lunes, 6 de octubre de 2025

Quince respuestas a los lectores sobre cuestiones litúrgicas (2/2)

La conversación continúa: tras un primer elenco de respuestas, y en esta segunda parte se recogen nuevas intervenciones de los lectores sobre la liturgia y se ofrece un discernimiento más detenido. ¿Qué significa que el Misal de 1962 fuera provisorio? ¿Cómo se entiende la obediencia litúrgica en clave de comunión y no de imposición? ¿Por qué el Novus Ordo Missae es hoy la expresión viva de la lex orandi de la Iglesia universal? Quince respuestas, en dos entregas, que buscan iluminar con serenidad y firmeza las dudas y resistencias pasadistas, mostrando que la unidad de la fe se celebra en la unidad de la liturgia. [En la imagen: fragmento de "Elevación", acuarela sobre papel, 2025, obra de P.F., colección privada].

----------8. En la entrada publicada el 20 de septiembre, un Anónimo lector expresó: "La reforma litúrgica como ordenamiento de la Iglesia para el rito romano es un hecho. De eso no caben dudas. La diversidad de ritos latinos u orientales trae inquietudes en un reducido grupo de fieles que desean participar de la liturgia con los viejos formularios del rito romano. De hecho algunos ritos latinos terminaron cediendo en favor del rito romano. Permaneció más que nada el rito ambrosiano el cual también fue reformado en la misma sintonía que el rito romano. Summorum Pontificum había abierto la puerta también a la celebración de otro ritos latinos según la vieja forma litúrgica. Así hay un puñado de dominicos que celebran con su propio rito. Pero en todos los casos se trata de celebraciones esporádicas. Lo que parece extraño es pensar contra lo que escribió Benedicto XVI que lo que fuera santo para el pasado no lo sea para estos tiempos. Pueden coexistir ambos usos. Se le podrá poner el nombre que se quiera. K. Gamber llamaba rito antiguo / rito moderno, proponiéndolos como 2 ritos distintos ya que el Misal de Pablo VI parecía más un Misal creado ex novo y no tanto la reforma del antiguo. El Papa León anunció que tiene intención de mantener un diálogo con los files interesados. Él decidirá los tiempos de ese diálogo y decidirá cuando lo considere oportuno qué hacer al respecto. Ya dio un principio de solución con la celebración según el actual Misal en lengua latina, aunque dejó la puerta abierta a escuchar a quienes insisten en el uso de los viejos formularios."
----------Respondo: Estimado Anónimo, respondo a su intervención por puntos:
----------1. “La reforma litúrgica es un hecho.” Respondo: Exacto. Y el artículo parte de esa certeza: la única lex orandi del rito romano es la reformada según el Concilio Vaticano II.
----------2. “La diversidad de ritos trae inquietudes en un reducido grupo.” Respondo: La diversidad de ritos orientales o latinos es legítima porque son tradiciones distintas. Lo que no es legítimo es duplicar el rito romano en dos formas paralelas, porque eso rompe la unidad de la Iglesia latina.
----------3. “Algunos ritos latinos cedieron; permanece el ambrosiano.” Respondo: Justamente: el ambrosiano subsiste por su historia y geografía propias. No es comparable con el intento de mantener en paralelo un misal superado dentro del mismo rito romano.
----------4. “Summorum Pontificum abrió la puerta…” Respondo: Fue una medida pastoral transitoria. Pero la experiencia mostró que generó división. Por eso el Magisterio corrigió esa ficción en Traditionis custodes.
----------5. “Lo que fue santo en el pasado…” Respondo: Nadie niega la santidad de lo pasado. Pero la santidad de un rito no implica su vigencia normativa. La Iglesia custodia la tradición viviéndola en su forma actual, no congelándola.
----------6. “Pueden coexistir ambos usos… Gamber hablaba de dos ritos.” Respondo: Como he explicado abundantemente en este artículo y en otros, y como ha demostrado la experiencia desde 2007 a 2021, la coexistencia no es posible dentro de un mismo rito. La Iglesia reconoce un único rito romano en su forma vigente. Hablar del Misal de 1962 como de un "rito", sólo vale a nivel académico, no a nivel de actual lex orandi ecclesiae.
