jueves, 26 de septiembre de 2024

Los errores de Karl Rahner: la trascendencia hacia Dios (5/)

Del atento examen de sus obras, resulta que en Rahner es evacuada la novedad del Evangelio, porque al escuchar al predicador o a la Iglesia, el catecúmeno no hace sino tomar consciencia de una verdad ya desde siempre experimentada en el origen del propio yo porque es constitutiva del mismo yo. A lo máximo el predicador o el catequista ayudan al catecúmeno a expresar en conceptos y palabras el contenido atemático y apriórico de la experiencia trascendental, de una "fe trascendental", que no es ciertamente la fe cristiana. [En la imagen: fragmento de "La Visión del Apocalipsis del apóstol San Juan", apertura del quinto sello, óleo sobre lienzo, pintado entre 1609 y 1614, por El Greco, parte del retablo del Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, de Illescas; actualmente conservado y expuesto en el Museo Metropolitano de Manhattan, New York, USA].

La Fe (segunda parte)
   
----------Sobre la línea de esta actitud mental, que parece la apología de la herejía, se mueve este otro pasaje, que tiene la pretensión, como hace frecuentemente Rahner, de fundarse sobre la autoridad del Concilio Vaticano II acerca de la doctrina de la "jerarquía" de las verdades de fe, que él sin embargo no interpreta de modo correcto: "Si el católico posee una fe firmemente anclada a la realidad fundamental del mensaje cristiano, puede tranquilamente no interesarse de muchas otras cosas presentes en la consciencia de fe de la Iglesia Universal" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. IV, p.572). "Cuando el Vaticano II habla de una 'jerarquía de las verdades' (Unitatis redintegratio, n.11), es evidente que el núcleo verdadero y propio de este complejo estructurado de verdades [...] es más decisivo y precisamente en el sentido que los círculos periféricos en lo interno de esta jerarquía pueden no ser conocidos, sin que a esto haya nada que objetar" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. V, p.368).
----------Encuentro que, en realidad, la Iglesia nunca ha dicho que las verdades de fe o los dogmas menos importantes no sean vinculantes para todos y por ende sean facultativos. Esta es una pura invención de Rahner, que él quisiera atribuir al Concilio Vaticano II. Al contrario, la Iglesia, en las huellas de la Sagrada Escritura, siempre ha enseñado que todas las verdades de fe son necesarias para la salvación, a tal punto que basta con rechazar conscientemente y voluntariamente una, para merecer, con la herejía, la condenación eterna. Ciertamente, en el cuerpo humano los riñones y el hígado son menos importantes que el corazón o el cerebro, pero prueben a quitar a un hombre los riñones o el hígado, y verán lo que sucede. El hombre vive "de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4), sea más importante o menos importante.
----------Luego, por cuanto respecta al problema de la certeza de la fe, Rahner se expresa con esta sorprendente afirmación: "nadie puede saber si de veras cree con certeza temática" (Ensayos de espiritualidad, Paoline, Cinisello Balsamo 1969, p.565). Pero si la Palabra de Dios (en sí misma o por medio de la Iglesia) no me da certeza, ¿quién me la debe dar? Por otra parte, ello no es más que una consecuencia lógica de la doctrina rahneriana de la verdad, la cual está contenida en la experiencia trascendental preconceptual y no en el concepto, aunque fuera un concepto de fe.
----------Pero he aquí un nuevo golpe de escena: después de toda esta desalentadora deconstrucción escéptica de la objetividad del concepto y de la razón, el escenario se invierte: venimos ahora a saber que en realidad la fe no es otra cosa más que ¡la radicalización última o fundamental de la misma razón! Para que el Lector me crea, citaré por extenso los pasajes que conozco, siendo posible que existan otros con la misma idea: "La fe cristiana es [...] el acto de la racionalidad humana más originario y al mismo tiempo recibido de manera histórica escatológica por sí mismo, presupuesto sólo que se conciba la racionalidad como simplemente abierta y sostenida por el misterio y como liberada por la gracia de Dios en orden a la vecindad inmediata a este misterio en sí mismo y más allá de esto también como siempre históricamente mediada en su recibirse a sí misma a través de Jesús" (Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.117).
