miércoles, 25 de septiembre de 2024

Los errores de Karl Rahner: la trascendencia hacia Dios (4/)

Según Rahner es imposible que una verdad de fe pueda estar contenida de modo absolutamente cierto y unívoco en una singular proposición, de modo tal que la contraria sea absolutamente falsa. Un ejemplo puede ser la proposición "Cristo es Dios", que no debe ser interpretada de modo absoluto, a tal punto que no pueda ser verdadera también la contradictoria: "Cristo no es Dios". De esto se comprende bien cómo llega a ser socavado desde las raíces el derecho-deber de la Iglesia de precisar las verdades de fe y de condenar los errores contrarios. [En la imagen: fragmento de una de las ilustraciones de Lucas Cranach el Viejo, xilografía a mano, para la traducción alemana de la Biblia de Lutero, siglo XVI].

La Fe (primera parte)
   
----------La fe, para Rahner, es la expresión categorial-conceptual de la experiencia trascendental sobrenatural. Todos tienen la fe, al menos atemática, en cuanto, como veremos, estando todos en gracia, todos viven la vida sobrenatural. La fe, sin embargo, como veremos, es concebida también como radicalidad última de la razón; y aquí se muestra la bien conocida tendencia rahneriana a confundir lo natural con lo sobrenatural.
----------"El acto de fe, originario y siempre igual en su originariedad, es un movimiento del espíritu hacia la inmediatez de Dios en la fuerza del Espíritu de Dios que mueve al hombre desde lo interno" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. V, p.370.); "es la experiencia trascendental originaria sobrenatural" (Ibid., p.147.); "pertenece a los existenciales permanentes del hombre, aunque siendo de carácter sobrenatural" (cit. por B.Mondin, La herejía de nuestro siglo, ed. Borla, Torino 1971, p.91.).
----------Observamos aquí el modo en el cual la fe es entendida como "experiencia". Admitida (aunque no concedida) la existencia de la "experiencia trascendental" rahneriana, en todo caso la fe católica no es una "experiencia", sino un juicio del intelecto, con el cual el intelecto, movido por la gracia divina y en obsequio a la autoridad de Dios que no se engaña ni puede engañar, acoge como verdadero todo cuanto Dios revela mediante la palabra de Cristo propuesta e interpretada por la Iglesia.
----------Vemos aquí en qué medida el concepto rahneriano de "fe" se acerca al concepto modernista condenado por san Pío X en la encíclica Pascendi. En este documento la fe en el sentido modernista está presentada como un "sentimiento que no puede pertenecer de suyo a la esfera de la conciencia; sino que yace como principio sepultada bajo la conciencia misma [...], donde también su raíz permanece escondida e inaccesible" (n.5). No es difícil rastrear aquí una semejanza con las características de la "experiencia trascendental" de Rahner, la cual es el fundamento metafísico de la "experiencia de fe".
----------Digamos de inmediato, que se puede hablar de "experiencia de fe" sólo por cuanto respecta a la experiencia mística, en el sentido que ya antes he explicado, o bien en referencia a la práctica de la fe en la caridad. Pero entonces se trata más propiamente de experiencias de la caridad, la cual naturalmente es la puesta en práctica de la fe, y por consiguiente en tal sentido es "experiencia" de fe.
----------La fe, por tanto, según la doctrina católica:
----------1. Es un saber sobrenatural mediato y no inmediato.
----------2. Es un saber conceptual y no "atemático".
----------3. No es algo "permanente", sino que puede ser adquirida y perdida.
----------4. No es "radicalización" sino superación de la razón, aunque siga siendo acto (sobrenatural) de la razón, en armonía con la razón y contenga en sí misma virtualmente la verdad de la razón.
----------Ahora bien, comencemos por decir que para Rahner la fe no surge de la escucha de la palabra del predicador y de los docentes de la Iglesia o de la lectura de la Sagrada Escritura, sino, como he dicho, de la toma de consciencia de la experiencia trascendental sobrenatural preconceptual. Para Rahner, la escucha de una proposición de fe que llega desde lo externo sirve solamente para hacer emerger la consciencia de la experiencia trascendental subjetiva ya presente y para expresarla de modo inadecuado y relativo.
