miércoles, 16 de noviembre de 2022

Consideraciones sobre el ateísmo (2/4)

El ateísmo marxista es la extrema consecuencia del antropocentrismo renacentista y de la concepción cartesiana idealista de Dios, que llega hasta Hegel a través de Kant. No es ignorancia o negación de los atributos divinos, sino que es la voluntad del hombre de apropiarse de ellos o, como decía santa Catalina de Siena, de "robárselos a Dios". [En la imagen: fragmento de "Bolshevik", óleo sobre tela de Boris Kustodiev, de 1920, que representa a un revolucionario ondeando la bandera roja sobre una iglesia ortodoxa. Galería Tretyakov, Moscú].

El ateísmo marxista
   
----------El ateísmo, que se ha extendido en el mundo durante el siglo pasado, ha sido el ateísmo marxista en la versión leninista-staliniana. Marx, como es sabido, ha hecho suyas la crítica a la religión de Feuerbach, para el cual Dios es un ente imaginario celestial de tipo personal, el "Señor" (Elohìm), que es la proyección de los atributos humanos llevados al infinito, en el cual Señor, el hombre infeliz y oprimido, aplacado por sus opresores, los ricos y los sacerdotes, ve esa dignidad y esa libertad de las cuales ha sido expropiado, y que espera recuperar precisamente apelando a esta entidad inexistente e imaginaria.
----------Mientras tanto, es exhortado por su amo a aceptar las propias condiciones y a ser paciente, sin rebelarse, a la espera de ser salvado y liberado después de la muerte por este Señor y conducido al paraíso del cielo. Probablemente, comento yo, el rico epulón del Evangelio ha dicho algo parecido al pobre Lázaro.
----------Es bien conocido que Karl Marx consideraba a la religión "opio de los pueblos". Sin embargo, él no prospecta una persecución, sino sólo una propaganda doctrinal contra los creyentes teístas, considerando que la religión se extinguirá por sí sola, una vez que se haya realizado plenamente la revolución, que pondrá en las manos de todos los instrumentos de producción y creará un trabajo libre.
----------Marx estaba convencido de que la religión se habría de disolver por sí misma, una vez instaurada la justicia económica, suprimida la propiedad privada y abatida la clase de los señores o amos. Esto, según Marx, habría sido la mejor refutación del teísmo, porque, no existiendo ya los amos, sino siendo todos libres e iguales, ya no habría que ser esclavos de las promesas y de las amenazas ilusorias de la religión de los hombres libres, pues se habría comprendido que el "Señor" celestial no era más que una sublimación ficticia del amo terreno deseoso de mantener su poder sobre los trabajadores.
----------Marx, por otra parte, había asumido de la filosofía de Hegel, a través de Feuerbach, la bien conocida dialéctica del "amo-esclavo", que Hegel, en su Fenomenología del Espíritu, había presentado como siendo según él la correcta interpretación de la concepción católica del Dios Señor trascendente, es decir, el Dios más allá de la conciencia, la cual, no llegando a elevarse al nivel de la libertad, por ser esclava de este Dios, era llamada por Hegel "conciencia infeliz", mientras que el favoritismo de Hegel iba expresamente hacia la concepción luterana del Dios inmanente a la conciencia y, por tanto, principio de libertad.
----------El dominico padre Georges Cottier OP [1922-2016], luego cardenal y teólogo de la Casa Pontificia, ha mostrado en su interesantísimo libro L’athéisme du jeune Marx et ses origines hégéliennes (Vrin, París 1959), como la teoría marxista de la lucha de clases, que conduce a instaurar el ateísmo comunista, es un desarrollo de la dialéctica hegeliana de la antítesis "esclavo-amo", como símbolo de sumisión al Dios trascendente, que se invierte en la identificación del hombre con Dios, como síntesis final del proceso dialéctico.
----------Pero precisamente en este momento, en el cual la conciencia parece perdida, he aquí su reconquista, según el esquema de la dialéctica hegeliana del ser, que surge de la negación del no-ser. La conciencia se recupera, porque "le ha surgido la representación de la razón, es decir, la representación de la certeza de la conciencia de ser, en su singularidad, absolutamente en sí o de ser toda realidad" (ibid., p.190). La conciencia supera dialécticamente su propia escisión interior, deviniendo conciencia de la razón, que es el Espíritu Absoluto, Dios. Al respecto de la concepción hegeliana de Dios sigue siendo fundamental el estudio de Maritain "El Dios de Hegel", en La filosofia moral (Morcelliana, Brescia 1971, c.9).
----------Marx acepta la autoliberación dialéctica de la autoconciencia. Pero para Marx no se trata de tomar conciencia de ser Dios, sino de afirmar al hombre en su libertad frente a la opresión religiosa y capitalista. Que luego el hombre para Marx tome de hecho el puesto de Dios, esto es cierto, como el mismo Marx lo reconoce con su famosa expresión: "El hombre es Dios para el hombre".
