sábado, 15 de abril de 2023

Diálogo con lectores: tipología de la Misa

Hace ya década y media, entre los efectos lamentablemente perjudiciales que han tenido y siguen teniendo imprudentes documentos pontificios emitidos en materia de pastoral y disciplina litúrgica, está el haber generado en el debate teológico litúrgico aspectos paradójicos y contradictorios, que todavía hoy cuesta dejar atrás. [En la imagen: fragmento de "La Última Cena", óleo sobre lienzo pintado entre 1593 y 1594, obra de Agostino Carracci, conservada y expuesta en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].

----------En una de mis recientes intervenciones en este blog, me refería a las categorías de "misa con el pueblo" y "misa sin el pueblo". Pues bien, el caso es que he recibido, de un agudo lector, algunas precisiones que creo merecen ser conocidas, puesto que pueden ayudar a otros a esclarecer diferentes perspectivas e indebidas superposiciones. Adjunto a continuación las observaciones, al menos las principales que merecen conocerse, extractadas del extenso diálogo mantenido con el mencionado a través de emails.
----------Ante todo, un primer lector, Anselmo, respecto a mi post del pasado 15 de marzo, hacía la siguiente observación en el foro, que transcribo: "Misa sin pueblo y Misa con el pueblo es algo novedoso introducido en el Misal de Pablo VI. No hay nada al respecto en el Misal de San Pío V". Por supuesto, tal observación me puso sobre alerta, pero lamentablemente este lector, en la continuación de nuestro diálogo, no llegó a fundamentar acabadamente lo que él sostenía, y no pudo ofrecerme otras razones por las cuales él consideraba que Summorum pontificum, a diferencia de lo opinado por mí, había sido redactado según las categorías de san Paulo VI y no según las categorías del papa san Pío V. Sin embargo la cosa no acabó allí, y afortunadamente, corrigiéndome de aquel pequeño desliz, pude esclarecer algo más el tema.
----------Un segundo lector, el señor Joaquín Cervantes (y es precisamente a su generoso y por cierto agudo comentario al que aquí quiero referirme más extensamente), me hizo llegar por correo electrónico una similar observación, pero completada con una exposición más detallada de la cuestión, que es la que aquí pasaré a explicar, con algunas precisiones mías complementarias.
----------Pues bien, Joaquín, si bien está de acuerdo conmigo en que el papa Benedicto XVI escribe su motu proprio Summorum pontificum usando categorías tridentinas y no las categorías de la Reforma conciliar, según la implementación realizada por san Paulo VI en 1969, me hace notar que en mi artículo del pasado 15 de marzo, cometo un pequeño error cuando atribuyo a Summorum pontificum de 2007 el recurso, en concreto, a las categorías tridentinas de "misa con el pueblo" y de "misa sin el pueblo". Se trata, en realidad, de categorías introducidas por la Instrucción General del Misal Romano de 1970, que no existen en el rito tridentino. El rito tridentino conoce sólo la misa leída y la misa cantada, como las dos únicas categorías.
----------A su vez, la misa cantada típica sería aquella con los ministros, llamada misa solemne, a la que se añade la reducción de la misa cantada por el solo sacerdote. Luego, dependiendo de que el celebrante sea obispo (o con el uso del pontifical) o sacerdote, la misa cantada puede tener la forma pontifical o bien no tenerla. El pueblo no tiene relevancia a fin de determinar el tipo de celebración.
----------El criterio de utilizar al pueblo para determinar la tipología del rito, es evidentemente una consecuencia lógica del principio de la participación activa, y por tanto se trata de un criterio postconciliar, consecuente al impulso marcado por el Concilio Vaticano II hacia el alejamiento de una concepción clericalista de la Eucaristía, en la que el pueblo sólo "asiste" a Misa. Al respecto, un dato ilustrativo para indicar la mentalidad tridentina, es que el recordado abad benedictino Andrés Azcárate, en su famoso manual "La Flor de la Liturgia Renovada" (Editorial Claretiana, 8° edición y 2° postconciliar, Buenos Aires 1979), a pesar de los meritorios esfuerzos hechos por actualizar su viejo manual a la tradición litúrgica viva tras el Concilio, sin embargo, todavía continuaba denominando "público" al pueblo fiel que participa en la Eucaristía.
