sábado, 19 de febrero de 2022

¿La Misa de san Paulo VI intrínsecamente mala? (1/3)

Se ha difundido recientemente en varios websites el texto del comunicado de uno de los superiores distritales de la FSSPX en el que se expresa, entre otras cosas que "...respecto a nuestra posición sobre la Misa Nueva, la postura de la Fraternidad San Pío X sobre la Misa de Pablo VI se mantuvo siempre igual, y fue clarísima: la Misa Nueva es intrínsecamente mala, no es un rito católico, y lleva a perder la fe". Pues bien, abordemos una vez más la saludable tarea apologética, conscientes de que la elucidación de los errores contra la sana razón y contra la fe, nos ayudará a comprender mejor la recta doctrina católica.

Declaraciones que no sorprenden, pero que resultan extrañas
   
----------Se han difundido recientemente en diversos sitios de internet las expresiones del padre Joaquín Cortés, sacerdote de la FSSPX, afirmando en un comunicado oficial a las comunidades sudamericanas de la hermandad, que "...respecto a nuestra posición sobre la Misa Nueva, la postura de la Fraternidad San Pío X sobre la Misa de Pablo VI se mantuvo siempre igual, y fue clarísima: la Misa Nueva es intrínsecamente mala, no es un rito católico, y lleva a perder la fe". Tales palabras no debieran sorprendernos a todos los que tenemos clara conciencia de los errores contra la fe que se profesan en dicha Fraternidad actualmente separada de la Iglesia católica. Sin embargo, la forma de expresarse este sacerdote causa extrañeza, porque usualmente los líderes lefebvrianos, embarcados como estaban hasta años recientes en ciertos diálogos con representantes de la Santa Sede, solían ser más moderados y diplomáticos en los modos de expresar sus ideas.
----------La expresión que más resalta es la de que "la Misa Nueva es intrínsecamente mala", y ella explicita sin duda alguna una de las tres herejías que, como mínimo, profesan los lefebvrianos y, tras sus huellas o no, también profesan otros grupos pasadistas no-lefebvrianos. Pero el comunicado del padre Cortés también contiene otros puntos que merecen ser analizados, lo que haremos en un puñado de notas que, así lo espero, podrán ser de utilidad a los lectores. Como debe ocurrir para los católicos alejados de las desviaciones tanto modernistas como pasadistas que hoy laceran el tejido eclesial, el análisis de los errores contra la sana razón y contra la fe, nos debe llevar precisamente a una profesión de nuestra fe católica cada vez más consciente y progresivamente más inteligente, guiados siempre por el Magisterio de la Iglesia.
   
¿Qué se entiende por lo intrínsecamente malo?
   
