viernes, 21 de abril de 2023

La masonería ha salido del closet (1/3)

En estas últimas décadas, a partir del Concilio Vaticano II, las relaciones de la Iglesia con la masonería han perdido aquella áspera conflictualidad que tenían antes, y han sido mitigadas. Ello ha hecho posibles las formas de colaboración en el ámbito de la promoción humana o del bien común. Pero este hecho indudablemente consolador no quita en absoluto que la masonería haya conservado la sustancial constitutiva hostilidad contra la Iglesia, causada por el hecho de que la masonería se funda en una ética que desconoce o ignora la existencia y la validez de la revelación divina contenida en los dogmas de la Iglesia, así como la existencia y la necesidad de la gracia divina para la liberación del hombre del mal y para su progreso en la virtud.

Monseñor Bruno Forte, contra la masonería
   
----------La masonería ya no es un tema vedado, o que solamente se converse sotto voce, y ni siquiera un tema exclusivo para académicos, historiadores o sociólogos o analistas de las corrientes mundiales de pensamiento o de acción, y de los poderes que mueven esas corrientes. No. Hace tiempo que la masonería ha salido del closet, y forma parte viva y activa del conjunto de los elementos que constituyen, individual y grupalmente, las sociedades actuales. Basta con hacer una búsqueda en las noticias de internet, para comprobar la abundante presencia cotidiana de un variado tipo de organizaciones masónicas de todo nivel. Todo esto, naturalmente, no quiere decir que la masonería haya dejado de ser lo que antes era sustancialmente. La masonería sigue siendo masonería, pero hoy viste otros ropajes para desarrollar su acción.
----------Las noticias que hoy encontramos diariamente sobre la masonería ya no pueden sorprendernos. Sin embargo, puede llamarnos la atención cuando es la Iglesia, o mejor dicho algún cualificado representante de la Iglesia, el que viene a formar parte de esas noticias. Así ha ocurrido recientemente, cuando monseñor Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto, en Italia (a quien nos hemos referido en anteriores artículos de este blog), ante la proliferación de las actividades masónicas en su arquidiócesis, ha estimado oportuno recordar que es incompatible ser católico con la pertenencia a la masonería. Claro está que ante semejante postura del obispo, los masones han reaccionado ¡pidiendo la intervención del papa Francisco!
----------El hecho, un enfrentamiento al viejo estilo entre Iglesia y masonería, ha sucedido a principios de febrero, como he dicho, en Chieti, provincia italiana de la región de los Abruzos. Desde hace algunos años, en la capital de esa provincia, tiene su sede y desarrolla sus acciones la Logia Soberana Araba Fenice, que cuenta con unos cincuenta afiliados y que hace dos meses atrás ha sido la comidilla de la ciudad por una conferencia organizada en el Hotel Iacone con el título: "Francisco de Asís: ¿misticismo o esoterismo?".
----------Cuando fue organizado ese encuentro, suscitó las iras de los militantes de Forza Nuova, el partido italiano de extrema derecha, que impugnaron la iniciativa y reclamaron a las autoridades civiles que prohibieran la convención. De inmediato se le unió la intervención del arzobispo, mons. Bruno Forte, quien declaró que, "dado que se han tomado iniciativas públicas por parte de círculos masónicos en el territorio de la arquidiócesis", es "oportuno recordar la posición de la Iglesia con respecto a la masonería".
----------Hay que decir que la intervención del arzobispo fue oportuna y clara, pues se refirió al canon 1374 del Código de Derecho Canónico y a la interpretación del mismo dada por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 26 de noviembre de 1983, la cual expresa: "Se ha preguntado si el juicio de la Iglesia hacia la masonería ha cambiado por el hecho de que en el nuevo código de derecho canónico no se la menciona expresamente como se hacía en el código anterior. Esta Congregación está en condiciones de responder que esta circunstancia se debe a un criterio de redacción seguido para otras asociaciones tampoco mencionadas por estar incluidas en categorías más amplias. Por tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas permanece inalterado, ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y, por tanto, la pertenencia a las mismas sigue estando prohibida".
----------Además de recordar tal norma disciplinaria, el arzobispo de Chieti-Vasto lanzó una advertencia recordando que "los fieles que pertenecen a asociaciones masónicas se encuentran en estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión. No corresponde a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de lo anterior".
----------No sorprende que los masones no hayan recibido bien las palabras del obispo. El portavoz de la logia masónica Araba Fenice de Chieti, Ginevra Di Nicola, ha dicho que apelarán al Papa: "Nos dirigiremos al Papa Francisco para pedirle su intervención rápida y proactiva en esta diatriba, que daña nuestro honor y que, en definitiva, amenaza nuestra seguridad", citando además el punto 46 de la encíclica Fratelli Tutti, el cual expresa: "Conviene reconocer que los fanatismos que llevan a destruir a otros son protagonizados también por personas religiosas, sin excluir a los cristianos, que pueden formar parte de redes de violencia verbal".
----------Dejando por el momento en suspenso el análisis y la valoración de las expresiones de mons. Forte, hago notar que cuando conocí esta noticia, inmediatamente recordé otra noticia de hace siete años atrás, que también vinculaba a la Iglesia y a la masonería. Ocurrió cuando, en el semanario Sole 24 Ore del 14 de febrero de 2016, aparecía un artículo del cardenal Gianfranco Ravasi titulado "Queridos hermanos masones". En él, el Cardenal también recordaba las condenas a la masonería pronunciadas en el pasado por la Iglesia pero, a diferencia de Forte, destacaba elementos de contacto entre la visión masónica y el humanismo cristiano.
----------Sin embargo, aquel artículo del cardenal Ravasi, sufría de una grave carencia: dejaba completamente en la sombra el elemento de falsedad y peligrosidad de la concepción masónica, elemento que precisamente explica el motivo de las condenas eclesiásticas.
----------De ahí que considero oportuno, a partir de la actual "salida del closet" por parte de la masonería, volver a referirme con mayor detalle a este tema, que ya he tratado en anteriores ocasiones en este blog, tanto para aclarar los alcances de las expresiones de monseñor Bruno Forte, como para tratar de remediar las lagunas de aquel artículo del cardenal Gianfranco Ravasi, además de hacer referencia a otras noticias vinculadas a la masonería, aparecidas en meses recientes, incluso aquí mismo, en Mendoza.
   
