martes, 25 de abril de 2023

Los nuevos falsos profetas (1/2)

Dios no cambia, no se contradice, no nos engaña y no se desmiente, sino que se hace entender, es leal y confiable, siempre idéntico a sí mismo y fiel. La fe transforma la enfermedad en momento de penitencia, de reparación, de redención. Re-d-emo: compro de nuevo. "¡Hemos sido comprados a alto precio!" (1 Co 6,20). [En la imagen: vista parcial de los tres grandes paneles pictóricos, obra de la década de 1940 del artista chileno Carlos Valdés Mujica, realizada para la Capilla del Hospital Central de Mendoza, y ubicados en su presbiterio].

----------"Llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina;
por el contrario, llevados por sus inclinaciones,
se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos,
y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas" (2 Tim 4,3-4).
   
¿Qué es hoy de la vida del monje laico Enzo Bianchi?
   
----------Acerca de las ideas y de las enseñanzas de Enzo Bianchi [n.1943] ya nos hemos referido en otras ocasiones. Laico católico italiano, fundador de la Comunidad Monástica de Bose, de la que fue su primer prior desde 1965 hasta 2017. Del 6 de diciembre de 2019 al 6 de enero de 2020, la Santa Sede realizó una visita apostólica a dicha comunidad, relativa a temas de "ejercicio de la autoridad, gestión de gobierno y ambiente fraterno". Tras su investigación, la Sede Apostólica emitió un decreto el 13 de mayo de 2020, firmado por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin y aprobado por el papa Francisco, ordenando a Bianchi y a otros tres miembros de la comunidad "separarse de Bose y trasladarse a otro lugar". 
----------Hasta donde estoy informado, el Papa no ha impuesto ninguna prohibición para que Bianchi siga con sus enseñanzas. Por tal razón, el monje laico, que ha cumplido 80 años el pasado 3 de marzo, continúa con sus actividades. De hecho, ha puesto en marcha un centro de acogida de nombre "Casa della Madia" (Casa del pan) en la población de Albiano d’Ivrea, a unos 50 km. de Turín y tan solo a unos 15 km. de su primera comunidad, Bose. Bianchi ha iniciado también un blog en internet, y en sus primeras publicaciones ha destacado que esta casa es "un lugar de oración, de encuentro, de fraternidad y de hermandad".
----------Ahora bien, no tenemos en claro qué clase de "pan" es el que ofrecerá Bianchi ahora en su "Casa del pan". Dice: "He pasado algo menos de dos años en el exilio de la comunidad que inicié y en la que he vivido durante cincuenta y cinco años, pero no puedo volver a Bose para terminar mis días como monje en la vida fraterna". Por lo pronto, Bianchi explica que no tiene intención de repetir la experiencia de Bose, y ni siquiera pretende que su nueva comunidad sea reconocida por la Santa Sede: "Quien engendra un hijo no puede regenerarlo ni volver a darlo a luz: cada hijo es en cierto modo único y no pretendo rehacer la comunidad que empezó conmigo, ni fundar una nueva comunidad religiosa canónicamente reconocida. Sólo quiero vivir como un monje cenobítico y no como un ermitaño como siempre he vivido".
----------Sin embargo, de sus palabras también puede inferirse que no ha renunciado a la posibilidad de seguir difundiendo su pensamiento: "A medida que avancemos, veremos lo que el Señor nos tiene reservado y lo que el Espíritu Santo nos sugiere". A través de los años, Bianchi ha logrado captar gran número de seguidores de sus doctrinas, de hecho algunos de los monjes y monjas que fueron apartados de la comunidad de Bose, acompañan a Bianchi en la nueva comunidad. Él define su nueva casa como un lugar en el que acoger "a los que quieran vivir conmigo, amigos y huéspedes que busquen un lugar de silencio, diálogo y hospitalidad". Esa palabra usada por Bianchi, "diálogo", parece revelar sus intenciones: no considera que deba renunciar a sus prédicas. "En esta casa siempre habrá una mesa puesta para compartir e intercambiar palabras, afecto y esperanza".
----------Todo hace suponer que seguiremos teniendo noticias de sus actividades, pues, según sus palabras, su nueva vida como "monje cenobítico", no tiene por qué apartarlo del mundo. Bianchi dejó definitivamente Bose el 8 de junio del 2020, pero desde entonces no ha dejado de participar en diferentes eventos eclesiales. Ahora parece abocado a dar vida a su "Casa del pan". De hecho, su nueva fundación cuenta ya con el apoyo de un comité presidido por el exalcalde de Turín Valentino Castellani, y otros políticos de la región.
   
