sábado, 19 de noviembre de 2022

A diez años de la muerte del cardenal Martini

Al cumplirse una década de la muerte del cardenal Carlo María Martini, quien fuera Arzobispo de Milán, recordamos algunas de sus últimas expresiones, a la vez sorprendentes y contradictorias, y nos volvemos a preguntar, como nos preguntábamos hace diez años: ¿la Iglesia avanza o sigue estando retrasada?

----------Hace un par de meses se cumplió una década del fallecimiento del cardenal Carlo María Martini [1927-2012], ocurrido el 31 de agosto de 2012. El aniversario nos mueve a rogar por el alma de quien fuera Arzobispo de Milán, y para que Dios quiera acogerlo en su gloria, después de una vida tan larga y laboriosa gastada al servicio de la Palabra de Dios y de la Iglesia.
----------No se puede no permanecer admirados ante una personalidad tan rica y multifacética, una personalidad "poliédrica" (si lo queremos expresar con un término muy caro al papa Francisco), una personalidad con una cultura tan vasta y una humanidad tan sensible a los graves problemas y a los valores de nuestro tiempo, ávida de encarnar las exigencias morales del Evangelio en los casos humanos de mayor actualidad con soluciones audaces y tal vez discutibles, así como con ese impulso, ese entusiasmo y a veces esa temeridad que caracteriza en ocasiones el espíritu de aventura, si se me permite expresarlo así, de los hijos de san Ignacio de Loyola, siempre en busca de nuevas fronteras ad maiorem Dei gloriam.
----------Recordando sus funerales de hace una década, me vuelven a llamar la atención también los numerosos testimonios de estima que provenían de muchos ambientes de fuera y ajenos a la Iglesia, desde los judíos a los protestantes, de los laicistas a los no-creyentes, y de parte de todos grupos y las clases de la sociedad civil y eclesial. Todo esto indudablemente para nosotros los católicos produjo y produce placer.
----------Sin embargo (y aquí quiero ser completamente franco) personalmente no puedo saber con seguridad en qué medida ese éxito oceánico fue debido a un testimonio integral y lineal del Evangelio, o en qué medida en cambio no tuviera el sabor del éxito mundano, debido aparentemente a un excesivo e indiscriminado apego del Cardenal de Milán a la modernidad, con sus valores, pero también con sus peligros y defectos, o en qué medida no fuera más bien debido a un diálogo irenista más preocupado por el consenso que no por expresar con claridad y franqueza las arduas exigencias del Evangelio, tal como vienen mediadas e interpretadas por el dogma y por la doctrina de la Iglesia en su cristalina y luminosa precisión.
----------Al respecto, y obviamente prescindiendo de una gran cantidad de ejemplos que se podrían dar, quiero detenerme solo en una afirmación muy desafortunada, muy infelíz, y cuanto menos equívoca, expresada por el Cardenal en una de sus últimas entrevistas publicada entonces por el Corriere della Sera.
----------Cuando se le pidió al cardenal Martini un juicio sobre la actual situación de la Iglesia (en concreto la situación de diez años atrás), el Purpurado afirmó que "la Iglesia ha quedado retrasada doscientos años". La primera pregunta que nos viene a la mente ante una afirmación de ese género es la siguiente: ¿ha quedado retrasada respecto a qué? Viene espontáneamente y nos parece lógico responder: ha quedado retrasada respecto de la modernidad, como si en su camino por la historia la Iglesia no fuera luz y guía del mundo, sino como si debiera ser el mundo con su progreso el que debiera ser luz y guía para la Iglesia.
----------El Corriere della Sera, por su parte, en aquella ocasión, dió la noticia del comentario que la BBC, la conocida agencia radiofónica inglesa, diera a esa frase. El comentarista, todo regodeándose, había dicho estar asombrado de escuchar estas palabras de un Cardenal de la Santa Romana Iglesia, quien con tales palabras habría llevado a modelo el Iluminismo, notoriamente afirmado en Inglaterra en el siglo XVIII, en cuanto a que esta tendencia cultural ha florecido precisamente hace alrededor de dos siglos.
----------Por otra parte, también sabemos en qué medida la modernidad está impregnada del iluminismo, como nos lo ha recordado varias veces el papa Benedicto XVI, o cómo la modernidad está impregnada del idealismo iluminista, como repetidas veces ha denunciado el papa Francisco. Ahora bien, es muy sabido cómo tal corriente filosófica no está desprovista de algunos valores, que por otra parte también se encuentran en la masonería fundada en Londres en 1717, que contiene en sí una orientación racionalista y antropocéntrica, que considera como superstición y fanatismo esa dimensión mistérica y sobrenatural de la Iglesia, que es precisamente objeto de la fe católica y el clima espiritual en el cual vive la caridad cristiana.
----------Por consiguiente, debe decirse que el verdadero problema de la Iglesia hoy no es que ella se haya quedado atrás, no se sabe bien con respecto a cual modernidad. El verdadero problema es el de realizar esa verdadera modernidad, bien distinta del modernismo, que nos es propuesta por una recta interpretación del Concilio Vaticano II. Esta es la verdadera y sana modernidad respecto a la cual no se debe decir que la Iglesia haya quedado retrasada, porque es la Iglesia misma la que la propone, y, si acaso, el que ha quedado retrasado, es un pequeño sector de la Iglesia, el cual, por un mal entendido concepto de Tradición no es capaz de asumir la renovación promovida por el Concilio Vaticano II. Por lo tanto, no se trata de superar el Concilio para una "modernidad" completamente equívoca, sino simplemente de realizarlo.
----------Por el contrario, recordando aquellas palabras del cardenal Martini, se tiene la clara impresión de que en su mente haya habido un modelo iluminista, secularista y modernista, que no corresponde al retrato que la Iglesia hace de sí misma según las enseñanzas de la Tradición, de la Escritura, del Concilio y del mismo Magisterio perenne de la Iglesia. Entonces, ¿cuál "Iglesia" sería la que ha quedado retrasada?
----------Si la verdadera Iglesia fuera aquella que nos viene del Iluminismo, como dejaba entender el cardenal Martini en aquellas palabras suyas, no hay otra alternativa a esa Iglesia sino el pensar en la Iglesia que nos es presentada por el Magisterio mismo de la Iglesia, el cual en la persona del Romano Pontífice, nos presenta todavía hoy una Iglesia verdaderamente moderna en oposición al Iluminismo.
----------Más bien, la Iglesia atrasada es, no sólo la de ese grupito de pasadistas o "indietristas" apegados a meras tradiciones humanas del preconcilio, sino que es también la del Iluminismo, y por tanto la del cardenal Martini, entendiendo por Iluminismo aquella forma mentis, aquella mentalidad, que está restringida a la pura verdad empírica y que no es capaz de elevarse o de "expandirse", como decía el papa Benedicto, para acoger la superior verdad de la Palabra de Dios. Es este modelo iluminista de Iglesia que aparece como atrasado y por lo tanto superado por la Iglesia, que va más allá del Iluminismo para abrazar la trascendencia del Evangelio.

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