lunes, 28 de noviembre de 2022

La conspiración del Idealismo contra la Iglesia

En la actualidad, cuando las ideologías (no obstante quienes hace décadas decretaron su desaparición) susbstituyen a la metafísica, son legión los que recurren a las teorías conspirativas como explicación a todos los problemas con los que se enfrenta la humanidad y la Iglesia, desde el problema de los malos gobiernos hasta el problema del Covid. Por ende, al hablar aquí de una conspiración o complot del Idealismo contra la Iglesia, el autor parece caer en el mismo facilismo. Confío que tras la lectura de los primeros pasajes de este artículo convenceré al lector de continuar leyendo hasta el final, seguro de no hacerle perder el tiempo. [En la imagen: frangmento de "Dean Berkely and His Entourage", con Berkeley a la derecha y su familia en las Bermudas, óleo sobre lienzo de 1731, por John Smibert, actualmente en la Galería de Arte de la Universidad de Yale].

----------Hoy por hoy el Magisterio de la Iglesia rara vez habla de "idealismo" como peligro para la fe. El idealismo ha sido mencionado por el papa Pío XII en la encíclica Humani generis, y por el papa san Pío X en la encíclica Pascendi bajo el nombre de "inmanentismo", así como por el papa san Juan Pablo II en la encíclica Fides et Ratio. Lo mencionó un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe en preparación para la beatificación de Antonio Rosmini, para reiterar el carácter idealista de las famosas 40 proposiciones condenadas por León XIII ut littera sonat, pero para especificar que ellas no reflejan la inspiración de fondo del grande y santo Roveretano. El idealismo es una forma de racionalismo absoluto ("lo real es racional y lo racional es real", como dice Hegel); y bajo este nombre ciertamente también lo ha atacado el papa Benedicto XVI, y también el papa Francisco en reiteradas ocasiones, condenando el gnosticismo idealista, retomando así la condena pronunciada por el beato papa Pío IX en el famoso Syllabus.
----------Por mi parte, uso aquí el término "idealismo" en un sentido más bien amplio, y pienso demostrar que no sin razón, lo cual luego explicaré, y sin excluir los méritos del mismo idealismo, del cual, lo digo inmediatamente, existen dos formas fundamentales: por un lado el idealismo platónico-agustiniano, que reaparece en san Buenaventura, y se trata de una forma de idealismo digna de todo respeto, aunque no esta privada de defectos, y por otro lado, el idealismo en su forma verdaderamente peligrosa, que nace con Descartes, pasando por Kant y Berkeley (con su famoso axioma "esse est percipi"), culminando con Hegel y sus seguidores hasta nuestros días, presente hoy incluso dentro del Iglesia, por lo cual se está hoy difundiendo por ejemplo una cristología de tipo panteísta bajo la influencia de Hegel. Véase, por ejemplo, Küng y Rahner. El idealismo es como la raza de las setas: hay que recoger las sanas y evitar las venenosas.
----------Lo que es común a las mencionadas dos formas de idealismo y que hace de hecho que se utilice el mismo término en los dos casos es la exaltación de lo ideal, como ente mental, visto como modelo inmutable de perfección, íntimo a la conciencia, modelo de algún modo hipostasiado, como fin y principio del actuar moral y como superior a lo real, el cual real es su imagen o participación.
----------Ahora bien, si este ideal, como en Platón, es divino y trascendente, no hay ningún peligro para la verdad y la salvación del hombre. Pero si la idea deviene un principio originario constitutivo de la conciencia humana, idea que niega la exterioridad del ser al pensamiento y resuelve lo real en lo ideal, y el pensar humano puede así elevarse por sí ("autotrascendencia") a la conciencia de la propia divinidad en virtud de esta estructural, implícita, "preconceptual" y originaria divinidad, entonces nacen los problemas y la salvación del hombre falsamente embriagado por su propia divinidad está en realidad condenada al fracaso.
