lunes, 3 de abril de 2023

La teología acerca del sacrificio de Jesús (3/11)

Dios justifica gratuitamente, en el sentido de que la salvación viene de su gracia. Pero eso no significa que Dios no pida satisfacción y compensación por la ofensa del pecado. Lo cual quiere decir que Dios pide al hombre hacer, en Cristo, su parte, correspondiendo a la gracia con las obras reparadoras y penitenciales. Es gratuito aquello que proviene de Dios, pero es un deber y condición para ser salvos la obra del pecador arrepentido, que en Cristo y gracias a Cristo da satisfacción al Padre uniendo su cruz cotidiana a la cruz de Cristo. Es de buenistas hipócritas tomar como pretexto la gratuidad de la gracia para evadirse de la responsabilidad de unir a ella nuestras obras de reparación y de satisfacción. La salvación implica ser francos y no pasarla franca. [En la imagen: fragmento de "Cristo en la Cruz", óleo sobre lienzo del 1627, obra de Francisco de Zurbarán, conservado y expuesto en el Instituto de Arte de Chicago, USA].

----------Completo ahora mis observaciones acerca de lo sustantado por el padre Carlo Molari.
----------10. Continúa diciendo Molari: "Precisamente por eso es precioso el testimonio de la cruz: muestra que todo acontecimiento, incluso injusto y contrario a la voluntad divina, puede ser vivido de modo salvífico. Sin embargo, su valor salvífico no reside en el sufrimiento que merece perdón, sino en la gratuidad del amor de Cristo 'que ha amado hasta el extremo' (cf. Jn 13,1), y ha llegado a ser 'icono' del amor misericordioso del Padre, instrumento del Espíritu que ha derramado".
----------Respuesta. Ante todo, hay que afirmar que es cierto que "todo acontecimiento, incluso injusto y contrario a la voluntad divina, puede ser vivido de modo salvífico". Y también es verdad que la salvación es efecto gratuito del amor de Cristo, "que ha amado hasta el extremo (Jn 13,1), y ha llegado a ser 'icono' del amor misericordioso del Padre, instrumento del Espíritu que ha derramado".
----------Sin embargo, este amor salvífico gratuito que nos viene dado es precisamente el que nos da la fuerza y la voluntad de vivir en Cristo y con Cristo crucificado ese "sufrimiento que merece perdón", que es el mismo sufrimiento del sacrificio con el cual Cristo ha merecido el perdón del Padre, sacrificio participando en el cual con nuestros sacrificios, participamos de los méritos sobrenaturales de Cristo y podemos merecer también nosotros de congruo aquella salvación que Él nos ha merecido de condigno.
----------11. "En sí misma la cruz es contraria a la voluntad de Dios, consecuencia necesaria del rechazo opuesto a la propuesta de conversión hecha por Jesús. Él ha sido obligado por los hombres a continuar la misión redentora en situaciones dramáticas y violentas, revelando así a un Dios que continúa amando incluso cuando rugen la violencia y el odio, y está de parte de los que sufren".
----------Respuesta. Entendiendo por "cruz" la muerte expiatoria de Cristo, se debe decir que la cruz ha sido querida por el Padre como medio esencial y fundamental de nuestra salvación. Dios ha querido la muerte de Cristo como había querido castigar a Adán con la muerte, después de advertirle que, si comía del árbol moriría. Ni siquiera Dios puede hacer que el efecto del pecado no sea la muerte, porque el pecado es por definición la acción que procura la muerte. Si Dios puede hacer, sí, que alguien ingiriendo veneno no muera, esto no depende del hecho de que el veneno no cause la muerte, sino que depende de un acto milagroso divino, que elimina la nocividad del veneno. Así Dios ciertamente puede suspender la pena del pecado, pero esto no entra dentro del plan ordinario de la salvación, tanto que ni siquiera para su Hijo el Padre ha querido hacer excepción, aunque no había hecho nada malo. Dios ciertamente sigue amando a quien lo odia, pero esto no quiere decir que lo envíe al paraíso del cielo, sino en el sentido de que ama también a los condenados del infierno.
----------12. Dice luego el padre Molari: "La cruz es el momento en el cual el amor de Jesús ha alcanzado un vértice sublime: 'Él ha amado hasta el extremo' (Jn 13,1) y resucitando ha revelado la fuerza vivificante del amor. La cruz deviene en tal modo el símbolo de la acción divina que, con la fuerza del amor, puede transformar los acontecimientos incluso más negativos de la historia humana en historia de salvación. El componente ascendente de la salvación reside sólo en el camino del hombre Jesús y de todo hombre que, siguiéndolo, 'conducido por el Espíritu' (Rm 8,14), alcanza la identidad filial".