----------En efecto, Rahner observa que este modo de concebir la fe como escucha de una proposición recibida desde lo externo no es exacto. Dice: "el carácter de la fe como audición se interpreta aposterióricamente y empíricamente a partir de determinadas proposiciones de fe [...] La potencia apriórica de la fe misma [N.d.A: ésta sería la verdadera fe] apenas es objeto de reflexión en la teología católica. Esta capacidad de creer, la 'credulidad' precisamente como potencia apriórica de la revelación y de la fe, [...] habría que entenderla como unidad de lo que hemos llamado el lado transcendental de la revelación y de la potencia apriórica, idéntica a la transcendentalidad del hombre entero, para acoger la auto-comunicación de Dios en la gracia" (Rahner, Karl y Ratzinger, Joseph, Revelación y Tradición, Herder, Barcelona 2012, p.18).
----------Dice Rahner en otro de sus libros: "La fe no es una singular acción categorial de la libertad en torno a un singular objeto limitado que arriba a nosotros sólo desde lo externo en la experiencia aposteriórica, [...] sino que es la realidad total, una y originaria, de la libertad. Por tanto, donde la libertad [...] llega positivamente, [...] donde por tanto el hombre no se rechaza a sí mismo, [...] allí tenemos eso que cristianamente llamamos fe" (Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.111, también p.120). "Si en el acontecimiento de la revelación y de la fe es Dios mismo lo creído en su propia auto-comunicación y el principio apriórico de la fe; si la lógica de la fe no es la estructura categorialmente aprehendida desde fuera, sino [...] la interna estructura ontológica del acto de fe mismo" (Revelación y Tradición, op.cit., p.19).
----------Se debe aquí observar que:
----------1. La fe no es para nada una "capacidad apriórica" si entendemos que lo apriori (como lo entiende Rahner) es una estructura o una forma originaria del intelecto; por el contrario, el acto de la fe católica comporta precisamente una serie de singulares actos intelectuales relativos y objetivos conceptualmente determinados o delimitados -los artículos de fe-, aunque su contenido sea divino e infinito, los cuales objetos vienen propuestos por el predicador en nombre de Cristo en forma verbal y gestual ("eventos", como dice el Concilio Vaticano II), y por tanto sobre una base aposteriórica, en cuanto el destinatario del mensaje de la fe encuentra físicamente al predicador o al libro de la Sagrada Escritura.
----------2. La fe no es en absoluto la "realidad total, una y originaria, de la libertad", como quisiera Rahner. La fe, como he dicho, es un acto del intelecto que, por tanto, hace referencia a la verdad, no a la libertad, a menos que se presuponga la falsa concepción heideggeriana de la verdad como libertad. La fe como verdad es fuente de libertad, supone y presupone un clima de libertad, pero en sí misma es adaequatio intellectus ad rem, y en este caso la res es la misma esencia del Dios trinitario que se revela.
----------3. Objeto de la fe, por tanto, no es una no mejor definida "auto-comunicación divina", de la cual la Biblia no habla nunca. Objeto de la fe es lo que Dios nos revela de Sí mismo y de su santísima voluntad para la salvación y la divinización del hombre, como nos recuerda también el Concilio Vaticano II.
----------Diferente en cambio es hablar de "auto-participación" divina, porque efectivamente Dios nos revela en la fe la existencia de su gracia que es, como es sabido, participación analógica de la naturaleza divina. Dios no puede comunicarnos su naturaleza (sería panteísmo), porque la naturaleza de la persona o de la sustancia singular (sea finita o sea infinita) es incomunicable; sin embargo, quiere hacernos de algún modo partícipes de su naturaleza o similares a su naturaleza, permitiéndonos verlo tal como es (visión beatífica) y recreándonos a imagen de Cristo en la gracia, que no es Dios, sino un don creado suyo, aunque de esencia divina.
----------La concepción de la fe como apriori trascendental impulsa a Rahner a rechazar el dicho de san Agustín según el cual nosotros no llegaríamos a la fe en Dios si preliminarmente no hubiéramos creído con fe humana en la Iglesia: "Agustín no tiene en absoluto razón, cuando dice que no creería al Evangelio, si no le moviese a ello la autoridad de la Iglesia, Si por una vez aquí entendemos por Evangelio la potencia liberadora del Espíritu de Dios, [...] entonces esa afirmación de Agustín no es ciertamente correcta. Es esta confianza la que sostiene la autoridad de la Iglesia y no viceversa" (Escritos de Teología, Tomo V, Taurus, Madrid 1964, p.389).
----------Observamos que es verdad que yo creo a la Iglesia sobre la base de la autoridad de Dios que se me revela: y esta es la Iglesia como misterio revelado, como misterio de fe divina. Pero aquí Rahner confunde dos perspectivas con su acostumbrado fideísmo sobrenaturalista. Si yo he podido recibir de Dios la gracia de la fe, por la cual creo en su palabra sobre la base de su autoridad divina que me la revela, es porque antes he encontrado a la Iglesia como comunidad histórica y visible, la cual, dándome signos que me han conducido racionalmente a creer en sus ministros sobre la base de una simple fe humana en su confiabilidad, me ha propuesto precisamente el mensaje evangélico, por lo cual, en contacto con el Evangelio, Dios me ha iluminado íntimamente y se me ha revelado, ciertamente para donarme la luz de la fe teologal.
