martes, 1 de noviembre de 2022

Apuntes sobre el hombre como alma y cuerpo (4/5)

¿En qué consiste la muerte del hombre? ¿Adónde va el alma después de la muerte? ¿Ocupa un lugar el alma separada de su cuerpo? ¿Qué lugar sería tal lugar? ¿Un lugar de qué tipo? ¿Cómo se puede concebir este lugar? ¿Debería estar en relación con los lugares de la tierra? ¿Debería el espíritu finito llegar a un lugar a una cierta distancia de la tierra o al menos donde se encuentra el cadáver? ¿Y en cuál dirección? ¿Arriba? ¿Abajo? [En la imagen: fragmento de Retrato de Francisco d'Andrade, pintura de Max Slevogt, de 1903].

La muerte disuelve el cuerpo, pero el alma sigue existiendo por sí sola
   
----------El conjunto de las sustancias químicas que son las que componen el cuerpo, en el acto de la muerte, pierden gradualmente con el pasar del tiempo, según las leyes de la química y la física, bajo la influencia de los agentes físicos y químicos ambientales, su organización, configuración y composición que tenían gracias al alma. El cuerpo pierde la forma humana y por lo tanto pierde esa configuración física unitaria y armoniosa, que estaba garantizada por la presencia animadora del alma.
----------El cuerpo asume la forma del cadáver, vale decir,  de cuerpo sin vida. Conserva durante un cierto tiempo, si bien ya imperfectamente, los rasgos que anteriormente habían sido los propios del cuerpo vivo, pero, a medida que paulatinamente en el curso del tiempo avanza el proceso de corrupción o disolución y se desarrollan los procesos químicos en acto en el cadáver, la configuración o estructuración del cadáver se aleja cada vez más de aquella configuración o estructura que tenía el cuerpo bajo el dominio del alma.
----------Las fuerzas químicas del cuerpo, al momento de la muerte, ya no están gobernadas por el alma, sino que todas esas fuerzas químicas comienzan a evolucionar, cada una de modo autónomo, sólo según las leyes de la química. Los procesos químicos ya no son procesos vitales, sino puramente y simplemente procesos químicos, como los de cualquier otro cuerpo inanimado del universo físico.
----------Los líquidos se van evaporando paulatinamente, y asumen su característico estado gaseoso. Los restos mortales se endurecen, tienden a resecarse, a despedazarse, a desintegrarse en partes separadas entre sí, y los colores del cadáver ya no dependen de la animación que antes era asegurada por el alma, sino que ahora dependen de la actividad de los procesos químico-físicos activos en el cadáver.
----------Avanza un proceso de destrucción y descomposición causado por la actividad de los elementos químicos ahora autónomos y por la influencia del ambiente externo, favorable o no favorable a la conservación del cadáver. ¿Se puede decir que el cadáver sea feo? Normalmente se lo esconde en el sepulcro por motivos higiénicos y estéticos. El cadáver es feo respecto a la armonía del cuerpo viviente. Su fealdad es una consecuencia del pecado original, del cual Dios es completamente ajeno.
----------Sin embargo, se puede decir que él tiene su propia belleza, que depende del hecho de que su aspecto está rigurosamente determinado por leyes naturales; y donde hay ley, cualquiera que sea, allí hay belleza, lo pulchrum expresión de lo verum y del ens. He aquí por qué para el artista, que no está necesariamente condicionado por consideraciones relativas al común buen gusto, también aquello que se puede considerar la fealdad del cadáver, el cadáver, en cuanto ente regulado por leyes de la naturaleza, de las cuales el autor es Dios, principio de la belleza, no puede no aparecer dotado de una paradojal belleza.
----------Discurso similar se puede hacer sobre el esqueleto, que aparece una vez que se ha disuelto la carne, destinado a ser conservado a menudo durante muchísimo tiempo. Si el cuerpo vivo tiene su propia belleza y su propia armonía, también el esqueleto las posee según precisas leyes fisico-químicas.
----------El advenimiento de la muerte no genera ningún desorden en el cadáver, sino que sólo cambia el orden físico, porque la legislación impuesta por el alma es sustituida por la regulación impuesta por las fuerzas químico-físicas. En la naturaleza el caos, el azar y el desorden no existen, por mucho que así lo piensen ciertos pseudo-científicos, que atribuyen a la naturaleza ese caos, ese azar y esa confusión que sólo están en su pensamiento, mientras que indudablemente también su cerebro, aunque por ellos mal usado, funcione fisiológicamente no al azar, sino según ordenados procesos físicos, determinísticos y mensurables.
