viernes, 14 de abril de 2023

Colaboradores del Papa y traidores del Papa

En ocasiones, la situación, incluso en sus más leales, respetuosas y benévolas interpretaciones, acaso no admite otra posibilidad sino el llamado de atención, el buen consejo correctivo, también quizás el regaño. Y aquellos que viviendo en estrecho contacto con el Sumo Pontífice no le informan debidamente acerca de cuál es la situación, ya sea por el bien de una vida tranquila o por la esperanza de poder pasar del color púrpura al color rojo-púrpura, perjudican gravemente a la Iglesia y al Sucesor de Pedro, a quien no hay que adular, sino ayudar, y si es necesario, incluso regañar, con todo el respeto debido a su sagrada e inviolable persona. [En la imagen: fragmento de "Retrato del papa Inocencio X", óleo sobre lienzo de 1650, obra de Diego Velázquez, actualmente conservado y expuesto en la Galería Doria Pamphili, Roma, Italia].

----------Días atrás, en relación a algunos de mis recientes artículos, recibí el correo de un lector, el cual me decía: "a propósito del tema de la crisis de la fe, no discuto la autoridad del actual Sumo Pontífice, pero permítame respetuosamente decir que -en términos de autoridad y credibilidad- francamente me parece desentonado, como leo en un texto suyo, poner en el mismo plano a ese gigante que ha sido Benedicto XVI en su misión, y al papa Francisco, cuya ambigüedad y cuya arrogancia (como bien dice Spaemann, por ejemplo) han llegado al límite. También por eso creo que es mejor no contarse entre 'los más cercanos y fieles colaboradores' del Pontífice reinante... pensando en figuras no recomendables como realmente lo son, como Su Eminencia el cardenal Walter Kasper y otros que ha habido en el entorno del Papa en años recientes".
----------Por supuesto, ya he respondido personalmente al correo de ese lector. Pero entendiendo que el puñado de ideas que le transmití pueden servir a los demás lectores del blog, he aquí que brevemente las repito. E inmediatamente comienzo por decir que, al hablar en mis artículos de "colaboradores del Papa", no siempre me estoy refiriendo a lo mismo. A veces, al usar el término "colaboradores del Papa", hablo de aquellos funcionarios de la Curia Romana que el Santo Padre tiene en su entorno inmediato, se supone que para ayudarlo en sus tareas de docencia y de gobierno pastoral de la Iglesia; pero otras veces, y no son las menos, hablo también de los verdaderos colaboradores, como modestamente me considero, al intentar ser en este blog, con mis artículos diarios, sinceramente, totalmente y auténticamente fiel al Magisterio pontificio. Porque el fiel católico, sea obispo, sacerdote, religioso o laico, que procura ser fiel al Magisterio pontificio, de hecho, ya por eso mismo, puede ser contado entre los auténticos colaboradores del Papa.
----------Es en este segundo sentido que repetidamente he señalado que todo fiel católico, al menos el consciente y culto fiel católico, debería ser un "colaborador del Papa". Y creo conveniente aquí volver a insistir en una firme convicción personal: a nivel de su oficio de docencia, el Papa tiene necesidad de nuestra "colaboración" en un doble sentido. Explico: por un lado, colaborando en la explicitación del verdadero significado de sus enseñanzas (sobre todo cuando sus expresiones no son del todo claras o pueden ser interpretadas en ambivalente sentido), y por otro lado, colaborando en expresar aquellos aspectos de la doctrina católica que quizás el Papa, por olvido, distracción, o por imprudente decisión suya, pueda quizás omitir.
----------Respecto al mencionado primer sentido de la expresión "colaborador del Papa", el puro hecho jurídico-material-exterior de revestir y ostentar un cargo oficial de colaborador "oficial" pontificio, obtenido no pocas veces mediante el fraude o la adulación o la escalada al poder (como por ejemplo pudo haber hecho un cardenal mencionado en algún artículo mio reciente, pero que ahora omito identificar), no significa nada. Es pura fachada, pura hipocresía, es absoluta mentira. Eso es cosa despreciable. Jesús hubiera tratado a ese tal de sepulcro blanqueado, porque las cosas se juzgan por la sustancia y no por la apariencia.
----------Debemos estar atentos y tener cuidado de no dejarnos engañar solo por los títulos y las fachadas legales o revestimientos jurídicos, porque pueden ocultar lo falso. En efecto, no es suficiente que una botella tenga la etiqueta "Chateau Pétrus", para que contenga el verdadero Chateau Pétrus.
