viernes, 9 de diciembre de 2022

Signos de contradicción para la humanidad (2/5)

Toda la historia de la Iglesia está atravesada por la lucha entre dos fuerzas espirituales: la del Espíritu Santo y la del demonio. Se trata, por consiguiente, principalmente de un conflicto que tiene lugar no tanto en lo exterior de las estructuras, sino más bien en la interioridad de los espíritus y de las conciencias. Un conflicto que ciertamente se manifiesta a veces en el exterior. Pero no es fácil reconocer siempre si lo que aparece en el exterior es la verdadera manifestación de lo interior. [En la imagen: fragmento de "El himno de alabanza de Simeón", óleo sobre madera de roble, de 1631, de Rembrandt, Royal Picture Gallery Mauritshuis, La Haya].

Todos deben tomar posición y decidirse ante Jesucristo
   
----------Hace dos mil años que el Verbo Encarnado, Nuestro Señor Jesucristo, ha venido al mundo. Él, como dice el anciano Simeón, "está aquí para la ruina y la resurrección de muchos en Israel, signo de contradicción para que se manifiesten los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2,34).
----------Con estas palabras de Simeón parecen conectarse las otras de Cristo mismo, con las cuales dice no haber venido "a traer paz sobre la tierra, sino una espada" (Mt 10,34), no a unir, sino a "separar" (Mt 10,35). Jesús suscita conflictos no por el gusto de hacerlo, sino porque, viniendo a un mundo donde ya tiene enemigos, su testimonio no podrá dejar de suscitar su reacción. Al mismo tiempo, sus discípulos deberán estar dispuestos para vencer a estos enemigos. De tal manera todos los conflictos de la historia en un modo o en otro, expresamente o implícitamente, siempre ponen en juego la adhesión o la oposición a Cristo, sea explícita o implícitamente. También cuando sea el caso que se trate de un conflicto entre cristianos, siempre habrá quien esté verdaderamente contra Cristo y quien lo esté sólo aparentemente.
----------Cristo ha dado pruebas claras de su misión divina y de su divinidad, de su amor insuperable por Dios y por los hombres, y de su divinidad. Ningún otro fundador de religión ha pretendido ser el Hijo de Dios, dando de ello muchas pruebas. Con Cristo, por tanto, no se trata de creer en un hombre, por grande que sea, sino en Dios mismo. En efecto, con Cristo es Dios mismo hecho hombre quien, con el poder del Espíritu Santo, guía a la humanidad a la justicia, a la libertad, a la salvación, a la paz, a la santidad, a la bienaventuranza.
----------Cristo "sabe lo que hay en el corazón del hombre" (cf. Lc 9,47), porque Él mismo como Dios es creador del hombre. Él obliga a todos a elegir su propio destino, pone en luz cuál es la elección de fondo de cada uno. Hace comprender las intenciones recónditas de los hombres. Todos deben hacer las cuentas con Él. Cristo toca las cuerdas secretas de cada corazón. Interesa a todos, para bien o para mal. No se le escapa nada. Ante Cristo es imposible ser neutrales, permanecer indiferentes. Él obliga a elegir. O se lo ama con todo el corazón como Dios porque se viene de Dios o se lo odia porque se es siervo del diablo.
----------En cambio, en los otros fundadores de religiones, las virtudes, quizás también excelsas, se mezclan sin embargo con defectos, a veces incluso defectos graves; la sabiduría de estos otros fundadores de religiones, por alta que sea, está mezclada con errores; su misión, su obra, su radio de acción, sus finalidades, su influencia, por vasta y eficaz que sea, están siempre limitados en el espacio y en el tiempo y no carecen de defectos. No necesariamente todos los hombres tienen que hacer las cuentas con ellos, incluso si atraen a grandes multitudes a lo largo de los siglos y milenios. No satisfacen las exigencias de todos.
----------Ninguno de estos grandes hombres es tal como para hacer depender de él el destino de cada hombre, sino que compromete o pone en juego sólo una porción limitada de la humanidad. Ninguno de estos fundadores de religiones es capaz de ofrecer a todos el bienestar, la felicidad y la salvación. Ninguno de ellos es necesario a todos para que puedan llegar a Dios. Ninguno de ellos ayuda a vencer todas las dificultades, todos los obstáculos, todos los enemigos que se oponen a la felicidad de todos.
----------Su acción no responde a todas y cada una de las necesidades de los hombres, no pueden comprender a todos los débiles, encender todos los corazones, consolar a todos los afligidos, iluminar todas las mentes, frenar a todos los malvados; no saben satisfacer todos sus deseos, no pueden hacer justicia por todos los delitos, no pueden premiar a todos los justos.
----------La religión fundada por ellos, por más que esté dotada de valores y de personajes eminentes, no es capaz de abrazar a toda la humanidad y de persuadir a todos, está muy lejos de competir con la Iglesia católica en unidad de organización, en sabiduría teológica y moral, en la universalidad de la doctrina y de las costumbres, en la fidelidad al Fundador a través de la cadena histórica de sus sucesores, en la variadísima y utilísima fecundidad de sus obras, en la multiplicidad de sus santos, en la credibilidad de su testimonio ante el mundo, en la capacidad de santificar a los hombres y de conducirlos a Dios.
----------Nada impide y no está prohibido parangonar con Cristo a los fundadores de las otras religiones, especialmente a Moisés; pero queda el hecho de que sólo la religión cristiana tiene a Dios mismo por fundador, por lo cual es evidente que ella contiene la plenitud de la verdad y está exenta de cualquier error, laguna o defecto. Ninguna religión revela el misterio íntimo de la divinidad, es decir, el Misterio Trinitario, pero ni siquiera las religiones más elevadas nos dan una imagen de Dios superior a aquella que puede ser alcanzada por la religión natural. Ninguna salva gracias al sacrificio del hombre-Dios.
----------La pluralidad de las religiones responde a dos factores: uno dependiente de la divina Providencia, que ha dispuesto diversos caminos o para llegar a Cristo, o que parten de Cristo; y otro factor, que es la consecuencia del pecado original, cosa que conlleva sus errores y sus vicios.
----------El diálogo interreligioso, por lo tanto, sirve a dos propósitos: el primero, la mutua complementariedad, dondequiera que estemos en el plano de los valores, y el segundo, estimular a los católicos a trabajar con todos los medios lícitos, evitando el proselitismo, para acercar a Cristo a los fieles de las otras religiones.
  
