domingo, 8 de septiembre de 2024

Un tradicionalista postconciliar opina del Concilio (2/2)

Debemos tener siempre presente y equilibradamente la dualidad propia de la Iglesia, que está orientada hacia las cosas futuras, pero sin haberlas conseguido todavía. Por lo tanto, todavía está en camino; es por eso que es humilde, pobre, simple, pero también se hace valiente, porque ya está orientada y dispuesta hacia el Cristo Resucitado que la espera en la otra orilla de la vida eterna y que por lo tanto le infunde coraje, le da fuerza para superar todas las aflicciones. De todo ello el Concilio Vaticano II habla con gran realismo. [En la imagen: fragmento de "El triunfo de la Iglesia", óleo sobre lienzo del siglo, del siglo XVIII, de autor anónimo, conservado y expuesto en el Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, Estado de México].

----------Luego el Concilio dice que la Iglesia recibe de Cristo sustento y así se convierte en instrumento, para que Cristo difunda sobre todos la verdad y la gracia. También esto es muy bello, Jesús nos ha prometido, "he aquí que yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos". Jesús acompaña a la Iglesia en cada momento de su vida histórica, y sobre todo entonces en tiempos borrascosos como los nuestros podemos pensar que el Señor está más cerca que nunca. Por lo tanto, Cristo sustenta a su Iglesia y la sustenta de tal manera que ella pueda ser siempre su instrumento. Miren lo muy bello que es esto.
----------El Concilio antes nos ha dicho que la Iglesia representa a Cristo, o sea, que significa a Cristo, que es signo de Cristo. Ahora dice que no solo es signo, sino también instrumento de Cristo. He aquí que se religa de nuevo con la teología de la sacramentalidad de la Iglesia: ser signo e instrumento al mismo tiempo. ¿Instrumento de qué? De la difusión de la gracia y la verdad sobre todas las naciones de la tierra.
----------Así dice el Concilio en la Lumen gentium, la luz de las gentes. La Iglesia es luz que ilumina a todas las naciones de la tierra. Pero, queridos, nosotros que pertenecemos a la Iglesia, ¿nos damos cuenta de cuál es la responsabilidad que tenemos? ¿Entienden? Como Iglesia todos debemos, pero no de manera anónima, todos en el sentido de cada uno de nosotros, ser signos e instrumentos del Señor para santificarnos no solo a nosotros que ya tenemos la suerte de ser cristianos, sino para santificar e iluminar con la luz de la fe a todas las naciones de la tierra, porque todo pertenece por derecho a Cristo.
----------Nosotros, por tanto, debemos hacernos promotores de esto: hacer que todas las naciones pertenezcan a Cristo Señor, someter a Cristo rey a todas las naciones de la tierra. Y esto no es en absoluto imperialismo, como se dice hoy. Y si lo fuera, lo es en el plano espiritual y sobrenatural y así es del todo no solo innocuo sino también santo y bueno, para que el Señor a través de la Iglesia pueda difundir sobre todas las naciones la gracia y la verdad. Son dos palabras bíblicas que son muy significativas.
----------Los antiguos Hebreos decían que el núcleo de la Ley, el sentido, el fundamento de la Torá, el fin de la Torá, es precisamente la gracia y la verdad, hanan y emet, decían. Gracia y verdad. Es este binomio de gracia y verdad que san Juan retoma en su Prólogo a su Evangelio, cuando dice que nosotros lo hemos visto, a Cristo. Él, el apóstol del Señor, vio al Cristo, al unigénito de Dios, lleno de gracia y de verdad.
----------Y es esta la gracia y verdad de Dios, de la cual está llena la ley de Dios, y de la cual está lleno aquel que es la ley encarnada de Dios, la sabiduría encarnada del Padre, es decir, Cristo. Difundir esta gracia y verdad sobre todas las gentes: he aquí nuestra tarea. Ven ustedes cómo prácticamente la gracia y la verdad brotan de Dios, y luego por medio de Cristo y por medio de la Iglesia se difunden por toda la tierra. Hay una doble mediación, veremos más adelante que la humanidad de Cristo es así instrumento conjunto de Dios, de su divinidad. La Iglesia con los sacramentos es como un instrumento separado.
----------Santo Tomás de Aquino da un ejemplo. Dice que nuestra mano es instrumento del alma, el alma mueve la mano, pero es instrumento conjunto porque forma parte del único cuerpo animado por el alma. Si yo en cambio, por ejemplo, tomo un martillo o algún otro instrumento, ya no existe un instrumento conjunto, sino que es un instrumento separado. Vean la doble mediación: la humanidad de Cristo unida vitalmente al Verbo, y luego la Iglesia con los sacramentos como instrumentos separados. Esta doble mediación tiene como objetivo difundir la gracia y la verdad sobre todos los pueblos de la tierra.
----------Siempre noten bien este binomio, mis queridos, porque, saben, no lo digo solo por motivos tomistas o intelectualistas, ustedes ya me conocen un poquito y entonces sospechan que sea ese intelectualismo, de todos modos el hecho es, queridos, que hoy no lo hago solo como apología pro domo mea, sino precisamente porque no hay que perder de nuevo este equilibrio. Hoy se habla mucho, muchísimo, de gracia. Es correcto, la gracia es lo que nos santifica, pero la gracia a su vez se apoya sobre la verdad. No hay gracia sin la verdad. Por tanto, cuando pronunciamos la palabra gracia es necesario decirla en el sensus plenior, en el sentido más pleno en cuanto resume en sí, comprende en sí también la verdad.
----------Luego se habla de unidad, unidad de la Iglesia en todos estos aspectos, que ahora se los enumero. Son aspectos aparentemente contrastantes. El Concilio dice que la Iglesia es una unidad de sociedad jerárquica y cuerpo místico. Sociedad jerárquica, uno piensa en suma, en una república, un estado cualquiera. Pero luego de inmediato dice cuerpo místico, que es algo mucho más espiritual me parece. Entonces, la Iglesia es lo uno y lo otro. Es sociedad visible, un organismo visible, pero también es un cuerpo místico. Luego dice asamblea visible, por lo tanto una multitud visible de hombres, pero es también comunidad espiritual.
----------He aquí, como ustedes pueden ver, por ejemplo, una parte de la Iglesia, es la asamblea del Pueblo de Dios que se reúne en ese lugar que no por casualidad se llama precisamente Iglesia. Pero aquellos que están reunidos allí no lo hacen porque, de nuevo lo digo, les gusta estar juntos, como quiere hacernos creer alguno de nuestros teólogos contemporáneos, sino porque existe en medio de ellos el Señor Jesús en la real presencia de la Eucaristía. O también porque rezan juntos, elevan la mente a Dios, pero el centro no es el hombre al cual le viene el capricho de estar con los demás, sino que el centro es Dios, al que elevamos nuestra mente.
   
