viernes, 7 de abril de 2023

La teología acerca del sacrificio de Jesús (7/11)

En referencia a la cuestión del sacrificio de Cristo, en aquella entrevista de octubre de 2015, se nota en el teólogo Ratzinger su preocupación por utilizar el concepto de sacrificio, no según un cierto significado corriente, que lo viene a desvalorizar o lo hace repugnante, sino según el auténtico significado bíblico, para el cual el sacrificio de Cristo aparece como su supremo acto de amor por la salvación de la humanidad. Pero sus palabras son expresadas cuando ya no gozaba de la infalibilidad pontificia, y reflejan una tesis rahneriana, que se explica por el hecho de que Ratzinger como joven perito del Concilio se dejó influenciar por el pensamiento de Rahner, que posteriormente rechazó con firmeza. [En la imagen: fragmento de "Cristo crucificado", óleo sobre lienzo, hacia 1632, obra de Diego Velásquez, conservado y expuesto en el Museo del Prado, Madrid, España].

Las opiniones del Papa emérito en 2015
   
----------Una extensa entrevista al entonces Papa emérito Benedicto XVI sobre los temas de la fe y de la misericordia se encuentra en el libro "Per mezzo della fede. Dottrina della giustificazione ed esperienza di Dio nella predicazione della Chiesa e negli Esercizi Spirituali" (editorial San Paolo, 2016), editado por el jesuita Daniele Libanori. Recoge las actas de un congreso que tuvo lugar en Roma en el mes de octubre de 2015. El autor de la entrevista es el teólogo jesuita padre Jacques Servais, quien fuera alumno de Hans Urs von Balthasar. Dicha entrevista fue leída en el Congreso, por el entonces prefecto de la Casa Pontificia y secretario particular de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein. Vale tener presente que el texto del reportaje, traducido del alemán al italiano por el padre Servais, fue revisado por el entonces Pontífice emérito, antes de ser publicado en marzo de 2016 por diversos medios, entre ellos el propio L'Osservatore Romano.
----------Para el tema que estamos desarrollando en esta serie, la pregunta que nos interesa de la entrevista es la siguiente: "Cuando san Anselmo dice que el Cristo tenía que morir en la cruz para reparar la ofensa infinita que se le había hecho a Dios y así restaurar el orden destrozado, él usa un lenguaje difícilmente aceptable por el hombre moderno (cf. GS IV 215.ss). Expresándose de este modo, se corre el riesgo de proyectar sobre Dios una imagen de un Dios de cólera, aferrado, ante el pecado del hombre, por un sentimientos de violencia y de agresividad semejante a lo que nosotros mismos podemos experimentar. ¿Cómo es posible hablar de la justicia de Dios sin correr el riesgo de romper la certeza, ya consolidada entre los fieles, de que el Dios de los cristianos es un Dios 'rico en misericordia' (Efesios 2, 4)?".
----------En su extensa respuesta, el entonces Papa emérito comienza por decir: "El concepto de san Anselmo se ha convertido hoy para nosotros en incomprensible. Es tarea nuestra tratar de comprender de modo nuevo la verdad que oculta detrás de esa forma de expresarse". No deja de sorprender que el Papa emérito considere "incomprensible" para el hombre de hoy la idea de san Anselmo de que "Cristo tenía que morir en la Cruz para reparar la ofensa infinita que se había hecho a Dios y así restablecer el orden quebrantado", como le preguntó Servais. Por consiguiente, Ratzinger afirma que es tarea del teólogo intentar entonces "comprender de nuevo la verdad que se oculta detrás de esta forma de expresión". Está claro que los ámbitos adversos a Benedicto, han tomado estas declaraciones suyas para afirmar que "se trata del viejo leit motiv modernista de considerar sólo formas de expresión las formulaciones doctrinales más precisas y comprensibles de la verdad católica", como dijeron los voceros de la Fraternidad San Pío X.
----------Entonces el Papa emérito, en tal ocasión, da la impresión de plantear una propuesta de reformulación de la doctrina sobre la Redención, estructurada en lo que él llama "tres puntos de vista". Dice: "Por mi parte presento tres puntos de vista sobre este tema:
----------1. En su primer "punto de vista", Ratzinger parece afirmar que la justicia que satisface el Hijo no es una exigencia del Padre. Dice el teólogo Ratzinger: "La contraposición entre el Padre, que insiste de modo absoluto sobre la justicia, y el Hijo que obedece al Padre y obedeciendo acepta la cruel exigencia de la justicia, no sólo es incomprensible hoy, sino que, a partir de la teología trinitaria, es en sí misma totalmente errónea. El Padre y el Hijo son una sola cosa y, por lo tanto, su voluntad es ab intrínseco una sola. Cuando el Hijo en el Huerto de los olivos lucha con la voluntad del Padre no se trata del hecho de que él deba aceptar para sí una cruel disposición de Dios, sino del hecho de atraer a la humanidad hacia la voluntad de Dios. Tendremos que volver, a continuación, sobre la relación de las dos voluntades del Padre y del Hijo".
