Cuando hoy, en el ámbito de los publicistas católicos, se diagnostica la actual crisis que viene padeciendo la Iglesia en las últimas décadas, entre los síntomas que automáticamente suelen citarse es infaltable el de una "protestantización" del catolicismo, particularmente en sus aspectos morales. Si bien el enunciado es cierto, no siempre quienes denuncian esa "protestantización" de la vida de los fieles católicos pueden explicar claramente las características de la ética luterana o protestante en general. [En la imagen: un detalle de "Lutero en el ambiente de su familia", obra de Gustav Adolph Spangenberg, firmada el 1 de enero de 1875].
La antropología sustentada por Martín Lutero
----------Un lustro atrás, cuando en el año 2017, en ocasión del quinto aniversario del inicio de la obra de Martín Lutero [1483-1546] y considerándose, correctamente, que tal memoria debía constituir la ocasión para una intensificación de la obra evangelizadora ecuménica en vista de una recomposición de los contrastes que todavía dividen a los fieles de la Iglesia Romana respecto de los hermanos separados que cobran vida del pensamiento del llamado "Reformador", se reavivó la reflexión teológica acerca de los valores positivos que aún permanecen en esas comunidades cristianas separadas de la Iglesia, como primer paso ecuménico, sin olvidar los pasos siguientes, que incluyen los de la individuación y corrección de los errores y carencias existentes en tales comunidades cismáticas. Uno de los ámbitos más importantes de esa reflexión teológica es el de la antropología y la ética del luteranismo. En este breve ensayo (que ofrezco en tres partes, para una lectura gradual) me propongo poner en evidencia las raíces espirituales del teólogo alemán.
----------Ahora bien, antes de entrar en el tema de las cuestiones éticas es bueno exponer las premisas antropológicas. La antropología luterana tiene tres características.
----------Primera. La antropología luterana es una antropología fideísta, que considera al hombre sólo sobre la base de la Revelación bíblica, rechazando cualquier mediación o presupuesto racional, científico o filosófico, lo cual es considerado como relativo, vano o engañoso. Sólo la fe, para Lutero, es verdad; la razon es apariencia, vana ilusión. Pero esto es precisamente el fideísmo, que es falso, porque también la razón tiene una verdad que le es propia, una verdad que hace de presupuesto para la verdad revelada de la fe (los praeambula fidei, que son materia de la apologética). Debido a esto Lutero, al considerar la concepción bíblica del hombre, se considera individualmente iluminado directamente por Dios, a tal punto de sentirse capaz de acusar de falsa la tradicional concepción católica que se vale también de la filosofía.
----------Frente a esa concepción luterana, vale recordar que el Concilio Vaticano I enseña que existe también una verdad natural junto con la verdad de fe. De hecho, el luteranismo es débil en la apologética. El luteranismo se impone no mediante argumentaciones, sino sólo en modo emotivo y por sugestión. No se propaga por medio de la teoresis especulativa, sino por imitación de una experiencia subjetiva, aquella precisamente del luterano. Se trata de una "fe" que ante la prueba de la razón se derrumba fácilmente, porque no propone valores universales, sino la propia subjetividad. Estos defectos de la apologética protestante no le han impedido desarrollar durante siglos una exitosa obra misionera en todo el mundo.
----------Para Lutero es impensable una visión del hombre puramente racional, que no descienda o derive de la divina Revelación. Para él, el hombre es el cristiano. No está del todo equivocado en esto, de hecho se nota una fuerte instancia religiosa, que sin embargo no está bien enfocada, porque resuelve lo natural en lo sobrenatural, y con ello mismo naturalizando lo sobrenatural. Para Lutero o el hombre está en gracia o el hombre no es hombre. Habría que preguntarse cómo haría hoy Lutero para enfocar el diálogo con aquellos que, no disponiendo de la fe, se sitúan sólo desde el punto de vista de la razón.
----------Segunda. La antropología luterana es una antropología pragmático-existencialista. Considera al hombre sólo en su situación factual o histórico-existencial y no tiene ningún interés por la naturaleza humana en cuanto tal, y por consiguiente no se preocupa por definirla en su esencia. Para usar el lenguaje heideggeriano, se podría decir que para Lutero el hombre no es naturaleza o no tiene una naturaleza, sino que es un "acontecimiento" (Ereignis). El hombre se resuelve en su actuar.
----------Lutero, por lo tanto, se hace un concepto del hombre no en base a una consideración filosófica, que defina la naturaleza en sí abstractamente en su universalidad, sino en base a la propia experiencia y sucesos de la vida personal y eleva a universalidad las características de tal experiencia. Mi yo, para Lutero, es el hombre. El hombre soy yo. El hombre es mi conciencia de ser hombre, aquí y ahora.