----------Cuando en este párrafo el padre Tyn habla de "lugar", se trata de la Iglesia local, por ejemplo la comunidad diocesana que se reúne en la iglesia catedral, o la parroquia, que se reúne en la iglesia parroquial.
   
----------Vean ustedes, queridísimos. Por tanto, asamblea visible, pero también comunidad espiritual, asamblea que se reúne, sí, pero en el Espíritu del Señor. Debemos considerar esto. Entonces, la Iglesia de la tierra, pero también la Iglesia que está en posesión del cielo. Esto debe ser enfatizado mucho, porque nosotros cuando hablamos de la Iglesia pensamos en nuestra pobre pequeña Iglesia terrena. Mientras que la mayor parte de la Iglesia es aquella de la cual nosotros generalmente no hablamos y es aquella que ya está en posesión de los bienes celestiales, en el cielo. Hay que sentir muy precisamente este vínculo con la Iglesia de la tierra, la Iglesia peregrina, la Iglesia militante como se decía con una expresión un poco militaresca, pero es el caso de decirlo.
   
----------Pregunta de una señora: "... simples mortales, cosas tan grandes para nosotros".
   
----------Y sí, querida, es cierto. Es una pregunta muy bella. La señora -no sé si todos han escuchado su pregunta, por eso lo repito aquí al micrófono- la señora me ha preguntado cómo es que nosotros tan pequeñitos como somos, podemos sentirnos unidos con la Iglesia del cielo. Es loable esta humildad. Notemos que san Pablo lo dice en la Carta a los Filipenses. Dice nuestro "politeuma", que la Vulgata traduce "conversatio nostra" es decir, nuestro conversar, "in coelis est", está en el cielo.
----------Es terrible esto, vean. Entonces, ¿qué hay que decir? Es necesario decir que el buen cristiano, el buen hombre de Iglesia que pertenece a la Iglesia, debe tener dos virtudes que solo aparentemente se contradicen. Una es la virtud de la humildad, la otra es esa virtud que santo Tomás llama magnanimidad y pertenece a la fortaleza, hay que tener coraje.
   
