domingo, 11 de septiembre de 2022

Reflexiones sobre virginidad, matrimonio y concubinato (1/4)

Al haber retomado días atrás la cuestión de la problemática pastoral de los así llamados "divorciados vueltos a casar" (pastoral que no tiene por qué reducirse solamente a la polémica y remanida cuestión de la Comunión Eucarística sí o no para estas personas) ha surgido el diálogo con varios lectores, y he comprobado que aún existen puntos que no han sido bien comprendidos por todos (incluso por quienes deberían) y que merecen ser nuevamente enfocados desde sus principios y desde una perspectiva más amplia, en la que se contengan los temas sobre la virginidad, el matrimonio y el concubinato, y todo ello, por supuesto, teniendo en cuenta las conclusiones de los Sínodos del 2014 y 2015 sobre el matrimonio y la familia, y la exhortación apostólica Amoris Laetitia del Santo Padre. [En la imagen: fragmento de "El matrimonio Sisley", óleo sobre lienzo de Pierr Auguste Renoir, obra de 1868, actualmente en el Museo Wallraf-Richartz, de Colonia, Alemania].

Algunos datos preliminares
   
----------La compleja y grave cuestión de la relación hombre-mujer emerge hoy entre los temas antropológicos y morales de mayor interés y que evidentemente nos involucra a todos, creyentes y no-creyentes. El tema es de enorme complejidad y tiene numerosos nexos y presupuestos en la religión, en la espiritualidad, en la psicología, en la sociología, en la política, en el derecho, en la economía y en la historia.
----------En esta situación social en constante evolución, que sugiere y denota un cambio de las costumbres, están emergiendo algunos bienes y valores, pero también se están fortaleciendo y aumentando su influjo falsas concepciones de la sexualidad, que ponen en peligro, bajo la apariencia del progreso y de la libertad, no sólo el buen orden de la sociedad, sino las mismas fuentes de la vida humana, atendiendo al hecho de que ellas dependen precisamente del correcto uso de la sexualidad.
----------Quiero aquí limitarme a una breve comparación entre los tres aspectos de la relación hombre-mujer indicados por el título, a fin de profundizar en la realidad misteriosa de esta relación, que está fundada en la originaria voluntad de Dios, cuando ha creado a la pareja humana estableciendo en ella para siempre sus características esenciales, sus leyes y sus finalidades.
----------Pero a este plan originario ha sucedido el de nuestro Señor Jesucristo, siempre en nombre del Padre; Cristo ha restaurado el plan del Padre comprometido por el pecado original, y ha elevado a la pareja humana a la dignidad de hijos de Dios, en vista de la resurrección escatológica.
----------Comencemos con el Génesis. "No es bueno que el hombre esté solo: hagámosle una ayuda similar a él". "Varón y fémina los creó". "Entonces el hombre se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne". "Creced y multiplicaos". "No divida el hombre lo que Dios ha unido".
----------En primer lugar, los sexos son dos y sólo dos, bien definidos por características psicofísicas, que, en su colaboración recíproca, hacen posible la reproducción de la especie y se completan entre sí incluso también a los fines de la plenitud e integridad del ser humano abierto a la sociabilidad.
----------Está excluida por consiguiente, como contraria a la naturaleza humana y a la voluntad divina, una concepción y una práctica de la sexualidad como género (gender) indeterminado, susceptible de múltiples diferencias específicas, dependientes de la intervención técnica y de la libre elección del hombre.
----------En segundo lugar, no se dice: "No es bueno que los hombres estén solos, excepto algunos, que podrán vivir mejor solos y por lo tanto fuera de la unión hombre-mujer". Por consiguiente, el proyecto genesíaco del hombre no conoce el voto de virginidad, o sea la vida religiosa, que aparecerá sólo con mucha posterioridad, con el ejemplo y la enseñanza de Cristo sobre el hombre y la mujer.
----------La sociabilidad humana, a diferencia de la sociabilidad angélica, donde el sexo no existe, no puede ser separada de la relación hombre-mujer. La pareja humana, perteneciente al reino animal (nefesh), aunque animada de un alma espiritual (rùach), es muy distinta de los ángeles (elohìm), que son puros espíritus. Y con mayor razón es muy distinta de Dios mismo, supremo Espíritu.
----------En tercer lugar, no se dice tampoco que la relación hombre-mujer deba estar orientada, dirigida o finalizada exclusivamente a la procreación, sino que, en el capítulo 2 del mismo libro del Génesis, se prospecta como finalidad de la dualidad varón-fémina la tarea de superar la soledad o el aislamiento, para realizar la sociabilidad y el amor. Tratemos de aclarar estas cosas.
----------En este cuadro, la idea de la virginidad está totalmente ausente, de hecho parece formalmente excluida. En efecto, Lutero se apoyaba en el Génesis para argumentar que la práctica de la virginidad es contraria a la naturaleza humana tal como Dios la ha creado y estaría originada por una influencia del platonismo en la iglesia. Veamos, por ende, qué puede haber de cierto en estas ideas de Lutero y donde en cambio él está equivocado. Comencemos por lo tanto por preguntarnos de dónde trae su origen la práctica de la virginidad.
   