----------Tercera. La antropología luterana es una antropología subjetivista-consciencialista. A Lutero no le interesa tanto el hombre en sí, sino mi yo, mi conciencia, mi libertad, mi salvación, mi relación personal e íntima con Dios, como si existiéramos sólo yo y Dios. En esta visual intimista y egocéntrica, inspirada en un infantil soteriologismo todo concentrado sobre sí mismo, de algún modo los demás, l prójimo, el bien común, la sociedad, se esfuman, palidecen, devienen un simple apéndice de mi yo.
----------Para Lutero, por tanto, el hombre no es la naturaleza humana en su objetiva universalidad, sino que es este hombre, soy yo, es Lutero. Es, como dirán los idealistas alemanes, el "sujeto". Es, ésta una huella evidente del ockhamismo -por otra parte abiertamente profesado por Lutero: ¡aparte de la Biblia!-, que no sabe captar lo universal sin reconducirlo a lo concreto o absorberlo en lo concreto.
----------No sabe captar al hombre por sí mismo o en sí mismo, independientemente del espacio-tiempo. La consecuencia es que desaparece la universalidad propia de la moral y la ética cae en el subjetivismo o en el individualismo, y por lo tanto, en último análisis, en la apología del egoísmo y de la opresión del hombre por el hombre, con la excusa de la libertad o de la "conciencia".
----------Pero analizando un poco más la cosa, más al monte, más aguas arriba, en Lutero falta el sentido de la universalidad de la razón y de la cultura, y esto también es un signo del individualismo ockhamista. Para el luteranismo no se da la cultura sino sólo las culturas. Sólo la fe es universal, es para todos. Sin embargo, debe decirse que sin el presupuesto racional, incluso la fe pierde la propia universalidad porque ella es expresada en conceptos y si el concepto no es universal, también la fe se relativiza y se anula.
----------Este enfoque antropológico de Lutero, enfoque aparentemente liberal, podría dar la impresión del respeto en él por el pluralismo y por la diversidad de las culturas, pero en realidad, precisamente porque falta este sentido de lo universal, que es lo único que puede hacer de soporte y fundamento a lo particular y a lo múltiple, la individual cultura o la individual conciencia personal devienen los absolutos en contraste unos con otros. La cultura deviene ideología, entendiendo con este término lo particular que pretende ser universal: la parte que pretende ser el todo, lo subjetivo que quiere sustituir a lo objetivo.
----------Sin duda, es una visión peligrosa, que a la larga conducirá a ese individualismo a veces trágico, como en Nietzsche, o a un terrible sentimiento de soledad, como por ejemplo en Kierkegaard, típico del protestantismo, individualismo que se multiplicará en una infinidad de sectas, bien recordadas por Bossuet, donde por una absolutización de la propia particularidad, falta el sentido de la universalidad ("catolicismo"), de la comunión, de la solidaridad con los demás, de la misericordia y de la justicia social.
----------Cuando en el siglo XIX, con Hegel, el luteranismo intentará recuperar el sentido de la comunidad, lo hará en una visión monista y totalitaria sobre base panteísta, en la cual esta vez el individuo, en lugar de emerger como Yo absoluto, sobre el modelo fichteano, desaparece en el Todo como su "momento" accidental y pasajero. De tal modo se plantearán los presupuestos que conducirán al comunismo marxiano, salvo que con Marx la dialéctica, para usar una expresión suya famosa, viene puesta patas arriba. De tal modo el espiritualismo panteísta, manteniendo intacta la dialéctica, se transforma en materialismo ateo, y el juego está hecho. Pero veamos ahora detalladamente estos diversos momentos en su nexo lógico y desarrollo histórico.
Los desarrollos modernos de la antropología luterana
----------En primer lugar, es necesario decir, para honrar la verdad y hacer justicia al mismo Lutero, que él se esforzó en sacar su concepción del hombre de la Escritura, por lo tanto de su fe, pero interpretada en el ya mencionado sentido subjetivista. Es decir, Lutero no se preocupa por recabar de la Escritura una concepción racional y objetiva de la naturaleza humana, válida universalmente, incluso para un no-creyente, concepción que sin embargo existe en la Biblia (véase por ejemplo en los libros sapienciales o incluso en el mismo Nuevo Testamento) y que la Iglesia, gracias a la obra de santo Tomás de Aquino, ha conectado con el pensamiento de Aristóteles, sino que concentra su mirada, de modo unilateral y por tanto falso, sólo en aquellas que son, según la Escritura, las situaciones o estados de la naturaleza humana, desde aquel de la inocencia, hasta el de la naturaleza decaída rebelde, al de la redimida o "justificada", al de la naturaleza gloriosa.
----------Estos temas son indudablemente importantísimos o fundamentales para la ética cristiana, precisamente en su característica de cristiana, y agradecemos a Dios que esos temas hayan sido salvados en la visión luterana, para así poder ser objeto de diálogo ecuménico; sin embargo, a causa del desprecio de Lutero por la antropología filosófica, estos temas se han vuelto rígidos y han sido llevados al extremo, a tal punto que, faltando el nexo entre ellos, que habría sido asegurado por el hilo rojo de la antropología natural (por otra parte enseñada por la Biblia, con tal que Lutero le hubiera prestado atención), han entrado en colisión entre sí.