----------El padre Tomas pretende decir probablemente que esta conciencia de que nuestra conversación está en el cielo, casi nos espanta, porque nos responsabiliza seriamente. Nosotros en cambio, en nuestras conversaciones somos llevados a discursos triviales o banales o fútiles o inútiles, que pueden abrir la puerta al diablo, como las maledicencias, las calumnias, los chusmeríos y las burlas del prójimo o de las personas ausentes. Es necesario, en cambio, mucha vigilancia sobre las palabras, que deben ser siempre benévolas y edificantes, incluso cuando deben ser de crítica, de reproche o de desaprobación. En tal sentido, nuestra conversación debe ser celestial.
   
----------Entonces, vean, por un lado tenemos todo motivo de humildad, por el otro tenemos todo motivo de darnos coraje, de animarnos. ¿Pero cómo? Las dos cosas parecen imposibles juntas, ¿no? Porque la humildad me da el sentido de mi pequeñez, la magnanimidad me dice: mira que cualquier cosa puedes hacer bien, en definitiva. ¿Cómo juntamos estas dos cosas? Entonces santo Tomás nos ayuda y dice: mirad que hay que distinguir el punto de referencia, es decir, para nosotros es más que justo decir yo soy un pobrecito que no sabe hacer mucho, de hecho casi nada, etc. En cambio, respecto a Dios, del cual tenemos todo, notemos bien, todo el ser, respecto a Dios que nos ha dado todo, nosotros podemos absolutamente todo.
----------Me parece que ha sido santa Teresita quien decía que sin Dios ella era precisamente una nada, pero con Dios podía hacerlo todo. Como ven, esta es la conciencia. En este sentido nosotros, por un lado, al mirar nuestra debilidad, decimos: oh, estamos tan lejos. Pero, por otro lado, mirando la voluntad de Dios en nuestro favor, que es aquello por lo que nos hacemos santos, digamos: Señor, tú nos quieres en ese otro lado, tú nos quieres en tu Jerusalén celestial. Notémoslo, queridísimos.
   
----------El padre Tomas pretende decir que Dios quiere apartarnos de nuestro apego a las cosas terrenas y quiere que levantemos la mirada hacia las cosas del cielo.
   
----------Es necesario entonces que consideremos una y otra cosa, aunque confieso que solo con mucho esfuerzo y mucho trabajo espiritual tengo esta advertencia también casi, no digo sensible, pero intuitiva de la pertenencia de las dos Iglesias la una a la otra, para evitar equívocos. Preciso, para disipar equívocos, que el suscripto está muy lejos de realizar este ideal.
----------Pero, por ahora, dado que no estamos todavía en el nivel de la intuición mística, o al menos en el nivel de la especulación teológica, digamos esto, que las dos Iglesias se pertenecen mutuamente, aunque por desgracia no tenemos esta capacidad de hablar de tú a tú con los ángeles y los santos de Dios. Entonces, todos estos aspectos de la Iglesia se pertenecen entre sí y forman una sola Iglesia. Ven entonces, la cuestión del equilibrio, queridísimos.
----------A veces yo digo, escandalizando un poco al prójimo con esta paradoja, digo siempre: hay que ser fanáticos del equilibrio. El único fanatismo que no hace daño, porque el fanatismo significa tener una idea digamos así de maníacos. No sé si doy la idea. Pero si uno se esfuerza con todo su corazón para ser equilibrado, entonces el equilibrio no hace daño. En este sentido hay que tener una grandísima prudencia, siempre, esto lo digo precisamente porque el Concilio, queridos míos, reclama ser laicos responsables.
----------Pero laicos responsables significa en primer lugar laicos equilibrados. Comprendan, queridos. Y los problemas y fallas del llamado postconcilio -al cardenal Ratzinger no le gusta hablar del después y del antes del Concilio, porque de hecho hay que ver que la Iglesia es una, nos dice el mismo Concilio. Es Jesús quien la ha fundado, por lo tanto no puede ser refundada, una Iglesia de antes o de después. Pero las fallas del período por así decirlo postconciliar se encuentran sobre todo en esta falta de equilibrio. Entonces me interesa precisamente que ustedes vean en los textos conciliares esta exigencia, no de dividir y de oponer una cosa a la otra, sino de sintetizar, de unir en esta divina armonía los diversos aspectos de la Iglesia. Por lo tanto -dice el Concilio- se trata de una única realidad compleja constituida por dos elementos, uno humano visible, el otro divino invisible.
   
----------Aquí el padre Tyn condena la expresión "antes-después del Concilio" en el sentido usado por Alberigo, es decir, de la ruptura o mutación sustancial de la Iglesia del después con respecto a la anterior. Pero es evidente que la eclesiología conciliar está más avanzada y en tal sentido es diferente de la del preconcilio. Pero sin desmentirla, más bien profundizando y desarrollando la precedente en continuidad con ella. El final de la era constantiniana (como decía Don Dossetti) o el pasaje de la era sacral a la cristiano-profana (Maritain) no afecta en absoluto a la esencia inmutable de la Iglesia, sino simplemente a dos de sus realizaciones históricas de por sí mutables y caducas.
   
