martes, 1 de febrero de 2022

Francisco, el Obispo de Roma (3/3)

En la historia de todos los cismas que han separado a algunos cristianos de la unidad en la verdadera y única Iglesia fundada por Cristo en Pedro, se repiten ciertas constantes típicas. De modo similar, existen también constantes en la historia de todas las herejías que terminan negando la imprescindibilidad del Papa como Supremo Maestro de la Fe, según las intenciones originarias del divino Fundador de la Iglesia.

Vicario de Cristo
   
----------De acuerdo a lo que venimos diciendo desde la nota anterior, lo que Martín Lutero en sustancia negaba del Papado era su infalibilidad en el enseñarnos e interpretarnos la Palabra de Cristo. Por esto y en este sentido, Lutero negó que el Papa sea el Vicario de Cristo, sufriendo a este respecto la condena de sus errores por parte del papa León X en la Bula Exsurge Domine de 1521 (Denz.1475).
----------Por eso, según Lutero, no siempre ha sido falso lo que los Papas han enseñado, y sin embargo también han cometido errores, que el cristiano, a la luz del Evangelio e inspirado por el Espíritu Santo, puede denunciar y corregir. Y Lutero con su crítica doctrinal a León X, se consideraba precisamente el cristiano que, iluminado por el Espíritu Santo y fiel a la Escritura, denuncia en el Papa una doctrina errónea. Algo parecido a esto hacen hoy algunos católicos, los pasadistas, que acusan al papa Francisco de herejía, porque, según ellos dicen, habría traicionado la "tradición" y sería cómplice del modernismo.
----------Ahora bien, debemos decir con franqueza que Lutero, en su rebelión contra el Papa, olvidaba que Cristo había dicho a los apóstoles: "Quien a vosotros escucha, a mí me escucha" (Lc 10,16) y también: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). Ahora bien, éste no es otro que el concepto de vicariato de Cristo, que indudablemente no es enseñado explícitamente por Cristo mismo, pero no es difícil deducirlo, como lo ha hecho la Iglesia desde el medioevo. Este título, por otra parte, nunca ha sido dogmatizado, pero, rectamente entendido, no es más que una explicación del oficio petrino del Papa y supone la infalibilidad doctrinal, como participación del Magisterio de Cristo mismo en la Iglesia.
----------Recordemos, por ejemplo, la famosa expresión "dulce Cristo en la tierra" de Santa Catalina de Siena [1347-1380]. "Vicario", ciertamente, no debe entenderse en el sentido de quien hace las veces del titular ausente, ya que Cristo nunca está ausente de su Iglesia, porque nunca deja de gobernarla desde la diestra del Padre. Por eso Cristo gobierna la Iglesia sirviéndose del Papa como su instrumento y su Vicario sobre la tierra. Es el Espíritu de Cristo quien enseña al Papa lo que debe decir, cuando se trata de proclamar un dogma o de confirmar en la fe al pueblo de Dios o en todo caso de enseñar el Evangelio.
----------Pero precisamente porque el Romano Pontífice tiene la tarea de ser Vicario de Cristo, no está excluido que en el gobernar la Iglesia pueda faltar a su deber, por lo cual, si como Maestro de la fe debe ser siempre escuchado, como Pastor puede cometer alguna injusticia o alguna imprudencia o negligencia, por lo cual al fiel no le está prohibido, en las debidas condiciones, hacer apelación directamente a Cristo llamando al Papa a su deber pastoral o moral. Esto es lo que han hecho todos los verdaderos grandes reformadores desde san Pedro Damián [1007-1072] a san Bernardo de Claraval [1090-1153] a santa Catalina de Siena a Girolamo Savonarola [1452-1498] y al beato Antonio Rosmini [1797-1855].
----------Por otra parte, se puede decir que Nuestro Señor Jesucristo mismo sigue estando realmente, aunque místicamente, siempre presente en esta tierra en el sacramento de la Sagrada Eucaristía. Así podemos decir que si la sujeción al Papa nos cristianiza, la Eucaristía nos cristifica, que es la culminación de nuestro ser cristianos, ya que si escuchando al Papa nosotros seguimos a Cristo Maestro y Pastor, asumiendo la Eucaristía participamos de la misma vida de Cristo, lo que será pleno en el cielo.
----------Pero el término "Vicario" referido al Papa quiere decir que Pedro gobierna la Iglesia visible en la tierra en subordinación a Cristo, quien la gobierna desde el cielo. La Iglesia terrena tiene evidentemente necesidad de un pastor terreno y Cristo provee precisamente a dárselo en la persona de Pedro.
   