----------2. En segundo lugar, el teólogo Ratzinger parece indicar que el sufrimiento del mundo en cierto modo está "integrado en el amor sufriente de Cristo" y en "la fuerza redentora de tal amor", y de este modo "sólo Él, llegando a ser parte del sufrimiento del mundo, puede redimir al mundo". Sus palabras son las siguientes: "¿Pero entonces por qué la cruz y la expiación? En cierto sentido hoy, en los retorcimientos del pensamiento moderno del que hemos hablado antes, la respuesta a esas preguntas es posible formularla de modo nuevo. Situémonos ante la increíble y sucia cantidad de mal, de violencia, de mentira, de odio, de crueldad y de soberbia que infectan y arruinan a todo el mundo. Esta masa de mal no puede ser simplemente declarada inexistente, tampoco por parte de Dios. Ella debe ser depurada, re-elaborada y superada.
----------El antiguo Israel estaba convencido de que el sacrificio diario por los pecados y sobre todo la gran liturgia del día de la expiación (yom-kippur) fuesen necesarios como contrapeso ante la masa de mal presente en el mundo, y que sólo mediante ese re-equilibrio el mundo podía, por decirlo así, ser soportable. Una vez producido el cese de los sacrificios en el templo, se tuvieron que plantear qué se podía contraponer a las superiores fuerzas del mal, cómo encontrar, en cierto sentido, un contrapeso. Los cristianos sabían que el templo destruido había sido sustituido por el cuerpo resucitado del Señor crucificado y que en su amor radical y sin medida se había creado un contrapeso ante la inconmensurable presencia del mal.
----------Es más, ellos sabían que los dones presentados hasta el momento se podían concebir sólo como gesto de deseo de un contrapeso real. Ellos sabían también que ante el gran poder del mal sólo un amor infinito podía ser suficiente, sólo una expiación infinita. Ellos sabían que el Cristo crucificado y resucitado es un poder que puede contrarrestar el mal y salvar el mundo. Y sobre estas bases pudieron también entender el sentido de su sufrimiento integrado en el amor sufriente de Cristo y como parte del poder redentor de ese amor. Antes cité al teólogo para quien Dios tuvo que sufrir por sus culpas respecto al mundo; ahora, dado este cambio de dirección de la perspectiva, emerge la siguiente verdad: Dios sencillamente no puede dejar como está la masa de mal que deriva de la libertad que Él mismo ha concedido. Sólo Él, llegando a formar parte del sufrimiento del mundo, puede redimir al mundo".
----------3. Por último, Ratzinger parece rozar el patripasianismo cuando expresa que el Padre "sufrió en un cierto sentido" y "no está exento de pasión". Dice: "A partir de estas bases se hace más inteligible la relación entre el Padre y el Hijo. Reproduzco sobre el tema un pasaje tomado del libro de De Lubac sobre Orígenes que me parece muy claro: 'El Redentor entró en el mundo por compasión hacia el género humano. Cargó sobre sí nuestros padecimientos mucho antes de ser crucificado; es más, incluso antes de abajarse a asumir nuestra carne: si no los hubiese experimentado antes no habría venido a formar parte de nuestra vida humana. ¿Y cuál fue ese sufrimiento que Él soportó antes por nosotros? Fue la pasión del amor. Pero el Padre mismo, el Dios del universo, Él que es sobreabundante en longanimidad, paciencia, misericordia y compasión, ¿no sufre también Él en un cierto sentido? “El Señor tu Dios te llevaba como un hombre lleva a su hijo” (Deuteronomio 1, 31). Dios toma sobre sí nuestros vestidos como el Hijo de Dios toma sobre sí nuestros sufrimientos. El Padre mismo no está exento de la pasión. Si se lo invoca, entonces Él expresa misericordia y compasión. Él percibe un sufrimiento de amor' (Homilías sobre Ezequiel 6, 6)".
----------El último párrafo de la respuesta de Ratzinger insiste en lo mismo: "En algunas zonas de Alemania hubo una devoción muy conmovedora que contemplaba la die Not Gottes ('la indigencia de Dios'). A mí esto me hace pensar en una impresionante imagen que representa al Padre que sufre, que como Padre comparte interiormente los sufrimientos del Hijo. Y también la imagen del 'trono de gracia' forma parte de esta devoción: el Padre sostiene la cruz y al crucificado, se inclina con amor sobre Él y, por otra parte, por decirlo así, está junto a Él en la cruz. Así, de un modo grandioso y puro se percibe lo que significa la misericordia de Dios y la participación de Dios en el sufrimiento del hombre. No se trata de una justicia cruel, como tampoco del fanatismo del Padre, sino de la verdad y de la realidad de la creación: de la auténtica e íntima superación del mal que, en última instancia, sólo puede realizarse en el sufrimiento del amor".
----------Es inevitable señalar, con una amargura que no podemos ocultar, que lamentablemente, algunas de estas palabras de quien entonces era Papa emérito, abren muchos interrogantes, y sugieren que ellas deberían ser católicamente matizadas. Al fin de cuentas, se suponía que a la pregunta del periodista, el teólogo Ratinzer hubiera debido cumplir el deber de su oficio, repito: de teólogo, aclarando la postura anselmiana, que como sabemos, ha pasado a la formulación del dogma. Sin embargo, hay mucho más para aclarar en las expresiones de Ratzinger que en las de san Anselmo. Y es de lamentar que estos equívocos del entonces Papa emérito no han dejado de ser aprovechados, para mitigar, si no devaluar, el valor del sacrificio expiatorio y satisfactorio de Cristo en la cruz, por parte de los actuales neo-modernistas, o aprovechados para seguir acusando de modernismo a Roma, por parte de los pasadistas, como los lefebvrianos.
   