----------¿Adónde va el alma después de la muerte? La filosofía tiene aquí necesidad de la revelación cristiana, porque se encuentra en grave dificultad: por una parte, la filosofía sabe que el espíritu es independiente del espacio-tiempo y lo domina y supera en su eternidad. Esto ya lo había entendido Platón. Pero por otra parte, no sabe aceptar que el espíritu finito, si precisamente no ocupa un espacio como lo hace un cuerpo, al menos se encuentra en algún lugar. Pero, ¿cómo se puede concebir este lugar? ¿Debería estar en relación con los lugares de la tierra? ¿Debería el espíritu finito llegar a un lugar a una cierta distancia de la tierra o al menos donde se encuentra el cadáver? ¿Y en cuál dirección? ¿Arriba? ¿Abajo?
----------¿Qué relación al lugar tiene el espíritu? El alma, mientras daba forma a ese cuerpo dado, ciertamente se encontraba en el lugar ocupado por ese cuerpo. Para nosotros es normal poner en relación una sustancia material con su lugar. Pero del espíritu, abierto como está a la infinitud del ser y del espíritu, orientado a lo absoluto, inmutable, inmaterial, con perspectivas ilimitadas, libre de todo lugar en su entender y querer, presente intencionalmente en todos los lugares, ¿cómo se se hace para imaginarlo en un lugar dado?
----------La revelación cristiana le ha enseñado a la filosofía que el lugar para los espíritus existe, pero ese lugar no debe ser concebido en modo unívoco con el lugar tal y como cae bajo nuestra experiencia sensible. Esto ya había sido entrevisto por la filosofía platónica y órfica, por el paganismo greco-romano, por el hinduismo y por las religiones tradicionales de la humanidad.
----------Es necesario inundar el concepto de lugar y transformarlo de categorial, es decir, de accidente de la sustancia material, en trascendental, es decir, en propiedad de ese ente que está abierto a todo ente, es decir, el espíritu, el principio de lo verdadero, de lo bueno y de lo bello. El lugar del espíritu es el lugar trascendental, por lo tanto no sólo el lugar del ente material, sino el lugar del ente como ente en cuanto espíritu finito, ya que es completamente impensable asignar un lugar a Dios, espíritu infinito, aunque Cristo hable del "Padre que está en los cielos"; pero está claro que no se trata del cielo físico. Desde este punto de vista, Dios no está sólo en el cielo, sino también en la tierra y en todo lugar. Es el atributo de la ubicuidad.
----------La revelación cristiana enseña la existencia de lugares trascendentales en los cuales se encuentran las almas de los difuntos: esos lugares trascendentales son el paraíso del cielo, el infierno y el purgatorio. Como es bien sabido, el paraíso es también llamado "cielo" en el sentido que he dicho, como lugar trascendental, que alberga a las almas que gozan de la visión beatífica.
----------El término "cielo", en efecto, en la Sagrada Escritura, como en otras religiones, simboliza el horizonte del espíritu, de lo sacro, de lo divino. El cielo se distingue de la tierra, que en cambio representa el mundo en el cual vivimos, la naturaleza física y la parte material del hombre. El término "tierra", sin embargo, en san Pablo, refiere también a la mente las cosas de este mundo en cuanto que, a consecuencia del pecado, tienden a alejarnos de Dios, del "cielo" (Fil 3,19-29; Col 3,1-2).
----------El alma es el aspecto celestial de la persona humana. Ella vive aquí abajo en la tierra, es decir, en un cuerpo y en medio de las cosas materiales, incluidas las otras personas, que también ellas son cuerpos, aunque animados por su espíritu. Y, sin embargo, el alma, que es espíritu, si por una parte, como forma animadora del cuerpo, es llevada a conservarlo, a gobernarlo por sí misma o mediante las potencias inferiores, a defenderlo, a nutrirlo, a hacerlo crecer, a curarlo, a volverlo sexualmente feliz, por otra parte en cambio, en cuanto espíritu, anhela las cosas celestiales, las virtudes y unirse con Dios, sin por ello desear en absoluto salir del cuerpo, como si en él debiera encontrarse a disgusto. Todo lo contrario, el alma es feliz en el estado de unión al cuerpo, cuando tiene un cuerpo sano y dócil a sus órdenes y que favorece su actividad espiritual, un cuerpo que le sirve para expresar sus pensamientos, su voluntades, su sentimientos, sus emociones.
----------Por esto, el estado del alma separada es un estado innatural y de desasosiego. Lo único bueno que tiene es que en este estado el alma puede ejercer una perfecta autoconciencia sin la mediación de la sensibilidad, como si fuera un ángel. Sin embargo, la sensibilidad es la condición normal para el ejercicio humano de la autoconciencia. Ambroise Gardeil [1859-1931] enfatiza demasiado la dignidad de la autoconciencia del alma separada, olvidando su diferencia respecto de la condición del ángel (cf. su libro La structure de l’âme et l’expérience mystique, I, pp. 94-121, Gabalda, París 1927). En la autoconciencia del alma separada, el alma indudablemente puede contemplar su belleza, pero siente todo el malestar de no poder servirse de los sentidos para actuarla. Lo que permite al alma bienaventurada superar tal malestar es el hecho de la visión beatífica, en la cual está virtualmente contenido el placer de la experiencia sensible.
   