----------"La fe cristiana [...] es el evento insuperable de la racionalidad y de la emocionalidad entendidas en su totalidad y unidad, presuponiendo sólo que se conciba la racionalidad como racionalidad presente en el mysterium de Dios y que la emocionalidad sea vista como esa libertad (que acepta al sujeto en orden a su definitividad), en lo cual solamente es de veras actuada, en la aceptación del mysterium, esta racionalidad rectamente entendida [...]. Es la actuación, recibida a sí misma sólo en la historia libre y escatológica, de la racionalidad y de la emocionalidad" (Ibid., p.118). En síntesis: "Aquello que llamamos fe, y fe también en sentido propiamente cristiano no es sino la radicalidad de la racionalidad humana libremente aceptada" (Ibid., p.487).
----------Es necesario observar que la referencia a la gracia no es suficiente para evitar el racionalismo, porque la razón puede ser sanada por la gracia en el mismo orden racional natural y no por ello ser necesariamente elevada al conocimiento de las verdades sobrenaturales de la fe. Rahner habría debido precisar haciendo referencia a estas verdades.
----------Por lo tanto, esto que parece una patente contradicción de la doctrina rahneriana de la fe, de algún modo se disuelve con una lectura atenta de estos pasajes, lectura en el curso de la cual podemos notar una tendencia panteísta, eco de la Vernunft hegeliana como divina por sí misma y por tanto elemento divino del hombre. En efecto, nos dice Rahner, la racionalidad humana no debe ser concebida como facultad natural, sino "como racionalidad presente en el mysterium de Dios": la racionalidad humana es esencialmente divina. Exactamente como en Hegel, aún cuando a Hegel no le agrada hablar de "misterio" -que para él no es un concepto filosófico- sino más bien de "divino".
----------Sin embargo, el problema permanece: ¿el escepticismo conceptual dónde va a terminar? Pero aquí tenemos todavía a Hegel y tenemos precisamente su oposición dialéctica entre racionalismo (razón divina) e irracionalismo (principio de contradicción). Maritain correctamente ha notado que Hegel es al mismo tiempo uno de los máximos racionalistas e irracionalistas de la historia de la filosofía. Debemos concluir que tal dialéctica, al menos aquí, para la ocasión, hace de trasfondo también al pensamiento de Rahner. Ciertamente Rahner no habla, como Hegel, de Concepto absoluto.
----------Sin embargo, aquello que es el Concepto absoluto en Hegel, lo es la experiencia trascendental en Rahner. Por lo demás, también en Hegel, la experiencia, como ha hecho notar Heidegger, está en la base de su ontología y de su teología. A la dialéctica hegeliana del concepto humano-Concepto absoluto, corresponde la dialéctica rahneriana concepto humana-experiencia trascendental. Pero en entrambos existe la conjunción panteísta de lo relativo con lo Absoluto en la unidad del hombre (apariencia, fenómeno) que es o que deviene Dios (realidad, verdad absoluta).
----------La concepción voluntarista y heideggeriana de la verdad conduce luego a Rahner a ver como inseparable la fe de la caridad: "Sobre el plano existencial y concreto, las virtudes teologales existen y vienen puestas en acto juntas en esta unidad [...] y esto no es en principio absurdo: también frente a la temporalidad intrínseca de la actuación unitaria de la existencia, entonces podemos considerar tranquilamente estas tres virtudes teologales como una única entidad" (Dios y revelación, op.cit., p.385). De aquí surge la consecuencia: "Es imposible que el hombre pueda morir en pecado mortal permaneciendo privado de la caridad infusa, aunque poseyendo la virtud infusa de la fe" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. II, p.537.).
