Es un largo camino el que hemos recorrido desde que me propuse sugerirles reflexionar sobre el significado de palabras como tradición, tradicionalismo, y tradicionalistas. Supongo que ya debería estar claro para todos mis lectores que no es lo mismo decir que se defiende la Tradición Católica que ser un tradicionalista, que no es lo mismo asistir a la Misa del Vetus Ordo que ser un tradicionalista, o bien, en un ámbito significativo más acotado, que no es lo mismo pertenecer a una comunidad de la FSSPX que ser un lefebvrista. En todas estas parejas de palabras el primer término puede indicar una actitud virtuosa, mientras que el segundo término expresa un error que puede ser teórico o práctico.
----------Antes que nada, y aún a riesgo de monotonía, repito la advertencia que ya hice en mi nota anterior: para entender la presente entrada es necesario haber leído las anteriores de la serie: Escritura, Tradición, Magisterio (nota 1, nota 2, nota 3, nota 4), así como las dos anteriores: Tradición, Tradicionalismo, Tradicionalistas en la Iglesia y Distintos tradicionalismos frente al Concilio Vaticano II; y por supuesto haber leído la inmediatamente anterior: El error de Lutero y los modernistas: sola Scriptura.
----------Precisamente, en esa nota anterior afirmé que la bipolar deriva del post-Concilio (tanto modernista como tradicionalista) no es una novedad absoluta de estos sesenta años posteriores al Concilio Vaticano II, sino que se trata de viejos errores. Es una tentación que se ha verificado repetidamente en la historia de la Iglesia. Tentación a la cual desafortunadamente muchos han sucumbido, y que ha sido la de crearse la convicción gratuita e infundada de que para saber infaliblemente lo que Cristo nos ha enseñado no se tiene necesidad de adherirse a las enseñanzas o a la interpretación del Magisterio viviente y actual (por ejemplo el de un Concilio), sino que es suficiente ponerse en contacto directo y personal con la Escritura o con la Tradición. El primero ha sido el error de Lutero y hoy de los modernistas, sobre todo en el campo exegético. Es lo que intenté explicar en mi nota anterior. El segundo es el error de los tradicionalistas y lefebvristas, y es lo que intentaré explicar en esta entrada (y en otros futuras), con el mayor esfuerzo de síntesis, pues me han criticado -con razón- que mis notas son excesivamente largas. Mis disculpas son que, ya de viejo, me es difícil dejar el hábito docente.
La crítica de Fr Giovanni Cavalcoli OP, y la inusual respuesta de la FSSPX
----------Hace alrededor de una década, el sociólogo católico Massimo Introvigne, conocido erudito italiano, abogado especializado en derecho de la propiedad intelectual, y fundador del CESNUR (Centro de Estudios sobre Nuevas Religiones, con sede en Turín) escribió un ensayo que causó gran impacto en los medios intelectuales tradicionalistas. Con toda razón, Introvigne había observado que "los modernistas, protestantes y lefebvristas, así como en otros aspectos se hallan en oposición entre sí, sin embargo llegan a tener en contra del Magisterio del Sumo Pontífice, sobre todo de los Pontífices del post-Concilio, la misma postura contraria al verdadero catolicismo, con la diferencia de que, mientras los protestantes desde siempre han declarado abiertamente su oposición al catolicismo, los modernistas fingen ser católicos, pero en realidad son protestantes, y los lefebvristas, extrañamente, quieren considerarse católicos y por añadidura paladines de la ortodoxia católica incluso de mejor manera que los Papas del postconcilio y que las doctrinas del Concilio Vaticano II, a los que se les acusa de haber falseado o abandonado la Tradición".
----------Precisamente en esta observación sociológica se basó, también hace una década, Fr Giovanni Cavalcoli, de la Orden de Predicadores, para redactar un breve pero enjundioso artículo que llegó a tener gran difusión. Su ensayo fue publicado en la desaparecida página web Riscossa Cristiana. Transcribiré aquí la mayor parte de ese estudio, con mi versión en español. Creo que con lo que llevamos dicho en las notas anteriores, los lectores no tendrán dificultades para comprender la reflexión del padre Cavalcoli, sin necesidad de que hoy incluya comentarios de mi parte, que iré haciendo en notas futuras si llega la ocasión.
