Según Karl Rahner, el conocimiento del ser no está en el vértice del conocimiento del ente originariamente aprehendido como ente sensible, sino, por el contrario, es el individual ente sensible el que es captado sobre el presupuesto y en la luz del conocimiento-experiencia previa del ser. Es necesaria la percepción del ser como tal para captar el ser de este ente. La mente, por tanto, para Rahner, no parte de lo concreto singular para alcanzar lo universal, sino que parte de lo universal para captar, en su interior, lo singular y lo concreto. Tenemos así claramente una inversión del proceso cognoscitivo humano, que viene asimilado a la ciencia divina, la cual es sólo ella, en verdad, que parte de lo universal -su autoconciencia- para determinar lo particular, dado que es proyectadora y creadora de los entes. [En la imagen: fragmento de "Los siete ángeles con siete trompetas", ilustración del Apocalipsis de Bamberg, un manuscrito del siglo XI ricamente iluminado, que contiene el Apocalipsis de Juan y un Leccionario de los Evangelios; el manuscrito fue creado en el monasterio benedictino de Reichenau entre los años 1000 y 1020, actualmente conservado en la Staatlichen Bibliothek de Bamberg].
La unidad de ser y conocer
----------Partamos de la consideración de que nosotros determinamos los contenidos de nuestro conocimiento según cómo concebimos el conocimiento mismo: si para nosotros nuestra inteligencia se limita a los fenómenos, el objeto de nuestro conocer serán los fenómenos; si el objeto es el espíritu, conoceremos sólo el espíritu; si el objeto es sólo la idea y el pensamiento, conoceremos sólo ideas y pensamientos; si pensamos no poder superar la experiencia, nuestros objetos serán sólo las realidades empíricas; si consideramos que nuestro conocer se abra inmediatamente al absoluto, creeremos tener al absoluto como punto de partida del conocer. Si pensamos que el objeto de nuestro conocer sea el ente real, conoceremos el ente real.
----------Karl Rahner [1904-1984] ha sido un pensador que se inserta en ese filón de la historia del pensamiento que concibe el conocimiento humano como autoconciencia, a la manera de Descartes, y como aprioricamente y preconceptualmente abierto de modo inmediato a lo absoluto, que puede ser elaborado como "ser" o como Dios o como "infinito" o como "yo" o como "sujeto" u otro similar.
----------Este filón del pensamiento moderno y contemporáneo, que constituye sobre todo la corriente del idealismo alemán, admite sin embargo también un plano distinto de conocimiento -llamado "realismo ingenuo" o común o vulgar-, derivado del primero y de carácter "empírico" o "categorial", relativo tanto al saber popular como al de las ciencias experimentales, mientras que el primer plano estaría reservado a la verdadera ciencia, a la "filosofía" o "saber absoluto", que entonces es el mismo idealismo.
----------Siempre según el idealismo, el saber empírico, para el cual lo real es externo al sujeto y por tanto el sujeto es distinto del objeto, es un "saber" meramente aparente, útil para la vida cotidiana y para las necesidades físicas, pero no es la verdad. la verdad es ese saber en el cual el ser es el ser pensado y el yo coincide con lo absoluto o pasa en lo absoluto.
----------En efecto, lo absoluto es un "Yo absoluto" o "Sujeto", no es un Otro, no es un Tú, que está enfrente y en lo alto (en el "cielo"), no es trascendente, sino que está dentro y en el fondo -Grund o Abgrund- el "abismo" del yo empírico, abismo en el cual el yo empírico se sumerge para encontrar el verdadero y último sí mismo, así como el mar es siempre el mar, sea el de la superficie donde nada el nadador (y esto vendría a ser el saber vulgar), sea aquel mar en el que se sumerge el buzo (y esto vendría a ser el saber absoluto). Así para los idealistas, el Yo es uno solo: es el Yo absoluto, oculto en el yo empírico, pero el uno y el otro no son más que dos niveles del mismo Ser, el uno superficial, el otro profundo.
----------Siempre según los idealistas, al realista ingenuo el Absoluto le parece ser externo, como un tú, y sin embargo no se da cuenta que, en cambio, el Absoluto es el fondo de sí mismo y es el vértice de la propia dignidad y de la propia verdad; en efecto, el realista proyecta inconscientemente su yo absoluto hacia fuera de sí en una visión fantástica e irreal, sin darse cuenta que ese yo externo es él mismo (éste es el análisis de Fichte). La trascendencia entonces, siempre en esta concepción idealista, no es superar intencionalmente el propio yo para alcanzar un absoluto trascendente, sino que es alcanzar ontológicamente-intencionalmente el extremo horizonte del yo; es "autotrascendencia", para alcanzar un absoluto inmanente, que es precisamente todavía el yo, pero el Yo absoluto.