----------7. “El Papa León abrirá diálogo…” Respondo: Probablemente, dado su acentuación en la naturaleza sinodal de la Iglesia. Pero diálogo no significa retroceso. Significa acompañar pastoralmente, sin reabrir un paralelismo que la Iglesia ya descartó.
----------8. “Principio de solución: Misal actual en latín.” Respondo: Exactamente, y el Papa no ha dicho nada nuevo en esa entrevista. El Misal vigente en latín es la vía legítima para quienes estén afectos al latín, sin recurrir a formularios abrogados. Eso sí, dependiendo de lo que disponga el Obispo diocesano, porque la única Iglesia plena, a nivel de Iglesia local, es la Iglesia diocesana, no la comunidad parroquial.
----------En conclusión: mi artículo no discute la historia de ritos ni la sociología de grupos, sino un punto doctrinal: la “forma extraordinaria” fue una ficción ya superada. Hoy la única lex orandi del rito romano es la reformada y promulgada según el Concilio Vaticano II.
----------9. En la misma entrada del 20 de septiembre, un Anónimo lector indicó: "La autorización para celebrar la Misa tradicional en la Basílica Vaticana es todo un signo de apertura de parte del Papa León. Los progres se quieren morir. Pensaron que habían sepultado el vetus ordo. Lo que han sepultado son las prohibiciones de Bergoglio. Esa Basílica fue edificada para el rito romano tradicional y la Misa tradicional volverá a esa Basílica. ¡Enhorabuena!".
----------Respondo: Estimado Anónimo, la autorización de una celebración puntual en la Basílica Vaticana no significa reinstaurar un régimen de “dos formas” del rito romano. El papa León, aún en la improvisación de una entrevista informal y lejos de su función magisterial, ha sido claro: la única lex orandi vigente es la reformada según el Concilio Vaticano II.
----------En cuanto a lo demás, el reducir la cuestión a un pulso entre “progres” y “tradicionalistas”, o peor aún, entre modernistas y pasadistas, es un error de perspectiva. La liturgia no es bandera de partidos, sino expresión de la comunión de la Iglesia.
----------Decir que la Basílica “fue edificada para el rito tradicional”, con lo que usted quiere decir "el rito antiguo", es una simplificación carente de sentido: fue edificada para la celebración de la liturgia de la Iglesia de Roma en cada época. Hoy, esa liturgia es la reformada y promulgada tras el Concilio.
----------El artículo que aquí comentamos no discute permisos ocasionales, sino la categoría misma de “forma extraordinaria”, que fue una ficción ya corregida por el Magisterio. Por eso, más allá de entusiasmos o lamentos, lo decisivo es esto: no existen dos formas paralelas del rito romano. La tradición se custodia en su forma viva, no en ficciones que dividen.
----------10. Otro Anónimo lector indicó: "Resultó que toda la persecución instrumentalizada por el Papa Francisco se desvanece. Falta recorrer mucho camino, pero es un comienzo. Aunque León XIV no parece interesado en lo personal a este tema, sí lo está en su corazón de pastor. Más no se le puede pedir. Con que de a poco frene el barco en el rumbo equivocado ya es un logro. Luego otros podrán volver al rumbo correcto que no debió ser abandonado".
----------Respondo: Estimado Anónimo, le respondo por puntos: En primer lugar, el hablar de “persecución” para referirse a una decisión magisterial del papa Francisco es un despropósito. Traditionis custodes no persiguió a nadie: corrigió una ficción pastoral que había generado división. Llamar persecución a un acto de gobierno legítimo es tergiversar la realidad.
----------En segundo lugar, el decir que el papa León “frena un barco en rumbo equivocado” es aún más grave: supone que el Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica fueron un error. Esa afirmación no es una opinión legítima dentro de la comunión católica, sino una negación de la Tradición viva recibida y confirmada por el Magisterio.
