domingo, 24 de mayo de 2020

Distintos tradicionalismos frente al Concilio Vaticano II

Como les prometí, he aquí una segunda parte a lo escrito esta mañana. Continuamos con lo iniciado en la nota precedente, tratando de clarificar lo que queremos decir con palabras como tradición, tradicionalismo, y tradicionalistas, por supuesto siempre en el ámbito de la Iglesia Católica.

----------En la actualidad, el tradicionalismo en la Iglesia queda definido por la postura de oposición que se tenga frente al Concilio Vaticano II. Vale decir, por el grado o modalidad de oposición que se tenga frente al Concilio de los años 1962-1965, pero no sólo frente a sus documentos, sino también frente a la historia de su desarrollo y de sus consecuencias en el llamado post-Concilio; vale decir, frente al Concilio Vaticano II considerado como un todo. El tradicionalismo se opone, en algún grado y medida al Vaticano II.
----------Por supuesto, y antes que me critiquen, reconozco que aún no he emprendido la tarea de definir las distintas acepciones de la palabra Tradición, cosa que haré más adelante. Y esto porque he preferido abordar este tema desde cuestiones más concretas, menos teológicas y, por lo tanto, más comprensibles al lector común y no habituado a la reflexión teológica. Y puestos en este punto de vista más concreto de examen de la realidad social actual en la Iglesia (que es el campo disciplinar de la Sociología de la Religión aplicado a la Iglesia), parto del presupuesto de que no existe ninguna "encarnación de la Tradición", para repetir la expresión de uno de los comentaristas de la nota anterior en el foro. Vale decir: que en la Iglesia Católica hay no uno, sino distintos sectores, grupos, comunidades que se autodefinen por su referencia a la tradición entendida (en esta acepción provisoria que he aceptado metodológicamente) como oposición al Concilio Vaticano II.
----------Para comenzar a ver algo más claro en la galaxia tradicionalista en la Iglesia Católica, debe especificarse que, dentro de ella, se pueden rastrear tres orientaciones diferentes, tres posturas distintas, entre sí diferenciadas según el tipo de oposición al Concilio Vaticano II.
----------1) La primera orientación, el primer grupo, es de carácter apocalíptico, y cree que con el Concilio Vaticano II la Iglesia está terminada. Esta postura cree que quien ocupa la sede episcopal de Roma no es el verdadero Papa, que se debe convocar un cónclave alternativo, esperar la elección milagrosa de un Papa angélico o simplemente esperar el inminente fin del mundo. Esta oposición generalmente se llama sedevacantismo, ya que cree que la Sede Apostólica está vacante y que quien se sienta en el trono de Pedro no es verdaderamente Papa. Hay que mencionar que existe en esta orientación una variante, el llamado sede-privacionismo, que dice, expresado de modo general y sin explicarlo ahora, que el papa Francisco y sus predecesores postconciliares serían Papas solo materialmente pero no formalmente. Por lo demás, en el sedevacantismo existen divisiones internas, que surgen a partir de que consideren o no la oportunidad de elegir un Pontífice alternativo al de Roma o, en cambio, decidan esperar la intervención directa del Cielo.
----------2) La segunda forma de oposición al Concilio Vaticano II, postura conservadora, es la de quienes viven y experimentan con inquietud y contrariedad algunos documentos y reformas conciliares y postconciliares, pero quieren permanecer fieles a Roma y al Papa, de quien esperan explicaciones y aclaraciones, y en algunos casos llegan a solicitarle algo con mayor o menor vigor.
----------3) La tercera orientación, a la que se aplica más comúnmente la etiqueta de postura "tradicionalista", aunque contestada o impugnada por sus mismos exponentes, rechaza el Concilio (o al menos muchos de sus documentos) y las reformas posconciliares, al mismo tiempo afirmando que no hay duda de que quien ocupa la Sede Apostólica es verdaderamente el Papa, y precisando que intentan seguirlo solo en su Magisterio infalible, del que no formarían parte los documentos del Concilio Vaticano II, pero que no se lo sigue en su Magisterio ordinario que, en cuanto falible, podría ser abiertamente rechazado.
----------La explicación acabada de estas tres posturas, y especialmente de la tercera, no es cosa de poca monta ni de notas escritas al vuelo de teclado en un blog, pero lo intentaré, de a poco, en la medida de mis posibilidades, y si los amables lectores me tienen paciencia.
----------Termino esta segunda nota introductoria con una apostilla a lo dicho sobre la tercera postura recién mencionada. La elección del papa Francisco en 2013, y lo que llevamos vivido en estos más de siete años de su pontificado, se ha producido en una situación que ha estado evolucionando durante cincuenta años, después del Concilio, y en cierta medida el actual pontificado del papa Bergoglio ha ido favoreciendo una recomposición de la tercera área en torno al sector que es indudablemente su mayor organización, es decir, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), fundada por mons. Marcel Lefebvre [1905-1991], hermandad hacia la cual anteriormente otros grupos más pequeños e intelectuales, que también compartían el esquema general de crítica al Concilio, se mantuvieron más distantes debido a la "separación" de Roma de la FSSPX, que los otros grupos en cambio buscaron evitar. Es decir, la FSSPX ha actuado últimamente como catalizador y en cierto modo como aglutinador de la tercera postura.
----------Cotidianamente, y también a través de mi ministerio, mantengo relación con un buen número de fieles de la FSSPX, relación personal y también epistolar. Además he procurado siempre difundir las actividades y propuestas de la FSSPX, en este blog y en el anterior siempre he publicado enlaces a sus noticias, sus webs de noticias y las transmisiones de sus Misas por Internet. De modo que, aunque no soy miembro de la FSSPX, valoro su trabajo, y nadie puede acusarme de ser un opositor a la obra que desarrollan los sacerdotes herederos del benemérito mons. Marcel Lefebvre. Si en estas notas hago necesaria referencia a la FSSPX, lo hago con la recta intención de contribuir, con mi humilde aporte, al esclarecimiento de la crisis por la que atraviesa la Iglesia, crisis a la cual no es ajena la propia Fraternidad Sacerdotal San Pío X.