----------El verdadero Dios para Marx es, por lo tanto, el hombre. De todos modos, queda el hecho de que para Marx la afirmación del hombre requiere como presupuesto la negación de Dios. Pero este Dios negado es el de la conciencia infeliz, no es el Dios de Hegel, vértice del hombre.
----------Por consiguiente, al fin de cuentas, Marx no niega el concepto o esencia de Dios, que él conoce muy bien como identidad de la esencia con la existencia. Este correcto concepto, por lo demás, corresponde a la concepción hegeliana del ser. Se trata de la misma noción de Dios que encontramos en santo Tomás de Aquino. Excepto por el hecho de que Marx le niega la existencia, con la diferencia de que él sostiene que esta esencia pertenece por derecho al hombre y no a Dios.
----------Por tanto, para Marx Dios no existe, no porque no exista la identidad de esencia y de existencia, sino porque la identidad de esencia y existencia define la naturaleza del hombre, verdadero existente, mientras que no existe un sujeto llamado "Dios", distinto del hombre, por encima del hombre y creador del hombre, cuya esencia se identifica con la existencia.
----------Según Marx, nadie ha creado al hombre, precisamente porque el hombre existe por esencia. En todo caso, son los patrones, los sacerdotes y los capitalistas, quienes han creado a Dios con la finalidad de mantener sometida a la clase trabajadora y de esa manera robarle su esencia humana, la cual, según Marx, es efecto del trabajo. Excepto por el hecho de que en la sociedad capitalista, el trabajador está privado de su esencia en el momento en el cual el capitalista lo priva del fruto de su trabajo.
----------Por eso, el ateísmo marxista es la forma más pura, completa, refinada y grave de ateísmo, y al mismo tiempo es un cripto-panteísmo de origen idealista, porque no hace más que desenmascarar el ateísmo ya implícito en Hegel, cuando éste concibe el pensamiento idéntico al ser ("lo real es lo racional"), identificando la razón humana con la razón divina. Hegel tiene un buen hablar de Dios; pero su Dios no trasciende al hombre, porque no es otro que el hombre que con su razón se hace Dios.
----------A decir verdad, se debería llamar paradójicamente, al de Marx, un ateísmo "teológico" y en todo caso, ciertamente, un ateísmo "antropológico". Marx sabe quién es Dios; pero asigna al hombre la esencia divina en su estructura metafísica. Es la extrema consecuencia del antropocentrismo renacentista y de la concepción cartesiana idealista de Dios, que llega hasta Hegel a través de Kant. El ateísmo marxista no es ignorancia o negación de los atributos divinos, sino que es la voluntad del hombre de apropiarse de ellos o, como decía santa Catalina de Siena, de "robárselos a Dios".
----------El hombre marxista no es, por tanto, el hombre del existencialismo, pobre desgraciado y angustiado, que vive al día, todo replegado en su propio yo asocial, quejumbroso y doloroso, pendiendo entre el ser y la nada, condenado a ser libre, sin futuro y sin sentido, "una pasión inútil", como dice Sartre.
----------Por el contrario, el hombre marxista es un hombre extremadamente orgulloso de sí mismo, hombre colectivo, el "Gattungswesen", que sabe lo que quiere, como clase obrera en constante lucha por el dominio de la naturaleza ("humanización de la naturaleza y naturalización del hombre", como dice el propio Marx) y por la libertad, que mira con seguridad gozosa al "sol del futuro", porque con poder titánico, mediante la revolución, se recupera la propia esencia y el propio trabajo robados por los curas y los capitalistas.
----------El ateo marxista no es, al fin de cuentas, el hombre de la finitud y de la precariedad, el hombre que está solo en el universo sin Dios, como en Demócrito, en Lucrecio, en los materialistas franceses del siglo XVIII, en Leopardi, en Haeckel, en Darwin, en Comte, en Freud, en Sartre, en el Círculo de Viena, o en Nietzsche. Se asemeja a Heidegger, el último de los idealistas, angustiado "pastor y casa del ser", hombre heideggeriano tan individualista como el de Marx, que aniquila a la persona en la colectividad.
----------El hombre en Marx es visto como el de por sí existente (santo Tomás de Aquino diría el ipsum Esse), que dialécticamente en la lucha de clases se reapropia de esa esencia, de la cual, como esclavo y alienado, estaba privado en la situación descrita por Feuerbach. Según Marx, la existencia humana recupera la propia esencia alienada, o bien la esencia retorna a la existencia, pero no porque la recobre de un Dios trascendente, sino en virtud del movimiento dialéctico de la misma existencia.
   