----------Es la santidad de la Iglesia el elemento divino, prosigue el Concilio, pero ahora entramos un poco en lo difícil: "Por una no débil analogía, la Iglesia puede y debe ser comparada con el misterio del Verbo encarnado". Noten que la Iglesia es por analogía Cristo en el misterio. Porque hay una relación de semejanza entre Cristo y la Iglesia. Como hay un elemento humano y un elemento divino en la Iglesia, así también es uno en Cristo. Y como el elemento humano en Cristo es instrumento de la divinidad del Verbo para nuestra santificación, así, digamos que la organización visible humana de la Iglesia es instrumento de ese Espíritu que la anima, que es el Espíritu de Dios que se le da en don, de nuevo en vista de nuestra santificación.
----------Véase entonces la analogía, es decir, la semejanza entre Cristo y la Iglesia, Cristo el Verbo que santifica por medio de su humanidad. La Iglesia misterio de la comunión social del hombre con Dios y entre nosotros en el vínculo invisible de la caridad que se sirve, sin embargo, de organismos humanos concretos, concretísimos, se trata de cosas muy concretas: Vaticano, los diversos dicasterios, de los cuales se habla a propósito y a despropósito, el IOR y así sucesivamente, ya saben. Aquí, para empezar. Pues bien, cuando se trata de cosas positivas todo esto forma parte, se entiende, de este organismo visible que sirve para mediar esta comunión espiritual que funda la Iglesia.
----------Por tanto, la Iglesia, esta Iglesia tan ricamente definida en esta abundancia de elementos humanos y sobre todo de ese elemento más profundo que es el divino, la Iglesia así definida, dice el Concilio, ha sido confiada a Pedro y a los Apóstoles. Y no tiene dificultad para decirlo. Yo me maravillo que hoy día se hable tan poco de ello, si el propio Concilio nos invita a hablar de ello.
----------Por lo tanto, la Iglesia es de origen apostólico, pero los Apóstoles no fundaban las iglesias cada uno por su cuenta [o bien: cada una de ellas, las iglesias, separadamente de las demás], sino que las fundaban los Apóstoles reunidos en el colegio apostólico cum Petro et sub Petro, con Pedro y bajo Pedro. Así vemos, queridos míos, que este es el único sentido atendible y fiable de la llamada colegialidad de los obispos. Ustedes saben que los reverendísimos excelentísimos obispos son los legítimos sucesores de los Apóstoles. No es una cosa de poca monta, es una inmensa dignidad. Tengan presente, sin embargo, que como los apóstoles eran cum Petro et sub Petro, así los obispos son siempre cum Papa, es decir, con el Papa y bajo la jurisdicción del Papa.
----------Entonces, "la Iglesia ha sido confiada a Pedro y a los demás Apóstoles para su difusión y guía". Es decir, los Apóstoles, así reunidos en torno a Pedro, debían difundir y guiar la Iglesia. Aquí están las dos dimensiones de la Iglesia que son la misión y la comunión. Y generalmente se habla de ello en sentido inverso, es decir comunión y misión, mientras que aquí se dice para difundir y para guiar. Para difundir: tarea misionera. Para guiar a la Iglesia en sí: comunión eclesiástica. A los Apóstoles les corresponde la una y la otra cosa. Ellos son heraldos de la Palabra de Dios ante el mundo entero, pero también guías autorizados de la Iglesia de Cristo.