El descaro de Bianchi en falsificar la ética cristiana
   
----------Con el afán de hacer memoria, pero también de advertir a los ingenuos que pudieran de aquí en más encontrarse con la propaganda de Bianchi, me parece oportuno referirme a algunos puntos de sus enseñanzas en material moral. Entre sus numerosas conferencias de los últimos años, me voy a referir a una desarrollada en Turín, hace una década atrás, titulada "Ética cristiana y enfermedad" con motivo del XX Congreso Nacional de la FADOI (Federación de Asociaciones de Directores de Hospitales Italianos). En esa conferencia Bianchi pretendería presentar la ética cristiana concerniente al tema del dolor, del mal y de la muerte, y en cambio de hecho expone una visión meramente filantrópica, por no decir atea, que refleja mejor la ética racionalista del Iluminismo o de la Masonería y nada tiene que ver con la ética cristiana.
----------De ahí el increíble descaro con el que Bianchi falsifica la ética cristiana. En cambio, la verdadera ética cristiana, del sufrimiento redentor, es por él tomada a burla como algo repugnante y superado. No habla como monje cristiano, sino como hablarían Nietzsche o Marx. Por tanto, ese Lutero del cual Bianchi se jacta de ser interlocutor, se habría escandalizado, y el alemán, con su típica fraseología sanguínea y colorista, le habría llamado bufón y blasfemo. En efecto, Bianchi parece acoger la instancia humanista y solidarista del cristianismo, con el deber de cuidar la salud y de luchar contra la enfermedad y el sufrimiento, pero luego todo esto revela ser un señuelo, un espejito para las alondras, es decir, para ingenuos, porque Bianchi omite completamente presentar el aspecto propio y por tanto también humano de la ética cristiana, como veremos a partir de sus afirmaciones, que aquí reporto con mi correspondiente refutación.
----------Para verificar la falsedad de sus tesis es suficiente compararlas con la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica. Pero evidentemente a sujetos como Bianchi les es indiferente el Catecismo, porque, siguiendo el ejemplo de Lutero, conocen ellos el cristianismo mejor que el Romano Pontífice y que la Iglesia Católica.
----------Tan arrogante descaro en Bianchi sólo puede explicarse porque, en esta situación trágica e ingobernable, que está viviendo hoy la Iglesia, está respaldado por poderosas fuerzas anti-cristianas, de modo que, como en los tiempos oscuros del siglo X, en que Marozia y las poderosas familias romanas se enseñoreaban sobre el Papa, así hoy se enseñorean los mucho más astutos modernistas, ahora presentes en la Santa Sede y hasta entre los mismos sedicentes "colaboradores" del Papa, que no se entiende por qué motivos los mantiene cerca o los asume, ¿tal vez porque espera mantenerlos a raya o porque no es capaz de deshacerse del entorno, probablemente debido a demasiada indulgencia o condescendencia e insuficiente energía, o por temor a las venganzas o porque ha sido amenazado o quizás rodeado? Lo sucedido antes de la renuncia de Benedicto XVI, o incluso las sospechas de lo sucedido con Juan Pablo I viene a mi mente...
----------Es que siempre ha sido práctica de los herejes, cuando fracasan sus complots y quedan insatisfechas sus ambiciones, recurrir al delito, para realizar, defender u ocultar sus perversos planes. No teniendo argumentos teológicos y jurídicos para sustentar sus tesis, fácilmente, si detentan alguna cuota del poder, recurren a la intimidación o a la violencia. Hace algunos años, antes de que el papa Francisco decidiera las medidas disciplinarias contra Bianchi, la pregunta que me hacía era por qué no aparecía ninguna alta autoridad para detener a este impostor, seductor de los fieles y títere de los incrédulos. Daba la impresión de que no había por entonces nadie que defendiera al Vicario de Cristo o le diera algún buen consejo. Sólo aparecían algunos valientes, como mons. Antonio Livi, recientemente fallecido, que realizaban una labor de esclarecimiento, para evitar que el nombre católico fuera deshonrado, y cumplían una permanente labor de ayuda para los que eran engañados (o querían engañarse) por las inmundicias de Bianchi.
----------Pero, sin más preámbulos, veamos ahora las tesis de Bianchi en la conferencia citada. Copio algunas de sus declaraciones, en letra cursiva, y debajo mis respuestas.
   