----------Me interesa sobre todo indicarle que el artículo que aquí comentamos no trata de simpatías personales hacia un Papa u otro, como parece ser el foco de su interés, sino de un punto doctrinal: la “forma extraordinaria” del rito romano no existe. Fue una categoría transitoria, ya abrogada. La única lex orandi del rito romano es la reformada y promulgada según el mandato conciliar.
----------Por tanto, no se trata de esperar que “otros vuelvan al rumbo correcto”, como si la Iglesia hubiera errado durante sesenta años. El rumbo correcto es el que la Iglesia ya ha tomado: custodiar la tradición en su forma viva, no congelada en un misal pretérito.
----------En conclusión: la comunión no se construye con relatos de persecuciones imaginarias ni con nostalgias ideológicas, sino con obediencia al Concilio, fidelidad al Papa y participación en la única liturgia común de la Iglesia de Roma.
----------11. En la entrada del 29 de septiembre, un lector amigo, el padre Serafín Savelloni, expresó: "Estimado padre Filemón, estoy totalmente de acuerdo con usted sobre el carácter obligatorio de la reforma litúrgica que el Concilio Vaticano II ha querido regalar a la Iglesia. Pero en cuanto a tomar una posición definida y firme sobre esta cuestión, mucho me temo que el tema interese poco tanto a los sacerdotes como a los laicos. Desafortunadamente la gente que asiste a la iglesia los domingos está acostumbrada a aceptar lo que de hecho sucede, sin mayores interrogantes ni cuestionamientos. La ignorancia de la Biblia está por regla general muy extendida y la lectura de los pasajes litúrgicos, extraídos del contexto, no garantizan un mejor conocimiento. También los gestos litúrgicos en su mayoría no son comprendidos y las homilías generalmente no ayudan, sea que se resuelvan en cuestiones meramente sociales o que, en el mejor de los casos, se reduzcan a una exégesis simple del texto del Evangelio de la Misa, que eso no debe ser la homilia... En definitiva, el verdadero problema de la liturgia está más arriba: falta una verdadera experiencia comunitaria y desde hace siglos nuestra gente está acostumbrada a "asistir a la misa". Después del Concilio hubo un resurgimiento de interés por dar a conocer lo que significa participar de la Misa (en oposición a asistir a Misa), pero ahora ya no es así. Gracias por su compromiso en el campo litúrgico."
----------Respondo: Estimado padre Serafín, le agradezco por su comentario, que comparto en lo substancial. Coincido también en que el problema de fondo no es sólo la polémica sobre un misal u otro; aunque aclaro: no es que dé lo mismo usar el Misal actual o el Misal de 1962, naturalmente que no (además de ser una obviedad, he tratado de este tema en muchos artículos), pero ciertamente el problema de fondo es otro, más bien eclesiológico, y que se manifiesta en la escasa conciencia de lo que significa realmente participar en la liturgia.
----------Como usted bien señala, demasiados fieles —y también no pocos ministros— se han acostumbrado a “asistir” a la misa, sin descubrir la riqueza de la participación activa, consciente y fructuosa que el Concilio quiso reavivar.
----------La ignorancia bíblica, la incomprensión de los signos y la pobreza de muchas homilías son síntomas de una carencia más honda: falta una verdadera experiencia comunitaria de la fe, que haga de la liturgia la fuente y culmen de la vida cristiana.
----------Precisamente por eso, el silencio de tantos cardenales y pastores resulta preocupante: si el Pueblo de Dios no recibe una palabra clara y formativa, el vacío lo llenan los discursos pasadistas, que reducen la tradición a un museo inmóvil.
----------El Concilio nos regaló una reforma litúrgica que no es opcional, sino obligatoria, porque expresa la fe viva de la Iglesia en este tiempo. Pero para que ese don sea acogido, hace falta una catequesis paciente, una predicación que ilumine, y sobre todo una comunidad que viva la misa como misterio de comunión y no como rito al que se “asiste”. Ahí está nuestra tarea: no sólo defender la reforma frente a sus detractores, sino hacerla vida en nuestras comunidades.