Pedro ha sido querido por Cristo y no por la comunidad
   
----------Ahora bien, es fácil comprender que la tesis de Lutero y de todos los cismáticos, incluídos los actuales de todo signo, es irrazonable y herética. Es irrazonable, porque cualquier comunidad humana con un fin específico tiene un fundador y una cabeza o líder, que establece su propósito y los medios para lograrlo, difunde el conocimiento, convoca o atrae seguidores, adeptos y discípulos, los organiza, los guía y los disciplina. Tiene también la facultad y el derecho, si lo considera necesario, útil u oportuno, de hacer partícipe de su poder de gobierno a otra persona eficiente y digna de confianza, precisamente un vicario, al cual puede dar carta blanca o bien respecto al cual mantiene una cierta vigilancia y asistencia.
----------Ahora bien, Nuestro Señor Jesucristo, al fundar la Iglesia, se ha basado en todos estos procedimientos humanos y razonables, sin los cuales ninguna asociación humana puede nacer, puede existir y puede mantenerse. Y la Iglesia, sin con esto desmentir que sea una comunidad sobrenatural, objeto de fe divina, no por ello deja de ser una normal y regular asociación de personas sensatas y razonables, reunidas por el llamamiento de un sabio y creíble fundador, que, proponiendo un fin interesante, por no decir más bien entusiasmante, les invita a asociarse a su iniciativa y a colaborar con ella.
----------Por otra parte, la de Lutero es una tesis herética, porque va contra la eclesiología dogmática católica, tal como la Iglesia misma, con la autoridad de Cristo, la define y la propone al mundo.
----------Ahora bien, la vicaría de Pedro y de todos los sucesores de Pedro en el curso de los siglos, es del segundo tipo, es decir, es una vicaría no sustitutiva, sino participativa de la autoridad del fundador y cabeza. En efecto, no es que Cristo, ascendiendo al cielo, haya dejado la Iglesia terrena sólo en las manos del Papa, para que se las arreglara por sí solo, sino que Cristo dsde el cielo está siempre presente y activo con su Espíritu y también sacramentalmente en la Eucaristía, para guiar como su divino y supremo Pastor celestial a su esposa la Iglesia ante todo en la persona de su Vicario el Romano Pontífice.
----------Al fundar la Iglesia en su aspecto humano, Cristo no ha hecho más que aplicar la anteriormente expuesta ley esencial del surgimiento y mantenimiento de cualquier comunidad humana normal y honesta, y para ello tenemos sus famosas palabras a Pedro: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. A tí daré las llaves del reino de los cielos" (Mt 16,18-19), es decir, de la Iglesia celestial e invisible.
----------Ahora bien, así como es Cristo el Fundador y Guía celestial de la Iglesia, está claro que Pedro es sólo el pastor visible en la tierra, delegado y representante de Cristo, instrumento de Cristo y partícipe de su poder de gobierno y en tal sentido es su vicario, mientras que en relación con la Iglesia celestial Pedro es simplemente el portero de la casa del Padre, sometido a Cristo, con la obligación de responder a Él de cómo ha gobernado a su rebaño, es aquel que tiene de Cristo, amo de la casa e Hijo del Padre, la potestad de permitir entrar en la casa del Padre a los que son dignos, sin perjuicio, sin embargo, de la potestad del Padre de acoger en su casa, incluso sin la pertenencia visible a la Iglesia y el uso de la sacramentos, a todos aquellos que, sin culpa, no conocen el Evangelio y siguen en buena fe el dictamen de la recta conciencia.
----------Lutero, en cambio, no considera que Cristo haya confiado solo a Pedro hombre la guía de toda la Iglesia terrena y visible. El famoso discurso de Jesús a Pedro en Mt 16,18-19 lo entiende, sí, como el confiado de la Iglesia a Pedro, pero en cuanto elegido por la comunidad de los creyentes, esa comunidad que Cristo ya había fundado por sí mismo, sin necesidad de ningún mediador o vicario humano. Según Lutero, por lo tanto, Cristo no funda la Iglesia sobre Pedro, sino sobre la comunidad. De ahí su idea de que los ministros o pastores no son instituidos u ordenados por el Obispo dependiente del Papa, sino por la comunidad local.
   
