sábado, 29 de abril de 2023

El modo posible de criticar al Romano Pontífice

Puede ser que las vicisitudes por las que pasa la Iglesia terrena en estos años nos den la impresión de aquella barca en la tempestad, en la que Jesús dormía, en medio de la angustia de sus apóstoles. El hecho es que, ciertamente, Jesús a veces parece dormir, habiendo dejado el timón de la Iglesia en manos de su Vicario en la tierra, hoy el papa Francisco. Pero a veces también podemos tener la impresión de que no sólo duerme Jesús, sino también su Vicario, su Vice, su representante aquí en la tierra. Aunque, a decir verdad, si es Jesús quien duerme en Francisco, ¡bienvenido el sueño de Francisco! En tal caso, invoquémoslo también a Francisco para que despierte. Pero si tenemos fe y Jesús duerme en Francisco, debemos dejarLo dormir. No nos corresponde a nosotros despertarlo. Francisco es como Jesús en la barca. Se despertará por sí solo en el momento justo. De hecho, Él ya está despierto. Somos nosotros los que tenemos necesidad de ser despertados. [En la imagen, el Papa durante uno de sus discursos, ayer, 28 de abril, recién llegado a Hungría, en un nuevo viaje apostólico].

----------Siempre lamento el no poder publicar algunos comentarios que llegan al foro. Usualmente eso ocurre cuando ultrapasan el límite de lo respetuoso, y revelan actitudes inadecuadas, de mala educación, o uso de términos ofensivos o difamatorios. Así ocurrió en la tarde de ayer, cuando recibí el comentario de un anónimo lector, que junto a mentiras y palabras ofensivas, me atribuía incoherencias en mi actitud de discernimiento acerca de las enseñanzas y directrices del actual Romano Pontífice, papa Francisco.
----------En concreto, el anónimo lector hacía referencia a dos breves notas aparecidas en enero del año 2020 en este blog, considerando que fueran contradictorias con lo que actualmente publico, luego de tres años. A decir verdad, y si bien estoy atento siempre a corregir errores de apreciación (que los tengo como cualquier mortal), sin embargo, lo cierto es que cualquiera de mis notas de los inicios de este blog podrían ser también publicadas hoy, sin que por mi parte tuviera que avergonzarme de ninguna incoherencia (y si yo advirtiera alguna, tenga el lector la plena seguridad que yo sería el primero en hacerlo notar y corregirla).
----------Es probable que el error de aquellas notas de enero del 2020 haya sido el de publicarlas por separado, porque en realidad formaban parte de una sola reflexión. Lo cierto es que las breves notas publicadas los días 19, 20, 21, 22 y 23 de enero de 2020, conforman un único artículo, acerca de un mismo tema, el cual, al día de hoy podría titular como lo hago aquí: el modo de criticar al Romano Pontífice.
----------Así que agradezco al anónimo lector por llamar mi atención sobre lo escrito hace más tres años. Ahora vuelvo a publicar aquellas notas (sin modificarlas en nada), pero reunidas en un sólo artículo, como corresponde. Quien quiera tomarse el trabajo de cotejarlas, comprobará que lo único que he hecho es copiar y pegar, poner el título general, y agregar esta introducción y el epílogo final. Por supuesto, hay algo que ha cambiado, pero no es de mi responsabilidad: lo que ha cambiado es el contexto de la publicación del artículo, pues aquellas notas fueron publicadas en 2020, y estos más de tres años no han pasado en vano. Aunque es probable que lo vivido estos años en la Iglesia ayude a comprender mejor lo que vivíamos en el 2020.
----------Pues bien, invito al mencionado lector a tomarse el trabajo de leer de corrido mi reflexión, a ver si así entiende mejor cual es la postura de este blog acerca del modo como el fiel católico puede criticar en ocasiones al Romano Pontífice, en qué cosas es admisible la crítica, y en cuáles no está admitido para un católico criticar al Papa. Si quienes lean el presente artículo consideran que en algunas de mis expresiones o posturas puedo haberme contradicho con lo que actualmente publico en el blog, no repare en hacérmelo saber.
   