Origen del ideal de la virginidad
   
----------En la época de Martín Lutero [1483-1546] no se tenían en Europa los conocimientos que tenemos hoy acerca de la espiritualidad del extremo Oriente y sobre las influencias por ella ejercidas en el pasado sobre Occidente. Sin embargo, Lutero intuyó indudablemente una parte de verdad en esta cuestión, hablando con desprecio del cristianismo "platonizante", aún cuando más tarde esta polémica deviene un pretexto para rendirse delante de las dificultades que encontraba en el ejercicio de la castidad. De aquí, a fin de justificarse a sí mismo, su negación in toto de la vida religiosa, ignorando sus bases evangélicas, precisamente él, que se consideraba contra Roma el redescubridor de la verdad del Evangelio.
----------Digamos entonces que el ideal de la abstinencia sexual como vía de perfección y de ascenso al Absoluto ya era un camino perseguido desde hacía muchos siglos en la India, pero inspirado en una antropología de tipo panteísta, despreciativa del cuerpo, y por tanto mediante un ascetismo, que, sobre la base de una concepción sobrecargada del espíritu humano, y al mismo tiempo de una idea de la materia como principio del mal, apuntaba a un autopotenciamiento ascético y mágico del yo espiritual y a su liberación del cuerpo, en nombre de la pertenencia y del retorno del espíritu humano (atman) al Espíritu absoluto (Brahman), después de la caída del Espíritu y desde el Espíritu en la esclavitud de la materia.
----------El Espíritu aparece al hombre como materia y queda engañado y asustado: se trata de descubrir que la materia es pura apariencia e ilusión y que la verdadera y única realidad es el Espíritu. Como recita un proverbio indio: "lo que parece una serpiente, en realidad es una cuerda".
----------Esta concepción de la espiritualidad oriental, que luce grandiosa y aparentemente sublime, podría suscitar interés entre los cristianos por tres motivos: primero, la admisión de un Absoluto espiritual, eterno, infinito y omnipotente, origen y fin de todas las cosas; segundo, el hombre, espíritu en el mundo, dotado de voluntad y sediento de Absoluto y de liberación; tercero, la convicción de que el hombre es una chispa divina separada en el pasado del Fuego eterno y caída en este mundo de tinieblas, miserias y sufrimientos, y por tanto la exigencia de liberación, de recuperar el propio Yo absoluto y retornar a la propia condición originaria, dejando el cuerpo y el mundo del mal. El hombre o el "alma" parecía poderse comparar al Hijo de Dios, que desciende desde el Padre, entra en el mundo, permanece en él y lo deja para retornar al Padre. La representación de la muerte como un "retornar al Padre", hoy difundida, aparentemente tan piadosa y sublime, en realidad refleja esta mentalidad panteísta, confundiendo al cristiano con Cristo.
----------Sin embargo, existían dos graves impedimentos para que cancelar la posibilidad de que esta visión pudiera ser asumida integralmente. Primero, la concepción de Dios no como un trascendente, creador del mundo de la nada, sino como Uno-Todo, Yo absoluto, universal y cósmico, del cual el yo humano y el mundo son la manifestación o aparición empírica contingente.
----------En este sentido, clásicas son las imágenes de la gota salpicada por la ola del océano, la cual recae confundiéndose con el agua del océano, o de la chispa arrojada por el fuego y que retorna al fuego, o bien la imagen del Entero que se hace añicos y se recompone. Tal sería la relación del alma con Dios.
----------Segundo, la salida o la caída desde Dios o la caída de Dios mismo, pero todo ello en el fondo sucede en Dios. Dios de todos modos entra en el mundo (avatàr) bajo apariencias mundanas (maya), mundo opuesto al espíritu, o sea que el Espíritu cae en el mundo del mal, del cual el asceta (yogui), puro espíritu, intenta liberarse, pero teniendo en cuenta que esto quiere decir liberarse, mediante las sucesivas reencarnaciones, del mundo de la materia, que es precisamente el mundo del mal.