----------Respecto a la mencionada primera forma de idealismo, la Iglesia no la ha condenado nunca, de hecho más bien la ha elogiado, sobre todo al idealismo agustiniano, aunque ha condenado sus deformaciones, tal cual se han expresado en Lutero y Jansenio, y sabemos cuánta simpatía ha manifestado el papa Benedicto XVI por san Agustín y san Buenaventura. Sin embargo, es necesario decir con franqueza que la Iglesia -y una infinidad de documentos lo atestiguan (un historiador dominico de mediados del siglo pasado recogió los testimonios de 82 Papas, evidentemente sin poder sumar los posteriores hasta la fecha)- prefiere a santo Tomás de Aquino, con su realismo ligado a Aristóteles, más acorde con el realismo bíblico.
----------En cambio, la Iglesia ha condenado netamente la segunda forma de idealismo, el así llamado idealismo trascendental, para denominarlo con el título mismo de una obra programática de Schelling, precisamente uno de los máximos exponentes de este idealismo.
----------Es a esta segunda forma de idealismo, por lo demás en un significado amplio, a la que pretendo referirme en este artículo. Entonces: ¿idealismo por qué y en qué sentido? Habría podido hablar más genéricamente de "modernismo" o quizás también de masonería, para referirme a ese artículo del Código de Derecho Canónico que excomulga a todo aquel afiliado a una sociedad secreta que "conspira contra la Iglesia". En el Código anterior se hacía referencia explícita a la masonería. En el nuevo ha desaparecido el término, pero no porque hoy no haya asociaciones que comploten contra la Iglesia, sino porque no sólo existe la masonería.
----------Recuerdo que cuando cursaba derecho canónico, un anciano y venerado profesor del seminario nos decía frecuentemente que ningún canon del Derecho Canónico, absolutamente ningún canon, es una mera precaución teórica o abstracta, sino que cada uno de ellos está motivado por el hecho de que aquello a lo cual se refiere tal canon es un caso efectivamente existente o que ha efectivamente existido. Por eso es sencillamente ingenua, por no decir hipócrita, la observación de ciertos buenistas según la cual hoy no existirían sociedades que "complotan contra la Iglesia", atendiendo al hecho de que la Iglesia según ellos, desde hace tiempo está dialogando tranquilamente con el mundo y la cultura moderna, por lo cual el hablar de Iglesia perseguida o sufriente o amenazada sería un discurso de aguafiestas o la aparición de una aterradora bruja en el hermoso jardín, como sucede en la fábula El Mago de Oz, se trataría de aquel retrógrado "profeta de desventuras", contra el cual, como se sabe, se la tomó en su tiempo el papa san Juan XXIII.
----------Las traiciones, las rebeldías, los escándalos, las herejías, los abusos litúrgicos, los vicios morales, las injusticias y las persecuciones de hermanos contra hermanos que se repiten desde hace décadas, estos buenistas no las ven, porque para ellos, para retomar una frase del cardenal Martini que he citado en un reciente artículo en este blog, la Iglesia nunca ha ido tan bien como hoy, salvo que luego está la observación del mismo Cardenal (y que la paz sea con su alma) en los últimos días de su vida, que "la Iglesia se ha quedado retrasada doscientos años", manifestando claramente, si no quería contradecirse, que para él existen dos Iglesias: la suya, moderna, actualizada y tranquila, y otra Iglesia (¿la del Papa?), quejumbrosa y recriminadora, retrasada no sólo respecto al Concilio Vaticano II, sino también respecto al Concilio Vaticano I y que aún no ha recuperado (como comentó ingeniosamente un periodista de la BBC hace una década) el mensaje liberador del Iluminismo precisamente de hace dos siglos, como lo ha hecho la Iglesia del cardenal Martini.