La ética cristiana
   
----------Dice Enzo Bianchi: "La ética es una vía para llegar a ser hombre o mujer. La ética cristiana ha sufrido y sufre evoluciones. Sobre este punto no hay ninguna ilusión: ella no se da de una vez y para siempre, no se cristaliza en fórmulas dogmáticas".
----------Respuesta. El convertirse en hombre o mujer es objeto de la genética y no de la moral. La ética no se refiere a la génesis del hombre, sino a la cuestión del actuar humano y de la elección entre el bien y el mal. La ética, ciertamente, educa al hombre para alcanzar la madurez psicológica y moral y la perfección espiritual, pero supone al hombre ya constituido, responsable de sus propias acciones, y se propone encauzarlo o dirigirlo hacia la consecución de su fin último, que es Dios, mediante la observancia de los divinos mandamientos. Más bien, si acaso, el fin de la ética cristiana es el de llegar a ser hijos de Dios. Nacemos hombres hijos del Adán pecador, pero Cristo nos hace devenir, con el bautismo, hijos de Dios.
----------Las normas de la ética, de razón (ley natural, derecho natural, ética natural) o de fe (dogmas morales, derecho divino, ética cristiana) son universales e inmutables, como inmutable es la naturaleza humana, la misma en todos los individuos desde el inicio hasta el final de la historia, más allá de la evolución histórica y de las diferentes culturas. Si no fuera así, se abriría el espacio para toda forma de discriminación entre hombre y hombre y para toda forma de opresión del hombre sobre el hombre.
----------Existen de hecho diferentes niveles y formas de conducta moral, diferentes códigos jurídicos y de costumbres, vinculados a diversos individuos, pueblos y sociedades, con méritos y defectos. Pero las normas fundamentales, dictadas por la simple razón natural, son las mismas para todo hombre, culto o ignorante, no en cuanto que es tal o cual hombre, sino en cuanto que es hombre. Todos los hombres -y ellos lo saben- deben responder ante Dios por lo que han obrado.
----------Presentándose la ocasión propicia, y esta puede ser el aproximarse de la muerte, no debemos tener temor de hablar de Dios a los ateos, porque ellos también saben que Dios existe, aunque finjan no saberlo o tal vez no lo quieren saber. ¡Cuántas personas, debidamente asistidas, y caritativamente, se convierten al borde de la muerte de una vida transcurrida en el pecado!
----------Las normas morales, por tanto, imponen deberes absolutos y exigen fidelidad y constancia, a costa del sacrificio, en los compromisos asumidos ante Dios y ante los hombres. Indudablemente, las normas morales pueden y deben ser siempre mejor conocidas y aplicadas con los progresos de la ciencia y de las costumbres. En cambio, mudables y relativas, y sujetas a excepciones, son las normas positivas establecidas por el derecho y por el poder civil y eclesiástico, en la aplicación de la ley moral en las diversas circunstancias.
   
