verdadero respeto por la dignidad humana.
----------Esto significa olvidar por enésima vez que solo la virtud es capaz de inspirarnos a hacer el bien, y que solo la Iglesia tiene la capacidad de orientarnos correctamente por este camino. Y aunque algún bien natural se puede llevar a cabo en una Ciudad sin Dios, el bien de la sociedad no se puede lograr sin el Reino social de Nuestro Señor Jesucristo".
----------Respondo diciendo que, la referencia que hace Dignitas infinita a la Declaración de los Derechos del Hombre de la ONU entiende ser la aprobación de contenidos, que tienen una correspondencia en la doctrina católica del derecho natural y de la ley natural. En efecto, no es difícil ver en esta Declaración de la ONU la influencia de la tradicional doctrina católica, basada por supuesto en el Evangelio.
----------Si es cierto que en la Declaración de la ONU falta la referencia explícita a Dios, sin embargo esa referencia está implícita en los valores de los contenidos mismos, los cuales como tales no pueden más que referirse a Dios Creador, como a su fundamento y su Ordenador.
----------Por esta razón, no es en absoluto éste el caso de hablar de sociedad atea (o de "Ciudad sin Dios") a propósito de la Declaración de los Derechos del Hombre de la ONU, considerando, como he dicho, la rectitud de los valores humanos promovidos por dicho documento.
----------Queda fuera de discusión que la guía del hombre hacia la justicia y el recto ordenamiento de la humana sociedad pertenece supremamente a la Iglesia católica. Por este motivo, la aprobación de la Declaración de la ONU por parte de la Iglesia deja completamente intacto el mencionado primado del Cristianismo en la organización de la sociedad internacional.
----------No hay duda de que nuestro Señor Jesucristo haya recibido del Padre todo poder en el cielo y en la tierra. Jesucristo es ciertamente el Rey del universo, pero es ante todo Rey del Reino de Dios o de los cielos, mientras que los reinos de esta tierra están por derecho gobernados por la autoridad humana, la cual a su vez depende de Cristo Rey, no en el sentido de que Cristo sea cabeza política de los reinos de la tierra, sino en el sentido de que un Estado tiene su derecho a existir en la medida en la cual se funda en este derecho natural, que es el reflejo racional del derecho divino, que es expresión del Verbo del Padre.
----------Un discurso particular, sin embargo, debe ser heho para el Pueblo de Israel. Según la voluntad de Dios, nuestro Señor Jesucristo, hijo de David, es rey de Israel, aunque el Estado de Israel tiene su propia razón de existir, como realización humana de la realeza de Cristo.
Un mensaje a la Iglesia y al mundo
----------Sin olvidar lo que, en mi opinión, es alguna carencia de este documento pontificio (carencia indicada al inicio de esta serie), creo que en definitiva, la declaración Dignitas Infinita intenta ser un más que oportuno himno a la "infinita dignidad del hombre" y se dirige tanto a la Iglesia como al mundo, en un momento particularmente dramático de la historia del hombre, cuya dignidad es hoy mal comprendida por dos corrientes opuestas, e igualmente perniciosas, de las cuales hablábamos en el primer artículo de esta serie.
----------El primer destinatario de Dignitas infinita es el Pueblo de Dios. A propósito, desde el punto de vista eclesial, el reciente documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, muestra la dirección de este pontificado que -a partir del magisterio de la Iglesia y en particular de los tres últimos pontífices- une dos sensibilidades muy agudas en el mundo católico: la de contrarrestar los ataques a la dignidad humana a nivel ético (aborto, eutanasia, alquiler de vientre, ideología de género, etc.) y la de contrarrestar los ataques a la dignidad humana a nivel social (la pobreza, la guerra, los migrantes, etc.).
----------Puedo reconocer que quizás parezca simplista esquematizar del modo como lo hago, pero debemos reconocer que, en las últimas décadas, también debido a la presión de los medios de comunicación y de la política, tanto en Europa como en el mundo entero, los católicos (incluso los Obispos) han aparecido a veces en desacuerdo entre sí acerca de dramas humanos que en realidad son la misma cosa: el hombre herido, asesinado, humillado, sufriente, marginado, oprimido, degradado, perseguido, violado.
----------No es posible ninguna dicotomía entre la defensa del pobre y la del anciano enfermo, entre el cuidado de víctimas de la guerra o del hambre y de los niños no nacidos, entre el refugiado y la maternidad de la mujer. El Buen Samaritano de la parábola (Samaritano que es el mismo Cristo), se inclina sobre cada una de estas criaturas y carga sobre sus hombros los dramas y sufrimientos de todos y de cada uno.
----------Hay que decir que esto es generalmente lo que han hecho y hacen los cristianos en el mundo. Pero ahora su tarea viene delineada con armoniosa claridad porque los fieles están llamados a un compromiso más fuerte: "la Iglesia está profundamente convencida de que no se puede separar la fe de la defensa de la dignidad humana, la evangelización de la promoción de una vida digna y la espiritualidad del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos" (Dignitas infinita, presentación).