¿La Iglesia está acabada?
   
----------Que el título rimbombante no asuste al lector. No soy un sedevacantista, ni un minutelliano, ni un lefebvriano ni un filo-lefebvriano, como para pensar como otros que en Roma hoy no hay Papa. Digo inmediatamente, por lo tanto, que el papa Francisco conoce bien su deber como Papa y lo practica. Sin embargo, el título del artículo, por impactante que sea, no lo he elegido por casualidad. Espero que el lector no interrumpa de inmediato la lectura y me deje explicar.
----------Desde hace tiempo, al indicar cómo debemos comportarnos con el Papa y cómo conciliar las opuestas facciones que están destrozando la Iglesia, me da la impresión que me encuentro caminando por un camino casi en solitario, junto con algunos poquísimos amigos. Sin embargo, es el que indica el camino de la paz bajo la guía del común pastor, que es el Papa, Vicario de Cristo. Pero el caso es que los modernistas me desprecian y me ignoran, confundiéndome con un lefebvriano. Estos últimos, por su parte, visto que critico al Papa, se me acercan esperando capturarme, pero cuando se dan cuenta de que conmigo el truco no funciona, se vuelven contra mí con todo tipo de improperios.
----------¿Qué está sucediendo, en efecto, desde hace años? Que muchos observadores y estudiosos informados, objetivos e imparciales, pero también comunes fieles, sensibles al bien de la fe, de las almas y de la Iglesia, constatan hoy que en estos años de pontificado, el papa Francisco, no falto de dotes, sino por deseo, como parece, de éxito, atraído por el reformismo modernista y por un malentendido diálogo con el mundo, se ha dejado llevar, adulado por los colaboradores y por las muchedumbres mundanas, a tales imprudencias pastorales, que ahora se encuentra en tales estrecheces, que debe gestionar, tal como parece, una situación eclesial tan caótica, que se presenta como casi ingobernable.
----------Por supuesto, el Papa está ahí. Pero para nosotros, sus angustiados hijos, parece que estamos de algún modo privados del padre. Este es el sentido de éste, mi presente artículo, que continuaré con otros, próximamente. Por lo tanto, no en el tono del juez, como ciertos fariseos pedantes y venenosos, sino en el tono dolorido y franco del afectuoso hijo, suplicante, sufriente y confiado. Y por eso la conclusión será, como es deber que así sea, optimista. Mientras tanto, sin embargo, miremos la realidad a la cara. Francisco ciertamente se da muchísimo por hacer, incluso de manera prodigiosa, dada su edad, con sus viajes, sus documentos, sus encuentros, sus continuos discursos, sus decisiones pastorales.
----------Predica la apertura hacia los pobres, los inmigrantes y los marginados, pero luego en la práctica mantiene contactos amistosos con todos los grandes poderes internacionales, tradicionales enemigos de la Iglesia católica, sin hacerles ninguna crítica: el mundo protestante, el mundo comunista, el mundo judío, el mundo islámico, la masonería. ¿Y con qué resultado? ¿Sería este el Papa de todos?
----------Los fanáticos del Papa lo presentan como gran renovador y profeta, mientras que en la práctica él deja correr todas las antiguas herejías hoy repintadas, cristológicas, trinitarias, eclesiológicas, antropológicas y morales.
----------En la Iglesia concede espacio a los modernistas y tolera corruptos de variado género, mientras golpea a los conservadores. Poco se preocupa por el área de los católicos normales, los cuales sin embargo, vista la conducta del Papa, se sienten desorientados y no ayudados por él, por lo que algunos se sienten tentados a desplazarse hacia la izquierda, mientras que otros se ven tentados a pasar entre los secuaces de mons. Lefebvre o de don Minutella o de mons. Viganò.
----------Le diría yo al papa Francisco: Santo Padre, ¿no le importa que sucedan estas cosas? ¿No se preocupa por sus hijos? Antes que la Iglesia "en salida" está la Iglesia en la propia casa. Una familia cuyos miembros se pelean entre sí, ¿qué cosa va a enseñar a las otras familias? Deténgase un momento a reflexionar. Haga menos y hágalo mejor. Nosotros, sus hijos, le preguntamos: ¿resuelve los problemas? ¿Aclara nuestras dudas? ¿Disipa los malentendidos? ¿Refuta errores? ¿Castiga a los rebeldes? ¿Convierte los corazones? ¿Hace crecer la iglesia? ¿La defiende de los enemigos? ¿Conforta y consuela nuestras almas que sufren, desconcertadas y escandalizadas? Con esto, no ignoramos todo el bien que está haciendo.
----------Pero, ¿es la suya verdadera misericordia o negligencia? ¿La suya es verdadera humildad o es desprecio por su autoridad apostólica y renuncia a su responsabilidad como Vicario de Cristo? ¿Su apertura a todos es verdadera amplitud de corazón, verdadera universalidad franca y evangélica, o es un malabarismo oportunista entre posiciones opuestas? ¿El cambio que predica es una conversión, es una metanoia o es cambiar de rumbo al cambiar el viento? ¿Puede distinguir la rigidez del conservadurismo de la estabilidad e inmutabilidad de los principios? ¿Lo moderno del modernismo? Queremos creerlo, por supuesto, pero no siempre lo da a entender.
   