----------12. En la misma entrada del 29 de septiembre, el lector Mario M. expresó: "Le escribo porque, aunque probablemente no publicará el texto, al menos podría leerlo. Como bien debe saber, después del Misal de 1570, varias familias religiosas e incluso diócesis cuyos libros litúrgicos tenían más de 200 años de antigüedad decidieron mantener sus "usos" o "formas" sin adoptar el Misal Romano llamado de Pío V. Es decir, durante siglos ha existido un rito romano con diferentes usos religiosos y diocesanos. Así fue hasta el Concilio Vaticano II. Actualmente podemos encontrar dentro del rito romano usos y formas diferentes, como el rito romano para las diócesis de Zaire, las celebraciones "ad experimentum" pero existentes de las comunidades neocatecumenales, el rito de Braga, los usos de algunas familias religiosas... Por lo tanto, afirmar que en la historia nunca ha habido usos o formas dentro del único rito romano es puro positivismo jurídico. Existe una sola lex orandi, pero dentro de ella pueden existir diferentes usos o formas, como demuestra la historia. Poner en paralelo las dos formas, los dos libros litúrgicos, demuestra precisamente que la Eucaristía, el Matrimonio, el Orden sagrado, etc. , presente en ambos libros litúrgicos, son los mismos. No es admisible pensar que durante siglos el Espíritu Santo nos ha permitido celebrar los sacramentos de manera deficiente o errónea. Si la liturgia actual es lo que es, la anterior no puede no serlo. El Espíritu Santo no abandona a su Iglesia. No va de vacaciones. Puede haber sensibilidades diferentes, acentos diferentes, pastorales diferentes, pero ambas formas de celebrar, precisamente porque son liturgia, son santas y ortodoxas. Mientras sigamos sosteniendo que hay libros mejores que otros, desde el punto de vista estrictamente litúrgico y teológico (diferente puede ser desde el punto de vista pastoral), nunca alcanzaremos la paz litúrgica. Debería hacernos reflexionar este distanciamiento hacia la liturgia reformada por parte de tantos católicos que celebran con la forma anterior, de muchos que sufren en silencio los abusos del actual, o que la celebran sin afecto ni interés particular. En mi opinión, es un signo de que, después de más de 60 años de la reforma litúrgica, todavía hay mucho por hacer.
----------Respondo: Estimado Mario, le agradezco su intervención, que me permite precisar algunos puntos fundamentales. Respondo a sus objeciones punto por punto:
----------1. Sobre los usos históricos anteriores a 1570. Es cierto que, tras el Misal de san Pío V, se conservaron usos litúrgicos con más de dos siglos de antigüedad (dominico, cartujo, ambrosiano, etc.). Pero todos ellos tenían un carácter local o familiar, nunca universal. El único universal ha sido el romano. Y no existió jamás una “doble forma” del rito romano ofrecida a libre elección de cada comunidad en todo el orbe católico. Esa es la novedad introducida por Summorum Pontificum, y precisamente por eso generó tensiones eclesiológicas: no se trataba de un uso particular, sino de una duplicación universal del mismo rito. Ya he explicado desde hace años, el sofisma que ello implicaba. No entro aquí en detalle. Remito a mis artículos sobre el tema.
----------2. Sobre los usos actuales dentro del rito romano. El rito zaireño, el de Braga, los usos de familias religiosas o las adaptaciones neocatecumenales no constituyen “formas paralelas” del rito romano, sino variantes aprobadas por la autoridad competente para contextos concretos. Todas ellas se insertan en la unidad del Misal de san Paulo VI, no en la coexistencia de dos misales con vigencia universal.
----------3. Sobre lo que usted llama el “positivismo jurídico”. No se trata de positivismo, sino de eclesiología católica: la liturgia no es un "optional", un bien disponible a la libre opción de los fieles, sino un don confiado a la custodia del Papa y de los Obispos. La unidad de la lex orandi exige una regulación común. Reconocer la diversidad legítima no equivale a legitimar la duplicación universal de formas o modalidades del mismo rito romano.