----------El acto del conocer humano, para Rahner, es al mismo tiempo acto de ser y acto de consciencia que experimenta en modo originario e inmediato el Absoluto como ser pensado o yo pensado "atemáticamente" y "preconceptualmente". Para Rahner, como para Kant, el objeto del conocimiento humano, en su horizonte y en sus estructuras fundamentales, no es recabado por abstracción de la experiencia sensible, es decir, no es aposteriórico, sino apriórico: está estructuralmente y originariamente contenido, como dato de experiencia y de consciencia, en el intelecto del hombre. "El sujeto en efecto -afirma Rahner en Nuevos ensayos, vol. III, Paoline, Cinisello Balsamo 1969, p.54- porta necesariamente consigo a priori el horizonte que delimita las posibilidades de tal conocimiento y en ello las estructuras a priori (también aquí 'trascendentales') del objeto".
----------La naturaleza profunda del conocer, para Rahner, no es intencional, sino ontológica o, para usar el lenguaje de Heidegger, "existencial", mientras que el ente a su vez se identifica para él con el ente pensado. Es el dogma fundamental del idealismo alemán. La noción de conocimiento, para él, no dice relación al ser extra animam, como se expresa santo Tomás, sino que es el ser mismo en su significado más propio: "El punto de partida fundamental para una comprensión metafísica exacta de lo que es conocimiento debe ser visto en esto, que el ser es a partir de sí conocer y ser conocido, que el ser es ser-con-sí" (Karl Rahner, Espíritu en el Mundo, Herder, Barcelona 1963, p.41). "La esencia del ser es conocer y ser conocido en una unidad originaria que nosotros llamamos el 'ser-en(con)-sí' del ser; o bien, para decirlo con un término corriente de la filosofía contemporánea, el ser es transparente a sí mismo" (Ibid., p.52).
----------El conocimiento para Rahner supone la "unidad de ser y conocer": "Cuando ser y conocer [...] forman una unidad originaria, entonces el conocimiento en último análisis no puede consistir en el poseer intencionalmente frente a sí un objeto, sino que puede ser concebido sólo como un habitar del existente junto a sí mismo [N.d.A: es decir, como consciencia], como la identidad del conocer y del ser propiamente conocido, del propiamente cognoscente y del propiamente conocido en el ser" (cf. Nuevos ensayos, vol. V, Paoline, Cinisello Balsamo 1975, p.47), esto es el conocimiento como existencia, porque el ser es ser de conciencia. Esta ontologización del conocer es típica de Heidegger: "El conocimiento verdadero por tanto en su fundamento metafísico deviene la tranquila presencia del ser junto a sí mismo" (Ibid.) esto es, reflexión consciencial.
----------Y si el conocimiento es ser, el ser será conocimiento: "La realidad no es originariamente una presencia efectiva, en la cual se encuentra desde lo externo un ente cognoscente [...]. La realidad está originariamente allí, donde el ser es de manera plena y estable sí mismo por su íntima luminosidad [N.d.A.: es decir, como ser de consciencia] y su autoposesión en el conocimiento y en el amor" dice Karl Rahner en Nuevos ensayos, vol. II, Paoline, Cinisello Balsamo 1968, p.316).
----------"Ser y conocer -dice en otro lugar (Ibid., p.46)- (por lo menos en el ser primero y también en el existente en cuanto él es ser y no no-ser), deben constituir una unidad originaria [...]. Ser y conocer son [...] originariamente la misma cosa". Por tanto, para Rahner, Ser y consciencia se identifican. Nuestra consciencia no es representación intencional o conceptual de un ser a ella precedente y de ella independiente, sino que ella misma, en su estructura originaria, es el ser, que es objeto de su conocer.
----------Ahora bien, se debe decir que en realidad, esta concepción del ser como conocer y del conocer como ser, vale evidentemente sólo para Dios, porque sólo Dios es identidad de ser y de conocer. En nosotros el conocer se agrega a nuestro ser como el accidente se agrega a la sustancia. Ciertamente el conocer pertenece al nivel máximo del ser, que es el espíritu; pero también el ser material pertenece al horizonte del ser; y sin embargo no se identifica con el conocer.