¿Qué le está sucediendo al papa Francisco?
   
----------Tratemos de preguntarnos si podemos aplicar al papa Francisco estas palabras que encontramos en el Oficio divino del Breviario romano en el himno a los Santos Pastores: "Maestro de sabiduría y padre en la fe, tú brillas como una antorcha en el Iglesia de Dios". ¿Podemos reconocer a Francisco?
----------Es necesario entender lo que está sucediendo en el alma de este hombre. Después de años de reflexión, he llegado a esta conclusión: en mi opinión, cuatro son los factores que juegan en el alma de Francisco, que perturban y hacen contraproducente o ilusoria su por otra parte intensa acción apostólica.
----------Primero. Hay un factor moral, que en mi opinión podría constituir culpa: está demasiado preocupado por contactar con alguno, por complacer al mundo y muy poco por aceptar el fracaso y complacer a Dios. Francisco debería preguntarse: ¿qué frutos estoy obteniendo de todo esto que me doy a hacer? ¿Estoy mejorando o empeorando la Iglesia? Toda esta gente que me aplaude y me exalta, ¿qué ve en mí? ¿A Cristo o a Bergoglio?
----------Segundo. Existe un factor cultural. Se nota una insuficiente preparación teológica. Pero esto sería todavía poco, si no se notara una verdadera y propia irrazonable repugnancia hacia la actividad abstractiva, unificante, universalizante y especulativa del pensamiento. No hay una vez en que Francisco, refiriéndose a la abstracción, no hable mal de ella, olvidando que lo concreto es la aplicación de lo abstracto y es un caso particular de lo abstracto. Son los animales los que no saben elevarse a lo abstracto.
----------No argumenta, no define, no explica, no precisa, no aclara, no distingue, no niega, no refuta, sino que se limita a la simple afirmación, a la apelación, al slogan o consigna, a la frase de efecto, al impulso emotivo, a la ironía, a la burla, a la broma, a la anécdota, a la repetición, hasta al chiste, y todo ello por ingenioso e inteligente que sea, es insuficiente para una completa y persuasiva didáctica pastoral.
----------Tercero. Hay quien se pregunta si no puede darse un factor psicológico de no completo equilibrio psíquico. Dos síntomas.
----------Primer síntoma. En medio de una conducta de usual y normal autocontrol, se nota a veces el exceso de la risa, solo para encontrarse de inmediato con una mirada malhumorada o ceñuda, como si estuviera enojado con alguien. ¿Por qué estos cambios de humor? ¿Hemos visto alguna vez cosas similares en el beato Pío IX? ¿O en León XIII? ¿O en san Pio X? ¿O en Benedicto XV? ¿O en Pío XI? ¿O en Pío XII? ¿O en san Juan XXIII? ¿O en san Paolo VI? ¿O en san Juan Pablo II? ¿O en Benedicto XVI?
----------Se tiene la impresión de que esta risa desbocada sea la reacción a un fuerte malestar interior. En efecto, tal risa no sabe a espontaneidad, sino a forzamiento. Dejamos a los actores de TV hacer reír a la multitud. Un Papa, como Cristo, debe atraer por su caridad y compasión abierta a todos, sobre todo hacia los más sufrientes y atribulados de corazón.
----------Segundo síntoma. Surge la sospecha o el temor del barlovento intermitente en el papa Francisco de ocasionales momentáneos lapsus mentales, que le hacen pronunciar frases que, tomadas literalmente, serían materialmente herejías o próximas a la herejía. Ahora bien, dado que un Papa no puede ser formal e intencionalmente herético, no parece que haya otra vía de salida o explicación que se trate de ocasionales involuntarios lapsus mentales, que lo toman de la mano y le hacen decir frases temerarias, desconsideradas, humorales e impulsivas, de las que luego en otras ocasiones, aunque no siempre, se corrige.
   