----------La expresión "intrínsecamente mala" que ha sido usada en el caso citado para calificar al novus ordo Missae o, como suele llamarse comúnmente, al rito de la Santa Misa según la reforma impulsada por el Concilio Vaticano II y promulgada por el papa san Paulo VI en 1969, hace referencia a los conceptos de "intrinsece malum" y, correlativamente, de "intrinsece bonum", que se utilizan en el ámbito de la teología moral, y que en años recientes han sido profundizados, precisados y esclarecidos sobre todo por el papa san Juan Pablo II en la carta encíclica Veritatis splendor del 6 de agosto de 1993.
----------Expliquemos entonces, algunos términos. El intrinsece malum es aquello que moralmente siempre y en todo caso está prohibido. Estos últimos años el concepto ha sido central en las discusiones respecto a la moral familiar en el contexto de los dos Sínodos sobre la Familia durante el presente pontificado. En ese contexto concreto el concepto de intrinsece malum se ha referido al pecado de adulterio, que, precisamente en el ámbito de las discusiones de los Sínodos de 2014 y 2015, es el pecado que funda y justifica la prohibición hecha a los divorciados vueltos a casar de acceder a la Comunión eucarística.
----------Lo intrinsece malum se opone a lo intrinsece bonum. Ahora bien, precisemos el concepto: intrinsece significa que la cualidad moral de "bueno" o de "malo" es de tal modo intrínseca o inherente al acto, que no puede existir el acto sin esa cualidad. En otras palabras, intrinsece quiere decir que la cualidad de bueno o de malo es esencial al acto para que el acto sea esencial o sustancialmente bueno o malo. Por otro lado, intrinsece se opone a extrinsece, que significa que la cualidad moral es intrínseca o inherente al acto sólo en principio o en línea de máxima; pero que en ciertos casos, al no ser esencial para el acto, esa cualidad puede transformarse en su opuesto debido a factores provenientes de lo exterior.
----------Por ejemplo, matar a un hombre, asesinarlo, es extrinsece malum, porque en principio, o en línea de máxima, es malo, porque va en contra de la vida. Pero si surge la necesidad de defender la vida asesinando, entonces asesinar se vuelve lícito precisamente en nombre de esa vida que prohíbe el homicidio. Así, hay casos en los cuales es lícito asesinar, como por ejemplo en la legítima defensa o en la guerra. Esto es así porque, en efecto, el actuar moral está ordenado a una jerarquía de fines, a cada uno de los cuales corresponde una ley que regula la consecución de ese fin determinado.
----------Pongamos otro caso para intentar una mejor explicación. La autoridad eclesiástica, por ejemplo, entre sus deberes, tiene el de tutelar a la vez la libertad de pensamiento del teólogo y la fe común de los fieles. Se trata, ciertamente, de bienes entrambos preciosos, tanto la libertad del teólogo como la fe común de los fieles, pero el primer fin o bien (la libertad del teólogo) es un bien inferior al segundo (la unidad de fe de los fieles). Porque si el teólogo abusara de su libertad para difundir entre los fieles la herejía, el obispo debería limitar esa libertad para proteger a los fieles, que es un bien mayor, un intrinsece bonum, un bien absoluto. Por esto, sería un intrinsece malum, un pecado de omisión en el obispo, si no lo dispusiera.
----------Como lo recordábamos en la nota de ayer, en el actual contexto eclesial lamentablemente hay muchos pastores que permiten la propagación de corrientes modernistas, en el sentido de un fenomenismo historicista, evolucionista y relativista, al cual no le interesa la verdad objetiva, universal, absoluta y eterna, en la cual esas corrientes modernistas no creen, y que juzgan con desprecio como "abstracta", ilusoria, nociva o cuanto menos inútil. Por consiguiente, han venido a menos los conceptos de lo intrinsece bonum y lo intrinsece malum. Para el modernista de hoy, como lo era para el modernista de la época de san Pío X, la verdad es hija del tiempo y relativa al tiempo: no existe la verdad, sino solo variadas verdades concretas y mutables según las variadas y diversas culturas, según los puntos de vista y según las diferentes épocas.
----------Por lo común, en los astutos y serpenteantes modos a través de los cuales estas corrientes modernistas se difunden, sus exponentes y propagandistas no suelen rechazar de modo tan explícito el concepto de lo intrinsece malum, sobre todo por el hecho de que ha sido explicitado de modo tan autorizadamente magisterial en estos últimos tiempos, por la mencionada encíclica de san Juan Pablo II. Sin embargo, bien sabemos que los modernistas, habiendo conseguido en estas últimas décadas tantos puestos de poder intra y extra-eclesiales, no vacilan incluso en oponerse explícitamente al Magisterio, y lo vienen haciendo ya desde los tiempos en que san Paulo VI denunciara el "magisterio paralelo" en el inmediato postconcilio. Así lo hicieron hasta el pontificado de Benedicto XVI, pues con la llegada del papa Francisco cambiaron de táctica, pues dada la sensibilidad progresista del Papa actual, han intentado instrumentalizarlo y ganárselo a su favor con hipocresía. Sin embargo, al no conseguir lo que deseaban, han terminado también por atacarlo, sobre todo desde que el Santo Padre ha condenado de modo tan claro el gnosticismo (nombre que usa el papa Francisco para indicar al modernismo), condena nunca antes registrada en el Magisterio de la Iglesia. 
----------Por otra parte, debido al modo historicista y relativista con el cual no pocos docentes de teología moral en universidades e institutos de enseñanza católicos conciben el valor de la ley moral, no es temerario sospechar que, en consecuencia, vaya en ello implicado un juicio erróneo sobre lo intrinsece bonum y lo intrinsece malum, pues es evidente que muchos de tales docentes "católicos" no logran llevar a cabo ese conocido proceso mental mediante el cual, precisamente en la ciencia moral, el intelecto, abstrayendo de lo concreto de las individuales acciones humanas, concibe la esencia universal e inmutable de la ley moral, esencia que en sí misma es independiente de las concretas circunstancias del espacio-tiempo.
----------De ahí la imposibilidad que padecen esos filósofos y teólogos de concebir una ley o un deber moral absolutamente obligatorio, o sea, intrinsece bonum, bonum honestum, inmutable, incorruptible, sin excepciones, un bien indispensable, sobre el cual basarse siempre, para preservar a cualquier precio, irrenunciable, sin precio, siempre y universalmente idéntico en su significado inteligible, para todo hombre, en todo tiempo y en todo lugar, necesario para la felicidad y para el fin último de todo hombre. Por ejemplo, el deber de la fidelidad conyugal (intrinsece bonum) y, en consecuencia, la ilicitud (intrinsece malum) del adulterio.
   