----------Lo que haré en esta entrada será sólo transcribir al español el texto del padre Cavalcoli, y luego, no inmediatamente, sino en el futuro, iré volviendo a estos temas, enfocados desde otros puntos de vista. Pero antes de pasar a los conceptos del fraile dominico, quiero informar (a los que no lo saben) que este texto tuvo gran repercusión en el propio seno de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
----------El caso fue que en el año 2012, la FSSPX se vio obligada a debatir y revelar de forma pública sus argumentos para negarse a creer en el Magisterio ordinario y universal implementado en el Concilio Vaticano II, con su inherente infalibilidad, debido al reproche de que la postura de la Hermandad era completamente heterodoxa en este punto tan importante de la Fe. El reproche se lo acababa de hacer este sacerdote dominico italiano, teólogo titulado, Fr Giovanni Cavalcoli. El reproche ya no venía de cualquiera, ni de un simple fiel, ni de blogueros trasnochados. No se podía responder con el silencio, como lamentablemente lo había hecho el propio mons. Lefebvre en la conferencia de Angers de 1980, que hemos recordado días atrás. Esta vez el reproche venía de un calificado miembro de la Orden de Predicadores, y... los lefebvristas no podían sino responder. Sin poder escapar esta vez con el silencio del black-out.
----------Los líderes de la FSSPX se sintieron obligados a elaborar una larga respuesta al dominico "conciliar", como suelen ellos decir. Y la respuesta de la FSSPX es sumamente interesante, porque es una exposición pública de sus argumentos, lo que permite analizarlos y, llegado el caso, discutirlos y refutarlos punto por punto, en su desviación heterodoxa, si esto fuera posible. La respuesta de la FSSPX está contenida en el órgano teológico oficioso de la FSSPX, el Courrier de Rome (ejemplar de mayo de 2011, año XLVI, n.344-534), bajo el título "Fraternité sacerdotale saint-Pie X district d'Italie - Réponse au Rev. P. Cavalcoli O.P.", que pueden los lectores hallar en varios sitios de internet. Lo curioso es que el artículo no tiene firma de autor, sino tan sólo el lugar de su redacción, que es el del distrito FSSPX de Italia, "Albano Laziale, le 5 avril 2011"; por lo que es absolutamente razonable entender que es realmente el comité editorial del Courrier de Rome el que asume la autoría de este texto: lo que demuestra claramente que la respuesta mencionada es la expresión del pensamiento de la FSSPX y no solo la de un mero autor de su entorno.
----------Para no hacer más extensa de lo prudente la presente entrada, en esta ocasión no me referiré a la respuesta de la FSSPX. Ya llegará el momento de hablar de ella, aunque adelanto que pone a las claras la postura general (de Fe) de la FSSPX acerca del tema de la infalibilidad del Magisterio ordinario y universal, cosa que nunca habían hecho hasta ese momento. Por cierto, en su respuesta, los lefebvristas creen que pueden excluirse por completo de las exigencias de este punto capital de la Fe mediante diversas argucias y subterfugios que en su momento analizaremos.
----------Los líderes de la FSSPX se sintieron obligados a elaborar una larga respuesta al dominico "conciliar", como suelen ellos decir. Y la respuesta de la FSSPX es sumamente interesante, porque es una exposición pública de sus argumentos, lo que permite analizarlos y, llegado el caso, discutirlos y refutarlos punto por punto, en su desviación heterodoxa, si esto fuera posible. La respuesta de la FSSPX está contenida en el órgano teológico oficioso de la FSSPX, el Courrier de Rome (ejemplar de mayo de 2011, año XLVI, n.344-534), bajo el título "Fraternité sacerdotale saint-Pie X district d'Italie - Réponse au Rev. P. Cavalcoli O.P.", que pueden los lectores hallar en varios sitios de internet. Lo curioso es que el artículo no tiene firma de autor, sino tan sólo el lugar de su redacción, que es el del distrito FSSPX de Italia, "Albano Laziale, le 5 avril 2011"; por lo que es absolutamente razonable entender que es realmente el comité editorial del Courrier de Rome el que asume la autoría de este texto: lo que demuestra claramente que la respuesta mencionada es la expresión del pensamiento de la FSSPX y no solo la de un mero autor de su entorno.
----------Para no hacer más extensa de lo prudente la presente entrada, en esta ocasión no me referiré a la respuesta de la FSSPX. Ya llegará el momento de hablar de ella, aunque adelanto que pone a las claras la postura general (de Fe) de la FSSPX acerca del tema de la infalibilidad del Magisterio ordinario y universal, cosa que nunca habían hecho hasta ese momento. Por cierto, en su respuesta, los lefebvristas creen que pueden excluirse por completo de las exigencias de este punto capital de la Fe mediante diversas argucias y subterfugios que en su momento analizaremos.