----------Así entonces, bajo el término "idealismo" quisiera poner aquellas doctrinas que de variados modos pueden estar conectadas con él, debido a que tienen en común con él una misma alma: no solo aquello que desde hace tiempo se ha convenido llamar "antropocentrismo" ( el "giro antropológico" de Karl Rahner, extrema consecuencia del antropocentrismo renacentista), sino también más explícitamente todas aquellas formas de panteísmo antiguo o moderno, desde los Vedas indios hasta el parmenidismo que llegan hasta nuestros días, desde la antigua sofística hasta el hermetismo, hasta el gnosticismo condenado por el papa Francisco, al racionalismo absoluto, a la mística protestante, judeo-cabalista e islámico-sufí, al apofatismo budista o zen y a la teosofía de Elena Blavatsky, hasta la New Age y la propia masonería esotérica.
----------En su larga historia, los peligros más graves la Iglesia los ha sufrido no tanto por parte del materialismo, fácilmente identificable por quienes tienen un mínimo de sensibilidad por la dignidad humana, cuanto sobre todo por el falso espiritualismo, que engaña incluso a los pastores, a los teólogos y a las almas entregadas a la perfección. El cristianismo es un anhelo de lo divino, por lo que el cristiano se engaña más por aquello que parece sublime que por aquello que es vulgar. Engaña más el falso teísmo que el ateísmo abierto. Ahora bien, radica precisamente aquí la peligrosidad del idealismo respecto a todas las otras ideologías de tipo sensista, hedonista, empirista, positivista, evolucionista, materialista, ateo.
----------Por tal motivo, para referirme a este complot o conspiración internacional contra la Iglesia podría hablar simplemente de "modernismo", como lo hizo san Pio X hace más de un siglo, pero prefiero citar el idealismo en el sentido antes mencionado, porque, disfrazado como está de misticismo, biblicismo y espiritualidad, bajo las vestimentas, como ha dicho alguien, de una "audaz especulación", es la insidia o trampa más peligrosa y al mismo tiempo más fascinante para la Iglesia, sobre todo respecto a su clase dirigente, o, si queremos usar la expresión tradicional, "Iglesia docente", es decir la jerarquía y los teólogos.
----------De hecho, en el modernismo de hoy, mucho más complejo que aquel de los tiempos de san Pío X, es posible constatar la presencia de muchas otras tendencias, como el cientificismo, el positivismo, el marxismo, el existencialismo, la fenomenología, el empirismo, el protestantismo, los disidentes ortodoxos, que no me parecen constituir el peligro que en cambio proviene del idealismo.
----------Es de todos modos, en su conjunto, esta compleja, intrincada y poderosa red de personajes, tendencias, grupos, asociaciones, movimientos a nivel internacional que hoy, en formas ora abiertas ora sobre todo ocultas, complotan contra la Iglesia, a través de elementos infiltrados que son los modernistas. Y su plan no es ya el del choque frontal global, es decir, el de aquel ateísmo y materialismo de los siglos XVIII y XIX, descaradamente anticlerical, abiertamente, duramente, arrogantemente y descaradamente impío y blasfemo: pensemos por ejemplo en un Voltaire, en un Reimarus, en un Strauss, en un Feuerbach, en un Marx, en un Renan, en un Comte, en un Freud o en un Nietzsche. Y hoy los herederos de estos son legión.
----------En sustancia, ¿cuáles son los objetivos del mencionado complot? Se pueden resumir en el proyecto de una nueva Iglesia, en ruptura con la precedente, y por tanto una falsificación de la Iglesia tal como ha sido querida por Jesucristo y es conservada por la Iglesia Católica bajo la guía del Papa.
----------¿Y en qué consiste tal falsificación de la Iglesia tal cual fue fundada por nuestro Señor Jesucristo? En el mantenimiento de las estructuras jurídico-externas, incluido el Papa revisado y corregido, luego la organización en los variados niveles y en las diversas formas de la autoridad en el campo de la jerarquía, de los institutos académicos, culturales, educativos, religiosos y laicales, así como la praxis sacramental y litúrgica debidamente reinterpretada, las obras sociales, asistenciales y misioneras de la Iglesia.