El papa Francisco es tentado por el demonio
   
----------Cuarto. A diferencia de los Papas precedentes, Francisco habla a menudo del demonio y no desde un perfil o punto de vista doctrinal, sino exquisitamente pastoral, en la línea de la espiritualidad ignaciana del discernimiento de los espíritus y de la lucha personal contra Satanás. Se diría que el Papa habla por experiencia. Él nos da, por lo tanto, indicaciones útiles y concretas sobre cómo actúa el demonio, se insinúa en nuestro espíritu, nos asusta, nos engaña, nos seduce, nos tienta al pecado y sobre cómo reconocerlo y expulsarlo. Pero parece que Francisco algunas veces ceda él mismo. Aquí está lo trágico, por lo que algunos lo toman calumniosamente por el Anticristo. Es necesario aquí que apliquemos sus propias enseñanzas contra el diablo.
----------Probablemente estos factores explican el por qué Francisco no llega a tomar las riendas de la Iglesia. Parece estar abrumado, pero al mismo tiempo parece que él mismo no está haciendo lo suficiente para detener el desastre. No logra sanar los conflictos internos, sino que con su parcialidad, los exaspera. Parece que la conversión sea solo para los católicos, pero no para los no católicos. Insiste demasiado en la diversidad y demasiado poco en la unidad. Predica la misericordia y el diálogo, excepto para arremeter en tono ofensivo contra los tradicionalistas. Predica la comunión, la caridad y la fraternidad, pero no aclara sobre qué base de verdades comunes deben fundarse estos valores.
----------Obtiene éxito no como Papa, sino como personaje brillante que sabe satisfacer los gustos, las ideas y los intereses de las multitudes influenciadas por los modernistas, por los mundanos, por los rahnerianos, por los freudianos, por los comunistas, por los masones, por los luteranos, por los islámicos y por los agnósticos y -último descubrimiento- por los magos, por los hechiceros y por los idólatras de la Amazonia.
----------Parece que la Iglesia del papa Francisco, bajo pretexto de la "acogida", del diálogo y de la construcción de puentes, no es una sociedad jerarquizada y bien ordenada, para pertenecer a la cual son necesarias precisas condiciones; no es una ciudad bien defendida por murallas, sino que coincide con el mundo mismo, donde puede entrar todo y lo contrario de todo. Salvo luego para marginar o para regañar a los pocos que señalan cuáles son las condiciones mínimas y necesarias para pertenecer a la Iglesia.
----------Francisco ha dicho recientemente que la Iglesia "no es una fortaleza, sino una tienda". Ahora bien, todos saben que la delimitación o los muros de una casa no sirven para permanecer cerrados en la casa, sino para defenderla de los ladrones; la fortaleza de una ciudad no se usa para prohibir el ingreso a los bien intencionados, sino para defenderla de las tropas enemigas.
----------Es claro que la Iglesia está pronta y dispuesta a acoger a todos, porque todos están llamados a la salvación y no podemos salvarnos si no pertenecemos consciente o inconscientemente a la Iglesia. Pero con un pacto, una condición: que quien entra desee verdaderamente salvarse y no quiera destruirla desde el interior, como desde hace un tiempo lamentablemente viene sucediendo. Hoy, sin embargo, el católico despierto no puede sino hacer suyo el lamento del Salmista a propósito de la viña del Señor: "¿Por qué has derribado sus cercos para que puedan saquearla todos los que pasan? Los jabalíes del bosque la devastan y se la comen los animales del campo" (Sal 80,13-14).
----------La Iglesia del papa Francisco, por otra parte, no parece tener miras religiosas, espirituales, ultraterrenas, sobrenaturales y celestiales, de vida eterna, sino solo fines económicos, sociales, políticos, populistas, ecológicos, terrenales, humanistas completamente inmersos en el devenir de la historia.
----------No parece ofrecer al mundo un mensaje verbal y conceptual divino, revelado, custodiado infaliblemente por la Iglesia, universal, absoluta e inmutablemente verdadero, formulado en dogmas o artículos de fe, obligatorio para todos en vista a una salvación eterna, sino que debe "escuchar" al mundo, volverse atrayente al mundo, apreciar al mundo o, como se dice, la "modernidad", amalgamarse con el mundo, tomar y recibir del mundo, convivir con las otras religiones sin pretender superioridad, ni corregirlas ni  conducir a sus adeptos al catolicismo.
   