La distinción entre alma y cuerpo. Excursus histórico
   
----------La dificultad radica aquí en el hecho de que por una parte es innegable que el individuo humano sea una única sustancia; pero por otra parte él aparece como compuesto de dos sustancias diferentísimas entre sí: una, ingenerable, inteligible, comunicativa, inmaterial, incorruptible, abierta a lo universal y al Infinito, transparente a sí misma, inmutable en su esencia, libre del espacio-tiempo: el alma; y la otra, generable, perceptible a los sentidos, incomunicable, material, corruptible, cerrada en lo concreto y en los propios límites, siempre en movimiento, impenetrable, inmersa en el espacio-tiempo: el cuerpo.
----------Sobre esta cuestión los filósofos se han dividido entre monistas y dualistas. Monistas son los filósofos empiristas materialistas y los filósofos idealistas. Los monistas confunden el espíritu con la materia. Los empiristas reducen lo espiritual a lo sensible, y por tanto el alma al cuerpo; los idealistas reducen lo sensible a lo ideal, y por tanto el cuerpo al cuerpo pensado, o sea al alma.
----------Los filósofos dualistas son los hinduistas, los platónicos, los origenianos, los cartesianos y los kantianos. Para los hinduistas, el individuo sensible (jivan) es vana apariencia. Sólo el alma (atman) es realidad, como el aparecer (avatar) de Brahman, el Absoluto, puro Espíritu.
----------Para Platón, como es bien sabido, el alma preexiste al cuerpo y desciende al cuerpo aprisionada y engañada por el cuerpo, con la voluntad de liberarse del cuerpo y de volver a ascender a la contemplación de las Ideas, de donde ha caído para precipitar y quedar encarcelada en el cuerpo.
----------Para Orígenes el alma ha sido creada al inicio de la creación, por lo cual desciende al cuerpo en el momento de la concepción. El cuerpo, por lo tanto, no está formado por el alma como su forma sustancial, sino que ya tiene una forma por cuenta propia y está por sí solo como compañero tentador del alma a ella sujeto y por ella castigado en la vida presente, hasta su separación del alma al momento de la muerte. En el futuro será alojamiento del alma al momento de la resurrección del cuerpo de los bienaventurados. Hay un platonismo mitigado, pero Orígenes no ha llegado a liberarse por completo del dualismo platónico, despreciador del cuerpo, para comprender en plenitud la concepción bíblica del hombre, más cercana a la de Aristóteles.
----------Para Descartes, el hombre es una única sustancia en cuanto fusión de alma y cuerpo, que en todo caso siguen siendo originariamente dos res, respectivamente res cogitans y res extensa. Descartes rechaza el dogma del alma como forma sustancial del cuerpo, porque la concibe como pura y completa sustancia espiritual unida con el cuerpo como sustancia material mediante los espíritus vitales. Sorprende que Descartes niegue la existencia del alma sensitiva en el hombre y en el animal y recurra entonces, para explicar la vida neuro-vegetativa o autónoma, a la cruda doctrina medieval de la glándula pineal y de los espíritus vitales, lo que supone una grave forma o alto grado de ignorancia del modo de funcionar del sistema nervioso.
----------Sn tiempo de Descartes, se había comprendido el rol guía o papel rector del cerebro, pero aún no se había comprendido, como se lo comprende hoy, la guía primaria del espíritu para la mediación de la vida psicoemotiva, todo lo cual se refiere a la animación del alma espiritual. Por eso faltaba en la psicología cartesiana la percepción de ese mundo de los sentimientos, de las emociones, de los gustos y de los afectos amicales y sexuales, que hace de puente entre las potencias del espíritu y los movimientos del cuerpo.
----------También debe considerarse que la sustancia es un ente completo e incomunicable. Y por esto es muy notorio que Descartes no logra explicar cómo el hombre pueda ser una única sustancia (tal como lo enseña la doctrina católica) a pesar de estar compuesto por dos sustancias completas.