La concepción luterana puramente espiritual e interiorista de la Iglesia,
se invierte en una concepción terrena y carnal
   
----------Lutero había partido, en su afán de reforma de la Iglesia, de una instancia interiorista de matriz agustiniana ("in interiore homine habitat veritas"), para liberar a la Iglesia del peso y de los revestimientos carnales y terrenales, pero luego, exagerando el elemento espiritual, terminó por descarnarla, por lo cual en su eclesiología la carne se venga. Lutero se dio cuenta en cierto momento de que había exagerado, pero en lugar de retornar a la equilibrada y austera terrenalidad y visibilidad de la concepción católica de la Iglesia, acabó en una espiritualidad carnal de una Iglesia partida en dos entre una dimensión interior de espontaneidad y libertad existencial y una dimensión totalmente inmersa en el mundo.
----------De este modo, claramente Lutero, partiendo de una idea de Iglesia "santa, escondida e invisible", a la manera de lo que había predicado Jan Hus [1369-1415], y encontrándose incapaz de detenerse en esta abstracta invisibilidad o pura espiritualidad y comprendiendo que es imposible renunciar a la concreción y visibilidad, incapaz de purificar la carne con la fuerza ascética del espíritu, reintroduce aquella carnalidad, que inicialmente había rechazado y se resigna a ella; terminando Lutero por sumergir el espíritu en la carne, conjugando la concupiscencia con la santidad del simul iustus et peccator.
----------Así Lutero, mirando al cielo, continúa anhelando la Iglesia liberal e invisible, la Iglesia de la conciencia y del hombre interior, pero al mismo tiempo en el plano de lo visible y de lo social reduce la Iglesia a sierva de la autoridad política (incluso siglos después, con el advenimiento del régimen hitleriano, mientras los católicos mantenían las distancias, los protestantes abrazaron la causa de Hitler, bajo pretexto de la lealtad hacia el Estado), favoreciendo regímenes dictatoriales o conservadores, aliados con una sociedad civil agitada por sus inevitables pasiones, contradicciones e injusticias, vanificando y anulando Lutero así todas sus juveniles protestas contra los abusos y los excesos de poder de la Iglesia Romana. Habiendo partido revolucionario, Lutero acaba siendo reaccionario. Primero pirómano y luego bombero.
   
