miércoles, 11 de septiembre de 2024

Un elenco de los errores de Karl Rahner (2/2)

Después de sesenta años de rahnerismo, sin contar a todos los demás numerosos y poderosos exponentes del actual neo-modernismo (Schillebbeckx, Küng, Boff, etc.), no debería ser difícil hacer un balance de la teología y de las costumbres católicas o del actual perfil de la vida católica o de cuanto queda de catolicismo desde aquel inicio hasta hoy. No hay duda que ha habido un progreso. Pero ello se ha debido a la verdadera aplicación del Concilio Vaticano II, no a la aplicación propuesta por Rahner y los demás neo-modernistas. [En la imagen: fragmento de "Las siete Iglesias de Asia", en un vitral del Siglo XV diseñado por John Thornton y ubicado de la catedral de York. Juan de Patmos -abajo, a la izquierda- es conminado por un ángel a escribir a las siete Iglesias de Asia, que en la obra aparecen representadas por siete arzobispos de pie en el interior de siete santuarios].

El método de Karl Rahner
   
----------La necesidad de una seria confrontación del pensamiento cristiano con la cultura moderna ha comenzado a volverse impelente en la Iglesia ya desde el siglo XIX, después del trauma de la revolución francesa, y después de un largo período de severa oposición inaugurado con el Concilio de Trento, subsecuente a la herida y a la ofensa que la Iglesia recibió de la rebelión de Lutero.
----------Una tentativa grande y noble de obrar una fructuosa confrontación fue la del beato Antonio Rosmini. Pero tal tentativa, por más noble y grandiosa que fuera, rica de valores, sobre todo en el campo de la moral y de la espiritualidad, fruto de sincero amor por la Iglesia y por el Papa, ha sido defectuosa, no obstante las generosas intenciones del Autor, no suficientemente formado en la tradición escolástica (la cual era bastante deficiente en sus tiempos, subsecuentes a la supresión napoleónica de muchos institutos académicos eclesiásticos). Todavía más defectuosas -a tal punto que fueron condenadas por la Iglesia- fueron las sucesivas tentativas, hechas en Alemania por obra de Hermes, Günther y Frohschammer, de una confrontación con el hegelianismo.
----------Faltaba un punto de referencia seguro para obrar el difícil discernimiento. Ese punto de referencia fue propuesto, como se sabe, en santo Tomás de Aquino, por el papa León XIII, pero solamente al final del siglo XIX. De tal modo, renació el discipulado tomista; se mantenía siempre, sin embargo, el problema de la confrontación con el pensamiento moderno. Esto fue de nuevo intentado por los modernistas, los cuales sin embargo, como ya había ocurrido en las tentativas precedentes, no utilizaron un criterio de valoración tomista, y ni siquiera católico, sino que se dejaron influenciar por los errores de la modernidad, al punto de caer incluso en la herejía.
----------La operación fue reintentada, esta vez sobre la base de los principios de santo Tomás, y por tanto con éxito, por algunos pensadores franceses de los años treinta, cuarenta y cincuenta, como fue el caso por ejemplo de Sertillanges, Gardeil, Roland-Gosselin, Maritain, de Tonquédec, de Lubac, Daniélou, Jolivet y Congar. Operaciones análogas ocurrieron en Bélgica, España, Italia, Alemania y Argentina. De tal modo, estos autores fueron precursores de las disposiciones del Concilio Vaticano II, el cual puso todo el peso de la autoridad de la Iglesia en el ordenar enérgicamente -dada la impostergable urgencia de la situación- a filósofos y teólogos católicos a reavivar la confrontación, valiéndose de los principios del Aquinate.