Nos faltaba también la Amazonia
   
----------Para el papa Francisco parece no existir una cultura o una filosofía racional, cierta, universal y perennemente verdadera, comprensible para todos, eminente sobre otras por su sabiduría, particularmente apta entre otras para interpretar el Evangelio y el dogma, sino que para él todas las culturas son de igual nivel; la greco-romana no tiene nada de superior respecto de la sabiduría ancestral de los indígenas de la Amazonía, por lo cual no conviene iniciarlos en la cultura greco-romana, que no es universal, sino que pertenece solo a occidente, ya que ellos pueden muy bien e incluso mejor vivir el Evangelio utilizando sus mitos, sus dioses, el "diálogo con los espíritus" y sus prácticas chamánicas. Platón y Aristóteles, Séneca y Cicerón no conocen nada superior a lo conoce el chamán del bosque o de la selva.
----------De hecho, estos indígenas son ya "cristianos anónimos", según la teoría de Rahner, por lo cual el aprendizaje conceptual del Evangelio no agrega nada a la experiencia trascendental atemática preconceptual de Dios, que ellos ya poseen, expresada en su religión y mitología indígenas. De hecho, esta es una mejor expresión, por lo cual el misionero, al anunciar el Evangelio, debe abstenerse de pretender del evangelizando que acepte aquellas partes del Evangelio que son incompatibles con su religión nativa.
   
¿Se puede descender más abajo?
   
----------Considerando la acumulación y multiplicación, desde el inicio del pontificado del papa Francisco, de sus actos que parecen no estar de varios modos y medidas en conformidad con sus deberes de Pastor universal de la Iglesia, en un crescendo impresionante que culmina con su reciente aquiescencia con la presencia sacrílega de la imagen de la diosa Pachamama en los Jardines Vaticanos, en San Pedro y en la iglesia romana de Santa María en Traspontina, con un culto adjunto que a ella le ha rendido el pueblo, parecería oportuno que un fuerte reclamo al Santo Padre no tendría que provenir de grupos lefebvrianos o ultraconservadores, los cuales, sobre la base de un rechazo o mala interpretación de las doctrinas del Concilio, no tienen los papeles en regla como para acciones de tal género.
----------Y, por otra parte, no se comprende por qué motivo una apelación argumentada, noble y autorizada, en plena línea con el Concilio y con el pontificado de los Papas del postconcilio, y en plena comunión con el Papa reinante deba provenir sólo de poquísimos dignísimos prelados, obispos y cardenales, y no ante todo ser expresión de una porción grande o conspicua del colegio cardenalicio y episcopal mundial, desde el momento que es evidente por parte del Papa el haberse alejado, con gesto cumplido, de su supremo deber de Sumo Sacerdote, supremo oficiante, promotor, custodio, reivindicador y defensor del recto culto divino, siendo, como es sabido, que la liturgia es fons et culmen totius vitae christianae.
   