Los pastores luteranos
   
----------Lutero indudablemente ha destacado la vocación del cristiano común, del fiel laico, del simple bautizado hijo de Dios, "guiado por el Espíritu Santo" (Rm 8,14) y por lo tanto ha puesto en luz la dignidad del laico y del pueblo de Dios, tanto que no es difícil encontrar un eco de esta intuición en los documentos del mismo Concilio Vaticano II, aunque el Concilio precisa bien la diferencia entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial. Desde este punto de vista, debe reconocerse que Lutero indudablemente ha destacado el valor de la democracia tanto en la sociedad civil como en la Iglesia (la llamada sinodalidad).
----------Tal valor de la democracia, como bien sabemos, está ya ilustrado y puesto de relieve por Aristóteles en el siglo IV a.C. en su Política. En efecto, siendo el animal racional también un politikòn zoon, un animal político, para Aristóteles el gobierno de la ciudad, cuyo bien es el bien plenamente humano y racional, no puede sino depender del pueblo, compuesto por vivientes racionales y sociales. 
----------De hecho, en el régimen democrático el pueblo se gobierna a sí mismo, por lo cual, como reconocía el mismo santo Tomás de Aquino en plena vigencia del régimen feudal y monárquico, el gobernante es vicem gerens multitudinis. Pero ya por cuanto respecta al gobierno de la sociedad política es necesario distinguir la elección del gobernante, respecto de la autoridad del gobernante. En efecto, el derecho del gobernante a hacerse obedecer no le viene del mandato popular, sino de Dios, principio de toda humana autoridad. Este punto, ausente en Aristóteles, es explicitado por san Pablo (Rm 13,1).
----------Por eso, todo ciudadano honesto reconoce que si como ciudadano tiene derecho a autogobernarse, ello depende del hecho de que posee la facultad de la razón, la cual a su vez es participación de la Razón divina. Ahora bien, si ya la sociedad política debe reconocer a Dios como principio trascendente de la autoridad del gobernante, que obra por un bien común proporcionado a la razón humana, ¿con cuánta mayor razón no debemos obediencia al gobernante de una sociedad sobrenatural como la Iglesia, cuya ley constitucional es un dato revelado por Cristo mismo y confiado a la custodia de Pedro?
----------El método democrático, ciertamente, no puede ser del todo excluido de la Iglesia, en cuanto que también ella es obviamente una sociedad humana, aunque no sólo humana sino también divina. Pero tal método es útil e incluso obligatorio allí donde existen cuestiones prácticas, jurídicas y contingentes, que pueden ser resueltas por la sabiduría humana. Pero allí donde se trata de establecer si una tesis es o no de fe o de moral, está claro para el católico que la respuesta no puede sino venir tan solo del Papa.
----------Así, por ejemplo, cuando con la invención de los métodos anticonceptivos se planteó la cuestión de si eran o no eran lícitos, el papa san Paulo VI convocó, como es bien sabido, una comisión ad hoc de especialistas para que emitiera su parecer. Pero cuando tal comisión se expresó en mayoría por la licitud, el Papa, en cambio, no dudó en prohibir el uso. Alguno se ha preguntado: ¿pero entonces, para qué convocó aquella comisión, si ya tenía lista la respuesta? No la convocó porque él no estuviera seguro sobre cuál fuera la verdad. Es claro que ya conocía la verdad, porque el Sexto Mandamiento es ley divina. Solo que sintió la necesidad de escuchar las objeciones que se podían hacer para dar a ellas una respuesta.
----------Por lo tanto, si el gobierno de la sociedad humana no nace de abajo sino de lo alto, con mayor razón el gobierno de la Iglesia viene de Dios y no del hombre. Por eso Cristo dice a los apóstoles: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros" (Jn 15,16). No han sido los apóstoles quienes eligieron a Pedro, sino que ha sido Cristo. Por eso deberán ser los apóstoles quienes elijan a los Obispos sus sucesores, porque no ha sido la comunidad de los discípulos la que ha elegido a los apóstoles, sino que han sido los apóstoles, mediante la evangelización, quienes fundaron las comunidades de discípulos y de fieles.
----------Por eso, aunque Lutero use el término "obispos", entre los luteranos éstos no son para nada sacerdotes ministeriales, sino simples superintendentes ad tempus en la marcha regular de la comunidad, creados y controlados por la misma comunidad, así como la ciudadanía puede elegir y destituir a un alcalde.
----------Lutero creía en un primer momento que podía persuadir al Papa de haber redescubierto el auténtico valor de la Iglesia según las intenciones originarias de Cristo. Pero, visto que el Papa lo excomulgó, comenzó entonces a negar la institución del Papado como no querido por Cristo, sino establecido por pura ambición humana de dominio sobre las conciencias y por avaricia y ambición de riquezas terrenas.
----------Desde entonces Lutero abandonó efectivamente toda relación con la Iglesia institucional y jerárquica, a la cual consideraba una especie de hierro viejo, pero convencido más que nunca que era él quien estaba en el corazón de la Iglesia del Espíritu Santo, y comenzando así a ocuparse, él y sus colaboradores, en fundar comunidades y "parroquias" que funcionaran bajo su dirección, las cuales según él constituían el rostro visible de la verdadera Iglesia de Cristo por él "reformada". Un dato, éste, que es una constante en la historia de todas las herejías y cismas en la Iglesia, que nos invita más bien a hablar de herejías y cismas, y no tanto de herejes y cismáticos, quienes, en la gran mayoría de los casos, permanecen inconscientes de sus herejías y cismas, convencidos de pertenecer ellos a la verdadera Iglesia, lejos de "la Roma apóstata".
----------Así han nacido las llamadas "iglesias" protestantes, las cuales, no pudiendo evidentemente constituir una única comunidad, careciendo de un pastor común a todas, han ido formando una asamblea o federación mantenida unida por un simple vínculo moral a la común adhesión a la Escritura, a la doctrina de Lutero y a las prácticas cultuales y morales por él instituídas.
   