----------Rahner aquí se mantiene sordo al reclamo del Concilio de Trento que, en cambio, había recordado contra Lutero que la fe puede permanecer también sin la caridad, aunque no en el grado de virtud perfecta. Intelecto y voluntad son dos potencias realmente distintas: sólo en Dios se identifican. Y he aquí de nuevo la tendencia panteísta. El hombre puede ver y saber la verdad y no ponerla en práctica: es ésta una experiencia elemental que hacen también los no-creyentes. Las virtudes teologales no cambian la naturaleza humana y su natural dinamismo psicológico, sino que lo perfeccionan y lo elevan a una vida superior y divina, en la cual en ese plano superior se vuelve a proponer la distinción entre el pensamiento y la acción. En Dios mismo, aunque con simple distinción de razón, podemos distinguir el pensamiento y la acción.
----------En definitiva -aunque este punto lo desarrollaremos más adelante en esta serie de artículos- podemos señalar aquí también la absurda idea rahneriana según la cual también el ateo en realidad es un creyente y se salva, con la pretensión de Rahner de avalar tal tesis con la enseñanza del Concilio Vaticano II. Baste por ahora este pasaje, reservándome el dar su refutación más adelante junto con pasajes del mismo tenor: "Ateniéndonos al menos a la doctrina del Vaticano II, existe una voluntad salvífica universal de Dios, que ofrece la justificación a todos; en todos los espacios y en todos los tiempos de la historia de la humanidad pueden existir una fe, una esperanza y un amor auténticos, que comunica Dios mismo y justifican al hombre, por tanto también por fuera del cristianismo institucionalizante (a nivel social) y sacramental explicitándose verbalmente, incluso en un ateísmo teórico explícito" (Dios y revelación, op.cit., p.387).
----------La doctrina de la fe, para Rahner, coherentemente a su teoría de la experiencia trascendental de molde idealista, no es un aporte de contenidos conceptuales nuevos desde lo externo del destinatario del mensaje, sino que es explicitación conceptual relativa y cambiante de la experiencia trascendental sobrenatural ya existente desde siempre, porque es constitutiva de la misma esencia del hombre. Dice Ranher: "La doctrina cristiana, que se conceptualiza en la palabra humana de la profesión eclesiástica de fe, no da a conocer al hombre lo enunciado simplemente desde fuera, como si sólo así se lo transmitiera en conceptos. Más bien, ella evoca la realidad, la cual no sólo es expresada, sino también dada y experimentada realmente en la experiencia trascendental del hombre. Por tanto, ella expresa al hombre su propia inteligencia de sí mismo, realizada siempre, aunque sea de una manera no refleja" (Curso Fundamental, op.cit., p.159).
----------Y Rahner dice todavía más: "El mensaje cristiano, que mira a hacer del hombre un cristiano explícito, verdadero y propio, no es solamente adoctrinamiento (desde lo externo) de algo hasta entonces desconocido, sino que es ante todo evocación de una realidad ya dada con la gracia y experimentada de manera atemática; en un cierto sentido él es más bien la repetición ontogenética de una historia filogenética de la revelación hecha a la humanidad ya desde siempre sostenida por la gracia como auto-comunicación de Dios al mundo" (Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.716).
----------Nótese la fórmula gramatical ambigua que parecería dar espacio también a lo externo ("no solamente"); excepto porque luego el "ante todo" y el "más bien" vienen sustituidos por la tesis contraria. Si Rahner hubiera querido verdaderamente reconocer lo externo y ser coherente al expresarse, habría debido decir "pero también". Y de todos modos su pensamiento se aclara por el contexto en el sentido de admitir solo lo interno.