¿Por qué callan?
   
----------¿Qué es lo que detiene a tantos prelados, obispos y cardenales, para hacer oír públicamente su voz autorizada como Sucesores de los Apóstoles, en apoyo de los poquísimos valientes Cohermanos, que se han expresado oportunamente con tanta sabiduría y al mismo tiempo filial y sincero respeto por el Vicario de Cristo, para el consuelo y la iluminación de los fieles y por el bien del alma del mismo Sumo Pontífice?
----------¿Piensan tener razón los demás, por el hecho de ser una larguísima mayoría respecto de los apelantes? ¿Pero acaso la sabiduría y la prudencia están siempre de parte de la mayoría? ¿Acaso es que no han podido ser capaces de juzgar de cuanto ha sucedido? Pero entonces, ¿quién los ha promovido obispos y cardenales? ¿Para juzgar sobre qué cosa? ¿Sobre partidos de fútbol o juegos bursátiles?
----------¿Por qué están callados? ¿De qué tienen miedo? ¿De la ira del Papa? ¿De ser degradados? ¿De perder el birrete cardenalicio o la sede episcopal? ¿Y la ira divina no existe? ¿Temen la desaprobación de los modernistas? ¿Temen que la masonería recorte los fondos o suspenda los financiamientos? Todos motivos abyectos y mezquinos, admitido que sean ciertos, al menos en parte, como me temo que lo son.
   
Giro argumental final
   
----------No dejamos de esperar. Es necesario hacer un esfuerzo de comprensión a la luz de la fe. ¿A dónde Francisco está conduciendo la barca de la iglesia? Me viene en mente el relato evangélico de Cristo, quien, a bordo de una barca junto con los apóstoles en un mar en tempestad, está durmiendo, mientras la barca es sacudida por las olas. Esta escena representa con exactitud la situación de la Iglesia de hoy, como dijo en su momento el cardenal Burke, quien sin embargo fue demasiado lejos, diciendo que faltaba el timonel. Y fue así que el Papa lo degradó de Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica a asistente espiritual de la Orden de Malta, subsecuentemente maltratado por el propio papa Francisco.
----------Quisiéramos hacer lo que hicieron los Apóstoles, y decir: "Maestro, ¿no te importa que muramos?" (Mc 4,38). Sin embargo, una demanda de ese género es indiscreta. ¿Se podría temer jamás que Cristo dejara de cumplir su obra salvífica mediante la Iglesia y en la Iglesia? ¿Y si un Papa no obedece a Cristo?
----------Ésta es la angustiosa demanda o pregunta que los mejores entre nosotros hoy se plantean. Pero lamentablemente no siempre existe claridad en el distinguir dónde el Papa puede equivocarse y por lo tanto puede ser criticable y dónde no puede equivocarse, por lo cual rechazarlo, desafiarlo o contradecirlo en este campo sería desobediencia, cisma o herejía. Para algunos, en efecto, el Papa está bien así como está porque no creen en la infalibilidad pontificia, sino porque a ellos les parece que el Papa les satisface o les contenta en sus deseos mundanos. Algunos en cambio encuentran fallas en todo lo que hace, porque ellos son arrogantes alborotadores. Pero quienes ven la situación objetivamente, son los verdaderos católicos, y saben cuáles son los límites de la autoridad del Papa, y no pueden evitar sufrir precisamente porque quieren bien al Papa y a la Iglesia.
----------Es cierto que Cristo escandaliza, pero ¿a quién escandaliza? A los fariseos, a los hipócritas, al mundo. Pero su mensaje es en realidad divina sabiduría. En cambio, el problema es que Francisco escandaliza a los buenos fieles. Y esto no es efectivamente educativo. Sin embargo, permanece que cuando efectivamente nos representa a Cristo, él deviene, por así decir, "escandaloso" como Cristo y entonces así estamos.
----------Lo mismo debemos decir en referencia a Jesús que duerme. Si es Jesús quien duerme en Francisco, ¡bienvenido el sueño de Francisco! Invoquémoslo también a Francisco para que despierte. Pero si tenemos fe y Jesús duerme en Francisco, debemos dejarLo dormir. No nos corresponde a nosotros despertarlo. Francisco es como Jesús en la barca. Se despertará por sí solo en el momento justo. De hecho, Él ya está despierto. Somos nosotros los que tenemos necesidad de ser despertados.
   