Lutero ha concebido una visión incompleta de la Iglesia. Sin embargo,
los luteranos han permanecido en comunión imperfecta con la Iglesia católica

----------Ante todo, una aclaración del subtítulo. Hasta el Concilio Vaticano II se contraponía una verdadera Iglesia, a la Iglesia luterana entendida como falsa. El Concilio, con el impulso dado al ecumenismo, ha introducido un criterio diferente de distinción: el Vaticano II habla de pertenencia plena, la del católico, a la Iglesia, es decir, la Iglesia católica, que posee la plenitud de los medios de la salvación, y de pertenencia parcial, que es la de los no-católicos. La oposición verdadera Iglesia-falsa Iglesia está todavía presente en varios y valiosos tratados de eclesiología incluso hasta muy avanzada la década de los años 1950s.
----------En este punto Lutero ya no aparece como el reformador de una Iglesia concebida de acuerdo a las intenciones originarias del divino Fundador, sino según un desacuerdo que desvirtúa esas mismas intenciones. Por eso la eclesiología luterana no se presenta como una reforma, sino en realidad como una refundación de la Iglesia, ajena a aquellas que son las verdaderas intenciones fundacionales de Nuestro Señor Jesucristo, según son recabadas del Evangelio en la interpretación del dogma católico.
----------Por esto se comprende la observación del cardenal Tomás de Vio Cayetano [1469-1534], quien, despidiéndose de Lutero después de su encuentro con él ordenado por el papa León X, hubo de comentar: "¡Esto significa concebir otra Iglesia!". Y de hecho, el camino que Lutero emprendió después de haber constatado la oposición del Papa a sus ideas, fue el de tomar las distancias de esa Iglesia dentro de la cual había vivido hasta entonces, pero precisamente en la convicción de pertenecer más que nunca a esa misma Iglesia en su interior originariedad, más allá de lo que él consideraba incrustaciones u oropeles medievales y revestimientos carnales, que, en cambio, en realidad eran elementos esenciales. Así entonces, en lugar de purificar, desencarnaba, y en lugar de redescubrir el espíritu, lo sumergía y contaminaba en la carne. La sabiduría se confunde con la concupiscencia. El pecado deviene un ingrediente de la gracia.
----------De ese modo, Lutero terminó por dar inicio a la formación de otra Iglesia, basada sobre sus ideas, una Iglesia que desde entonces los católicos comenzaron justamente a denominar Iglesia luterana, en oposición a la Iglesia católica, mientras que Lutero no quería saber nada de esa denominación, porque no creía haber inventado su propia Iglesia, sino haber redescubierto la verdadera Iglesia católica.
----------Vale decir, Lutero estaba convencido de no haber en absoluto abandonado la Iglesia, sino que había de hecho redescubierto la verdadera Iglesia oscurecida por el papismo y de haberla liberado de las tinieblas que la cubrían. Por eso permaneció convencido durante toda su vida de que él no había sido excomulgado en absoluto, sino que, en todo caso, los excomulgados eran el Papa y sus devotos.
----------Por eso comenzó a contraponer su interpretación del modo con el cual Cristo había fundado la Iglesia, a la tradicional visión católica. Por eso comenzó a rechazar el episcopado católico, ideó un concepto diferente de ministro o de pastor, en base al cual comenzó con una actividad febril y prodigiosa por formar un conjunto de ministros y pastores, para contraponer a los ministros y pastores de la Iglesia católica.
----------Abolido de ese modo para Lutero el papado, se ve obligado a negar que exista un pastor común de todas las comunidades cristianas, porque según él para asegurar la unidad y la concordia de la Iglesia en la verdad, basta que cada comunidad esté encabezada por buenos exegetas, ante todo por él y por sus discípulos, pero sobre todo directamente por el Evangelio, por Cristo y por el Espíritu Santo.
----------Es interesante comprobar actualmente como los protestantes son muy renuentes a hablar de la Iglesia protestante, prefiriendo hablar de la "federación" de las Iglesias protestantes, como si se tratara de hablar de Suiza o de los Estados Unidos o de la Unión Europea.
----------Así resulta que en el ministerio del pastor protestante no hay nada de sagrado, nada de indefectible o de sobrenatural, y mucho menos una institución querida por Cristo, sino que es un simple funcionario al servicio de la comunidad, para quien basta una preparación teológica, la fidelidad a la doctrina de Lutero, una cierta dote de liderazgo, arte y técnica oratoria, y una decente conducta moral.
----------Es necesario notar que Lutero, separándose de la Iglesia Romana, y aunque había tenido la impiedad de entender la fundación de la Iglesia de un modo discordante a la voluntad del Fundador, desde siempre manifestada por el Magisterio pontificio, que con esto mismo Lutero acusaba de ser falso, no cayó en una total apostasía, no se desprendió totalmente de la Vid divina, sino que conservó los fundamentos del edificio eclesial, que son el bautismo, la fe en Cristo, la Escritura, la predicación del Evangelio, los diez mandamientos, la signos de la gracia, los dogmas cristológicos y trinitarios, así como el Credo Niceno-Constantinopolitano.
----------La excomunión por la cual Lutero y sus seguidores fueron castigados disciplinariamente, ha sido entendida en el pasado por muchos católicos como exclusión total de la Iglesia, sobre el modelo de un concepto demasiado simple de excomunión, imaginado sobre el modelo de la situación espacial de quien, expulsado por ejemplo de un aula, se encuentra afuera. Pero en realidad no está dicho que la excomunión signifique siempre la exclusión total de la Iglesia, sino que puede significar también el hecho de que el excomulgado se mantenga parcialmente unido a ella. Y este fue el caso de Lutero, algo que sólo ha emergido a la luz con toda claridad a través del inicio del ecumenismo promovido por el Concilio Vaticano II. 
----------Por eso, el decreto Unitatis redintegratio, refiriéndose también a los luteranos, afirma que: "Solamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es el instrumento general de la salvación, puede obtenerse la plenitud de los medios salvíficos, y a un solo colegio apostólico, a saber, el que preside Pedro, creemos que el Señor ha confiado todos los bienes de la Nueva Alianza, para constituir un solo Cuerpo de Cristo en la tierra, al que tienen que incorporarse todos aquellos que de alguna manera pertenecen ya al Pueblo de Dios" (n.3).
   