¿Qué decir acerca de estas opiniones del entonces Papa emérito?
   
----------Naturalmente, no es mi intención denigrar a Benedicto, como han hecho los lefebvrianos y modernistas, aunados también con motivo de estas declaraciones del entonces Papa emérito, aunque por distintos motivos. Por mi parte no quisiera ni dar la apariencia de menoscabar la figura del teólogo Joseph Ratzinger, y muchísimo menos de quien fuera Benedicto XVI, por quien, en ambos aspectos, como teólogo y como Papa, en cambio, he nutrido siempre una gran estima. En lo que a mí respecta, la respuesta dada en esta ocasión por el entonces Papa emérito a la mencionada pregunta de Servais, ha sido uno de los escasísimos casos en el que me he encontrado en fuerte desacuerdo con un texto o con declaraciones de Ratzinger.
----------Ahora bien, el denunciar este caso, en cierto modo raro o más bien excepcional en el teólogo alemán, no debe entenderse como querer atacar la figura de Ratzinger. Tengamos en cuenta que incluso en el más grande teólogo y filósofo que el cristianismo (y no sólo el cristianismo) ha conocido, o sea santo Tomás de Aquino, se encuentran algunos errores, siempre raros y excepcionales, que resultan casi insignificantes frente a la copiosa y excelente producción literaria que Tomás nos ha dejado. Pero el mero hecho de señalar uno de estos rarísimos errores (por ejemplo, la concepción de cuándo el alma está presente en el embrión humano) no constituye, en sí mismo, un intento de menospreciar la gran obra de Tomás de Aquino.
----------De lo contrario, nos encontraríamos atribuyendo a determinados teólogos una especie de aura de infalibilidad en toda la extensión de su obra teológica, lo que evidentemente sería absolutamente indebido. Es cierto que Joseph Ratzinger también ha sido Romano Pontífice en su oficio, gozando por ende en su cargo de la infalibilidad petrina en cuestiones de fe y moral, pero debe ser tenido en cuenta que la entrevista aquí mencionada fue concedida cuando él ya había renunciado a tal oficio petrino.
----------Por lo tanto, lo que primero hay que señalar es que el rechazo del valor satisfactorio y expiatorio del sacrificio de Cristo contrasta con la ortodoxia fundamental que siempre ha manifestado el teólogo Ratzinger y ciertamente no lo habríamos oído en boca de Ratzinger cuando él ejercía el oficio petrino. Este error cristológico, en cambio, se encuentra en la cristología de Karl Rahner, cuyo pensamiento fue duramente criticado por Ratzinger en un libro que publicó en 1981, cuando era simplemente obispo. En 1982, el papa san Juan Pablo II lo nombró significativamente Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
----------Debemos prestar atención en que existen críticos de Ratzinger que parten de una teología pre-conciliar y que lo ven como un modernista. Este caso es muy claro en los "teólogos" lefebvrianos. Se trata de un juicio profundamente injusto, que no excluye la legitimidad de criticar a Ratzinger en algunos puntos, en los cuales, por fuera del ejercicio del magisterio petrino, él muestra estar todavía de algún modo ligado a Rahner, de quien en su juventud había sido influenciado durante las labores del Concilio Vaticano II. Sin embargo, después de clausurado el Concilio, Ratzinger, al darse cuenta de la falsa interpretación del Concilio dada por Rahner, se distanció de él abrazando sin reservas la sana doctrina.