Un problema que no es sólo de modernistas sino también de pasadistas
   
----------Por lo dicho antes, debe quedar claro que en lo intrinsece bonum o lo intrinsece malum no existen "casos" o "situaciones" o "circunstancias" o, hablando en general, actos individuales y concretos, en los cuales se pueda hacer una excepción, como tampoco existen casos en los cuales, sumando dos caballos a diez caballos o dos coches a diez coches, la suma sea trece, aún cuando sería bueno que sumaran trece.
----------Contrario a esa doctrina de lo intrinsece bonum y lo intrinsece malum, es el relativismo o subjetivismo moral. Ahora bien, el relativismo moral y el historicismo moral de muchos docentes "católicos" de teología moral, depende del concepto relativista y subjetivista que tienen de la conciencia, concepto que ellos suelen llamar "concepto moderno de conciencia", pero que sería mejor llamar "modernista", para no ofender a la modernidad. Existen, por supuesto, errores modernos; pero existen también valores modernos. El modernismo es un falso modo de ser modernos, que en realidad resuma errores antiguos, por no decir arcaicos.
----------Ahora bien, dado que desde hace sesenta años a esta parte, las corrientes pasadistas de hecho se han ido desarrollando en la Iglesia en función y dependencia de las corrientes modernistas, el caso paradójico es que los pasadistas no han podido evitar quedar también ellos atrapados en los mismos argumentos con los cuales los modernistas sostienen sus ideas respecto de la ley moral o respecto de la conciencia o, por consiguiente, respecto del modo de entender lo intrinsece bonum y lo intrinsece malum.
----------Podríamos decir que, entre muchos otros personajes de la modernidad que están en las raíces del modernismo, ciertamente lo están Martín Lutero, René Descartes, y Jean Jacques Rousseau (por citar las tres grandes figuras de las que trata aquella magnífica exposición de Jacques Maritain, Tres Reformadores). Pues bien, no han sido pocas las veces que hemos dicho que Lutero tenía una actitud similar a aquella con la cual hoy los pasadistas (sean ellos lefebvrianos o filo-lefebvrianos o viganianos o minutellianos, o sedevacantistas o quienes sean) acusan hoy al papa Francisco de modernismo en base a su interpretación de la Tradición. La única diferencia está en el hecho de que mientras los pasadistas pretenden corregir al Papa a la luz de la Tradición, Lutero hacía lo mismo a la luz de la Escritura. De aquí vemos cuán insensata es la acusación hecha por los pasadistas a los Papas del post-concilio de no ser fieles a la Tradición.
----------Pues bien, además de dicha relación con Lutero, también existe evidente relación de los pasadistas con el pensamiento de Decartes. Muchos pasadistas (y en particular los lefebvrianos, y aquí me estoy refiriendo en concreto y sobre todo a los teólogos lefebvrianos) son en el fondo cartesianos, en el sentido de que en todos sus razonamientos aspiran a contar cartesianamente con "ideas claras y distintas". Pero el cartesianismo pasadista conlleva algo más profundo que eso, y que curiosamente también tiene que ver con el luteranismo. Al respecto, recordemos que los intelectuales luteranos alemanes posteriores a Lutero se dieron cuenta de cómo y cuánto podían utilizar a su favor el cogito cartesiano desde su primera aparición, a pesar de que había sido inventado por un católico, pues, de hecho, el yo cartesiano armoniza muy bien con el yo luterano. Basta poner como objeto interior inmediato de la autoconciencia cartesiana la Palabra de Dios, como hizo Lutero, en lugar de la idea innata cartesiana, y todo el juego está hecho y funciona perfectamente.
----------De modo semejante a los luteranos, los pasadistas hacen un juego similar: los pasadistas ponen como objeto interior inmediato de la autoconciencia cartesiana la Tradición, como hizo Lutero con la Palabra de Dios, en lugar de la idea innata cartesiana. Reitero que llamo pasadistas no sólo a los lefebvrianos, sino a todas aquellas tendencias eclesiales que, en nombre de un falso concepto de la Tradición, se han quedado estancadas en un pasado ya terminado, negándose obstinadamente a aceptar el Magisterio de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II. Este es el elemento que los une a todos, incluso a los no lefebvrianos.