----------Respuesta. Estoy de acuerdo. Una única observación: no es que Jesús alcance la identidad filial cuando viene conducido por el Espíritu, sino que ya es Hijo desde la eternidad.
----------13. Dice Molari: "Incluso en el Antiguo Testamento, la dirección primera del auténtico sacrificio parece clara: de Dios a la humanidad más que de la humanidad a Dios (G.O'Collins, Jesús hoy. Líneas fundamentales de la cristología, S.Pablo 1993, p.217). Podríamos decir que sacrificio indica la acción divina que se reserva para sí una realidad para insertarla en la dinámica de la historia salvífica".
----------Respuesta. No. El sacrificio es un acto humano de culto a Dios ya presente en la religión natural, por lo tanto es acto del hombre o más precisamente del sacerdote, que asciende a Dios. Véase, por ejemplo, el símbolo bíblico del perfume que sube hacia lo alto. Ciertamente, también podemos decir que el Padre ha sacrificado al Hijo. Y aquí ciertamente se trata de una acción descendente.
----------¿Pero qué significa que el Padre ha sacrificado al Hijo? En concreto, de hecho significa que el Padre nos ha dado al Hijo que se ha sacrificado por nosotros por voluntad del Padre. Por tanto, acción ascendente de Cristo hombre hacia el Padre, aunque esta acción ascendente haya sido precedida por la acción descendente del Padre sobre la humanidad del Hijo para mandarle cumplir el sacrificio, el cual, no lo olvidemos, ha sido cumplido por Jesús en obediencia al Padre a costa de sudor de sangre en Getsemaní.
----------14. Seguidamente dice Molari: "El cuerpo de Jesús ha sido reservado por Dios desde el inicio, o mejor, Dios se ha reservado para sí el cuerpo de Jesús para llegar a expresar toda la perfección de su ofrecimiento de vida a los hombres. En este sentido la Carta a los Hebreos aplica el Salmo 39/40 a Jesús 'No has querido ni sacrificio, ni ofrenda, en cambio me has preparado un cuerpo. Entonces dije: he aquí que vengo para hacer, oh Dios, tu voluntad' (Hb 10,5-7). [...] Entonces, ¿qué significa que la cruz es sacrificio? Significa que en la cruz en Jesús el divino Dabar, el Logos del Padre, ha podido expresarse de tal modo como para iniciar la nueva etapa de la alianza. Jesús se ha vuelto disponible a Dios de modo completo y definitivo, sin residuos. Sólo en este sentido la cruz puede ser llamado sacrificio".
----------Respuesta. Ciertamente debe afirmarse que Jesús en la cruz nos habla. Es lo que el apóstol san Pablo llama el "discurso de la cruz" (logos tu staurù, 1 Cor 1,18). Ciertamente, también en la cruz "el Logos del Padre, ha podido expresarse de tal modo como para iniciar la nueva etapa de la alianza. Jesús se ha vuelto disponible a Dios de modo completo y definitivo, sin residuos".
----------Pero, ¿cómo concretamente se ha vuelto disponible? ¡Precisamente expiando, reparando y pagando por nosotros! No es suficiente cuanto dice Molari. Es demasiado genérico para calificar el sacrificio de Cristo. Si se quiere, Cristo en la cruz nos ha dado una lección de altísima teología. Durante dos mil años, los teólogos y los santos han reflexionado y meditado sobre las famosas palabras pronunciadas por Jesús en la cruz. Sin embargo, su cátedra no fue la tranquila cátedra del docente universitario, sino la sangre que le brotaba de sus heridas y los dolores insoportables que presagiaban su muerte para la remisión de nuestros pecados.
----------En este punto me viene a la mente lo que dice el mismo Martín Lutero, quien indudablemente era creyente sincero en el sacrificio expiatorio de Cristo, es decir, que el verdadero teólogo más que ser el docente grandilocuente cómodamente sentado en su cátedra, es el que participa de la cruz de Cristo. De lo contrario, hablar de "sacrificio" como lo hace el padre Molari es una cháchara ridícula.