6 comentarios:

  1. Berengario de Tours25 de mayo de 2020, 20:25

    Fr Filemón:
    Otro punto de vista desde donde considerar lo que Ud. dice es que la aceptación o no de la Pasión de la Iglesia es lo que identifica también a los tres modos de tradicionalismo. La única postura "tradicionalista" que acepta subjetivamente la actual Pasión de la Iglesia, es la segunda postura, tan despreciada tanto por la primera como por la tercera posturas.
    Precisamente esas posturas, la 1) y la 3), son las posturas que se ponen una venda en los ojos ante la Pasión de la Iglesia, o bien la viven desde afuera, la contemplan objetivamente, porque no la viven subjetivamente, precisamente porque son grupos que no viven integralmente EN la Iglesia sino casi desde FUERA (si no sonara demasiado duro, diría que no forman parte de la Iglesia, no son "católicos" strictu sensu).

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  2. El tradicionalismo no se opone al Vaticano dos, el vaticano dos se opuso a la Tradición Apostólica.

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  3. Al Anónimo de las 21:25 habría que explicarle dos cosas:
    1) Que examine sus palabras, pues cuando dice "el tradicionalismo" está dando univocidad a un término equívoco, que tiene varios sentidos. En la nota publicada por el padre Filemón se han expuesto al menos 3 formas de tradicionalismo.
    2) Es obvio que existen tradicionalistas ubicados en la segunda categoría indicada en la nota. Es obvio que ese tradicionalismo no afirma como dice el Anónimo, que "el vaticano dos se opuso a la Tradición Apostólica". Conozco muchos tradicionalistas que tienen problemas con el Concilio Vaticano II y se oponen a él en muchos aspecto, pero que jamás van a llegar a afirmar eso que el anónimo dice.
    3) Por consiguiente, todo me hace concluir que el Anónimo del comentario anterior pertenece a una de esas aldeas exclusivas, o barrios cerrados, que se auto-definen como "el tradicionalismo", o "la tradición", y que no admiten que pueda existir otra forma de tradicionalismo que el de los que se han hecho su propia "burbuja", su propio mundo, en la propia aldea.

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  4. Anónimo 21:25:
    ¿A que se refiere por "Tradición Apostólica"?
    Me temo que si no lo aclara será imposible que entiendan su breve comentario.
    Claro que... mucho más me temo que si no lo aclara, entenderán todos lo más probable: que ud. parte de una lamentable confusión mental, o bien del presupuesto subjetivo de aplicar el mote "tradición apostólica" a lo que Ud se le ocurra. Me temo que su no aclaración sería más reveladora que si se lo pone a aclarar. En todo caso, querido amigo, ud. solito se ha metido en el brete.
    Pero aquí dialogamos con respeto. Inténtelo, lo escucharemos con atención. Hablo por mí, por supuesto, pero también conozco a varios de los que participan de este foro, y estoy seguro que diga ud. lo que diga, siempre lo tratarán con el mayor de los respetos, y sin insultar. Anímese.

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  5. Apreciado fr. Filemón.
    Le recomiendo la lectura del libro del P. Horacio Bojorge SJ llamado "Teologías deicidas". Allí sostiene con muy bien criterio que quizá la diferencia más acusada entre el modernismo (que en sus diversas formas -tercermundismo, progresismo, teología del hombre, idem del pueblo, exégesis histórico crítica de las SE- es el verdadero enemigo de los "tradicionalistas") y la Tradición es la aceptación de la Parusía.
    Esto, por supuesto, tiene vastísimas consecuencias en la Fe de los fieles, o sea según acepten o no que Cristo debe volver y las inmensas e innegables consecuencias, que aparecen en el Apocalipsis de San Juan, que este tremendo hecho debe tener; y además, que lo hará cuando a Él se le de la gana y no cuando lo disponga cualquier "autoridad constituida".
    Así lo explica este sacerdote.
    Si la Tradición, como se dice habitualmente, es la "solidaridad activa entre generaciones" y que se logra conservando lo que se tiene, lo que Dios ha dado y debe ser guardado hasta que Él vuelva, es lógico que los cambios abruptos o las rupturas violentas con las costumbres y usos inmemomriales en la Iglesia sean vistos como una revolución demoníaca. Y que atentan contra aquello que constituirá, anticipará o postergará, el Reino de Cristo, que debe durar mil años y que Él mismo, el Hijo, entregará al Padre -y por eso mismo es preciso que vuelva- cuando esté consumado.
    Esto no lo creen hoy en la Iglesia oficial. Y a veces tampoco en la "tradicionalista". Y según algunos escritores, es la "masa crítica" de la ruptura modernista y la reacción tradicionalista.
    Pues véalo Ud. como un aporte al cual darle forma.
    LMSS

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  6. Gracias, LMSS, por su generoso aporte.
    Conocía la referencia del libro de Bojorge para identificar diferencias entre modernismo y Tradición.
    Ud. avanza también el tema del milenio.
    Veo que Castellani está entre sus fuentes de comprensión.
    Compartimos la orientación.

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