domingo, 27 de noviembre de 2022

Emanuele Severino: Parménides redivivo

El de Emanuele Severino es uno de los muchos casos desafortunados e inquietantes de ese aggiornamento modernista de la teología católica que desgraciadamente se han verificado después del Concilio Vaticano II, nacidos de una confrontación sustancialmente acrítica e imprudente con el pensamiento moderno. El Concilio nos dice que este cotejo puede ser hecho y más aún, que es necesario hacerlo, pero con el uso de aquellos correctos criterios de juicio y evaluación que el propio Magisterio de la Iglesia nos ofrece.

De Parménides a Severino
   
----------En el panorama actual de la cultura católica, no está ausente la influencia de un filósofo bien conocido desde la década de 1960 y ya docente de la Universidad Católica de Milán: Emanuele Severino [1929-2020], pensador de robusto espesor teórico, que en el clima relativista e historicista de nuestro tiempo, ya desde entonces venía llevando adelante las instancias rigurosas de la pura especulación, en una línea de pensamiento desde Parménides hasta Hegel: el ser, el devenir, el aparecer, el pensar, el uno, el todo, lo eterno, el espíritu, la conciencia, lo absoluto, lo necesario, lo inmutable, lo infinito.
----------Severino, estimulado por su maestro, también italiano, Gustavo Bontadini [1903-1990], inauguró esta especulación partiendo de Parménides y manteniéndose siempre fiel, hasta el final de su vida, a esta posición, aun cuando obviamente Severino no ha descuidado el aportar algunas modificaciones a la rigidez de la ontología parmenídea valiéndose de ciertos aportes tanto del idealismo moderno como de la fenomenología husserliana, sin excluir un cotejo con el tomismo y con Heidegger.
----------Salvo que sin embargo, desgraciadamente Severino, por entonces católico (de lo contrario no hubiera podido dar clases en la "Católica") se dejó seducir por un intemperante racionalismo que se podía recabar de Parménides no debidamente temperado por la metafísica cristiana, es decir, aquella que se beneficia del aporte de Platón y de Aristóteles, tanto que en cierto momento perdió la fe, con la pretensión de dar una interpretación del cristianismo mejor que aquella ofrecida por el dogma católico.
----------Y a raíz de ello, censurado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1970, fue expulsado de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. Sin embargo, continuó enseñando en la Università Foscari de Venecia, fundando la Facultad de Letras y Filosofía, donde siguieron enseñando sus discípulos, y luego enseñó en la Università Vita-Salute San Raffaele de Milán. Sus escritos son numerosísimos. No son sólo de carácter teórico para unos pocos iniciados, sino que Severino también amaba insertarse en los debates de los congresos y de la gran prensa sobre temas morales y antropológicos.
----------Prácticamente, Severino llegó a aceptar tan imprudentemente la concepción del pagano Parménides (el fascinante "ser" como uno, único, absoluto, eterno y necesario), que acabó por negar su consistencia ontológica a los entes contingentes y cambiantes, materiales y espirituales, ubicados en el espacio-tiempo, aquellos entes que en el lenguaje bíblico y cristiano son llamados "creaturas", constituyentes, en su conjunto, del "mundo", creado (según el dogma bíblico, que compartimos con judíos y musulmanes) por Dios libremente de la nada (de nihilo o ex nihilo sui et subiecti, como se dice en el lenguaje teológico tradicional), es decir, sin presuponer nada a Dios, precedente a Dios o independiente de Dios.
----------¿Qué quedaba de lo contingente, del devenir, de la multiplicidad, del espacio y del tiempo, de la historia y de la evolución del universo? Nada en sí mismo de real. El ser estaba ausente de estas cosas, porque, como se ha dicho, para Severino, el ser es uno solo, unívoco, eterno y necesario. Todas estas cosas se convierten, como ya en Parménides, en meras apariencias, objeto no de ciencia sino de simple opinión. Pero al mismo tiempo estas cosas se presentaban como aparecer del Ser, y por tanto eternas.