Qué es la masonería
   
----------Ante todo, una definición de la masonería. La masonería es una asociación internacional humanitaria regida por el derecho público, que, más allá de sus diversas formas y tendencias, se propone conducir a la humanidad a la suprema realización de su propio ser, sobre la base de la razón y con la fuerza de la voluntad, en la práctica de la la ley moral, venciendo al vicio y promoviendo la virtud, y dirigiendo a los hombres al culto del Gran Arquitecto del Universo, y por tanto a la libertad, a la felicidad y a la inmortalidad.
----------Los masones, por estatuto, se consideran a la vanguardia de la humanidad en el conducir hacia adelante esta obra de promoción del progreso y del perfeccionamiento del hombre, porque consideran que la tradición y la ritualidad masónicas les aseguran un saber y un poder supremos, la gnosis, la cual por sí sola, por encima de cualquier otra sabiduría humana, es capaz de convertirlos en maestros y guías eficaces y confiables en esta altísima tarea de perfeccionamiento y de la liberación finales de la humanidad.
----------Ahora bien, sobre el camino de esta actividad, sin embargo, es inevitable que la masonería choque y se enfrente dura y claramente con la Iglesia, la cual también, en su aspecto humano, es sociedad que avanza, en alternativa y compitiendo con la masonería, en la misma misión de guiar supremamente y definitivamente a la humanidad hacia la perfección suprema y hacia la libertad total, declarándose en posesión de una Revelación divina y de medios sobrenaturales concedidos por Dios para la realización de estos fines.
----------La masonería, por lo tanto, considera comprensiblemente a la Iglesia como un obstáculo en el camino del progreso, de la justicia y de la libertad, no tanto en su promoción de la justicia humana y de los derechos humanos, en los cuales ella está dispuesta a acordar y a colaborar, sino más bien en relación a la pretensión de la Iglesia de ser la única e infalible sociedad, cuyos principios estatutarios son objeto de una revelación divina, en base a la cual la Iglesia estaría en posesión de una verdad suprema, suprarracional, objeto de fe, concerniente al destino del hombre, y dispondría también, por encima de todas las demás religiones, de un poder sobrenatural (los sacramentos), capaces de conducir al hombre a Dios como fin último sobrenatural.
----------Para la masonería, Dios (el Gran Arquitecto del Universo) existe, es objeto de culto, es fin y regla del hombre, pero no revela en absoluto al hombre el camino de la salvación, ni por lo tanto le da ninguna gracia capaz de conseguirla, porque el hombre alcanza su propia felicidad con sus solas fuerzas.
----------Como veremos mejor y con más detalle, más adelante en esta serie de artículos, la masonería no cree en la existencia de verdades, que no sean demostrables por la razón, ni en fuerzas sobrenaturales (la gracia), que no sean la fuerza de la voluntad humana.
----------La masonería, jurídicamente, como hemos dicho, es una organización internacional de derecho público, gobernada por una dirección central con sede en Londres, y regulada por una especial Constitución, en base a la cual la dirección central reconoce la legitimidad y regularidad de las logias dispersas por todo el mundo que les piden formar parte de la masonería. Pero tienen derecho a llamarse "masónicas" sólo aquellas logias que son reconocidas por Londres, que es la Logia madre, fundadora de todo el instituto.
----------La masonería regular londinense, fundada en 1717 y dotada de Constituciones en 1723, está regida por una muy severa disciplina, que tiene como función el hacer respetar sus leyes y excluir las formas irregulares de pretendida asociación masónica, desviadas o degeneradas, a fin de garantizar y asegurar la consecución y la realización de los propios fines y de su programa institucional.
----------El hecho es que, en el transcurso de la historia, han ido surgiendo movimientos auto-denominados "masónicos" o bien llamados con ese nombre por otros, pero no reconocidos, y por tanto irregulares, que han concebido e implementado modos de ser masón en contraste con la masonería institucional y regular. Estas formas irregulares de masonería, que a veces llegan al crimen o al vilipendio de la religión, son aquellas que más se apartan tanto de la conducta cristiana como de la conducta humana y civil honesta y virtuosa. Aquí no las tomamos en consideración, ya que son rechazadas por la propia masonería.
   
