viernes, 17 de abril de 2020

El camino espiritual de Silvia Aisha Romano (2/3)

El relato de Silvia Aisha Romano es, en verdad, una historia edificante, y genera esperanzas para el esperado diálogo interreligioso entre cristianos y musulmanes.

----------Digamos entonces que los siguientes recuerdos de Aisha revelan en verdad un punto de partida espiritualmente bastante mezquino y miserable, aunque muy frecuente en los jóvenes. Aisha no nos dice la razón de esta situación interior. No especifica si había recibido educación católica cuando era niña, y si luego la abandonó y por qué.
----------No responde a la acusación de apostasía, que se le ha hecho, limitándose a hablar genéricamente de "insultos y ofensas" serenamente soportados. No se nota el espíritu de venganza típico del Islam; pero se diría que ella muestra un alma paciente más propia del Evangelio. Ella no polemiza contra el catolicismo o la Iglesia o los sacerdotes, no se lamenta de ello. Sino que se confía a Dios.
----------La pregunta sigue siendo por qué, aún viviendo en un ambiente en el que se supone que habría sido fácil para ella acceder al catolicismo, no ha sido así. Sin embargo, las siguientes consideraciones hechas con su madre reflejan un alma reflexiva, que plantea el problema de Dios y al mismo tiempo es sensible al sufrimiento de los demás. "Antes de ser raptada, era completamente indiferente a Dios, de hecho, podía definirme una persona no creyente; a menudo, cuando leía o escuchaba las noticias sobre las innumerables tragedias que afectaban al mundo, le decía a mi madre: mira, si Dios existiera, todo este mal no podría existir... por lo tanto, Dios no existe, de lo contrario evitaría todo este dolor".
----------"Me hacía estas preguntas muy raramente, solo cuando, precisamente, me enfrentaba a los grandes males del mundo. En el resto de mi vida era indiferente, vivía persiguiendo mis deseos, mis sueños y mis placeres".
----------Aisha habla de una ética hedonista practicada de niña antes de la conversión. Pero en algún momento siente que no la satisface. Algo muy bueno brota en ella y nos lo dirá pronto. "Para mí, lo correcto, antes, era simplemente hacer lo que me hacía sentir bien; no tenía un criterio diferente respecto a lo que estaba bien y lo que estaba mal; lo bueno para mí correspondía a lo que me hacía sentir bien. De hecho, ahora entiendo que me engañaba a mí misma en el estar bien".
----------Aisha abandona la ética hedonista de antes, que la ha desilusionado, y al mismo tiempo toma consciencia de la existencia y de la presión en ella de una buena inclinación por su naturaleza: la piedad por los que sufren y el deseo de sobrellevar el sufrimiento de los demás. Emerge en ella una disposición generosa. Por esta razón decidió, tal vez temerariamente, partir hacia un país lejano para socorrer a los necesitados. Pero he aquí la desgracia: el rapto y el prolongado cautiverio. ¿Por qué este cautiverio? ¿Para qué? ¿Qué querían los raptores? ¿Querían convertirla? Aisha no lo explica. En esa ocasión, comenzó a hacerse preguntas sobre el sentido de su destino.
----------"En el momento en que fui raptada, iniciando la caminata, comencé a pensar: había llegado a hacer voluntariado, estaba haciendo el bien, ¿por qué me pasó esto? ¿Cuál es mi culpa? ¿Es una coincidencia que me hayan tomado presa a mí y no otra chica? ¿Es una coincidencia o alguien lo ha decidido?".
----------"Estaba haciendo el bien, ¿por qué me ha pasado esto a mí?" Es la pregunta de Job, con la diferencia de que Job se siente inocente, mientras que Aisha se siente culpable. Interesante es por lo tanto, la pregunta acerca de cuál es su culpa, evidente rechazo de la maliciosa convicción de los buenistas, según la cual Dios no castiga. Si le habían hablado de un Dios así, ella evidentemente no lo había aceptado. Surge en cambio, en ella, como veremos en seguida, aunque de manera confusa y entre dudas dolorosas, la convicción de que no es el azar sino Alguien, un misterioso Señor providente quien tiene un diseño sobre ella. Evidentemente se trata de Dios, pero ¿nadie le había hablado de esto? Parece que ella descubrió esto sola, reflexionando sobre el sentido de su desventura. Aisha demuestra la sabiduría de haberla atesorado y de haber entendido que había un Dios que la amaba.
   