----------En el caso específico de la cuestión del sacrificio de Cristo, cabe señalar en Ratzinger su preocupación por utilizar el concepto de sacrificio, no según un cierto significado corriente, que lo viene a desvalorizar o lo hace repugnante, sino según el auténtico significado bíblico, para el cual el sacrificio de Cristo aparece como su supremo acto de amor por la salvación de la humanidad.
----------Por otra parte, cuando se analizan los textos del teólogo Joseph Ratzinger (no me refiero ahora a los textos del papa Benedicto XVI), y al lograrse un mínimo de familiaridad con el modo de argumentar de Ratzinger, se lograr adviertir que él normalmente expone al principio amplios extractos de las tesis que quiere refutar o de la interpretación que se da en ciertos ámbitos. Y quien no está familiarizado con este modo de exponer, y se detiene sólo en esa parte de su argumentar, quizás podría caer en atribuirle a él el pensamiento que él va a criticar o que sólo es el pensamiento de otro que él esta exponiendo, sacando la conclusión de que es un modernista (como de hecho hicieron los lefebvrianos cuando analizaron la entrevista que aquí nos ocupa). Otras veces, ocurre que se publican a la distancia de medio siglo, análisis a un texto de Ratzinger, desconociendo todas sus enseñanzas posteriores (es el caso de la crítica a "Introducción al cristianismo", caballo de batalla de Radaelli, cuyas críticas demasiado severas hacia Ratzinger, no comparto).
----------En la presente entrevista, he entendido que Ratzinger, en el fondo, quería exponer la tesis que luego habría de criticar, pero al presentar el pensamiento de san Anselmo, es de tal manera duro, que me parece ofensivo. Es cierto que al final llega a estar de acuerdo con Anselmo, sobre todo cuando dice: "No se trata de una justicia cruel, como tampoco del fanatismo del Padre, sino de la verdad y de la realidad de la creación: de la auténtica e íntima superación del mal que, en última instancia, sólo puede realizarse en el sufrimiento del amor", y es que Ratzinger no habría podido hacer de otro modo que estar de acuerdo con la tesis anselmiana, ya que la doctrina de Anselmo ha sido asumida en el dogma de la Redención.
----------Es cierto que sus palabras son de fines del 2015, cuando ya no gozaba de la infalibilidad pontificia, pero sus palabras reflejan una tesis rahneriana, que se explica por el hecho de que Ratzinger como joven perito del Concilio se dejó influenciar por el pensamiento de Rahner, que posteriormente rechazó con firmeza.
----------Finalmente, deseo aclarar que cuando me refiero a la infalibilidad pontificia, sé perfectamente que no todo lo que dice un Romano Pontífice es infalible, porque un Papa puede enseñar, a veces, no en cuanto Papa, sino simplemente como doctor privado, sus opiniones personales. Por lo tanto, al hacer referencia aquí a la infalibilidad pontificia, estoy subrayando el hecho de que el Papa emérito, no gozando ya del don de la infalibilidad en aquella entrevista de octubre del 2015, ya no podía apoyarse sobre ese don o carisma petrino, sino que no tenía ninguna otra cosa para apoyarse más que en sus dotes (por cierto excepcionales) de teólogo consumado, las cuales sin embargo, como bien se sabe, no garantizan ninguna infalibilidad.

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