miércoles, 15 de abril de 2020

El camino espiritual de Silvia Aisha Romano (1/3)

En el sitio La voce che illumina recientemente ha aparecido una entrevista de Davide Piccardo a Aisha Silvia Romano, titulada "Silvia Romano si racconta per la prima volta: mi son chiesta perché a me e ho trovato Dio" (Silvia Romano lo cuenta por primera vez: me he preguntado por qué yo he encontrado a Dios). Es interesante examinar con detenimiento su testimonio, porque sorprendentemente lo que Aisha nos narra acerca de su camino espiritual de descubrimiento de Dios concuerda con el Concilio Vaticano II.
   
----------Curiosamente, Aisha no usa el término "Alá", sino que usa el término "Dios". Por lo demás, el término Alá está vinculado al término hebreo El, que significa precisamente "Dios". Esto nos recuerda la doctrina del Concilio Vaticano II, el cual enseña que los musulmanes también adoran al verdadero y único Dios. Dice de hecho el Concilio:
----------"El designio de la salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, quienes, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros un Dios único, misericordioso, que juzgará a los hombres en el día postrero" (Constitución Dogmática Lumen Gentium, n.16).
----------En otro pasaje, dice el Concilio: "La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno" (Declaración Nostra aetate, n.3).
----------Tenemos aquí una visión solamente positiva, que no se refiere a los errores y a los contrastes con el cristianismo. Así, similarmente, Aisha retoma los mismos temas del Concilio sin polemizar con el cristianismo. El discurso sobre el Islam por lo tanto permanece incompleto, porque los errores son callados tanto en el Concilio como en esta entrevista con Aisha y en muchas otras ocasiones en los ambientes modernistas.
----------En cualquier caso, salvada esta reserva, a la cual sin embargo no podemos renunciar, nadie nos impide retomar y comentar las palabras de Aisha, porque esta joven se expresa con delicadeza y gracia, sin exaltación o fanatismo, demostrando al mismo tiempo un ánimo religioso y honesto. Lo que ella cuenta de su paso desde la indiferencia religiosa a la fe, denota un ánimo reflexivo abierto a la verdad y al progreso en la verdad, humilde, pronto a reconocer sus pecados, tanto que luego habla de "castigo divino", con una clara capacidad de combinar el momento religioso con el del amor y el de la dedicación al prójimo.
   
La elección de Aisha: ¿una elección libre o de conveniencia?
   
----------Sin embargo, a fin de examinar todas las hipótesis interpretativas de las palabras y de la elección de Aisha, no podemos callar, hablando con franqueza y no pecando de ingenuidad, sin faltar el respeto a la joven, acerca de la posible o vaga sospecha de que Aisha esté jugando un papel, quizás inconscientemente o quizás para hacerse publicidad, porque hoy, a pesar de toda la islamofobia y la hostilidad preconcebida hacia el Islam en los ambientes conservadores y preconciliares, y viceversa, entre los falsos dialogantes, entre los buenistas y los fanáticos de lo "diverso", se ve elegante presentarse como convertidos al Islam, y se ve incorrecto intentar convertir a otros al cristianismo, porque se afirma que cada uno es libre de convertirse a la religión que se prefiera, pero también sabemos cuán astutos y sutiles son los recursos secretos de la vanidad femenina y no solo femenina sino también masculina.
----------Tengamos presente que Aisha ha estado prisionera durante algunos años, sin dar noticias de sí, en condiciones de vida casi inhumanas y de extrema incertidumbre. Surge entonces espontánea la sospecha de que ella haya sido engañada, encerrada y amenazada, como lamentablemente se usa en la predicación islámica, y que por lo tanto haya sido adoctrinada, en esencia que haya sido plagiada y que, por lo tanto, su elección para el Islam no haya sido libre, sino fruto de un estado psíquico de exasperación.
----------Sin embargo, los conceptos morales y teológicos expresados por Aisha son impecables, tanto desde el punto de vista evangélico como coránico. La duda que nos viene es que ella de alguna manera se vea constreñida a decir lo que dice, y que todavía esté bajo amenaza de ser castigada como apóstata, en el caso que no continúe desempeñando este papel.
----------Otra hipótesis, sin embargo, es que Aisha sea sincera y convencida, también porque, si su testimonio puede ser apreciado por los musulmanes, por los islamistas y por los relativistas, ahora ella misma ha experimentado que tiene que pagarlo a caro precio sufriendo la hostilidad que le viene de los anti-islamistas. ¿Quién o qué la obliga a actuar así si no es una sincera convicción de conciencia? ¿Es posible hablar con tanta gracia y sabiduría de Dios bajo la amenaza de represalias?
----------Si Aisha resiste en su fe, quiere decir, por cuanto parece, que está actuando no por miedo al castigo islámico, sino porque es impulsada por la conciencia y esto la haría inocente y meritoria ante Dios, aún cuando ella ha abrazado una doctrina, como la del Corán, que objetivamente contiene errores.
----------Juega a su favor la serenidad que ella sabe mantener, mientras que un examen cuidadoso de lo que ella dice y narra suscita una clara impresión general de sinceridad. Si se trata de una construcción artificial, que le ha sido impuesta, debería decirse que está hecha a la perfección, por un consumado teólogo. Si luego ella miente o finge, se las verá con ese Dios a quien reconoce y a quien sabe que le debe rendir cuentas, como lo advierten tanto el Evangelio como el Corán. Nos gustaría tomarla en serio. Imaginemos cuál sería su amargura si no le creyéramos.
----------Pienso en cambio que sobre esta base que Aisha ha puesto, coincidente con cuanto el Concilio enseña sobre el Islam, sería necesario proponerle a Aisha y a cuantos comparten sus puntos de vista coránicos, si no les debería causar molestas de parte de los correligionarios las acusaciones de apostasía, lo que el Evangelio agrega por un más alto conocimiento de Dios, tal como ese conocimiento nos llega de las enseñanzas de Jesucristo.
----------Como nosotros los cristianos aceptamos serenamente, aunque nos desagrada, que un hermano, por motivos de consciencia, se convierta al Islam, los musulmanes deberían aprender a aceptar serenamente, aún cuando lo lamentaran, que uno de sus hermanos se convierta al cristianismo, sin recurrir a actos de violencia o medidas legales. La religión es un hecho de conciencia: ¿qué sentido tiene querer impedir por la fuerza el pasar a otra religión a un hermano que lo hace por motivos de conciencia?

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