Aisha logra encontrarse con el Dios justo y misericordioso
   
----------Se las ha arreglado sola, ciertamente iluminada por Dios, para tener una idea justa de Dios contra los católicos buenistas. Es lo que encontrará en el Corán. Quizás si los católicos le hubieran dicho que el verdadero Dios cristiano es el Dios que castiga el pecado, no habría encontrado la verdad sobre Dios en el Corán. "Creo que estas primeras preguntas ya me habían acercado a Dios, inconscientemente. A partir de ahí comencé un camino de búsqueda interior hecha de preguntas existenciales. Mientras caminaba, cuanto más me preguntaba si era el azar o mi destino, más sufría porque no tenía la respuesta, pero necesitaba encontrarla. Cuanto más preguntas hacía y más lloraba y me sentía mal; me enojaba porque no podía encontrar la respuesta y estaba ansiosa. No tenía la respuesta, pero sabía que estaba allí y tenía que llegar. Entendí que había algo poderoso pero aún no lo había identificado, pero entendí que se trataba de un designio, alguien allá arriba lo había decidido".
----------No se desanimó. Ella tenía la secreta convicción que le encontraría. "El que busca, encuentra", como dice Cristo. Se trata de buscar a qué o a quién se puede encontrar. ¿Y qué se puede y se debe mayormente buscar y encontrar, si no Dios?
----------Y, de hecho, he aquí hasta cierto punto la luz. Aisha descubre definitivamente que Dios omnipotente se preocupaba por ella, tenía un designio para ella, un designio de misericordia y de felicidad. Este Dios no la castiga por el gusto de castigarla, sino para liberarla de sus pecados. "El siguiente paso se dio después de esa larga marcha, cuando ya estaba en mi prisión; ahí comencé a pensar: quizás Dios me ha castigado. Quizás Dios me estaba castigando por mis pecados, porque no creía en Él, porque estaba a años luz alejada de Él".
----------Una mirada lucida a su situación: se refuerza la convicción de que ha sido castigada por sus pecados. En esta convicción están implícitos el arrepentimiento y la voluntad de reparación, beneficios de los que lamentablemente los buenistas no pueden disfrutar, porque no ven en la desventura una llamada de Dios a la penitencia y a la conversión, por lo que permanecen en sus pecados y la corrección divina no les beneficia de ninguna manera. En cambio, Aisha lo hace tesoro para corregirse y mejorarse a sí misma.
----------"Otro momento importante ha sido en enero, cuando estuve en Somalia en un lugar de prisión durante unos pocos días. Era de noche y estaba durmiendo cuando escuché un bombardeo por primera vez en mi vida, tras el rumor de los drones. En tal situación de terror y cercana a la muerte comencé a rezar a Dios pidiéndole que me salvara porque quería volver a ver a mi familia; le pedí otra oportunidad porque tenía mucho miedo de morir. Esa fue la primera vez en la que me volví hacia Él".
----------Después de haber descubierto al Dios bueno y providente, justo, piadoso y misericordioso en el origen de su existencia y del sentido de su vida, creador de un proyecto de bien para su felicidad, Aisha finalmente se vuelve confiadamente hacia Él en una situación dramática, en la que teme por su vida, con una apasionada oración por ella y por sus seres queridos.
   
Aisha Romano descubre el Corán
   
----------Aquí viene el Corán. Hay que notar como ella distingue bien la sublimidad del Corán de las miserias de los musulmanes. No precisa de quién lo ha recibido y cómo ha entrado en su posesión. Ni siquiera dice qué o quién la impulsó a leerlo. Nunca habla de sus captores y de cómo se han comportado con ella. "Después de haber leído el Corán no encontré contradicciones en él e inmediatamente sentí que era un libro que conducía al bien. ¡El Corán no es la palabra de Al Shabaab! En un momento sentí que era un milagro, entonces mi búsqueda espiritual continuó y fui tomando cada vez más conciencia de la existencia de Dios. En cierto momento comencé a pensar que Dios, a través de esta experiencia, me estaba mostrando una guía de vida, que era libre de aceptar o no".
----------La relación con Dios se refuerza: "Sentí en mi corazón que solo Él podía ayudarme y me estaba mostrando cómo". Del Corán no sabe hacer más que elogios. No nota errores, inconvenientes y contradicciones. Allí encuentra la palabra de Dios. "Estaba desesperada porque, a pesar de algunas distracciones como estudiar el árabe, vivía con temor a la incertidumbre de mi destino. Pero cuanto más tiempo pasaba, más sentía en mi corazón que solo Él podía ayudarme y me estaba mostrando cómo...
----------La primera vez me tomó dos meses leer el Corán, mientras que la segunda me detuve a reflexionar más seriamente y sentí siempre más necesidad de leerlo, hasta que abracé el Islam. Frente a muchos versículos tuve la sensación de que Dios se dirigía a mí, me golpeaba al corazón. También había leído algunos versículos de la Biblia y aprendí los puntos en común del Cristianismo y del Islam. En definitiva, el Corán me pareció un texto sagrado con principios claros que nos guiaban hacia el bien.
----------Aprendí un versículo incluso antes de convertirme en musulmana, el versículo 70 de la sura al Anfal: 'Oh Profeta, dile a los prisioneros que están en vuestras manos: -Si Dios reconoce un bien en vuestros corazones, os dará más de aquello que ha sido tomado y os perdonará-. Dios es el perdonador misericordioso'. También aprendí la primera sura del Corán, al Fatihah, y comencé a orar aunque no sabía cómo orar. Otro versículo que me impactó mucho fue: '¿Cómo puedes ser ingrato frente a Dios, cuando estabas muerto y Él te ha dado la vida? Entonces él te hará morir y te devolverá a la vida y luego a Él serás reconducido". Corán 2/28. Y también: 'Si Dios te sostiene, nadie puede vencerte. Si te abandona, ¿quién podrá ayudarte? Los creyentes confían en Dios'. Corán 3/160. En mi condición, al leer estos versículos, sentí que estaban dirigidos directamente a mí.
----------La fe tiene diversos grados y la mía se ha desarrollado con el tiempo. Seguramente después de haber aceptado la fe islámica, miré mi destino con serenidad en el alma, segura de que Dios me amaba y había decidido el bien para mí. Cuando sentía temor por la inminencia de la muerte o ansia por no tener noticias de mi familia y de mi futuro, encontraba consolación en las oraciones. Cuanto más aumentaba mi fe y más -cuando estaba triste- le pedía a Dios la paciencia y la fuerza, le pedía a Dios que fortaleciera más mi fe".

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