----------Por tanto, san Agustín de Hipona tiene perfectamente toda la razón al indicar el camino psicológico y moral que conduce a la verdadera fe católica y divina, que no es el fideísmo apriórico y atemático de Rahner, el cual nada tiene que ver con la verdadera fe, no obstante con palabras altisonantes Rahner pone en juego la "potencia liberadora del Espíritu de Dios".
----------La fe, por tanto, fundada sobre la autoridad de Dios revelante, para no ser fideísmo, debe ser concebida como "categorialmente mediada por un conocimiento aposteriórico, y por tanto condicionada en su ser conocida precisamente en el horizonte cognoscitivo humano". Pues bien, esto es precisamente lo que Rahner rechaza, afirmando que esta visual pondría el motivo formal y sobrenatural de la fe, o sea, la autoridad de Dios que se revela "en una estrechez propiamente insuperable sobre el plano lógico", en cuanto la fe entiende superar el plano humano, "para que la Palabra permanezca realmente Palabra de Dios y no sea despotenciada por la humana aprioridad a un nivel puramente creado" (Revelación y Tradición, op.cit., p.19).
----------Ahora bien, es bastante fácil advertir que, aquí, Rahner muestra no entender el sentido y el valor de la conceptualidad del conocimiento de fe. Siempre fijo Rahner en su noción de fe como experiencia atemática, él piensa que el concepto como expresión del conocimiento de fe degrade el saber de fe a un nivel meramente humano, como si no pudieran existir pensamientos revelados. Pero yo me pregunto: los conceptos que nuestro Señor Jesucristo expresa y nos comunica en el Evangelio, ¿qué es lo que son sino conceptos revelados y, por tanto, conceptos de fe?
----------Indudablemente, nosotros formamos normalmente nuestros conceptos para captar realidades finitas, que están todas al alcance de nuestra razón; sin embargo, las nociones trascendentales, comenzando por la noción del ente, no comportan de por sí la finitud; y por eso nuestra mente, ya a nivel de la sola razón, es capaz de pensar también lo Infinito, lo Eterno y lo Absoluto.
----------Sobre esta capacidad de nuestra razón se injerta la revelación cristiana proponiendo a la razón nociones divinas y supra-racionales, cuyo contenido, a la luz de la fe, puede ser captado por la razón, si bien ésta, por su finitud, no es capaz de comprender su infinito alcance. Ahora bien, estos conceptos fundados sobre la revelación trascienden la razón, por lo cual no tiene ningún fundamento la preocupación de Rahner de que el dato de fe, mediado por un conocimiento aposteriórico, venga a ser restringido y rebajado al plano de lo humano.
----------En efecto, cuando un concepto aposteriórico -y todos los conceptos humanos lo son, porque nosotros no somos ángeles- viene usado por la divina revelación para expresar una verdad sobrenatural, el origen aposteriórico de ese concepto no le impide expresar, aunque sea imperfectamente, el contenido sobrenatural. Así, por ejemplo, las nociones de "padre" y de "hijo", válidas incluso también para el mundo animal, en los labios de Cristo que nos revela el misterio de Dios, asumen un significado nuevo y altísimo, aunque no sin relación con su significado originario, para expresar la Paternidad y la Filiación que existen en Dios.
----------Ahora bien, debemos advertir también que el agnosticismo conceptual de Rahner lo impulsa a mirar con escepticismo incluso la legitimidad del mismo Símbolo de la fe como colección sintética definitiva e inmutable de los artículos de fe expresados en proposiciones, bajo pretexto de que el acto de fe, más allá de las fórmulas conceptuales, va a la Realidad divina misma significada por esas fórmulas. Dice por eso Rahner: "Ciertamente nuestra fe no coincide con una suma inmutable de enunciados formulados de una vez y para siempre; nuestra fe, llena de la gracia divina, no se refiere en último análisis a las frases, sino a la realidad de un Dios, que ha querido venir a nosotros a través de Jesucristo y a través de su gracia, que conduce a su perdón y a su auto-participación" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. IV, p.591).
