lunes, 10 de abril de 2023

La teología acerca del sacrificio de Jesús (10/11)

Llegando ya al final de la presente serie, alcanzamos a reconocer las raíces filosóficas de las que nacen las interpretaciones erróneas de la muerte y del sacrificio expiatorio de nuestro Señor Jesucristo, examinadas al principio. Sus raíces están en Rahner, quien a su vez bebe en Heidegger, quien a su vez es un eco de Hegel. [En la imagen: fragmento de "Cristo crucificado", óleo sobre lienzo de alrededor de 1667, obra de Bartolomé Esteban Murillo, conservado, sin exponer, en los fondos del Museo del Prado, Madrid, España].

La muerte de Cristo según Rahner
   
----------Simplemente leyendo el siguiente pasaje de Karl Rahner, tomado de su Curso fundamental sobre la fe, el lector podrá verificar la fundamentación de la crítica que hago a Rahner acerca de su concepción del significado de la muerte de Cristo y del valor de su sacrificio.
----------"Si decimos que el 'sacrificio' debe entenderse como libre acto de obediencia de Jesús, que Dios, por su propia iniciativa libre con la que posibilita esta acción de obediencia, da al mundo la posibilidad de satisfacer a la justa santidad de Dios, y que la gracia dada por Cristo es precisamente la condición para redimirse a sí mismo, aprehendiendo con libertad la salvación de Dios; entonces sin duda queda dicho algo que es cierto, pero al mismo tiempo no sólo queda aclarada sino también criticada la idea del sacrificio expiatorio".
----------"Bajo el perfil histórico no consta con certeza si el mismo Jesús pre-pascual predijo ya su muerte (partiendo del siervo paciente y expiatorio de Dios en el Deutero-Isaías y del justo inocente, que padece y expía, presente en la teología judía posterior) como sacrificio expiatorio; y además todavía no esta claro qué debería significar esto exactamente..." (Curso fundamental sobre la fe, Editorial Herder, Barcelona 1998, pp.331-332).
----------Más adelante sigue diciendo Rahner: "Una teología de la muerte puede unir más de cerca el suceso de la muerte de Jesús y la constitución fundamental de la existencia humana. La muerte es la acción una, que penetra la vida entera, en la que el hombre como ser libre dispone de sí mismo como un todo, y por cierto de manera que esa disposición es (o debe ser) la aceptación del hecho de que estamos dispuestos absolutamente por otro en una impotencia radical, que aparece y es padecida en la muerte".
----------"Pero si la aceptación libre y voluntaria de la impotencia radical por parte del ser libre, que dispone y quiere disponer de sí mismo, no ha de ser la aceptación de lo absurdo, la cual con el mismo 'derecho' podría entonces rechazarse con protesta; en tal caso, esta aceptación implica en el hombre -que en lo más profundo no afirma ideas y normas abstractas, sino que, en su historicidad (ya dada o futura), afirma una realidad como fundamento de su existencia- la esperanza y el presentimiento o la afirmación de una muerte (ya dada o esperada del futuro) en la que se supere la dialéctica -permanente para nosotros- entre acción y padecimiento impotente. Y esto sólo es posible si dicha dialéctica real queda 'superada' por el hecho de ser ella misma la realidad de aquel que constituye el fundamento último de tal dualidad" (Op.cit., p.347).
----------Observamos, también en base a lo citado de otro libro de Rahner, Sentido teológico de la muerte, que el concepto rahneriano de la muerte expuesto aquí, sobre todo la muerte como "acto del hombre", que en la muerte la totalidad del hombre "alcanza el cumplimiento de su autogeneración personal" y que la muerte es una "activa consumación desde dentro, un situarse activamente en su perfección e imperfección, dar el postrer testimonio, que resulta y como resume en general toda su propia vida, total posesión de sí mismo por parte de la persona" (Sentido teológico de la muerte, op.cit., p.34), estas afirmaciones son totalmente erróneas.