----------Todo esto sucede sobre la base de una "fe" entendida no como conocimiento o doctrina, sino como "experiencia atemática" o un vago y equívoco "encuentro con Cristo", donde, en el mejor de los casos, la fe es confundida con la caridad. La emotividad irracional sustituye a la voluntad (nihil volitum nisi cognitum). Sin embargo, así como la mente humana no puede prescindir de los conceptos, bajo el manto de la "experiencia trascendental", los conceptos ortodoxos vienen sustituidos con conceptos heréticos, que resultan ya sea de reduccionismos o de sincretismos con otras ideologías y otras religiones.
----------Contemporáneamente a este vaciamiento de los contenidos doctrinales y por tanto comportamentales, se reduce la Iglesia, aunque conservando en las palabras sus títulos de fe, a una colectividad simplemente humana, y se abandona la idea de Iglesia como sociedad fundada en la Revelación divina según la interpretación que ha hecho y sigue haciendo el Magisterio de la misma Iglesia.
----------De este modo, eliminando o relativizando o reinterpretando toda la dogmática, la Iglesia deviene una simple asociación filantrópica basada en una ética meramente natural, racional o científica, en suma, una especie de entidad política, sociológica o humanitaria entre las demás, sin pretensión alguna de poseer verdades divinas universales e inmutables, obligatorias para todos, con la sustitución por un ideal humanista de aquel ideal de la santidad, en una palabra, una sociedad meramente humana, con fines temporales, a la par de todas las demás, bajo la única autoridad del Estado, solamente al cual le compete en última instancia y por encima de toda otra instancia el cuidado del bien y del progreso de la humanidad. De tal modo, el Estado toma el lugar de la Iglesia en el intento de procurar al hombre el máximo bien posible.
----------Siempre según este proyecto, todo lo máximo que la Iglesia cree o hace se convierte así en una simple figura, un símbolo, un signo o una metáfora de lo que efectivamente el Estado divinizado cumple. Por ejemplo, los sacramentos no son ya signos del poder de un Dios trascendente, sino del poder divino del hombre-Dios. Por consiguiente, prácticamente se cae en la magia.
----------La obra misionera no es ya el anuncio perentorio del Evangelio con el intento de convertir a los pueblos a Cristo, purificándolos del error y del pecado, sino la serena convivencia de las diversas "fes", entre las cuales, una entre las otras, es también la fe católica. Cada uno debe seguir la propia "fe". Ninguna exhortación, ningún reclamo, ninguna advertencia, ninguna corrección, que olería a abuso o a violencia, sino solamente "diálogo" y pacífico cotejo o encuentro o "confrontación", así como se confronta con placer la diferencia entre las rosas, las violetas o los ciclamenes. De hecho, todos se salvan, cualquiera que sea la religión a la cual se pertenezca y los pecados que se hayan cometido. Pretender que todos se hagan católicos sería como pretender que todas las flores tengan la forma de las rosas o de las amapolas.
----------Este proyecto, que por mi parte no dudaría en definir como "diabólico", a tal punto es falso respecto al verdadero Evangelio, a tal punto es nocivo y a la vez insidioso, que suprime en el dato revelado sobre todo la protología, la Encarnación del Verbo y la escatología, las cuales devienen simples mitos o figuras de fuerzas o dinamismos operantes en el interior de la historia: el estado de inocencia y el pecado original devienen respectivamente la originaria bondad o divinidad del hombre; el pecado deviene el polo negativo de la dialéctica de la evolución histórica o del aparecer del Absoluto.
----------En este proyecto conspirativo, la Encarnación y la Parusía no son ya la venida de un Dios trascendente en la historia, sino que devienen el proyecto de la final divinización del hombre. La figura de Jesucristo es mantenida (he aquí la trampa), pero es falsificada (¡los "falsos Cristos"!). La figura de Cristo es o bien reducida a dimensiones meramente humanas (por ejemplo el "profeta escatológico" de Schillebeeckx), si se admite el teísmo, o bien, en el caso de la antropología panteísta ("trascendentalista"), aparece como el vértice supremo de la divinidad del hombre (la "cristología trascendental" de Rahner).