----------Antes de pasar a la lectura del texto de Cavalcoli, quiero informar que el fraile dominico siguió reflexionando sobre este tema, particularmente en congresos e interesantes cartas de diálogo y reflexión teológica, a las que en su momento deberemos recurrir para seguir profundizando en este tema. Por mi parte, interesado yo en saber si el padre Cavalcoli había modificado en algún punto su postura sobre este tema de hace una década atrás, el pasado 22 de mayo, en respuesta a una pregunta mía, me ha confirmado que mantenía sus puntos de vista de aquella época: "Caro Fr Filemon, certamente mantengo le opinioni di allora".
Giovanni Cavalcoli: "La Tradición contra el Papa"
----------Para explicar teológicamente aquella mencionada observación sociológica de Introvigne, fr Cavalcoli comienza diciendo: "Los lefebvristas no se dan cuenta de que cada Concilio es testigo de la Tradición, pero de un estado suyo más avanzado, en base al cual se juzgan las fases precedentes y no al revés. Los lefebvristas actúan como quienes -y pido disculpas por el parangón material pero creo que nos da la idea- quieren juzgar el valor de un automóvil de la última exposición de Turín a la luz de un automóvil de 1930".
----------"Por lo tanto, sucede que así como los protestantes pretenden juzgar las enseñanzas de los Papas a la luz de un contacto directo y subjetivo con la Escritura, encontrando que en los Papas existe una infinidad de errores, similarmente los lefebvristas pretenden juzgar las enseñanzas del Magisterio posterior a 1962 (como ha observado el mismo Benedicto XVI) a la luz de un contacto inmediato e igualmente subjetivo con la Tradición, también creyendo encontrar en el Concilio Vaticano II y en los Papas del postconcilio una falsificación de ciertos datos de la Tradición".
----------"Ahora bien, los protestantes, los modernistas y los lefebvristas no se dan cuenta de que con esta postura suya, aún cuando se encuentran entre ellos doctos teólogos e incluso doctísimos, terminan pretendiendo invocar para sí mismos ese don de infalibilidad que Cristo no ha garantizado ni a los teólogos, ni a los exégetas ni a los historiadores de la Iglesia, sino solo a los Obispos, sucesores de los Apóstoles, unidos con el Papa y bajo la guía del Papa".
----------"Por consiguiente, la tesis se ha difundido sea entre los lefebvristas como entre los modernistas, según la cual las enseñanzas del Concilio constituirían una ruptura con las del Magisterio precedente, los primeros para lamentarlo, y los segundos para alegrarse, los unos para devaluar tanto como se pueda la autoridad dogmática del Concilio, los segundos para hacer del Concilio una especie de compendio total del cristianismo, excluyendo todas las enseñanzas precedentes, los primeros endureciendo o cristalizando la Tradición al preconcilio, los segundos negando valor a la Tradición".
----------"De hecho, la Tradición en el sentido católico, si bien puede ser comparada, por su solidez y certeza, a la "roca" como Pedro es la "roca", sin embargo, no tiene la inercia de la roca o la rigidez de un cuerpo muerto, porque ella, como lo comprendió bien el beato John Henry Newman, en cuanto producto del espíritu, es un ser viviente, que conserva ciertamente su identidad, pero al mismo tiempo crece, se profundiza y se desarrolla, incluso si es cierto que la comparación con un ser viviente no es del todo apropiada, porque una proposición nueva y más avanzada de la Tradición no sustituye a la precedente, tal como la edad adulta en el viviente sustituye a la juventud, sino que se agrega a la precedente, la cual sigue siendo válida y vinculante, como por ejemplo la Cristología del Vaticano II es ciertamente más avanzada que la de Calcedonia, pero ésta aún hoy sigue siendo válida en su enseñanza inmutable".
----------"La impresión de la ruptura pueden tenerla más los historiadores del Concilio, pero no los teólogos, y si tuvieran que tenerla también estos, constituiría un hecho grave, porque significaría que no pueden ver la continuidad por debajo del progreso".
----------"De hecho, mientras que resulta normal para el teólogo prestar mayor atención a las fórmulas definitivas o definitorias y, por lo tanto, fijas, a las que arriban las discusiones conciliares, el historiador en cambio, por la propia naturaleza de su trabajo ligado a la sucesión de los eventos, es llevado a mirar con mayor atención la evolución de los debates que luego conducen a conclusiones doctrinales finales y oficiales, las únicas que son válidas desde el punto de vista de la fe".