----------El mismo anticonceptualismo lleva a Rahner también a considerar imposible que una verdad de fe pueda estar contenida de modo absolutamente cierto y unívoco en una singular proposición, de modo tal que la proposición contraria sea absolutamente falsa. Según Rahner, se trata, en cambio, de afirmaciones "condicionadas", a tal punto que sería posible demostrar la verdad de lo contrario: "En otro tiempo se pensaba mediante alternativas y proposiciones más simples, en favor de las cuales se presumía por lo menos un asentimiento absoluto. Hoy se presume ante todo que un simple aut-aut sea desde la partida equivocado, y normalmente se afirman proposiciones de manera condicionada, y esto quiere decir hasta la demostración siempre concebible de lo contrario" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. X, pp. 298-299.).
----------Si podemos dar un ejemplo de cuanto Rahner entiende decir, la proposición "Cristo es Dios" no debe ser interpretada de modo absoluto, a tal punto que no pueda ser verdadera también la contradictoria: "Cristo no es Dios". De esto se comprende bien cómo llega a ser socavado desde las raíces el derecho-deber de la Iglesia de precisar las verdades de fe y de condenar los errores contrarios.
----------Pero si el Magisterio no tiene la mencionada facultad de determinar de modo absoluto y definitivo el contenido veritativo de una proposición de fe, se explica también el paso ulterior que Rahner hace al distinguir, en la Iglesia, aquella que él llama "fe efectiva", patrimonio de los fieles, de la "doctrina eclesial oficial", que es emanación del Magisterio episcopal y papal. Es la primera la que puede criticar a la segunda y no a la inversa: "El Magisterio de la Iglesia está siempre para indicar el modo concreto, socialmente institucionalizado en el cual la efectiva consciencia-de-fe de la Iglesia -siempre anterior a él desde el punto de vista lógico- llega más claramente a sí misma y hace valer el propio peso vinculante para los individuos. De aquí por ello viene que la efectiva consciencia-de-fe de la Iglesia en último análisis posee en sí misma la propia virtud normativa y la propia instancia crítica, sin derivarla de una doctrina eclesial oficial" (Ibid., p.676).
----------"La fe efectiva es una instancia crítica también frente a la doctrina eclesial oficial hoy existente, porque ésta a su vez de algún modo es una instantánea, aunque sea también bien lograda y por tanto autoritativa, de la fe efectiva de una época anterior" (Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.677).
----------O sea que para Rahner, la autoridad del Magisterio no está en el guiar el camino de fe del Pueblo de Dios y en el criticar eventuales errores presentes en su fe efectiva, sino simplemente en el tomar nota y archivar cuanto enseña la "fe efectiva", dotada por otra parte de una "instancia crítica" frente al mismo Magisterio.
----------De hecho, y siempre según el pensamiento de Rahner, los fieles tienen una consciencia suya de fe por cuenta propia, "sin derivarla de una doctrina eclesial oficial". No son, en definitiva, los Obispos quienes enseñan a los fieles y a los teólogos, sino que son ellos los que enseñan a los Obispos. De tal modo, Rahner se ha preparado el terreno para dar una apariencia de legitimidad a sus numerosas intervenciones en las cuales se ha expresado la mencionada "instancia crítica".
----------Pero para Rahner la preeminencia de la llamada "fe efectiva" sobre la doctrina oficial de la Iglesia no toca sólo al conjunto o a la "mayoría de los fieles" (Ibid., p.669), sino también a todo individual fiel, el cual no está obligado a aceptar todo lo que el Magisterio presenta como dogma, sino que es libre de permanecer indiferente a su discreción a aquellos dogmas que a él no le agradan. Rahner llama a tal actitud "indiferencia existencial de distensión", como para querer significar una especie de derecho en el creyente a no ser importunado y a ser dejado en paz para creer lo que quiera: "No todo lo que existe como dogma en la doctrina eclesial oficial debe por eso mismo haber sido ya hecho existencialmente propio y entendido [...]. La brecha entre la doctrina oficial de la Iglesia y el contenido concreto de la propia fe personal no debe en absoluto causar sorpresa, de hecho aparece del todo legítima [...]. Existe también algo así como una indiferencia legítima frente a esta o aquella doctrina de la Iglesia, una indiferencia existencial de distensión. Ello, en determinadas circunstancias, está fundamentalmente justificado [...]. No hay en absoluto necesidad de conservar como en una gran farmacia todas las doctrinas de la Iglesia envasadas en frascos" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. V, pp. 366-367).
----------Ante tales afirmaciones rahnerianas, debemos decir, por el contrario, que las doctrinas de la Iglesia son precisamente un fármaco de inmortalidad que cura el corazón del hombre de la lepra del pecado, libera la mente de la esclavitud de la mentira, y al alma del hombre de la muerte eterna.

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