Un lector me recordó días atrás un pasaje de una entrevista al cardenal Angelo Scola, hecha hace algunos años, en la que el purpurado, arzobispo emérito de Milán, se expresa en términos que deben ser aclarados y rebatidos. Las afirmaciones de Scola en aquella ocasión fueron gravemente erróneas, por muchos motivos, que aquí intento respetuosamente exponer lo mejor que me es posible.
----------Un lector que ha seguido mis cuatro notas de días atrás tituladas El papa Francisco contra el idealismo, me ha informado de una breve entrevista que se le había realizado al cardenal Angelo Scola en 2015, durante el desarrollo de las labores del Sínodo de los Obispos, en Roma.
----------El lector me citó un pasaje de la entrevista, donde el Cardenal respondía a la pregunta: "Se repite siempre la antítesis entre doctrina y pastoral: ¿se puede encontrar una síntesis, en su opinión, mirando sobre todo a la situación de las familias heridas?". La respuesta de Scola fue la siguiente: "En mi Círculo [Scola se refiere a los 'Círculos Menores' en los que estaba dividido el trabajo del Sínodo] no tanto, también porque muchos de los obispos presentes son jóvenes, han tenido una buena teología, que ha encontrado sus raíces en los estudios de De Lubac, de Balthasar, de Rahner. Por eso están habituados a hacer unidad y también entienden que no se puede crear dualismo entre teología y pastoral: no existe una doctrina abstracta para aplicar a la vida. La doctrina es una reflexión sistemática y crítica, necesaria que debe llegar hasta la formulación del dogma, pero que brota de la experiencia vital. Creo que esta unidad de doctrina y de pastoral será también la clave para dar al Santo Padre sugerencias en orden a las problemáticas candentes, como aquellas -precisamente- del eventual acceso o no a la Comunión sacramental para los divorciados vueltos a casar".
----------Recordaba yo vagamente aquellas declaraciones de Scola, y no vacilé en responder al lector que las afirmaciones del Cardenal son gravemente erróneas por muchos motivos, que en esta pequeña nota intentaré exponer con algún detalle. No sin antes recordar, sobre todo para aquellos lectores que no tengan suficientes noticias del autor de las declaraciones de las que ahora hablaremos, que el cardenal Angelo Scola [n.1941] fue académico de las universidades de Friburgo y Lateranense de Roma, llegando a ser rector de ésta, luego Obispo de Grossetto entre 1991 y 1995, más tarde Patriarca de Venecia de 2002 a 2011, y finalmente Arzobispo de Milán de 2011 a 2017. Fue creado cardenal por el papa Benedicto XVI en 2011.
----------Vengamos ahora a decir algo acerca del pasaje de la entrevista que me ha sido citado por el lector. En primer lugar, es falso que la pastoral no sea la aplicación de principios abstractos de carácter teológico o moral. Los principios de la teología y de la moral, como de cualquier saber humano y por tanto también del saber de fe, son de por sí abstractos, es decir, prescinden de lo particular contingente, para considerar, bajo la mirada del intelecto, lo que es común a muchos individuos e incluyen virtualmente bajo sí una infinidad implícita de individuos o casos particulares posibles. Los principios teológicos y morales no vienen intuidos ni experimentados a priori o inmediatamente, como si fueran un primum del saber, sino a continuación de un oportuno y prudente proceso abstractivo, que, partiendo de la experiencia de las cosas, de los otros y de nosotros mismos, los muestra en su objetividad, pureza y universalidad, inmutables, independientes del devenir, de la caducidad y de lo múltiple, como meta, fin y regla del devenir y de lo múltiple.
----------Lo abstracto es indispensable para la vida humana. Si no fuera posible, por ejemplo, como cree Rahner, formar un concepto abstracto y universal de la naturaleza humana, que abstrae de la multiplicidad de las razas, y si por lo tanto lo abstracto coincidiera con lo concreto y con lo particular, surgiría la concepción nazi, para la cual sólo el ario es hombre, mientras que el judío no es hombre.