----------Y ahora el Concilio cita una cosa muy bella. Se refiere a la Primera Carta de San Pablo a Timoteo, en el capítulo 3, versículo 15. Dice que en la Iglesia Cristo erexit, es decir, estableció, ha construido, ha puesto en medio de nosotros in perpetuum, para siempre, como vemos, la Iglesia es eterna hasta el fin del mundo, in perpetuum erexit columnam et firmamentum veritatis, la columna y el sostén, pero el firmamentum es algo aún mucho más, no llego a traducirlo bien. El firmamentum es aquello en torno a lo cual todo gira [es lo que hace firme (firmus) y que en sí mismo es firme]. Notemos. El firmamentum, en sustancia, es el universo, las estrellas que no se mueven de su lugar, sino que giran alrededor de ese eje que nunca se mueve. Notemos. El firmamentum es un poco eso. Entonces el Cristo en la Iglesia ha establecido en medio del mundo la columna y el firmamentum, en ese sentido profundo de la palabra, la columna y el fundamento de la verdad. ¡De nuevo la palabra verdad! ¡Qué importancia tiene respecto a la Iglesia! Y entonces, ahora volvemos a lo difícil, pero ya hemos superado el primer obstáculo, así que vamos a tener valor aquí también.
----------Dice así -es un texto discutidísimo el que voy a citar ahora, por lo tanto nos tomamos todo el tiempo para comentarlo- dice así: "La Iglesia en el mundo está constituida y organizada como sociedad", hasta aquí ninguna dificultad, solo que por supuesto algunos hermanos separados lo impugnarían porque obviamente ellos no ven a la Iglesia como sociedad. San Roberto Bellarmino estaría contento, porque él no tiene pelos en la lengua, como se dice. De hecho, dijo una vez simplemente que la Iglesia es una sociedad perfecta como el Reino de Francia, porque entonces Francia era monarquía, o como la república de Venecia. Para él era una sociedad, con gran escándalo de nuestros teólogos modernos. Pero de hecho, ciertamente no es una sociedad en el sentido natural, pero tiene en común con la sociedad natural esta característica de ser sociedad bien organizada. Vemos entonces, no hay duda. La Iglesia está constituida, está organizada como sociedad y como sociedad visible y posiblemente funcional.
----------Pero la Iglesia de Cristo así organizada y constituida -continúa diciendo el Concilio- subsiste, en latín subsistit constituida y organizada como sociedad, en la Iglesia católica. Subsistit in ecclesia cattolica, gobernada por el sucesor de Pedro y los obispos en comunión con él, para no dejar equívocos. Es decir, por Iglesia católica se entiende la que es fiel al Papa, que se deja gobernar por el Papa, en definitiva la Iglesia romana. Hoy en día se tiene un poco de este espíritu anti-romano, sobre todo en las latitudes nórdicas.
----------Entonces, es necesario decir con claridad que la Iglesia es romana, en cuanto no a un hombre, sino a Dios le ha complacido establecer en Roma la sede de Pedro y de sus sucesores. En este sentido es romana, no por el resto, ¿entienden? Es romana en este sentido preciso. Entonces, lo que nos interesa es la palabra subsistit y es ésta la que es difícil, es decir la Iglesia de Cristo, la Iglesia comunidad y sociedad, la Iglesia en sentido pleno subsiste, subsistit en la Iglesia católica y romana.
----------Ahora lo traduzco en palabras más sintéticas. En la Iglesia católica y romana subsiste la Iglesia toda entera -subsistit. Como ven, por tanto, no está permitido ese pseudo-ecumenismo, eso que después del Concilio será llamado irenismo, eso que dice: todos estamos de acuerdo en el fondo, eliminemos un poco a la Virgen y un poco al Papa, ellos nos conceden algunos santos más y hacemos la paz entre todos. No es así como se hace el ecumenismo.
----------Entonces, ¿qué significa el subsistit in? La palabra subsitit es tremendamente discutida. Precisamente hace poco recibí una carta de un padre misionero que discute sobre este asunto con el suscripto. En cualquier caso, el subsistit -ya sabéis, ya me conocéis, yo soy siempre discípulo en estas cosas de santo Tomás-, y para santo Tomás el subsistit significa constituir la sustancia. Una esencia que subsiste es sustancia. Por tanto, si interpretamos el Concilio en el sentido estricto de la palabra, esto de decir que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia romana significa darse cuenta que solo la Iglesia romana es sustancia de la Iglesia. Notemos: es sustancia de la Iglesia.
   