----------Mientras tanto había surgido otra tentativa, la de la "théologie nouvelle" en Francia, la cual fue sin embargo desautorizada por el papa Pío XII, siempre a causa de una cierta claudicación a los errores modernos. Por cierto, da la impresión que Pío XII se haya referido también al padre Henri de Lubac, aunque no fuera nombrado. Sin embargo, de Lubac hizo un notable esfuerzo para corregir sus propias posiciones y a una edad avanzada, al igual que el padre Yves Congar, fue premiado con el cardenalato. Es en estos años que comienza a trabajar en Alemania Karl Rahner, a remolque de los jesuitas Pierre Rousselot y Joseph Maréchal, éste último de la universidad católica de Lovaina, los cuales -sobre todo el segundo- en los años 1920s habían intentado una confrontación entre santo Tomás y Kant, que sin embargo cedía al idealismo kantiano.
----------Rahner comienza sus obras filosóficas y teológicas al final de los años '40 del siglo pasado con una interpretación idealista de santo Tomás (contenida en sus obras Oyentes de la palabra y Espíritu en el mundo) la cual, sorprendentemente, no fue desautorizada por la Iglesia. Pero después de finalizado el Concilio Vaticano II, él declaró abiertamente cuál era su verdadero maestro: Martin Heidegger, de quien había sido discípulo. Al respecto, tal vez no viene mal recordar que Heidegger estuvo inscripto en el Partido Nacionalsocialista hasta 1945. Durante el régimen ocupó cargos académicos y, si bien a su modo, comulgó con la ideología nazi. Estos datos se pueden encontrar en un profundo estudio de Juan Arias.
----------"En cuanto al modo de pensar, en cuanto a la valentía de volver a poner en discusión muchas cosas tradicionales consideradas obvias [es decir, como resulta evidente leyendo los escritos de Rahner, la enseñanza de la Iglesia preconciliar], en cuanto al esfuerzo por insertar en la teología cristiana de hoy también la filosofía moderna, aquí he aprendido algo de Heidegger y le estaré siempre agradecido" dice Karl Rahner en La dificultad de creer (ediciones Paulinas, Cinisello Balsamo 1986, p.49). "¿Qué debe decir un alumno de Martin Heidegger, [...] de aquel a quien él [...] venera como su maestro? [...] ¿Debe él confesar reconociéndose agradecido con toda sencillez y sinceridad de haber tenido ciertamente muchos buenos maestros de la palabra oral, pero de haber tenido solo uno al que puede venerar como su maestro, precisamente Martin Heidegger?" (Richard Wisser, Verlag Karl Alber, Martin Heidegger im Gespräch, Friburgo-Monaco, 1970, p. 48ss).
----------Por lo tanto, tengamos bien en cuenta desde el principio de nuestras reflexiones que Karl Rahner, quien se presenta a sí mismo como el gran intérprete del Concilio Vaticano II, y así es considerado por muchos todavía hoy, incluso entre los Obispos, para su inmenso trabajo no ha tomado como maestro a santo Tomás de Aquino, como prescribe el mismo Concilio, sino a Heidegger. No es de maravillarse si también esta colosal confrontación o diálogo con la modernidad, que impresiona a tantos suscitando en ellos una especie de temor reverencial como si se estuviera frente a un gigante del pensamiento, ha fracasado sustancialmente, sin por ello negar muchos buenos resultados parciales. Pero ya desde esta primera consideración se intuye fácilmente que el concepto general que se tiene sobre la obra de Karl Rahner debe ser complemente rehecho.
----------En efecto, después de sesenta años de rahnerismo, sin contar a todos los demás numerosos y poderosos exponentes del actual neo-modernismo (Schillebbeckx, Küng, Boff, etc.), no debería ser difícil hacer un balance de la teología y de las costumbres católicas o actual perfil de la vida católica o de cuanto queda de catolicismo desde aquel inicio hasta hoy. No hay duda que ha habido un progreso. Pero ello se ha debido a la verdadera aplicación del Concilio Vaticano II, no a la aplicación propuesta por Rahner.