----------Asimismo, también la ley moral es un abstracto, mientras que sólo el acto humano singular es un concreto. La abstracción permite que la ley sea aplicada de muchos modos. Si, por ejemplo, como creía Lutero, la caridad puede ser vivida sólo formando una familia, los religiosos no podrían ejercer la caridad.
----------No existe, por tanto, como también cree Rahner, una ley concreta para la acción concreta, sino que la ley, repito, es siempre un universal, que debe ser aplicado a lo concreto. Por consiguiente, lo concreto no puede tener valor de ley, porque, como he dicho, la ley es un universal que puede ser aplicado de muchos modos diferentes, y si la ley fuera un concreto, esto no sería posible.
----------Por otra parte, no debemos confundir un sano progresismo con el modernismo (así como no debemos confundir un sano tradicionalismo con el pasadismo). No somos modernistas. La ley natural y la ley divina no cambian, diga lo que diga Rahner. "Dios no se muda" decía santa Teresa de Avila. Sólo las leyes de institución humana (y aquí también entran las leyes de institución eclesiástica) pueden cambiar.
----------Los principios no mutan con el mutar de las épocas históricas. A los principios no los hacemos nosotros, sino que los establece el Creador, y los princidios de fe los ha establecido nuestro Señor Jesucristo por medio de la Iglesia. Somos nosotros los que debemos progresar en el conocerlos y aplicarlos.
----------Ciertamente, para practicar una buena y efectiva obra pastoral, no bastan los principios morales, pues no pueden ser inmediatamente bajados o encarnados a lo concreto; ya que se requiere el conocimiento de las circunstancias y la mediación de la prudencia. Recuérdese que la teología pastoral forma parte de la teología moral, y así como por más que alguien sea un perito teólogo moral no podrá bajar inmediatamente los principios de la teología moral a los casos concretos (que pueden tener excepciones o atenuantes a tales principios), de modo similar, por más teología pastoral que alguien haya estudiado no podrá bajar y encarnar tales principios pastorales a las circunstancias de tiempo-espacio sin la mediación de la prudencia.
----------Sin embargo, a la inversa, una conducta (también una conducta pastoral) que no esté iluminada y guiada por los principios, deja al hombre en la ignorancia y esclavo de las pasiones, enredado en la mezquindad y en los asuntos terrenos y no logra elevarlo al mundo del espíritu y, con mayor razón, de la fe.
----------Por cierto, el cardenal Scola reconoce que "la doctrina es una reflexión sistemática y crítica", y lo es. Pero precisamente esto se obtiene gracias a la fuerza abstractiva metódica del pensamiento, que, abstrayendo de lo contingente y de lo accidental, sabe penetrar en lo íntimo de lo real (intus-legere) y captar así las verdades universalmente y perennemente válidas de la razón y de la fe.
----------La doctrina, sobre todo la de la fe, no surge de ninguna vaga, atemática y confusa "experiencia vital", a la manera de Rahner, sino que, partiendo de la experiencia sensible, en la escucha de la Palabra de Dios, nace del ejercicio metódico, conceptual y razonado del intelecto, que capta los nexos esenciales y universales de las cosas y por tanto de las normas morales, para aplicar a la conducta concreta.
----------Incluso un perro posee una "experiencia vital", es decir, una experiencia de su propio vivir, y no por eso es capaz de elaborar una doctrina, ni es capaz de reflexión crítica y sistemática.
----------La aplicación de la doctrina moral en lo concreto de la vida y de la conducta humana no es otra que la encarnación o la inmanencia o la presencia vital y productiva de la inteligencia y del pensamiento moral en lo concreto del actuar, y no conlleva de por sí ningún dualismo entre teología y pastoral, sino una estrecha relación, como es aquella relación que existe entre el pensamiento y la acción, entre el ser y el actuar, entre el alma y el cuerpo, entre el principio y lo principiado.
----------Por lo tanto, la aplicación fiel y prudente de la doctrina a los casos individuales es el modo obediente, normal, correcto y fructuoso de vivir racionalmente y cristianamente. Si la doctrina teológica moral no es aplicada con cuidado y diligencia, en el respeto a toda costa de las leyes divinas y de las leyes de la Iglesia, se tiene la desobediencia a la ley y la ruina, y más aún, la perdición eterna del hombre.
