jueves, 17 de noviembre de 2022

Consideraciones sobre el ateísmo (3/4)

Asistimos actualmente a una cierta atenuación contemporánea del ateísmo. Con la disolución de la URSS algunos marxistas han asumido algunas formas de espiritualismo y de algún modo han recuperado sus raíces hegelianas acercándose a un teísmo que, sin embargo, por su actitud gnóstica, es más afín al panteísmo que al teísmo bíblico. [En la imagen: fragmento de la portada de Bezbozhnik en 1929, revista de la Sociedad de los Sin Dios. El primer plan quinquenal de la URSS aplastando a los dioses de las religiones abrahámicas].

Otros textos de la Escritura condenatorios del ateísmo
   
----------Sobre el tema del ateísmo, san Pablo es más severo que el libro de la Sabiduría: "La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que sofocan con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se puede conocer les es manifiesto, pues Dios mismo se los ha manifestado.
----------"Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y divinidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas que han sido creadas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias como a Dios, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
----------"Profesando ser sabios, sin embargo se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador" (1 Cor 1,18-25).
----------El ateísmo al cual se refiere Pablo en sus Cartas es evidentemente una forma más grave de aquella señalada en el libro de la Sabiduría, que se limita a considerar el aspecto especulativo. En cambio, aquí el Apóstol muestra las graves consecuencias o premisas morales del ateísmo consciente y voluntario. Desde este punto de vista, es evidente que este ateísmo puede, en línea de principio, causar cualquier tipo de desorden moral, como dijo Dostoievski: "Si Dios no existe, todo está permitido".
----------Dios creador del hombre, es evidentemente también el legislador de su conducta moral. Por lo tanto, el hombre puede conocer sus deberes de fondo sólo escuchando los mandatos divinos. El deber que él advierte en su conciencia no está fundado en un puro y autónomo orden de la razón práctica, como creía Kant, sino que esta a su vez debe comprender que la ley moral que advierte en sí misma, le es dada por su Creador, quien sólo en cuanto tal, es el supremo y primer Legislador de la razón.
----------Por tanto, la razón humana, librada a sí misma para regularse por sí sola, es como un timonel sin brújula. Más bien, ella tiene la capacidad de determinar con el libre albedrío sus actos particulares; pero si éstos a su vez no están regulados por la ley divina, que es la ley de la naturaleza humana, vienen a carecer de la debida racionalidad. La razón puede tener la impresión de ser libre, pero en realidad, sin la ayuda divina, se vuelve sujeta a sus malas tendencias, a las que ella corre el riesgo de co-honestar. De hecho, es necesario tener en cuenta las deficiencias y los defectos de la razón, que por sí mismos la desvían del camino.
----------Ciertamente, también un creyente puede ser un delincuente o un asesino; pero el creyente al menos sabe que ha pecado contra Dios y, por lo tanto, puede llegar a arrepentirse y reparar lo obrado mal. Pero el ateo, convencido de que no tiene deber de rendir cuenta a ningún Dios de lo que ha obrado, difícilmente puede arrepentirse y corregirse del mal que ha hecho.
----------Sin embargo, existe una negación práctica de Dios, aquello que, entre los primeros, Jacques Maritain llamaba "ateísmo práctico", que es la desobediencia a sus mandamientos, lo cual también es posible para un creyente: un vivir como si Dios no existiera. El verdadero teísmo salvífico no es sólo la admisión teórica de que Dios existe, y no es tampoco el simple conocimiento de su voluntad, sino que es la puesta en práctica de lo que Dios nos manda, aunque siempre en la condición de pecadores.
   