Severidad de la Escritura hacia el ateísmo
   
----------Pero, como hemos señalado, la Escritura acusa de "necedad" (o sea insensatez o estupidez) a quienes no elevan la mirada más allá de los fenómenos y de los hechos humanos, para considerar la causa primera y superior de todas las cosas, fin último de todo, es decir, Dios: "Sí, en verdad, necios por naturaleza son todos los hombres que viven en la ignorancia a Dios, los que, a partir de las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a 'Aquel que es', y al considerar sus obras, no reconocieron al Artífice.
----------En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al fuego, al viento, al aire sutil, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros luminosos del cielo. Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas cosas, ellos las consideraron como dioses, piensen cuánto más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el mismo Autor de la belleza es el que las creó. Y si quedaron impresionados por su poder y energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto más poderoso es el que las formó. Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las cosas, se llega, por analogía, a contemplar a su Autor" (Sab 13,1-5).
----------Necio (que es lo mismo que decir insensato, estúpido) es el que razona mal, el que no aplica bien y hasta el fondo el principio de causalidad. De manera similar, las Constituciones de la Masonería londinense de Anderson de 1717 cualifican como "estúpido" al ateo. El necio se detiene a mitad de camino y obstruye el camino de la razón, satisfaciéndola con cosas que no la satisfacen totalmente.
----------No existen "razones" o motivos razonables o fundados para ser ateos. El ateísmo no tiene ninguna justificación racional. No se demuestra racionalmente. No sólo eso, sino que se demuestra que es absurdo, al contrario del teísmo, que tiene sólidas bases racionales, como enseña el mismo Concilio Vaticano I. Y además, la lógica enseña que si una tesis está demostrada, su contradictoria no puede sino ser falsa.
----------Precisamente por eso, el ateo no puede nunca sentirse seguro de su idea, sino que se ve obligado a mantenerla a fuerza de su voluntad. Por el contrario, el teísta está cierto y tranquilo de la verdad alcanzada, aun cuando también él puede estar sujeto a la tentación del ateísmo, como le sucedió a santa Teresa del Niño Jesús, quien, en el curso de la enfermedad que la llevó a la muerte, sintió una voz que sarcásticamente le sugería que no iba hacia Dios, sino que iba hacia la nada.
----------El ateísmo es absurdo no en el sentido de que sea imposible; de lo contrario no existirían ateos. En efecto, nadie puede poner la contradicción como objeto del intelecto y de la voluntad. No puedo desear una montaña sin valles o un círculo cuadrado.
----------Ahora bien, en cambio, el ateísmo puede muy bien ser concebido y practicado: es un poner a la creatura en el puesto del Creador, como hemos visto en el Libro de la Sabiduría. Es un poner el efecto en el lugar de la causa, un poner el devenir en el lugar del ser, un poner lo temporal en el lugar de lo eterno, un poner lo contingente en el lugar de lo necesario, un poner lo relativo en el lugar de lo absoluto, un poner lo finito en el lugar del infinito. Es un tomar por Dios lo que no es Dios.
----------El ateísmo no es ni siquiera inmediatamente contradictorio; de hecho, puede tener una apariencia de verdad. Su contradictoriedad, por lo tanto, debe ser demostrada. ¿De qué modo? Pues bien, mostrando al ateo que él cree en un dios que no es Dios. No es cierto que el ateo no crea en ningún dios. Nadie puede prescindir de un dios. El problema es el de elegir el verdadero Dios.
----------Sin embargo, la contradicción permanece, no en la idea del ateo, la cual, como he dicho, tiene un sentido, sino en relación con la realidad correspondiente, porque un ente no puede ser al mismo tiempo creador y creatura, a la vez efecto y causa, a la vez devenir y ser, a la vez temporal y eterno, contingente y necesario, relativo y absoluto, finito e infinito, Dios y creatura.
----------Y así, a la inversa, la tesis ateista frecuentemente no es de impulso inmediato, aunque ella pueda ser, como mero acto de voluntad, aquello que Gianfranco Morra llama "ateísmo postulatorio", que es el reverso del "postulado de la existencia de Dios" de la moral kantiana. Por lo general, el ateo llega a su tesis después de una lucha interior, en la cual tal vez abandona el teísmo; o bien después de una culpa moral, para encontrar una excusa para su mala conducta; o bien porque ha sido engañado por una falsa filosofía.