----------En el fondo, todo se podría resumir en ese demoledor error, tomado demasiado a la ligera por algunos, que el Magisterio denuncia desde hace décadas bajo el nombre de "secularismo", que se asocia al liberalismo, al indiferentismo religioso y al relativismo moral, al tiempo que niega cualquier autoridad infalible del Magisterio de la Iglesia, y por lo tanto niega la credibilidad del dato revelado. Como teoriza el mismo Rahner, ya no hay distinción entre lo sagrado y lo profano, sino que lo sagrado no es nada más que la "radicalidad de lo profano" y lo "profano se autotrasciende en lo sagrado".
----------En este cuadro, las instituciones eclesiásticas, las creencias, las doctrinas teológicas y la guía de los pastores, comprendido el Papa, se convertirían, en sus contenidos y en sus directivas prácticas, en simples símbolos, figuras o imágenes, sobre todo a nivel popular, de la suprema verdad o de la "ciencia" absoluta custodiada por el nuevo clero: los filósofos y los sabios laicos, herederos de Hegel. La antigua mistagogía o anagogía cristiana es sustituida por el esoterismo gnóstico y por la falsa mística de la "experiencia trascendental preconceptual y atemática" de Karl Rahner, derivada de la filosofía de Heidegger.
----------En efecto, en este proyecto que se está convirtiendo cada vez más evidente y adquiriendo credibilidad en la Iglesia, a medida que sus ejecutores se van sintiendo más seguros de poderlo realizar, el Magisterio de la Iglesia debería perder su pretensión de infalibilidad y de definitividad, y sólo serviría para interpretar y para avalar la dirección verdadera de la estructura eclesial, que pertenecería -como sostiene Rahner- al mismo pueblo creyente que se expresaría en una clase de doctos -los ministros del culto (hombres y mujeres), los teólogos y los biblistas-, solamente a los cuales pertenecería la guía doctrinal y moral del conjunto de los creyentes, mientras que los obispos, siempre según la propuesta de Rahner, tendrían una tarea solamente pastoral pero no doctrinal, limitando su campo a recibir y a registrar notarialmente o dejar constancia de las decisiones del pueblo de Dios que es inspirado por Dios. Por lo tanto no una forma de ateísmo abierto, sino un aparente teísmo que es en realidad ateísmo, que pone al hombre en el puesto de Dios.
----------De hecho, el nombre de Dios, como un espejito para las alondras o un atrapachitrulos, vendría a ser mantenido, pero indudablemente se tendría o bien un Dios meramente naturalista, como en la teología de Schillebeeckx, donde la "gracia" es sólo un nombre para significar una genérica benevolencia divina, que se encuentra también en el Judaísmo (hesed) o en el Islam o el Hinduismo, o bien un Dios como "horizonte de la trascendencia humana", de una humanidad que es ya a priori divina (el "existencial sobrenatural"), según el proyecto panteísta rahneriano, o una cristología "cósmica", "punto Omega" del mundo como materia que evolutivamente "se autotrasciende", según el proyecto teilhardiano, ideas todas ellas que ya hace tiempo han sido sistematizadas o aceptadas por la masonería iluminista y esotérica. No hay ningún contraste con la masonería; por lo tanto: ¡la paz está hecha!
----------Incluso más, desde principios del siglo pasado, para quien lo deseara y no llegara a digerir a santo Tomás de Aquino ad litteram, se está produciendo una domesticación de la teología del Doctor Angélico, por la cual será posible autodenominarse tomistas, ya sea según un "tomismo" kantiano, como hizo Maréchal, o hegeliano-heideggeriano, como intentó Rahner, o como han intentado otros, cosa que podría andar bien con la pizza de cualquier trattoria de La Boca (la de anchoas, la margarita, la cuatro quesos, etc.), pero que es una cosa simplemente deshonesta y peligrosísima si se hace con el Doctor Común de la Iglesia.