----------Descartes percibe que la esencia del cuerpo es distinta de la esencia del alma, pero así como confunde lo subsistente con lo esencial, no llega a ver que el hombre es un único subsistente, aunque estando compuesto de dos partes esenciales. Por lo tanto, para Descartes hay fusión de espíritu-materia cuando consideramos la persona concretamente existente; pero hay dualidad si consideramos la naturaleza humana en sí misma. Por consiguiente, la antropología de Descartes se presta tanto a una salida idealista, si se absorbe el cuerpo en el espíritu, como a una salida materialista, si se absorbe el espíritu en el cuerpo.
----------Además Descartes no comprende que si el cuerpo ya tiene una forma por sí, o sea la forma de la extensión, ya no podrá ser informado por el alma, porque una misma materia no puede estar formada por dos formas, sino que dos formas distintas corresponden a dos materias distintas para formar dos sustancias distintas. Por lo demás, Descartes no comprende que el cuerpo humano no está formado sólo por la extensión, sino también por la vida vegetativo-sensitiva, de la cual derivan las cualidades sensibles, cuya objetividad en cambio Descartes no reconoce, refiriéndolas a la actividad del sujeto que siente. Por consiguiente, Descartes explica mecanicistamente sólo los movimientos locales del cuerpo, pero no los finalísticos de la generación, de la alteración, del aumento y de la corrupción.
----------De tal modo no se ve ya en la antropología cartesiana qué sentido vital tenga la multiplicidad de los órganos vitales del cuerpo y cómo y por qué se diversifican en ellos las distintas funciones de la vida vegetativo-sensitiva. Ya no es el hombre el que siente, padece, apetece y vegeta, sino que es el cuerpo el que funciona mecánicamente por cuenta propia, tanto que al final uno se pregunta, como han hecho los materialistas, si no basta con explicar físicamente las funciones de la vida corpórea sin necesidad de admitir un alma espiritual.
----------Además, Descartes, al concebir el cuerpo como por sí formado, no advierte la necesidad de distinguir la materia prima de la materia propia, confundiendo la materia del viviente con la del no viviente y olvidando el hecho de que toda forma material necesita la materia adecuada.
----------Ahora bien, en cuanto a la antropología kantiana, ella tiene indudablemente su base en Descartes con el Yo pienso y el concepto del espíritu como sujeto de la razón y de la ley moral. La persona se resuelve en la autoconciencia cartesiana. Sin embargo, contrariamente a Descartes, para Kant, que hace avanzar el enfoque idealista promovido por Descartes y Berkeley, el cuerpo humano no es una cosa en sí, no es una sustancia material sensible e inteligible, sino que es solo un fenómeno, de modo que también el alma para él es un simple fenómeno del sentido interno, mientras que el espacio-tiempo en el cual estaría colocado el cuerpo, para Kant es sólo ideal y no real, en cuanto forma a priori de la sensibilidad.
----------Por consiguiente, mientras el dualismo cartesiano alma-cuerpo se presta al equívoco y puede convertirse en monismo, es decir, en la reducción de un término al otro, en cambio, el dualismo kantiano es claro e irresoluble. En efecto, en Descartes el cuerpo es el cuerpo pensado, y aquí tenemos el idealismo; por lo cual lo corpóreo deviene pensamiento. Pero entonces quiere decir que se puede invertir la equivalencia, por lo cual el pensamiento deviene corpóreo y así se cae en el materialismo.
----------Por el contrario, en la antropología de Kant, entre el Yo pienso, acto del espíritu, sujeto de la razón por una parte, y las inclinaciones sensibles y afectivas emanantes del cuerpo por la otra parte, no se da ninguna comunicación ni ningún contacto, porque ellas están excluidas por Kant del horizonte de la voluntad, único órgano del acto moral. Y por ello, mientras la ética cartesiana, más allá del aparente espiritualismo, hace un guiño al sensualismo, la ética kantiana es rigorista en su rígido puritanismo.
----------Habiendo hecho un recorrido histórico sobre el modo como se ha entendido en filosofía la distinción entre alma y cuerpo, pasaremos seguidamente al análisis teórico.

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