----------4. Sobre la santidad de los libros litúrgicos. Nadie sostiene que la liturgia anterior fuese inválida o deficiente. El Espíritu Santo no abandona a su Iglesia. Pero la santidad de un libro litúrgico no significa que deba permanecer vigente para siempre. En concreto: la "santidad" del Misal de 1962 como de cualquier vetus ordo consiste en que ha expresado en un momento histórico como lex orandi ecclesiae la misma y única lex orandi divina. La Iglesia, guiada por el Espíritu, reforma sus ritos para expresar mejor la fe y favorecer la participación de los fieles. La reforma de san Paulo VI no descalifica al misal anterior, pero sí lo supera en autoridad y obligatoriedad como expresión actual (lex orandi ecclesiae) de la lex orandi divina.
----------5. Sobre la “paz litúrgica”. La paz no se alcanza manteniendo dos formas universales en paralelo, sino acogiendo con obediencia filial la liturgia que la Iglesia ofrece hoy. Mientras se insista en la equivalencia práctica de dos misales universales, se alimenta la división. La verdadera paz litúrgica vendrá de la unidad en torno al Misal reformado, con las legítimas variantes aprobadas, no de la perpetuación de un régimen de excepción. De hecho, el Misal de 1962 nació como misal provisorio a la espera de los "altiora principia" -como dijo san Juan XXIII- que determinaría el Concilio Vaticano II.
----------6. Sobre el “distanciamiento” de muchos fieles. Es cierto que hay abusos, indiferencia y falta de formación. Pero la respuesta no es refugiarse en un misal anterior, para colmo nacido provisorio, para un momento concreto y "procesual" de la Iglesia, sino renovar la catequesis, la predicación y la vida comunitaria para que la liturgia reformada sea vivida en toda su riqueza. El recurso al pasado no resuelve la crisis de pertenencia, sino que la agrava al fragmentar la comunión.
----------En conclusión: la historia muestra diversidad de usos, pero nunca una duplicación universal del rito romano. La reforma litúrgica del Vaticano II es obligatoria porque expresa la fe viva de la Iglesia en este tiempo. Reconocer la santidad del misal anterior no significa mantenerlo en paralelo, sino agradecerlo como etapa de la tradición ya superada por la autoridad de la Iglesia.
----------13. En la entrada publicada el 2 de octubre, un lector Anónimo expresó: "Padre, me parece una falta de respeto llamar “eslogan” a la Misa de siempre. Para nosotros no es una consigna vacía, sino la fe de nuestros padres, la tradición viva que nos sostuvo toda la vida. Reducirla a un eslogan es insultar nuestra devoción y nuestra fidelidad. ¿Acaso la Iglesia de siglos se equivocó y recién ahora se descubre la verdad?".
----------Respondo: Estimado Anónimo, comprendo su reacción y valoro la devoción que expresa. Nadie aquí pretende insultar la fe de nuestros padres ni la tradición que nos sostuvo. Precisamente porque esa tradición es viva y preciosa, conviene distinguirla de los eslóganes que la reducen a consigna.
----------Lo que digo que es un eslogan es la expresión “Misa de siempre”, no el Misal de 1962, que en cuanto expresión de la lex orandi divina sigue siendo, como dijo Benedicto XVI, algo sagrado, aunque ya no sea la vigente lex orandi ecclesiae.
----------Ahora bien, como he señalado en mi artículo, la expresión “Misa de siempre” no es una categoría litúrgica ni doctrinal, sino un rótulo polémico acuñado en tiempos recientes y, en tal sentido, un eslogan que sirve a fines proselitistas de grupos pasadistas. Y como todo eslogan, simplifica y empobrece lo que nombra, incapaz de hacer justicia a la riqueza de la tradición litúrgica.
----------La tradición de la Iglesia, en cambio, es mucho más rica y compleja: ha conocido desarrollos, reformas y adaptaciones a lo largo de los siglos, siempre bajo la guía del Espíritu y la autoridad del Magisterio.