El Papa de Roma según los "Ortodoxos" orientales
   
----------La Iglesia de Constantinopla ha estado en comunión con la Iglesia Romana desde los inicios del cristianismo hasta que se produjo el infelicísimo cisma del 1054 de Constantinopla con respecto a Roma, en ocasión del cual se manifestó la pérdida de la fe del Patriarca de Constantinopla y de sus sucesores hasta hoy referida a la infalibilidad pontificia en el fijar los artículos de la fe. Y me refiero, como el lector ya habrá entendido, al famoso rechazo del Filioque en el Símbolo de la fe.
----------Constantinopla no ha perdido la fe en la existencia y validez del Obispo de Roma, porque no ha perdido, como Lutero, la fe en el sacramento del Orden, tanto es verdad que Roma misma reconoce que Constantinopla tiene un episcopado válido y administra válidamente los sacramentos, con excepción del sacramento de la penitencia, el cual, como sabemos, requiere jurisdicción canónica.
----------La fe que ha venido a menos en Constantinopla es aquella fe en la infalibilidad del Papa, porque el hecho de que el Papa hubiera permitido la inserción del Filioque en el Credo fue considerado como el cedimiento a una herejía. La Iglesia de Constantinopla mostró, en tal modo, caer ella en la herejía y aparecieron las lagunas de un concepto de la Santísima Trinidad, en el cual la persona divina se asimila demasiado a la persona humana. En lugar de ser concebida, como ya había intuido san Agustín, como Relación subsistente, era concebida como Sustancia (ypostasis), con el riesgo de caer en el triteísmo y disolver la unidad divina.
----------Según los que terminaron siendo cismáticos orientales, la distinción entre las Personas divinas venía hecha no en base a la oposición de origen, sino mediante las propiedades, por lo tanto, no con criterio metafísico, sino psicológico, arriesgando el antropomorfismo. Se admitía que el Espíritu procede del Padre por medio del Hijo, pero no que el Hijo espire el Espíritu como el Padre espira el Espíritu.
----------En tal modo, era imposible distinguir de manera suficiente al Hijo del Espíritu. Se admitía, sin embargo, que es propiedad del Hijo el ser Logos, mientras que es propiedad del Espíritu el ser Amor. Pero esto no era suficiente, porque tanto el intelecto como la voluntad están en Dios y entrambas Personas son Dios. Era como distinguir dos personas humanas, una más intelectual y otra más afectiva.
----------Agustín conectaba en cambio el Hijo al nosse y el Espíritu al velle, pero no distinguía las dos Personas en base a estas diferencias, porque había entendido que el criterio verdadero y decisivo está dado por el hecho de que, siendo las dos Personas el mismo Dios, eran idénticos en todo, intelecto y voluntad, por lo cual el único modo de distinguirlos no podía sino ser la diferencia de origen: el Hijo se distingue del Padre porque tiene origen del Padre y el Espíritu se distingue del Padre porque tiene origen del Padre. Por eso, si no se admitía que el Espíritu tiene origen también del Hijo, no había modo de distinguir al Hijo del Espíritu.

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