----------Tenemos por tanto aquí la doctrina típicamente modernista (cf. encíclica Pascendi Dominici gregis, n.5) del origen no realista sino idealista, no trascendente sino inmanente, no objetivo sino subjetivo, de la revelación cristiana. Los modernistas hablaban en su época de "preconsciente", el neo-modernista Rahner habla de "pre-comprensión" (Vorgriff), pero el concepto es siempre el mismo: la revelación como contenido interior imaginario sobrenatural preconceptual de la consciencia del sujeto, destinado a ser expresado en conceptos y proposiciones de significado mutable e históricamente condicionado.
----------Nótese por otra parte el término despectivo "adoctrinamiento", como si la predicación, la catequesis y la evangelización pudieran ser parangonadas a la acción intelectual obrada por una secta.
----------La suficiencia y arrogancia con la cual Rahner considera la catequesis eclesial, se manifiesta en la declaración de intenciones y en el enfoque de su Curso fundamental sobre la fe, donde él muestra claramente su actitud frente a la doctrina católica o doctrina de la fe. El propósito declarado del libro es el de ser "una introducción al concepto de cristianismo" (Curso fundamental, op.cit., p.11); pero en la práctica él reduce aquí el cristianismo a una interpretación suya de la doctrina cristiana, revelando un método interpretativo subjetivista, característico del idealismo alemán, según el cual el objeto del conocer no es tratado de modo objetivo, sino que es visto como una materia plasmable y modificable por el genio inventivo del sujeto, confundiendo de tal modo especulación teorética con creatividad poética.
----------En el Prólogo de su Curso fundamental sobre la fe, Rahner declara no querer limitarse "a repetir de forma meramente catequística y usando las formulaciones tradicionales lo que predica el cristianismo" (ibid., p.9). Sino que "este mensaje debe ser entendido de una manera nueva y debe ser reducido a un 'concepto'; insertando el cristianismo en el horizonte mental de un hombre de hoy" (ibid.)155. "No hemos de limitamos a repetir, sobre la base de una fe ya definitivamente tranquila en sí misma, cuanto viene dicho en forma tradicional en todo catecismo cristiano" (ibid., p.10). Sin embargo, "resulta obviamente imposible decir a todos, al mismo tiempo, algo sobre el concepto de cristianismo" (ibid., p.9).
----------Ahora bien, advertimos que Rahner dice aquí que su intención en su Curso fundamental sobre la fe, es que el mensaje cristiano sea "reducido a un 'concepto". Pero observamos: ¿es el mensaje que debe ser reducido a concepto o es el concepto que debe elevarse a la comprensión del mensaje? Todavía se siente aquí la influencia del método hegeliano. Esta observación que hago es similar a la que se encuentra en la conferencia del padre Ignacio Andereggen: G.W.F. Hegel y M. Heidegger: pródromos filosóficos del pensamiento teológico de Karl Rahner, contenida en las Actas del Congreso internacional sobre Rahner que antes ya he citado. En esa conferencia, dice el teólogo argentino: "Debemos subrayar esta expresión: reducir el cristianismo a un concepto. Las resonancias hegelianas son evidentes" (p.27).
----------En segundo lugar, en referencia al pasaje del Prólogo antes citado, Rahner dice querer en su Curso fundamental sobre la fe "insertar el cristianismo en el horizonte mental de un hombre de hoy". Pero aquí debemos preguntarnos: ¿no es más bien la comprensión del hombre de hoy la que debe insertarse en el horizonte del mensaje? Es evidente que aquí Rahner invierte el método correcto y cae en el racionalismo.
----------Pero quien lee el libro de Rahner, luego se da cuenta que Rahner no mantiene sus promesas, ya que su Curso carece gravemente de la necesaria repetición y exposición de las verdades de fe propias de cualquier catecismo, mientras que abunda la presencia de las opiniones modernistas-idealistas del propio autor, opiniones que estamos exponiendo en estos artículos. Una referencia necesaria y obligada a la Tradición de los Padres o de los Doctores, así como al Magisterio preconciliar está totalmente ausente, como también hubiera sido deseable un anclaje con el Catecismo del Concilio de Trento o el de san Pío X. Tomando en consideración esta obra de Rahner, Joseph Ratzinger en su libro Teoría de los Principios Teológicos (Herder, Barcelona 1985), expresa un juicio similar, afirmando que Rahner "prescinde de muchos de los elementos que en los análisis tradicionales se enumeraban como característicos del cristianismo", p.195.