Atenuación contemporánea del ateísmo
   
----------Con la disolución de la U.R.S.S. algunos marxistas han asumido algunas formas de espiritualismo y de algún modo han recuperado sus raíces hegelianas acercándose a un teísmo que, sin embargo, por su actitud gnóstica, es más afín al panteísmo que al teísmo bíblico.
----------Un ejemplo eminente y muy interesante por su profundidad de pensamiento, su inmensa cultura filosófica, literaria y teológica, está dado por el filósofo y político italiano Massimo Cacciari [n.1944], un marxista que en años recientes se ha acercado a los ambientes católicos, y eso hasta tal punto como para recibir el carné de miembro honorio del Centro Santo Domingo de los Dominicos de Bologna.
----------Cacciari aborda algunos arduos temas filosóficos y teológicos como la gnoseología, la metafísica, la mística apofática, la protología, la cristología, la pneumatología, la escatología, sin embargo no llega a la fe. Se mantiene siempre en un horizonte panteísta-historicista, sobre todo de inspiración schellingiana, que opera una conjunción sincretística de teísmo, ateísmo y panteísmo, lo que parece paradojal, pero a la luz de cuanto he dicho sobre las relaciones de Marx con Hegel, esto se hace comprensible.
----------El caso del italiano Cacciari me lleva a indicar que en Italia, país paradigmático en cuanto a raíces y tradición católica, han sido y son muchos los ateos o los que se consideran como tales o al menos se consideran agnósticos (pensemos en ejemplos ilustres como Giovanni Spadolini, Sandro Pertini, Marcello Pera o Giorgio Napolitano) que han practicado y practican un estilo de vida con muchos aspectos positivos. No me resulta nada fácil, por no decir personalmente imposible, mencionar para el caso de Argentina, ateos o agnósticos con el mismo perfil cultural y humanitario como los mencionados italianos.
----------Los principios de esos ateos "humanitaristas" son: moderar las propias pasiones, gozar de las alegrías de esta tierra, amar la cultura, cuidar la salud, buscar el bienestar, preocuparse por la familia, contribuir al bien de la sociedad, respetar las opiniones de los demás, incluídos los creyentes, ayudar a los necesitados, disfrutar de la amistad, defenderse de los malhechores, respetar la honestidad en los negocios, honrar los derechos civiles, respetar las leyes del Estado, y soportar con fortaleza los males de la vida.
----------Estas virtudes sociales, esta atención a los necesitados, este interés por el derecho y la justicia, que se encuentran hoy en muchos que a sí mismos se consideran ateos o agnósticos, y que efectivamente no ejercitan una práctica religiosa, ni muestran intereses religiosos, en realidad no excluyen una relación positiva con Dios, quizás a nivel inconsciente o implícito.
----------Esto puede ser puesto en relación con las expresiones de gratitud de Cristo en el juicio universal, precisamente hacia aquellos que, aunque no conociéndolo, han ejercitado obras de justicia y misericordia -los "buenos samaritanos"-, como se deriva de Mt 25,31-46.
----------Ciertamente, el ámbito de la honestidad es distinto al de la religión, aún cuando la religión es el fundamento de la moral. Hemos visto, sin embargo, cómo hoy en día existen muchos agnósticos, ateos o auto-denominados ateos que, aunque no van a la iglesia, viven una vida moral en definitiva decente y digna y, a veces, incluso en algunos aspectos, ejemplar.
----------En estos casos es posible que su ateísmo no sea un verdadero ateísmo, sino simplemente el rechazo de un Dios que no es el verdadero Dios y que ellos creen que sea el Dios del hombre piadoso y religioso o del cristiano. Aquí está la parte de la verdad de la teoría de Rahner del ateo en buena fe. Y aquí vemos, entre paréntesis, la grave responsabilidad que tienen los creyentes de presentar a los no creyentes el verdadero rostro de Dios, según los resultados de la sana razón y del dogma de la fe.
----------Pero la deslealtad del argumento de Rahner acerca de los "cristianos anónimos" radica en el hecho de que Rahner no distingue, como por el contrario sí lo hace Jacques Maritain (en La significación del ateísmo contemporáneo, ediciones Encuentro, Madrid 2012), el verdadero ateísmo del pseudoateísmo o ateísmo aparente, es decir, el rechazo consciente del verdadero Dios del rechazo de aquello que parece Dios, pero que no es Dios. De modo que al final, Rahner parece justificar incluso el pecado del ateísmo.
----------Ahora bien, Rahner basa esta teoría del "ateo inocente" en una falsa interpretación, por él repetida muchas veces, de un pasaje conciliar de la constitución dogmática Lumen Gentium, n.16, donde se dice que "la divina Providencia no niega las ayudas necesarias para la salvación a aquellos que sin culpa aún no han llegado a un conocimiento explícito (expresam agnitionem) de Dios".
----------De hecho, él sostiene que el ateo sería precisamente aquel que no ha alcanzado este conocimiento, lo que por otra parte Rahner entiende en el sentido de su bien conocida "experiencia preconceptual trascendental", la cual a su vez, se trata de una invención idealista de su propio cuño.
----------En realidad, en el citado pasaje de la Lumen Gentium, el Concilio Vaticano II no habla en absoluto de ateísmo, sino de conocimiento implícito de Dios, que, por más que sea implícito, no deja de ser siempre un conocimiento. El Concilio, por tanto, puede más bien referirse a aquellos que creen ser ateos sin serlo verdaderamente, porque ese Dios que rechazan no es el verdadero Dios.
   