----------Identificando el ser con el conocer Rahner confunde el ser en general con el ser divino, con la gravísima consecuencia de caer en el panteísmo; y lamentablemente este diagnóstico es confirmado, como veremos, por su antropología, según la cual el hombre, al vértice de su autotrascendencia se identifica con Dios. Esta diagnosis está por otra parte confirmada, como examinaremos, por su doctrina de la gracia, según la cual ella por una parte está identificada con Dios, mientras que por otra es el supremo cumplimiento de la naturaleza humana. Y finalmente, como también veremos, está confirmada por su cristología, según la cual ella no es más que el cumplimiento de la antropología y en la cristología la antropología se identifica con la teología.
----------De cuanto hemos expuesto sobre gnoseología rahneriana, aparece evidente cómo ella, identificando el ser con el ser divino y por tanto el pensamiento humano con el pensamiento divino, no hace más que sostener esa doctrina de la "inmanencia divina" que fue en su tiempo condenada por san Pío X en la Pascendi, a través de estas palabras: "A un puro y descarnado panteísmo, conduce aquella otra teoría de la inmanencia divina, pues preguntamos: aquella inmanencia, ¿distingue a Dios del hombre, o no? [...] Si no lo distingue, ya tenemos el panteísmo. Pero esta inmanencia de los modernistas pretende y admite que todo fenómeno de conciencia procede del hombre en cuanto hombre; luego entonces, por legítimo raciocinio, se deduce de ahí que Dios es una misma cosa con el hombre, de donde se sigue el panteísmo" (n.40).
La percepción previa
----------Según Rahner, el objeto inicial del conocimiento humano no es el ente sensible recabado de la experiencia de los sentidos. Rahner no rechaza este objeto, pero lo considera el derivado de una precedente preconceptual experiencia del ser, la cual da a la mente humana el horizonte cognoscitivo ilimitado dentro del cual el hombre subsecuentemente coloca todos sus ulteriores conocimientos.
----------En efecto, dice Rahner en su libro Oyente de la palabra: "El conocimiento capta su particular objeto en una 'percepción previa' del ser, que comprende en su absoluta vastedad todos los objetos posibles y, en cada conocimiento particular, trasciende siempre el particular objeto, captándolo no sólo en su particularidad opaca y no relacionada, sino también en su limitación y en su relación al complejo de todos los objetos posibles. [...] Con la percepción previa el particular objeto viene conocido a priori bajo el horizonte ideal absoluto del conocimiento y por ello incluido en el área consciente de todo cognoscible. [...] Tal percepción se verifica naturalmente sólo en el acto de captar el objeto particular, que ella hace posible como condición preliminar. La percepción previa es la toma de conciencia del horizonte en el ámbito del cual el hombre conoce el particular objeto" (Oyente de la palabra, Herder, Barcelona 1976, pp. 87-88).
----------El conocimiento del ser, por lo tanto, el conocimiento metafísico, para Rahner, no está en el vértice del conocimiento del ente originariamente aprehendido como ente sensible (vale decir, el "individual ente") sino, por el contrario, es el individual ente sensible el que es captado sobre el presupuesto y en la luz del conocimiento-experiencia previa del ser. Es necesaria la percepción del ser como tal para captar el ser de este ente. La mente, por tanto, para Rahner, no parte de lo concreto singular para alcanzar lo universal, sino que parte de lo universal para captar, en su interior, lo singular y lo concreto.
----------Tenemos claramente una inversión del proceso cognoscitivo humano, que viene asimilado a la ciencia divina, la cual es sólo ella, en verdad, que parte de lo universal -su autoconciencia- para determinar lo particular, dado que es proyectadora y creadora de los entes.
----------Sigue siendo cierto, sin embargo, que en cada ente particular o singular que nosotros pensamos está implícita la noción del ente como tal, ya que se supone que cada ente sea precisamente un ente. Pero la misma noción universal y común (metafísica) del ente, no es en absoluto objeto de una "percepción previa, apriórica y preconceptual", presupuesta a todos los otros conocimientos empíricos particulares, sino que son estos los que conducen a la percepción explícita y consciente del ente mediante un oportuno proceso abstractivo y judicativo, que es precisamente del saber metafísico.
----------En definitiva, no existe a nivel humano una tal "experiencia atemática" del ente: ésta es posible sólo para la mente divina, proyectadora y creadora del ente. La mente humana, que encuentra ante sí los entes ya existentes independientemente de ella, no puede representárselos sino mediante conceptos recabados por abstracción de los mismos entes; la mente humana capta el ente en las cosas de la experiencia sensible, por la cual se forma de ellas un concepto como para todas las otras cosas, aún cuando se trata de un concepto especial, que es el más universal de todos, encontrándose en el trasfondo de todas las cosas que ella concibe y concibiendo en su luz todas las cosas.