----------En definitiva, el enfoque trascendentalista de Rahner pone en peligro la Tradición católica de modo similar al denunciado por la mencionada Pascendi, allí donde esta encíclica dice que: "Esta doctrina de la experiencia está en abierta contradicción con la verdad católica [...]. En efecto, por tradición entienden los modernistas cierta comunicación de alguna experiencia original que se hace a otros mediante la predicación y en virtud de la fórmula intelectual; a la cual fórmula atribuyen, además de su fuerza representativa, como dicen, cierto poder sugestivo que se ejerce, ora en el creyente mismo para despertar en él el sentimiento religioso, tal vez dormido, y restaurar la experiencia que alguna vez tuvo; ora sobre los que no creen aún, para crear por vez primera en ellos el sentimiento religioso y producir la experiencia" (n.14).
----------Correcta es la instancia -propia de los documentos finales del Concilio Vaticano II- de exponer la doctrina cristiana en un lenguaje moderno y teniendo en cuenta los intereses, los problemas y los valores del pensamiento moderno. Pero el querer reducir el cristianismo a un "concepto" ¿acaso no huele a enfoque gnóstico o racionalista? El querer "insertar el cristianismo en los horizontes de comprensión de un hombre de hoy", en lugar de conducir a un cribado crítico, aunque sea benévolo, a la luz del Evangelio, de tales horizontes, ¿acaso no corre el riesgo de quitar del cristianismo todo lo que no le agrada al hombre de hoy? La reconducción del cristianismo a la modernidad en su conjunto puede ser puesta en relación con la seria crítica que Joseph Ratzinger hace al cristianismo rahneriano cuando habla de ser una "identificación de la realidad humana en general con las realidades cristianas" (op.cit., p.200).
----------¿Y, por otra parte, un catecismo no debería hablar a todos? ¿De lo contrario, dónde va a terminar la universalidad del mensaje cristiano? ¿O debería hablar solamente a los idealistas alemanes? ¿Y qué pasa entonces con los africanos del Congo? ¿Y con los habitantes de Papúa Nueva Guinea? ¿Y con los taoístas chinos? ¿Y con los aborígenes de Australia o del Amazonas? ¿Y con los chamanes de Siberia? También para ellos va mejor santo Tomás de Aquino, Doctor communis Ecclesiae, que Rahner.
----------Debe notarse, por otra parte, la afinidad del Curso rahneriano con el famoso Catecismo Holandés, que sin embargo fue censurado en su momento por Roma sobre varios puntos. Mientras que debe señalarse que el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica ignora completamente la interpretación trascendentalista rahneriana, la cual siempre vuelve obstinadamente en Rahner como un obsesivo ritornelo en casi todos los dogmas de la fe.
----------De las antes citadas declaraciones de Rahner aparece evidente que es evacuada la novedad del Evangelio: al escuchar al predicador o a la Iglesia, el catecúmeno no hace más que tomar consciencia de una verdad ya desde siempre experimentada en el origen del propio yo porque es constitutiva del mismo yo. A lo máximo el predicador o el catequista ayudan al catecúmeno a expresar en palabras y conceptos el contenido atemático y apriórico de la experiencia trascendental, de la "fe trascendental" se diría, expresión que Rahner no usa, pero que pienso le sería agradable. Éste es el único aporte desde el exterior; pero los contenidos vienen de la precomprensión apriórica, de la fe apriórica. La cual luego viene subsecuentemente formulada en el dogma.

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