----------Si un colaborador oficial del Romano Pontífice falsifica el Magisterio del Papa (y me estoy refiriendo al Papa en cuanto Papa) ya se trate de Jorge Mario Bergoglio o se trate de cualquier otro Papa (en total los Romanos Pontífices son hasta ahora 265), llamado a ser custodio de la divina Revelación contenida en la Escritura y en la Tradición, ese tal no es un colaborador, sino un traidor. Repito: me estoy refiriendo al Papa en cuanto Papa, al Papa en cuanto Pedro, no en cuanto Cefas. Y Pedro, si bien también ha sido elegido por el Señor para apacentar pastoralmente al rebaño ("pasce oves meas"), en tal tarea es falible, le ha sido consignado sobre todo el confirmar la fe de los hermanos ("confirma fratres tuos"), y en esto es infalible. Por lo cual, en seguir el Magisterio del Papa se juega la distinción entre colaborador o traidor del Papa.
----------En cambio, aquel fiel católico que obedece el Magisterio del Papa, como se procura hacer en este blog, aunque no se tenga especiales cargos en la Santa Sede Apostólica o en otro lugar, es el verdadero, confiable, competente, autorizado y leal colaborador, por un lado, difundiendo y explicando el correcto sentido de las expresiones del Papa y, por otro lado, cuando llega el caso, enseñando y explicando los aspectos doctrinales o pastorales que acaso el Papa pudiera haber circunstancialmente omitido.
----------En otros términos, lo que ahora intento decir es que es mejor ser fiel al Papa sin títulos especiales, que ocupar una poltrona en el Vaticano para hacer luego en todos los aspectos el papel de Judas.
----------El mismo lector anterior, continuando nuestro diálogo epistolar, expresaba que, si ante las "limitaciones lingüísticas y léxicas, y en consecuencia, algunas infelices expresiones que hacen pensar en presunta elasticidad doctrinal del hombre que hoy es Cefas", no deberíamos terminar por preguntar "dónde está hoy el Pablo que, aun reconociendo la autoridad de Cefas, se atreva a reconvenirlo con firmeza, al menos en privado, si no en público. Me refiero a lo narrado por el Apóstol en la carta a los Gálatas 2,11. La cruz de Pedro es muy pesada y tal vez Francisco sea plenamente consciente de ello. ¿Será esta la razón por la que siempre pide que se ore para ayudarlo en su ministerio? Vuelvo a citar al filósofo Spaemann, amigo del papa Benedicto XVI, quien señalaba razonablemente: También en la Iglesia hay un límite para la tolerabilidad".
----------Ante todo, y en lo que a mí respecta, y a pesar de escribir textos de mayor o menor peso teológico todos los días (y a veces extensos textos), no creo ser fácilmente acusable de usar palabras al azar, al menos hasta que no sea fácil probar lo contrario. Por eso creo que, modestamente hablando, puedo contar con cierto respaldo autoritativo para expresarme acerca de las carencias expresivas del Santo Padre, tema al que ya me he referido, y en varias oportunidas, y también extensamente. Puedo estar de acuerdo, bajo ciertos supuestos, en que es también cierto que en la Iglesia hay un "límite para la soportabilidad"; y me temo que este límite, que nunca se debería traspasar, sin embargo, pudo haberse traspasado desde hace algún tiempo en el caso del papa Francisco. No es la primera vez que ocurre. De hecho, creo que también ha ocurrido con el papa Benedicto hace una década (de este tema he venido tratando precisamente en mis artículos de estos días). En tales casos, la colaboración con el Papa puede llegar al punto de tener que regañarlo, al menos para aquellos más cercanos que tengan la oportunidad hacerlo, por hallarse en su entorno. Claro que regañarlo siempre manteniendo el respeto debido y la consideración de su altísimo oficio, el mayor que cualquier hombre pudiera tener en la tierra: ser el Vicario de Cristo, vale decir, su representante.
----------De hecho, analizando con objetividad estos diez años de su pontificado, y manteniéndonos libres de prejuicios, creo que el papa Francisco ha escuchado a aquellos buenos colaboradores de los que se ha sabido valer en su entorno, y también ha escuchado a algunos otros que, desde más lejos, le han hecho llegar de la mejor manera posible sus "tirones de oreja". El mismo papa Francisco ha reconocido repetidamente y de modo público sus errores; le han preguntado por los motivos de esas caídas, y él los graficó a su modo, diciendo que han sido momentos en los que le ha faltado paciencia o, como él expresó, "se me ha subido el tuco a la cabeza". Es evidente que no han sido los mismos los modos de Francisco en sus primeros años de pontificado, y los modos de Francisco en la segunda parte de su pontificado. Ha aprendido de sus errores.