Relaciones entre masonería e Iglesia
    
----------Ahora bien, sin embargo, en este punto surge el gravísimo problema de la relación entre masonería e Iglesia, que el cardenal Gianfranco Ravasi, en el citado artículo, resuelve con excesivo optimismo e ingenua desenvoltura. Pero las cosas no son tan simples. En realidad, si bien en estas últimas décadas, a partir de la reforma conciliar, las relaciones de la Iglesia con la masonería, en el ámbito de la reforma conciliar de las relaciones de la Iglesia con los poderes de este mundo, han perdido aquella áspera conflictualidad, que tenían hasta el momento del Concilio, y han sido mitigadas, por lo cual se convirtieron en más posibles las formas de colaboración en el ámbito de la promoción humana o del bien común, este hecho indudablemente consolador no quita en absoluto que la masonería haya conservado la sustancial constitutiva hostilidad contra la Iglesia, causada por el hecho de que la masonería se funda en una ética que desconoce o ignora la existencia y la validez de la revelación divina contenida en los dogmas de la Iglesia, así como la existencia y la necesidad de la gracia divina para la liberación del hombre del mal y para su progreso en la virtud.
----------Pero, yendo más a la raíz, es la misma concepción masónica del hombre y de Dios, la que se presenta equivocada y por tanto incompatible con la nobleza de la visión cristiana. En efecto, como ya hacía notar León XIII, retomando palabras de san Agustín, en su encíclica Humanum Genus, de 1884, dedicada a la masonería, el rechazo masónico de lo sobrenatural y de la revelación, depende de una concepción del hombre y de Dios, para la cual el hombre, llevado por el "amor de sí", llega a "despreciar a Dios". Es el pecado de la soberbia.
----------De hecho, la visión masónica de la relación del hombre con Dios está históricamente preparada por la irrupción del antropocentrismo naturalista renacentista, que en el siglo XVII da lugar a la concepción cartesiana, que acentúa la autonomía y la independencia del yo, concebido como autoconciencia originaria y a priori y fundante, que contiene la idea innata de Dios.
----------Dios sigue siendo el Ser supremo, pero pierde el carácter realista y trascendente, que todavía conserva en el Renacimiento cristiano (piénsese, por ejemplo, en Pico de la Mirándola o en Marsilio Ficino) y comienza a convertirse, con Descartes, en una idea de la razón producida por el hombre, la suprema, la máxima, la más sublime, idea infinita y absoluta, pero no obstante siempre una idea.
----------Ciertamente, el católico Descartes, a pesar de ello, mantiene la fe en el Dios trascendente, creador del hombre. Pero, siguiendo a Descartes, no era difícil dejar de lado esta tradicional concepción realista católica, para asumir la nueva concepción basada en el cogito, que tenía en sí el germen de un antropocentrismo absoluto, que luego será explicitado por el idealismo panteísta alemán del siglo XIX.
----------Mientras tanto, no tardará en llegar Kant, para concebir a Dios como simple Idea, "reguladora suprema e ideal límite de toda la obra de la razón". De este modo, tenemos la concepción masónica de la relación del hombre con Dios, que es luego la concepción racionalista Iluminista.
----------Dios no aparece ya como el creador y legislador de la razón, sino como el vértice último de la auto-superación y de la auto-trascendencia de la razón, la cual, existiendo ya por sí misma y para sí misma, como cogito, se eleva por sí misma hasta los vértices del ser. Dios, por consiguiente, ya no trasciende al hombre, sino que es vértice o cumbre del hombre. La razón humana ya no es un finito que se somete a una Razón infinita, sino que, como diría más tarde Hegel, es ella misma divina e infinita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.