----------La más famosa contradicción que surge es la doctrina del simul iustus et peccator, donde no se comprende cómo ello sea posible, dado que, si existe la gracia, no existe el pecado, precisamente porque la gracia quita el pecado, y si existe el pecado -se entiende el mortal-, no existe la gracia, así como si existe el aire, el hombre vive, y si falta el aire, muere; pero no puede estar vivo en ausencia de aire.
----------Estos innegables datos bíblicos sobre los diversos estados del hombre son, por lo tanto, ciertamente verdades prácticas y concretas, decisivas para nuestra salvación, pero estas verdades lamentablemente, como ya he dicho, son entendidas por Lutero al margen de una referencia con la naturaleza humana, prescindiendo de sus leyes y de sus fines. Por eso en Lutero todo se distorsiona, todo viene falsificado, y lo que podría haber sido una legítima y debida necesidad de salvación personal en el Dios de la fe, se convierte, al final del proceso, en sus desarrollos en los siglos siguientes, un horrible egocentrismo gnóstico, irracional, libertario e idealista, despreciador tanto de Dios como del prójimo. Deviene el yo nietzschiano, prepotente, apegado a los bienes de esta tierra, opresor y explotador de los pobres y de los débiles.
----------Nace ese concepto moderno de la persona, hoy tan difundido en la psicología, para el cual la persona ya no es, como dice Boecio, la individua substantia rationalis naturae, sino que es simplemente el "yo", por lo demás muchas veces absolutizado como sucederá en Fichte, a tal punto que, como es bien sabido, Fichte plantea como principio de su filosofía no el ser, sino el yo autoconsciente, sobre el modelo de Descartes. Por eso, Descartes, mediado por Kant (el "yo pienso sobre todo", el Ich denke überhaupt), ha hecho tanta fortuna en el mundo protestante alemán, como para convertirse en la base de su filosofía, en lugar de la filosofía realista de santo Tomás, verdaderamente conforme a la imagen bíblica del hombre.
----------Ciertamente, Hegel vendrá después de Fichte para repristinar el ser como principio de la filosofía, pero ahora este "ser" (seyn) no será otro que el ser-pensado (esse est percipi) de origen berkeleyano o, como dirá Heidegger, el "ser-que-soy-yo". Y aquí estamos de vuelta como al principio. Pero ha sido más bien Kant, antes que Fichte, quien redescubrió el gran tema de la razón práctica olvidado por Lutero; pero lamentablemente también la razón práctica kantiana, principio de la ley moral y del deber, aunque dotada de universalidad y necesidad, no hace referencia a una visión realista deducida de la naturaleza humana, sino que no es más que el "Yo pienso" cartesiano y estamos de nuevo con la bola y la cadena del idealismo subjetivista, proveniente de la "conciencia" luterana con la adición del idealismo cartesiano.
----------Lutero, por lo tanto, no se preocupa por definir al hombre como animal racional dotado de libre albedrío. Lo cual implica también el desprecio por las facultades y las inclinaciones naturales que vienen actuadas en los hábitos de las virtudes, las cuales hacen al hombre capaz de observar la ley natural, expresada en los divinos mandamientos, en vista de la consecución del último fin natural, que es Dios conocido por la razón: "per ea quae facta sunt" como dice el apóstol san Pablo (Rom 1,20).
----------Para Lutero, creer en una naturaleza humana racional, que haya conservado después del pecado una cierta fuerza o bondad, como para poder observar aunque sea imperfectamente la ley, evitando el pecado, es ilusión, soberbia, hipocresía y falta de fe en el poder salvador de la cruz de Cristo. El fin del cristianismo no es la visión de un Deus tremendae maiestatis, sino la experiencia consoladora de la salvación que viene de un Dios-para-mí, no obstante mis pecados, que, sin embargo, sea como sea, son perdonados.
----------Lutero no niega que el hombre sea una criatura personal compuesta de alma y cuerpo, dotado de conciencia y de voluntad, creado varón y fémina (lo cual ya es algo, si pensamos en la confusión que crea hoy la teoría de género), inocente, inmortal y en gracia en el Edén, a imagen y semejanza de Dios, y llamado a la libertad espiritual e interior de los hijos de Dios, destinado a la vida eterna después de la muerte. Lutero también reconoce que con el pecado original el hombre, Adán y Eva (también sobre este punto Lutero ha mantenido la verdad católica, contra las herejías que se difunden hoy entre católicos, las cuales niegan la historicidad de la pareja primitiva), han caído en un estado de miseria, de concupiscencia, de muerte y de pecado, y sólo Cristo lo puede justificar y salvar con su gracia y su misericordia obtenidas mediante la fe.
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