A modo de epílogo
   
----------Finalmente, sólo una frase agrego ahora a lo publicado en aquel viejo texto que corresponde al año 2020. Providencialmente, el  Vicario de Cristo, antes y después del 2020, ha despertado no una, sino muchas veces, y se ha mostrado firme timonel de la barca en la tempestad; de modo que sólo falta que seamos nosotros quienes despertemos, si es que aún no lo hemos hecho.

2 comentarios:

  1. Está bien claro que al Papa no se le puede criticar por su doctrina, porque cuando nos enseña la palabra de Cristo, de quien es su Vicario, no puede menos que transmitirla fielmente, en su recto sentido.
    Por lo tanto, son ridículos, las acusaciones de apostasía o herejía que le llegan al papa Francisco por sujetos desequilibrados, a los que hay que considerar más bien ignorantes o faltos de fe, por los que hay que sentir compasión por su necedad, pidiéndole a Dios que abra sus corazones a la verdad y los libere de las tinieblas en que los tiene presos el demonio.
    En todo lo demás, el Papa es falible y, por lo tanto, criticable: en su pastoral, en su gobierno de la Iglesia, en su modo de predicar, en su moral personal, etc., etc., etc.... Y en tal sentido, en la historia de los Papas, ha habido para todos los gustos y disgustos.

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    1. Estimado Ross,
      me encuentro totalmente de acuerdo con su comentario.
      Respecto a ciertas críticas que se han dado a lo largo de todo el pontificado de este Papa, particularmente las críticas de algunos argentinos (como he podido notar, que pueden ser los que más los conozcan a Bergoglio en sus aspectos humanos), advierto un problema que no sólo pertenece al ámbito de lo teológico (que es el que usted menciona) referido a que estos cristianos carecen de la preparación adecuada para distinguir lo pastoral de lo magisterial, en el Papa. Sino que, más allá de ello, se trata de un problema que pertenece a veces a lo psicológico y a veces a lo moral, y frecuentemente a ambas esferas juntas.
      Se trata del problema de la "antipatía", que es un desorden que puede pertenecer a dos ámbitos: el psicológico y el moral.
      El problema del desorden psico-moral de la "antipatía" (problema particularmente serio para ser abordado por los confesores y directores espirituales) es muy similar al problema del escrúpulo o "psicastenia". Abarca un desorden patológico de la psique, es una enfermedad psicológica, pero en la medida en que actúa la voluntad, en el individuo que padece el desorden, deja de ser inculpable sino que se convierte cada vez más en pecaminoso y culpable.
      Como he dicho, hay casos en que la crítica al papa Francisco, se desarrolla en esos tres ámbitos, combinados: la ignorancia doctrinal, la psicopatología, y el grave desorden moral.
      Por supuesto, son casos dignos de compasión, y si un confesor o director espiritual se encuentra con ellos, debe armonizar y combinar una dulcísima paciencia y comprensión en acoger al enfermo y pecador, con una firmeza intransigente a nivel de principios y reglas de conducta.

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