----------El ser, en cambio, para Rahner, es consciencia, y más precisamente "consciencia previa" (Vorgriff) entendida kantianamente como "condición de posibilidad" del conocimiento de los objetos empíricos. La consciencia del ser, entonces, no es recabada, por abstracción, de la experiencia de los singulares objetos externos, sino que precede; es una "anticipación" de la experiencia de los objetos y hace posible su conocimiento. Este "conocimiento previo" es, precisamente, el "trascendental" rahneriano que, como el kantiano, transpone la trascendentalidad desde el plano del ser (objeto) al plano de la consciencia (yo, sujeto) y -más precisamente- de la "condición a priori del conocer".
----------La experiencia previa del ser sería, para Rahner, la "forma" y el "modo", no el "objeto" del conocer, mientras que el "objeto" o "materia" del conocer serían las cosas sensibles. Una concepción tomada de Kant que también se encuentra en Rosmini. La diferencia de entrambos con respecto a Kant está dada por el hecho de que tanto Rahner como Rosmini colocan el ser como forma a priori, mientras que tal forma está ausente en la gnoseología kantiana. La diferencia en la concepción del ser entre Rahner y Rosmini es que mientras para Rosmini el ser ("ser ideal") es objetivo, es distinto y está separado del intelecto, para Rahner el ser es subjetivo, es ser pensado, como para Hegel.
----------La consciencia previa rahneriana se asemeja a la "precomprensión" (Vorverständnis) de Heidegger: también ésta es una experiencia originaria pre-empírica y preconceptual del ser (sein), aun cuando sea de carácter emotivo y proyectante (Entwurf) o "estático", ligada al "cuidado" (Sorge), que pone la "trascendencia". En efecto, como es sabido, para Heidegger "la verdad es libertad". Heidelgger confunde por tanto el ordo specificationis, propio del intelecto, con el ordo excercitii, propio de la voluntad y de la afectividad.
----------Por otra parte, la consciencia previa rahneriana también nos recuerda la conciencia de dependencia de Schleiermacher, o la "intuición creadora" de Bergson, o el preconsciente freudiano, que son todas ellas concepciones que ponen un contacto originario con lo real precedente a la experiencia sensible y al consiguiente trabajo abstractivo del intelecto para la formación del concepto, operación que es vista por estos idealistas como derivado degradado y no fiable de la experiencia originaria no conceptual, que para ellos es la fuente auténtica de la verdad. También la gnoseología de Schillebeeckx está en esta línea.
----------Pero también Rahner, aunque distinga intelecto de voluntad, no está del todo exento de esta confusión, según la tendencia voluntarista ya presente en su cofrade Joseph Maréchal, a quien Rahner expresamente sigue, según una tradición característica de la Compañía de Jesús. Para Maréchal la verdad no es efecto de la información, sino del "finalismo" del intelecto: la hace depender de una causa extra-intelectual, la cual es la voluntad, que en realidad sólo es apetito del fin. Hago la observación de que ciertamente también el intelecto tiene un fin que es precisamente la verdad, pero entonces es la voluntad la que mueve al intelecto hacia su fin. El dinamismo del intelecto, en cambio, de por sí, no sobrepasa el horizonte de las necesidades lógicas y de los contenidos formales objetivos (orden de la especificación).
----------El apriorismo rahneriano oscila entre el de Kant y el de Heidegger. De hecho a veces Rahner, como hemos visto, se avecina a Kant, hablando de "estructuras a priori" del sujeto que determinan el ámbito de todo objeto posible y son condiciones de posibilidad de la categorización empírica. Otras veces en cambio, como también hemos visto, lo apriori no es formal, sino de contenido, atemático y experiencial, y aquí Rahner se avecina a Heidegger.
----------El Vorgriff rahneriano, como exigencia preconsciente emergente del hombre, tiene una singular semejanza con aquella "inmanencia vital", de la cual habla san Pío X en la Pascendi n.5. En efecto, la necesidad de lo divino, ligado a esta inmanencia, es fácilmente conectable con la autotrascendencia rahneriana como efecto del Vorgriff porque estamos siempre en clima idealista.
----------Estando así las cosas, se pueden aplicar a Rahner las palabras que san Pío X refiere a la "inmanencia vital": "tal indigencia de lo divino [...] no puede de por sí pertenecer a la esfera de la conciencia; sino que al principio yace sepultada bajo la conciencia misma, o, para emplear un vocablo tomado de la filosofía moderna, en la subconsciencia, donde también su raíz permanece escondida e inaccesible": he aquí el aspecto preconceptual y atemático del Vorgriff.
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