----------Provenía de eso que todo es eterno y que todo ente es eterno. La enunciación severiniana del principio de identidad es que "el ser no puede no ser", por lo tanto viene negado ese ser que puede no ser, o sea lo contingente. Existe sólo lo necesario. El ser, todo ser, es eterno, salvo, según Severino, la contradicción de un ser, que no es, o la identificación del ser con la nada: el nihilismo.
----------La consecuencia en el campo de la fe era, por supuesto, desastrosa: el misterio de la Encarnación y de la Redención era concebido como eterno no sólo desde el punto de vista de la divinidad sino también de la humanidad: surgía una humanidad de Cristo que, según el ángulo desde el cual se la miraba, podía resultar o simplemente aparente (docetismo) o divinizada (panteísmo). El resultado era un monismo acósmico, por el cual o todo se resuelve en el Ser único, o bien cada cosa es el único Ser.
----------Sin embargo, Severino, heredero del moderno idealismo dialéctico, no podía dejar de considerar que la oposición ser-no-ser no podía ser pensada. De ahí un único Ser pensado, sintético, que abrazara esta oposición. De ahí la superación de la ontología parmenídea con la dialéctica originada en Platón y culminada en Hegel, aunque Severino se cuida mucho de no aceptar la concepción hegeliana del devenir.
----------Para esto Severino no se detuvo en la visión extremista de Parménides, que no tenía en cuenta la más elemental y evidente experiencia de la realidad sensible, sino que se esforzó sin embargo por explicar lo múltiple y el devenir. Y fue así como Severino sustituyó el devenir como pasaje del no-ser al ser o del ser al no-ser, aquello que para Aristóteles era la generación y la corrupción, con la categoría del "aparecer", por el cual las cosas, las personas, el mundo, para Severino, resultan ser el sucederse de apariciones "eternas" del "Eterno", que haría de "trasfondo" a estas apariciones en sucesión eterna. En su discurso, Severino hace una comparación sugestiva aunque engañosa: las cosas serían similares a las constelaciones que aparecen y desaparecen sobre el trasfondo permanente de la bóveda celeste.
----------Sin embargo, este "aparecer", para Severino, tiene un doble significado, en cuanto que oscila de modo dialéctico entre un "revelarse" (revelatio), por lo tanto algo objetivo y verdadero, y una "apariencia" o "semblanza" (videtur), que puede ser irreal o subjetiva, y por lo tanto falsa. Se tiene, por lo tanto simultáneamente, algo así como el aparecer del accidente que muestra la sustancia o a través del cual se transparenta la sustancia, y la apariencia meramente relativa al hombre al cual el Ser aparece.
----------Severino juega con estas dos acepciones del aparecer, por lo cual el ser viene alternadamente ora a coincidir con el aparecer -y aquí tenemos el legado del fenomenismo kantiano, hegeliano y husserliano-, ora a identificarse, al parecer, con algo similar a la maya india: ilusión, vana apariencia.
----------¿Qué es entonces del mundo? Si el mundo es el Ser que aparece, el mundo será absoluto como el Ser del cual es el aparecer. Pero por otra parte, si el mundo es una mera apariencia (el devenir no existe) y el Ser coincide con esta apariencia, también el Ser será arrastrado a la misma vanidad de la apariencia, y tendremos ese nihilismo, que sin embargo Severino intenta evitar. En efecto, si el Ser sigue siendo Ser, el mundo desaparece en el Ser. Pero si el mundo como mera apariencia sigue siendo mundo y coincide con el Ser, también el Ser con el mundo desaparece en la nada.
----------Severino entonces, para salir del apuro, acaba por adoptar la dialéctica del ser y el no-ser, ya inventada por Hegel, aunque para Hegel el devenir implica esa contradicción que Severino pretende evitar. De hecho, Severino rechaza la realidad del devenir, porque, siguiendo las huellas de Bontadini, lo considera contradictorio a la luz de una interpretación del principio de no-contradicción en la formulación de Parménides.