----------15. Dice Molari: "Cuando Pablo escribe a los Romanos: 'Dios, que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo ha dado en sacrificio por todos nosotros, ¿cómo no nos dará en don, juntamente con él, todas las cosas?', expresa una dinámica oblativa, descendente. En esta línea debe ser leída la acción de Cristo: 'Cristo os ha amado y se ha ofrecido a sí mismo por nosotros como oblación y sacrificio de suave fragancia a Dios' (Ef 5,2) y 'Jesucristo se ha dado a sí mismo por nosotros con el propósito de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que le pertenezca exclusivamente' (Tit 2,13). Dios ha suscitado la acción con la cual en Jesús nos ha purificado, nos ha rescatado de la esclavitud del pecado, ha restablecido la alianza".
----------Respuesta. En esto solo puedo estar de acuerdo.
----------16. A continuación, sigue diciendo Molari: "Expiar quiere decir perdonar, por lo tanto la expiación no es nuestra sino de Dios. El término bíblico expiación, por lo tanto, no tiene el significado actual de 'descontar un pecado, una culpa, soportando la pena o el castigo […] Los términos hebreos relativos a la expiación se refieren a una acción purificadora de Dios que se ejerce habitualmente a través de la sangre, pero que de por sí no implica el sufrimiento del pecador como pena del pecado cometido. […] El sujeto de la expiación, por tanto, es Dios, el cual activa su perdón a través del rito expiatorio. Además, la acción expiatoria viene desarrollada mediante la purificación del oferente el cual, a través de la sacralidad de la sangre, vuelve a entrar en sintonía con la divinidad. R.Fabris, refiriéndose a estas reflexiones, concluye: 'En el ritual de la expiación el sujeto del verbo kipper, 'expiar' es Dios, por lo cual este 'expiar' equivale a 'perdonar'. [...] En este horizonte, aparece clara la dinámica de la expiación bíblica. Dios purifica al pecador, 'cubre' sus pecados, los cancela, no los toma en cuenta (cf. Jer 31,34 que habla de la nueva alianza) [...] En este horizonte, aparece clara la dinámica de la expiación tal como en el Nuevo Testamento es recordada por san Pablo (Rm 3,25: 'lo ha preestablecido como instrumento de expiación' (instrumento de expiación o propiciatorio es el kaporeth: sobre el cual se derramaba la sangre para potenciarlo en su dinámica purificadora) y en la primera carta de Juan (1 Jn 2,2: víctima de expiación por nuestros pecados; 1 Jn 4,10: (Dios) 'nos ha amado y ha enviado a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados'). Dios purifica al pecador, cubre sus pecados, los cancela, no los tiene en cuenta, como había preanunciado Jeremías: 'perdonaré su iniquidad, no me acordaré más de sus pecados' (Jer 31,34). Usar el término 'expiación' con el significado que tiene hoy resulta, por tanto, erróneo".
----------Respuesta. No. San Jerónimo traduce el verbo hebreo kipper por ex-piare, término de la religión romana que en cambio significa cumplir un acto piadoso, similar por lo demás al término sacri-ficium, que significa: "cumplo un acto sagrado con la ofrenda de una víctima". El expiar y el sacrificar ya en la religión natural son actos piadosos o sagrados, es decir, cumplidos por el sacerdote en honor de la divinidad, para rendirle culto, hacerla propicia y favorable y obtener gracia y perdón.
----------En 1 Jn 2,2 y 4,10 Jesús es presentado como ilasmós, que san Jerónimo traduce por el latino propitiatio y la Biblia del padre Levoratti traduce igual, por "víctima propiciatoria". Evidentemente Dios no puede ser víctima, sino más bien en Cristo, es el que ofrece la víctima. Esto significa que en el culto cristiano, Jesús, el Hijo, se ofrece como víctima de expiación. Es por lo tanto el Hijo, en la humanidad de Jesús sacerdote de la Nueva Alianza en su sangre, quien cumple la expiación; no es el Padre.
----------El Padre acepta el acto expiatorio del Hijo y, de este modo, se vuelve propicio al hombre, concediéndole su perdón. Esta es la doctrina de la Sagrada Escritura y, por consiguiente, del dogma de la redención. Está claro que la idea de que el sacrificio aplaque la ira divina, aunque presente en la liturgia, es una simple metáfora para expresar el hecho de que en realidad es el hombre quien aplaca su ira contra Dios, manteniendo siempre Dios su amor hacia el pecador, aun cuando el pecador le ofende con el pecado y Él lo castiga. Cabe añadir que la ofrenda al Padre de Jesús víctima de expiación viene perpetuada en la Santa Misa por el sacerdote in persona Christi como renovación incruenta del sacrificio de Cristo.