----------No hay ningún contraste con la definición tradicional de la Iglesia, en la cual, precisamente porque es definición, se compromete el verbo ser: la Iglesia de Cristo es la Iglesia católica. Y esta definición tradicional ha sido confirmada por un documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cual precisamente respondió a las dudas relativas al subsistit. Para disipar los temores de contradicción entre la definición tradicional y el subsistit, bastaría recordar, y el padre Tomas Tyn lo ilustra con claridad, que en el Concilio se habla de la sustancia de la Iglesia, es decir, para usar un lenguaje moderno, de la Iglesia como sujeto existencial, concreto e histórico, mientras que en la definición tradicional se habla de la esencia (quidditas) de la Iglesia. Ahora bien, un mínimo de preparación metafísica nos dice que no hay ninguna contradicción entre esencia y sustancia, sino que entrambas son constitutivas del ente por diferentes títulos. Por lo tanto, el temor de que el subsistit implique la idea de una super-iglesia en la cual católicos y no-católicos sean simples miembros a la par, o a título igual, es un temor inconsistente, que solo revela la ignorancia de la metafísica. El Concilio, en cambio, entiende decir, como bien explica el padre Tyn, que mientras la Iglesia católica constituye la sustancia, es decir la plenitud de la Iglesia de Cristo, otros elementos accidentales de esta Iglesia se encuentran en las comunidades de los hermanos separados. La novedad de la doctrina conciliar consiste en el reconocimiento de estos elementos válidos, cosa que hasta el Vaticano II el Magisterio de la Iglesia no había hecho nunca, limitándose a señalar solo los errores, señalización que por lo demás sigue siendo siempre válida. Estos son los principios del verdadero ecumenismo. El "ecumenismo" que implica un complejo de inferioridad con respecto a los no-católicos, no es ecumenismo, sino que, si se me permite una expresión popular, es una desvergonzada calatio bracarum.
   