¿Es posible desdeñar a Cristo? ¿Las cosas siguen bien lo mismo?
   
----------Muchos son los que creen poder vivir como si Cristo no existiera, volcados hacia otros intereses. Y en cambio, de hecho, Cristo es el hombre que entre todos suscita el mayor amor y el más feroz odio. En efecto, ante nuestro Señor Jesucristo estamos ante Dios ¿Podemos escapar de Dios? No, en cualquier caso es necesario tomar una posición. El hombre debe necesariamente elegir entre el bien y el mal. Ahora bien, es imposible hacer el bien si, al menos inconscientemente o implícitamente, no se está en contacto con Cristo y no se está opuesto, al menos implícitamente, a Satanás. De modo similar, quien hace el mal está, al menos implícitamente, en contra de Cristo y a favor de Satanás.
----------De hecho, mientras Cristo es el principio del bien, Satanás es el principio del mal. Naturalmente, no se trata de maniqueísmo. Si el bien es una sustancia, es Cristo en persona, el mal no es una sustancia, no es el diablo, sino que son las obras del diablo y de sus seguidores. De tal modo, mientras es posible un bien perfecto, desprovisto de cualquier mal, como el estar con Cristo, también donde triunfa el mal, no falta el bien, porque el mal no existiría si no estuviera sujetado en una persona y si no fuera hecho por una persona, la cual, si es mala en su obrar, es buena en su ser, en cuanto creatura de Dios.
----------Sin embargo, muchos son los que hoy dan a entender o dan muestra de no nutrir interés por Cristo, fingen no tomarlo en consideración, fingen poder prescindir de medirse con Él. Los humanismos surgidos en los últimos siglos, ya sea desde el mágico-renacentista al rosacruciano, o al iluminita, masónico, kantiano, hegeliano, positivista, marxista, existencialista, fenomenológico, freudiano, nietzschiano, heideggeriano, nos aseguran que se puede vivir lo más bien sin Cristo, o incluso si no propiamente contra Cristo.
----------Los seguidores de estos humanismos creen estar bien lo mismo sin Cristo, creen poder edificar un humanismo sin necesidad de Cristo, o construir una sociedad sin Cristo, o incluso sin Dios, incluso sin ocuparse de Él, sin prestarle atención a Él. O tal vez limitándose a considerar a Cristo como un simple líder religioso entre muchos otros, cuando no existe una verdadera y propia hostilidad hacia el cristianismo, como en los seguidores de Nietzsche o de Freud o de Marx.
----------Además, entre Cristo y los fundadores de las otras religiones, ciertamente, hay alguna semejanza, porque en todos existe la preocupación por el bien de la humanidad, la voluntad de orientarla a Dios, la voluntad de grandeza del hombre a la luz de Dios, la liberación del hombre del mal gracias al culto de Dios.
----------Pero en sustancia entre la religión cristiana y las otras hay una diferencia abisal. Así, de manera similar, entre el hombre y Dios, aunque el hombre sea creado a imagen y semejanza de Dios, hay una diferencia abisal. Y las religiones gnósticas, que quisieran equiparar al hombre con Dios, son trágicas ilusiones. Parejamente, son deshumanas aquellas religiones dualistas, que pretenderían exaltar el espíritu humano hasta el punto de elevarlo a Dios despreciando el cuerpo. Gnosticismo y dualismo son los defectos de la religión india.
   