----------El Catecismo Holandés de Schillebeeckx y el Curso Fundamental sobre la Fe de Rahner son, entonces, la carta magna de esta nueva Iglesia, claramente en contraste con el Catecismo de la Iglesia Católica. Estos innovadores, como es bien sabido, se manifiestan como los máximos referentes del Concilio Vaticano II, pero interpretándolo del todo equivocadamente, como los Papas lo vienen denunciando a gritos hasta desgañitarse desde hace sesenta años, y sin embargo, muchos estúpidos lo creen.
----------¿Qué se puede hacer? Mantener los ojos abiertos y no dejarse engañar, no dejarse asustar por las amenazas, fueran incluso las de las personas constituídas en autoridad. La suprema autoridad es el Papa con el Colegio de los obispos unido a él y quien se atreve a mandar sin esta comunión con el Magisterio, manda ilegalmente y en vano, y sería culpa moral obedecer. De hecho, en este caso el desobediente no es el súbdito sino la autoridad que desobedece al supremo Magisterio y con eso mismo desobedece a Dios.
----------Ciertamente es paradojal que la persecución hoy venga de hermanos en la fe, de aquellos que primero deberían sostenernos y ayudarnos en la fe y en la refutación de las falsas doctrinas. Pero Jesús lo había previsto y Él mismo por lo demás fue rechazado por las autoridades religiosas de su tiempo.
----------Es necesario que los obispos de los países de antigua tradición cristiana, hoy comprometida, tomen mano valientemente de la situación, sin temer críticas, impopularidad, escarnios, marginación, y mirando a aquellos obispos que están en la primera línea en medio de los no creyentes, por ejemplo en los países islámicos. Los Franciscanos desde hace ochocientos años conviven junto con judíos y musulmanes en Tierra Santa: ¿cómo han hecho para no hacerse judíos o sin hacerse musulmanes?
----------Un obispo que entre nosotros tiene miedo de pasar por anticuado, integrista o conservador, que renuncia a corregir a los errantes y se niega a sostener a los pocos fieles normales, ¿qué haría en las circunstancias en las cuales a mons. Luigi Padovese le sucedió que un fanático le degollara? ¿Sería capaz de afrontar una situación similar? Pero la debilidad favorece la prepotencia del adversario.
----------Existe, claro que sí, un complot dentro de la Iglesia, pero existe también el avance del Islam belicista, el cual ciertamente no oculta sus propósitos como hacen los modernistas, sino que nos los refriega en cara con arrogante y fanfarrón desparpajo, presentándose abiertamente, en alternativa al cristianismo, como verdadera salvación y como enemigo de Cristo y de la Iglesia. Si algún infiel ofende a Mahoma, se desencadena la revolución. Si algún desgraciado entre nosotros los católicos insulta la figura de Nuestro Señor, se invoca, siempre entre nosotros, quizás con la intervención de algún obispo, la libertad de pensamiento o de expresión artística. Los modernistas temen más ofender a Mahoma que a Jesucristo.
----------Sin embargo, hay que reconocer que al menos el Islam admite la religión natural. Entonces lo ideal sería, como prescribe el Vaticano II, y como hacen algunos sabios siguiendo el ejemplo del Papa, el poder dialogar con el Islam sobre este común terreno de la religión natural, en la esperanza de su conversión. Pero con el fideísmo sobre este punto de tantos teólogos en ambos frentes, la empresa parece dificilísima, también por la reticencia de los islámicos a convertirse y la debilidad con la cual los católicos proponen su fe (cuando la proponen). Sin embargo, no debemos desanimarnos. La Iglesia, con la fuerza divina de su Señor y celestia Esposo, continúa manteniendo siempre el timón de la historia. ¡Mantengámonos entre las olas en la barca de Pedro!
----------En efecto, este proyecto diabólico solo podrá ser frustrado con una fiel interpretación y aplicación del Concilio Vaticano II, que nos ha sido dado por el Espíritu Santo por intercesión de la Santísima Virgen María. Nadie, por consiguiente, se lamente del Concilio por ningún motivo, sino que debe verlo como luz y ancla de salvación para los terribles peligros que Satanás ha ideado para nuestro tiempo.

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