----------Decir que “la Misa de siempre” es un eslogan no significa negar la continuidad de la fe, sino recordar que la tradición no se conserva con etiquetas, sino con obediencia al Magisterio vivo. La Iglesia de siglos no se equivocó: al contrario, fue ella misma la que, en cada época, discernió y condujo la evolución de la liturgia.
----------Por eso, la fidelidad de la Iglesia nunca se sostuvo en consignas, sino en la comunión viva con el Magisterio que celebra hoy en continuidad con ayer y en apertura al mañana.
----------14. En el mismo hilo de comentarios, otro Anónimo lector expresó: "Esto se resuelve con el paso del tiempo. Cuando mueran los progresistas que sienten todo el desarrollo de la reforma litúrgica como parte de su vida."
----------Respondo: Estimado Anónimo, su comentario expresa un deseo de que el tiempo “resuelva” las tensiones eliminando a quienes piensan distinto. Permítame señalar que la Iglesia no se edifica sobre la desaparición de unos para que prevalezcan otros, sino sobre la comunión de todos en Cristo.
----------La tradición viva no se transmite por eliminación generacional, sino por fidelidad al Evangelio y obediencia al Magisterio. La reforma litúrgica no es propiedad de un grupo “progresista”, sino fruto de un Concilio ecuménico y de la autoridad de los Papas.
----------El paso del tiempo, ciertamente, hace progresar a la Iglesia, la purifica y decanta y explicita las verdades de fe y las normas del vivir cristiano, pero no porque mueran unos y queden otros, sino porque el Espíritu guía a la Iglesia hacia la verdad plena. Esa es la verdadera esperanza católica: no la victoria de una facción, sino la comunión de todos en la misma fe y en la misma lex orandi.
----------15. En la misma entrada del 2 de octubre un lector de alias "Ludovicus" (un personaje recurrente en nuestro foro, de identidad bien conocida, y publicista en otros blogs) escribió lo siguiente: “La falacia que late en todo el artículo es sostener que la Misa ha evolucionado y desarrollado a lo largo de mucho tiempo, por lo que no se puede hablar de un rito fijo y estático, y al mismo tiempo fingir ignorar que el Novus Ordo Missae nació del experimento malhadado de una comisión de notables, truncando la evolución orgánica de ese rito milenario.”
----------Respondo: Estimado Ludovicus, le agradezco su comentario, que me permite precisar con calma algunos puntos. Usted afirma que en mi artículo hay una “falacia”: sostener que la misa ha evolucionado a lo largo del tiempo y, al mismo tiempo, reconocer que el Novus Ordo Missae fue promulgado tras el trabajo de una comisión. Permítame responder con serenidad y fundamento.
----------1. Lo que yo digo es un hecho histórico, no una falacia. La evolución de la liturgia romana no es una falaz opinión mía, sino un hecho documentado. Desde san Gregorio Magno hasta Pío XII, pasando por Trento, Pío X y las reformas intermedias, el misal conoció cambios y desarrollos. Negar esa evolución es desconocer la evidencia. Llamar “falacia” a este dato no lo convierte en tal: es simplemente su opinión (errónea) frente a un hecho.
----------2. En segundo lugar, le hago presente que el Concilio Vaticano II pidió la reforma. La Constitución Sacrosanctum Concilium, aprobada por la casi totalidad de los padres conciliares, ordenó revisar y adaptar la liturgia. El Novus Ordo no nació de un “experimento malhadado” como dice usted, sino de la obediencia a un Concilio ecuménico y de la autoridad pontificia que lo promulgó.
----------3. En tercer lugar, le hago presente que en la Sede Apostólica, todos los organismos intermedios no actúan por cuenta propia, sino como representantes del Sucesor de Pedro. El responsable es el Papa, y es él quien asume bajo su autoría y responsabilidad el trabajo de sus organismos colaboradores. Así, por ejemplo, quien firma una Encíclica y es su autor, es el Papa, hayan sido quienes hayan sido los que redactaron los borradores. Por eso, la comisión litúrgica que trabajó para dar lugar al Novus Ordo Missae no actuó por cuenta propia.