----------El verdadero y desastroso dualismo se da, cuando, por una falsa concepción de la libertad, rastreable en un Rahner, como en otros de sus seguidores, la conducta es individualistamente separada de la dependencia de la ley, ley captada por la actividad abstractiva universalizante del pensamiento.
----------Sin tal sublime actividad teorética, obra de la inteligencia, que hace a la dignidad de la persona hecha para Dios, y que se actúa en el saber teológico y moral de fe, no se da la buena conducta humana y cristiana, no se da ninguna pastoral, sino sólo una conducta bestial (como está suficientemente demostrado hoy, por ejemplo, en ciertas aberraciones sexuales), porque es típica del conocimiento animal la incapacidad de abstraer lo universal de lo particular y hacerse guiar sólo por la "experiencia vital".
----------A la inversa, sagrado deber del buen pastor, iluminado en la fe y celante en las obras, es el de estimular en los fieles un sano gusto por la abstracción especulativa y teológica, ciertamente según las capacidades de cada uno, para poder conducir las almas al ejercicio de la caridad, y para elevar la mirada a las salvíficas verdades celestiales y a los horizontes ilimitados de la vida eterna, que es la meta y el premio de nuestro peregrinar terreno, meta y premio de los cuales se deben sacar inspiración, motivo y fuerza para nuestra conducta en la vida terrena cotidiana, vale decir, en lo concreto de las situaciones.
----------Aquí podemos recibir inspiración del ejemplo de todos los grandes pastores santos de la Iglesia del pasado. Y al respecto, y ya que estamos aquí haciendo respetuosa referencia a quien es arzobispo emérito de Milán, basta con que, si hablamos de santos pastores, pensemos en los de la Iglesia ambrosiana, con san Ambrosio, san Carlos Borromeo y el beato Alfonso Schuster.
----------Dualismo, si acaso, se da precisamente cuando la ley no es aplicada a lo concreto de la vida, sino que se mantiene abstracta, aislada y mimada, venerada como un ídolo en la mente o en las meras palabras, como una "simple idea distanciada de la realidad", como dice el papa Francisco.
----------Es evidente que el actuar debe ser coherente con el pensamiento. Pero, en el extremo opuesto, no se debe ni siquiera degradar el rigor especulativo y la seriedad de la teología en acuerdos equívocos, espúreos, y compromisorios, bajo la excusa de la "pastoral", si no queremos transformar al pastor en un empresario y administrador, y hacer que los fieles se vuelvan animales, borregos de crianza.
----------Ciertamente es necesaria siempre esa sensibilidad pastoral que nos permite discernir los diversos casos concretos, a fin de saber discernir cuándo se debe tolerar y cuándo se debe exigir, cuándo se debe ser pacientes y cuándo se debe intervenir, cuándo se aplica la regla y cuándo se hace excepción.
----------Existe ciertamente un abstraccionismo idealista que hay que rechazar y refutar, como dice el Papa actual, abstraccionismo a rechazar precisamente por su tendencia a reducir el ser a lo pensado (véase de nuevo a Rahner) y a encasillar la realidad en meros esquemas abstractos prefabricados o en improbables "experiencias atemáticas" o a ser promotor de un utopismo abstracto que ignora o violenta la realidad.
----------Además, "unidad de doctrina y pastoral" no debe querer decir, como quiere Rahner, reducir la doctrina a la pastoral, confundiendo a ambas entre sí, para manipular las conciencias al propio arbitrio.
----------Será bueno que los "jóvenes obispos", mencionados por Scola, conscientes de su grave responsabilidad, tengan presentes estas cosas, si quieren prepararse una buena vejez.
----------Un deshonesto y deletéreo embrollo o mescolanza o pasticho como el mencionado, que he tratado de describir lo mejor que he podido, sólo puede ser eficazmente vencido por el Romano Pontífice, que hoy más que nunca tiene necesidad de acercar, con la ayuda de colaboradores iluminados y fieles, los horizontes más amplios y universales del pensamiento a los casos humanos más difíciles, necesitados de ser iluminados por la luz de la verdad evangélica y ser comprendidos y sanados por la gracia de Dios.
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