----------Ahora bien, debe decirse que la muerte no es en absoluto un acto, una tensión hacia el cumplimiento, una autogeneración, una plena autorrealización, una activa autoconsumación, una toma de posesión total, una lucha por la realización, como dice Rahner. Estas son puras y simples fantasías, son declaraciones delirantes, que ensalzan una especie de idolatría de la muerte, un culto morboso a la muerte, y una apología del masoquismo y del suicidio. Sin embargo, están en consonancia con el concepto hegeliano y heideggeriano de la muerte, como podremos comprobar en los pasajes que citaré de los dos filósofos.
----------Para permanecer adherentes a la realidad y no jugar con las ideas, en un asunto tan serio, delicado e importante para nuestra existencia y para el sentido de nuestra vida, digamos, por el contrario, que la muerte no es para nada un actuar, sino un padecer; no es una acción, sino una pasión. El morir no tiene nada que ver con no se sabe qué "cumplimiento" del actuar voluntario.
----------Bien lejos de ser el "momento definitivo de la libertad", como dice repetidamente Rahner, la muerte es la conclusión final de un lento pero inexorable proceso de decadencia, de desvitalizacion, de disgregación, de desorganización y, además, de corrupción, de acentuación de defectos, de antinomias, de desproporciones y de desequilibrios ya innatos al momento mismo del iniciar la vida humana y querríamos decir del ser concebido del sujeto: los signos de las consecuencias del pecado original, tendencias anti-vitales que permanecen a lo largo de toda la vida del sujeto y se refuerzan en el período del envejecimiento, hasta ser casi insoportables para el alma, la cual, encontrándose incapaz de vitalizar ulteriormente el cuerpo, lo abandona. Este es el momento de la muerte. ¡Otra que perfeccionamiento y cumbre de la libertad!
----------Una pequeña aclaración respecto de las desproporciones de la figura humana. Un ejemplo de ello es la fealdad, que conlleva desarmonía y desproporción, que es propiedad de ciertos individuos desde el nacimiento, aunque es compatible con la salud y con una larga vida, es indudablemente una señal y un evidente presario de muerte, porque ¿qué es más feo que el cadáver? Ciertamente es mejor una persona fea pero buena, que una persona hermosa pero mala. Santa Catalina de Siena era fea. Lucrecia Borgia era bellísima. Pero lo que he dicho sigue estando en pie. ¿Y por qué se representa a la Virgen como una mujer hermosísima? Recordemos también que el Salmista dice de Cristo: "Tú eres el más bello de los hijos de los hombres" (Sal 45,3).
----------Una determinada muerte, ciertamente, puede ser deseada, y aquí tenemos la posibilidad del sacrificio o del martirio, por una parte, o del suicidio o del masoquismo, por la otra, según que queramos o no queramos ordenar nuestra vida a Dios, a nuestro bien y al bien del prójimo.
----------Pero también existe la muerte no deseada, la muerte que resulta imprevista e inesperada. Y aquí la voluntad no entra para nada. Todo depende de si estamos preparados y listos para morir y para presentarnos ante Dios. Y también existe la muerte odiada y rechazada y aquí obviamente no existe ningún cumplimiento ni perfeccionamiento, sino sólo fracaso y desesperación.
----------Hay quien se rebela contra la muerte y no la acepta en absoluto, para nada. Hay quien no puede soportar la vida o no sabe apreciarla, no puede soportar la vergüenza, la derrota, la deshonra, la esclavitud, el fracaso, la desilusión o el sufrimiento, y se suicida. Hay quien se suicida simplemente para afirmar su libertad. Hay quien tiene un gusto morboso por la muerte. Y es normal que la naturaleza instintivamente tenga horror o al menos cierto temor a la muerte. Hay quien neciamente descuida su salud arriesgándose a morir, o dando la misma importancia al vivir que al morir; hay quien no se preocupa por mantenerse dignamente en vida abandonándose al libertinaje, que le arruina su salud y lo lleva a la muerte.