----------Causas posibles del ateísmo son: la arrogancia, la soberbia, el escepticismo, el apego a la propia voluntad, la ignorancia del principio de causalidad, la miopía intelectual, el desprecio por la metafísica y por los valores espirituales, un falso ideal de libertad, una sobreestimación del poder del hombre sobre el mundo, el equívoco, las falsas filosofías, el subjetivismo, la pasión, la demencia.
----------La razón del ateo es a la vez pedestre y presuntuosa. Al igual que aquella razón kantiana, la razón del ateo está afectada de una falsa humildad al no querer trascender los fenómenos, claro que para luego olvidarse de la supuesta humildad y tener la arrogancia de considerarse autosuficiente e insuperable. No pide ayuda de lo alto, sino sólo de lo bajo, como para poder hacerlo por sí mismo. Tumbada en la tierra, y apegada a la tierra, no quiere levantar la mirada metà ta physikà, sino que se contenta, dice él, como diría Sartre, con "nourritures terrestres". Todo lo que necesita es la heladera y la televisión.
----------A tal respecto, debemos señalar un grave error de algunas traducciones de la Gaudium et Spes (n.21) a propósito del ateísmo. En algunas lenguas vernáculas se ha traducido "las razones de la negación de Dios", dando la impresión de que el ateísmo puede tener "razones".
----------En realidad, el texto original latino no habla en absoluto de rationes, sino de causas, que es diferente: una causa no es necesariamente justa o correcta o normal, sino que también puede ser patológica o destructiva, como por ejemplo la causa de una enfermedad, o irrazonable, como la causa de un pecado. Hay una causa justa y hay una causa injusta. En general las versiones en lengua española traducen correctamente: causas; pero hay otras versiones que traducen mal, como por ejemplo la versión italiana: ragioni.
----------Sólo esta, que es contra razón, es causa del ateísmo, que de por sí es un grave pecado de impiedad, que en el pasado en la cristiandad, cuando existía más extendido el sentido de lo sagrado y de lo religioso, siempre ha suscitado horror e indignacion, hasta ser castigado con la muerte. El mal tiene una causa, pero no tiene una razón. Sólo el bien, que es segun razón, tiene una razón.
----------Si la necedad es el negarse a reconocer la existencia de Dios, la sabiduría consiste en el saber que Dios existe. Es posible, debido y necesario elevarse desde la creatura al creador. El no hacerlo es culpa moral. En tal sentido, el ateísmo es un pecado ante todo contra la razón.
----------Por consiguiente, el ateísmo es, en definitiva, un pecado de soberbia, por lo cual la razón se considera autosuficiente, dejando incompleto el razonamiento que por sí mismo la conduciría de modo lógico a su conclusión natural, es decir, a la afirmación de la existencia de Dios. Y esto conduce a un pecado de impiedad, por el cual el hombre se niega a rendir a Dios el culto y el honor debidos.
----------De ahí nace la idolatría y el politeísmo. Es interesante notar la convergencia, desde el punto de vista etimológico, del término "idea" con "ídolo" (griego: éidolon). La raíz de ambos términos es el sánscrito vid, que significa ver, de ahí el latín video, y el español ver. El Dios del idealismo es un falso dios, porque es una pura idea del hombre, por lo cual podemos tranquilamente decir que la teología idealista es idolátrica. Y por lo tanto es un ateísmo implícito. El hombre adora su propia idea, por consiguiente, al fin de cuentas, a sí mismo.
----------Pero si el hombre niega a Dios, no puede nunca prescindir de los dioses. Nietzsche tiene un hermoso predicar del "crepúsculo de los dioses" y en vano Marx afirma arrogantemente el "rechazar a todos los dioses". En tal caso, el hombre se apega como a Dios a lo que no es Dios. En realidad, de hecho, nadie puede prescindir de un dios: será él mismo o cualquier otra cosa, pero no puede prescindir de un dios. Y en esto, por lo demás, reside la dignidad del ser humano por encima de las bestias, siempre encerradas en lo relativo, en lo contingente, en lo finito, en lo particular, en lo pasajero.
----------El libro de la Sabiduría continúa con estas observaciones: "Sin embargo, estos hombres no merecen una grave reprensión, porque tal vez se extravían buscando a Dios y queriendo encontrarlo; como viven ocupándose de sus obras, las investigan y se dejan seducir por lo que ven: ¡tan bello es el espectáculo del mundo! Pero ni aún así son excusables: si han sido capaces de adquirir tanta ciencia para escrutar el curso del mundo entero, ¿cómo no encontraron más rápidamente al Señor de todo?" (Sab 13,6-9).