----------El perdón, por tanto, no es la expiatio, sino que es el efecto de la expiatio. La expiatio es cumplida por el sacerdote para obtener el perdón. La expiación no es en absoluto un acto divino, como lo es en cambio el perdón, pero al acto expiatorio del sacerdote corresponde el acto divino del perdón.
----------17. Dice luego Molari: "La teología, en efecto, desde hace tiempo se había dado cuenta de que el misterio de la cruz no podía ser interpretado adecuadamente considerando a Cristo sólo como que ofrece a Dios una reparación en favor de los hombres. También santo Tomás de Aquino, a la línea ascendente de la acción de Cristo hacia el Padre (mérito, satisfacción, sacrificio, redención, expiación Sum.Theol. III, q.48, aa.1-5), añade la línea descendente con la doctrina de la causalidad instrumental de Jesús que comunica a los hombres la gracia merecida (Sum.Theol. III q.48 a.6). En esta perspectiva, a mediados del siglo XX fue redescubierta la función salvífica de la resurrección y se comenzó a hablar de la cruz/resurrección o de la Pascua como único evento de salvación (cf. F.X.Durrwell, La resurrección de Jesús, misterio de salvación, Herder, Barcelona 1967, original de 1954). En tal perspectiva, la misión de Jesús no consiste sólo en el ofrecer reparación a Dios por los pecados de los hombres, sino también, y para algunos sobre todo, en el transmitir a los hombres esa fuerza espiritual que hace florecer novedades de vida. Esta es la obra (ergon Jn 4,34) realizada por Cristo para salvarnos: ha donado el Espíritu ('recibid el Espíritu Santo' Jn 20,22) y ha perdonado los pecados".
----------Respuesta. Estoy de acuerdo.
----------18. "El término 'satisfacción' no es bíblico. Significa 'resarcimiento o reparación debida por haber procurado o sufrido un daño o una ofensa'. Ha sido usado en la tradición para expresar la compensación que Jesús habría ofrecido a Dios por las ofensas recibidas por los hombres pecadores. El sentido antropomórfico del término ha contaminado durante muchos siglos la soteriología: en sus diversas conjugaciones debe ser abandonado. G.Greshake, observa que San Anselmo 'es el primero que construye explícitamente la soteriología sobre el axioma aut satisfactio aut poena, que Tertuliano había desarrollado en la teología de la penitencia' (Greshake, Soteriologia nella storia della teologia, in Redenzione ed emancipazione, Queriniana, 1975 p.113)".
----------Respuesta. No importa que el término satisfacción no se encuentre en la Sagrada Escritura. Lo importante es que existe el concepto. Y por eso el Concilio de Trento lo ha utilizado para explicar el misterio de la redención (satisfecit pro nobis, Denz. 1529). Está claro que Dios no ha sido como un propietario humano que, habiendo sido despojado de una de sus propiedades, exige ser resarcido o, habiendo sufrido un daño, exige ser compensado por el daño recibido y que el daño sea reparado, o que, habiendo sido ofendido, exige que le sea dada satisfacción o que se le restituya justicia.
----------Y sin embargo, está claro que la Escritura usa precisamente este lenguaje, que obviamente no debe ser antropomorfizado, pero tampoco puede ser sustituiddo o ignorado o, peor aún, desaprobado. Este lenguaje debe ser rectamente interpretado, porque, tratándose de un misterio sobrenatural de fe, debemos mantenernos con el lenguaje usado por la Escritura e interpretado por la Iglesia, no poseyendo por cuenta nuestra, con nuestra simple razón, el criterio para juzgar y evaluar.
----------El término satisfacción hace referencia al hecho de que con el pecado el hombre se ha sustraído a la voluntad y a la gracia divinas y se ha sujetado a otro dominio, el del diablo. Ciertamente que, metafísicamente hablando, Dios no puede perder nada y no puede ser privado de nada. Pero cuando la Escritura habla de la obra de justicia del Hijo que ha rescatado al hombre al precio de su sangre y, sustrayéndolo del dominio del demonio, ha restituido al hombre a Dios, su legítimo propietario y señor, se refiere en realidad no a una pérdida sufrida por Dios, sino a una pérdida sufrida por el hombre por haberse alejado de Dios por el pecado. Dios no ha perdido nada; es el hombre el que se ha perdido a sí mismo. Pero una vez aclarado esto, nada impide el uso de las metáforas bíblicas, las cuales se expresan en términos antropomórficos que acercan a Dios al hombre, y en tal modo elevan al hombre a Dios.