----------Es evidente cómo llegará a ser vista la realidad de la diferencia sexual: no como componente esencial en sí bueno de la naturaleza creada por Dios, destinado a resucitar después de la muerte, sino como elemento contingente y accidental, destinado a extinguirse con la muerte.
----------Y también quedará claro en qué se convierte en esta visual la unión o comunión entre hombre o mujer, implique o no implique la unión sexual: en modo alguno una unión destinada a la procreación, será entendida como bendición divina, sino considerada con desprecio como multiplicación de los cuerpos y por lo tanto del mal y de los infelices, aun cuando tal multiplicación venga a ser tolerada por el sabio a los fines de la reproducción la especie y por lo tanto de la posibilidad dada a los individuos -puros espíritus- de alcanzar el Absoluto.
----------Pero en esta visual, la sabiduría radica precisamente en el extinguir, como diría Schopenhauer, (gran admirador de la sabiduría india), con la "noluntas" esa "voluntad de vivir", para tomar conciencia de ser lo Absoluto. Por consiguiente: superar la "representación" para convertirse en "Voluntad".
----------Algo de esta visión dualista probablemente penetró en Grecia ya con Pitágoras y Parménides, fue mitigada por Platón y Plotino, e influyó en el ascetismo monástico con Orígenes. Algo de ello lo encontramos en la tradición monástica disidente oriental, como por ejemplo en el Monte Athos, cuyo acceso está prohibido no solo para las mujeres, sino también para los animales de sexo femenino.
----------Tal visión apareció en toda su fuerza con los cátaros o albigenses del siglo XIII en Francia, provenientes o descendientes de los bogomilos de Hungría, herederos a su vez del maniqueísmo persa, hijo del dualismo gnóstico indio. Respecto a esto, el tratado cátaro-maniqueo De duobus principiis, (edición crítica editada por A. Dondaine OP, Instituto Histórico Dominicano de Santa Sabina, Roma 1939; y también: Anne Brenon, I Catari. Storia e destino dei veri credenti, Nardini Editore, Florencia 1990).
----------Vale tener presente que en el campo del sexo, la moral cátara oscila entre el rigorismo de una abstinencia sexual inhumana, al laxismo bestial de toda aberración sexual, en cuanto que para los cátaros no existen leyes morales naturales, dictadas por Dios, que disciplinen la relación hombre-mujer, dado que según ellos esta relación concierne a ese plano coartador, contingente y pasajero de la corporeidad, en el cual se está constreñidos a vivir en la vida terrena, cuyas modalidades concretas están sujetas a la libre decisión de los individuos, quienes en la libertad del espíritu buscan la unión con Dios.
----------También aquí el principio-guía o rector es el de la pureza (katharòs, puro) del espíritu libre de la experiencia sensible: algo que recuerda extrañamente el ideal kantiano de la razón pura, ella también en el plano práctico ligada a un deber absoluto superior e indiferente al plano de las tendencias y de las inclinaciones sensibles, donde también parece que la razón práctica se abstenga por principio de ordenar o legiferar o asignar finalidades naturales o racionales a la relación hombre-mujer.
----------Contrariamente a la ética evangélica, la cual, como bien sabemos, sitúa el origen del mal en el pecado y por lo tanto en el espíritu (véase la temática del "corazón"), el dualismo insistía, y de modo muy acentuado, sobre la prospectiva de liberarse del "cuerpo de muerte" a fin de que el alma, libre del cuerpo, pudiera volar al paraíso del cielo. De ahí la práctica, en estas corrientes espirituales, de la cremación.
----------Todavía con san Francisco de Asís, cuyo maravilloso vínculo con santa Clara es por lo demás bien conocido por todos, el cuerpo es llamado y calificado como "fraile burro". Por cierto, no parece aquí rastrearse el cuerpo "templo del Espíritu Santo", del cual habla san Pablo. De nuevo con santa Catalina, deber de la mujer es ser "viril", mientras que el "placer femenino" es el sinónimo de la lujuria. Y los ejemplos en la historia de la espiritualidad cristiana se podrían multiplicar hasta nuestros dias.

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