----------Pero también existe quien se consume y no presta ninguna atención a fatigas, y esto por el bien del prójimo, poniendo a veces en riesgo su propia vida. Hay quien acepta la muerte para no ir en contra de su conciencia, quien sacrifica su vida para proteger o salvar a los otros o para hacer entender que obedecer a Dios es una cosa más importante que la vida misma.
----------¡Qué abisales diferencias en estas actitudes ante la muerte! Por lo tanto, el morir no debe ser confundido con un acto de la voluntad. El morir es, por el contrario, un hecho material y ontológico objetivo, frente al cual la voluntad puede y debe tomar posición, puede ser virtuosa o viciosa, salvo que se trate de muerte súbita e imprevista, frente a la cual el sujeto no tiene tiempo para decidir.
----------Pero de todo esto Rahner no dice nada. De hecho, su definición de la muerte y de su significado, en su abstracto y falso optimista fijismo, no tiene en cuenta este amplio abanico de posibilidades de muertes concretas. El único caso tomado en consideración y elevado irrazonablemente al rango de paradigma absoluto, es el ofrecido por el hegelianismo, que interpreta el morir, cualquier morir, en modo rígidamente mecánico y dialéctico, como polo negativo de la dialéctica de la vida.
----------Pero la muerte no corresponde en absoluto a un clímax, o a una cumbre de tipo moral, sino que, por el contrario, se trata del cumplimiento de la corrupción y de la disolución del sujeto, aun cuando es cierto que se supone y se espera que ella sea precedida por un camino de progreso moral. Pero este no es siempre el caso, dada la variedad y contradictoriedad de las elecciones y de los eventos humanos.
----------En efecto, la muerte como tal marca solamente el momento del inicio de la desintegración de la persona o de la fractura de la unidad de la persona humana bajo el impulso o presión de un doble movimiento ontológico: el alma ha perdido la fuerza de dominar el cuerpo, porque ha llegado a un tal decrecimiento de su fuerza animadora, que ya no es capaz de animar y gobernar las fuerzas corpóreas que se han convertido cada vez en menos gobernables por la llegada de factores o fuerzas contrarias incompatibles con la animación. Esto sucede no solo por causas traumáticas o patológicas, sino también, aunque de manera más lenta y gradual, pero inexorablemente, en el proceso normal del envejecimiento.
----------El momento de la muerte llega cuando el alma, siendo ya incapaz de gobernar un cuerpo que se ha vuelto ingobernable, lo abandona y permite que sobrevengan en lugar de ella, para guiar el material corpóreo, aquellas fuerzas químico-físicas que han contribuido a la constitución y a la vida del cuerpo. Esas fuerzas quísimi-físicas, hasta entonces sujetas por el alma a sí misma para la organización del sujeto, ahora recobran su autonomía según las propias leyes químico-físicas de su naturaleza.
----------Además, para Rahner, que también aquí se muestra ignaro de la enseñanza bíblica, no es necesario entender la muerte como expiación del pecado, porque según él, la muerte hegelianamente tiene en sí misma el principio de su remoción, salvo para seguir siendo un ingrediente de la vida.
----------De manera que para Rahner, la muerte, para adquirir valor positivo, no tiene ninguna necesidad de una intervención de algo externo, es decir, de hacerla expiatoria, inocua y benéfica, porque ella ya provee de por sí para quitarse a sí misma y generar o regenerar la vida. Y esto es así porque según Hegel no es el bien el que quita el mal, sino que es el mal que se quita a sí mismo y restablece el bien. Pero esto involucra otro principio, precisamente el principio de que el bien no puede existir sin el mal.
----------Rahner llega al punto de decir que no hay necesidad de eliminar el pecado, porque el pecado se elimina a sí mismo en cuanto acción "imperfecta" y, por lo tanto, acción "fallida". Desgraciadamente, ciertas empresas criminales o ciertas propagaciones de herejías tienen muy buen éxito, e incluso ciertas acciones escandalosas tienen un éxito enorme. Y se necesita lo bello y lo bueno, cuando se lo encuentra, para remediarlas, sin olvidar la ofrenda de sacrificios expiatorios.
   