----------Por lo cual, la misa sin el pueblo (en la edición típica del Misal romano de 1970) tenía una estructura ligeramente diferente a la de la misa con pueblo, viniendo a carecer de la posibilidad de interacción con la asamblea (por lo tanto, por ejemplo, no pudiéndose hacer el canto de entrada como introducción coral, y el acto penitencial como celebración comunitaria, en la misa sin el pueblo se seguía el viejo esquema: el sacerdote se confiesa por cuenta suya y luego subiendo al altar lee el introito del libro). Consecuentemente, y también de acuerdo con los principios establecidos por el Concilio, eran recomendadas las misas con el pueblo, y un tanto obstaculizadas las misas sin el pueblo, en cuanto carentes de la participación activa de la asamblea y de la consecución del fin comunicativo de la liturgia, como signo eficaz.
----------En todo caso, la diferencia radica en el paso de la VI a la VII edición típica del rito tridentino. En el rito de 1962 (VII), se sustituye (a mi juicio erróneamente) el concepto de misa leída, con el de "misa privada". Casi como para querer significar que "privada" indique una forma más íntima o recogida y discreta de celebración, más que como siempre ha sido, la intención por la cual la misa es celebrada (es decir, pro populo, según las intenciones imperativas del ordinario, según el intención privada del celebrante, etc.).
----------Es cierto que generalmente la misa solemne cantada, era la principal "función" parroquial a la que "asistía" el pueblo, vale decir, aquella misa pro populo, mientras que las misas leídas feriales o las demás misas dominicales leídas, eran privadas. Sin embargo, no existe un nexo de causalidad entre la misa leída y la misa privada, tal como para hacer que los dos términos sean sinónimos.
----------Sin embargo, se ha generado la confusión de que una misa pueda ser "privada", en el sentido de un acto puramente individual del sacerdote, desvinculado de una dimensión eclesial. El Concilio Vaticano II responde reafirmando el carácter público de la liturgia, como celebración de toda la Iglesia, incluso cuando sólo el ministro actúe visiblemente, pero también hay que decir que esto ya se sabía desde antes. 
----------Aunque también se ha abusado de la celebración en "solitario" de la misa, también hay que decir que en algunos casos este tipo de celebración se había en cierta manera institucionalizado (por ejemplo en el caso de formas de eremitismo, o la misa en el rito cartujo, etc.), pero siempre considerada la acción de toda la Iglesia, de Cristo sacerdote y de su cuerpo místico participante.
----------Ahora bien, en lo que venía sucediendo desde hace década y media atrás, luego de ser promulgado Summorum pontificum, con la pretendida instauración de un ficticio "paralelismo litúrgico" entre novus ordo y vetus ordo (paralelismo del cual, naturalmente no debemos hacer conscientemente responsable al papa Benedicto XVI, entre otros motivos porque, afortunadamente, también él llegó a criticarlo cuando advirtió lo que sucedía), más bien, debe ser considerado el hecho de que la utilización de categorías típicas del actual misal, en el uso tridentino, generaba aún más confusión y aún más perplejidad. Se afirmaba que la misa tridentina sin el pueblo siempre se podía decir, y que ¡a la misa sin el pueblo podía también participar el pueblo!
----------De modo que agradezco una vez más al señor Joaquín Cervantes por su generosidad en haberse prestado a un diálogo mutuamente enriquecedor, e invito a los demás lectores a que lo hagan también de similar manera. No es otro el propósito que me ha animado a permitir en este blog los comentarios en el foro, como útil complemento a mis publicaciones diarias. El foro permite a los lectores explayarse en sus consideraciones, libremente; cada intervención tiene sus limitaciones de espacio, pero, como se habrán dado cuenta, un mismo lector puede añadir comentario tras comentario si lo necesita. Espero que así lo sigan haciendo.
----------Afortunadamente el número de visitantes con que cuenta este blog no es excesivo, lo que me permite en la mayoría o casi totalidad de los casos atender a todos y cada uno de los comentarios que hacen los lectores, para poder responder así a sus preguntas, aclarar sus dudas, o intervenir a mi vez en los diálogos que entre ellos se generan, o hacer comentarios complementarios al tema desarrollado en cada artículo. Si este blog tuviera más visitas de las que tiene (que ya son muchas, como habrán visto, y han excedido mis expectativas al crear el blog), sin embargo, si fueran más, supongo que se daría mucha más actividad en el foro, lo que seguramente me impediría atender a las requisitorias de todos los lectores.