----------Pues bien, el hecho es que el Santo Padre ha definido en alguna ocasión a la Iglesia como un "hospital de campaña", definición acerca de la cual he recordado, en varios de mis escritos, que en la sala de guardia de urgencias de este hospital estamos los sacerdotes, que vivimos en contacto directo con el así llamado "pulso de la situación". Y no han faltado en estos años recientes motivos como para empezar a preocuparnos, basándonos en datos objetivos, en razón del número de fieles que se han quejado, y a veces con tonos amargos de este pontificado (como hace diez años también los escuchábamos quejarse, aunque por otros motivos, del papa Benedicto); y se quejan ahora del papa Francisco, un pontífice que es, al revés del papa Benedicto, tan querido, quizás demasiado, por muchos de aquellos personajes, algunos de los cuales líderes del mundo actual, que siempre han sido adversos al mundo católico y al sentimiento cristiano.
----------Esta es la situación. Y aquellos que viviendo en estrecho contacto con el Sumo Pontífice no le informan de esto, ya sea por el bien de una vida tranquila o por la esperanza de poder pasar del color púrpura al color rojo-púrpura, perjudican gravemente a la Iglesia y al Sucesor de Pedro, a quien "no hay que adular, sino ayudar", si es necesario incluso regañar, con todo el respeto debido a su sagrada e inviolable persona.
----------Para decirlo de modo sintético y general, lo que en estos diez años de pontificado han venido lamentando los fieles con mayor frecuencia (algunos fieles más rápido que otros, a causa de cierta impaciencia o falta de comprensión, y otros fieles han venido a lamentar más recientemente, después de haber mantenido generosa paciencia y lealtad permanentes al Papa), es "la confusión", la falta de "claro sí y claro no" en lugar de lo cual el Papa parece inclinado a responder que "tal vez podría ser sí, pero tal vez también no", "según el caso o la situación". Repito que sobre este tema de la ambigüedad expresiva de Francisco he hablado abundantemente, y he explicado la cuestión en términos dogmáticos y también en sus consecuencias morales y pastorales. De modo que me remito para más detalles a esos mis artículos de años anteriores.
----------De modo que, con tales antecedentes, a estas alturas ya no deberían sorprendernos o impacientarnos las expresiones del Santo Padre, vertidas en sus entrevistas a medios periodísticos o en respuestas a un grupo de jóvenes en alguna película patrocinada por la Walt Disney Company. Lo que intento decir es que, a estas alturas, ya todos deberíamos estar lo suficientemente munidos de la necesaria capacidad de discernimiento como para mantener la calma y no llegar a dramatizar (ni llegar a la coprofilia periodística, a la Valli, o a la de la Cigoña o a la Peretó, por mencionar sólo algunos más conocidos).
----------Se trata de un tipo de situaciones, en las que suele encontrarse el papa Francisco, que pueden generar incomprensión, cuando no se tienen en cuenta las personales características expansivas del Santo Padre, de verbal incontinencia y de afable trato para con todos, y a su proclividad a hacer las cosas por su cuenta sin recurrir, según dicen, ni siquiera a los consejos de sus más cercanos. Son situaciones que seguramente podrán repetirse en este último tiempo de su pontificado. Por otra parte, hay otro aspecto del cual también he hablado mucho en este blog, y es la preocupación que el papa Francisco ha tenido en estos diez años de su pontificado por el "afuera" de la Iglesia, más que por el "adentro" de la Iglesia.
----------Ha sido una decisión pastoral (prudente o no, acertada o no, no lo sé, lo juzgará Dios) probablemente basada en que el Papa ha realizado un juicio sobre la actual situación de la Iglesia ante el mundo a evangelizar. Muy probablemente el Papa ha juzgado que en estas últimas décadas, pese a los Santos Pontífices que hemos tenido con posterioridad al Concilio Vaticano II, la Iglesia no ha sabido aplicar plenamente las doctrinas y las directivas conciliares, asumiendo muchas veces una actitud auto-referencial, e incluso de condena y de cerrazón, de no saber escuchar y no querer escuchar las instancias y los pedidos de auxilio de un mundo cada vez más alejado de ese Dios de quien todos saben que existe y que nos juzgará por el amor, al final de nuestra vida. Esa es la opción pastoral que ha tomado este Papa.