El problema del mal
   
----------Dice Bianchi: "La ética cristiana no da ninguna explicación al problema del mal, de la enfermedad y de la muerte. La ética cristiana ha propuesto un imaginario a modo de una historia que pretendía explicar el origen del mal: el mito de que el mal, la enfermedad y la muerte derivan de una culpa de los primeros seres humanos. Ya no aceptamos que nuestro sufrimiento 'derive' de la culpa de alguien que nos ha precedido y que, en consecuencia, se trate de un sufrimiento que nos ha sido dado en herencia".
----------Respuesta. El relato genesíaco sobre el origen del mal a partir del pecado del ángel y de la pareja de nuestros primeros progenitores, con sus consecuencias, no es en absoluto ni un "imaginario" ni un "mito", sino que es una verdad histórica objeto de fe (cf. Catecismo de la Iglesia Católica nn.385-409; véase también la encíclica de Pio XII Humani Generis del año 1950). Este relato nos hace comprender que la humanidad, a raíz del pecado original, ha caído en un estado de miseria y de tendencia al pecado, condición por la cual el hombre es incapaz de recuperarse con sus propias fuerzas.
----------La Escritura narra cómo el Padre ha tenido piedad de nosotros y nos ha dado para nuestra salvación y la remisión de los pecados a su Hijo Jesucristo, quien, como dice el Concilio de Trento, "con su santísima pasión en el madero de la cruz nos ha merecido la justificación y ha satisfecho al Padre por nosotros". Si no se comprende qué ha sido el pecado original y cuáles son sus consecuencias, no se comprende tampoco el sentido de la obra salvífica de Cristo, el cual nos pide que nos unamos a su cruz para la salvación del mundo.
----------Uno de los máximos méritos y valores del cristianismo es el de explicarnos qué es el mal, de dónde recibe su origen y cómo se puede vencer. El cristianismo enseña esencialmente que Dios, bondad infinita, no quiere el mal, sino que lo permite para mostrar su omnipotencia, su misericordia y su bondad.
----------Omnipotencia significa que Dios, con su poder creador benéfico, misericordioso y providente, ciertamente castiga al malhechor, pero con vistas a obtener del mismo castigo o desgracia, y por tanto en general del mal, un bien mayor, como por ejemplo el perdón, un bien mayor de aquel que hubiera sido si el mal no hubiera existido: Dios en efecto, en su misericordia, al perdonar el pecado, en Cristo, lleva al hombre, por la gracia, al estado de hijo de Dios, movido por el Espíritu Santo, estado de hijo e Dios, que es superior al estado de inocencia de los primeros progenitores antes del pecado.
----------Todo esto nos muestra en Dios una bondad que colma más allá de toda medida las simples exigencias de la felicidad natural, una bondad superior a aquella que Él habría mostrado, si no hubiera elevado al hombre en Cristo a la condición sobrenatural de hijo de Dios. Sin embargo, el Padre, al mismo tiempo, como resulta del dogma de la Redención, ha querido en justicia ser compensado por la ofensa infligida por Adán y por sus descendientes, y por tanto ha querido que el hombre reparara en justicia la propia culpa, uniéndose al sacrificio de la cruz, con el cual nuestro Señor Jesucristo ha merecido nuestra justificación. En tal modo el hombre puede conquistarse por justicia, con las buenas obras, por los méritos de Cristo, aquella misma salvación que le viene donada por Cristo gratuitamente, por misericordia.
   