Rahner bebe de Heidegger, a su vez eco de Hegel
   
----------El ser-para-la-muerte heideggeriano, si es vivido auténticamente, no dispersándose en la cotidianidad del "se dice", sino concentrándose en el propio existir sin ilusiones y, por tanto, aceptando la "angustia" y el "compromiso", garantiza al Dasein, es decir, al hombre en situación, su "posibilidad más propia", es decir, la "existencia auténtica" de "casa" y "pastor" del ser.
----------Es el mismo tema hegeliano, como veremos: la vida surge del concentrarse en la muerte. Es necesario "permanecer junto al mortuum" (Fenomenología del Espíritu, op.cit., p.26). Heidegger tiene expresiones de asonancia evangélica, como cuando Nuestro Señor dice: "quien pierde su propia vida por Mí, la encuentra" y así Heidegger habla de la "renuncia a sí mismo" (Ser y tiempo, Editorial Universitaria Santiago de Chile 1997, p.283), pero, no siendo Heidegger cristiano, él no piensa para nada en el sacrificio cristiano, y de hecho, habiendo sido filósofo del nazismo, más bien se debería pensar que se refería a la dedicación al Estado nazi.
----------De los siguientes pasajes de Heidegger, tomados de Ser y tiempo, podemos ver de dónde ha sacado Rahner su inspiración y su concepto de la muerte como plenitud de la libertad.
----------"El ser-para-la-muerte es el ser para el poder-ser más propio, incondicionado e insuperable" (Ibid., p.271). "La muerte, como fin del Dasein, es la posibilidad del Dasein más propia, incondicionada, cierta y como tal indeterminada" (Ibid., p.278). "El ser-para-la-muerte es la anticipación" [=previsión] "de un poder-ser de ese ente, cuyo modo de ser tiene el anticiparse mismo. En el descubrimiento anticipatorio de este poder-ser, el Dasein se abre a sí mismo frente a su posibilidad extrema. Pero proyectarse en el poder-ser más propio significa: poder comprenderse a sí mismo en el ser del ente así revelado: existir. La anticipación se revela como posibilidad de comprender el extremo poder‐ser más propio, es decir, como posibilidad de existencia propia" (Ibid., p.285).
----------Poco antes Heidegger dice: "La muerte es la posibilidad más propia del Dasein. El ser para ella abre al Dasein el poder-ser más propio, en el cual está en juego plenamente el ser del Dasein". "La anticipación no evade la insuperabilidad como lo hace el ser-para-la-muerte inauténtico, sino que, por el contrario, se vuelve libre para ella. El hacerse libre anticipatorio para la propia muerte libera de la dispersión en las posibilidades que se presentan casualmente, de tal manera que las posibilidades efectivas, es decir, situadas de ese lado de lo insuperable, pueden ser comprendidas y elegidas auténticamente. La anticipación revela la existencia, como su posibilidad extrema, la renuncia a sí misma. Disolviendo de tal modo cualquier solidificación sobre posiciones existenciales alcanzadas" (Ibid., p.283).
----------Y un último pasaje de Heidegger: "Lo que caracteriza al ser-para-la-muerte auténticamente proyectado en el plano existencial, puede resumirse así: la anticipación revela al Dasein la dispersión en el si-mismo" [=el se dice] "y, sustrayéndolo hasta el fondo del apoyo primario de la solicitud ocupada, lo sitúa ante la posibilidad de ser él mismo, en una libertad apasionada, libre de las ilusiones del se dice, efectiva, segura de sí misma y acosada por la angustia: la libertad para la muerte" (Ibid., p.285).
----------De todos estos pasajes vemos cómo el hombre ("Dasein", ser-ahí) es entendido como esencialmente orientado hacia la muerte, que le revela en la angustia su ser auténtico como incondicionado e insuperable. La "libertad para la muerte" es el morir como supremo y definitivo momento de la maduración y del progreso de la libertad. Vemos cómo esta misma idea ha sido recogida por Rahner, como hemos probado. Pero la fuente de Heidegger es Hegel, que veremos en la última parte de esta serie de artículos.

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