----------Ya Aristóteles, con su famosa doctrina de la potencia y del acto, superando el "ser-que-no-es" de Platón (como interpretación del devenir), había reformulado el principio de no-contradicción para legitimar la no-contradictoriedad del devenir en estos términos, es decir, "no es posible que el ser sea y no sea simultáneamente o al mismo tiempo". El ente puede estar en potencia y no estar en acto, o bien estar en acto y no estar en potencia. La especificación "al mismo tiempo" había sido introducida por Aristóteles, para salvar la verdad del devenir. Pero Severino, apegado al extremismo monista de Parménides, rechaza la referencia al tiempo. De ahí, a sus ojos, la absurdidad del devenir y su sustitución por el "aparecer".
----------¿Cómo funciona la dialéctica en Severino? Supone y no niega la neta oposición ontológica parmenídea entre ser y no ser ("el ser es, el no ser no es"), pero rechazando la explicación aristotélica del devenir (pasaje de la potencia al acto), asume en última instancia la concepción platónica del devenir como "ser-que-no-es", fundamento de la dialéctica platónica, pero con la diferencia de que en lugar del devenir tenemos el aparecer, el cual, por su relación con el pensamiento, se presta mejor a una interpretación dialéctica.
----------Como por otra parte, para Severino, como para Hegel, el ser real se identifica con el ser lógico o conceptualizado, al final él no tiene dificultad de asumir la concepción hegeliana del devenir, no desde el punto de vista ontológico, sino desde el punto de vista lógico-dialéctico con la diferencia de que Severino resuelve este devenir en el aparecer quitándole cualquier significado ontológico: por lo tanto, el aparecer del Eterno entendido a su vez como Ser-Aparecer, por lo cual el mundo es el "aparecer del Aparecer".
----------Se sigue negando la realidad del devenir (contra Hegel), pero se asume la dialéctica que sirve para la síntesis del ser con el pensamiento en la unidad del Ser (con Parménides). De hecho, como ya es sabido, en Parménides existe el principio idealista: "una misma cosa es el pensar y el ser". Por lo tanto, el monismo severiniano no es tan absoluto como el de Parménides, sino que es de alguna manera sintético y dialéctico a semejanza con el de Hegel, aunque venga rechazado el devenir en el sentido hegeliano.
----------Estando así las cosas, uno podría decir: ¿puede tener algo que ver con la metafísica y la teología católica una concepción como la de Severino? Parecería absolutamente que no, dado que se niega la trascendencia de Dios, se niega la distinción entre pensamiento y ser, se niega la multiplicidad de los entes y se niega el dogma de la creación, por lo cual todo es eterno, todo es ahora, todo es uno y la dialéctica se encuentra incluso en Dios. Sin contar la consecuencia más grave de desconocer la realidad de la historia de la salvación y de eternizar la humanidad de Cristo tanto en la muerte como en la resurrección. El cristianismo se vuelve irreconocible, casi asimilado a la mística india o a una gnosis esotérica.
----------Sin embargo, el pensamiento de Severino no ha dejado de atraerse equívocas simpatías en varios ambientes católicos, como por ejemplo Pier Angelo Sequeri [n.1944], teólogo de la Facultad Teológica de la Italia Septentrional, en Milán, pero sobre todo el teólogo de la Facultad Teológica de Bologna, el dominico padre Giuseppe Barzaghi [n.1958], del que ya hemos tratado en varias ocasiones en este blog.
----------Permítaseme decir todavía algo más sobre el segundo. El padre Barzaghi cree poder encontrar en el Ser severiniano el mismo ipsum Esse de santo Tomás de Aquino como Nombre de Dios recabado del Ego sum Qui sum de Ex 3,14. Pero las consecuencias de este imprudente acercamiento son desastrosas. El padre Barzaghi sostiene que sólo Dios existe y que todo es necesario y eterno, todo está en acto y todo es bueno, confundiendo el ser como tal, analógico y polivalente, con el ser divino, único y unívoco. ¿Y la historia? ¿Y el mundo de los posibles? ¿Y el mal? Y si todo ahora está bien y es la actuación de todo el bien posible, ¿tiene todavía sentido la virtud de la esperanza? ¿Se puede hablar todavía de una conversión desde el pecado hacia la justicia? ¿Cuál es la diferencia entre la vida presente y la celestial beatitud?
