viernes, 25 de noviembre de 2022

El concepto de conciencia nacido de Lutero y Descartes

A partir de Lutero y Descartes se desarrolla un concepto de "conciencia subjetivista" que lamentablemente habría de tener seguidores de todo tipo: una pseudo "conciencia" que no se regula ya sobre la verdad objetiva, sino que es regla para sí misma, bajo pretexto de estar directamente iluminada por Dios independientemente y en contra de la interpretación dada por el Magisterio de la Iglesia a la Escritura (el caso de los protestantes) o a la Tradición (el caso de los lefebvrianos). [En la imagen: fragmento de "Lutero ante la Dieta de Worms", pintura de Anton von Werner, de 1877, actualmente en la Galeria Estatal de Arte de Stuttgart, Alemania].

----------Martín Lutero en la famosa Dieta de Worms, en una vasta sala del episcopio, frente a los miembros de la aquella Dieta convocados al episcopio por el emperador Carlos V, en una solemne asamblea presidida por el jurisconsulto Johann Maier von Eck y por el oficial del arzobispo de Tréveris Richard von Greiffenklau, ante la orden perentoria de Eck de retractarse de sus herejías ya condenadas por el Papa desde hacía tiempo, se negó con las famosas palabras "el ir contra la conciencia no es seguro ni bueno".
----------Con esas palabras, Lutero invocó un principio en sí justo y correcto tal como suena. Pero el problema es cuál es el concepto que Lutero tenía de la conciencia. La conciencia -ya lo había señalado santo Tomás de Aquino (Summa Theologiae, I-II, q.19)- debe ciertamente ser seguida incluso si yerra en buena fe. Sin embargo, la conciencia está obligada a adherir a la verdad objetiva y, por tanto, está obligada a informarse acerca de ella, porque la conciencia no es principio primero y absoluto de la verdad, sino que es recta y buena sólo si se regula sobre el dictamen de la verdad objetiva. De lo contrario, la conciencia no es excusable, sino que peca y está obligada a retractarse y a corregirse para estar en la verdad.
----------Ahora bien, Lutero había sido informado más que claramente por la autoridad del Papa, acerca de que sus doctrinas eran falsas, por lo cual él, como teólogo y sacerdote católico, católicamente educado y compos sui, así como miembro de una Orden religiosa como la de San Agustín, era consciente de que sus doctrinas eran falsas, por lo cual su apelación a la "conciencia" en esta circunstancia no podía constituir una excusante, tal como para exonerarlo de retractarse de sus errores, sino que, por el contrario, ponía en luz la malicia, la protervia, la obstinación y la desobediencia de su voluntad.
----------El caso es que Lutero había desarrollado ese particular concepto de "conciencia", que luego en la historia de las herejías habría de ser llamado "conciencia subjetivista" y que lamentablemente habría de hacer escuela entre los seguidores de Lutero hasta nuestros días: una "conciencia" que no se regula ya sobre la verdad objetiva, ya sea porque ésta no existe o bien porque es considerada inalcanzable, sino que es regla para sí misma, bajo eventual pretexto de estar directamente iluminada por Dios independientemente y en contra de la interpretación de la Palabra de Dios dada por la autoridad de la Iglesia.
----------Naturalmente, los seguidores de Lutero no se han limitado a excusar a Lutero como si se equivocara en buena fe, sino que lo han hecho un reformador de la Iglesia, la cual es considerada caída y a la deriva a causa del Papado, y han llegado a convertir a Lutero en un redescubridor de la verdad del Evangelio, verdad según ellos oscurecida por las herejías de Roma, mientras que al mismo tiempo, la idea luterana de la conciencia venía corroborándose y enriqueciéndose con nuevos sofísticos argumentos que podrían cohonestar la rebelión de Lutero dándole una apariencia de "libertad evangélica".