2 comentarios:

  1. Por el contrario, en las ediciones anteriores a 1962 se hablaba de Misa privada. La edición de 1962 ordena que se evite llamarla privada.
    La expresión "Misa privada" aparece en Mysterium fidei (1965) pero no referida a una "categoría" litúrgica, sino a las circunstancias de la celebración. "En efecto, no se puede —pongamos un ejemplo— exaltar tanto la misa, llamada comunitaria, que se quite importancia a la misa privada". Y luego afirma que "toda misa, aunque sea celebrada privadamente por un sacerdote, no es acción privada, sino acción de Cristo y de la Iglesia".
    En el antiguo rito no había ninguna diferencia en las rúbricas entre la Misa celebrada en una capilla lateral con solamente un monaguillo o en el altar mayor con toda la asamblea parroquial. Es por ello que la distinción Misa con el pueblo o Misa sin el pueblo es novedosa del Misal de 1969.

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    1. Estimado Anselmo,
      gracias por la información aportada. La revisaré y cotejaré con las fuentes que usted me indica.
      Por mi parte, quiero aclarar que mi especialidad teológica no es la teología litúrgica (menos aún la pastoral litúrgica y la disciplina litúrgica). Sin embargo, no por eso me considero un incompetente en temas litúrgicos. Modestamente me he informado siempre, sobre todo en los años en que tuve responsabilidad de almas, y me mantuve siempre al tanto de las disposiciones litúrgicas conciliares y pontificias, aunque siempre mediadas por las decisiones pastorales del Obispo diocesano, que es lo que corresponde a todo sacerdote. Más aún, aunque no sea mi competencia teológica específica, considero que mi información litúrgica (teología, pastoral, historia y disciplina, litúrgicas) va algo más allá que la mínima y necesaria de cualquier párroco, y me siento en condiciones de sostener un diálogo e incluso una polémica sobre estas temáticas. De ahí que me he animado a incluir en este blog una mayor cantidad de posts con temas litúrgicos, a sabiendas de que surgirían debates, aunque lamentablemente, como es fácil ver, no todos los lectores que participan en el foro están suficientemente (ni siquiera mínimamente) habilitados para el diálogo, presa como son muchas veces de la ideología, lo que resulta patente por el modo como se expresan, sobre todo los intoxicados por el pasadismo, influidos más o menos por el cisma y las herejías lefebvrianas.
      Finalmente, un punto que le sugiero tener en cuenta: he advertido que no conviene usar las expresiones "vetus ordo y novus ordo", y tampoco la expresión "rito antiguo", etc. Lamentablemente estas expresiones han sido instrumentalizadas, porque esconden en los pasadistas la intención (efectivamente atestiguada por los hechos) de usar cualquier ordo anterior a 1962. Cuando tanto los indultos de Paulo VI y san Juan Pablo II, como los permisos dados por Benedicto XVI y Francisco, sólo se refieren al Misal de 1962 con las todas las modificiaciones que había llegado a hacer Juan XXIII, es decir, la VII editio typica del Misal romano, anterior a 1969 (un Misal que, por lo demás, el papa Juan consideraba "provisorio", a la espera de lo que decidiera el Concilio). Por lo tanto, en lugar de "vetus ordo" o "rito antiguo", debe decirse correctamente: Misal de 1962.

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