----------19. "El término 'satisfacción' es insensato: Dios no debe ser satisfecho. Muchos teólogos defienden hoy la teoría anselmiana contra las desviaciones que ella ha sufrido en la historia. Desde el punto de vista histórico ellos tal vez tengan razón, pero ciertamente la impostación anselmiana dependía de los modelos jurídicos de la época que él había estudiado en Padua en su juventud. González resume en modo correcto el pensamiento del teólogo medieval: 'San Anselmo niega que el Padre haya enviado a su Hijo para morir en la cruz (sería injusto hacer morir a un justo en lugar de los pecadores), pero lo ha enviado al mundo con la misión de predicar el Evangelio; el Hijo ha encontrado la muerte por fidelidad (obediencia) a esta misión, rechazada por los hombres. Desde el momento que los hombres habían pecado, eran incapaces de 'satisfacer' por su pecado (que consiste en el ofender a Dios rompiendo el orden que Él ha establecido); se puede satisfacer sólo ofrendando más de lo que es debido, pero todo lo que el hombre tiene o hace (incluida la muerte) lo debe. Por tanto, para él sólo puede satisfacer Jesucristo (si Dios quiere enviarlo) porque su muerte (no siendo Él pecador) no le es debida, sino que puede aceptarla por pura generosidad y libertad' (Carlos Ignacio González, Él es nuestra salvación, CELAM, Bogotá 1986, p.355). Pero hoy no hay ningún motivo para utilizar esta categoría: Dios no debe ser satisfecho. Dios justifica gratuitamente, por gracia. En Jesús revela y realiza esta decisión suya".
----------Respuesta. Definir "insensato" (o, para traducirlo de un modo algo más suave pero no menos grave, sin sentido) el término satisfacción referido a la redención de Cristo, quiere decir insultar la doctrina del Concilio de Trento y falsear el dogma de la redención. Lo expresado por san Anselmo no depende de la Universidad de Padua, sino de la Sagrada Escritura. La doctrina de la satisfacción, que Anselmo recaba de la Escritura nos dice simplemente que el hombre con el pecado ha caído en una situación de miseria, de tal manera que no es capaz de recuperarse de ella con sus solas fuerzas. Para poderse salvar y recuperar la gracia perdida, le es necesario al hombre una fuerza divina, tal como para poder transformar la muerte, castigo del pecado, en vida. Este hombre designado por Dios es Jesucristo, el cual puede resarcir al Padre en virtud de su riqueza divina, ya que, siempre por su poder divino, puede dar eficacia salvífica a su sacrificio expiatorio.
----------San Anselmo no hace más que retomar al profeta Isaías (cap.53) cuando enseña que Cristo inocente ha tomado sobre sí el peso de nuestros pecados obteniendo para nosotros del Padre misericordia y perdón. Dar satisfacción al Padre no significa nada más que esto:
----------"Él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias. El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. Por sus heridas fuimos sanados. El Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. Al ofrecerse a sí mismo en expiación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí sus iniquidades. Por eso le daré en premio multitudes, porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los impíos, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los pecadores".
----------La Biblia parangona además la situación del pecador con la de un deudor insolvente e incapaz de pagar la deuda, porque concibe el pecado como una deuda que el hombre contrae con Dios sin tener luego la capacidad de salir de la deuda. El pecador roba a Dios lo que le pertenece, es decir, a sí mismo, y lo destruye. Dios para volver a la paz con el hombre exige ser resarcido. ¿Quién es capaz de pagar al Padre lo que le ha sido sustraido? El Hijo, que, al precio de su sangre, recompra o redime al hombre rehén de Satanás.
----------Dios, por tanto, justifica gratuitamente en el sentido de que la salvación viene de su gracia. Pero eso no significa que Él no pida satisfacción y compensación por la ofensa del pecado. Lo que quiere decir que pide al hombre hacer, en Cristo, su parte, correspondiendo a la gracia con las obras reparadoras y penitenciales.
----------Es gratuito aquello que proviene de Dios, pero es un deber y condición para ser salvos la obra del pecador arrepentido, que en Cristo y gracias a Cristo da satisfacción al Padre uniendo su cruz cotidiana a la cruz de Cristo. Es de hipócritas tomar como pretexto la gratuidad de la gracia para evadirse de la responsabilidad de unir a ella nuestras obras de reparación y de satisfacción. La salvación implica ser francos y no pasarla franca.

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