----------Por lo que llevo dicho hasta aquí, estoy convencido que tanto los pasadistas como los luteranos (y los modernistas en su estela) están afectados por un cierto cartesianismo de fondo, en cuanto que, como acabo de indicar, Descartes introduce en la historia de la filosofía un concepto del conocer, que no tiene como referencia la realidad externa, sino la propia autoconciencia absolutizada, el famoso cogito. Aquellos que aceptan este modo de ver el conocimiento caen, quizás sin darse cuenta, en una especie de soberbia, por la cual, si son católicos, se rebelan contra la autoridad del Papa en nombre de un pretendido contacto directo o con la Escritura (y aquí tenemos a los modernistas), o con la Tradición (y aquí tenemos a los pasadistas). Así sucede que modernistas y pasadistas pretenden juzgar al Magisterio pontificio a la luz o de las Escrituras (y aquí se asemejan los modernistas a los luteranos), o a la luz de la Tradición (y aquí tenemos a los pasadistas), mientras que el buen católico debe aceptar tanto la Escritura como la Tradición no en una interpretación suya subjetiva o ideológica, sino solamente en la interpretación que viene del Romano Pontífice.
----------En tal sentido, ironías aparte, creo que al hablar de cartesianismo de fondo en los pasadistas, podríamos también hablar, paradojalmente, del modernismo de los pasadistas. Esto, en efecto, nos dice hasta qué punto somos en la actualidad influenciados por las consecuencias del cartesianismo, tanto que los mismos pasadistas que se autodenominan tradicionalistas no se dan cuenta de cuanto en realidad están rechazando la auténtica tradición filosófica y teológica cristiana, que se deriva de Aristoteles y de santo Tomás de Aquino, sino que quedan engañados por una falsa tradición, que viene precisamente de Descartes.
----------Por otra parte, considero que, en esa influencia de las consecuencias del cartesianismo que los mismos pasadistas (pseudo tradicionalistas) aceptan sin darse cuenta, quizás habría que indagar la influencia de la baja escolástica, y del tomismo decadente, del cual ha intentado liberarnos el Concilio Vaticano II con su fuerte llamado a un tomismo renovador. Indudablemente el Concilio ha propuesto un tomismo podríamos decir de tipo progresista, en el sentido de proponer el pensamiento de santo Tomás de Aquino como criterio de evaluación del pensamiento moderno, para cribarlo, asumiendo los valores y rechazando los errores. Este tipo de tomismo ya había sido iniciado por algunos grandes maestros anteriores al Concilio, como por ejemplo el propio Jacques Maritain, Cornelio Fabro, Yves Congar, Etienne Gilson, y tantos otros.
----------Por cuanto respecta al tomismo, mi impresión es que, aunque sea en una modalidad preconciliar, el tomismo está mucho más presente entre los pasadistas que entre los modernistas, en cuanto que los primeros tienen, al fin y al cabo, el sentido de los valores perennes, mientras que los segundos son evolucionistas, que niegan la inmutabilidad de la verdad. El defecto de los primeros es el de detenerse en Pío XII, sin comprender el valor del progreso teológico, incluso tomista, que desde entonces ha sido logrado. Por cuanto respecta a los modernistas, hay que reconocer que ellos tienen una notable sensibilidad por la modernidad.
----------Huelga decir, tras lo que acabo de explicar, que la patología común que afecta tanto a los modernistas como a los pasadistas, haciendo que no alcancen a comprender el recto concepto de lo intrinsece bonum y lo intrinsece malum, y rechazando el Magisterio, es, en definitiva el concepto relativista y subjetivista de la conciencia que tienen entrambos, tanto modernistas como pasadistas.
----------Como he explicado líneas arriba, en el caso de los modernistas, su concepto cartesiano relativista de la conciencia, que ellos suelen llamar "concepto moderno de conciencia", depende de las filosofías relativistas o racionalistas o historicistas o existencialistas o evolucionistas o idealistas, que ellos asumen explícitamente. En cambio, en el caso de los pasadistas, quienes rechazan con horror todas estas filosofías modernas, sosteniendo ellos generalmente el pensamiento tomista, aunque preconciliar, su concepto cartesiano relativista de la conciencia depende frecuentemente de su esclavitud ideológica (que debemos suponer inconsciente) a las ideas por ejemplo del fundador de la corriente o de un líder o de otros personajes del pasado que ellos suelen idealizar y dogmatizar (tal parece ser precisamente el caso del padre Joaquín Cortés).
----------Pues bien, fundamentados en los conceptos filosóficos y teológicos que, bajo la guía del Magisterio de la Iglesia, he explicado en esta primera parte del artículo, abordaremos en la segunda parte, el análisis de algunas de las expresiones vertidas por el padre Cortés. Análisis que confío nos ayudará a comprender el valor inmutable, sagrado e imperecedero de la Santa Misa divinamente instituída por Nuestro Señor Jesucristo en su Última Cena, que tiene para la Iglesia su forma actual en la Misa establecida por el papa san Paulo VI.

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