----------La aplicación del Concilio propuesta por Rahner ha producido desafección por la verdad, arrogante ostentación, soberbia, sed de poder e impiedad, rebelión al Magisterio y al Papa, claudicación a los errores de la modernidad, ausencia de refutación de los errores, profanación de la liturgia, "católicos" que en realidad son protestantes, disminución de la práctica religiosa y sacramental, descenso de las conversiones al catolicismo, caída de las vocaciones religiosas y sacerdotales, defecciones, relajamiento de las costumbres, politización de la Iglesia, mercantilismo y funcionalismo eclesiástico, secularismo, relativismo doctrinal, permisivismo moral, indiferencia y sincretismo religiosos, desintegración de la familia y de la sociedad, egoísmo económico, conversión a otras religiones, apostasía total de la fe y corrupción moral.
----------El rahnerismo, con el pretexto de la apertura al mundo moderno, del diálogo, del pluralismo, de la democracia, de la libertad religiosa y de investigación, del ecumenismo, de la madurez de los laicos, de la inspiración del Espíritu Santo, ha eliminado en el Cuerpo de Cristo las defensa inmunitarias, volviendo insípida o discutible la Palabra de Dios, y ha quitado el muro de seguridad de la Viña del Señor; de modo que hoy hay motivo como para dirigir hacia los pastores rahnerianos el reproche hecho por el profeta: "No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las bestias salvajes. Mis ovejas se han dispersado, y andan errantes por todas las montañas y por todas las colinas elevadas. ¡Mis ovejas están dispersas por toda la tierra, y nadie se ocupa de ellas ni trata de buscarlas!" (Ez 34,4-6). De hecho, sin embargo, muchas ovejas parecer estar contentas así, y creen que son libres.
----------Como veremos, lo que quisiera Rahner es modernizar al cristianismo, pero con una modernidad que no es sana, sino que de hecho resulta ser esa filosofía post cartesiana, la cual, en el curso de los últimos siglos, ha degenerado en aquello que hoy viene denominado "postmodernidad". Esto es constatado también por el teólogo español Joaquin Ferrer Arellano, a propósito de Rahner: "La modernidad ilustrada en la que Rahner se inspira, está en trance agónico de extinción -en acelerada fase de derribo- desde el advenimiento del relativismo postmoderno nihilista (que brota, dicho sea de paso, de la misma línea de pensamiento que ha tomado consciencia de sus contradicciones). Sus características son bien conocidas: irracionalismo, fin de la metafísica y de la historia, el asfixiante relativismo del 'pensamiento débil' de tan irritante superficialidad, la disolución de lo humano en el cosmos" (Karl Rahner, un’analisi critica, op.cit., p. 222).
----------Bajo una pátina de liberalidad, de bondad y de indulgencia, la pastoral que se funda sobre la ética rahneriana, como veremos, no forma ni buenos pastores, ni buenos teólogos, sino gente auto-referencial.
----------Una preocupación y cuidado que el pastor y el teólogo deben tener siempre hacia el prójimo está en el defenderlo del error, desde el momento en que ellos están constituidos por la Iglesia para mostrar a los fieles el sendero de la verdad. El pastor y el teólogo deben sentirse (y ser) premurosos y competentes médicos de las almas, con la diferencia que mientras el médico tiene la competencia de liberar al cuerpo del mal físico, el pastor y el teólogo deben liberar a las almas del pecado y la herejía.
----------Pero lamentablemente el buenismo rahneriano, con su ideología de los "cristianos anónimos", no asegura a quien debiera la capacidad para el discernimiento y el coraje suficientes a fin de defender al rebaño de los lobos y guiarlo a "pastos ubérrimos". Se convierte, como se suele decir, en "débil con los fuertes y fuerte con los débiles". Será mi tarea demostrar todo esto en el curso de esta larga serie de artículos, en los cuales la abundancia de los pasajes de Rahner citados permitirá al Lector verificar personalmente la verdad de cuanto digo, salvo, naturalmente, la posibilidad de que yo en alguna parte me equivoque al interpretar. Y de verdad quisiera equivocarme, pero el dato de hecho es el que es. Así también, un médico quisiera poder no diagnosticar un tumor, pero si el tumor existe, hay poco que hacer, y más bien habrá que intentar curarlo.