----------El Consilium trabajó bajo mandato del papa san Paulo VI, quien revisó, corrigió y finalmente promulgó el nuevo misal en 1969. No se trató de un experimento autónomo, sino de un acto de gobierno litúrgico del Papa, en continuidad con el Concilio.
----------4. Noto que debo explicarle la noción de evolución orgánica. El desarrollo orgánico no significa inmovilidad. También san Pío V, tras Trento, codificó el misal, suprimiendo usos locales y unificando la liturgia romana. Nadie acusó entonces a Pío V de “truncar” la tradición: se entendió como un acto legítimo de conducción de la evolución litúrgica. Lo mismo vale para la obra litúrgica de san Paulo VI.
----------5. Es sorprendente que usted cometa el error de hablar de “rito fijo y estático”, frente a los hechos evidentes que señalan lo contrario a cualquier honesta mirada. Usted sostiene que el rito romano sería “fijo y estático”. Esa afirmación es insostenible: la historia muestra lo contrario. Incluso el Misal de 1962, que algunos presentan como “la Misa de siempre”, fue en realidad una forma provisoria dentro de un proceso continuo de ajustes y reformas. No fue un bloque inmutable, sino la última etapa de una evolución que el Concilio Vaticano II quiso continuar bajo la guía del Espíritu y la autoridad de la Iglesia.
----------6. En sexto lugar, le hago presente que el misal de san Paulo VI, pese a lo que sigan diciendo los lefebvrianos y algunos filolefebvrianos, es legítimo y válido. El magisterio de los Papas posteriores —san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco— ha confirmado reiteradamente la validez y legitimidad del Novus Ordo Missae, y lo mismo el Papa actual, cuyas Misas públicas han sido celebradas todas según el Novus Ordo Missae. Quien niega la legitimidad y validez del Novus Ordo Missae, en realidad, no discute con una comisión de notables, sino con el magisterio pontificio y conciliar.
----------7. En séptimo lugar, permítame indicarle donde existe una verdadera falacia. La falacia está en contraponer un supuesto “rito milenario” a un “rito nuevo”. El misal de 1962 no es más milenario que el de 1970: ambos son fruto de reformas sucesivas. Lo que garantiza la continuidad no es la inmovilidad de las formas, sino la autoridad de la Iglesia que custodia la lex orandi divina y la hace vivir en la Iglesia a través de diversas lex orandi ecclesiae, cada una de ellas vigente en un determinado período histórico.
----------8. Finalmente, señalo la validez de la tesis de mi artículo: el eslogan pasadista de "la Misa de siempre". Y por eso insisto: la expresión “la Misa de siempre” no es una categoría litúrgica, sino un eslogan pasadista. Funciona como consigna de resistencia, no como descripción teológica. La tradición auténtica no se conserva con eslóganes, sino obedeciendo al Magisterio vivo que interpreta y custodia la liturgia.
----------En síntesis: La evolución litúrgica es un hecho, no una falacia. El Novus Ordo nace del Vaticano II y de la autoridad pontificia, no de un experimento arbitrario. El rito romano nunca fue fijo ni estático: incluso el Misal de 1962 fue una etapa provisoria, no definitiva. La continuidad de la Iglesia se mide por la comunión con el Magisterio, no por la fijación en una forma. La expresión “la Misa de siempre” es un eslogan pasadista, no la tradición viva.
   
----------Tras recibir mi respuesta, es curioso que el propio autor (alias "Ludovicus") haya decidido borrar su intervención. Esto nos deja algunas preguntas inevitables: ¿Por qué la borró? ¿Reconoció en su interior los errores de su planteo? ¿Se dio cuenta, quizá avergonzado, de los disparates que había escrito? ¿Por qué no tuvo la humildad de reconocerlo abiertamente? Sea como fuere que haya sido, el hecho mismo de que la objeción desaparezca mientras la respuesta queda publicada es ya elocuente. Y nos recuerda que, en este espacio, no buscamos ganar discusiones, sino iluminar con paciencia y verdad.
   
Fr Filemón de la Trinidad
La Plata, 3 de octubre de 2025 

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