----------Creo que el papa Francisco ha puesto en segundo lugar cualquier otro propósito en su pontificado, detrás de ese que es su primer objetivo: escuchar al mundo, que es el primer gesto de caridad hacia el prójimo, si se le quiere ayudar, y eventualmente conducir a Cristo. Si me lo preguntan, creo que en ese documental de la Disney, es lo que el Santo Padre ha hecho con ese grupo de jóvenes que lo entrevistaron: más que responder a sus preguntas, los ha escuchado, que es el primer paso del anuncio cristiano ante alguien a quien no se conoce, y los ha escuchado de un modo admirable, un modo que probablemente pocos hubieran podido cumplir con mayor o siquiera similar atención y delicadeza como lo ha hecho este Papa. Es lo mismo que hizo nuestro Señor Jesucristo en sus días en esta tierra: ir a todos, recibir a todos, y en primer lugar conocerlos, para así luego tener el gesto o la palabra adecuada hacia ellos. Pero primero conocerlos. Naturalmente, Cristo leía en los corazones. Pero nosotros, para conocer, necesitamos ver, escuchar, comprender al prójimo.
----------Naturalmente, no escasa responsabilidad en la actual confusión es generada por algunos Obispos, sobre todo de reciente nombramiento. No pocos de los nuevos Obispos (conozco a varios aquí en Argentina), siendo sacerdotes, trataban el magisterio de Benedicto XVI con verdadera crueldad, y sé perfectamente en qué términos definían el magisterio de san Juan Pablo II como "retrógrado" o "anacrónico", e incluso citaban con arrogancia y provocación a Rahner hasta en sus homilías, o han pasado años elogiando el libro de Küng que cuestiona la infalibilidad papal. Estos mismos Obispos y sacerdotes son hoy capaces de atacar a cualquier fiel católico que se atreva a ejercer ese sentido crítico reconocido por la libertad de los hijos de Dios y por el mismo Código de Derecho Canónico, ya que estos Obispos y sacerdotes pretenden aplicar al actual Papa (algunos quizás sólo para su perverso beneficio personal) criterios de infalibilidad allí donde la infalibilidad nunca ha sido reconocida como tal por la Iglesia (véase al respecto Ad tuendam fidem).
----------Los que vivimos en la sala de guardia y urgencias del "hospital de campaña" de la Iglesia, vemos esto todos los días, de modo que no puedo informar de nada distinto a lo que veo y escucho, es decir que los fieles están cada vez más descontentos, así como desorientados. También se ha visto esta realidad en algún que otro comentario en el foro de este blog en los días inmediatamente anteriores a este post.
----------Por cuanto respecto a la referencia que hace mi interlocutor (el lector al que he citado líneas arriba) a aquel hecho narrado por san Pablo en la Carta a los Gálatas, podemos decir que en Antioquía se enfrentó Pablo abiertamente a Pedro, aunque no en una cuestión doctrinal, sino pastoral. Y podríamos decir que, en parangón a lo que sucede hoy, Pablo se enfrentó a Pedro sin ningún problema por el simple hecho de que no aspiraba a ser cardenal. Pues bien, hay que decir claramente, que en la actualidad no faltan, gracias a la divina Providencia, los Pablo que saben enfrentar a Cefas de modo correcto en cuestiones de pastoral, de gobierno o de diálogo con el mundo (no hablo por supuesto de aquellos que pretenden acusar a Pedro en cuestiones doctrinales, como los actuales Viganò o Schneider, etc...). Sin embargo, lamentablemente, a estas alturas, ya deberíamos saber que, hoy por hoy, Pedro no parece siempre dispuesto a escuchar a esos Pablo. Lo ha hecho, claro que sí, durante todo el curso de este pontificado, lo he dicho (y no es por azar que hoy el Papa esté enfrentado con la revolución neo-modernista fogoneada desde Alemania), pero ése no siempre es hoy el caso.
----------Estando así las cosas, personalmente no comparto el juicio de algunos que consideran que hoy estamos a las puertas de la gran apostasía narrada en el libro del Apocalipsis, y en otros textos bíblicos. No lo creo sobre todo porque mi convencimiento es que, y creo contar con suficientes argumentos fundantes para afirmarlo, será precisamente un Romano Pontífice quien avisará, quien advertirá, quién dará a la Iglesia la señal de que se inicia el tiempo de la prueba por la que tendrán que pasar los fieles a Cristo para ser purificados. Antes de esto deberá ser implementado lo mejor que sea posible el Concilio Vaticano II, verdadero pasaje del Espíritu Santo en nuestro atormentado tiempo, de cuya finalización apenas han trancurrido poco más de cincuenta años; implementación del Concilio para la cual el papa Francisco ha venido cumpliendo, sin duda, su aporte.