----------Estaría entonces agradecido a quien eventualmente me mostrara la interpretación correcta. En efecto, aunque yo frecuente el pensamiento rahneriano desde hace casi cuarenta años y haya hecho numerosas publicaciones sobre el tema, y después de haber llegado tras otros veinte años de estudios teológicos y con diversos títulos académicos, sé bien que no estoy a salvo de errores de interpretación y puedo admitir también que mis propios criterios de evaluación no son siempre correctos. Por eso estaré agradecido a quien quiera corregirme. Mejor conocer la verdad explícitamente que equivocarse en buena fe.
----------El tono de mi lenguaje es y será severo y puede parecer a veces burlón. Indudablemente recurro también a la ironía y a veces mi deseo es bromear un poco para alejar la tensión. Todo mi trabajo puede dar la impresión de ser una ráfaga de fuego que no da respiro ni al adversario ni al Lector. Pero lo he dicho desde el inicio: es un elenco de los errores de Rahner y, por lo demás, los pasajes que cito son lo que son.
----------Sé que frecuentemente existe un problema interpretativo; pero, vinculando los pasajes entre sí -un pasaje individual, tomado en sí mismo, dado que Rahner mantiene el lenguaje tradicional, puede parecer ortodoxo y puede también ser tomado como tal-, el sentido sale fuera generalmente claro, también porque Rahner tiene su coherencia y su lógica propia al permanecer fiel a los mismos errores fundamentales en todas sus obras, cualquiera que sea el tema que trata.
----------Sobre todo, como seguramente notará el Lector mientras progresemos en estos artículos, existe la presencia obsesiva de su "trascendental", que es de su invención, si bien está inferido de diversos autores (sobre todo de Kant y de Heidegger). Esto ha llevado a los estudiosos de Rahner a cualificar su pensamiento como "trascendentalismo". Algunos hablan de "tomismo trascendental". Pero el pensamiento rahneriano, después de un primer período de falsificación del pensamiento tomista, en su última fase no es en absoluto tomista. En efecto, el cualificar de "trascendental" en el sentido kantiano el tomismo es una contradictio in terminis porque el trascendental tomista es realista mientras que el kantiano es idealista.
----------Sea como sea, sin embargo, le aseguro al Lector que todo es contra el error y no contra la persona, hacia la cual no tengo ninguna animosidad, sino que de hecho amo con el corazón de Cristo como hermano en la fe, persona de la cual tengo el máximo respeto y a la cual le auguro el paraíso del cielo.
----------Rahner ha dado ciertamente una contribución importante a las doctrinas del Concilio Vaticano II; pero al mismo tiempo su interpretación modernista, que se ha consolidado extensamente, ha provocado los graves inconvenientes que aquí brevemente he señalado y que ilustraré ulteriormente en el curso de estas notas. Ciertamente tales inconvenientes no dependen sólo de Rahner y de su escuela, sino también de muchos otros personajes de menor calibre. Parecería entonces imponerse cada vez más, no sé a qué plazo, la exigencia de un nuevo Concilio, en el caso que no se lleguen a remediar esos inconvenientes de otro modo.
----------Esto, como he dicho, es normal en la historia de la Iglesia. La esperanza, por ahora, es la de una corrección, o al menos la de una atenuación del movimiento modernista. Pero si ello no sucediera, no habría otra solución más que la convocatoria de un nuevo Concilio que hiciera virar el rumbo a la navecilla de la Iglesia nuevamente hacia esos valores tradicionales que la descompuesta euforia postconciliar -de la que hay que responsabilizar no al Concilio sino a los modernistas- ha provocado en la Iglesia.
----------De todos modos, la tarea para el hoy parece ser la de una clarificación definitiva de los errores de Rahner (que es el objetivo de esta serie de notas), sin por ello desconocer sus méritos. Las conquistas deben ser conservadas, pero es necesario también recuperar los valores olvidados.

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