----------Ahora bien, en metafísica, la sustancia se distingue de los accidentes. Entonces, no está dicho que alguna propiedad eclesial no exista en las otras comunidades cristianas; pero la sustancia de la Iglesia solo existe en la Iglesia apostólica romana. Ahora les he dado una interpretación por así decirlo, lo admito, un poquitito restringida [podría decirse mejor circunscripta], pero -entiendan ustedes- los buenos moralistas dicen que en estas cosas hay que seguir siempre la parte más segura, ¿verdad? Entonces he seguido la parte segurísima de la metafísica de santo Tomás de Aquino.
----------Entonces la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica y romana. Y entonces, ven ustedes sin embargo la ampliación -y aquí está el verdadero ecumenismo, no lo que se inventan nuestros postconciliaristas, sino lo que enseña el mismo Concilio, es decir, el verdadero ecumenismo consiste en reconocer con toda sinceridad y también con admiración que incluso fuera de la Iglesia católica se encuentran elementa plura, es decir muchos elementos, santificationis, veritatis, muchos elementos de santidad, de santificación y de verdad, que son dones propios de la Iglesia de Cristo.
----------Vemos, por tanto, la subsistencia en la Iglesia romana. Pero en muchas otras comunidades pueden existir las propiedades que propiamente serían de la Iglesia católica. Es un problema nuestro si luego eventualmente no cultivamos estas propiedades como deberíamos y se las dejamos a los hermanos separados. Pero en esto, yo lo digo siempre, tanto para sonreír un poco, que no hay que imitar los defectos de los hermanos separados, sino que hay que imitar sus virtudes, ¿se entiende? Por lo tanto, por ejemplo, en la liturgia no hay que imitar a los protestantes, sino más bien a los ortodoxos. Mientras que en el estudio de la Escritura no hay que imitar a los ortodoxos, sino más bien a los protestantes. ¿Se entiende? Y por lo tanto cada uno en su fuerte.
----------De todos modos el Concilio dice que hay muchos elementos apreciables de santidad y verdad también en otras comunidades no-católicas que pertenecen por derecho y deber diría a la Iglesia católica. Es un poco lo que dice san Agustín respecto a los israelitas y los egipcios, cuando toman el oro de los egipcios. Dice: ¿era un robo? No, dice san Agustín, obviamente. El buen Dios se los ha permitido. ¿Por qué? Porque en el fondo era como un rescate por aquellas penas que habían sufrido allí en Egipto. Ahora bien, dice san Agustín, hagamos algo similar con la cultura pagana. En la cultura pagana hay muchas verdades -ustedes saben que san Agustín era discípulo indirecto de Cicerón, de Platón y de Plotino- pues bien, san Agustín dice precisamente esto: es necesario tomar aquello que hay de verdadero en la cultura pagana cristianizándolo, Porque como el oro de los egipcios pertenecía al pueblo de Dios, así también estas verdades paganas pertenecen por derecho, y por deber yo añado, a los cristianos.
----------Y así, a los católicos pertenece todo aquello que hay de bueno en las comunidades separadas de Roma. Y luego dice entonces el texto conciliar que todos estos elementos buenos empujan hacia la unidad católica. Por lo tanto, debemos apreciarlos y colaborar con esta unidad. Pero no una unidad superficial, aquella que recorre los atajos por decirlo así, sino la unidad sufrida, elaborada también con lágrimas y sudor. Que es la única que cuenta, esa unidad que no deja de lado la verdad, sino que se realiza en la verdad. La Iglesia sigue a Cristo por el camino de la pobreza y de las persecuciones para comunicar a los hombres los frutos de la salvación. La Iglesia no elige el camino del triunfalismo, aunque un poquito de eso habrá también, lo veremos más tarde, sino que elige el camino de Cristo pobre y sufriente para mediar a la humanidad estos frutos de la salvación.
----------"La Iglesia para cumplir su misión tiene necesidad de medios humanos". Vean ustedes entonces, un poquito de triunfalismo no hace daño, ¿se entiende?, en el sentido del decoro. Pero entiéndanlo bien, en el sentido del decoro. "La Iglesia para cumplir su misión necesita medios humanos, sin embargo no busca la gloria de la tierra, sino que debe dar a conocer con el ejemplo la humildad y la abnegación". La Iglesia debe dar el ejemplo de humildad y abnegación, pero esto no quita que la Iglesia se comporte también con una cierta decencia, según la sensibilidad del mundo que la circunda, vale decir, que la pobreza no es, por ejemplo, degradar la liturgia. En lugar de vestiduras usar trapos, ¿se entiende? Porque esa no es verdadera pobreza. El culto del Señor exige un cierto decoro. Recordemos el pasaje bíblico. La mujer pecadora que lava los pies del Señor con ese ungüento preciosísimo, costoso, muy costoso. Y Jesús la defiende, dice: "lo ha hecho para mi sepultura", por tanto para dar gloria a Dios que se revela en su Hijo.
----------Por eso la Iglesia debe ser solemne, porque anuncia también al Señor que vendrá en la gloria, pero esta solemnidad no quita el estilo de pobreza y de humildad. Vean ustedes, de nuevo, es una cuestión de estilo, es decir, de capacidad, algo que no se puede teorizar. Podríamos hacer muchos discursos sobre esto, pero es algo que todo cristiano honesto siente inmediatamente, es decir que no hay un contraste, sino que hay una unidad entre estos dos elementos: decoro para alabar a Dios, humildad y por tanto también pobreza respecto a nosotros, pobreza en el sentido de una cierta simplicidad.
----------"La Iglesia circunda de afectuoso cuidado a cuantos están afligidos por la debilidad humana. Reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su fundador, se preocupa por aliviar su indigencia y por servir a Cristo en ellos". Los pobres son imagen de Cristo. Pero no es un pauperismo, lo digo de nuevo, no es un pauperismo materialista. Ciertamente, también entra la indigencia material, pero sobre todo la debilidad humana. Ya vemos entonces, esto es mucho más amplio que algunas privaciones materiales. Más aún, yo diría que por debilidad humana se entiende más bien la fragilidad de tipo moral. He aquí aquello que la Iglesia quiere aliviar en primer lugar. He aquí, entonces, dice el Concilio al final, para concluir el capítulo, "por la fuerza del Señor resucitado, la Iglesia encuentra fuerza para vencer con paciencia y amor sus internas y externas aflicciones y dificultades, y para revelar al mundo con fidelidad aunque bajo sombras el misterio del Señor hasta su manifestación al final de los tiempos".
----------Por tanto, vean ustedes la dualidad propia de la Iglesia, que está orientada hacia las cosas futuras, pero sin haberlas conseguido todavía. Por lo tanto, todavía está en camino; es por eso que es humilde, pobre, simple, pero también se hace valiente, porque ya está orientada y dispuesta hacia el Cristo Resucitado que la espera en la otra orilla de la vida eterna y que por lo tanto le infunde coraje, le da fuerza para superar todas las aflicciones. ¿Ven ustedes, entonces, cómo el Concilio habla con realismo?
----------Conocemos todas las aflicciones, las dificultades, las divisiones internas, los conflictos. Todos lo sabemos. Y las dificultades externas, todas las trampas a las que la Iglesia está expuesta. En suma, la Iglesia es equilibrio de esta alma sobrenatural y divina y de una sociedad humana, aunque sobrenaturalmente elevada. Es necesario tener bien presente ambos elementos para entender al menos en mínima parte lo grande que es la Iglesia, nuestra santa madre. He aquí, queridísimos. Les agradezco.
----------En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Te damos gracias, Señor Dios omnipotente por todos tus beneficios. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Muchas gracias por su atención. Que Dios los bendiga y buena continuación.
   