Satanás combate a Cristo a lo largo de toda la historia
   
----------Cristo ha fundado su Iglesia en este mundo, dominado por el poder de aquel a quien Él llama "príncipe de este mundo" (Jn 12,31; 14,30; 16,11). Como todo hombre está obligado a elegir o por Cristo o contra Cristo, así su elección está inescindiblemente conexa con el elegir si sujetarse o no a Satanás, ya que es claro que quien sirve a Cristo no puede servir a Satanás y viceversa.
----------Ahora bien, Dios ha introducido en la historia un poder de salvación y de liberación del poder del mal: y ese poder salvífico es Cristo con su Iglesia. Al mismo tiempo, Dios permite que la acción de la Iglesia sea continuamente contrastada por los poderes demoníacos, que son los que guían e inspiran a todos los enemigos de Dios, de la Iglesia y de Cristo. Ellos trabajan tanto en las otras religiones como en el interior de la Iglesia misma. Y también hay algo más. Las fuerzas del mal incluso obran dentro de cada uno de nosotros, también en el interior de los más santos, para inducirnos al pecado y ponernos contra el bien.
----------En el impedir la acción de Satanás contra Cristo, Nuestra Señora tiene una misión esencial. La Santísima Virgen desarrolla una función iluminadora y corroborante, ayuda a descubrir las insidias del enemigo, nos proporciona, mediándonos entre Cristo y la Iglesia, las armas para combatirlo, la fuerza para resistirlo y para vencerlo. Las apariciones marianas (las reconocidas por la Iglesia) son manifestaciones especiales y eminentes de esta misión materna, protectora y salvífica de la Virgen María.
----------Pero los medios ordinarios más eficaces son el mismo culto mariano acompañado por el rezo del Rosario y por el compromiso cotidiano de imitar las virtudes de la Madre de Dios (me refiero a aquellas de sus virtudes que son imitables), alabándola y venerándola por el esplendor de sus privilegios únicos, que la hacen un excelso camino de salvación universal, después y al servicio de su Hijo.
----------El demonio, por su parte, siempre impulsa hacia el cisma, es decir, a la rebelión del católico contra el Vicario de Cristo y contra la Iglesia, y al mismo tiempo siempre impulsa a la herejía, es decir, el rechazo de alguna verdad de fe, y en ocasiones impulsa también a la apostasía, es decir, al abandono total de la fe, impulsa a la incredulidad, es decir, al rechazo a creer en Cristo o en Dios.
----------La Iglesia comenzó a expandirse geográficamente sobre todo después de la paz decretada por el emperador Constatino en el 315. Después de un lapso de interrupción en la Europa oriental a causa del cisma del siglo XI, se convirtió en una gran fuerza europea en los siglos XII-XVI, después de lo cual, si por una parte ha continuado expandiéndose en el mundo, ha sufrido la herida de la herejía luterana en el siglo XVI, una llaga que ya no logró cicatrizar no obstante la poderosa recuperación promovida por el Concilio de Trento, para proseguir en una moderada expansión en los siglos siguientes, que ven presente hoy a la Iglesia en todo el mundo, con persistentes dificultades de penetración sobre todo en China y en la India.
----------El ecumenismo promovido por el Concilio Vaticano II posteriormente habría de dar óptimas indicaciones para obtener el acercamiento de los hermanos separados a la Iglesia. Excepto que, lamentablemente, viene a menudo entendido como un simple encontrarse juntos en los puntos comunes sin que los católicos lleguen a encontrar el modo de atraer a estos hermanos a la mesa eucarística.
----------Europa, donde también se encuentra la Santa Sede de Pedro, registra ya desde hace décadas un fenómeno de descristianización debido a la influencia de las filosofías anticristianas que ha comenzado a surgir en el siglo XVII. Por su parte, ya más cerca de nuestros tiempos, el Concilio Vaticano II no ha dado los frutos que la Iglesia esperaba de él, por un fuerte retorno del modernismo, contrastado por una reacción conservadora de signo opuesto, de modo que hoy la Iglesia en Europa aparece en retirada, dividida por las discordias y los extremismos en su interior (modernismo y pasadismo), sin fuerza evangelizadora y sin anticuerpos eficaces para alejar la herejía, sin que esto le impida progresar en la verdad y en la santidad.
----------Por lo tanto, toda la historia de aquí abajo está atravesada por la lucha entre estas dos fuerzas espirituales: la del Espíritu Santo y la del demonio. Se trata, por consiguiente, principalmente de un conflicto que tiene lugar no tanto en lo exterior de las estructuras, sino más bien en la interioridad de los espíritus y de las conciencias. El cual ciertamente se manifiesta a veces en el exterior. Pero no es fácil reconocer siempre si lo que aparece en el exterior es la verdadera manifestación de lo interior.
----------Ello quiere decir que no es fácil saber siempre con certeza si alguien que parece ser ateo lo es verdaderamente, o viceversa, si alguien que parece ser creyente en realidad es ateo, o bien si alguien que parece ser cristiano en realidad está influenciado por el demonio, o bien si alguien que parece influenciado por el demonio, en realidad está con Cristo. Los buenos tienden a organizarse entre ellos en torno a Cristo en la Iglesia: los malvados se organizan bajo la guía de Satanás.

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