8 comentarios:

  1. Muy interesante el análisis.
    No hay que olvidar que Francisco ha dicho hace algunos años: "yo escribí una encíclica, es verdad, a cuatro manos, y una exhortación apostólica. Continuamente estoy haciendo declaraciones, dando homilías y eso es magisterio".

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    1. Estimado Anónimo,
      me alegro que mi análisis haya sido de su interés.

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  2. Lo que logró el Papa Francisco es que nadie se preocupe por lo que dice.
    A decir verdad, el daño es mínimo hoy.
    El católico fiel dejó de escandalizarse por lo que Francisco dice o hace. Y los que no viven la fe católica poco les interesa lo que diga.
    Un papado intrascendente que se quedó en el sanguchito al guardia suizo, romper el protocolo y entrevistas progres en las que habla de cualquier tema sin la más mínima solvencia.
    Ya pasará. Tal vez hasta algún irresponsable piense en canonizarlo, como a todos los Papas del postconcilio, excepto Benedicto, por supuesto. Una tumba más en la cripta de San Pedro y a otra cosa.
    Luego, aunque más no sea, por la supervivencia del aparato eclesial, otro Papa pondrá algo de orden. Los progre y los no católicos lo criticarán y listo. Esperemos que sea más astuto que Benedicto y no permita que le “hagan la cama” como el grupo de San Galo se la hizo.

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    1. Ramón,
      su fe (o su falta de) no es para admirar, sino para otra cosa.
      No es mi intención aconsejarle ni convencerlo de nada.
      Siga, si usted así lo desea, viviendo con su fe a medida, con su Dios a medida, con su Iglesia a medida, y soñando con su Papa a medida. Pero recuerde que usted no es Dios, y que algún día será juzgado por lo que ha pensado, lo que ha dicho y lo que ha obrado.

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    2. Soñar con un Papa de un cierto estilo, no creo que sea ningún pecado.
      Fe a medida, Dios a medida, Iglesia a medida... jamás expresé algo por el estilo. Es una acusación muy grave. Si cree que eso se infiere de mi comentario... No negué ninguna verdad de fe.
      Le agradezco que me recuerde que no soy Dios y seré juzgado por lo que he pensado, dicho y obrado. Es algo que sucederá a todos los mortales.
      Lo curioso es que Francisco no lo expone de ese modo
      https://www.youtube.com/watch?v=Gd4rZqoUlxE
      Tal vez le convenga aggiornarse un poco y no intentar infundir miedo como los curas preconciliares.

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    3. Estimado Ramón,
      efectivamente, sigo pensando que el subjetivismo neo-modernista se lo ha ganado, y sí, porque sus expresiones así lo dan a entender: usted parece vivir su fe a medida, con su Dios a medida, con su Iglesia a medida, y rechazando este Papa y soñando con su Papa a medida.

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  3. El Romano Pontífice es Cabeza visible de la Iglesia peregrina aquí en la tierra. En cuanto Vicario de Cristo es vínculo de unidad entre los católicos, por ser el garante de la fe para todos los fieles a Cristo. Siendo, sin embargo, en su aspecto humano, hijo también del Adán pecador, surge entonces el compromiso para todo cristiano de colaborar con el Papa. Y estoy de acuerdo con el principio que de modo lúcido ha expuesto en este artículo su autor: colaborar con el Papa significa 1) difundir y explicar a nuestros prójimos su Magisterio, y 2) completarlo, difundiendo en nuestro entorno aquellos aspectos de la doctrina o el dogma católico que el Papa eventualmente pueda dejar en el olvido.
    Gracias, padre Filemón, por sus artículos, siempre muy instructivos.

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    1. Concuerdo. El padre Filemón es muy claro en eso, y sintetiza muy bien el modo como podemos ser colaboradores del Papa.

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