La fe cristiana
   
----------Dice Bianchi: "La fe cristiana no resuelve el problema del origen del mal, del sufrimiento, ¡no lo explica! La fe no suprime el absurdo, ni siquiera da sentido a la enfermedad".
----------Respuesta. Uno de los principales méritos de la Revelación cristiana (Escritura y Tradición) es el de iluminar con la luz de la fe a la humanidad acerca del misterio del mal (cf. C.Journet, Il male, Borla,Torino 1963; J.Maritain, Dieu et la permission du mal, Desclée de Brouwer, Paris 1963). La Palabra de Dios nos dice cuál es la naturaleza profunda y última del mal, el origen y el remedio total y definitivo del mal; pero no nos da una razón o explicación o demostración necesaria o lógica (como creía Hegel) para saber por qué Dios ha permitido el mal. Se trata éste de un misterio impenetrable, conocido sólo por Dios, misterio que, sin embargo, a los fines de nuestra salvación, no es necesario conocer.
----------Sin embargo, si no supiéramos qué es el mal, cuál es su origen y cuáles sus causas, no podríamos conocer los medios para liberarnos de él y la salvación sería imposible. El cristianismo nos enseña que el verdadero mal, más que el padecer, es hacer el mal, es el pecado, porque la pena o castigo es consecuencia del pecado. Hacer el bien es promover la vida; en consecuencia, hacer el mal es suprimir la vida. La vida es el fruto de la justicia. La muerte es la consecuencia del pecado. Por eso, para no hacer el mal, es mejor padecer el mal, como decía santo Domingo Savio: "la muerte, pero no los pecados". El sufrimiento es un mal. Pero si para hacer el bien y evitar el pecado, es necesario sufrir, bienvenido el sufrimiento.
----------Si Dios hubiera querido, hubiera podido hacer, sí, que el mal no existiera. Dios no ha estado en absoluto necesitado a permitir la existencia del mal, sino que lo ha hecho libremente. Sólo podemos formular motivos de conveniencia o conjeturas sobre el por qué de la existencia del mal, pero no producir argumentos demostrativos. Por lo tanto, debemos creer con fe firme que está bien así, incluso si no podemos escudriñar el por qué.
----------Debemos decir, a la luz de la fe, que es bueno que exista el mal, ciertamente no para hacerlo o aprobarlo o aceptarlo, sino para combatirlo y destruirlo. Combatir el mal está bien. Por lo tanto, la presencia del mal da ocasión para hacer el bien. Sólo el mal de la justa pena, por ejemplo el infierno, es un bien en sentido absoluto, porque es expresión de la justicia divina.
----------Ya la razón natural, gracias a la filosofía, se da cuenta de que el mal existe, no es necesario sino contingente, sabe lo que es, conoce su nocividad, encuentra en él un sentido y un significado inteligibles, por más repugnante que sea para la voluntad. Sabe que es peor el mal de culpa que el mal de pena; manda la lucha contra el mal y el pecado, sabe que es la causa del sufrimiento y que es causado por un agente libre, finito y pecable, por tanto no por Dios, que es bondad infinita y que puede vencer el mal. Pero el hombre frágil y pecador, sin el socorro de la gracia, no puede liberarse del mal y del sufrimiento.
----------He aquí que entonces, la Revelación arroja una luz ulterior, definitiva, alentadora y consoladora sobre el misterio del mal, gracias a la enseñanza y al ejemplo de Cristo, mediado por el Magisterio de la Iglesia. El aporte principal del cristianismo consiste en enseñar al hombre que el mal (el pecado como ofensa a Dios y su castigo) es aún más grave de cuanto la sola razón puede sospechar, pero sin embargo Cristo, con su sacrificio "satisfactorio vicario" (Satisfecit pro nobis, como dice el Concilio de Trento, Denz.1529), que continúa en la Santa Misa, nos libera totalmente y definitivamente del mal y nos enseña cómo transformar el mal en bien.
----------La fe rechaza el absurdo, porque la fe es obsequio razonable a verdades suprarracionales, pero relacionables a la razón y que armonizan con la razón. El contenido de la fe no es absurdo, no es irrazonable, no es imposible, no es contradictorio, sino que es verdad sublime, infinita, inmutable y misteriosa.
----------Dios no cambia, no se contradice, no nos engaña y no se desmiente, sino que se hace entender, es leal y confiable, siempre idéntico a sí mismo y fiel. La fe transforma la enfermedad en momento de penitencia, de reparación, de redención. Re-d-emo: compro de nuevo. "¡Hemos sido comprados a alto precio!" (1 Co 6,20).

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