----------El segundo destinatario del mensaje es el mundo. Señalo dos aspectos en particular. El primero: ya nadie puede poner una etiqueta partidista sobre el Papa y sobre la Iglesia. No se puede instrumentalizar una parte de las palabras de Francisco, pretendiendo que no exista otra parte que entre en conflicto con sus propias posiciones políticas (recuérdese a aquel que declaraba que "Francisco es el líder de la izquierda global"). Debemos escuchar sin prejuicios y abordar con honestidad todo el mensaje del Papa y de la Iglesia sobre el hombre. El Papa quiere proyectar la luz a la humanidad entera. No es el líder político de un partido.
----------El segundo aspecto: la declaración Dignitas infinita subraya fuertemente la importancia de la ley natural -hoy contrastada por las ideologías dominantes- como fundamento de una convivencia civil respetuosa de la dignidad de todo ser humano y de cada pueblo. Según el recordado papa Benedicto XVI, en un discurso del 2007 a un congreso sobre ley moral natural, "la ley natural es, en definitiva, el único baluarte válido contra la arbitrariedad del poder o los engaños de la manipulación ideológica".
----------La Iglesia, remitiéndose a la ley natural (que no pertenece a la Iglesia misma, sino a la ontología del hombre), afirma que la esencia profunda de cada persona, su dignidad y sus derechos inalienables no están a merced de nadie, ni de los poderosos de este mundo, ni de los Estados, ni de la ONU, ni de las transitorias mayorías parlamentarias, ni de las reivindicaciones individuales, ni de las ideologías, ni de los medios de comunicación, ni del poder económico. Sino que están inscritos en la realidad del ser hombre ("El ser humano no crea su naturaleza; la posee como un don recibido", n.9).
----------La Iglesia proclama esta doctrina "a la luz de la Revelación" en la cual se manifiesta plenamente la verdad sobre la persona humana "creada a imagen y semejanza de Dios y redimida en Cristo Jesús", pero -añade- "este principio, plenamente reconocible incluso por la sola razón, fundamenta la primacía de la persona humana y la protección de sus derechos" (n.1).
----------Lo demuestra la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (del 10 de diciembre de 1948) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que el documento pontificio recuerda en su 75º aniversario.
----------Esta Declaración ya había sido recordada por el papa Francisco: "en la cultura moderna, la referencia más cercana al principio de la dignidad inalienable de la persona es la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que san Juan Pablo II definió “piedra miliar puesta en el largo y difícil camino del género humano”, y como “una de las más altas expresiones de la conciencia humana" (n.23).
----------La Iglesia nos invita a no archivar esta fundamental Declaración, a implementarla y a evitar usar la idea de dignidad humana de manera abusiva, "para justificar una multiplicación arbitraria de nuevos derechos, muchos de los cuales suelen ser contrarios a los definidos originalmente y no pocas veces se ponen en contradicción con el derecho fundamental a la vida, como si hubiera que garantizar la capacidad de expresar y realizar cada preferencia individual o deseo subjetivo". Sin una "referencia objetiva, el concepto de dignidad queda sometido de hecho a las más diversas arbitrariedades, así como a los intereses de poder" (n.25).
----------El reciente texto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe precisa que la expresión "dignidad de la persona humana" es generalmente compartida por todos, pero a menudo corre el riesgo de prestarse a múltiples significados y, por tanto, a posibles malentendidos, por lo que recuerda "el sentido más importante", que es "el vinculado a la dignidad ontológica que corresponde a la persona como tal por el mero hecho de existir y haber sido querida, creada y amada por Dios. Esta dignidad no puede ser nunca eliminada y permanece válida más allá de toda circunstancia en la que pueden encontrarse los individuos" (n.7). "La persona siempre subsiste como sustancia individual con toda su dignidad inalienable. Esto ocurre, por ejemplo, en un niño no nacido, en una persona inconsciente, en un anciano en agonía" (n.9).
----------En definitiva, contamos hoy con una nueva Acta del Magisterio de contenido ciertamente muy rico (con los matices y carencias que, en mi opinión, ya he señalado en la primera parte de este artículo). Indudablemente es un texto que demuele muchos clichés de la ideología modernista hoy dominante, no sólo en los medios de comunicación de masa, sino también en ciertas corrientes intraeclesiales neo-modernistas. Pero también derriba lugares comunes de los indietristas, cuyas críticas a la Sede Apostólica golpean cada vez más en el vacío. Pero más allá de las respuestas que el texto da a estas dos corrientes extremistas, cismáticas ("separatistas" las llama Francisco) y heréticas ("ideológicas", en la expresión del Papa), se trata ante todo de un texto magisterial de considerable altura, que debería hacer reflexionar a todos en estos oscuros tiempos de caos.
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