Padre Tomas Tyn, OP
   
----------El comentario que aquí he presentado, se trata de una conferencia sobre el Concilio, que fue ofrecida por el padre Tomas Tyn en Bologna, el 11 de noviembre de 1985, en el Instituto Tincani. El audio originario (que puede hallarse en este enlace) ha sido desgrabado y vertido al español. Las palabras en letra cursiva corresponden a la conferencia del padre Tyn (en letra normal, hago ocasionalmente algunos comentarios).

11 comentarios:

  1. Para mí la Iglesia católica es una institución como tantas otras en la historia, un hecho puramente cultural. La iglesia de Jesús, la de aquellos que están a su seguimiento, es otra cosa y solo Él lo sabe, mientras que las nuestras son puras elucubraciones. Pero el escándalo secular de la división entre los hermanos cristianos permanece desde los tiempos del libio S.Agustín que condenó abiertamente a los donatistas decretando su sangriento fin, mientras que Jesús en los Evangelios dice solamente que da un mandamiento nuevo y único .... "Seguid escrupulosamente todos los dogmas que la Iglesia romana impone"...

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    1. Estimado Juan,
      la Iglesia Católica tiene ciertamente un aspecto humano-cultural. Sin embargo, ella nos transmite contenidos doctrinales, es decir, los dogmas, que intentan explicarnos las enseñanzas de Cristo. En efecto, Cristo mismo ha encargado a los apóstoles que enseñen al mundo lo que él ha enseñado. Ahora bien, los dogmas no contienen simples conocimientos humanos, sino ese mismo pensamiento divino que Cristo quiere comunicarnos por medio de la Iglesia.
      Por cuanto respecta a la historia de las herejías y de los cismas, es ciertamente una historia real y dolorosa. La Iglesia siempre se ha propuesto a este respecto dos fines: o el de recuperar a los hijos perdidos o el de liberar a la Iglesia de sus enemigos. Este segundo propósito es siempre de actualidad, pero la Iglesia a lo largo de los siglos ha entendido que no se debe llevar a cabo tanto con la severidad, sino más bien con el diálogo y el buen ejemplo. Por eso, con el Concilio Vaticano II, surgió el ecumenismo, que se propone ayudar a los Hermanos separados a alcanzar la comunión plena con la Iglesia Católica.

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  2. El padre Tyn repite muchas veces: esto es muy bello.... expresión típica de quien ama a Jesús y su Iglesia en serio, no como idea sino como vida vivida y como testimonio... es por eso que es santo.

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  3. Estimado padre, al leer ciertos comentarios, que me abstengo de definir y de adjetivar, me quedo realmente consternada, por decir lo menos, pero luego leyendo sus respuestas, serenas pero firmes, no puedo más que afirmar que son las respuestas justas y correctas, sobre todo si están dirigidas a quien rechaza el diálogo y no quiere hacer otra cosa más que imponer sus opiniones subjetivas y malévolas...

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    1. Estimada Rosa Luisa,
      le agradezco por su participación en mis discusiones con los lectores.

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  4. Espero no estar también yo, señora Rosa Luisa, entre aquellos que han dado respuestas como para causarle su consternación.

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    1. La consternación no es un mal incurable, y de todos modos, quédese usted tranquilo, yo no quiero ofender a nadie, solo he expresado una reacción mía simple, especialmente cuando se define a la Misa Novus Ordo como 'protestante'.....gracias a Dios , sin embargo, la verdad brilla con su propia luz.....y también por eso nos hace libres.

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    2. Bueno, afortunadamente no he sido yo, Rosa Luisa, el que he ofendido a la Nueva Misa, por lo que sus críticas, correctas, no estaban dirigidas a mí, porque en tal caso me habría arrepentido si hubiera disgustado a alguien. Pase usted un muy buen día.

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  5. Toda esta reflexión del padre Tyn me ha hecho pensar en la diferente labor del catequista y la del teólogo, que entiendo, sí, que deben ser diferentes, aunque no alcanzo a ver claro la diferencia, si ambos tienen por tarea la explicación de la fe. Al respecto he leído un discurso del papa Francisco a la Comisión Teológica Internacional del 24 de noviembre de 2022, que creo que debe tener que ver con este tema.
    https://www.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2022/november/documents/20221124-cti.html

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    1. Estimado Fabio,
      la distinción entre la obra del catequista y la del teólogo está bien ilustrada por el Papa, en ese discurso que usted indica.
      El catequista debe dar, como dice el Papa, una doctrina sólida, es decir, debe hacer conocer todo el patrimonio doctrinal de la Iglesia. El texto de enseñanza del catequista es el Catecismo de la Iglesia Católica.
      En cambio el teólogo, sobre la base del Catecismo de la Iglesia Católica, tiene la tarea de ser un explorador, de avanzar en el conocimiento de la verdad. El teólogo es un buscador. Ciertamente, a su propio riesgo, porque es posible que él se engañe. He aquí, entonces, la importancia de la humildad, con la que el teólogo debe someter al juicio de la Iglesia sus descubrimientos, porque solo la Iglesia, en su infalibilidad, puede decirle si ha comprendido o no la verdad.

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