Del efecto a la causa
   
----------El secreto del teísmo es el saber usar en sentido analógico el principio de causalidad. El ateo falla en este punto. Admite que las cosas de la experiencia tienen una causa; pero no llega a aplicar o no quiere aplicar el principio de causalidad en la radicalidad de su sentido y en su máxima extensión, que toca la existencia misma de las cosas en general y de la totalidad del universo. Todas las pruebas de la existencia de Dios no son sino la aplicación de este principio fundamental de la razón como lo dice el padre Reginald Garrigou-Lagrange (Dieu, son existence et sa nature, Beauchesne, Paris 1959).
----------En efecto, una vez conocido el efecto, la razón plantea o busca la causa proporcionada, suficiente, necesaria y congruente. Si el efecto es un determinado hecho o evento, la causa será relativa a ese hecho, y como este a su vez es por tanto un hecho determinado, será relativo a otro hecho y así sucesivamente. Pero si este efecto es el ser, común a todas las cosas existentes, este ser no puede ser causado por otro ente particular y causado, porque el ser es común a todas las cosas, las cuales por otra parte no lo tienen de por sí y en razón o en virtud de sí. Si una cosa no es de sí (ens a se), necesariamente debe ser de otro (ens ab alio). Por lo cual, se necesitará plantear una causa universal del ser de todas las cosas. Y este es Dios.
----------El hombre tiene necesidad de apegarse a algo en modo absoluto. Puede cambiar de absoluto, pero siempre tiene necesidad de un absoluto en el pensar y en el actuar. También puede negar la existencia y el concepto mismo de absoluto, como hizo Comte; pero en la práctica, cuando piensa y cuando actúa, no puede prescindir de un absoluto, quizás de un absoluto de su elección.
----------La relación con lo absoluto es intrínseca a la naturaleza de la razón y de la voluntad. Y no está todavía dicho que este absoluto sea Dios. Lo que puede suceder más bien en todo caso, es aferrarse a un falso absoluto, como un escalador, que se aferra a un agarre que no sostiene.
----------Pero si este que se ha elegido no es el verdadero Absoluto, Dios, entonces el hombre va al encuentro de la desilusión y a la perdición, porque el hombre está hecho para Dios, verdadero absoluto, por lo cual si falla en esta objetivo, falla su vida. Dios es quizás sustituído por grandes valores, pero que no son suficientes para dar razón de lo existente y del mundo de la experiencia.
----------Ahora bien, ¿cómo llega la razón humana a demostrar la existencia de esta Razón superior y suprema? Responde san Agustín de Hipona: "Et si te mutabilem inveneris, transcende teipsum et illuc ergo tende ubi ipsum lumen rationis accenditur" (De vera religione, cap. XXXIX).
----------El pensamiento humano depende de la realidad y está regulado, normado y medido por la realidad, que está fuera y frente (obiectum) al pensamiento. El pensamiento humano se funda en el ser, tiende y es funcional al ser, que está fuera de él, antes y después de él, independiente de él.
----------Además de esto, la razón humana es falible, experimenta ignorancia, la incerteza y la duda. La razón es facultad de un sujeto, está por tanto sujeta al devenir, pasa de la potencia al acto, conoce lo verdadero solo parcialmente y progresivamente, concatena en el tiempo muchos pensamientos. Por lo tanto, es evidente que la razón no está fundada sobre sí misma, ni es fin en sí misma, tiene una potencia cognoscitiva limitada y no agota la totalidad de lo pensable o de lo cognoscible.
----------La razón no está encerrada en sí misma, como lo considera la razón kantiana, sino que por naturaleza la razón se abre o se conecta con una alteridad que no es ella misma ni interna a ella misma, sino que está más allá de ella misma, en la realidad, y que da origen y razón a su propia existencia, y a la cual por tanto recurre para alimentarse, corregirse y purificarse: es la Razón divina.
----------Por lo tanto, la razón humana es el efecto de una Razón superior, Razón autosuficiente, pensamiento subsistente, idéntico a su ser, acto de pensar y de ser a la vez, Razón infinita, infalible, omnisciente e inmutable. Y esta es precisamente la Razón divina, es más, es Dios mismo.
----------Ciertamente, dada la distancia o diferencia ontológica entre Dios y el hombre, no es nada fácil concebir cómo pueda existir un diálogo entre el hombre y Dios. La pregunta surge acuciante: ¿cómo es posible darse cuenta o juzgar que una palabra que escuchamos en nuestra conciencia o en la boca de un profeta es palabra de Dios? Se procede también aquí aplicando el principio de causalidad: una palabra de sabiduría, aunque sea pronunciada por un hombre, sólo puede provenir de Dios.
----------En este punto, es válido el dicho de san Ambrosio, citado varias veces por santo Tomás de Aquino y muy caro a san Juan Pablo II: "Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est". Por otra parte, siendo Dios sapientísimo, no hay dificultad en admitir que Él comprende nuestras palabras y nuestras súplicas. Podemos hablar con Dios de manera similar a como hablamos con otro ser humano.
----------¡Cuántas consideraciones de carácter racional son las que podrían conducir al ateo a Dios! De hecho, si él considerara la correspondencia entre la racionalidad existente en la naturaleza y la capacidad de la razón humana, debería lógicamente concluir que una única Razón, que preside la naturaleza y la razón humana, hace efectivamente que exista esta correspondencia que no depende ni de la naturaleza, ni de nuestra razón y por la cual en cambio es posible para nosotros formular matemáticamente las leyes de la naturaleza.
----------Por otra parte, si el ateo tan siquiera reflexionara sobre el hecho de que las plantas y los animales tienen un comportamiento razonable sin que ellos mismos posean la razón, deduciría fácilmente la existencia de una Razón trascendente que guía a plantas y animales en dicho comportamiento.
----------Si pensara en el hecho de que su alma espiritual no puede provenir de la materia y, por lo tanto, no puede haber sido engendrada por sus padres, por tanto, deduciría que ha sido creada por una causa espiritual en el momento de la concepción, a menos que se despose con la idea de Orígenes, por lo demás condenada por la Iglesia, y afirme que todas las almas existen desde el inicio del mundo, para luego descender sucesivamente en sus respectivos cuerpos, y en todo caso Orígenes también admitía la creación de las almas.

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