2 comentarios:

  1. Fr. Filemón, hace poco me mostraron un documental llamado "Pope Francis: A Man of His Word" en donde el Papa Francisco dice lo siguiente: "Dios no mira con los ojos, Dios mira con el corazón. Y el amor de Dios es el mismo para cada persona, sea de la religión que sea. Y si es ateo es el mismo amor...Dios ama y mira con el corazón a todos. Es ,quizás, la única atadura que tenemos los hombres. En lo demás somos libres; incluso libres para no amarlo"
    ¿Cómo podría entenderse esta afirmación hecha por el Papa que está en contradicción con todos los males del ateísmo que usted explica?
    Además, si el primer mandamiento nos manda amar a Dios sobre todas las cosas, ¿cómo podría Dios amar de la misma manera a alguien que cumple con su mandamiento que a alguien que no lo cumple?
    Desde ya le agradezco su respuesta.

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    1. Estimado Anónimo,
      le confieso que he tratado de encontrar en las páginas oficiales de la Santa Sede el texto del papa Francisco que Ud. me ha indicado, y no he podido hallarlo, lo que me extraña y me crea cierta duda acerca del mismo. Le agradecería si Ud. me pudiera indicar fehacientemente en qué momento y lugar el Papa las ha expresado, a fin de comprenderlas en su contexto.
      De todos modos, sea como sea, suponiendo (aunque no concediendo) que las mencionadas por Ud. sean palabra del Papa, le diré que, pese a cierta ambigüedad, dichas palabras pueden ser entendidas en el sentido correcto, es decir, en el sentido que todo católico debe comprender que un Papa haya querido dar a esas palabras.
      Dicho eso, le indico lo siguiente:
      Cuando el Papa dice que el amor de Dios es igual para toda persona, independientemente de su religión, no pretende decir, como podría parecer, que Dios no tiene en cuenta los errores que se encuentran en las religiones no cristianas, sino que entiende decir que su amor se dirige a todos precisamente teniendo en cuenta tanto a los que están en la verdad como a los que están en el error, aprobando a los primeros y llamando a los otros a la verdad.
      Por cuanto respecta a los ateos, Dios los ama suscitando en sus corazones un estímulo para arrepentirse y para convertirse a Él.
      Por cuanto respecta al vínculo con Dios, de hecho todos tienen necesidad de Dios y Dios los llama a todos hacia sí. Sin embargo, dado que cada uno posee el libre albedrío, tiene la facultad de vincularse o no vincularse a Dios, naturalmente con las consecuencias que todos sabemos.
      Por cuanto respecta a la otra frase, "en lo demás somos libres", debemos prestar atención y tener mucho cuidado para interpretarla bien. En efecto, el Papa quiere decir que, si por una parte no depende de nosotros la inclinación natural que Él nos ha dado a tender al Sumo Bien y Último Fin, que es Él, por otra tenemos la facultad de acogerLo o no, por lo cual cuando el Papa dice "incluso libres para no amarlo", estas palabras no deben entenderse que podamos hacer lo que nos parezca, porque en cualquier caso todo terminará bien y no habrá consecuencias, no, sino que quiere decir que tenemos esta grave responsabilidad ligada al hecho de que tenemos la posibilidad de no amarLo.
      El Papa quiere decir que Dios, como Creador, ama indistintamente a todas sus creaturas y tanto más a todos los hombres, uno por uno, y ofrece su amor a todos y no se lo impone a nadie, porque quiere una respuesta libre. La respuesta libre a su amor es la vida de gracia y la participación en la misma naturaleza divina, como dice San Pedro.

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