----------En este punto, el católico René Descartes vino, no sabemos en qué medida conscientemente o bien sin darse cuenta, a echarle una mano al concepto luterano de conciencia, que agravaba la tendencia iluminística teológica agustiniana ("Dios luz inmediata de la mente") con su desconfianza hacia el conocimiento sensible, su noción de la "interioridad" de la verdad y el acentuado conciencialismo.
----------Sin embargo, mientras san Agustín de Hipona, partiendo de la misma enseñanza bíblica, salvaba en su totalidad el realismo del conocimiento sensible, salvaba la objetividad de la comunidad eclesial y el principio de causalidad como vía hacia Dios, en cambio Descartes hacía partir el conocimiento desde el cogito, entendía a Dios como una idea innata y aceptaba las cosas externas sólo en cuanto reveladas por Dios. Todo esto, aunque justificado con la "razón", daba buen apoyo al fideísmo irracionalista luterano, porque al fin de cuentas también Descartes era escéptico frente a la razón sensible y confundía a la misma razón con una divina revelación, cosa que podía conciliarse bien con el iluminismo fideísta luterano.
----------Así nace el nefasto connubio Descartes-Lutero desarrollado desde el siglo XVII hasta nuestros días en Alemania para producir primero el racionalismo de Leibniz y Wolff y luego el idealismo trascendental de Kant, Fichte, Schelling y Hegel, hasta los epígonos de ayer, Spaventa, Gentile y Croce, y los de nuestros días, como Heidegger y Severino, y otros sorprendentes e impensados, como actualmente existen entre los gnósticos católicos, no sólo entre los modernistas sino también entre los pasadistas.
----------Ahora bien, el conocimiento de sí mismo ciertamente es una instancia antiquísima del filosofar, testimoniada entre otras cosas por el famoso "conócete a ti mismo" del oráculo de Delfos, incluso citado en la encíclica Fides et ratio del papa san Juan Pablo II. Platón era bien consciente de los logoi interiores como modelos del pensar y del actuar. Aristóteles conocía bien la doctrina del pensamiento, a tal punto de elaborar en base a ello la ciencia de la lógica. El apóstol san Pablo nos habla con la autoridad de la palabra de Dios de la conciencia moral de la ley natural, presente también en los paganos. San Agustín de Hipona tiene el famoso "si fallor, sum". Santo Tomás de Aquino tiene espléndidas y profundas reflexiones sobre el conocimiento-experiencia habitual que el alma tiene de sí misma (De veritate, q.10, a.8), y santa Catalina de Siena, siguiendo las huellas de Agustín, habla como maestra del "conocimiento de sí".
----------Pero todos estos autores que acabo de mencionar ni siquiera sueñan con hacer de lo que Kant llamará el "yo pienso" (Ich denke überhaupt) el punto de partida y el absoluto ser del cual partir para el desarrollo del saber, como clara y nítidamente aparecerá luego en Fichte.
----------Por el contrario, para todos aquellos autores, desde san Pablo a Tomás de Aquino, la autoconciencia no constituye en absoluto un principio fundante del ser y del saber, sino que, por más preciosa y preciosísima que sea, no es más que una luz interior creada por Dios y cultivada por la buena voluntad, un criterio moral, que guía en el cumplimiento del bien y juzga las obras cumplidas sobre la base de una ley moral objetiva, emanada por Dios y por la comunidad, por tanto por una norma externa a la conciencia, norma que la conciencia está obligada a conocer, sin que por ello le sea prohibido, en base a esa norma, pero sólo en base a ella, elaborar directivas más concretas como aplicación de la norma moral a los casos de la vida.
----------Por tanto, el concepto verdaderamente sabio y cristiano de conciencia implica la conciencia de la universalidad y de la objetividad de lo verdadero, que es precedente, superior e independiente de la conciencia, proveniente de Dios, a veces y frecuentemente a través de la autoridad civil o eclesial, y norma segura y vinculante para toda honesta y leal conciencia que quiera guiar las costumbres a la verdadera felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.