----------Así, para Barzaghi el mundo no está fuera de Dios (opus ad extra) como conjunto de entes sustanciales realmente distintos de Él, sino que está sólo "en Dios", "idea" de Dios y por tanto coincidente con Dios mismo. Si mi yo empírico no está delante de Dios como un Tú, sino que Dios no es más que la estructura originaria de mi yo ("Yo trascendental"), ¿qué sentido tiene la oración? ¿Debería orar a mí mismo?
----------La creación, entonces, para Barzaghi, no es producción libre de Dios desde la nada al inicio del tiempo, sino aparición o "teofanía de Dios" ab aeterno. El hombre es la "eterna mirada de Dios" sobre Dios, Que se ve a Sí mismo. En esta concepción no se ve cómo se salva el libre albedrío. ¿La condenación no existe?
----------En la concepción de Barzaghi, la dialéctica también aparece en Dios, con la aterradora consecuencia de poner también en Dios el mal. ¿Entonces esto quiere decir que el mal es invencible? El pensamiento coincide con el ser, de modo que no se da un real externo al pensamiento (extra animam), presupuesto al pensamiento e independiente del pensamiento. El ser es sólo el ser pensante, el espíritu, la conciencia, el acto del pensar ("autoconciencia") o el ser pensado. ¿Entonces esto quiere decir que lo falso no existe? ¿La ignorancia no existe? ¿Y la materia? No se ve la diferencia entre pensamiento humano y pensamiento divino, por lo tanto, entre voluntad humana y voluntad divina. ¿Qué pasa entonces con la moral?
----------Barzaghi se extiende sobre la "mística" que también es nebulosa (en varias ocasiones Barzaghi hace el elogio de la "niebla") y atemática (cf. Rahner), pero en ausencia de una gnoseología realista, es de temer por el valor objetivo de los conceptos dogmáticos y por lo tanto por una mística auténticamente católica. Barzaghi por lo demás retoma la grave consecuencia en cristología mencionada anteriormente.
----------Hay que añádir a todo lo anterior la doctrina barzaghiana de la gracia, obviamente ausente en el gnóstico Severino, pero modelada por Barzaghi sobre el monismo severiniano, por lo cual la gracia no se añade a la naturaleza como don de Dios creado, sino que deviene la estructura originaria necesaria de la naturaleza "divinizada" de tal manera que ya no aparece la distinción entre el hombre y Dios. Se podría hacer una conexión con Rahner. En Barzaghi, sin embargo, tampoco faltan las influencias idealistas gentilianas mediadas por Bontadini, como el tema de la "autoconciencia" y de la "intrascendibilidad del pensamiento".
----------Las tremendas preguntas que nos hemos hecho líneas arriba son la consecuencia y el signo del hecho de que, en definitiva, la teología de Barzaghi es falsa en sus mismas raíces, y en vano él trata de encubrir todo esto con la exposición brillante y exacta de muchos puntos de la doctrina católica y del mismo pensamiento de santo Tomás de Aquino, mientras que por otra parte Barzaghi se atreve a afirmar que la filosofía de Severino es aquella que hoy mejor interpreta la esencia del cristianismo.
----------El de Emanuele Severino es, por cierto, uno de los muchos casos desafortunados e inquietantes de ese aggiornamento modernista de la teología católica que desgraciadamente se han verificado después del Concilio Vaticano II, nacidos de una confrontación sustancialmente acrítica e imprudente con el pensamiento moderno. El Concilio nos dice que este cotejo debe ser hecho, pero con el uso de aquellos correctos criterios de juicio y evaluación que la Iglesia misma nos ofrece, entre los cuales cabe indicar los principios, el método y los pronunciamientos fundamentales de Tomás de Aquino, interpretados según el verdadero sentido de sus escritos y no deformado ad usum delphini bajo la presión de los errores de la modernidad.

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