En la cuarta entrega de esta serie, examinaremos la communicatio idiomatum en la cristología de Lutero.
----------El padre Yves Congar (según cita M.M. Cottier, en L’athéisme du jeune Marx et ses origine hégéliennes, Vrin, Paris 1959, p.140). hace notar que para Lutero la communicatio idiomatum no corresponde a una contemplación de la Persona de Cristo en la unión de las dos naturalezas, sobre la base de la comunicación de los predicados referidos a la mismísima Persona de Cristo, sino que la ve como un intercambio existencial de roles entre Cristo Salvador y el hombre pecador en orden a la salvación del hombre. No es tanto una explicación esclarecedora del misterio de la Encarnación, así como se ha definido en Calcedonia, tal como para poder suscitar un interés especulativo o atraer la atención devota de los piadosos, cuanto ante todo una interacción entre Cristo y el hombre, por lo cual Cristo obra la redención tomando sobre sí el pecado y el hombre es justificado haciendo suya la justicia de Cristo. Se nota un eco del mirabile commercium del cual ya hablaban los Padres, pero en una perspectiva restringida de mero interés personal sin ninguna apertura a la visión beatífica del misterio trinitario. Lutero parece ver en Cristo solo a Aquel que ha venio a servir, pero falta totalmente en él el interés por Aquel que quiere conducirnos al Padre. Dice Lutero:
----------"Cristo tiene dos naturalezas. ¿En qué cosa esto me concierne? Si Él lleva este nombre de Cristo, magnífico y consolador, es a causa del ministerio y de la tarea que ha asumido, es esto lo que le da el nombre. Que Él sea por naturaleza hombre y Dios, eso es para Él. Pero que él haya consagrado su ministerio, que haya expandido su amor para devenir mi Salvador y mi Redentor, es donde yo encuentro mi consuelo y mi bien, (...) Creer en Cristo no quiere decir que Cristo es una persona que es hombre y Dios, lo que no sirve para nada a nadie; sino que esto significa que esta persona es Cristo, vale decir, que por nosotros ha salido de Dios y ha venio a este mundo: es de este oficio que él tiene su nombre" (Cit. por Cottier, op.cit., ibid.).
----------El Cristo de Lutero es, por lo tanto, un Cristo funcional para el hombre, incluso si sigue siendo Dios Salvador del hombre. Pero Lutero no llega a concebir un Dios independiente del hombre, de la Encarnación y de la Redención. No llega a concebir a Dios si no encarnado, relativo al hombre. El hombre parece, por lo tanto, indispensable para que Dios exista. "Sin el mundo -dirá Hegel- Dios no es Dios". Lutero abre el camino a Hegel, de modo que tiene razón Emilio Brito al decir que "la spécificité de la christologie hégélienne présuppose la compréhension lutérienne de la communicatio idiomatum" (La christologie de Hegel, Beauchesne, Paris 1983, p.297).
----------Lutero no niega el dogma de Calcedonia, pero no le interesa. Toda su mirada está concentrada sobre la Redención, sin reflexionar en el hecho de que si existe Redención es porque ha habido la Encarnación y la contemplación del misterio del Dios-hombre no es una pérdida de tiempo para metafísicos desocupados, sino es el propósito de la redención y de la remisión de los pecados, es la experiencia de la filiación divina, es pregustación de la bienaventuranza celestial, ya que el fin último del hombre no es la autosatisfacción o la "consolación" del propio ser salvado y de la propia inocencia, aunque asegurada por la cruz de Cristo, sino que es la visión beatífica de la esencia de Dios en el cielo.
----------Hegel partirá del egocéntrico soteriologismo luterano para acentuarlo hasta el absurdo de la egolatría propia del panteísmo. Si Lutero mantiene la distinción entre el ser y el actuar de Cristo y se limita a poner en primer plano el actuar, en Hegel, que resuelve el ser en el actuar y en el devenir, la communicatio pierde totalmente la referencia calcedonense a la inmutabilidad de la naturaleza divina, sustituida por el Dios que se transforma en hombre y del hombre que deviene Dios.
----------Si Lutero se mantiene en la identidad de Dios y en la identidad del hombre, Hegel se aprovecha del contradictorio Cristo pecador y del contraditorio iustus et peccator luteranos para introducir la tormentosa contrariedad de la negatividad dialéctica, que se niega a sí misma en una circularidad inconcluyente y obsesiva, bien representada por la serpiente comiendo su propia cola.
----------Si Lutero mantiene la distinción entre communicatio terminorum y communicatio rerum, mientras su actitud antiespeculativa y pragmática tiende a hacer prevalecer el querer al ser, indudablemente Hegel hace coincidir sin más el ser con el pensamiento, de modo que la communicatio idiomatum deviene communicatio omnium rerum, de todo con todo, todo es todo, hasta llegar a su característico monismo panteísta.
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