----------"Por esto, el historiador que examina las diversas etapas o eventos sucesivos de la elaboración de los documentos conciliares, no puede sino constatar los efectivos contrastes, también en el campo doctrinal, que han surgido durante las labores del Concilio Vaticano II entre conservadores y progresistas, sobre todo entre aquellos conservadores que se escandalizaron irrazonablemente de las novedades, y aquellos progresistas que tendían hacia el modernismo".
----------"Excepto que el historiador, sobre todo si es católico, no puede dejar de tomar nota de las conclusiones a las cuales han arribado los debates conciliares, conclusiones donde los contrastes han desaparecido y conclusiones que aparecen en los textos doctrinales oficiales, textos que la Iglesia considera definitivos e irreformables, que es como decir: 'infalibles' ".
----------"Y aquí, tras un atento examen, no existen contradicciones con el pasado. De hecho, en el campo doctrinal o dogmático un Concilio, de acuerdo con la misma fe católica, tratando de materia de fe, no puede romper con el pasado, no puede cambiar sentencia, no puede expresar sentencias erróneas o revisables. Un Concilio aclara un dato precedente, no lo cambia, porque cambiar querría decir oscurecer y falsificar. Lo que para un católico sincero es impensable y para el historiador honesto no es constatable".
----------"En cuanto al teólogo, si bien puede serle útil saber de parte del historiador cómo se han llegado a las conclusiones canonizadas en los textos oficiales para una mejor interpretación de los textos mismos, sin embargo debe ser muy cuidadoso, sobre todo si es católico, de querer encontrar en los textos oficiales doctrinales rastros de aquellas incoherencias o imperfecciones que el historiador constata con facilidad en el material que le viene proporcionado por la historia de los debates conciliares precedentes. Así como el historiador no puede dar mayor importancia doctrinal a los precedentes contradictorios debatidos respecto a las conclusiones a las cuales ha arribado el Concilio con la votación regular".
----------"En cuanto a los lefebvristas, para sustraerse a este deber de aceptar las doctrinas del Concilio, apelan a pretextos tanto engañosos como inconsistentes. Son sobre todo dos: 1) se dice que el Concilio es solo pastoral y no doctrinal; 2) se afirma que en el Concilio no se han definido nuevos dogmas y que, por lo tanto, sus doctrinas no son infalibles. Entonces, en conclusión -dicen ellos- podemos corregir al Papa y al Concilio en base a la 'Tradición' ". [Note el lector que el propio padre Cavalcoli encomilla aquí la palabra "Tradición", porque es la tradición tal cual la entienden los lefebvristas, y no la Tradición en sentido católico].
----------"Esto se responde diciendo que no es cierto que las enseñanzas del Concilio sean solo pastorales, sino que se dan, como han afirmado muchas veces los Papas del postconcilio, también enseñanzas doctrinales, como tales infalibles, ya que para que se de una doctrina infalible -o sea absolutamente y perennemente verdadera- no es necesario, como la Iglesia misma enseña (cf. Instrucción 'Ad tuendam fidem' de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1998), que el Magisterio declare explícita o solemnemente que una proposición dada es de fe, sino que es suficiente que de hecho se trate de materia de fe. Este pronunciamiento viene calificado por la mencionada Instrucción como 'definitivo' e 'irreformable', que es como decir infalible".
----------"En el Concilio se dan indudablemente también enseñanzas de tipo pastoral, que de hecho son la gran mayoría. En este campo la Iglesia no es infalible y, como la misma historia del dogma lo muestra en los hechos, la infalibilidad del Magisterio, en cuanto a ello nunca se ha desmentido (diga lo que diga Küng), del mismo modo el historiador de la Iglesia puede demostrar fácilmente como en el campo pastoral la Iglesia ha cometido errores, que luego han debido ser corregidos. Y en este sentido, un Concilio posterior corrige los errores pastorales cometidos por el precedente".
----------"Por lo tanto, no está prohibido detectar errores pastorales en el Concilio Vaticano II, que eventualmente podrán ser corregidos por el próximo Concilio. Pero pretender, tal vez con el pretexto del progreso dogmático, que el Magisterio no tenga una doctrina fija e inmutable o que en el curso de la historia cambia su opinión en términos de fe o dogma o que puede errar o corregir errores cometidos, es una tesis absolutamente falsa que puede ser desmentida por los historiadores honestos y perspicaces, sobre todo si son católicos, ya que el católico sabe por fe que la Iglesia en términos de doctrina, no obstante cierta apariencia en contrario, no puede equivocarse, incluso si esta certeza puede y debe ser respaldada y confirmada por la historia".
Fr Giovanni Cavalcoli, OP
Bologna, 28 febbraio 2011
Bologna, 28 febbraio 2011
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